Técnicas y ejercicios para educar en la utopía

1 enero 2000

«RECREAR» LA VIDA
 
En el letrero de un museo de Tel Aviv se lee: «Recuerda el pasado, vive el presente, confía en el futuro». Eso mismo podríamos decir para educar en la utopía: ser capaces de ver de dónde venimos sin anclarnos allí, vivir el presente con plenitud y soñar ya ahora desde la luz que nos llega del futuro imaginado y deseado para ir haciéndolo poco a poco realidad. Es una tarea ardua, sobre todo en los tiempos que corremos, pero bonita. Y posible. Aquí van unos cuantos ejercicios para impulsarla.
 
 
No son éstos buenos tiempos para la utopía, ahora que triunfa el realismo político, la reconversión tecnológica, el sentido práctico y la razón instrumental…  Sólo la realidad virtual nos dice que todos los caminos (y todas las direcciones) son posibles («Todo es posible») y, por eso mismo, todo tiene sentido y, como conclusión, nada tiene sentido: estamos en tierra de nadie, sin puntos de anclaje ni faros de referencia. (Nada conduce a nada, la solución-salvación está en internet). Y nos perdemos. La luz de la utopía va desapareciendo entre pantallas luminiscentes de la realidad virtual o entre las presiones de la vida real.
La grandes etapas utópicas (grandes y pequeñas revoluciones) han ido desapareciendo para dejar paso al reino de los pequeños placeres. El caso es pasarlo bien como sea y a costa de lo que sea en un acercamiento del cielo imaginado y futuro al presente instantáneo.
Esto es así, aunque no del todo. Mucha gente está por la labor de llevar a cabo un análisis integrado del pasado, mantener un sentido crítico ante el presente y potenciar un futuro esperanzado para todos, lo que es decir mucho. Y nosotros creemos que podemos hacer algo para educarnos en ese sentido desde la escuela, desde la familia, desde los grupos… Ésta es nuestra tarea, ésta es nuestra ilusión. Porque, a la vez, muchos sueños e idealizaciones del pasado se están haciendo realidad, a veces por caminos no deseados. Eso nos puede llevar a eliminar la utopía, pero también puede conducir a acrecentar la ilusión. De nosotros depende. Los jóvenes siguen teniendo ideales: les falta tan sólo cómo contratar los proyectos en realizaciones. Nosotros podemos ayudarles.
 
Esto es lo que pretende la serie de sencillas y variadas dinámicas que ofrecemos: alimentar la imaginación creativa, mantener viva la esperanza ilusionada y acrecentar las acciones solidarias. Son una serie de pequeños ejercicios para acrecentar nuestra fe (en nosotros, en la historia, en las personas), afirmar nuestra esperanza en un futuro que haga un presente mejor y traducirlo todo en obras de amor que, al final, es lo que queda. En el fondo se pretende seguir el esquema de ver la realidad, tomar postura ante ella y actuar.
Detrás de cada ejercicio, aparentemente inconexo, hay toda un trama que da sentido al conjunto y que el educador necesita tener. Él sabrá componer el cuadro del que aquí sólo damos el marco y algunas pinceladas, ni siquiera dadas con un orden lógico y estructurado.
Algunos de estos ejercicios ya han sido publicados en otros sitios o fueron preparados para otras ocasiones. Pero creemos que es necesario recuperar algunos que el tiempo va alejando, pero la necesidad actualiza.
Por otra parte, el educador encontrará en los números atrasados de CUADERNO JOVEN múltiples páginas con materiales concretos (textos, oraciones, documentos, imágenes, cartas, canciones…) de los que aquí no damos cuenta y que pueden servir muy bien para educar en la utopía. A su vez puede servirse de numerosas parábolas con las que educar, desde la utopía, en la justicia y en la solidaridad en nuestra obra Parábolas para una nueva sociedad (PPC, Madrid, 1999).
 
 
 

  1. La máquina de la utopía

 
Objetivo
Entrar en el espacio de la utopía desarrollando la imaginación creadora. Concretar las ideas en realizaciones para aplicarlas a la realidad.
 
