SUGERENCIAS SOBRE LA VIDA COMO VOCACIÓN

1 marzo 2003

Ildefonso Jiménez
 

  1. LA VIDA COMO VOCACIÓN: DECÁLOGO

 
Presento una reflexión personal que abarca la vida y la persona en su totalidad y plenitud, como signo de que la vocación de toda persona es el contacto y cercanía constante a la vida, en la que está inmerso, siempre en relación con las personas que le rodean.
La vocación es algo muy personal que no se enseña sino que se “contagia” con la presencia y el modo de vivir de cada persona o institución. Lo resumo todo en un decálogo vital que sirva de guía a cualquier persona, empezando por los padres y educadores, y que de esta manera vivan la propia vida y orienten la propia persona en contacto con los demás. Sólo desde esta realidad personal de vivencias concretas podemos descubrir cada uno la propia vocación a la que Dios nos llama y nos tiene destinados.


El decálogo
 

  1. Dichoso si al abrir los ojos cada mañana descubres que estás vivo y eres capaz de agradecerlo de corazón.

 

  1. Dichoso si tu primer pensamiento lleva la ilusión del que afronta el día como el día primero del resto de la vida.

 

  1. Serás dichoso si tienes un proyecto y un mapa de ruta para hoy, porque sólo así merecerá la pena que te levantes.

 

  1. Dichoso si descubres que no estás solo, que hay personas con rostro, que hay compañeros de camino, que hay gente maravillosa, que queda «buena gente».

 

  1. Dichoso tú si alguna vez caes en la cuenta de los detalles, los pequeños gestos, las cosas pequeñas que caminan a tu lado y que van descifrando los planos de tu felicidad.

 

  1. Serás dichoso si la gente busca estar a tu lado porque eres un oasis de paciencia, de ternura, de comprensión. Tú eres semilla de paz.

 

  1. Dichoso si eres amigo de la gente, si inspiras la suficiente confianza como para que haya al menos una persona que te entregue la llave de su vida.

 

  1. Dichoso si te esfuerzas en ser libre y responsable de ti mismo y tus actos, porque la libertad es el mayor don que se te ha confiado para vivir elegantemente la vida: Ser tú mismo para ser feliz.

 

  1. Dichoso tú si al final de la jornada eres capaz de recostar tu pensamiento en el pecho de Dios, para decirle muy bajito, al oído: Gracias Señor Dios por la confianza que tienes puesta en mí, que no me falte tu aliento para que yo siga narrando la historia de mi vida.

 

  1. Ama y serás dichoso. Quiere a la gente y trátala con cariño. Déjate querer. Quiérete como eres. Si alguien te ofende demuéstrale tu gran poder perdonando siempre. Te examinarán del amor que has sido capaz de vivir y compartir. Ama, porque el amor es lo último que pasa: no pasa nunca. Amar es hacerle cosquillas a la vida para que donde tú estés broten en todo momento alegría.

 
 

  1. Abrir los ojos

 
A uno de mis mejores amigos le han comunicado que quedará ciego en poco tiempo. Es irreversible.
Dicen que los ojos son el espejo del alma.
¿Seré capaz de abrir los ojos cada mañana al despertar y no dejarme admirar de estar vivo y respirar?
¿Puedo pasar al lado de un niño que me mira buscando mi sonrisa y fingir que no lo he visto porque voy preocupado por mis tonterías?
Tengo dos ojos y veo.
Se me ha dado el don de disfrutar de todas las maravillas que yo esté dispuesto a mirar y a caer en la cuentra de que llevan ahí mucho tiempo delante de mi.
Ver con buenos ojos.
Mirar a los ojos fijamente y callar,
es la manera de comunicarse directamente, sin intermediarios y llegar directo al corazón y a la mente del otro.
 
Abre los ojos y agradece.
Abre los ojos y maravíllate.
Abre los ojos y calla.
Abre los ojos y denuncia injusticias.
Abre los ojos y ayuda al hermano.
Abre los ojos y camina por donde debes caminar.
Abre los ojos cada mañana y saluda a la VIDA que te sostiene.
 

  1. Nacer

 
No nacemos, nos nacen.
Somos un regalo gratuito de la vida.
No se trata de añadir días a la vida,
sino de dar vida a cada día.
Por eso nacemos todos los días.
Cada día es el primero: virgen, sin estrenar,
entero para mi..
Y esta vida a la que nacemos
cada mañana al despertar,
la merecemos de verdad dándola.
Y así merecemos nacer al día siguiente.
Hasta lograr el «gran parto»,
el encuentro definitivo con la VIDA
al que lleva la antesala de la muerte, que
no es otra cosa que el esfuerzo cotidiano
de renunciar y morir a mis caprichos
y esclavitudes que no me dejan ser yo.
Me nacieron para vivir y ser feliz.
 
