{"id":10078,"date":"2003-01-01T13:39:51","date_gmt":"2003-01-01T11:39:51","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=10078"},"modified":"2003-01-01T13:39:51","modified_gmt":"2003-01-01T11:39:51","slug":"la-iglesia-comunidad-profetica","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/la-iglesia-comunidad-profetica\/","title":{"rendered":"LA IGLESIA: COMUNIDAD PROF\u00c9TICA"},"content":{"rendered":"
Jos\u00e9 M. Castillo Jos\u00e9 M. Castillo Jos\u00e9 Mar\u00eda Castillo, jesuita, ha sido profesor en la Facultad de Teolog\u00eda de Granada y profesor invitado en la Universidad Pontifica Gregoriana (Roma) y de Comillas (Madrid). \u00a0 S\u00cdNTESIS ART\u00cdCULO \u00bfC\u00f3mo una Iglesia objeto de tantas cr\u00edticas puede ser de hecho una \u201ccomunidad prof\u00e9tica\u201d? La Iglesia, que se fundamenta […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[752,360,94],"tags":[],"class_list":["post-10078","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-312-313","category-jose-m-castillo","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/10078","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=10078"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/10078\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=10078"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=10078"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=10078"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
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\nJos\u00e9 Mar\u00eda Castillo, jesuita, ha sido profesor en la Facultad de Teolog\u00eda de Granada y profesor invitado en la Universidad Pontifica Gregoriana (Roma) y de Comillas (Madrid).
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\nS\u00cdNTESIS ART\u00cdCULO
\n\u00bfC\u00f3mo una Iglesia objeto de tantas cr\u00edticas puede ser de hecho una \u201ccomunidad prof\u00e9tica\u201d? La Iglesia, que se fundamenta en Jes\u00fas y tiene su origen en el Evangelio de Jes\u00fas, tiene la misma misi\u00f3n y la misma tarea. Para eso est\u00e1 en el mundo, para seguir haciendo lo que hizo Jes\u00fas. De lo que se sigue su misi\u00f3n prof\u00e9tica<\/em>, que descubre al ver c\u00f3mo realiz\u00f3 Jes\u00fas su destino prof\u00e9tico. Todo ello trae como consecuencia la actitud cr\u00edtica ante el sistema establecido en nuestro mundo y ante el sistema del mundo que puede establecerse en la Iglesia. Evitar la tentaci\u00f3n de una falsa prudencia, clamar en defensa de la justicia, sin acomodarse al sistema, har\u00e1 que la Iglesia tome cada d\u00eda m\u00e1s en serio el Evangelio y pueda llegar a ser una \u201ccomunidad prof\u00e9tica\u201d, una comunidad m\u00e1s obediente al Evangelio.
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\nCorren malos tiempos para la Iglesia
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\nSi pensamos en serio y hablamos con sinceridad, estaremos de acuerdo en que, efectivamente, no corren buenos tiempos para la Iglesia. Hay momentos en que se tiene la impresi\u00f3n de que \u201cse ha levantado la veda\u201d que, hasta no hace mucho, prohib\u00eda disparar a cara descubierta contra los \u201clos hombres de la Religi\u00f3n y de la Iglesia\u201d. El hecho es que raro es el d\u00eda que no nos llegan nuevas y extra\u00f1as noticias sobre curas que han violado chiquillos, frailes que se meten en turbios negocios de dinero o incluso obispos que dicen o escriben cosas que escandalizan a unos o desconciertan a otros. Y es claro, estando as\u00ed las cosas, \u00bfa qui\u00e9n se le ocurre pensar que esta Iglesia, tan desprestigiada, pueda ser de hecho una comunidad prof\u00e9tica en el mundo en que vivimos?
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\nEsta pregunta tiene su raz\u00f3n de ser. Porque, cuando hablamos de una \u201ccomunidad prof\u00e9tica\u201d, en realidad \u00bfde qu\u00e9 estamos hablando? Como es l\u00f3gico, todo depende de lo que cada cual entiende cuando se refiere a lo que es un \u201cprofeta\u201d y, por tanto, una comunidad \u201cprof\u00e9tica\u201d. Para mucha gente, el profeta es el hombre que \u201cpredice\u201d el futuro, una especie de adivino<\/em>. Cosa que algunos entienden como si un profeta fuera un anunciador del Mes\u00edas<\/em>, por ejemplo lo que hizo Juan Bautista. En otros casos, hay quienes piensan que un profeta es un solitario<\/em>, un individuo que se a\u00edsla en la soledad, para entregarse a rezos, visiones y cosas as\u00ed. Pero, sin duda, la idea que m\u00e1s se ha difundido \u00faltimamente es que el profeta es un reformador social<\/em> o, si se quiere, un \u201crevolucionario social\u201d, un individuo que no huye de la sociedad, sino que se compromete con ella, para cambiarla y para conseguir que en el mundo haya m\u00e1s justicia y m\u00e1s solidaridad [1]<\/sup>. En este caso, el profeta es un hombre ejemplar<\/em> y un hombre libre<\/em>, que denuncia las injusticias, descubre la corrupci\u00f3n y se pone de parte de las v\u00edctimas. Por esto, se comprende que esta idea de lo que es un profeta (el profeta como \u201creformador social\u201d) sea la que m\u00e1s se ha difundido en los \u00faltimos tiempos. Porque nunca, como ahora, la preocupaci\u00f3n por las v\u00edctimas ha tenido tanta fuerza en grandes sectores de la opini\u00f3n p\u00fablica [2]<\/sup>.
