Es 25 de septiembre y el viernes comenzó oficialmente el otoño, pero todavía me aferro con fuerza al verano, el frío matutino no puede con mi recuerdo de las vacaciones estivales, y eso que, como me han dicho algunos, no he hecho nada en este largo periodo vacacional.
En la mayoría de conversaciones informales que he tenido con las personas con las que me he encontrado -compañeros de trabajo, amigos, familiares…- hemos compartido los lugares en los que hemos veraneado y, tras la añoranza, aparece el mismo sueño: poder tener tiempo y dinero para viajar.
A mí me gusta viajar y conocer nuevos lugares, pero no soy una de esas personas que tienen en su salón un póster en el que van rascando los países que visitan, como si de una competición se tratase, ni el instagram repleto de selfies con monumentos a mis espaldas.
Los viajes que he hecho este verano me han permitido visitar a amigos, hacer cenas en lugares en los que nunca antes había estado, programar el nuevo curso y cargar las pilas relajado en la playa, disfrutar del don de ser tío, conocer lugares fascinantes, crear nuevas mil historias, bailar en verbenas y charangas, participar en eucaristías en muy diversos lugares, compartir mi tiempo haciendo voluntariado…
Viajar es, en mi opinión, un medio y no un fin. No quiero ir a Tailandia porque en esta época es muy barato, ni a Nueva York porque “tienes que ir una vez en la vida”. Quiero disfrutar planeando con mis compañeros de viaje, hacerme expectativas y ver si se cumplen, liarme la manta a la cabeza y coger un vuelo a última hora con mi grupo de amigos, ir al pueblo dos semanas con mi familia y quejarme como todos los años de lo aburrido que es aunque disfrute un montón, dedicar quince días de mis vacaciones a los chavales de un campamento sin esperar nada a cambio… Quiero que el recuerdo que me quede de los viajes sean las personas con las que los he compartido, las confidencias y las carcajadas.
Seguro que ya estás mirando la bola del mundo y reservando billetes para tu próximo viaje. ¿Y hasta que llega el día de partida? ¿Eres de los que vives de viaje en viaje? ¿El final de una escapada se junta con la planificación de la siguiente? Te invito a no perderte las pequeñas cosas de la vida que pasan a tu alrededor en el día a día, los momentos privilegiados con las personas que se cruzan en tu camino.
Yo, hasta que llegue la próxima aventura, seguiré intentando convencer a los que se crucen en mi camino de que se puede disfrutar con poco, que los pequeños placeres están en los encuentros con las personas y que se puede disfrutar sin coger un avión.
Iván Poza Maldonado – Responsable del MJS en SSM
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