{"id":10723,"date":"2002-07-01T13:33:52","date_gmt":"2002-07-01T11:33:52","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=10723"},"modified":"2002-07-01T13:33:52","modified_gmt":"2002-07-01T11:33:52","slug":"imagenes-filmicas-de-hombres-y-mujeres","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/imagenes-filmicas-de-hombres-y-mujeres\/","title":{"rendered":"Im\u00e1genes f\u00edlmicas de hombres y mujeres"},"content":{"rendered":"
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\n25 Im\u00e1genes \u00abde Cine\u00bb de Hombres y Mujeres
\n
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Jes\u00fas Villegas<\/em> ha construido 25 im\u00e1genes de hombres y mujeres rastreando en el cine aparecido en los tres \u00faltimos a\u00f1os. Herminio Otero,<\/em> a partir de dichas im\u00e1genes, apunta unas posibles pautas para trabajar con ellas.<\/strong>
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\nLas pantallas de cine son un buen escaparate de tipos humanos y una sugerente radiograf\u00eda de la realidad: basta con analizar los personajes de celuloide de una determinada \u00e9poca o de un determinado pa\u00eds para hacerse una idea bastante aproximada de los miedos, deseos, carencias o frustraciones de una sociedad en un momento dado. Sin af\u00e1n de ser exhaustivos, hemos recorrido estos \u00faltimos tres a\u00f1os de cultura cinematogr\u00e1fica a fin de detectar algunos de esos perfiles que, de una manera u otra, constituyen ya otros tantos modelos vitales. Nuestra galer\u00eda est\u00e1 compuesta por veinticinco retratos que hemos ordenado alfab\u00e9ticamente, en un diccionario tan ecl\u00e9ctico como caprichoso de caracteres y conductas. Herminio Otero<\/em> les ha conferido una m\u00fasica com\u00fan con las pautas de trabajo.<\/p>\n<\/h1>\n
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\nJes\u00fas Villegas<\/em> nos presenta en estas \u00abIm\u00e1genes f\u00edlmicas de hombres y mujeres\u00bb un sugerente y rico retrato colectivo que nos da las claves de lo que somos y vivimos. Este alfabeto para navegar por la vida en un tiempo en que todas las rutas son posibles nos ofrece un mapa para caminar por el laberinto humano y nos muestra un escaparate de tipos en distintas poses, reflejo de los que pueblan las pantallas, en las que es dif\u00edcil no vernos tambi\u00e9n nosotros reflejados.
\nSus claves est\u00e1n enmarcadas dentro de un relato del que nosotros partimos. Desde ah\u00ed, y no tanto desde las pel\u00edculas concretas a las que se refiere, ofrecemos algunas pautas de trabajo, que siguen siempre el mismo esquema (5 cuestiones).<\/em>
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\nq B\u00fasqueda de las ra\u00edces <\/strong>(1)
\nQu\u00e9 hay detr\u00e1s de lo que se sugiere en cada texto, qu\u00e9 nos dice, qu\u00e9 nos recuerda, qu\u00e9 refleja de lo que nos pasa, qu\u00e9 nos condensa de lo que estamos viviendo… (Estas mismas cuestiones se pueden referir a cada pel\u00edcula, como resumen global, despu\u00e9s de su visionado, tras haber comentado otros puntos en un posible cinef\u00f3rum: sentimientos producidos, secuencias o momentos claves para cada uno, personajes con los que uno se identifica o a los que rechaza, vivencias suscitadas…).
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\nq Proyecci\u00f3n <\/strong>(2)
\nCentrarnos en alg\u00fan aspecto y formular sobre \u00e9l una hip\u00f3tesis fant\u00e1stica, en lo posible con implicaciones personales: \u00ab\u00bfQu\u00e9 pasar\u00eda si (yo, nosotros, tal realidad…) fuera de tal forma?\u00bb. Imaginar despu\u00e9s que eso es as\u00ed y plasmarlo en un relato corto, dibujo, poema, eslogan…
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\nq Aplicaci\u00f3n e implicaci\u00f3n <\/strong>(3-4)
\nSo\u00f1ar (\u00bfQu\u00e9 quiero yo para el futuro?). Y aplicar ese sue\u00f1o o deseo al presente (\u00bfQu\u00e9 puedo hacer ahora ya? \u00bfC\u00f3mo hacerlo? \u00bfC\u00f3mo empezar?), a ser posible de forma gr\u00e1fica, empleando diversos recursos.
