UNA IMAGEN VALE MÁS QUE MIL PALABRAS

1 mayo 2011

PROPUESTA VOCACIONAL A PARTIR DEL DISEÑO GRÁFICO

Xabier Camino, sdb
Coordinador Inspectorial de Animación Vocacional
Salesianos Bilbao
 
El dicho popular afirma que “una imagen vale más que mil palabras”. Y si siempre ha sido cierta esta afirmación, más aún lo es hoy —en la cultura de lo visual— y entre nuestros destinatarios principales: los adolescentes y jóvenes que han nacido en ella.
La Inspectoría salesiana “San Francisco Javier” de Bilbao, partiendo de esta convicción cultural y educativo-pastoral, viene llevando adelante, desde hace tres lustros, una Semana Vocacional que busca despertar la pregunta por el sentido de la vida desde una serie de materiales que basan su temática en un cartel visual y atractivo.
En las siguientes líneas presentaremos, a modo de experiencias, los tres diseños gráficos que han focalizado la campaña de los últimos años, procurando una “hermenéutica de la imagen” que nos facilite comprender su calado pastoral.
 
“Tú puedes ser sal”
La campaña del curso 2009 hizo confluir dos ideas: la propiamente educativa, “ser sal”, junto con la más evangélica, la celebración de los 150 años de la fundación de la Congregación Salesiana.
Lo primero que advertimos en el cartel es que tiene forma de corazón. Es más: hay dos corazones. Uno más grande y otro inscrito en éste. El mayor está en expansión, sobrepasa el papel, y dentro de él hay movimiento, en forma de ondas expansivas de color blanco.
En la parte interna, hay un segundo corazón más pequeño. Dentro de él se ve a Don Bosco, con la mano alzada, rebasando los límites del mismo. Dentro del gran proyecto de Dios han tenido cabida muchos hombres y mujeres que han entrado dentro de su corazón. Son los distintos carismas: ellos expresan que el amor de Dios es dinámico, que nunca acaba, y que se renueva de manera creativa sin cesar. El 150 aniversario de la fundación de los Salesianos nos recuerda cómo el carisma de Don Bosco se desarrolla a través de los años y precisa de personas que quieran “ser sal” para dedicar su vida a los niños y jóvenes. Estos son los Salesianos y los miembros de la Familia Salesiana.
Centramos ahora nuestra mirada en los jóvenes. Ellos también están en el gran plan de salvación de Dios. Por eso, existen Don Bosco, los Salesianos y los grupos de la Familia Salesiana. Todos somos “signos y portadores” del amor de Dios a los jóvenes y, juntos, expandimos su Gran Corazón.
Por último, podemos detenernos en los trazos del corazón y en las mismas ondas expansivas. Nos damos cuenta de que son granos de sal. El corazón de Dios y el mundo es “salado”, no es insípido. La afirmación de Jesús viene a nuestra memoria: “Vosotros sois la sal de la tierra” (Mt 5,13). Es éste, precisamente, el mensaje último de la campaña: “Podemos ser sal”, podemos implicarnos de manera personal y activa en este movimiento que da la vida al mundo y a las personas.
 
“Abre los ojos, ¿lo ves?”
Lo primero que se advierte en el cartel de la campaña del curso 2010 es un “ojo” en un primerísimo plano de lo que sería medio rostro de una persona. Acercándonos al cartel descubrimos que dentro de este ojo está Jesús. ¿Qué hace Jesús ahí? ¿Es un reflejo? Esta situación plantea un par de posibilidades pastorales de lectura gráfica.
Si es un reflejo es que Jesús está delante del chico, y que lo está viendo. Puede ser interesante la siguiente pregunta: ¿cómo se le puede ver a Jesús? Para responder, hay que mirar lo que rodea el cartel. Hay personas, como marcas de agua, pero muy reconocibles. Arriba a la derecha se ve un grupo de chicos alegres. A la izquierda hay unos niños de África, que nos recuerdan la realidad de la pobreza en el tercer mundo. Al lado del ojo se ven a tres chicos, y justo debajo dos niños indígenas de América latina. Para descubrir a Jesús, por tanto, hay que abrir los ojos a la realidad que nos rodea: ahí está Jesús, en medio de los problemas de las personas, de sus ilusiones… Está ahí porque es el Señor Resucitado.
Pero existe otra lectura sobre la figura de Jesús que aparece en el cartel. ¿Y si Jesús no fuera un reflejo, sino que estuviera dentro del mismo ojo? Si antes focalizábamos la mirada hacia el exterior (la realidad que nos rodea), ahora nos dirigimos hacia adentro (la realidad interior). Jesús también está en nuestro interior —como diría San Agustín, “más íntimo que mi misma intimidad”—. Podemos, pues, emprender un camino de descubrimiento interior. En nuestros sentimientos, en nuestros “sueños” más nobles, vive Jesús. Por eso, podemos hablarle y escucharle. Desde el silencio y otros ejercicios de “escucha” podemos ir descubriendo la voz maravillosa de este Dios que nos habita.
El mensaje de Jesús es una invitación a mirar lo que pasa, dentro y fuera de nosotros. A pararnos y abrir nuestro corazón al mundo, a los demás y a Dios, quien cuenta con cada una de nuestras vidas para hacer realidad su Reino.
 
“Y tú, ¿en-cajas?”
Un juego de palabras, apoyado en la imagen, está focalizando la campaña de este curso 2011. Los jóvenes que cargan unas cajas nos recuerdan que el proyecto común que se comparte es posible, es viable.
Y este proyecto no es uno más. Tiene nombre, tiene rostro —colorido, entusiasta, juvenil—. Es el rostro sonriente de Jesús de Nazaret. Él cuenta con manos jóvenes, llenas de vitalidad, para hacer realidad su mensaje de amor en el mundo. Esas manos, esos jóvenes, quieren buscar cómo “en-cajar” en el Plan de Salvación de Dios para la humanidad.
Todo el mundo es necesario, cada cual desde sus propias vivencias, cualidades y experiencias. La vocación, pues, es un Don universal que nos anima e invita a implicarnos, a tomar partido, a “en-cajar” en el Proyecto de Dios, que no es otro que el de la construcción y edificación del Reino.
La plasticidad de las cajas está posibilitando, a nivel práctico y pastoral, que la campaña vocacional de este curso sea muy visual y pueda protagonizar celebraciones y dinámicas con los niños, adolescentes y jóvenes con los que se está llevando adelante.
 

Xabier Camino Sáez