{"id":10062,"date":"2003-03-01T13:19:29","date_gmt":"2003-03-01T11:19:29","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=10062"},"modified":"2003-03-01T13:19:29","modified_gmt":"2003-03-01T11:19:29","slug":"hacia-un-concepto-de-ciudadania-para-el-siglo-xxi","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/hacia-un-concepto-de-ciudadania-para-el-siglo-xxi\/","title":{"rendered":"HACIA UN CONCEPTO DE CIUDADAN\u00cdA PARA EL SIGLO XXI"},"content":{"rendered":"

Adela Cortina <\/strong>es catedr\u00e1tica de \u00c9tica y Filosof\u00eda Pol\u00edtica Universidad de Valencia
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\nS\u00edntesis del art\u00edculo:
\nLa autora muestra que \u201clas personas, para desarrollarnos plenamente, precisamos ser ciudadanos, pertenecer a comunidades que aspiran a ser justas\u201d. Asumiendo la propuesta kantiana de educar en valores, describe los que \u201cdebe incorporar el ciudadano aut\u00e9ntico\u201d. S\u00f3lo una concepci\u00f3n de ciudadan\u00eda que sepa armonizar libertad y solidaridad, autonom\u00eda personal e integraci\u00f3n en comunidades locales (c\u00e1lidas y fuertes, pero abiertas a la interculturalidad), resulta digna del ser humano del siglo XXI. Para crecer en este modelo de ciudadan\u00eda, es preciso cultivar estas dimensiones: el ejercicio de las libertades pol\u00edticas y la participaci\u00f3n (ciudadan\u00eda pol\u00edtica y civil<\/em>), los derechos sociales y culturales (ciudadan\u00eda social), promover una \u00e9tica del consumo (ciudadan\u00eda econ\u00f3mica<\/em>), saber crear opini\u00f3n p\u00fablica y asociaciones profesionales (ciudadan\u00eda c\u00edvica<\/em>), formar para la convivencia con otras culturas (ciudadan\u00eda intercultural<\/em>) y, hoy muy especialmente, cuidar y desarrollar ese \u201cgen o semilla\u201d de apertura universal que el ser humano lleva dentro (ciudadan\u00eda cosmopolita<\/em>), porque estos derechos corresponden no a unos pocos, sino a todos los ciudadanos y ciudadanas del mundo.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong>
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  1. Los ejes de la educaci\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nA fines del siglo XVIII afirmaba Immanuel Kant que \u00ab\u00fanicamen\u00adte por la educaci\u00f3n el ser humano puede llegar a serlo. No es sino lo que la educaci\u00f3n le hace ser\u00bb. Y, como buen ilustrado, confiaba en que cada generaci\u00f3n legar\u00eda a la siguiente sus m\u00e1s preciados ideales, de donde ir\u00eda resultando el progreso<\/em> de la humanidad hacia lo mejor.
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    \nHoy parece que la confianza ilustrada en el progreso de la humanidad no est\u00e9 en alza porque la historia nos ha hecho sufrir una buena cantidad de decepciones. Sin embargo, si algo sigue en pie es la esperanza de que la educaci\u00f3n haga posible, si no un progreso indefinido, al menos un indeclinable avance hacia lo mejor. La educaci\u00f3n informal, a trav\u00e9s de la familia, los grupos de edad, los medios de comunica\u00adci\u00f3n. Y muy especialmente la educaci\u00f3n formal que se transmite a trav\u00e9s de la escuela.
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    \nPropon\u00eda Kant en su momento tres ejes para la educaci\u00f3n, que sigo creyendo v\u00e1lidos. Las habilidades t\u00e9cnicas<\/em>, que permiten al individuo dominar los medios necesarios para alcanzar los fines que se proponga; las habilidades sociales<\/em>, propias de seres prudentes, que se sirven unos de otros para lograr una convivencia tranquila y pac\u00edfica; y la sabidur\u00eda moral<\/em> por la que las personas se reconocen entre s\u00ed como seres absolutamente valiosos, dotados de dignidad, y no de precio, y est\u00e1n dispuestas a respetarse conformando una convivencia, no s\u00f3lo pac\u00edfica sino, sobre todo, justa. Habilidad t\u00e9cnica, prudencia social <\/em>y sabidur\u00eda moral<\/em> ser\u00edan entonces los tres ejes de la educaci\u00f3n.