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\nAs\u00ed las cosas, se comprende la dificultad y el inter\u00e9s que tiene, en este momento, el tema de la Iglesia como \u201ccomunidad prof\u00e9tica\u201d. \u00bfPodemos decir ahora mismo que la Iglesia es una instituci\u00f3n prof\u00e9tica y que, por tanto, el conjunto de los cristianos desempe\u00f1an en la sociedad la dura y ejemplar tarea del que act\u00faa como \u201creformador social\u201d? \u00bfEst\u00e1 hoy la Iglesia, por tanto, en condiciones de llevar adelante una aut\u00e9ntica \u201crevoluci\u00f3n social\u201d? Este es el problema.
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\nJes\u00fas y la Iglesia
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\nCuando el concilio Vaticano II habla de la fundaci\u00f3n de la Iglesia, dice que \u201cnuestro Se\u00f1or Jes\u00fas puso el comienzo (initium fecit<\/em>) de la Iglesia anunciando el Reino de Dios\u201d (LG 5, 1). Esto quiere decir dos cosas. En primer lugar, que Jes\u00fas no fund\u00f3 la Iglesia, <\/em> sino que estableci\u00f3 el comienzo o el punto de partida del que luego, con el paso del tiempo y sobre todo con la fuerza del Esp\u00edritu, surgi\u00f3 la Iglesia. En segundo lugar, que la Iglesia se funda en Jes\u00fas<\/em>, es decir, la Iglesia tiene conciencia de que proviene de Jes\u00fas, concretamente de lo que, seg\u00fan los evangelios, Jes\u00fas hizo y dijo cuando anunciaba la llegada del Reino de Dios [3]<\/sup>.
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\nDe lo dicho, se sigue una consecuencia fundamental, a saber: la Iglesia, que se fundamenta en Jes\u00fas y tiene su origen en el Evangelio de Jes\u00fas, tiene tambi\u00e9n, por eso mismo, la misma misi\u00f3n y la misma tarea que tuvo Jes\u00fas durante su vida mortal. En este sentido, el concilio Vaticano II se expresa con mucha claridad cuando dice que la Iglesia \u201crecibe la misi\u00f3n de anunciar el Reino de Cristo y de Dios, de establecerlo en medio de todas las gentes, y constituye en la tierra el germen y el principio de este Reino\u201d (LG 5, 2). Se trata, por tanto, de que la Iglesia est\u00e1 en este mundo nada m\u00e1s que para una cosa: continuar la obra que empez\u00f3 Jes\u00fas, seguir haciendo y diciendo lo que hac\u00eda y dec\u00eda Jes\u00fas, anunciando y estableciendo entre las gentes de todos los tiempos y de todos los pueblos el proyecto del Reino de Dios. Para eso est\u00e1 la Iglesia en el mundo. Y nada m\u00e1s que para eso. En definitiva, para seguir haciendo, a lo largo de la historia, lo que hizo Jes\u00fas<\/em>.
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\nJes\u00fas como profeta
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\nSi la Iglesia tiene como misi\u00f3n hacer en la historia lo mismo que hizo Jes\u00fas en su vida, de eso se sigue que la misi\u00f3n de la Iglesia es una misi\u00f3n prof\u00e9tica<\/em>. Porque, si algo hay claro en los evangelios, es que Jes\u00fas fue tenido por profeta. De manera que eso era lo m\u00e1s claro que la gente ve\u00eda en la figura de Jes\u00fas. En efecto, las gentes que viv\u00edan en Palestina, en tiempo de Jes\u00fas, tuvieron el convencimiento de que Jes\u00fas era un profeta. Este convencimiento aparece claramente expresado en el evangelio de Marcos (6, 15; 8, 27-28). Y est\u00e1 confirmado por la tradici\u00f3n propia de Lucas (7, 39) y por algunos fragmentos del evangelio de Mateo (21, 11. 46; cf. tambi\u00e9n Lc 9, 7-9; Jn 6, 14-15 y 1, 21). Adem\u00e1s, seg\u00fan Lc 24, 19, los llamados disc\u00edpulos de Ema\u00fas indican que hab\u00edan considerado a Jes\u00fas como un profeta. Por lo visto, entre la gente de aquel tiempo, no hab\u00eda otra idea m\u00e1s clara que \u00e9sa para definir a Jes\u00fas.
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\nPor tanto, la afirmaci\u00f3n de que Jes\u00fas fue un profeta se encuentra atestiguada en los cuatro evangelios. Adem\u00e1s, se trata de una afirmaci\u00f3n que proviene del tiempo en que Jes\u00fas andaba por el mundo, o sea antes de su muerte y resurrecci\u00f3n. Por tanto, cuando los evangelios dicen que Jes\u00fas fue un profeta, eso no es un invento de los cristianos, ni de ninguna comunidad antigua de la Iglesia. Efectivamente, si algo hay claro en la vida y en la historia de Jes\u00fas, es que fue un aut\u00e9ntico profeta [4]<\/sup>.