Sentido
La elaboración de proyectos utópicos no supone una evasión de la realidad sino un acercamiento a ella y una forma de anticipación del futuro.
El mundo de las ideas y de las creencias ha formulado proyectos que han alimentado el sentido de las personas: la Tierra prometida, el Reino, la sociedad sin clase… La literatura está poblada de mundos que se han hecho realidad (Las novelas de Julio Verne) o de mundo, que nos hacen soñar con una realidad distinta (El País de las maravillas, La tierra de Jauja…). También la ciencia ha avanzado así: las respuestas utópicas a los problemas planteados han abierto caminos de realización con aplicaciones prácticas y nuevas respuestas.
 
Desarrollo
¡ Realizar el diseño de una máquina para solucionar un problema concreto, indicado previamente. Por ejemplo: una máquina para animar al animador desanimado, una máquina para estudiar con eficacia, una máquina para arreglar la contaminación, una máquina noviolenta antiviolencia, etc.
¡ Es mejor que la máquina no sea conocida ni exista ya (tren, lavadora…), sino original y con todas las posibilidades imaginarias. Se dibujan múltiples piezas mecánicas que, cada una en concreto y todas en su conjunto, traduzcan líneas específicas de intervención para solucionar el problema propuesto.
¡ Se puede poner un nombre concreto a la maquina y preparar el manual de uso: cómo funciona…
¡ Todos enseñan su máquina a todos. Después cada uno explica el funcionamiento de  esa máquina a los demás, como si se estuviera en una feria de muestras. Lo hace por pareja o a todo el grupo.
¡ Se premia la máquina más completa, más original o más realizable… Su autor es el ingeniero que, sirviéndose de las personas del grupo, pone en funcionamiento esa máquina haciendo que cada uno represente una pieza. A partir de esa máquina en movimiento, explica las funciones que cada uno hace y se concreta lo que entre todos puede hacer y cómo.
 
 

  1. Hacia un periodismo utópico

 
Objetivo
Romper el espejo de la realidad en vez de contentarse con mirarlo. Crear un perió­dico para recrear la realidad.
 
Desarrollo
¡ Se parte de varios ejemplares del mismo periódico del día: reservar uno y dividir los restantes en secciones o grandes aparta­dos: nacional, internacional, local, opinión, sociedad, la­boral, deportes, espectáculos, etc.
¡ Cada grupo se hace cargo de una o dos secciones: las combina a base de pegar sobre titulares reales otros titu­lares e informaciones suponiendo que el mundo y los hombres hubieran superado sus traumas y problemas.
¡ Poner unos anuncios «diferentes» o sustituirlos por otras noticias informativas.
¡ Recomponer el periódico a partir del que había quedado entero: pegar en él las nuevas secciones.
 
Otros ejercicios
A partir de la información (prensa, radio, televisión, vídeo…) se pueden llevar a cabo múltiples ejercicios para una educación crítica y utópica. Véanse algunas propuestas en H. OTERO, Recreación educativa del homo videns, en Misión Joven262 (1998), 25-32/49-52.
 
 

  1. Una carta de amor

 
Objetivo
Dejar que afluyan deseos e ilusiones personales para analizar y trabajar desde nuestras proyecciones. Descubrir las posibilidades de nuestros sueños e idealizaciones y traducirlos en realidades.
 
Desarrollo
¡ Escribir una carta de amor en la que se expresen los propios deseos e ilusiones ante la persona amada. No es necesario pensar en alguien concreto: se puede pensar en el príncipe azul o en la mujer de tus sueños.
¡ Antes de comenzar se puede recordar que una carta de amor es aquella que, cuando se empieza a escribir, no se sabe lo que se va a poner y, cuando se ha terminado, no se sabe lo que se ha puesto.
¡ Se leen las cartas. Se va comentando el resultado y se elaboran una o varias listas con los sentimientos aparecidos, las características de la persona amada, la idealización de los comportamientos, etc.
¡ Las cartas se pueden escribir dentro de un concurso: se da premio a las mejores a juicio de los demás.
¡ Concretar actitudes y acciones que ayuden a mantener vivo el amor soñado a pesar del cansancio y la rutina. Porque «el Príncipe azul existe, pero destiñe». ¿Qué tendríamos que hacer para que esa idealización no destiña? ¿Cómo darle de nuevo color si destiñe?
 