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    \nTres siglos m\u00e1s tarde no puede tener esta propuesta mayor actualidad y es la que, a fin de cuentas, se encuentra en la ra\u00edz de los programas de \u00abEducaci\u00f3n en valores\u00bb, de tal trascenden\u00adcia, no s\u00f3lo en los centros escola\u00adres, sino tambi\u00e9n en los hospitales, las empresas, los medios de comunica\u00adci\u00f3n, la Adminis\u00adtraci\u00f3n P\u00fablica y la actividad pol\u00edtica.
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    \nSin embargo, uno de los problemas centrales a la hora de educar en valores es el de encontrar un hilo conductor que nos permita dilucidar en qu\u00e9 valores importa educar. Durante alg\u00fan tiempo los pedagogos recurrieron a lo que se llam\u00f3 la \u00abclarifica\u00adci\u00f3n de valores<\/em>\u00ab, que consist\u00eda en ayudar a los ni\u00f1os a entender bien los valores que hab\u00edan aprendido en sus hogares o con sus amigos y que hab\u00edan incorporado sin m\u00e1s discernimiento, confiando en que al comprender su verdadero significado y consecuencias el ni\u00f1o rechazar\u00eda lo rechazable y aceptar\u00eda lo deseable.
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    \nSin embargo, la clarificaci\u00f3n de valores mostr\u00f3 ser m\u00e1s una t\u00e9cnica \u00fatil que un verdadero m\u00e9todo educativo porque, tomada como m\u00e9todo, produc\u00eda sin remedio una sensaci\u00f3n de relativismo y de subjeti\u00advis\u00admo, totalmente ajenas a los que es realmente la vivencia de lo moral. Ante las matanzas, las hambrunas, la tortura, la deslealtad y la corrupci\u00f3n las gentes no reaccionan levantando los hombros indiferentes, sino con indignaci\u00f3n o con verg\u00fcenza, s\u00edntomas ambos de que relativismo y subjetivismo son todo menos humanos.
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    \nEl procedi\u00admentalismo<\/em> vino a sustituir a la clarifi\u00adcaci\u00f3n de valores, aduciendo como aval un excelente pedigr\u00ed filos\u00f3fico, el de hundir sus ra\u00edces en las teor\u00edas \u00e9ticas procedentes del formalismo kantiano, entre ellas, la \u00e9tica del discurso y la teor\u00eda de la justicia de John Rawls. El procedimenta\u00adlismo entiende que la moral ya impregna la vida cotidiana en forma de normas de conducta, que nos permiten organizar nuestras expectati\u00advas rec\u00edprocas, y que lo importante es descubrir los procedimien\u00adtos necesarios para discernir cu\u00e1les de las normas vigentes son asimismo v\u00e1lidas. Cuando una norma se pone en cuesti\u00f3n, importa discernir cu\u00e1l es el procedi\u00admiento adecuado para determi\u00adnar si es o no justa. Las cuestiones de justicia constitu\u00adyen la clave de la vida compartida, de donde conviene educar a ni\u00f1os y j\u00f3venes en la disposici\u00f3n a seguir los procedi\u00admientos racionales para descubrir qu\u00e9 normas son justas, cu\u00e1les injustas.
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    \nSin embargo, el procedimentalismo recibi\u00f3 fuertes cr\u00edticas, no s\u00f3lo desde el exterior, sino tambi\u00e9n desde el interior de su propia propuesta. Por muy respetuosos que puedan parecer los procedimientos con el pluralismo de concepciones de vida buena, por muy lejanos que quieran estar de los valores, porque es \u00e9se un mundo escurridizo, sucede que a las gentes no les mueven los procedimientos, por muy racionales que parezcan: nadie hace una revoluci\u00f3n por un procedimiento. Las personas se ponen en movimiento por el deseo de encarnar un valor o de alcanzar un bien, y los procedimientos interesan \u00fanicamente porque permiten descubrir d\u00f3nde radica lo justo, siendo la justicia un valor, con dinamismo, por tanto, para despertar las conductas.
