Tornar a «educar-nos»

1 septiembre 2002

Natalia de la Parte
 
 

Un Nuevo Curso

 
Torna la vida y actividades habituales. Estos sencillos materiales, situados bajo el contexto vocacional de los estudios del presente número, giran en torno al tema del «educarnos juntos», unos a otros, jóvenes y profesores.
 
 
 
 
 
Al terminar el verano y el tiempo de vacaciones, tiempo de ocio y de descanso, volvemos a nuestras actividades ordinarias, al colegio, a las clases… Nos alegra encontrarnos de nuevo con los compañeros y profesores, con los amigos de siempre. Estrenamos un nuevo curso. Estamos llenos de ilusión, tenemos muchos proyectos y estamos dispuestos a emprender la aventura… Todos poseemos muchos talentos y cualidades. A medida que vayan pasando los días de este nuevo curso, iremos rindiendo del crecimiento como personas, del aprendizaje de vivir.
A continuación proponemos diversas pautas generales para organizar distintos encuentros con los que preparar el curso, bien entre los animadores, bien con los adolescentes y jóvenes, ya desarrollando cuanto sigue en una celebración o en una reunión. En cualquiera de los destinatarios y modos indicados, se podría comenzar todo a partir de la lectura y meditación de la «parábola de los talentos» (Mt 25,14-30) y de uno de los estudios que aparecen en este número (por ejemplo y puesto que plantea el tema de la vocación a través de una carta a un joven, el de G. Fernández, Dios sigue llamando. Cómo entender hoy la vocación y las vocaciones cristianas).
 
 

1                  Escuchar y Escucharnos

 
Además de las dos pistas de reflexión que aparecen a continuación, una para los adolescentes y jóvenes y otra para los profesores, en este último caso también se podría emplear el texto sobre La profesión más bonita y más… «chunga» que aparece en el Cuaderno Joven (cf. Carta, pág. 36/4).
 
 
q Hablar con los jóvenes
 
Leer atentamente los dos decálogos que siguen y los «dichos sobre la educación». Después, tras exponer las primeras impresiones y comentar el significado de la viñeta de «Forges», se pueden seguir las pautas de reflexión y análisis propuestas al final (específicamente apuntado para los profesores y animadores).
 
¡ Decálogo de ¿listos?
 

  1. Tú a lo tuyo; y los demás…, allá ellos.
  2. No seas generoso, que te la jugarán.
  3. Sé dialogante, pero salte con la tuya.
  4. No te sacrifiques, que se reirán de ti.
  5. Procura no mentir, pero no digas toda la verdad.
  6. Aprovéchate cuanto te den otros; cuando te toque dar, calcula bien.
  7. No escuches a los tontos, sólo dicen tonterías.
  8. No te compliques la vida, no merece la pena meterse en líos.
  9. No seas iluso, todos hacen lo mismo; aprovéchate siempre de los demás.
  10. Otros viven mejor que tú; que empiecen ellos a compartir contigo.

 
¡ Decálogo educativo
 
1 Organízate. Ordena tus cosas. Funcionarás mejor.
2 Colabora. Debemos mantener, mejorar y sacarle partido a los materiales que tenemos.
3 Aficiónate a la lectura. Mucha televisión te distraerá, no te va a costar; leer sí te costará. El saber leer te llevará al éxito en los estudios.
4 Sé responsable. Esfuérzate y da tu propia respuesta a las ofertas de estudio y de trabajo de los profesores.
5 Ilusiónate. Mira siempre adelante, con ojos limpios. Con ilusión todo te será más fácil y será un buen motor para avanzar con ganas.
6 Sé buen compañero. Amable, cariñoso y atento.
7 Utiliza los medios, libros, bolígrafos… No vale decir: «Se me ha olvidado».
8 Ten buenos modales. Usa palabras educadas, «lávate la boca» si se te escapa alguna grosería.
9 Respeta la vida. Apréciala y que se vea que es así en personas, animales y plantas.
10 Procura siempre hacer bien las cosas. Te sentirás mejor y te irás superando y estarás satisfecho y contento de ti mismo. Te auto-estimarás y esto va a ser la base de tu superación en todo.
 
