Oración de “un galáctico del Reino”
Señor, ahora que el silencio y la oscuridad invaden el terreno de juego, ahora que las gradas lloran la ausencia de aplausos, de gritos, de vida, ahora que mis compañeros se han retirado a las duchas y sólo quedamos Tú y yo…, ahora quiero lanzarte un balón difícil, convencido de que Tú sabrás leer, a ras de campo, la jugada que quiero hacer contigo.
Dame, Señor, las fuerzas suficientes para aguantar todo el partido, si no al cien por cien, sí al menos con coraje y osadía.
Contágiame tu sabiduría para sacar el balón con claridad y poder repartir juego y oportunidades a mis hermanos.
Préstame tu mirada para saber adelantarme a las necesidades de mis compañeros, y así poder discernir cuando me encuentre en fuera de juego.
Concédeme la habilidad de regatear a los contrarios y poder llegar al área rival con posibilidades de victoria.
Acompáñame en los momentos difíciles en los que, en un breve lapso de tiempo, debo decidir qué hacer con el esférico, sabiendo que de mi audacia y buen hacer depende el éxito o el fracaso de todo un equipo.
Inspírame el acierto de introducir el balón en las redes, para poder festejar el gol como a mí me gusta, levantando mi camiseta y enseñando a todo el mundo tu rostro de Padre y de Amigo.
Infúndeme, Señor, tú que eres un juez compasivo y misericordioso que siempre dejas olvidadas las tarjetas en el vestuario, la paciencia necesaria cuando los resultados no lleguen; no me permitas nunca recurrir a la patada fácil para alcanzar el objetivo.
Señor, dentro de los terrenos de juego y, fuera, en el gran estadio de la vida, sé tú mi compañero de ataque, para construir juntos tu Reino… Así un día podré presentarme ante ti para festejar, junto a tantos hermanos nuestros, derrotados injustamente por jueces tiranos y cobardes, la Gran Victoria, la victoria del Real Reino de los Cielos, una victoria por goleada…
Te lo pide un galáctico del Reino.
José María Escudero