 

  1. Las manos florecidas

 
Objetivos
Descubrir actitudes básicas que alimentarán nuestra esperanza e ilusión. Ver qué hacemos y qué podemos hacer de modo que florezcan nuestras manos para que no cesen de dar.
 
Desarrollo
¡  Dibujar el contorno de las propias manos en un papel en blanco: la izquierda y la derecha.
¡ Convertir cada dedo de una mano en una flor según lo que cada uno haga y está dispuesto a hacer (florecer): Flor de la verdad, flor del amor, flor de ser libre, flor de la alegría de dar…, flor… (cada uno pone el nombre).
¡ En la otra mano se puede convertir cada dedo en una flor según el nombre de cada dedo: Pulgar —la flor que ayuda a los demás (Los otros dedos pueden coger cosas con él)—; Índice —flor que señala el camino, que pregunta…—; Corazón —la flor que ama (Mensaje de amor)—; Anular —flor del compromiso, no de la apariencia…—; Meñique —flor de la sencillez de corazón…—.
¡ Mostrar y comentar qué ha puesto cada uno: por parejas o en pequeños grupos.
¡ Resumir el conjunto de lo que ha salido y sacar conclusiones.
¡ Dejar las manos expuestas: es nuestro recuerdo y nuestro compromiso.
 
 

  1. «Cambia tu vida para cambiar el mundo»

 
Objetivos
Descubrir qué podemos hacer nosotros para cambiar el mundo. La respuesta la da el reciente y conocido eslogan de «Manos Unidas», con el que se puede trabajar: «Cambia tu vida para cambiar el mundo».
 
Desarrollo
¡ «Cambia tu vida»:
– Centrarse en qué y cómo puede cambiar uno.
– Para ello, ver la parábola «Por dónde empezar»  (cf. H. OTERO, Parábolas en son de paz, CCS, Madrid, 1996, 119-120). Ver y realizar las sugerencias que se allí se ofrecen, adaptándolas a nuestro caso.
¡ Cambiar el corazón…. para «cambiar el mundo»:
– ¿Y cómo hacerlo? Partir de este texto:
«Cambiad vuestros corazones…
No hay conversión sin cambio de corazón…
Cambiar de lugar no es la solución;
cambiar de actividad no es la solución…
La solución está en cambiar nuestros corazones.
¿Y cómo los cambiaremos? Orando».
TERESA DE CALCUTA
– Comentar el texto: ver los cambios que hacemos de lugar, de actividad, de amigos, de… (Concretar…).
– ¿Y cómo cambia la oración al corazón? ¿Cómo tendría que ser nuestra oración para que nos cambiara?
– Realizar la experiencia de oración que nos ayude a cambiar. Buscar para ello frases del Evangelio que aludan a ese cambio del corazón. He aquí algunos textos a partir de los cuales se puede trabajar: Ez 11,17-20; 36,25-27; Mt 6,19-20; Mc 7,18-23; Gal 4,4-7; Sant 3,13-16; 1Jn 3,17…
 
 

  1. Luchar por la verdad: tomar partido y actuar

 
Recordar hechos en los que un personaje elegido previamente y que haya actuado en favor de la humanidad obró con libertad y luchó por la verdad: Gandhi, Teresa de Calcuta, Luther King, fundador de una congregación…: 1/ Dar la lista de esos hechos…; 2/ Ver cómo actuó él; 3/ Concretar qué de eso se puede hacer hoy y cómo.
 
Ver, juzgar (tomar partido) y actuar hoy
¡ Ver dónde está cada uno: Yo soy «esclavo» (no libre) cuando… Yo soy libre ante…
¡ Ver dónde estamos nosotros y dónde están los demás
– ¿Qué podemos hacer hoy para ser fieles al espíritu de Jesús al estilo del personaje elegido en la lucha por la verdad? Hacer una lista de acciones e intervenciones que podríamos llevar a cabo en la propia vida, en el colegio, en la familia, con los amigos, en la diversión…
– Jerarquizar esa lista de acciones: señalar las más importantes, las ineludibles…
¡ Concretar cómo llevarlas a cabo. Y actuar.
 
