{"id":1063,"date":"1998-01-01T17:21:26","date_gmt":"1998-01-01T17:21:26","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=1063"},"modified":"1998-01-01T17:21:26","modified_gmt":"1998-01-01T17:21:26","slug":"jubilos-para-un-jubileo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/jubilos-para-un-jubileo\/","title":{"rendered":"J\u00fabilos para un \u00abJubileo\u00bb"},"content":{"rendered":"

Bernardino M. Hernando<\/h3>\n

BERNARDINO M. HERNANDO<\/strong> ES PROFESOR EN LA FACULTAD DE \u00abCIENCIAS DE LA INFORMACI\u00d3N\u00bb DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE (MADRID).<\/p>\n

\u00a0S\u00edntesis del Art\u00edculo<\/h3>\n

\u00abAndando por los caminos de la ciudad\u2026\u00bb, el autor descubre y nos descubre cuatro jubilosas \u00abim\u00e1genes\u00bb para el \u00abjubileo\u00bb: el paraguas, los jubilados, la revoluci\u00f3n, los redichos. Im\u00e1genes para \u201csalir a la calle dispuestos a regarla de ternura\u201d, para \u201csentir eso mismo que siente Dios\u201d, para prepararnos jubilosamente la jubilaci\u00f3n, para distinguir a los pobres \u201cpor ser los amados\u201d, para desterrar los disfraces -por inevitables o beneficiosos o salvadores que parezcan-. Im\u00e1genes para proyectar una larga vida por delante. \u201cPor algo hace tanto tiempo que pintan a Dios como un jubilado de larga barba blanca. Era una premonici\u00f3n. No es que Dios se hiciera respetable por su ancianidad: es que se hac\u00eda alegre\u201d.<\/p>\n

Casi todas las profec\u00edas son tristes. Algunas terribles. Muy pocas son esperanzadoras.<\/p>\n

Hay otra literatura, en el vago \u00e1mbito de lo prof\u00e9tico \u2013aunque jam\u00e1s se reclame de tan esot\u00e9rico t\u00edtulo\u2013 que pretende inventar el futuro. Es inevitable citar la famos\u00edsima novela de Orwell,\u00ab1984\u00bb<\/em>. Se podr\u00edan citar todas las utop\u00edas, m\u00e1s o menos novelescas, desde el mundo cl\u00e1sico hasta hoy mismo. Todas las utop\u00edas podr\u00edan dividirse, en plan grueso y sin matices, en dos clases: las que prev\u00e9n cat\u00e1strofes y las que prev\u00e9n para\u00edsos. Ninguna se arriesga lo m\u00e1s m\u00ednimo, porque sus autores hablan de un futuro remoto y nebuloso. \u00abDespu\u00e9s de m\u00ed, el diluvio\u00bb, parecen decirse estos ut\u00f3picos utopistas.<\/p>\n

Cuando se atreven a dar fechas, como Orwell, suelen aferrarse a lo que ven para sugerir lo que puede venir. Es una tarea de deducci\u00f3n, menos arriesgada, m\u00e1s modesta, pero mucho m\u00e1s higi\u00e9nica. Profetizar para el a\u00f1o 2000 es tan f\u00e1cil, que s\u00f3lo se hace el rid\u00edculo. Ya estamos en el a\u00f1o 2000.<\/p>\n

Lo bueno de las profec\u00edas que se refer\u00edan al 2000 es que no se han cumplido. Ni las de mal ag\u00fcero ni las mesi\u00e1nicas. Y esto es lo mejor: quienes pronosticaban para el 2000 un para\u00edso se equivocaron. Por fortuna. Porque el para\u00edso que pronosticaban era un aut\u00e9ntico infierno: todo ir\u00edan bien, todo ser\u00eda maravilloso, todos nos amar\u00edamos much\u00edsimo, los avances tecnol\u00f3gicos ser\u00edan asombrosos, todos los paisajes ser\u00edan soleados, todas las hambres satisfechas y el mundo vivir\u00eda en perpetuo estado de gracia, lindeza y complacencia. \u00a1Qu\u00e9 horror! Nada tan infeliz como elmundo feliz<\/em> que temi\u00f3 Huxley.<\/p>\n