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\nPero hay m\u00e1s. Porque no se trata s\u00f3lo de que fue un profeta m\u00e1s, uno de tantos. Se trata, sobre todo, de que Jes\u00fas fue el profeta definitivo. De forma que, en Jes\u00fas, Dios nos dijo todo lo que nos ten\u00eda que decir. Y ya, despu\u00e9s de Jes\u00fas, no le queda a Dios nada m\u00e1s que comunicarnos. El autor de la carta a los Hebreos afirma esto mismo de manera solemne: \u201cEn m\u00faltiples ocasiones y de muchas maneras, habl\u00f3 Dios antiguamente a nuestros padres por medio de los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por su Hijo, al que nombr\u00f3 heredero de todo, lo mismo que por \u00e9l hab\u00eda creado los mundos y las edades\u201d (Heb 1, 1-2). Y san Juan de la Cruz, en un texto sublime, explica todo esto as\u00ed: \u201cLo que antiguamente habl\u00f3 Dios en los profetas a nuestros padres, en estos d\u00edas nos lo ha hablado en el Hijo todo de una vez (Heb 1, 1). En lo cual da a entender el Ap\u00f3stol que Dios ha quedado ya como mudo, y no tiene m\u00e1s que hablar\u201d [5]<\/sup>. Lo que hace falta ahora, como explica el mismo Juan de la Cruz, es \u201cponer los ojos s\u00f3lo en \u00e9l\u201d. Porque, en Jes\u00fas, Dios nos ha dicho y revelado todo lo que nos ten\u00eda que decir y revelar [6]<\/sup>.
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\nLa pena es que, entre los cristianos, todav\u00eda a estas alturas, hay gentes que andan buscando nuevas ideas, nuevas revelaciones y hasta nuevas visiones. Con lo cual, los que hacen eso dan a entender que no les basta con Jes\u00fas. Ni tienen suficiente con el Evangelio. Y van por ah\u00ed, como locos, buscando de ac\u00e1 y de all\u00e1, cosas nuevas que llamen la atenci\u00f3n. Porque, en el fondo, no se han \u2018tragado\u2019 que Jes\u00fas es el profeta definitivo<\/em>. Y, por tanto, que despu\u00e9s de Jes\u00fas, lo \u00fanico que hace falta es continuar en el mundo la tarea prof\u00e9tica que inici\u00f3 el propio Jes\u00fas<\/em>.
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\nEn el fondo, lo que nos pasa a los cristianos y le pasa a la Iglesia es que, con tal de no tener que hincarle el diente al Evangelio en serio, y ponernos a practicarlo, estamos dispuestos a lo que sea. Nos buscamos nuevos profetas y alambicamos interminables teor\u00edas. La cuesti\u00f3n es no cargar con lo \u00fanico que importa: la misi\u00f3n prof\u00e9tica de Jes\u00fas<\/em>.
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\nLa misi\u00f3n prof\u00e9tica de Jes\u00fas y la misi\u00f3n de la Iglesia
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\nJes\u00fas fue un profeta. De acuerdo. Pero la cuesti\u00f3n m\u00e1s importante est\u00e1 en saber c\u00f3mo realiz\u00f3 Jes\u00fas su destino prof\u00e9tico<\/em>. Porque en eso est\u00e1 el meollo del asunto. Ya que no se puede pretender que la Iglesia y los cristianos realicemos nuestra misi\u00f3n prof\u00e9tica de manera distinta a como la realiz\u00f3 Jes\u00fas. Como es l\u00f3gico, el que intente ser profeta \u201ca su manera\u201d, sin tener en cuenta para nada lo que hizo Jes\u00fas y c\u00f3mo lo hizo, que se despida de ser Iglesia, de hacer Iglesia y de seguir a Jes\u00fas. As\u00ed de claro. Y as\u00ed de fuerte.
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\nAhora bien, en los cuatro evangelios aparece un hecho que se nos impone por su evidencia: la vida de Jes\u00fas termin\u00f3 en un conflicto mortal. Esto supuesto, la pregunta que aqu\u00ed se plantea es muy clara: \u00bfpor qu\u00e9 llegaron a ponerse as\u00ed las cosas en torno a Jes\u00fas? En los relatos de su vida, se dice de mil maneras que Jes\u00fas fue un sujeto que no goz\u00f3 de buena reputaci\u00f3n. De ah\u00ed, las acusaciones que hac\u00edan contra \u00e9l. A Jes\u00fas le dijeron de todo. De \u00e9l se dijo que estaba loco (Mc 3, 21; Jn 7, 20), que era un blasfemo (Mc 2, 1-12; Mt 9, 1-8; Lc 5, 21; Jn 10, 33), que era un demonio (Belceb\u00fa) (Mt 10, 25), que practicaba la magia negra (Mt 12, 24Lc 11, 15) que era un comil\u00f3n y un borracho, que andaba con malas compa\u00f1\u00edas (Mt 11, 19), que era un falso profeta (Mt 27, 62-64; Jn 7, 12), que se portaba como un impostor (Mt 27, 63), como un agitador subversivo (Lc 23, 2. 14), como un poseso (Mc 3, 22; Jn 7, 20) y como un hereje (Jn 8, 48).
