Una carta de un obispo… en CD
El obispo de Vic, monseñor Romà Casanova, ha escrito una carta pastoral dirigida a los jóvenes. Se titula «Buscad y encontraréis». Hasta ahí todo normal y muy propio.
Lo bueno es que esta carta se presenta con un diseño innovador y va acompañada de un CD con materiales interactivos para trabajarla. Incluye una proyección con las voces de Dolors Casacoberta y Xavier Boada, actor de la compañía teatral Els Joglars, y un apartado de música religiosa, con canciones de autores conocidos y de jóvenes que empiezan a componer música.
El CD, según Véritas, incorpora también el texto de la carta pastoral en catalán y en castellano, algunas de las ideas que el obispo señala en la carta (un itinerario para redescubrir la fe), textos para profundizar en el tema, ya sean textos bíblicos, de autores clásicos como Santa Teresa de Ávila, o de santos contemporáneos como Teresa de Calcuta y Pere Tarrés.
¡Bienvenidas sean estas iniciativas y enhorabuena a los realizadores!
Esa cuaresma
En este número de Cuaderno Joven, incluimos algunas páginas que pueden ayudarnos a vivir la cuaresma con más sentido. Se trata de ver si somos cristianos del montón o somos personas críticas y decididas (Tema). Y de saber cuáles son nuestras disculpas a la hora de comprometernos (Parábola). Y de jugar a un vía crucis para que no nos puedan las turbulencias (Recursos). Y de dar sentido al ayuno (Propuestas)… Y de orar cada día (La Red, Oración…) Y de liberarnos de tantas cosas que nos estrechan (Imagen). Y de vivir con sentido en cualquier momento de la vida (las demás secciones): desde ser siendo críticos al ver la televisión a saber decir no.
Y se trata de tomar conciencia de nuestra Generación, tentada por la fama y poblada de rasgos que equiparan a las personas con un producto comercial (véase el recuadro de abajo y la página de al lado, sobre los que no sugerimos ninguna propuesta pero con los que tanto se puede reflexionar).
¡Buen camino, pues, de Cuaresma! Y a actuar.
Herminio Otero
Generación Fama Entre un individuo famoso y otro que no lo es se establece una relación singular de carácter distanciado y jerárquico. Los famosos conforman una élite de referencia capaz de transmitir valores sociales y el culto a la fama refleja la otra cara del gran premio: el castigo del anonimato y la marginación social. Es como si el mundo estuviera dividido en dos castas, los que actúan y los que miran. Ambos forman parte de un espectáculo-religión orquestado por los sumos sacerdotes de la industria de los contenidos. C. Wright Mills ya definió, en 1956, a las celebridades como «aquellos nombres que no necesitan identificarse» y conforman «la aristocracia del éxito social». El sociólogo norteamericano observaba «la profesionalización de la celebridad» como entretenimiento para las masas consumidoras. ParaMills este fenómeno basado en el prestigio social es «la sombra del dinero y el poder» y «su función es reforzar el poder convirtiéndolo en autoridad y protegiéndolo contra todo reto social». Las celebridades serían, pues, la vistosa pantalla de ese poder. Un programa como Operación Triunfo (OT) cumple perfectamente con estos supuestos: las celebridades, encarnadas en esos muchachos, expresan la potencia de la industria mediática como proveedor, casi único, de referencias sociales. Un poder que se instala en las conciencias y la sensibilidad colectivas. [Continúa en la página siguiente]. |