1\u00a0 J\u00fabilos y contraj\u00fabilos<\/h3>\n

He salido a la calle por la ma\u00f1ana. A media ma\u00f1ana. Esta zona popular, a veces demasiado, de la gran ciudad es una permanente lecci\u00f3n de vida. Una enciclopedia de realidades y sugerencias. Y sal\u00ed a cazarlas \u2013realidades y sugerencias\u2013 con descaro, con el agravante de la diurnidad y observaci\u00f3n.<\/p>\n

\u00a02\u00a0 El paraguas<\/h3>\n

Ven\u00eda el hombre por la acera con el paraguas abierto. Ven\u00eda refugiado bajo \u00e9l como si lloviera a c\u00e1ntaros. Pero no llov\u00eda a c\u00e1ntaros ni a nada. La gente lo miraba con curiosidad y con retint\u00edn en la mirada. Aquel hombre bajo el paraguas estaba haciendo el rid\u00edculo. Y \u00e9l tan tranquilo.<\/p>\n

\u00bfPor qu\u00e9 llevaba as\u00ed el paraguas? No hab\u00eda llovido en toda la ma\u00f1ana y, por tanto, no se hab\u00eda olvidado de cerrar el paraguas. Sali\u00f3 as\u00ed de casa por motivos dif\u00edciles de precisar. Quiz\u00e1s porque le dio la gana. Que d\u00e9 a alguien la gana de hacer una cosa tan rara no parece que pueda explicarse sino por una de estas razones:<\/p>\n

    \n
  • \u00a0El hombre est\u00e1 un poco para all\u00e1, algo tarar\u00ed,<\/em> chiflado.<\/li>\n
  • El hombre es un humorista. El paraguas siempre ha sido objeto de humor. Sobre todo, abierto y sin lluvia.<\/li>\n
  • El hombre es un exhibicionista y no encuentra otro modo m\u00e1s f\u00e1cil de llamar la atenci\u00f3n.<\/li>\n
  • El hombre es muy despistado. Sali\u00f3 de casa creyendo que llov\u00eda, sac\u00f3 el paraguas y lo abri\u00f3 sin preocuparse de averiguar si de verdad llov\u00eda.<\/li>\n<\/ul>\n

    Cada cual est\u00e1 en su derecho de buscar otras razones. O de no buscar ninguna y quedarse mirando al hombre del paraguas abierto con la inmensa ternura que producen las actitudes pac\u00edficas, raras e inexplicables.<\/p>\n

    Sin embargo, no solemos salir a la calle dispuestos a regarla de ternura, sino m\u00e1s bien a fomentar el vituperio.<\/p>\n

    Dicen que Dios lo ve todo, lo sabe todo. Por tanto, ve al hombre del paraguas y sabe por qu\u00e9 va as\u00ed. Adem\u00e1s, cabe sospechar que, a su infinito y perfecto modo, Dios piensa algo, siente algo en relaci\u00f3n al hombre del paraguas. \u00bfQu\u00e9? \u00a1Misterio!<\/p>\n

    Espero que no se\u00a0 me tome a mal, y menos a falta de respeto o de fe, si digo que me gustar\u00eda sentir eso mismo que siente Dios ante el hombre del paraguas. Ante las cat\u00e1strofes o ante las maravillas es m\u00e1s o menos f\u00e1cil colegir, por aproximaci\u00f3n teol\u00f3gica, qu\u00e9 puede sentir<\/em> Dios. Ante algo tan balad\u00ed como el hombre del paraguas no hay modo de colegir nada.<\/p>\n

    Lo evidente, por pura doctrina, es que Dios ve al hombre del paraguas. Y lo ve con amor, como a todas sus criaturas. Incluso ve el paraguas tambi\u00e9n con amor como obra ben\u00e9fica que es del hombre. Dios ama al hombre y cuanto de bueno hace el hombre. Dios ama, pues, al hombre y al paraguas, y no sabemos, al menos yo no s\u00e9, qu\u00e9 matices adquiere el amor divino cuando ve juntos, de tan exc\u00e9ntrica manera, al hombre y su paraguas.<\/p>\n

    Quien, a estas alturas del texto que lee, crea que estamos rizando el rizo, sepa que, por menos motivo, hubo sabios que levantaron catedrales de doctrina y artistas que construyeron monumentos de belleza. No es el objeto observado lo fundamental, sino los ojos de quien observa.<\/p>\n