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\nq Iluminaci\u00f3n <\/strong>(5)
\nAlguna breve frase del Evangelio, como iluminaci\u00f3n y clave evang\u00e9lica, sobre la que se puede volver en cualquier momento, ya sea sobre ella s\u00f3lo o sobre toda la per\u00edcopa en la que aparece (Por eso se ponen las citas).
\n
\nNo se trata, pues, de propuestas espec\u00edficas para un cinef\u00f3rum, por otra parte tan necesario aunque no sea m\u00e1s que como tertulia para poner en com\u00fan nuestras vivencias y comentar nuestras visiones y reflejos, ya que el cine es el medio de comunicaci\u00f3n que establece el contacto m\u00e1s rico, pues el espectador queda captado por el color, el sonido, el tama\u00f1o de la pantalla, lo que origina un encuentro de larga dura\u00adci\u00f3n y recrea una serie de vivencia interiores… Ofrecemos tan s\u00f3lo algunas pautas y sugerencias para trabajar a partir de las claves globales y as\u00ed poder centrarnos en nosotros mismos y en nuestra realidad, reflejada en el cine como en ninguna otra parte. (Reproducimos tambi\u00e9n algunos anuncios de pel\u00edculas recientes como ejemplo de reflejo de la realidad o resumen de una historia, todo ello plasmado en una imagen con la que se puede trabajar de m\u00faltiples maneras.)
\n <\/p>\nPunto de Partida General<\/h3>\n
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\nq Amelie<\/strong>
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\nImaginativa, bondadosa y exc\u00e9ntrica, Amelie es un personaje de cuento con una fuerte carnalidad que despierta, en virtud de esa mezcla, irresistibles simpat\u00edas. Morena de coraz\u00f3n rebosante, poco amiga de las palabras de m\u00e1s y mucho, sin embargo, de los gestos decisivos, vive empe\u00f1ada en imitar a Teresa de Calcuta en su barrio, poniendo un poco de orden y de felicidad a su alrededor mientras persigue t\u00edmidamente al hombre de sus sue\u00f1os. Su aspecto f\u00edsico, infantil y sensual a un mismo tiempo, su altruismo a fuerza de bombas y ese sentimentalismo adolescente de muchacha que cree todav\u00eda en pr\u00edncipes azules (\u00a1con la que est\u00e1 cayendo ah\u00ed fuera!) conecta de inmediato con cualquier espectador que acuda al cine a oxigenarse el \u00e1nimo sin complicarse la vida. Amelie, no obstante, esconde m\u00e1s trampa que cart\u00f3n. Parece la protagonista de un anuncio de perfume franc\u00e9s reci\u00e9n salida de su tiesto publicitario e injertada en medio de una comunidad extravagante con ligeras reminiscencias del mundo real. Ha cambiado una atm\u00f3sfera de colonias por el cotidiano existir, pero todav\u00eda huele demasiado a reclamo cosm\u00e9tico. Hay mucho de esteticismo vacuo, de pompa de jab\u00f3n de dise\u00f1o en su dibujo (ya existe una cierta tendencia\u2013Amelie en moda) y su actitud vital, tan loable como intrascendente por superflua, camufla, si se escarba un poco, un canto en honor de los buenos sentimientos un tanto insustancial y f\u00e1cil, en plan caridad preconciliar. En la ceremonia de los Oscar, En tierra de nadie<\/em>, una pel\u00edcula sarc\u00e1stica y sin concesiones sobre la guerra, arrebat\u00f3 el premio a la mejor pel\u00edcula extranjera a esta cinta gala, cuyo personaje es una suma de estilismo pret-\u00e0-porter, buenas intenciones y banalidad, algo muy acorde con los tiempos mentales que corren, pero escasamente sostenible tras el 11S.