¡ Dichos sobre la educación
 
– La peor forma de recompensar al maestro es seguir siendo siempre discípulo.
– Dos cañas beben de un mismo arroyo; una está vacía, la otra es una caña de azúcar.
– No basta con desarrollar la inteligencia; más importante es formar el carácter y educar la sensibilidad del corazón.
– Es educador de jóvenes aquella persona que les ofrece caminos hacia lo invisible.
– No se enseña lo que se sabe, ni se enseña lo que se dice; se enseña lo que se hace.
– Educar es un arte difícil y delicado integrado con un poco de ciencia, más paciencia, mucho de buen sentido y sobre todo mucho amor.
– Etc.
 
q Escuchar a los jóvenes
 
Si queremos ser sinceros y realistas, los adultos tenemos que confesar que no nos resulta fácil hablar de los jóvenes y, menos todavía, hablar a los jóvenes. Tenemos relación con ellos, pero no podemos vivir día a día en nuestra propia carne sus problemas, inquietudes e interrogantes.
Sus preguntas y planteamientos nos resultan, con frecuencia, desconcertantes. Sus críticas nos inquietan. Sentimos la tentación de juzgar sus actitudes y enjuiciar su conducta, antes de haber escuchado atentamente sus interpelaciones. Es el riesgo que corremos todos los adultos cuando nos acercamos al mundo complejo y apasionante de la juventud.
Y, sin embargo, creemos con sinceridad que su voz debe escucharse. La juventud es el sector en el que mejor y más drásticamente se reflejan las profundas mutaciones, crisis y contradicciones que vive nuestra sociedad contemporánea. Al mismo tiempo, los jóvenes son los que con más audacia expresan las preocupaciones y problemas más hondos que afectan hoy a la humanidad.
El fenómeno juvenil es el reto más fuerte para una sociedad y para una Iglesia que deseen enfrentarse lúcidamente al futuro. Ese futuro no se hará sin ellos. Los jóvenes son, sin duda, el potencial más rico en posibilidades, promesas y esperanzas para nuestro porvenir.
Muchos discrepamos de ciertas actitudes de la juventud de hoy, pero también, si somos sinceros, debemos reconocer que encontramos en los mismos, motivos serios para cuestionarnos.
 
Joan Bestard
 
 
 
q Reflexión y Análisis
 
¡ Los dos decálogos representan otras tantas maneras de encarar la vida en la escuela. ¿Describe ambos tipos de personas? Evidentemente hemos mirar la educación como un «aprender a vivir» y para eso el «decálogo educativo» nos proporciona alguna de las pistas a tener en cuenta: comentad las señaladas, su importancia y finalidad, etc. ¿Qué otros aspectos importantes señalarías para tener un curso que nos enseñe a vivir como personas?
¡ ¿A qué alude la viñeta de «Forges»? ¿Qué os sugiere? (se puede leer también el texto de J. Bestard). Escribid una carta dirigida a los responsables políticos y sociales y a los profesores donde apuntéis vuestras demandas y, al mismo tiempo, señaléis cuanto estáis dispuestos a poner de vuestra parte para construir una sociedad mejor.
¡ Entre animadores y profesores, comentad tanto el texto de J. Bestard como la viñeta de «Forges»: ¿qué podemos hacer durante el nuevo curso para que cambien las cosas que deben cambiar? (señalad, por supuesto, qué debe cambiar en vuestro ámbito concreto de vida y relación con los adolescentes y jóvenes).
 
