La mitad de los jóvenes universitarios madrileños ha participado alguna vez en grupos de voluntariado, aunque el grado de compromiso es muy bajo ya que sólo el dos por ciento lo hace de una forma permanente.
Así se pone de manifiesto en el «Observatorio Juvenil 2003», un estudio realizado entre 1.530 universitarios españoles que ha sido coordinado por Cooperación Internacional y en el que han colaborado la Consejería de Educación de Madrid y la Universidad San Pablo-CEU. El 27,7 de los encuestados declara haber tenido contactos esporádicos con grupos de voluntarios, aunque la mitad de ellos no están asociados a ninguna organización.
Tareas: Sobre las áreas de voluntariado preferidas el estudio revela que las preferencias son muy uniformes, ya que la más apreciada es la de «enseñanza y educación» (7,1 en una escala de 1 a 10), seguida de «ayuda al medio ambiente y naturaleza» (6,9), centros de acogida (6,5), atención a la tercera edad (6,4) animales en peligro de extinción (6,3) y «discapacitados físicos» (6,2). El resto de las preferencias, con valores que oscilan entre 5,2 y 5,9, son la inmigración, ayuda médica y salud pública, drogas y marginación, discapacitados psíquicos y ayuda a los sin techo.
Sentido: Los jóvenes encuestados consideran que el voluntariado no sirve de nada si no se atacan los problemas de fondo, y un porcentaje de ellos estima que debería ser asumido por el Estado y que es esencial para la mejora social.
Motivos: La motivación más extendida entre los jóvenes al participar en grupos de voluntariado es la de sentirse bien al ayudar a los demás, la importancia que otorgan a los valores solidarios y de justicia social, o la inducción por parte de terceros. Entre los motivos que los jóvenes aducen para no participar destaca la falta de tiempo, seguido de la falta de oportunidad, la lejanía con cualquier centro de ayuda o el desconocimiento.
Metas: La lucha contra el crimen y el terrorismo (9,1 sobre 10) y erradicar el hambre (8,6) son las principales metas a las que puede aspirar una sociedad.
Actitudes: En el estudio se analizan las actitudes de los jóvenes hacia la inmigración, y concluye que su percepción es que este fenómeno no supone una amenaza a la educación, a la prosperidad económica o a la sanidad, aunque sí se percibe una amenaza para la seguridad ciudadana y se considera casi como «un riesgo» para conseguir un puesto de trabajo.
Para hacer
- Comparar estos datos, que tomamos de Telépolis (5.8.03), con lo que nosotros hacemos.
- Centrarse especialmente en las causas y metas. ¿Por qué soy yo voluntario o por qué no lo soy? ¿Cómo lo soy?
- Tomar opciones: ¿qué podemos hacer y cómo?