\n <\/p>\nAhora<\/h2>\n
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\nq Betty<\/strong>
\nNo es Betty, la fea, sino la protagonista de Persiguiendo a Betty.<\/em>, Esta pel\u00edcula, casualmente, nos habla de una muchacha que s\u00f3lo encuentra alivio a su sordidez vital en la ingesti\u00f3n diaria de un culebr\u00f3n, protagonizado, no por la Betty latinoamericana, sino por un doctor atractivo, abnegado y honesto como s\u00f3lo saben serlo los actores. A consecuencia de la contemplaci\u00f3n del atroz asesinato de su marido, Betty sufre un fuerte impacto emocional que la descoloca hasta tal punto que llega a creer real esa historia de m\u00e9dicos id\u00edlicos y enfermeras perversas suministrada a diario por su televisor. Presa de esta extra\u00f1a confusi\u00f3n, Betty se marcha a Los \u00c1ngeles en busca del hospital de sus sue\u00f1os, lo que la llevar\u00e1 a vivir aventuras ins\u00f3litas mientras recupera la cordura. Betty representa a la perfecci\u00f3n al moderno don Quijote, alienado, no por los libros de caballer\u00eda, sino por los medios de comunicaci\u00f3n de masas. El hecho de reemplazar la grisura de la existencia por el colorido cat\u00f3dico vuelve entra\u00f1able y familiar a esta mujer (podr\u00eda ser cualquiera de nosotros), sencilla camarera, amable compa\u00f1era de trabajo, amiga comprensiva de sus amigos, ingenua esposa de un marido adultero por vocaci\u00f3n y fervorosa loca de temporada, quien acaba por encontrar el sentido a su existencia anodina en la liberaci\u00f3n del poder del macho y en el abandono de su mon\u00f3tona vida en un pueblecito perdido de Kansas. Aunque se trate de un quijotismo de v\u00eda estrecha, individualista e improductivo, alejado de los principios nobles que animaban al genial manchego, Betty, adem\u00e1s de su inconsciente y loable empe\u00f1o de cambiar la verdad de la vida por una vida de verdad, entronca con esos otros personajes sometidos a la encrucijada entre realidad y ficci\u00f3n (Truman o el protagonista de Matrix<\/em>, por citar dos ejemplos populares), tan en boga durante los \u00faltimos a\u00f1os.
\n <\/p>\nBeee<\/h2>\n
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\nq Criminales<\/strong>
\nHannibal Lecter y el asesino apocal\u00edptico de Seven <\/em>son los padres de los criminales met\u00f3dicos de El coleccionista de huesos, Resurrection <\/em>o Los r\u00edos de color p\u00farpura,<\/em> el ejecutivo literalmente salvaje de American psycho,<\/em> los psic\u00f3patas retorcidos o enfermos como Ed Gein<\/em> o el protagonista iluminado de Escalofr\u00edo… <\/em>La n\u00f3mina de homicidas y aplicados expendedores de hachazos de los \u00faltimos a\u00f1os, hijos putativos de aquellos dos insignes antepasados, ser\u00eda interminable. Todos ellos comparten un cierto gusto por la muerte ejemplar, entendida incluso como una de las bellas artes. M\u00e1s que a matar, se aplican a que sus actos est\u00e9n dotados de un sentido simb\u00f3lico superior o act\u00faen como jerogl\u00edficos cuyo significado \u00faltimo debe ser hallado tras su est\u00e9tica macabra. Inteligentes y atractivos, due\u00f1os de unas aptitudes creativas muy mal orientadas hacia lo dantesco, repelen casi tanto como hipnotizan en su af\u00e1n por convertir los cuerpos humanos de los otros en discursos morales o en sermones religiosos, como si del sin sentido de la muerte y del horror de un cad\u00e1ver mutilado a conciencia se derivara en \u00faltima instancia algo po\u00e9tico, did\u00e1ctico o revelador. El cascar\u00f3n humano de estos seres que asesinan en serie con delectaci\u00f3n suele recubrir, o bien a supuestas personalidades superiores, que aleccionan sobre las miserias del mundo al resto de la humanidad en nombre propio o en el de Dios destripando a sus semejantes, o bien a sujetos demediados, incompletos o heridos, condenados a manifestar sus oquedades a trav\u00e9s de la violencia. Los criminales al uso act\u00faan, en fin, como met\u00e1foras de la insatisfacci\u00f3n existencial elevadas a la en\u00e9sima potencia por el camino siempre tortuoso de la destrucci\u00f3n.
