Un Dios «chiflado por los seres humanos»

1 enero 1998

«De día el sol ya no será tu luz ni de noche la luna te iluminará, porque el Señor será para ti una luz que no se apaga y tu Dios será tu esplendor» (Is 60,19).
 
 
 
 
1NOTA DE LA REDACCIÓN El conjunto de las viñetas que aparecen aquí fueron publicadas, junto a otras muchas, en la «Agenda Pastoral 1996-1997» de la Editorial PPC. Han sido organizadas ahora en torno al tema que da título al artículo. Agradecemos a la Editorial PPC la autorización para publicarlas.

 
 
 
 
Ese «Loco Amor»
«Dios es amor». No hay mejor ni más completa definición que ésta de la primera carta de san Juan. Sólo un Dios así es creíble. Su amor gratuito e incondicional es la mejor prueba del sentido del hombre. Falsos son los dioses que falsean al hombre. El «Dios-Abbá», precisamente por ese «amor loco» que nos tiene, es verdadero porque nos hace verdaderos. Más que necesitar pruebas para demostrar a Dios, necesitamos un Dios que sea una buena prueba de lo que de verdad somos: ¡seres amados y dignos de ser amados!
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

«De día el sol ya no será tu luz ni de noche la luna te iluminará, porque el Señor será para ti una luz que no se apaga y tu Dios será tu esplendor» (Is 60,19).
 
 
 
 
1NOTA DE LA REDACCIÓN El conjunto de las viñetas que aparecen aquí fueron publicadas, junto a otras muchas, en la «Agenda Pastoral 1996-1997» de la Editorial PPC. Han sido organizadas ahora en torno al tema que da título al artículo. Agradecemos a la Editorial PPC la autorización para publicarlas.

 
 
 
 
Ese «Loco Amor»
«Dios es amor». No hay mejor ni más completa definición que ésta de la primera carta de san Juan. Sólo un Dios así es creíble. Su amor gratuito e incondicional es la mejor prueba del sentido del hombre. Falsos son los dioses que falsean al hombre. El «Dios-Abbá», precisamente por ese «amor loco» que nos tiene, es verdadero porque nos hace verdaderos. Más que necesitar pruebas para demostrar a Dios, necesitamos un Dios que sea una buena prueba de lo que de verdad somos: ¡seres amados y dignos de ser amados!
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

«De día el sol ya no será tu luz ni de noche la luna te iluminará, porque el Señor será para ti una luz que no se apaga y tu Dios será tu esplendor» (Is 60,19).
 
 
 
 
1NOTA DE LA REDACCIÓN El conjunto de las viñetas que aparecen aquí fueron publicadas, junto a otras muchas, en la «Agenda Pastoral 1996-1997» de la Editorial PPC. Han sido organizadas ahora en torno al tema que da título al artículo. Agradecemos a la Editorial PPC la autorización para publicarlas.

 
 
 
 
Ese «Loco Amor»
«Dios es amor». No hay mejor ni más completa definición que ésta de la primera carta de san Juan. Sólo un Dios así es creíble. Su amor gratuito e incondicional es la mejor prueba del sentido del hombre. Falsos son los dioses que falsean al hombre. El «Dios-Abbá», precisamente por ese «amor loco» que nos tiene, es verdadero porque nos hace verdaderos. Más que necesitar pruebas para demostrar a Dios, necesitamos un Dios que sea una buena prueba de lo que de verdad somos: ¡seres amados y dignos de ser amados!
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

«De día el sol ya no será tu luz ni de noche la luna te iluminará, porque el Señor será para ti una luz que no se apaga y tu Dios será tu esplendor» (Is 60,19).
 
 
 
 
1NOTA DE LA REDACCIÓN El conjunto de las viñetas que aparecen aquí fueron publicadas, junto a otras muchas, en la «Agenda Pastoral 1996-1997» de la Editorial PPC. Han sido organizadas ahora en torno al tema que da título al artículo. Agradecemos a la Editorial PPC la autorización para publicarlas.

 
 
 
 
Ese «Loco Amor»
«Dios es amor». No hay mejor ni más completa definición que ésta de la primera carta de san Juan. Sólo un Dios así es creíble. Su amor gratuito e incondicional es la mejor prueba del sentido del hombre. Falsos son los dioses que falsean al hombre. El «Dios-Abbá», precisamente por ese «amor loco» que nos tiene, es verdadero porque nos hace verdaderos. Más que necesitar pruebas para demostrar a Dios, necesitamos un Dios que sea una buena prueba de lo que de verdad somos: ¡seres amados y dignos de ser amados!