    3\u00a0 Los jubilados<\/h3>\n

    Ven\u00eda delante, cargada con la compra, una mujer de unos 40 a\u00f1os de rostro ajado y mirada triste, muy triste. Tras ella, un hombre y una mujer en edad de jubilaci\u00f3n \u2013\u00bfsus padres?\u2013, caminando con alguna dificultad y mucha alegre deportividad sobre obst\u00e1culos callejeros.<\/p>\n

    \u2013 Tened cuidado, casi grit\u00f3 la mujer de la compra sin volverse.<\/p>\n

    \u2013 Ya lo tenemos, contestaron a coro los jubilados. Por la cuenta que nos tiene, a\u00f1adieron con una franca sonrisa. Y se fueron perdiendo en la distancia entre risas y palabras.<\/p>\n

    Cualquier estudiante adolescente en \u00e9poca de celo literario har\u00eda una novela de tan nimio pasaje. Sobre todo por la tristeza llamativa de la mujer de la compra en contraste con la sugerente alegr\u00eda de los jubilados. Hasta una novela cruel podr\u00eda hacerse. La hija cuarentona, acaso desgraciada en malos pasos matrimoniales o maternales, que ha de vivir con sus jubilosos padres, siempre tan contentos de disfrutar con j\u00fabilo la jubilaci\u00f3n. No tienen problemas de dinero, hasta se permiten m\u00e1s de una ayuda a la hija triste, y encima siempre andan por ah\u00ed de excursi\u00f3n con elInserso.<\/em><\/p>\n

    Por primera\u00a0 vez en siglos, jubilaci\u00f3n viene de j\u00fabilo. O lo proporciona. Hay muchos viejos tristes, pero su tristeza siempre ser\u00e1 menor que la de los cuarentones, condenados a jugar a j\u00f3venes y privados de todo jubilamiento.<\/em> Y por delante, una larga vida imprevisible. Por algo hace tanto tiempo que pintan a Dios como un jubilado de larga barba blanca. Era una premonici\u00f3n. No es que Dios se hiciera respetable por su ancianidad: es que se hac\u00eda alegre.<\/p>\n

    Los ni\u00f1os r\u00eden por inconsciencia. Los adultos r\u00eden con cuentagotas. Los viejos r\u00eden con j\u00fabilo. \u00abQue nos quiten lo bailao<\/em>\u00bb, parecen pensar. \u00abY lo que nos queda\u00bb, podr\u00edan pensar.<\/p>\n

    Morirse no es tan grave. Sobre todo, porque es irremediable. Incluso la muerte de Dios\/Jes\u00fas no hubiera tenido mayor importancia a no ser por la salvajada de su asesinato. Intento de asesinato, mejor.<\/p>\n

    Lo grave es envejecer mal. Ni siquiera envejecer. Envejecer despacito y calentitos, jubilados y jubilosos, tiene que ser una gozada.<\/p>\n

    Lo m\u00e1s grave es ir muri\u00e9ndose a partir de los 40 a\u00f1os. Muri\u00e9ndose de tristeza, de aburrimiento, de hambre y sed, de falta de amor, de falta de trabajo e ilusi\u00f3n.<\/p>\n

    \u00abDentro de cien a\u00f1os, todos calvos\u00bb, dec\u00edan antes los cuarentones con ganas de vivir. \u00abDentro de cien a\u00f1os, todos jubilados\u00bb. Ojal\u00e1.<\/p>\n

    Hay viejos tristes, ateridos de soledad y ruina. Pero peor es la ruina de los cuarentones que jam\u00e1s llegar\u00e1n a jubilados. O que llegar\u00e1n sin ninguna capacidad de j\u00fabilo.<\/p>\n

    4\u00a0 La revoluci\u00f3n<\/h3>\n

    En medio de aquella barriada de casas pobres, miserables si tenemos en cuenta el a\u00f1o 2000, un inmenso cartel\u00f3n anunciaba a pie de solar: \u201cPisos de lujo. Construcci\u00f3n inmediata\u201d. Hace a\u00f1os, habr\u00eda sido un casus belli<\/em>. Los pobres del entorno habr\u00edan subido a destruir el cartel\u00f3n y hubieran malpintado un sucio letrero de reivindicaci\u00f3n. Hoy no. Hoy miran el cartel con envidia y piensan para sus adentros y gritan para sus afueras que a ver cu\u00e1ndo pueden ellos comprarse un piso de lujo. Los pisos de lujo no hay que destruirlos, ni siquiera mancharlos con pintadas de revoluci\u00f3n: hay que aspirar a ellos.<\/p>\n

