{"id":10667,"date":"2002-12-01T11:09:07","date_gmt":"2002-12-01T09:09:07","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=10667"},"modified":"2002-12-01T11:09:07","modified_gmt":"2002-12-01T09:09:07","slug":"el-voluntariado-como-forma-de-participacion-de-los-jovenes","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/el-voluntariado-como-forma-de-participacion-de-los-jovenes\/","title":{"rendered":"EL VOLUNTARIADO COMO FORMA DE PARTICIPACI\u00d3N DE LOS JOVENES"},"content":{"rendered":"

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Luis A. Aranguren Gonzalo
\n\u00a0<\/u><\/strong>
\nLuis A. Aranguren Gonzalo es Coordinador del Programa de Voluntariado de Caritas Espa\u00f1ola.
\n 
\nS\u00edntesis de art\u00edculo:
\nDesde el observatorio privilegiado que es su trabajo en Caritas, Luis A. Aranguren nos ofrece unas muy serias y sugerentes reflexiones sobre la realidad del voluntariado hoy. Muchos son los motivos que pueden empujar a un joven a apoyar labores de voluntariado; pero lo cierto es que desde esa plataforma se debe dar el paso que ayude a descubrir la dimensi\u00f3n ciudadana y c\u00edvica de toda vida humana. Somos con los otros y para los otros. El voluntariado es un campo abonado de respuestas a las demandas que desde la realidad humana nos llegan cada d\u00eda. El voluntariado es un \u00abespacio moral\u00bb en el que aprender a ser persona y en el que ayudar a otros a vivir como tales. El compromiso en la acci\u00f3n voluntaria es m\u00e1s que una simple \u00abfontaner\u00eda social\u00bb, termina por suscitar en la persona del voluntario una \u00abnueva personalidad\u00bb, generando en \u00e9l o en ella todo un \u00abcar\u00e1cter\u00bb nuevo, una manera distinta de estar en el mundo, de mirar el mundo y de relacionarse con \u00e9l. El voluntariado hoy es una riqueza para la democracia, la ahonda, la hace m\u00e1s aut\u00e9ntica y m\u00e1s abierta. Abramos estos espacios, tan poco transitados por los j\u00f3venes, a su especifica aportaci\u00f3n y sensibilidad.
\n\u00a0<\/em>
\n\u00a0<\/em><\/p>\n

1.\u00a0\u00a0 Introducci\u00f3n<\/h1>\n

 
\nEl voluntariado constituye en nuestros d\u00edas una forma privilegiada de participaci\u00f3n social. Tras el auge del A\u00f1o Internacional del Voluntariado (2001), vivimos unos momentos de normalizaci\u00f3n, y todo ello imbuido en un clima de fuerte institucionalizaci\u00f3n de esta dimensi\u00f3n de la solidaridad que ha tenido y tiene muchos pretendientes: las Administraciones P\u00fablicas, las empresas, las organizaciones de solidaridad, los partidos pol\u00edticos e incluso las Iglesias. Muchos tienen sus ojos puestos en el voluntariado, cada uno con distintos intereses: como tapagujeros<\/em> de lo social, como cantera vocacional de militancias a\u00f1oradas o como ejercicio de beneficencia en un entramado donde prima el beneficio empresarial.
\n 
\nDel mismo modo, muchas personas voluntarias acceden a este ejercicio de solidaridad con expectativas que en poco o nada se parecen a la de la participaci\u00f3n: salir de casa, encontrarse con otros, hacer curriculum<\/em>, \u00abmatar\u00bb el tiempo, etc. Ciertamente, y por fortuna, \u00a0 nos encontramos con un gran n\u00famero de personas que descubren en el voluntariado un camino de compromiso fuertemente arraigado.
\n 
\nPartimos de la convicci\u00f3n de que el voluntariado es una forma de participaci\u00f3n de aquellas personas que viven su dimensi\u00f3n de ciudadan\u00eda en contacto real con situaciones de dolor, de injusticia, sufrimiento o soledad y, ante las cuales, se buscan respuestas colectivas a trav\u00e9s de las organizaciones de solidaridad<\/em>. Participar en la vida de la sociedad constituye un derecho social y, a la vez, representa un deber moral en tanto que cualifica nuestra identidad de seres sociales, incapaces de vivir humanamente en el aislamiento. No se trata de que todos seamos voluntarios, sino de que todos participemos activamente en la vida de nuestro barrio, de nuestra ciudad, y todo ello a trav\u00e9s de los m\u00faltiples cauces asociativos que existen. Participar, en definitiva, significa asumir un proceso de apropiaci\u00f3n de la realidad social, desarrollando posibilidades de humanizaci\u00f3n y de transformaci\u00f3n.
\n 
\nEste espacio de participaci\u00f3n que es el voluntariado aparece en la vida de no pocos j\u00f3venes como una oportunidad que entre todos hemos de aprovechar para que arraigue en la tierra de las buenas pr\u00e1cticas, del compromiso progresivo y de la vinculaci\u00f3n comunitaria. Para abordar esta situaci\u00f3n \u00a0 y encontrar los verdaderos espacios de participaci\u00f3n que ofrece el voluntariado a los j\u00f3venes hemos de comenzar por colocar en el centro de la reflexi\u00f3n la experiencia constituyente del voluntariado, que se fragua en el encuentro vinculante con el otro.
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\n 
\n <\/p>\n