 

  1. «Si yo fuera santo…»

 
Objetivos
Ser conscientes de lo que hacemos y de lo que podemos hacer: ¿Cómo hacemos lo que hacemos? ¿Por qué y para qué? Actualizar el mensaje de Jesús en nuestras vidas y en nuestro tiempo: ¿Qué podemos hacer hoy para ser santos de hoy? Por último, descubrir las dimensiones en las que podemos actuar de otra manera.
 
Desarrollo en tres fases
¡ Un santo como modelo
Recordar las características de un personaje (santo u otro persona) relacionado con el ambiente del grupo (fundador de una congregación religiosa, personaje modelo en algún sentido…) que le hacen santo o reconocido ante la gente.
¡ Santos para hoy
Decir cuáles serían las características de un santo o santa hoy. Hacer una lista personal. Después otra en grupo con la lista de cada uno, jerarquizando de más a menos importante. (Nota: Conviene evitar los tópicos. Hay que hacer caer en la cuenta de las cosas sencillas, de la actuación en la vida diaria… Lo bueno sería tener en cuenta el Evangelio —actitudes del Reino, bienaventuranzas, el amor como respuesta…—).
Buscar las razones: Señalar en cada caso por qué se eligen esas características y, por fin, aplicarlo a cada uno: ¿Cuáles de esas características tengo yo y en qué medida?
¡ «Si yo fuera santo…»:
– Imaginar que cada uno ha vivido toda su vida o al menos parte de ella y es santo. ¿Cómo habría sido esa vida? ¿Cómo estaría viviendo ahora? ¿Qué haría?
– Partir de la frase «Si yo fuera santo…» e imaginarse que realmente uno lo es. Escribir el relato de esa propia vida, pero sabiendo que es «la vida de un santo» (Ojo: no un santo tonto, sino una persona fiel al Evangelio, fiel a las personas, fiel a su historia, fiel a la vida…)
– El relato también se puede escribir a partir de esa misma frase. El relato comienza así: «Si yo fuera santo…» Se continúa refiriéndose a diversas dimensiones del momento presente.
– Leer y comentar los relatos. Sacar conclusiones de todo lo que ha salido.
– Compromisos: concretar qué puede hacer cada uno hoy para llegar a ser ese santo descrito.
 
Variante
Este ejercicio es para jugar con el futuro intentando hacerlo presente. Por eso se puede imaginar que alguien encuentra dentro de cien años un relato de lo que cada uno ha aportado a la humanidad a lo largo de su vida.
¡ Escribir ese relato como si fuera otra persona pero sabe lo que cada uno hizo y aportó en su vida.
¡ Concretar, después de ponerlos en común, cómo lograr lo que cada uno ha escrito para que se vaya convirtiendo en realidad.
 
 

  1. El plano de la casa de la infancia

 
Objetivos
Recuperar la infancia como espacio (de tiempo) sin lugar, en el que hunde sus raíces la utopía. Descubrir la fuente de los propios sentimientos, la raíz de las acciones, la base de la historia del yo… y ser capaz de reconocerlo personalmente y expresarlo a los demás. Y, finalmente, profundizar en las actitudes humanas de gratitud y apertura a sí mismo, a los demás, al grupo, no sólo en el plano de las ideas sino en el de los sentimientos. (Destinatarios: jóvenes y adultos —conviene que tengan más de 18 años o, cuando menos, 16—).
 