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    \nImportaba, pues, poner de nuevo a la luz el mundo de los valores, pero no yuxtaponi\u00e9ndolos, como si de un agregado se tratara, sino desde un hilo conductor que permitiera discernir cu\u00e1les deben transmitirse universalmente. Surgi\u00f3 entonces de nuevo la noci\u00f3n de ciudadan\u00eda<\/em>, una noci\u00f3n tan antigua al menos como la vida pol\u00edtica en la Grecia cl\u00e1sica, por no hablar de Oriente, que ven\u00eda ahora a prestar ayuda en el \u00e1mbito de la educaci\u00f3n moral. La escuela debe educar en los valores de la ciudadan\u00eda, ser buen ciudadano es lo que puede exigirse a cualquiera que habita en una comunidad pol\u00edtica. Qu\u00e9 valores debe incorporar el ciudadano aut\u00e9ntico es ahora la cuesti\u00f3n.
    \n\u00a0<\/strong><\/p>\n

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    1. Un ciudadano del siglo XXI <\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

       
      \nQu\u00e9 es ser ciudadano y c\u00f3mo serlo es una de las principales preocupaciones de la actual filosof\u00eda moral y pol\u00edtica. Le viene esta preocupaci\u00f3n del deseo de unir dos elementos indispen\u00adsables para que las personas se sepan miembros de las comunidades en las que viven: la justicia y la pertenencia. S\u00f3lo quien se sabe justamente tratado es aut\u00e9ntico miembro de una comunidad, haya nacido o no en ella; s\u00f3lo quien se hace responsable de que esa comunidad progrese hacia la justicia ha reconocido con hechos pertenecer a ella. Las personas, para desarrollarnos plenamente, precisamos ser ciudada\u00adnas, pertenecer a comunidades que aspiran a ser justas.
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      \nA pesar de las dificultades que presenta la empresa de definir qu\u00e9 sea un ciudadano, se puede convenir en que ciudadano es aqu\u00e9l que no es siervo de otros, que no es esclavo, sino que es se\u00f1or de sus acciones junto sus conciudada\u00adnos, junto con aquellos con los que tiene que hacer la vida compartida. La idea de ciudadan\u00eda implica siempre, a la vez, autonom\u00eda personal y solidaridad, porque s\u00f3lo desde la solidaridad con otros es realmente posible ser libre.
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      \nLa libertad es una capacidad humana, pero tambi\u00e9n una meta que se conquista. Y no en solitario, sino con los que tambi\u00e9n aspiran a ser libres.
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      \nEsos otros hoy en d\u00eda son, en principio, los de la propia comunidad pol\u00edtica. Pero no s\u00f3lo ellos: en un mundo global somos tambi\u00e9n ciudadanos cosmopoli\u00adtas. Nuestro horizonte es el de ser ciudadanos del mundo.
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      \nAhora bien, una educaci\u00f3n en la ciudadan\u00eda cosmopolita requiere atender a un conjunto de dimensiones que son las que van componiendo la realidad de un ciudadano aut\u00e9ntico, la capacidad de vivir como tal en un mundo que es a la vez local y global. De cada una de esas dimensiones me he ocupado pormenori\u00adzadamente en Ciudadanos del mundo<\/em> (Madrid, Alianza, 1997), y son fundamental\u00admente las siguientes, hasta acceder a la ciudadan\u00eda cosmopolita.
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      \n* La primera de ellas<\/em> ser\u00eda la ciudadan\u00eda civil y pol\u00edtica<\/em>. En esta dimensi\u00f3n se concentra la idea de que es ciudadano quien tiene la capacidad de ejercer lo que se han llamado libertades b\u00e1sicas o tambi\u00e9n libertades civiles y pol\u00edticas. Es decir, la capacidad de formar la propia conciencia, la de expresarse libremen\u00adte, la de asociarse con otros para poder desarrollar la vida, la conciencia de ser sujetos de derechos, como el de desplazarse libremente por un territorio sin ser detenido por nadie, o el de exigir una parte en el conjunto de bienes de la Tierra que, a fin de cuentas, son bienes sociales.
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      \nJunto con estos derechos o libertades, a los que se llama \u00abciviles\u00bb, se encuentra el de partici\u00adpar activamen\u00adte en las decisiones que se toman en la propia comunidad pol\u00edtica, el de no permitir que me hagan la vida conjunta, sino empe\u00f1ar esfuerzo en hacerla activa\u00admente con otros. El aut\u00e9ntico ciudadano no es el que se recluye en su vida privada (familia, amigos, vecindad), ni siquiera el que vota cada cuatro a\u00f1os, sino el que participa activamente en la vida pol\u00edtica de su comunidad.