 
 

2                         El Poder de la Palabra

 
La narración de J. Real que sigue pretende, por un lado, servir de punto de partida para la reflexión de animadores y profesores acerca de su papel respecto a los adolescentes y jóvenes (puede leerse en clave directamente vocacional y cristiana o, con un sentido más general, considerando el carácter modélico de los maestros…); por otro, puede servir también para plantear las cuestiones finales en un encuentro de grupos.

q Testimonio de Cleofás

Amigo, quiero compartir contigo de qué manera entré en contacto con Jesús. Lo cierto es que fue algo inesperado. Tengo presente en mi memoria el día y la hora en que lo vi por primera vez. Nunca olvidaré aquel momento. Fue en la sinagoga de Cafarnaúm. Como todos los sábados, fui allí a escuchar las Escrituras y la explicación que el rabino Josafat hacía de ellas. Aunque si te tengo que decir la verdad, iba más por costumbre y rutina que por verdadera inquietud.
Normalmente me aburría mucho escuchar los sermones del rabino. Las cosas que decía siempre estaban lejanas de lo que nosotros vivíamos cada día. Pero aquel sábado la cosa fue diferente. Tras leer un pasaje de la Escritura, el rabino invitó a un forastero llamado Jesús a que lo comentara. Se levantó, dirigió su mirada hacia todos nosotros y comenzó a hablar.
Nunca hasta aquel momento había escuchado hablar a nadie de aquella manera. Hasta entonces, yo estaba acostumbrado a que me hablaran de Dios utilizando palabras frías y carentes de sentido, frases hechas y estudiadas que no alcanzaban a tocar el corazón de nadie, todo lo más, entraban por una oreja y salían por la otra. Aquel hombre hablaba de una forma nueva. Parecía como si viviera lo que decía. Creo que hablaba más con el corazón que con la lengua. Sus palabras tenían un extraño poder, contagiaban en mi interior aquello que significaban: paz, salvación, alegría.
Nadie parpadeaba. Todos los ojos estaban fijos en él. En aquel instante me di perfecta cuenta de que algo grande estaba ocurriendo aquella tarde. Como si Dios mismo estuviera hablando a través de aquel hombre. Hablaba de él como si lo conociera personalmente, incluso se atrevía a llamarlo «papá» (Abbá). Pero la cosa no acabó aquí. Por primera vez escuché en la sinagoga de Cafarnaúm, palabras como igualdad, perdón, fraternidad, amor gratuito.
 
El rabino Josafat no pudo aguantar más. Se levantó escandalizado y, lleno de ira, echó a Jesús de la sinagoga acusándolo de hereje y blasfemo.
Sin importarme lo que pensaran los demás, me levanté y me fui tras él. Pero al salir de allí no pude ver por cuál de las callejuelas se había marchado. Por más que lo busqué, no di con él. Pregunté a unos y a otros, pero nadie pudo ayudarme. Pensativo, me marché a mi casa. Era consciente de que aquel hombre había encendido una llama que me quemaba por dentro. Las palabras de ese tal Jesús, se me habían clavado en lo más profundo de mi ser. ¿Quién era éste que hablaba de aquella manera? ¿Dónde podría encontrarlo? Quizás nunca más volvería a verlo. Pero cuál fue mi sorpresa cuando vi que, a la puerta de mi casa, estaba sentado él en persona, hablando con María, mi mujer.
Me acerqué sorprendido y le dije:
—Maestro, a ti te estaba buscando. Y él me contestó serenamente:
—Pues yo aquí te estaba esperando Cleofás.
Desde aquel momento mi casa fue su casa y, poco a poco, fui llenándome de sus palabras hasta tal punto, que también comencé a hablar como él: desde el corazón.
 
 
q Reflexión y Diálogo
 
¡ ¿Cuál es el poder que tienen las palabras?: ¿Es cierto que hay palabras que pueden elevar o hundir a una persona? ¿Por qué?
¡ ¿Qué diferencia hay entre palabras vacías y palabras que llegan al corazón?: ¿Cuándo se produce la verdadera comunicación? ¿Qué tipo de palabras abundan hoy en día cuando nos comunicamos?
¡  ¿Qué entiendes tú por Palabra de Dios?
¡  ¿Cuál es el poder que tiene la Palabra de Dios?: ¿Depende mucho de quien la pronuncia o explica? ¿Por qué?
¡  ¿Qué significa hablar desde el corazón?: ¿Hoy en día se suele hablar desde el corazón?
¡  ¿Qué ocurre cuando se habla sobre Dios sin vivir lo que se dice?
¡  ¿Te importa darte a conocer como seguidor de Jesús?
 