    \n
  1. Experiencia nuclear del voluntariado<\/u><\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

    \u00a0<\/u>
    \nExiste el voluntariado no s\u00f3lo porque exista un cierto tiempo libre en unas determinadas personas que pueden elegir c\u00f3mo emplearlo. El voluntariado nace como respuesta a urgencias sociales que no permiten esperar. La participaci\u00f3n del voluntariado no puede entenderse sin la experiencia del encuentro con el otro. El voluntariado no es una forma de asociacionismo sin m\u00e1s; lo que se hace en el \u00e1mbito de la acci\u00f3n voluntaria es b\u00e1sicamente con otros y para otros; su identidad se encuentra en la alteridad hecha servicio, compromiso y desarrollo humano.
    \n 
    \nLa acci\u00f3n voluntaria s\u00f3lo la podemos entender como la reacci\u00f3n sostenida a lo largo del tiempo ante el sufrimiento, la soledad, la injusticia o el desarraigo del otro. En ese sentido es uno de los cauces privilegiados del ejercicio de la solidaridad. Esa experiencia nuclear provoca una chispa o un destello que, al tiempo que ilumina, tambi\u00e9n cuestiona, descoloca y nos resit\u00faa.
    \n 
    \nEsta experiencia fontanal es insustituible y no se aprende en cursos de formaci\u00f3n ni se adquiere admirando a otros que s\u00ed cuentan con ella. Algunos llegan al voluntariado con esa experiencia nuclear vivida y asimilada; en otros casos, esa experiencia hay que provocarla con cuidado y con acompa\u00f1amiento, especialmente en el caso de los j\u00f3venes.
    \n 
    \nLa experiencia nuclear se articula en tres momentos:
    \n <\/p>\n

      \n
    • –<\/span>\u25a0 \u00c9xodo<\/strong>: Es preciso salir de la propia casa, de la mentalidad milim\u00e9tricamente amueblada, de los esquemas previos, de los prejuicios; salir y fiarse de que lo que viene es bueno, que finalmente convendr\u00e1 porque lo desconocido en las periferias del dolor alumbra buenas dosis de humanizaci\u00f3n.<\/li>\n<\/ul>\n

       <\/p>\n

        \n
      • –<\/span>\u25a0 Dejarse tocar<\/em> por el otro<\/strong>, desde el silencio, la queja, la protesta, la reciprocidad, el encuentro que despierta mil inseguridades y alguna que otra vinculaci\u00f3n profunda. Es el momento de quedarse <\/em>con el otro, de modo responsable, acompa\u00f1ando al que sufre. Es el encuentro cara a cara, el estar, que ni pide activismos ni admite suplencias.<\/u><\/li>\n<\/ul>\n