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      \nEnse\u00f1ar a reclamar esos derechos y ense\u00f1ar a ejercerlos es tarea de la escuela. La escuela debe transmitir conocimientos, por supuesto. Pero algo m\u00e1s: debe despertar la conciencia, mostrando a qu\u00e9 tiene derecho un ciudadano y, sobre todo, debe ense\u00f1ar a cultivar la responsabi\u00adlidad de ejercer esos derechos con altura humana.
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      \nPorque \u00ablibertad de expresi\u00f3n\u00bb no significa derecho a decir estupideces, ni \u00ablibertad de conciencia\u00bb implica derecho a creer en cualquier tonter\u00eda, ni la participaci\u00f3n en la vida pol\u00edtica exige \u00fanicamente votar cada cuatro a\u00f1os. Aprender a ejercer todas esa libertades con la dignidad de quien es una persona aut\u00e9ntica es tarea de toda una vida, que empieza en la familia y en la escuela.
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      \n* La segunda dimensi\u00f3n<\/em> de la ciudadan\u00eda que es preciso cultivar es la ciudadan\u00eda social<\/em>. El concepto fue acu\u00f1ado por Thomas S. Marshall a fines del siglo pasado, y se refiere a que un ciudadano aut\u00e9ntico es aqu\u00e9l que ve protegidos en su comunidad pol\u00edtica sus derechos civiles y pol\u00edticos, pero tambi\u00e9n los econ\u00f3micos, sociales y culturales. Es decir, que el ciudadano del siglo XXI debe saber que tiene derecho a un trabajo, a educaci\u00f3n, a asistencia sanitaria, a ayuda en tiempos de especial vulnerabili\u00addad (infancia, vejez, enfermedad, desempleo), y tambi\u00e9n a participar en la vida cultural de su comunidad pol\u00edtica.
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      \nPero tambi\u00e9n tiene que saber el \u00abciudadano social\u00bb que no es posible proteger esos derechos en todos los miembros de la comunidad pol\u00edtica si \u00e9l no est\u00e1 tambi\u00e9n dispuesto a asumir responsabilida\u00addes para que as\u00ed sea. El aut\u00e9ntico ciudadano sabe que es preciso proponer medidas para que nadie quede sin la protecci\u00f3n de estos derechos, como hacen quienes proponen una renta b\u00e1sica de ciudadan\u00eda, un reparto del trabajo, una asistencia sanitaria de calidad, etc. Es decir, quienes arriman el hombro con ideas y con la acci\u00f3n para que nadie quede sin ver protegidos esos derechos econ\u00f3micos, sociales y culturales.
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      \nY \u00abnadie\u00bb quiere decir en un mundo global \u00abning\u00fan ser humano\u00bb. Lo cual significa que es preciso construir una \u00abciudada\u00adn\u00eda social\u00bb no s\u00f3lo en la propia comunidad pol\u00edtica, que ya es mucho, no s\u00f3lo en la Uni\u00f3n Europea, que es a\u00fan m\u00e1s, sino tambi\u00e9n en la humanidad en su conjunto. Construir una \u00abciudadan\u00eda social cosmopolita\u00bb es una de las grandes tareas del ciudadano del siglo XXI.
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      \n* La tercera dimensi\u00f3n<\/em> de la ciudadan\u00eda es la econ\u00f3mica. Nadie es aut\u00e9ntico ciudadano si es, a fin de cuentas, esclavo de las reglas del juego econ\u00f3mico. Y, en este sentido, hay al menos una dimensi\u00f3n que es com\u00fan a todos los seres humanos, desde la que es posible cambiar el orden de la econom\u00eda: el consumo. Todos los seres humanos somos consumidores. Si fu\u00e9ramos capaces de coger en nuestras manos las riendas de nuestro consumo y consumir aquello que realmente deseamos, lo que nos hace libres y justos, lo que nos hace realmente felices, ser\u00edamos capaces de cambiar el curso de la econom\u00eda.