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\nRealmente, esta lista de insultos y denuncias da miedo. Y lo peor del caso es que tantas y tales acusaciones no ven\u00edan de los \u201cmalos\u201d, sino todo lo contrario. Los que dec\u00edan esas cosas de Jes\u00fas era los \u201cbuenos\u201d de entonces, los te\u00f3logos (escribas) y observantes (fariseos) de aquella religi\u00f3n. M\u00e1s a\u00fan, seguramente lo m\u00e1s fuerte es que Jes\u00fas se vio despreciado por su propia familia, por los suyos m\u00e1s cercanos, \u201cen su pueblo, en su familia y en su casa\u201d, como dice expresamente el evangelio de Marcos (6, 4; cf. Mt 13, 57). Tuvo que ser muy duro para Jes\u00fas darse cuenta de que ni su propia familia se fiaba de \u00e9l. Y, por supuesto, que los dirigentes de m\u00e1s autoridad y de m\u00e1s influencia en el pueblo despreciaban ol\u00edmpicamente lo que dec\u00eda y lo que hac\u00eda.
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\nPero, \u00bfpor qu\u00e9 Jes\u00fas provoc\u00f3 tantos insultos y tanta desconfianza? Por supuesto, Jes\u00fas se comport\u00f3 con una libertad provocativa para lo que se estilaba entre los jud\u00edos observantes de aquel tiempo. Sus repetidas violaciones del s\u00e1bado (Mc 2, 23-28; 3, 1-6; Mt 12, 1-8. 9-14; Lc 6, 1-5. 6-11; 13, 10-14; 14, 1-5; Jn 5, 1-9; 9, 13-14) y su sospechosa amistad con pecadores y gente de mal vivir (Mc 2, 13-17; Mt 9, 10-13; Lc 5, 28-32; 15, 1-2) eran cosas especialmente graves para la gente normal de la cultura jud\u00eda de entonces. Sin embargo, la causa real del conflicto definitivo y mortal no fue nada de eso. El evangelio de Juan, en un texto hist\u00f3rico de especial importancia, nos ha informado de lo que all\u00ed ocurri\u00f3. Despu\u00e9s de devolverle la vida a L\u00e1zaro (Jn 11, 1-44), la impresi\u00f3n fue tal que los supremos dirigentes de la religi\u00f3n jud\u00eda convocaron el Sanedr\u00edn y se preguntaron:
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\n\u201c\u00bfQu\u00e9 hacemos? Este hombre realiza muchos signos (hechos significativos); si lo dejamos que siga, todo el mundo va a creer en \u00e9l y vendr\u00e1n los romanos y nos destruir\u00e1n el lugar santo y la naci\u00f3n\u201d (Jn 11, 48). La cosa estaba clara. Los dirigentes jud\u00edos se dieron cuenta de que lo que all\u00ed estaba en juego era su propio poder, su propia supervivencia. Es evidente que aquellos hombres se sintieron atacados por Jes\u00fas, se vieron en peligro y comprendieron que ten\u00edan que tomar una decisi\u00f3n radical: o Jes\u00fas o nosotros. Y decidieron acabar con \u00e9l. El Evangelio lo dice lac\u00f3nicamente: \u201cDesde aquel d\u00eda tomaron la decisi\u00f3n de matarlo\u201d (Jn 11, 53).
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\nLa pregunta es: \u00bfpor qu\u00e9 hab\u00eda que matar al profeta? Y la respuesta no ofrece dudas: porque el profeta pone en peligro al sistema establecido y a todos los que se amparan en el sistema para seguir dominando y haciendo sufrir a la pobre gente<\/em>. En eso, dicho en pocas palabras, est\u00e1 el nudo de la cuesti\u00f3n. Por eso, Jes\u00fas denunci\u00f3 los abusos de poder que practicaban habitualmente los dirigentes jud\u00edos. Y no tuvo pelos en la lengua para decir de ellos que eran unos asesinos (Mc 12, 1-12), una \u201ccamada de v\u00edboras\u201d y malas personas (Mt 12, 34), \u201cgente perversa e id\u00f3latra\u201d (Mt 12, 39), les echa en cara que son unos hip\u00f3critas (Mt 6, 1-6;. 16-18; 15, 7; 23, 13. 15. 23, etc), los llama ciegos y gu\u00edas de ciegos (Mt 15, 14; 23, 16. 19. 24) y hasta les acusa que est\u00e1n repletos de robos y maldades (Lc 11, 39-41). M\u00e1s a\u00fan, Jes\u00fas llega a decir que los publicanos y las prostitutas son mejores que los m\u00e1ximos responsables de la religi\u00f3n aquella (Mt 21, 31-32).
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\nEn los evangelios hay m\u00e1s cosas en este sentido. Porque las diatribas de Jes\u00fas contra el poder opresor son muy fuertes. Realmente, no estamos acostumbrados a o\u00edr cosas as\u00ed en esta Iglesia tan \u201crespetuosa\u201d con todo el que tiene algo de poder, incluso cuando se usa ese poder de manera imp\u00fadica y represiva. Y es que la Iglesia, que echa mano constantemente del Evangelio, cuando se trata de justificar su propio poder<\/em>, se olvida de ese mismo Evangelio, cuando se trata de denunciar los abusos de poder que cometen los poderosos de este mundo<\/em>. En este sentido, por m\u00e1s doloroso que resulte reconocerlo, hay que decir que la Iglesia no aparece, con relativa frecuencia, como fiel continuadora de la misi\u00f3n prof\u00e9tica de Jes\u00fas.