 

  1. Tener un mapa de ruta

 
La vida es para vivirla, no para consumirla.
Nos han nacido para ser felices.
La felicidad consiste en vivir la vida con sentido
o encontrar un sentido a la vida.
Soy feliz cuando tengo razones para vivir
(al menos una)
y razones para esperar
(al menos otra).
Tener mapa de ruta es tener algo que hacer,
o «pintar algo» aquí y ahora.
Tiene algo que hacer
quien tiene alguien a quien querer
y alguien que le quiere.
Querer es cuidarse del otro
y quien me quiere se preocupa de mi y me cuida.
Lo importante no es
engendrar hijos para la vida,
sino cuidarse de ellos para que vivan.
Eso es ser padre, eso es amar.
Al fin y al cabo todos los mapas
coinciden en la misma ruta
y quien la encuentra cada día
se encamina hacia el amor:
cuidarse de la gente
que comparte tu oxígeno.
 
 

  1. No estás solo

 
La muerte se llama soledad.
Decir: » no estás solo», es decir:
«no estás muerto».
A la soledad se llega cuando vitalmente
no sientes que nadie se ocupe de ti,
ni tienes nadie de quien preocuparte:
ni quieres a nadie, ni nadie te quiere.
La muerte ésta, no existe.
Por favor, abre los ojos, verás
a esa «buena gente» que está a tu lado.
Párate un momento y déjate
sorprender por su sola presencia.
Están ahí desde siempre y lo estarán:
un amigo, un niño, un familiar,
un pobre, un rico,
un deportista, un chistoso…,
forman parte de tu historia
en la que tú eres el protagonista, pero que
con un solo actor queda un poquito aburrida.
 
 

  1. Los pequeños detalles

 
Al final, lo que queda,
lo que realmente me sirvió para ser yo…
son los pequeños detalles.
Los pequeños detalles están siempre ahí,
pero sólo viven de ellos aquellas personas que
se dejan sorprender y «caen en la cuenta».
Hay que tener la suficiente sensibilidad
como para darse cuenta de que
continuamente dependo del aire que respiro
y no me cuesta nada y sin duda alguna
puedo valorar más un portaaviones
(solemne estupidez) que un kilo de aire.
El valor de las cosas le viene
de que sean gratis
y del cariño que ponga en ellas.
El valor de una persona se mide
por la cantidad de pequeños gestos de amor
que configuran cada célula
y cada gota de sangre derramada
en los detalles de cada día.
 
 

  1. Sé paciente, tierno, comprensivo

 
Da gusto acercarse a ciertas personas
que siempre acogen con amplia sonrisa
y te dedican su tiempo pacientemente,
te tratan con delicadeza y cariño
como a la persona más frágil del mundo
y con su escucha y su sólo silencio
comprenden tu angustia o desaliento.
Acercarse a esa clase de personas
es acercarse al oasis de la vida,
donde refrescas tu aliento,
vendas tus heridas
y te atreves a sonreír francamente.
Sé paciente, por favor,
no rompas los nervios de nadie,
escucha y comprende,
sé amable y delicado con todas las personas,
sólo así devolverás la ilusión a quien la perdió, vendarás la herida del que sufrió
y encontrarás a quien escapó de sí mismo.
Gracias.
 
 

  1. Amigo de la gente

 
Un amigo es lo mejor que puedes tener
y lo mejor que tú puedes ser.
Un amigo es un tesoro porque siempre,
Siempre, podrás contar con él,
para lo bueno y para lo malo.
Un amigo es una persona como tú
a la que puedes entregar
sin miedo la llave de tu vida.
Un amigo es quien te quiere tal como eres.
Alguien que, esté donde esté,
cuando llames vendrá a tu lado.
Amistad se escribe con amor,
confianza y respeto.
Amistad es alegría, amistad es cercanía, amistad es la paz
que funde los corazones con amor.
 
 

  1. Libertad

 
Algún día llegaré a ser libre.
Llegará el día en que no me importará la apariencia de la gente sino lo que son en realidad: personas como yo.
Llegará ese día en que me ocuparé no en quedar bien, sino en hacer el bien.
No me importará la cantidad de éxitos y de grandes logros sino los detalles pequeños hechos con amor.
Llegará el día en que romperé con mis caprichos y apetencias para ir de la mano del esfuerzo y la responsabilidad en mis decisiones.
Está por llegar el día en que todos juntos, como hermanos, nos pongamos en el camino del respeto, la justicia y la comprensión.
Y llegaremos juntos a la libertad. Y seré libre porque todos mis hermanos son libres.
Llegará el día en que no se hablará de manipulaciones ni de marionetas ni de gente que se enriquece a costa de los pobres, no tendrá sentido la desigualdad ni habrá niños que lloren porque no saben si mañana nacerán.
Soy libre, me nacieron con alas y no estoy dispuesto a dejarme arrastrar por los intereses consumistas de los que pretenden vivir a mi costa.
Todavía, cuando me acuesto me siguen picando las espaldas. Por eso sigo buscando, aunque me duele, la verdad; e intentando esquivar tanta mentira aduladora que pretende encadenarme al tren de la apariencia y el bienestar.
 