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      \nEsto es lo que he querido decir en Por una \u00e9tica del consumo<\/em> (Madrid, Taurus, 2002), porque entiendo que educar en el consumo, educar para consumir desde la libertad y la justicia, es construir un mundo de ciudadanos, no de esclavos o siervos. Y, en este sentido, los m\u00e1s j\u00f3venes son los m\u00e1s vulnerables a la presi\u00f3n del grupo, a la presi\u00f3n de la publicidad, a la moda, a lo que parece exigir la sociedad para no excluir a las personas por su estilo de consumo. Educar para saber consumir es, pues, de primera necesi\u00addad.
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      \n* La ciudadan\u00eda civil es la cuarta dimensi\u00f3n<\/em> de una ciudadan\u00eda aut\u00e9ntica. Se refiere a la capacidad de un ciudadano de partici\u00adpar, no s\u00f3lo en la esfera pol\u00edtica, sino tambi\u00e9n en la distintas esferas de la sociedad civil, muy especialmente, en la opini\u00f3n p\u00fablica y en el ejercicio de su actividad profesional.
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      \nPara que una sociedad funcione con bien no basta con que los ciudadanos participen en la vida pol\u00edtica, que ya ser\u00eda un gran paso, sino que es necesario que participen tambi\u00e9n, en primer lugar, en la opini\u00f3n p\u00fablica. Es preciso no confundir \u00abopini\u00f3n p\u00fablica\u00bb con \u00abopini\u00f3n publicada\u00bb. Esta \u00faltima est\u00e1 en manos de los medios de comunicaci\u00f3n y de lo grupos de presi\u00f3n, a ella a penas tienen acceso los ciudadanos independientes. Pero la opini\u00f3n p\u00fablica deber\u00eda ser la plataforma en que los ciudadanos deliberan libremente sobre lo que consideran justo e injusto, lanzan propuestas para reformar su sociedad en un sentido u otro, hacen oir sus opiniones sobre las cuestiones que preocupan a todos, se construyen, en suma, una \u00abvoluntad com\u00fan\u00bb.
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      \nSin una opini\u00f3n p\u00fablica viva y potente las sociedades pierden su savia y se resecan. Pero tambi\u00e9n sin la presencia de asociacio\u00adnes de profesionales y de gentes con diferentes oficios, que tratan de dignificar su profesi\u00f3n, ejerci\u00e9ndola para alcanzar las metas por las que tiene sentido. Educar en la civilidad, educar en la capacidad de participar en la vida compartida con el buen ejercicio de la actividad profesional es una de las dimensiones indispensables de la ciudadan\u00eda.
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      \n* La quinta dimensi\u00f3n<\/em> ser\u00eda la intercultural<\/em>. Las sociedades est\u00e1n formadas por gentes que cobran su identidad desde distintos bagajes culturales, existe una diversidad de culturas, tanto en el nivel local como en el global. Construir una ciudadan\u00eda intercul\u00adtural, y no s\u00f3lo multicul\u00adtural, forjada en el di\u00e1logo entre culturas, y no s\u00f3lo nacida de un mosaico de ellas, es necesario para que no haya excluidos y para aprovechar la riqueza que significa la diversidad de culturas.
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      \nEsto es necesario con mayor claridad todav\u00eda en este tiempo en que la inmigra\u00adci\u00f3n va creciendo y reuniendo de nuevo en un espacio de tierra a gentes que cobran su identidad y viven desde cosmovisiones muy distin\u00adtas. El intercultu\u00adralismo impide que una sola cultura pol\u00edtica se imponga a las restantes, y exige un di\u00e1logo real entre las distintas culturas sociales, entre las distintas cosmovisiones sociales. En este sentido puede ser de gran ayuda el Glosario para una Sociedad Intercultural<\/em>, que ha coordinado Jes\u00fas Conill (Valencia, BANCAJA, 2002), y en el que se contienen una cincuente\u00adna de t\u00e9rminos, tratados con todo rigor por especialistas de primer orden, para ayudar a quienes desean trabajar en la l\u00ednea de construir una ciudadan\u00eda intercultural: profesores, trabajadores sociales, gentes de la Administraci\u00f3n, etc.
      \n 
      \nY, por \u00faltimo, como horizonte irrenun\u00adciable, la ciudadan\u00eda cosmopo\u00adlita<\/em>, el saberse ciudadanos del mundo, que reclama solidaridad univer\u00adsal, porque personas somos y nada de lo personal puede resultarnos ajeno.
