¡¡VENCEREMOS!!

1 mayo 2004

Plegaria, manifiesto, pensamientos…,

o pataleta ante la masacre del 11-M de Madrid

Padre, llevo ya varios días en que no soy capaz de mirarte a la cara. Ver todo aquello me ha reducido el corazón al tamaño de una nuez, mas de una nuez amarga. Sí, Señor, me avergüenzo de mi condición de hijo. Sólo te pido en este momento que me dejes desahogarme, aunque mis palabras no sean las correctas, aunque en mi corazón hayan quedado retazos de amargura. Esta noche, como tantas otras desde el brutal atentado en la que me cuesta conciliar el sueño, déjame, Señor, confiarte mis sentimientos más profundos…
Dios mío, yo también como millones y millones de hijos tuyos salí hace unos días a la calle a recordar a las víctimas y a sus familiares, con pancartas, con gritos y…, (no me cabe la menor duda) con mucho corazón.
Entre los múltiples gritos hubo uno que me llamó rabiosamente la atención: “¡Venceremos!”
 
Venceremos, sí, venceremos el día en que no hagamos
tanta demagogia política de algo tan sagrado como la Vida.
Venceremos el día en que dejemos de dictar nuestra santa voluntad
en nombre del Dios-democracia, del Dios-justicia o del Dios-que más nos interesa.
Venceremos el día en que entendamos que todo poder,
si no está basado en el servicio, corrompe,
ya venga de los políticos, de los peces gordos o de la Iglesia.
Venceremos el día en que no nos movamos por cifras, por escaños,
por escrutinios, sino por vidas, por vidas con nombres y apellidos.
Venceremos el día en que aprendamos a usar la libertad
para algo más que para quitar un crucifijo o jugar una partida al parchís
en lugar de una clase de Religión.
Venceremos el día en que eduquemos a los jóvenes en el Amor,
porque tal vez, o sin tal vez, sea cierto que –¡Dios, se me pone
la carne de gallina!– lo que separa a los hombres en dos razas
es el haber vivido una infancia feliz o desgraciada.
Venceremos el día en que dejemos de tirarnos piedras los unos a los otros,
que si los de la derecha, que si los de la izquierda o que si los del centro,
y nos dediquemos a revisar un poco más nuestras propias vidas
y, ¿por qué no?, darnos en alguna que otra ocasión un pequeño coscorrón.
Venceremos… (no aguanto estar ni un segundo más sin decirlo)
el día en que Tú, Dios mío, no seas rechazado, ignorado o asesinado
(sí, han leído bien), asesinado por un mundo prepotente
que sigue pensando que puede seguir funcionando sin contar contigo.

José María Escudero

 
Para hacer

  1. ¿Qué recordamos de los hechos del 11-M de 2004? ¿Dónde estábamos? ¿Cómo nos enteramos? ¿Qué nos sucedió?
  2. ¿Qué nos provoca este texto? ¿En qué estamos de acuerdo y en qué no? ¿Qué le sobra? ¿Qué le falta?
  3. “Venceremos”, pero ¿quiénes? Y lo más importante: ¿cómo? Decir propuestas y buscar medios de llevarlas a cabo comenzando por uno mismo.

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