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\nY tendr\u00eda que aparecer as\u00ed. Porque la Iglesia es, no s\u00f3lo apost\u00f3lica<\/em>, sino tambi\u00e9n prof\u00e9tica<\/em>. En un texto genial, el autor de la carta a los Efesios afirma que la comunidad est\u00e1 edificada \u201csobre el fundamento de los ap\u00f3stoles y de los profetas\u201d (Ef 2, 20). La Iglesia, por tanto, es tan apost\u00f3lica como prof\u00e9tica. Lo cual quiere decir que una Iglesia que insiste en su apostolicidad<\/em>, pero descuida su profetismo<\/em>, es una Iglesia infiel a s\u00ed misma e infiel a Dios. Y aunque es cierto que, en los \u00faltimos escritos del Nuevo Testamento, se nota una mayor valoraci\u00f3n del ministerio apost\u00f3lico sobre el ministerio prof\u00e9tico [7]<\/sup>, no es menos verdad que todav\u00eda en el siglo II se apreciaba mucho a los profetas en la Iglesia, como nos consta por la Didach\u00e9<\/em>, entre otros escritos. Ya finales de ese siglo, Ireneo de Ly\u00f3n avisa que no se debe expulsar a la aut\u00e9ntica profec\u00eda de la Iglesia [8]<\/sup>. Lo que da a entender que, ya entonces, lo prof\u00e9tico en la Iglesia estaba amenazado y en peligro de extinci\u00f3n. Con el paso del tiempo, ocurri\u00f3 lo que ten\u00eda que ocurrir, en una instituci\u00f3n que se f\u00eda m\u00e1s del poder de los que gobiernan que de la inspiraci\u00f3n prof\u00e9tica de los que denuncian. El hecho es que, en la Iglesia, los sucesores de los ap\u00f3stoles, que son los obispos, han ocupado los puestos centrales de la instituci\u00f3n, mientras que los profetas han sido vistos (y lo siguen siendo) con recelo y sospecha, como personas que crean problemas y a los que hay que vigilar y, si es preciso, controlar o incluso decirles que se callen.
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\nLa peligrosa tentaci\u00f3n de la prudencia
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\nEl hecho es que una Iglesia, en la que se concede m\u00e1s importancia al poder de los que mandan que a la profec\u00eda de los que denuncian, es una Iglesia a la que le interesa m\u00e1s la sumisi\u00f3n<\/em> que la justicia<\/em>. Y, entonces, lo que ocurre es que la Iglesia se calla ante hechos y problemas en los que no deber\u00eda callarse. Con lo cual se provocan situaciones en las que la Iglesia se hace c\u00f3mplice de cosas o incluso de injusticias que claman al cielo. Y conste que, al decir esto, no hablo de algo que podr\u00eda ocurrir<\/em>. Me refiero, por desgracia, a lo que ocurre<\/em> con demasiada frecuencia.
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\nEs la consecuencia inevitable de una instituci\u00f3n en la que importa, sobre todo, la sumisi\u00f3n. El d\u00eda 10 de septiembre de 1956, el profesor Y. Congar, el mejor conocedor de la historia de la Eclesiolog\u00eda que ha habido en el siglo XX, escrib\u00eda una carta a su madre en la que le dec\u00eda, entre otras cosas: \u201cEs evidente que Roma no ha buscado jam\u00e1s y no busca nada m\u00e1s que una cosa: la afirmaci\u00f3n de su autoridad. Lo dem\u00e1s no le interesa sino como materia y ejercicio de esta autoridad. Salvo un cierto n\u00famero de casos, ligados a hombres de santidad y de iniciativa, toda la historia de Roma es reivindicaci\u00f3n, toma de postura de su autoridad, y destrucci\u00f3n de todo lo que no se reduce a sumisi\u00f3n\u201d [9]<\/sup>. Congar hablaba por experiencia. Cuando escribi\u00f3 esa carta, estaba sufriendo el tercer destierro de su vida: ya era la tercera vez que las autoridades romanas expulsaban de su patria a un hombre sabio, que termin\u00f3 siendo nombrado cardenal de la Iglesia, al final de sus d\u00edas.
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\nPero, es claro, una instituci\u00f3n que, con frecuencia, se porta de esta manera, no suele reconocer p\u00fablicamente los verdaderos motivos de por qu\u00e9 hace lo que hace. Y entonces no queda m\u00e1s remedio que buscar excusas o razones aparentes. Por eso, es tan frecuente que los dirigentes de la instituci\u00f3n eclesi\u00e1stica echen mano de la \u201cprudencia\u201d. Porque hay casos frecuentes en los que la injusticia es tan evidente que no se puede negar. En esos casos, la escapatoria es el recurso a la \u201cprudencia\u201d: \u201cEs verdad lo que Vd dice, pero no es prudente decirlo en p\u00fablico o decirlo de esa manera\u201d. As\u00ed se despacha la propia responsabilidad. Y as\u00ed se justifica la censura o la condena del que ha cometido la \u201cimprudencia\u201d de decir lo que no se deb\u00eda decir \u201cen este momento\u201d.
