Bajo el título “Nuestros jóvenes”, el obispo de Segovia, Luis Gutiérrez Martín, reflexionaba en El Norte de Castilla (25.05.03) sobre el encuentro de los jóvenes con el Papa que había tenido lugar en Madrid tres semanas antes. Nosotros traemos aquí este texto tres meses después para no olvidar lo que sucedió y sobre todo para ver lo que podemos seguir haciendo ahora. Decía así el obispo:
“SUPERADAS ya las sentidas emociones del momento, con motivo del quinto viaje del Papa a España, bueno será hacer algunas reflexiones que vayan más allá de lo que es la mera noticia.
En la tarde del sábado día 3 de mayo, más de 700.000 jóvenes escuchaban atentos las palabras que les dirigía el Santo Padre en el aeródromo de Cuatro Vientos de Getafe; le confiaban sus proyectos; con él rezaban. Momentos hubo en los que parecía existir un diálogo entre la voz única de esos miles de jóvenes y la del Papa.
Era un nuevo encuentro de los muchos que los jóvenes han celebrado con Juan Pablo II, y cuyas causas y resultados sociológicos y analistas no acaban de explicar. Porque todo parece adverso a un acercamiento entre las partes, cuando además de tanta distancia generacional, existen mentalidades tan diversas y propuestas tan exigentes al Papa. Algo de este fenómeno puede explicarse por el hecho de que él asume el papel de un educador que, poniéndose al nivel de los jóvenes, los trata como amigos, percibe sus inquietudes, adivina sus deseos y comprende su lenguaje.
Este encuentro, como todos los anteriores, demuestra que, bajo formas de indiferencia, de alejamiento religioso, incluso de crítica a la Iglesia, late en la juventud de hoy una profunda necesidad de lo religioso, un retorno a Dios acaso porque lo demás no los satisface:
- Se apuntan con generosidad a movimientos y campañas para objetivos humanitarios y sociales;
- rechazan las guerras y todas sus causas;
- no les gustan los bloques internacionales;
- se les ve, por lo general, escépticos ante la política y aborrecen sus maquinaciones;
- están contra el abuso del poder, contra la razón de la fuerza, contra el avasallamiento de los débiles.
En lo religioso tampoco les satisface una religiosidad tradicional, la que han visto y siguen viendo en muchos de los cristianos de su entorno, con un concepto y práctica de la fe cristiana a base de cumplimientos, preocupados por adorar a Dios, por venerar a la Virgen y a los Santos; y despreocupados en cambio de los demás en especial de los pobres y marginados.
Nuestros jóvenes han regresado de Cuatro Vientos con aires nuevos, revitalizados por los mensajes y consignas recibidos del Santo Padre. Es responsabilidad suya no dilapidar esos dones. Pero en nosotros está acertar a ofrecerles propuestas culturales que les preparen para una sociedad nueva, distinta de aquella que sus mayores han vivido, para una Iglesia en la que los valores propios del Evangelio de Jesús se vivan de modo más personal, más coherente, más testimoniante. Hemos de darles juego dentro de una comunidad cristiana que, barriendo la levadura de las viejas formas se convierta en pan ácimo de sinceridad y de verdad.
Es necesario trabajar para los jóvenes, pero más necesario aún es trabajar junto con ellos, hacer que ellos trabajen y dejarlos trabajar, pues cuando hay generosidad y entrega (y es muy frecuente encontrarlas en los jóvenes) ellos tienen también mucho que enseñarnos.”
He aquí todo un programa que podemos y debemos hacer nuestro a la hora de comenzar las actividades educativas y pastorales un año más.
Cuaderno Joven