        \u00a0<\/u><\/p>\n

          \n
        • –<\/span>\u25a0 Determinaci\u00f3n<\/strong> para embarcarse, con otros, en un proceso de acci\u00f3n colectiva que haga justicia a los m\u00e1s d\u00e9biles. Al momento del quedarse como conmoci\u00f3n le sigue el quedarse como conversi\u00f3n<\/em>, lo que significa establecer v\u00ednculos de proyecto compartido. No es un quedarse para estar solamente, sino un quedarse para salir juntos y participar de un destino com\u00fan.<\/li>\n<\/ul>\n

           
          \n 
          \nEllo implica, por \u00faltimo, que la experiencia nuclear del voluntariado se articula como una estructura responsiva, que responde a una realidad que le impele y cuestiona. En tanto que estructura responsiva, el voluntariado se configura como un espacio moral privilegiado. Un espacio donde la vida buena se articula con la b\u00fasqueda de una sociedad m\u00e1s justa. Lo bueno, si va de mano de lo justo, conduce a construir moradas habitables. Desde este tener que responder<\/em> es desde donde se puede cimentar cualquier discurso de \u00e9tica m\u00ednima, de consensos en criterios de actuaci\u00f3n, de proyectos mancomunados. El voluntariado es un espacio moral<\/em> porque condiciona en buena medida la vida, es decir, los valores vividos, que cada part\u00edcipe de esa experiencia va haciendo.
          \n 
          \nDe esa experiencia nuclear de sentido ha de surgir la convicci\u00f3n de que \u00abnada humano me es ajeno\u00bb, o mejor a\u00fan, \u00abnada inhumano me es ajeno\u00bb (propio del voluntariado de acci\u00f3n social) y, en nuestro caso, adem\u00e1s, \u00abnada planetario nos es ajeno\u00bb, en tanto que la sociedad de riesgos en la que vivimos coloca al planeta Tierra en una situaci\u00f3n pr\u00f3xima a la autodestrucci\u00f3n si entre todos no ponemos los medios necesarios. La humanidad herida y la planetariedad, que hace posible habitar y humanizar el planeta, son las patrias del voluntariado que nace del choque con la injusticia.
          \n 
          \n <\/p>\n

            \n
          1. Pol\u00edticas del voluntariado<\/u><\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

             
            \nA partir de la ley estatal del voluntariado de 1996, se ha puesto en marcha un primer plan estatal del voluntariado (1997-2000), y nos encontramos en plena ejecuci\u00f3n del segundo plan de voluntariado y asistimos a la proliferaci\u00f3n en cascada de planes auton\u00f3micos y regionales. En la mayor parte de estos posicionamientos p\u00fablicos se advierten las se\u00f1as de identidad del voluntariado<\/em> y de las organizaciones de voluntariado que la \u00f3rbita administrada contempla con mayor agrado.
            \n <\/p>\n

              \n
            • –<\/span><\/em>\u25a0 Un voluntariado que ejerce su derecho a la participaci\u00f3n desde la fragmentaci\u00f3n individualizada: \u00abparticipad, pero de uno en uno\u00bb; as\u00ed se fomenta una suerte de individualismo solidario<\/em>, que se lleva mal con la acci\u00f3n colectiva. Desde \u00abmis\u00bb motivaciones, \u00abmis\u00bb expectativas, \u00abmis\u00bb experiencias personales, \u00abmi\u00bb proyecto, aseguro mi satisfacci\u00f3n personal. Nunca como hasta ahora se ha ligado tanto el voluntariado con la cultura de la satisfacci\u00f3n.<\/em><\/li>\n<\/ul>\n

              \u00a0<\/em><\/p>\n

                \n
              • –<\/span>\u25a0 Un voluntariado que, organizado, debe modernizarse, pero desde las claves de la empresa privada. A la necesidad de mayor calidad, eficiencia, formaci\u00f3n y organizaci\u00f3n interna, se desea que respondamos desde las organizaciones con pr\u00e1cticas y criterios exclusivamente empresariales, sin que esas necesidades se asienten en el humus de las organizaciones de solidaridad. Nunca como hasta ahora se ha ligado tanto organizaci\u00f3n de voluntariado con empresa prestadora de servicios.<\/em><\/li>\n<\/ul>\n