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\nLa tentaci\u00f3n de la \u201cprudencia\u201d es muy fuerte en la Iglesia. Porque la falsa prudencia es el disfraz del miedo. Y el justificante de las ambiciones de un poder que nunca est\u00e1 dispuesto a reconocer que se equivoca o que act\u00faa por motivos inconfesables. Como es l\u00f3gico, una Iglesia que procede as\u00ed, dif\u00edcilmente puede ser reconocida como continuadora de la vida y el destino de aquel profeta, que fue Jes\u00fas de Nazaret, que cometi\u00f3 tantas \u201cimprudencias\u201d, al decirles a las autoridades religiosas de su tiempo lo que les dijo. Y tambi\u00e9n al hacerse amigo y defensor de las gentes que entonces se ve\u00edan en los puestos m\u00e1s bajos de la clasificaci\u00f3n social y moral, que hac\u00edan los intachables y observantes de aquel tiempo.
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\nEl clamor ineficaz por la justicia
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\nPero alguien pensar\u00e1 que todo lo que acabo de decir saca las cosas de quicio. Porque la Iglesia no para de denunciar las injusticias que se cometen. Como tampoco cesa de exigir justicia para los pobres y solidaridad con las v\u00edctimas del sistema econ\u00f3mico y pol\u00edtico que se nos ha impuesto. Eso es verdad. Desde el papa Le\u00f3n XIII (finales del siglo XIX) hasta el papa Juan Pablo II (comienzos del siglo XXI), el magisterio eclesi\u00e1stico no se ha cansado de repetir, con f\u00f3rmulas cada vez m\u00e1s audaces, que el destino de los bienes de este mundo es satisfacer las necesidades de todos los seres humanos. La doctrina social de la Iglesia es rica y abundante en este sentido. Lo ha sido, sobre todo, en el pontificado del papa Juan Pablo II.
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\nY sin embargo, cualquiera tiene la impresi\u00f3n de que algo debe fallar en esa doctrina social, si nos fijamos en los resultados que de hecho ha dado. A la vista de lo que ha pasado en los \u00faltimos treinta a\u00f1os, sin duda se puede afirmar que las repetidas condenas del comunismo, que ha hecho el magisterio eclesi\u00e1stico, han sido eficaces. Incluso hay quienes piensan que la acci\u00f3n de Juan Pablo II fue decisiva para hundir el muro de Berl\u00edn. La pregunta es: \u00bfha sido igualmente decisiva la doctrina papal para evitar los desastres que est\u00e1 causando el capitalismo en el mundo actual? Sin pasi\u00f3n de ninguna clase, hay que reconocer que la doctrina social pontificia ha sido m\u00e1s eficaz para acabar con el comunismo que para moderar los abusos del capitalismo. Esto no es una teor\u00eda. Ni una hip\u00f3tesis de trabajo. Es un hecho que est\u00e1 a la vista de todo el mundo.
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\nPero hay m\u00e1s. Nadie duda que la doctrina social de la Iglesia ha sido un clamor constante en defensa de la justicia. Y, sin embargo, es muy cierto que, aun con una cr\u00edtica fuerte, hasta radical, de las injusticias provocadas como resultado de los abusos del capitalismo (en su fase neo-liberal), las ense\u00f1anzas religiosas dejan ilesa la l\u00f3gica fundamental del sistema econ\u00f3mico capitalista. M\u00e1s a\u00fan, este tipo de doctrina social, seguramente sin darse cuenta de lo que hace, en el fondo ayuda a la conservaci\u00f3n y reproducci\u00f3n del capitalismo, a mediano y largo plazo. Por una raz\u00f3n muy sencilla: ning\u00fan sistema econ\u00f3mico o pol\u00edtico puede reproducirse con abusos. Y, entonces, si lo que hacemos es condenar los \u201cabusos\u201d, pero dejamos intacto al \u201csistema\u201d mismo, lo que estamos diciendo es que es necesario que se corrijan los abusos, para que el sistema funcione mejor y, por tanto, para que siga adelante [10]<\/sup>. A estas alturas, hay razones muy fundadas para sospechar que esto es lo que est\u00e1 ocurriendo en el mundo y en la Iglesia.
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\nEl fondo del problema
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\nLa Iglesia se ha organizado de manera que es una instituci\u00f3n integrada en el sistema establecido. Cuando hablo del sistema, me refiero al sistema cultural, al sistema econ\u00f3mico y al sistema pol\u00edtico. De hecho, sabemos por experiencia que la Iglesia es una instituci\u00f3n plenamente integrada en nuestra cultura. Y aceptada por las instituciones pol\u00edticas y econ\u00f3micas que nos gobiernan, en las que vivimos y de las que vivimos. Por otra parte, esto no tiene m\u00e1s remedio que ser as\u00ed, mientras la Iglesia siga organizada como ha llegado a organizarse con el paso del tiempo. Porque, desde el momento en que la Iglesia empez\u00f3 a identificarse con la religi\u00f3n oficial de Occidente, desde entonces la Iglesia no ha tenido m\u00e1s remedio que vivir en la mejor relaci\u00f3n posible con los poderes p\u00fablicos que determinan la cultura y rigen la econom\u00eda y la pol\u00edtica. M\u00e1s a\u00fan, la Iglesia, como instituci\u00f3n que representa a la \u201creligi\u00f3n oficial\u201d, act\u00faa de hecho como principio de \u201clegitimaci\u00f3n\u201d de los poderes que gobiernan en este sistema. De hecho, estamos acostumbrados a ver, como lo m\u00e1s natural del mundo, a los dirigentes pol\u00edticos jurar sus cargos con la mano puesta en la Biblia y ante un crucifijo que preside la ceremonia. Aunque no se diga nada al respecto, all\u00ed est\u00e1 la Iglesia aprobando lo que se hace y legitimando al sistema establecido.
