El 17 de mayo de 2009 moría Mario Benedetti, que había dicho en uno de sus libros: «Sin querer me metí en una utopía y no pude salir». Su última obra, publicada un año antes, fue el poemario ‘Testigo de uno mismo’ y estaba trabajando en un nuevo libro de poesía cuyo título provisional es ‘Biografía para encontrarme’. Esas podrían ser sus firmas vitales. Pero sus trazas vitales están sembradas en cualquiera de los 80 libros de poemas escritos por él, con una escritura para todos, seguida especialmente por legiones de jóvenes que se renuevan en su lectura incesantemente en todo el mundo o que cantan sus letras en canciones musicadas por otros, por ejemplo por el cantautor español Joan Manuel Serrat, que mantuvo una larga y estrecha amistad con él y puso música y convirtió en canciones muchos de sus versos, versos de “una poesía sumamente contagiosa, un acto de reflexión en voz alta con el que nos hizo reflexionar a todos».
Con ocasión de la aparición de su libro Memoria y esperanza. Un mensaje a los jóvenes (Destino, 2004), un ensayo dirigido a los jóvenes en el que apela a su capacidad de transformar el mundo, Benedetti, un defensor de la utopía que alzó su voz tantas veces para defender a los desfavorecidos, quiere que los jóvenes contemplen el mundo con una mirada diferente y se hagan preguntas. En una entrevista concedida a ‘Territorios’ decía:
–Yo no me considero un pesimista; al contrario, por eso me he pasado la vida escribiendo poemas de amor, y sigo haciéndolo. Señalo el desastre del mundo en que vivimos, pero sigo creyendo que siempre hay uno mejor que es posible. Otra cosa es que tal y como está el panorama, ya no me toque verlo.
–En comparación con los de mi generación, veo a los jóvenes de hoy distraídos por el consumo, despolitizados, engañados, pero estoy convencido que esto es temporal; así lo muestra la historia. Siempre son los jóvenes los que producen los cambios, las revoluciones.
– ¿Qué muchos jóvenes de hoy no tienen el hábito de leer? La lectura es enseñanza y también es placer. No leer es empobrecerse como persona y perder uno de los escasos premios de la vida.
–Los que están por la utopía nunca fueron muchos, pero no hay que olvidar que gracias a esos jóvenes parte del pobre mundo se hizo mas lúcido.
–Internet no es para mi generación. No veo que la globalización haya traído nada demasiado bueno, aunque a muchos les ilusione. El mundo es más rico, los países (algunos) más poderosos, la información es veloz y mucha, pero la gente es cada vez más pobre; cada vez mueren más personas de hambre o de epidemias, y sigue habiendo guerras (en las que siempre está metida alguna religión) difíciles de entender.
–Algunos de mis poemas más célebres han sido convertidos en canciones. La canción llega a mucha más gente que la poesía, sin duda, y los cantantes que han sabido dotar de contenido a sus canciones han hecho una buena labor por todo el mundo.
En Memoria y esperanza, Mario Benedetti habla a los jóvenes de la necesidad de luchar contra el conformismo, el consumismo y el capitalista ‘american way of death’ que trata de imponerse globalizadoramente en todo el planeta. Y también de la necesidad de preservar la rebeldía, el idealismo, la vitalidad, las ganas de vivir y de cambiar el mundo. Y lanza un certero mensaje a los jóvenes: la necesidad de luchar, de no dejarse vencer por el tedio o el derrotismo y mantener los sueños y la esperanza. (Véanse los dos poemas de la página siguiente.) Parecen palabras de otro siglo pero no podemos prescindir de ellas a comienzos de este siglo XXI.
Herminio Otero