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      1. Ciudadanos del mundo: un cosmopolitismo arraigado<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

         
        \nLa ciudadan\u00eda es primariamente una relaci\u00f3n pol\u00edtica entre un individuo y una comunidad pol\u00edtica, en virtud de la cual el individuo es miembro de pleno derecho de esa comunidad y le debe lealtad permanente. El estatuto de ciudadano es, pues, el reconocimiento oficial de la integraci\u00f3n del individuo en la comunidad pol\u00edtica, comunidad que desde los or\u00edgenes de la Modernidad cobra la forma de Estado nacional de derecho.
        \n 
        \nAhora bien, el v\u00ednculo pol\u00edtico en que consiste el lazo ciudadano constituye un elemento de identificaci\u00f3n social para los ciudada\u00adnos, es uno de los factores que conforman su identidad, y precisamente por eso en este punto tienen su origen la grandeza y la miseria del concepto de ciudadan\u00eda. La identificaci\u00f3n con un grupo supone descubrir los rasgos comunes, las semejanzas entre los miembros del grupo pero, a la vez, tomar conciencia de las diferen\u00adcias con respecto a los for\u00e1neos. La ciudadan\u00eda supone entonces aproxima\u00adci\u00f3n a los semejantes y separaci\u00f3n con respecto a los diferentes.
        \n 
        \nDe ah\u00ed que el concepto de ciudadan\u00eda se genere desde la dial\u00e9cti\u00adca \u00abinterno\/externo\u00bb, desde esa necesidad de uni\u00f3n con los semejantes que comporta la separaci\u00f3n de los diferentes, necesidad que al menos en Occidente se vive como un permanente conflicto.
        \n 
        \nLas tradiciones universalistas desde el estoicismo y el cristia\u00adnismo, pasando por el liberalismo y el socialismo, exigen encarnar una ciudadan\u00eda cosmopolita, que trascien\u00adde los marcos de la ciudadan\u00eda nacional (propia del Estado nacional) y la transna\u00adcional (propia de las uniones entre los Estados nacionales, como es el caso de la Uni\u00f3n Europea). Si la idea de ciudadan\u00eda se forja, en principio, desde la dial\u00e9ctica \u00abinterno-externo\u00bb, el horizonte de la ciudadan\u00eda cosmopolita pone en cuesti\u00f3n todo provincianismo.
        \n 
        \nCiertamente, aunque el ideal cosmopolita parece contradicto\u00adrio, porque los ciudadanos de una comunidad pol\u00edtica se identifi\u00adcan precisa\u00admente por saberse diferen\u00adtes de los que no pertenecen a ella, desde la irrupci\u00f3n del universalis\u00admo moral de la mano del estoicismo y del cristia\u00adnismo fue haci\u00e9ndose patente que una semilla de universa\u00adlismo est\u00e1 entra\u00f1ada en los seres humanos, una semilla que ha ido convirti\u00e9n\u00addose en \u00e1rbol a trav\u00e9s de las tradiciones herederas del universa\u00adlismo \u00e9tico, tanto religiosas como pol\u00edticas (liberalismo y socialismo). Unas y otras convienen con Kant en que la humanidad tiene un destino, el de forjar una ciudadan\u00eda cosmopoli\u00adta, posible en una suerte de rep\u00fablica \u00e9tica universal.
        \n 
        \nPor tanto, las bases de un plan de educaci\u00f3n han de ser cosmopo\u00adlitas, como Kant suger\u00eda, para ajustarse a ese \u00abgen cosmopolita\u00bb que todo ser humano lleva dentro. Pero son los adultos a fin de cuentas quienes deben dar un Norte a esa educaci\u00f3n proponiendo proyectos comunes desde una raz\u00f3n diligente. Porque, a fin de cuentas, lo que construye comunidad no es s\u00f3lo tener v\u00ednculos adscriptivos comunes, sino sobre todo tener una causa com\u00fan. Por eso, desear\u00eda proponer como meta de la educaci\u00f3n la educaci\u00f3n en un \u00abcosmopoli\u00adtismo arraigado<\/em>\u00ab, como defend\u00ed en Alianza y Contrato<\/em> (Madrid, Trotta, 2001).