 
 

3                  Tras Jesús de Nazaret

 
Sugerimos, para cerrar estos materiales y siguiendo el hilo de cuanto hemos apuntado hasta aquí, unas pautas concretas para iniciar específicamente grupos de formación cristiana.
q Entrar en contacto con Jesús de Nazaret
 
¿Por dónde comenzar para introducir una conversación sobre o, mejor, «con» Jesús de Nazaret? ¿Qué podemos preguntar, sugerir, etc., a los adolescentes y jóvenes antes de soltarles un rollo (¡mejor no!) sobre Jesús y su tiempo, los Evangelios, la Iglesia…? Aquí van algunas indicaciones para «abrir fuego»: se trata de flashes sobre la persona de Jesús para escribir o pintar todos los miembros del grupo en un tablón o una cartulina, en la pizarra o en un póster…
 

  • Para mí Jesús de Nazaret…
  • – ..
  • – .. es…
  • Las dos personas que mejor me lo presentaron:
  • – La 1ª me dijo (cuándo… cómo…)
  • – La 2ª me contó (cuándo… cómo…. el qué…)
  • La imagen de Jesús de Nazaret que tengo es…
  • – Un hippie…
  • – Un amigo…
  • – Un tipo extraño…
  • – Un revolucionario…
  • Estas imágenes…
  • – Las acepto, por que…
  • – Las rechazo, por que…
  • Mis interrogantes sobre Jesús:
  • – Curiosidades sobre su persona: historia y proceso personal…
  • – Curiosidades sobre su tiempo y su gente…
  • – Interrogantes sobre mi relación personal con él…
  • Eslóganes sobre Jesús de Nazaret…
  • Algunas despedidas de Jesús (inventa pequeños diálogos):
  • – Jesús se despide de María al irse de Nazaret…
  • – Jesús se despide de Judas cuando va a tramar su entrega…
  • – Jesús se despide de Juan y de su Madre cuando muere… cuando «sube a los cielos»…
  • Jesús a mí…
  • – Me ve…
  • – Quizá cuente conmigo para…
  • Yo con mis amigos y compañeros…
  • – Haría…
  • – No haría…
  • Y además yo, espontáneamente, digo, grito, añado…

 
 
Se puede entregar también una ficha, al estilo de la que sigue, para rellenar entre todos:
 
            La Persona

Física: Psicológica: Identidad:
Evolución: Historia personal: Educación:
Conciencia de sí: Su relación con Dios: Se le veía entonces como…

 
            El Entorno

Familia (Antepasados, componentes y circunstancias familiares): País (Geopolítico, sociocultural y religioso): Círculo social (Amistades, relaciones con grupos profesionales):

 
            La Misión y el Mensaje

§ Yo soy….
§ Para esto vine…
§ Contenidos (Reino, amor, perdón…)
§ Metodología (Vida, parábolas…)

 
Repercusión Histórica

§ En su tiempo (antes y después de la muerte):
§ En los 21 siglos de historia (personas, hechos, falsificaciones, cultura…):

 
Problemas e Interrogantes

Fuentes: Evangelios, apócrifos, «profanas», vidas de Jesús… Problemas: divinidad, resurrección, milagros, mesianismo, compromiso político, valores… Interrogantes: Curiosidades, tópicos, inquietudes, interrogantes desde las ciencias…

 
 
 
Para el caso de preparar una celebración de «inicio de curso» sugerimos como ejemplo alguna de las apuntadas por J.M. Burgui (Celebraciones del Signo, Ed. CCS, Madrid 2001, 15-41), de las que tomamos algunos datos en el epígrafe 1.