TIEMPOS FUERTES

1 noviembre 2007

El mensaje cristiano aparece en nuestro mundo al lado de multitud de mensajes. Incluso hay zonas o momentos en que parece sepultado por otros mensajes, algunas veces complementarios, otras veces hasta opuestos.
En nuestra vivencia cristiana, el mes de noviembre (sobre todo en el ambiente de la educación formal) es el tiempo fuerte de Adviento. Será bueno ver si se realizan gestos explícitos para darlo a conocer, pues si no, el propio ritmo escolar, además del social, nos impedirá darnos cuenta de lo que vivimos.
Nuestra propuesta es, pues, fortalecer y dar a conocer en nuestros ambientes, como ya lo venimos haciendo en muchos centros educativos, los denominados tiempos fuertes litúrgicos. En el primer trimestre del curso será Adviento-Navidad, en el segundo trimestre, Cuaresma-Semana Santa, y en el tercero, Pascua.
Varias actividades ya se están desarrollando en algunos centros educativos. Ellas nos pueden servir y ayudar a recordar (o sencillamente, no nos engañemos, para dar a conocer) el significado actual de estos tiempos que, en la tradición cristiana, denominamos “tiempos fuertes”.
He aquí varias propuestas que se pueden ir ampliando y mejorando con la colaboración de  todos:

  • Incluir los “tiempos fuertes” en nuestros calendarios (en la programación anual, en la agenda del departamento de pastoral…) para que toda la comunidad educativa los tenga presentes.
  • Diseñar un cartel propio para resaltar cada tiempo fuerte y poder inundar con numerosas reproducciones del mismo, nuestros pasillos, aulas, patios… Hoy en día, con los medios informáticos y tecnológicos que tenemos, podemos realizar sencillos, catequéticos y visuales carteles en DIN A-4 o DIN A-3 muy dignos.
  • Dedicar una cartelera a ese tiempo litúrgico concreto, sirviéndonos de medios tradicionales o más técnicos, para dar a conocer en qué tiempo litúrgico vivimos, su significado auténtico y su posible actualización en nuestro siglo XXI.
  • Hacer referencia a estos “tiempos fuertes” en los buenos días por megafonía, o al inicio o final de una clase, o cuando surge un comentario espontáneo… La clave está en no perder oportunidades para sentirnos presentes en ese tiempo con sus valores concretos.
  • “Perder” (o “ganar”) una (o varias) clases de Religión católica para no dar por sabido lo que ni siquiera “nos suena”: llevar a cabo desde el simple esquema en la pizarra  hasta el debate en clase, pasando por la explicación, comentarios…
  • Utilizar medios de comunicación para resaltar el significado principal inherente a estos tiempos litúrgicos: una secuencia de alguna película, una canción, un capítulo de una serie de televisión, un “punto poderoso” (power point) adecuado… Todo lo que se nos pueda ocurrir o podamos preparar como introducción, motivación, para alcanzar un sinfín de posibilidades.
  • Proponer alguna experiencia explícita cristiana en esos días, en ese contexto. No se trata de proponer cosas nuevas, sino de situar en esa nueva-vieja clave lo que ofertamos todos los años.
  • Servirse de la imagen: trabajar a partir de dibujos, por ejemplo de Nando (de los libros del año litúrgico) o de Cortés (los dibujos de Resurrección es… para Pascua).

Es interesante descubrir las posibilidades que nos ofrece lo cotidiano, el ritmo ordinario en el que estamos metidos… Es clave poder ir descubriendo nuevos enfoques a lo de siempre… Es de vital importancia continuar haciendo relecturas de nuestra Vida con mayúsculas, porque es única e irrepetible.
Esperamos que los “tiempos fuertes” nos ayuden a vivir con sentido nuestra vida para que, de esta manera, se convierte en extraordinaria.

Xulio César Iglesias

 

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