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\nAhora bien, este sistema es el responsable directo de la violencia, la pobreza y la miseria que cuesta la vida de muchos miles de seres humanos cada d\u00eda. Con todo lo que eso lleva de sufrimiento, de atropello de la dignidad y de los derechos de las personas. Pero entonces, si las cosas son efectivamente as\u00ed, \u00bfhasta qu\u00e9 punto puede esta Iglesia cumplir con la misi\u00f3n prof\u00e9tica que hered\u00f3 de Jes\u00fas el Se\u00f1or? \u00bfC\u00f3mo puede denunciar las contradicciones del sistema si ella es parte de ese sistema?
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\nEl hecho es que la Iglesia presta servicios importantes al sistema, legitim\u00e1ndolo, recomend\u00e1ndolo, pidiendo a los fieles que sean buenos ciudadanos en este sistema naturalmente, y call\u00e1ndose en no pocas ocasiones en las que tendr\u00eda que hablar. Por su parte, el sistema ayuda de muchas maneras a la Iglesia, por ejemplo, mediante beneficios fiscales y aportaciones econ\u00f3micas importantes [11]<\/sup> y, sobre todo, con una legislaci\u00f3n adecuada para que la Iglesia (y sus instituciones) tengan el reconocimiento social y p\u00fablico que necesitan y les conviene para gestionar, no s\u00f3lo su misi\u00f3n evang\u00e9lica, sino tambi\u00e9n sus intereses institucionales. Ahora bien, estando as\u00ed las cosas, la Iglesia se ve, con frecuencia, en la penosa situaci\u00f3n de que sean los poderes p\u00fablicos los que le marcan los terrenos y le se\u00f1alan los temas de los que puede hablar y los asuntos en los que debe callarse. Esto no suele estar escrito en ninguna parte. Pero de hecho funciona as\u00ed. Lo cual explica, por ejemplo, por qu\u00e9 la Iglesia habla tanto de ciertos temas, que no cuestionan para nada al sistema, como ocurre con los problemas del sexo o de la familia, mientras que se calla en asuntos tan graves como son los relacionados con la organizaci\u00f3n de la econom\u00eda y el reparto del dinero o, peor a\u00fan, con la fabricaci\u00f3n y venta de armamentos, las relaciones internacionales y, por lo general, los asuntos que influyen de manera m\u00e1s determinante y m\u00e1s directa en la felicidad o la desgracia de millones de criaturas.
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\nPor otra parte, no conviene olvidar que, en todo este complicado asunto, no se trata s\u00f3lo de la responsabilidad de los dirigentes de la Iglesia (el papa y los obispos). En estas cosas, todos somos responsables. Porque todos hablamos de lo que nos conviene. Y todos nos callamos en lo que vemos que nos puede complicar la vida. As\u00ed somos los humanos. Pero, adem\u00e1s, es que as\u00ed nos han educado. Para escandalizarnos de los abusos sexuales y de la descomposici\u00f3n de la familia. Y para ver como lo m\u00e1s l\u00f3gico que un cristiano sea un \u201ctrepa\u201d, que, a codazo limpio, escala puestos y ocupa poltronas donde es elogiado como una \u201cpersona que vale\u201d. Est\u00e1 claro que nos han preparado para acomodarnos al sistema, no para ser profetas de un mundo m\u00e1s humano y m\u00e1s solidario<\/em>. Pero es evidente que, mientras no cambiemos (todos) de mentalidad en este orden de cosas, la Iglesia no podr\u00e1 ser una verdadera comunidad prof\u00e9tica.
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\nSi la Iglesia tomara en serio el Evangelio….
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\n\u00bfCreemos o no creemos en serio en el Evangelio de Jes\u00fas? No cabe duda que, si la Iglesia creyera en serio en el Evangelio, ser\u00eda una Iglesia prof\u00e9tica. Una Iglesia que perder\u00eda el miedo ante los poderes p\u00fablicos que causan tanto sufrimiento. Y una Iglesia que no se escudar\u00eda en la falsa prudencia con la que disfrazamos nuestros miedos inconfesables.