                 <\/p>\n

                  \n
                • –<\/span><\/em>\u25a0 Un voluntariado al que se le insta a coordinarse bajo el paraguas de las Administraciones P\u00fablicas, que en determinadas situaciones deber\u00e1 cumplir un papel de facilitador de encuentros pero que en ning\u00fan caso debe protagonizar coordinadoras o plataformas que forman parte del quehacer de las propias organizaciones. Ya va pasando esto en \u00e1mbitos de la acci\u00f3n social: foro de la inmigraci\u00f3n, Consejo de Cooperaci\u00f3n, etc. Nunca como hasta ahora las Administraciones P\u00fablicas ejercen un papel de supracoordinadoras que controlan el movimiento voluntario.<\/em><\/li>\n<\/ul>\n

                  \u00a0<\/em>
                  \n 
                  \nEn resumen, m\u00e1s que ejercicio de participaci\u00f3n en una aventura colectiva, las pol\u00edticas del voluntariado actual, haci\u00e9ndose cargo de momento cultural de individualismo fragmentario y de b\u00fasqueda de seguridades, fomentan un voluntariado que se asemeja a un ej\u00e9rcito de entusiastas fontaneros de lo social<\/em>, con lo que ello implica:
                  \n <\/p>\n

                    \n
                  • –<\/span>\u25a1 de apegamiento a la tarea y al corto plazo;<\/li>\n
                  • –<\/span>\u25a1 de laboralizaci\u00f3n del compromiso altruista, siguiendo el esp\u00edritu de la ley estatal que describe el voluntariado en t\u00e9rminos de contrato laboral;<\/li>\n
                  • –<\/span>\u25a1de orientaci\u00f3n paliativa hacia los desajustes del sistema;<\/li>\n
                  • –<\/span>\u25a1de fomento de un discurso de \u00abparticipaci\u00f3n\u00bb ligado a pr\u00e1cticas individualistas y fragmentarias.<\/li>\n<\/ul>\n

                     
                    \nNos encontramos, as\u00ed, ante un voluntariado al que se le amputan posibilidades de crecimiento en lo personal y de posibilidades de transformaci\u00f3n en lo colectivo. En este caso nos chocamos con un tipo de participaci\u00f3n m\u00e1s est\u00e9tica que transformadora.
                    \n 
                    \n\u00bfCabe esperar otro tipo de voluntariado? Desde el paradigma de la participaci\u00f3n, que integra las dimensiones nucleares de la persona y de la vertebraci\u00f3n social, s\u00ed podemos esperar un voluntariado con otro estilo, ni mejor ni peor que el anterior.
                    \n 
                    \n 
                    \n <\/p>\n

                      \n
                    1. El voluntariado como participaci\u00f3n<\/u><\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

                      \u00a0<\/u>
                      \n4.1.- Partimos de una escasa cultura participativa<\/u><\/em>
                      \n\u00a0<\/u>
                      \nImporta tomar conciencia de que el voluntariado constituye una realidad eminentemente modesta y poco significativa en un entramado social dominado por la cultura de la seguridad y por el miedo esc\u00e9nico ante todo lo diferente. Desde el punto de vista de la cultura participativa, en Espa\u00f1a apenas el 22% de los espa\u00f1oles dice estar asociado a algo, y s\u00f3lo un 12% reconoce tener un papel realmente activo en la entidad a la que pertenece. En otras palabras, el 78% de espa\u00f1oles no entra en la din\u00e1mica de la participaci\u00f3n activa. De tan escasa participaci\u00f3n, la mayor parte de ella se la lleva la que se vincula a actividades culturales entendidas de modo amplio[1](art\u00edsticas, deportivas, literarias, cient\u00edficas, costumbristas, etc.). Las asociaciones filantr\u00f3picas, donde se encuentran los movimientos de solidaridad, pese a su notable incremento durante la \u00faltima d\u00e9cada del siglo XX, se queda en un 4,5% resp[\/vc_column_text][\/vc_column][\/vc_row]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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