    Alguien grita por ah\u00ed: \u201cPobres del mundo, un\u00edos para as\u00ed haceros ricos con mayor facilidad\u201d. Los pobres andan hoy muy domesticados, porque se han acostumbrado a algunas migajas y yo no quieren renunciar a ellas: quieren el mendrugo entero.<\/p>\n

    El Evangelio de Jesucristo lo tiene muy dif\u00edcil. Es lo malo de algunos Jubileos: que se encuentran en la \u00abnecesidad\u00bb de editar el Evangelio en encuadernaci\u00f3n de lujo. Ya no se da posada al peregrino, se le da hotel de cinco estrellas. Tan bellas nos parecen las flores y los p\u00e1jaros de estallante colorido que los imitamos a fuerza de color, pero no a golpe de humildad y despreocupaci\u00f3n. Quien tome el Evangelio de Jesucristo al pie de la letra \u2013Amar a los enemigos, amar la pobreza y otros admirables consejos\u2013 r\u00e1pidamente ser\u00e1 conducido al manicomio. Tambi\u00e9n para eso valen los Samur.<\/em><\/p>\n

    La vida avanza. No se puede ni debe vivir como hace mil a\u00f1os. Estamos en el 2000. Por supuesto.<\/p>\n

    Pobreza no es miseria. Ser pobre hoy no es lo mismo que hace mil a\u00f1os. Por supuesto.<\/p>\n

    Ya s\u00f3lo falta averiguar en qu\u00e9 consiste ser pobre hoy. \u00bfLo sabr\u00e1 alguien? F\u00edjense lo grave del caso, que yo he llegado a pensar que ser pobre hoy podr\u00eda ser el carecer de tel\u00e9fono m\u00f3vil. Pero conozco a varios pobres que lo tienen y yo, por desgracia no soy pobre, no lo tengo. O sea, que nada.<\/p>\n

    Lo que nos negamos a admitir es que ya no est\u00e1 vigente el concepto de pobreza. De pobreza evang\u00e9lica, por supuesto.<\/p>\n

    Pobre es el que no tiene poder o tiene poco o muy poco o lo imprescindible para sentirse vivo y amado por Dios y por los hombres. \u00bfEs que los hombres aman a los que no tienen poder? Pues s\u00ed. Es a los \u00fanicos a los que aman. Los poderosos son envidiados, cortejados, alabados, festejados. Nunca amados. Y si lo son, es gracias a algo que nada tiene que ver con el poder. El poderoso, como poderosos, jam\u00e1s es amado.<\/p>\n

    De donde se deduce que los pobres se distinguen por ser \u00ablos amados\u00bb. \u00a1Qu\u00e9 bicoca!<\/p>\n

    5\u00a0 Los redichos<\/h3>\n

    Ven\u00edan quit\u00e1ndose la palabra de la boca. S\u00f3lo alcanc\u00e9 a o\u00edr dos de sus palabras: traum\u00e1tico y est\u00e9tica. As\u00ed como suena. Cuando los habitantes de esta barriada pobre empiezan a decir palabrotas, o sea, esdr\u00fajulas, algo est\u00e1 pasando. Que lo que est\u00e1 pasando sea bueno o malo es otro cantar.<\/p>\n

    Cuando un pobre dice traum\u00e1tico,<\/em> ha aprendido a disfrazar su dolor. Cuando un pobre dice est\u00e9tica<\/em>, ha aprendido a disfrazar su pobreza. Lo cual no es bueno. Ning\u00fan disfraz es bueno, aunque haya disfraces inevitables o beneficiosos o salvadores.<\/p>\n

    Dios conoce todas las palabras. Y las sabe pronunciar. Baste recordar al \u00abVerbo\u00bb. Incluso sabe jugar con las palabras. El humor se manifiesta en el juego con las palabras. Sin \u00e9l habr\u00eda humor, pero no manifestaci\u00f3n del humor. La Biblia est\u00e1 llena de palabras y de manifestaciones de humor. Pero hace tantos siglos que Dios no dice palabras…<\/p>\n

    El humor de Dios est\u00e1 en los hechos. Por ejemplo en que dos pobres vayan por la calle diciendo traum\u00e1tico<\/em> y est\u00e9tica.<\/em><\/p>\n

    Bernardino M. Hernando<\/strong><\/p>\n

     <\/p>\n

     <\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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