Lops era un círculo perfecto, con 360 º ideales.
Un día tuvo que abandonar su país porque en el abundaba la pobreza, y no había trabajo.
Se sintió solo y desgraciado. Nadie le ayudaba, y solo quería un trabajo digno para poder vivir.
Solía burlarse de los que tenían defectos, avergonzándoles por ser diferentes.
Llegó al país de los cuadrados, pero allí Lops era diferente a todos, y la gente se apartaba a su paso y murmuraban a sus espaldas.
Se dio cuenta entonces de que lo importante es el interior de la gente, no de si su figura es perfecta o no; lo importante es que sean capaces de tender una mano cuando haga falta, haciéndonos, entonces sí, «más perfectos».
Para hacer
- Esta parábola, muy sencilla, puede tener múltiples aplicaciones sobre la tolerancia, interculturalidad, los diferentes, la exclusión, el cambio, las necesidades vitales, la apariencia… Léase desde ahí.
- La parábola está hecha con ordenador, como trabajo de clase, por una estudiante de Magisterio (Ana Díaz). Puede ser un modelo para construir otras parábolas gráficas por los jóvenes. Promuévase y dénse a conocer.