 

  1. Dios

 
Sé que no es mérito mío el ser creyente.
Confieso que creer o no creer, por mi parte, es muy relativo comparado con la certeza de que es más bien Dios quien cree en mi.
Agradezco la confianza que tienes depositada en mi.
Agradezco tu aliento vital que me sostiene y sin el cual dejaría de existir.
Gracias por salirme al encuentro y dejarte encontrar.
¿Sabes? la vida no es fácil, pero si tú no faltas seguiré adelante narrando mi historia que forma parte de la gran historia que eres Tú.
Pronuncio tu nombre con todo respeto.
Tú has tenido la delicadeza de modelarme con tus propias manos y me siento orgulloso de ser hijo tuyo desde el día en que me llamaste por mi nombre, Padre.
 
 

  1. Ama

 
¡Qué fácil pronunciar la palabra amor!
¡Qué difícil amar en detalles!
¡Qué fácil desgranar mil versos elegantes
y románticos de emoción!
¡Qué difícil decir: te quiero,
y que resulte ser verdad!
¡Qué fácil hacer mis apetencias
y vivir con mis caprichos!
¡Qué difícil esforzarme cada día
en hacer algo por alguien que lo necesita!
¡Qué fácil engendrar hijos para la vida!
¡Qué difícil cuidarse de ellos
y darles una educación para que sean!
¡Qué fácil volver la cabeza
y fingir que no vi nada!
¡Qué difícil tragarse las lágrimas de rabia
viendo lo que pasa!
Ama, hermano, ama.
Sumérgete en la locura de perdonar.
Al fin y al cabo es de locos ser feliz.
Ama, si quieres ser feliz.
Desarma tu vida de prejuicios inútiles.
Amar duele las entrañas.
Tu historia forma parte de una gran historia.
Eres un capítulo más.
Tú eres protagonista en esta página.
Pero tu página solo será publicada
si está escrita en el lenguaje del Amor.
Y el título del gran libro
que nos sobrevive se dice:
«Dios me ama: escribo con amor.»
 
 

  1. EL SERVICIO A LOS POBRES COMO CAMINO

 
Cada año el Papa dirige a todos los cristianos un mensaje de cuaresma. El de este año ofrece interesantes sugerencias sobre el servicio a los necesitados como lugar de encuentro con Jesús y de clarificación de la propia vocación. Presentamos un extracto de dicho mensaje.
 
«Hay mayor felicidad en dar que en recibir»
 
Este año, como guía para la reflexión cuaresmal, quisiera proponer aquella frase de los Hechos de los Apóstoles: «Hay mayor felicidad en dar que en recibir» (20,35). No se trata de un simple llamamiento moral, ni de un mandato que llega al hombre desde fuera. La inclinación a dar está radicada en lo más hondo del corazón humano: toda persona siente el deseo de ponerse en contacto con los otros, y se realiza plenamente cuando se da libremente a los demás.
 
A veces no es el imperativo cristiano del amor lo que motiva la intervención en favor de los demás, sino una compasión natural. Pero quien asiste al necesitado goza siempre de la benevolencia de Dios. En los Hechos de los Apóstoles se lee que la discípula Tabita se salvó porque hizo bien al prójimo (cf. 9,36 ss). El centurión Cornelio alcanzó la vida eterna por su generosidad (cf. ibíd 10,1-31).
 
Para los «alejados», el servicio a los pobres puede ser un camino providencial para encontrarse con Cristo, porque el Señor recompensa con creces cada don hecho al prójimo (cf. Mateo 25, 40).
 

Juan Pablo II

 
 
PARA RESPONDER:
 

  1. El Papa afirma que «Hay mayor felicidad en dar que en recibir» y que del “desgaste de la vida por los hermanos surge la realización plena de sí mismo y el gozo”. ¿Puedes narrar experiencias de tu vida y momentos en que has sentido de verdad esto? ¿Es una actitud constante en ti o sólo se da en momentos puntuales? ¿Qué te impide ser más generoso/a y solidario/a?

 

  1. Leed esta frase y aseguraos de comprender lo que quiere decir: “A veces no es el imperativo cristiano del amor lo que motiva la intervención en favor de los demás, sino una compasión natural. Pero quien asiste al necesitado goza siempre de la benevolencia de Dios”. Según eso, ¿dónde se puede encontrar a Dios de modo especial? ¿En qué medida te ayuda o te podría ayudar el compromiso solidario a encontrar lo que Dios quiere de ti…? ¿Te estaría pidiendo algo Dios a través de las necesidades que encuentras en tu barrio, ciudad…?