Desarrollo
¡ Cada miembro dibuja el plano de la casa en la que ha vivido de pequeño. Tiene que ser la casa más antigua que recuerde: cuanto más antigua, mejor. No es necesario que el plano esté perfectamente dibujado es suficiente con que contenga claramente las distintas estancias del piso o de cada piso.
¡ Después cada uno se deja meter en ese plano tratando de localizar los afectos que recuerde: recorre cada una de las estancias y señala con una cruz los lugares donde sitúa algún recuerdo concreto… Si quiere puede escribir una palabra para recordarlo, pero no es necesario. Ha de dejar que afluyan los recuerdos y notar los sentimientos que le producen. Probablemente un recuerdo llevará a otro.
¡ Después de un tiempo suficiente (10 minutos, por ejemplo), explica su plano a otra persona, expresando todos los detalles, sentimientos, recuerdos… La otra persona escucha con atención sin interrumpir ni preguntar… Cuando haya terminado la primera, escucha a quien le ha escuchado antes.
¡ Pautas para la retroalimentación:
– ¿Qué hemos descubierto de nosotros mismos? ¿Y de los demás?
– Sabemos que los recuerdos son interesados. ¿Qué puede significar la selección que hemos hecho? ¿Cuáles son las columnas de la estructura de mi persona según lo que he recordado?
– Cada persona es lo que recuerda, lo que hace, lo que sueña, lo que esperan de él… Comentar todo esto desde el ejercicio realizado.
– Y según lo que es y ha sido, así afrontar el futuro, sacar conclusiones referidas a la vivencia utópica de la realidad.
– Terminar sin muchas explicaciones diciendo: «Cada persona es lo que ama». Que el grupo comente eso y saque conclusiones.
 
 

  1. Mi futura casa

 
Objetivos
Tomar conciencia de los valores que se tienen y analizar el tipo de mentalidad que está detrás de ellos. Percibir cómo es cada uno a partir de los gustos, necesidades y valores que se proyectan.  Y ser capaces de descubrir lo esencial para ser persona.
 
Desarrollo
¡ Se trata de describir el plano de la casa en la que cada uno desearía vivir. Cada uno prepara individualmente un plano y señala los diversos espacios, las dimensiones, el mobiliario… Debe dejar volar la imaginación y, después, intentar plasmar eso que ha soñado o ha imaginado.
¡ Una vez terminado el plano con todo detalle, cada miembro lo muestra y explica a todos los demás. Éstos pueden formularles preguntas y él las irá respondiendo.
¡ Pautas para la evaluación y retroalimentación:
– ¿Cómo me he sentido al ver mi casa? ¿Qué he pensado de lo que me ha salido? ¿Y al ver la de los demás?
– ¿Qué he descubierto de mí? ¿Y de los demás? ¿Y de nosotros?
– ¿A quién invitaría a esa casa? ¿Dónde le pondría dentro del plano? ¿Dónde situaría a los demás miembros del grupo dentro de su plano o del mío?
– ¿Qué tipo de valores hemos descubierto al observar las casas que hemos creado?
– ¿Qué necesidades nos hemos creado? ¿Son verdaderas necesidades o se puede pasar sin ellas? ¿Qué es lo esencial que necesito para ser persona? ¿Qué necesitan los demás?
 
Variantes
¡ La puesta en común se puede poner en parejas. De ese modo pueden participar todos a la vez en un gran grupo.
¡ En todo caso, y una vez seguidos los tres puntos anteriores, se puede continuar el ejercicio, indicando en qué se parece esa casa futura a cada uno: base, consistencia, apertura, apariencia, amplitud, etc.
¡ Todavía más: después de decir en qué se parece a cada uno, se ha mirar desde fuera. Para ello se ordena que cambien su casa futura eliminando o incluyendo aquello que no necesitaría o pondría una persona del Tercer Mundo… Comentar el plano que queda y sacar conclusiones.
¡ En grupos de catequesis, se indica que analicen si la casa corresponde a criterios evangélicos.
 
 

  1. La casa de la dignidad humana

 
Objetivo
Tomar conciencia de los elementos fundamentales que constituyen la dignidad humana: eliminación de los negativos y construcción de los positivos. Visualizar de forma clara y creativa la estructura y proceso de construcción de la dignidad humana. E implicarse de una forma personal y grupal en la construcción de esa persona a partir de la situación actual.
 
Realización
Aunque la lectura de su desarrollo dé la impresión de que tiene una factura compleja, el animador sabrá sacar la idea esencial y aplicarla a su grupo y realidad concreta. Por eso no señalamos número de participantes, edad ni duración. Los materiales se van sugiriendo: materiales que hagan de columna (pueden ser también cuatro personas), papel continuo, periódicos atrasados, material para recortar, rotuladores, etc.
 
