La Unesco tiene la sensación de que los niños occidentales pueden ser teleadictos. La Agrupación de Telespectadores y Radioyentes (ATR) organizó un acto de presentación de la publicación «La TV, ¿una droga dura?». La solución: proponer alternativas a la televisión y formar y dar un espíritu crítico a los más pequeños, especialmente desde el ambiente familiar.
Peligros
La televisión puede considerarse un droga dura cuyos efectos principales son el embotamiento mental, apatía general y falta de criterio. He aquí algunos peligros inherentes a la droga televisiva:
- Interrumpe la comunicación normal entre personas y puede consumirse en solitario.
- Bloquea la facultad de pensar: el flujo de imágenes impide el uso de las palabras y los demás simbolismos.
- Incita a una adhesión inmediata, sin réplica, aboliendo la libertad de la persona.
- Produce una fuerte adicción, que se suma a la de otras nuevas tecnologías como la de los videojuegos e internet.
- Puede instigar a la violencia y al consumo de drogas.
- Produce lo que se llama «inercia de atención», estado que se caracteriza por una menor actividad en las zonas del cerebro encargadas de procesar informaciones complejas.
Teleadictos
Actualmente puede calificarse a algunas personas de teleadictas en sentido estricto: no pueden controlarse voluntariamente. El teleadicto presenta estas características:
- Ve mucha más televisión que el promedio de los telespectadores: tres horas diarias y cuatro en fines de semana.
- La utiliza como sedante y no como entretenimiento.
- Selecciona poco o nada los programas:practica libremente el zapping.
- Se siente incapaz de delimitar el tiempo de visión: cuanto más ve, menos fuerza tiene para desconectar.
- Experimenta relajación mientras la ve, pero después se siente peor que al principio y está descontento de sí mismo por su adicción.
- Está dominado por la «inercia de atención»: tiene menor actividad en las zonas del cerebro encargadas de procesar informaciones complejas. Por eso alcanzan elevados índices de audiencia algunos programas mediocres que se emiten a continuación de otros muy populares.
Medidas y alternativas
Para la alfabetización de niños y jóvenes desde el núcleo familiar se pueden tomar las siguientes medidas:
- Ver sólo un máximo de 90 minutos (diez horas a la semana).
- Seleccionar los programas con antelación y en democracia, contando con la opinión de los pequeños.
- Aumentar el tiempo de diálogo.
- Tener en cuenta otras alternativas de ocio, como la lectura.
- No ver la televisión durante las comidas…
Para hacer
- ¿Cuánto tiempo vemos nosotros la televisión? (Al día, a la semana…). ¿Cómo la vemos? Contar lo que cada uno hace.
- Comentar los peligros de adicción televisiva. ¿Nos pasa algo similar?
- ¿Qué podemos hacer nosotros para librarnos de esa situación? Concretar cómo llevarlo a cabo.