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\nLo que pasa es que, para que todo esto fuera una realidad, ser\u00eda necesario que la instituci\u00f3n eclesi\u00e1stica tomase dos grandes decisiones:
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\n1\u00aa. Ser obediente a la prohibici\u00f3n que Jes\u00fas les impuso a los ap\u00f3stoles de llevar dinero o contar con dinero para realizar la misi\u00f3n que a la que los enviaba. Jes\u00fas, en efecto, les dijo a los ap\u00f3stoles cuando los mand\u00f3 a anunciar el Reino de Dios: \u201cNo os procur\u00e9is oro, plata, ni calderilla para llevarlo en la faja; ni tampoco alforja para el camino, ni dos t\u00fanicas, ni sandalias, ni bast\u00f3n\u201d (Mt 10, 9-10; Mc 6, 7-8; Lc 9, 3). \u00bfPor qu\u00e9 la Iglesia busca y rebusca explicaciones para terminar anulando el sentido obvio de esta prohibici\u00f3n tan clara y tan exigente? Es evidente que le tenemos miedo a la palabra del Se\u00f1or. Seguramente porque le tenemos miedo a ir por la vida sin dinero y sin la seguridad que da el dinero. Pero hay algo m\u00e1s hondo en todo este asunto. El problema de fondo est\u00e1 en que no estamos dispuestos a romper con el sistema. La Iglesia est\u00e1 integrada en el sistema econ\u00f3mico y pol\u00edtico vigente. El sistema le da dinero a la Iglesia. Le da mucho dinero y le concede muchos privilegios. Dinero y privilegios a los que la Iglesia no quiere renunciar. Porque piensa que todo eso le viene muy bien para hacer apostolado y cumplir con su misi\u00f3n. Cuando, en realidad, la mentalidad de Jes\u00fas era distinta. Jes\u00fas pensaba que, para hacer apostolado, no hace falta dinero. Es m\u00e1s, pensaba que el dinero es un impedimento para el apostolado. El hecho es que, mientras la Iglesia siga integrada en el sistema, la Iglesia no tendr\u00e1 libertad para anunciar el Evangelio y, adem\u00e1s, tendr\u00e1 siempre miedos, muchos miedos.<\/em> Se impone, pues, con urgencia buscar otro modelo de organizaci\u00f3n eclesi\u00e1stica. Una Iglesia realmente pobre y sin medios econ\u00f3micos. Para poder hablar como hablaban los profetas. Y como habl\u00f3 Jes\u00fas.
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\n2\u00aa. Ser obediente a la prohibici\u00f3n que Jes\u00fas impuso a los ap\u00f3stoles de no ejercer el poder como lo ejercen los jefes de las naciones y los grandes de este mundo. Jes\u00fas, en efecto, fue muy tajante en este punto: \u201cNo ha der ser as\u00ed entre vosotros\u201d (Mc 10, 43; Mt 20, 26). Porque una Iglesia autoritaria termina organiz\u00e1ndose como una \u201cmonarqu\u00eda absoluta\u201d, en la que se priva de sus derechos a los fieles. Y, adem\u00e1s, desde el momento en se hace eso, la Iglesia pierde la \u201ccredibilidad\u201d necesaria para poder exigir a los poderes de este mundo el debido respeto a los derechos y libertades que los poderes p\u00fablicos tienen que respetar y proteger en la sociedad.
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\nEs evidente, por tanto, que si la Iglesia quiere ser una \u201ccomunidad prof\u00e9tica\u201d, no tiene m\u00e1s remedio que organizarse y funcionar de una manera muy distinta a como funciona actualmente. No se trata de pedir imposibles. Se trata, ni m\u00e1s ni menos, que de ser obedientes al Evangelio.
\nJos\u00e9 M. Castillo<\/strong>
\n[1]<\/sup> Cf. J. L. Sicre, La compleja imagen del profeta<\/em>, en la obra La Iglesia y los profetas<\/em>, C\u00f3rdoba – El Almendro, 1989, 21-26.
\n[2]<\/sup> Cf. R. Girard, Veo a Sat\u00e1n caer como el rel\u00e1mpago<\/em>, Barcelona – Anagrama, 2002, 209-219.
\n[3]<\/sup> Cf. J. A. Estrada, El Esp\u00edritu y los profetas en la Iglesia<\/em>, en la obra La Iglesia y los profetas, <\/em>113-118. Y, sobre todo, del mismo autor: Para comprender como surgi\u00f3 la Iglesia<\/em>, Estella – Verbo Divino, 1999.
\n[4]<\/sup> E. Schillebeeckx, Jes\u00fas. La historia de un viviente<\/em>, Madrid – Cristiandad, 1981, 442. Existe reedici\u00f3n actual de Edit. Trotta.
\n[5]<\/sup> Juan de la Cruz, Subida al Monte Carmelo<\/em>, libro II, cap. 20.
\n[6]<\/sup> L.c..
\n[7]<\/sup> Cf. J. A. Estrada, Para comprender como surgi\u00f3 la Iglesia<\/em>, 122-124.
\n[8]<\/sup> Adv. Haer.<\/em>, III, 9, 9.
\n[9]<\/sup> Y. Congar, Journal d\u2019un th\u00e9ologien, 1946-1956<\/em>, editado por E. Fouilloux, Par\u00eds – Cerf, 2000, 426.
\n[10]<\/sup> Cf. F. Houtart, Religiones y humanismo en el siglo XXI<\/em>, en la obra coordinada por este autor, Religiones: sus conceptos fundamentales<\/em>, M\u00e9xico y Buenos Aires – Siglo XXI, 240.
\n[11]<\/sup> Cf. J. Jim\u00e9nez Escobar, Los beneficios fiscales de la Iglesia cat\u00f3lica<\/em>, Bilbao – Descl\u00e9e, 2002.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"