Desarrollo
Se trata de a hacer «La casa de la dignidad humana». Para ello partimos de las noticias de los periódicos.
¡ Como toda casa, está formada por columnas y paredes. (Dejamos los cimientos, pero algún grupo puede retomarlos, lo mismo que otros elementos simbólicos fundamentales de la casa: tejado…). Las columnas serán la base de la casa; las paredes concretarán las situaciones, etc.
¡ Cuatro soportes firmes (troncos de árbol, cajones, columnas verdaderas…) harán de columnas. Se les reviste con papel continuo.
¡ Se elige el nombre de las cuatro columnas que sostienen la dignidad humana. La elección la puede hacer el animador, el grupo o ambos a la vez… A título de ejemplo señalamos estas cuatro: Solidaridad, Justicia, Igualdad, Fraternidad, etc.
¡ Se pone el nombre en cada columna. Para ello se recortan las letras de cada palabra en papel de periódico y se pegan en su superficie.
¡ El trozo de periódico con el que se han preparado las letras para dar nombre a las columnas puede contener una noticia que se refiera al contenido de esa columna. Así, cada letra de la palabra SOLIDARIDAD estará formada por recortes de periódico con su forma y que además contenga una noticia, titular o foto de tipo solidario.
¡ Esas columnas, con su nombre bien visible, se colocan solemnemente en la sala, en el patio, en la calle, en la iglesia.
¡ Cada grupo prepara ahora un mural para colgar entre cada dos columnas. El tema del mural ha de ser el de las dos columnas que unirá: solidaridad-justicia, justicia-igualdad, etc.
¡ Este mural se prepara con recortes de periódico, como si cada noticia fuera un ladrillo.
¡ El mural se puede preparar primero con noticias que no construyen la dignidad humana, siempre según los temas de las columnas que ha de unir. Una vez que se ve la casa así formada, hay que cambiar esas noticias, por noticias que sí construyen la dignidad humana, sea en el ámbito internacional, nacional, local, grupal o personal.
¡ En ese sentido, se pueden buscar noticias que no hayan salido en los periódicos: del barrio, de la comunidad cristiana, de la propia vida.
¡ En vez de cambiar las noticias, se puede dar la vuelta al mural: las malas noticias quedan dentro y se van poniendo fuera otras buenas noticias. Pero no se puede eliminar ninguna de dentro si no se ha buscado otra para sustituir su lugar fuera.
¡ En cada mural puede haber una ventana: por ella se asoman las personas para anunciar (decir en voz alta) la nueva noticia que construye a la persona. En ese sentido toda la técnica puede transformarse al final en un happenning.
¡ Las paredes de la casa pueden ser las mismas paredes del local donde se lleve a cabo la acción: aula, iglesia… Allí pueden permanecer durante bastante tiempo: serán el lugar de referencia para nuevas acciones (canciones, imágenes, juegos…), pero siempre en relación con su contenido original.
¡ Al final se ha de resumir todo lo que ha salido: qué y cómo se construye la dignidad humana, qué podemos hacer nosotros para ello, cómo defendemos nuestra dignidad, cómo luchamos por la de los demás…
¡ Una forma de sintetizar todo es que cada uno diga una palabra que comience por cada letra del nombre de cada columna… Al final, cada persona la repite y se va poniendo como trozo de una pared, de modo que quedan las cuatro paredes formadas por todos los componentes del gran grupo: Esa es la casa de la dignidad humana. Nuestro compromiso es que todas las cosas, todas las personas, estén construidas así.
 
 

  1. La ciudad ideal

 
Objetivos
Provocar la proyección de ideales, valores y deseos. Favorecer la confrontación entre el ideal y la realidad de cada día. Favorecer la creatividad en el ámbito de la alegría y el juego.
 
Preparación
Número de participantes: Subgrupos de 4 ó 5 personas. Materiales: Cartones de diferentes tamaños y colores; rotuladores y pinturas; tijeras, pegamento, cello; papeles de colores, celofán, charol…; revistas, periódicos.
 