        \n 
        \nUna propuesta semejante pretende asumir el universalis\u00admo de quien sabe y siente que es un ser humano y \u00abnada de lo humano puede resultarle ajeno\u00bb. No existen, por tanto, barreras infran\u00adqueables entre las personas, sean nacionales, sean religio\u00adsas, sean ling\u00fc\u00edsticas. Hablamos desde <\/em>determinadas culturas y lenguas, pero con la convicci\u00f3n de que podr\u00edamos entendernos con cualquier ser dotado de competencia comunicativa, es decir, con cualquier persona; por eso resulta imposible trazar un l\u00edmite irrebasable entre \u00abnosotros\u00bb y \u00abvosotros\u00bb o \u00abellos\u00bb. En este sentido, la tradici\u00f3n estoica marc\u00f3 con acierto el camino que con razones diversas defender\u00edan cristianismo, liberalismo y socialismo: la lealtad fundamental<\/em> de las personas es la que deben a las personas, como tales.
        \n 
        \nSin embargo, no es menos cierto que las personas nacen en comunidades concretas (en familias, comunidades vecinales, comunidades pol\u00edticas) y se adscriben a lo largo de su vida a comunidades concretas (comunidades religiosas, nuevas familias, nuevas vecindades).
        \n 
        \nNecesitamos la calidez de las comunidades fami\u00adliar, vecinal, religio\u00adsa, escolar, pol\u00edtica, para ir apren\u00addiendo a degustar en ellas los valores que nos permiten acondicio\u00adnar la vida para hacerla habitable. Predicar valores d\u00e9biles, como se hace a menudo, despre\u00adciar las comunidades existentes, es suicida, cuando justamente las personas precisamos comunidades de sentido, en las que aprender a vivir desde \u00abvalores fuertes\u00bb, desde valores que tienen un gran atractivo.
        \n 
        \nPero esas comunidades -y en esto el cosmopolitismo es insuperable- deben ser necesariamente abiertas<\/em> a cuantos desean integrarse en ellas, nunca cerradas, din\u00e1micas<\/em>, acogedoras de quienes desean tambi\u00e9n pertenecer a ellas, porque s\u00f3lo desde comunidades abiertas y din\u00e1micas (empezando por las escolares y familiares) es posible generar un aut\u00e9ntico cosmopolitismo arraigado.
        \n 
        \nEducar en estas diversas dimensiones de la ciudadan\u00eda, en la civil y pol\u00edtica, social, econ\u00f3mica, c\u00edvica, intercultural y cosmopolita, es educar a un aut\u00e9ntico ciudadano y a una aut\u00e9ntica ciudadana para el siglo XXI.
        \nAdela Cortina<\/strong><\/p>\n

        <\/h1>\n

        REFERENCIAS BIBLIOGR\u00c1FICAS<\/h1>\n

         
        \nJES\u00daS CONILL (coord.), Glosario para una Sociedad Intercultu\u00adral, Valencia, BANCAJA, 2002
        \n 
        \nADELA CORTINA, Ciuudadanos del mundo. Hacia una teor\u00eda de la ciudadan\u00eda, Madrid, Alianza, 1997.
        \n 
        \nADELA CORTINA, Alianza y Contrato. Pol\u00edtica, \u00e9tica y religi\u00f3n, Madrid, Trotta, 2001.
        \n 
        \nADELA CORTINA, Por una \u00e9tica del consumo. La ciudadan\u00eda del consumidor en un mundo global, Madrid, Taurus, 2002.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

        Adela Cortina es catedr\u00e1tica de \u00c9tica y Filosof\u00eda Pol\u00edtica Universidad de Valencia     S\u00edntesis del art\u00edculo: La autora muestra que \u201clas personas, para desarrollarnos plenamente, precisamos ser ciudadanos, pertenecer a comunidades que aspiran a ser justas\u201d. Asumiendo la propuesta kantiana de educar en valores, describe los que \u201cdebe incorporar el ciudadano aut\u00e9ntico\u201d. S\u00f3lo una […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[765,763,94],"tags":[],"class_list":["post-10062","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-adela-cortina","category-estudios-314","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/10062"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=10062"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/10062\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=10062"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=10062"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=10062"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}