Desarrollo
El grupo tiene que construir una maqueta de la ciudad (o bario) ideal: su ciudad deseada, soñada… Se puede indicar que es una ciudad donde tenga cabida la tolerancia, la igualdad de oportunidades y la convivencia intercultural… Lo pueden hacer siguiendo estos pasos:
¡ Comentario de cómo sería su ciudad, siguiendo las siguientes pautas. Esto han de decirlo a bote pronto, sin pensarlo mucho (tienen dos minutos para cada propuesta, que el animador puede ir indicando):
– Cómo sería su ciudad ideal: en la que todos vivan en armonía, que esté integrada en la naturaleza, etc.
– Han de especificar también el tipo de gente que vivirá en ella: valores, actitudes…
– Señalarán después el tipo de viviendas, trabajo, comercios, calles, plazas, jardines… que tendrá.
¡ Realización de una maqueta en la que se concrete todo lo dicho. A la vez, mientras la van realizando, pueden ir surgiendo otras ideas y concreciones. Por eso en el primer paso se da poco tiempo.
¡ Cada grupo presenta su maqueta realizada haciendo hincapié en los valores e ideales que aparecen en su concreción.
¡ Pautas para la retroalimentación:
– Recordar los valores que han salido en la construcción de la ciudad ideal. Por cierto: ¿Han participado todos con sus ideas? ¿Se les ha tenido en cuenta?
– Comparar ese resumen de la ciudad ideal con nuestra ciudad concreta. ¿Qué le falta a una y a otra?
– ¿En qué tendría que cambiar nuestra ciudad para que se pareciera a la ciudad ideal? ¿Qué podemos hacer aquí ya, ahora mismo?
 
 

  1. Relax imaginativo: soñar para despertar

 
Sentido
¡ Ser capaces de mirar con corazón soñador, como la mayoría de las personas que han hecho Historia, aunque sean personajes anónimos o poco conocidos. «Soñaste con una tierra / cuajada de amor y paz» (Himno de Marcelo Spínola).
¡ Mirar al estilo de Dios: el corazón de las personas. «La mirada de Dios no es como la del hombre, porque el hombre mira las apariencias, pero Dios mira el corazón» (1 Sam 16,2).
¡ Mirar con corazón nuevo. «Yo os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo; os arrancaré el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que viváis según mis mandamientos» (Ez 37,26).
 
Objetivos
Soñar sabiendo que la imaginación puede llegar a ser más crítica de la realidad que la misma crítica directa.
 
Desarrollo
Ofrecemos las pautas generales para realizar un relax imaginativo, que el educador dirigirá adecuadamente después de crear el ambiente físico y psicológico necesario. En él se visualiza lo que soñamos (deseos, ilusiones y proyectos…) y se sueña lo que todavía no vemos (utopía) pero podemos ir convirtiendo poco a poco en realidad.
¡ Un sueño real:
– Vives en un mundo en el que hay cosas que no te agradan…. Visualízalas… Nota los sentimientos…
– Elige una de ellas y céntrate… Mira cómo está… Piensa por qué…
– Mira qué puedes hacer tú para que esté de forma distinta…
– Imagina que lo haces… Mira lo que ha cambiado… Mira cómo te quedas tú…
– También en tu familia hay cosas que no te agradan… Visualízalo… Date cuenta de las causas… Nota los sentimientos…
– De repente ves que en tu familia las cosas son distintas: imagínatelas cómo te hubiera gustado vivirlas… Nota los sentimientos…
– Ahora te das cuenta de que eso es así porque tú has ayudado a que sea así… Mira qué tendrías que hacer para ello… Imagina que lo haces… Nota las reacciones de los demás… Nota tus reacciones… Mira cómo se alegra tu corazón. (Se puede hacer lo mismo en otros ámbitos: los amigos, la vida de cristiano, el estudio, el voluntariado…).
¡ Soñar un mundo nuevo:
– Expresar lo que se haya descubierto o vivido en el relax imaginativo. Hacerlo mediante un dibujo que exprese ese mundo nuevo o distinto en forma de corazón, por ejemplo.
– Después se puede hacer una exposición colectiva, además de comentarlo y compartirlo en el grupo.
¡ Realizar el sueño:
– Buscar acciones concretas para realizar ese mundo nuevo. Concretar la forma de llevarlas a cabo.