\n
\nCa\u00edn<\/strong><\/p>\n\n
\nq Darth Vader<\/strong>
\nEl Se\u00f1or Oscuro de la saga gal\u00e1ctica regres\u00f3 a las pantallas. La simpleza casi arquet\u00edpica de los personajes que integraban la m\u00edtica trilog\u00eda se ensancha y se ahonda en estos episodios iniciales de la historia ahora facturados, de los cuales s\u00f3lo conozco, cuando escribo estas l\u00edneas, el primero. A m\u00e1s aparato tecnol\u00f3gico y visual, m\u00e1s paja seudom\u00edstica y mucha m\u00e1s simpleza sicol\u00f3gica. Lo que se presentaba, en teor\u00eda, como una interesante indagaci\u00f3n en los or\u00edgenes de una degradaci\u00f3n moral deviene, por ahora, en una cacharrer\u00eda virtual sin alma aunque finja tenerla, muy pr\u00f3xima a la est\u00e9tica y, lo que es peor, a la \u00e9tica de un v\u00eddeo juego. Darth Vader, el caballero Jedi al que la Perversi\u00f3n de la Fuerza convirti\u00f3 en el Mayor Enemigo del Bien (todo con may\u00fasculas, aunque s\u00f3lo sea para amortizar en parte el desembolso econ\u00f3mico que la historieta supone) comenz\u00f3, tambi\u00e9n, como todos, siendo un ni\u00f1o muy peque\u00f1o… En el Episodio I<\/em>, consagrado a la infancia de este elemento, nada hace prever el caos interior que llevar\u00e1 al infante Anakin Skywalker a alzarse en unos a\u00f1os con el poder maligno del Imperio Gal\u00e1ctico. La m\u00e1scara negra, de reminiscencias casi m\u00edticas, su voz jadeante, sus maneras imperiales y perversas de anta\u00f1o por ahora permanecen latentes en las profundidades m\u00e1s insondables de un intuitivo y sagaz muchacho. Darth Vader, antes de su pubertad desordenada, no ofrece atisbos de maldad: es s\u00f3lo un intr\u00e9pido aventurero en ciernes, ducho en picard\u00edas sin l\u00edmite y \u00e1gil como \u00e9l s\u00f3lo, que concibe la lucha contra los enemigos o el ingreso en la orden de los Jedi como un juego excitante. Se trata de un mu\u00f1equito luminoso m\u00e1s de esa \u00abGame Boy\u00bb car\u00edsima en la que pretenden transformar algunos el cine y, por qu\u00e9 no, la realidad. Darth Vader antes de ser Darth Vader no era m\u00e1s que una disculpa para engullir palomitas.
\n <\/p>\nD\u00e9dalo<\/h2>\n
\n
\nq Elliot, Billy<\/strong>
\nO el ni\u00f1o que quer\u00eda bailar. Los denodados esfuerzos de este muchacho por cumplir su sue\u00f1o art\u00edstico, verdaderamente peculiar en el contexto de una familia de mineros, se presentan bajo la forma de una t\u00edpica y t\u00f3pica historia de superaci\u00f3n. Ni el ambiente pretendidamente conflictivo en el que se desenvuelve la vida del chaval, ni las vicisitudes que le llevan del boxeo a ingresar en una prestigiosa escuela de danza superan en ning\u00fan momento los moldes can\u00f3nicos de la f\u00e1bula amable con moraleja f\u00e1cil. Billy, a pesar de todo, destaca por representar con \u00edmpetu y convicci\u00f3n ese impulso incontrolable que empuja a ciertas personas a hacer de un sue\u00f1o el motor fundamental de su vida, un motor de una potencia, adem\u00e1s, envidiable. Su manera de comerse el mundo bailando, sea por las calles de su Durham natal, sea entre las cuatro paredes de su cuarto, tiene algo de contagiosa efervescencia. A uno le entran ganas de asumir sus aspiraciones y objetivos de la misma manera, en medio de saltos y giros que quebranten las imposiciones del siempre tozudo destino. La energ\u00eda y la musicalidad plet\u00f3rica de los actos de este chico de once a\u00f1os, entendidas como algo trasladable a nuestro particular pista de baile de cada d\u00eda, son el agradecible legado de esta pel\u00edcula, tan peque\u00f1a en logros como efectiva. Al igual que Amelie, la elementalidad de Billy no le resta poderosa pegada emotiva al personaje, sino todo lo contrario, pues se gana el cari\u00f1o del p\u00fablico precisamente por encarnar en esencia c\u00f3mo podr\u00edan ser las cosas en un mundo m\u00e1s plano, simpl\u00f3n y t\u00f3pico… pero, qui\u00e9n lo pillara, Se\u00f1or, tambi\u00e9n mucho m\u00e1s f\u00e1cil de ser vivido.
\n <\/p>\nEnerg\u00eda<\/h2>\n
\n
\nq Frodo<\/strong>
\nFrodo, el protagonista de El se\u00f1or de los anillos, <\/em>acepta la terrible encomienda de dirigirse a las Monta\u00f1as del Destino para destruir el Anillo. En su misi\u00f3n debe abandonar la Comarca donde viven los hobbits, el lugar id\u00edlico y en paz donde ha pasado su infancia y su juventud, a fin de emprender un trayecto cada vez m\u00e1s retorcido e indeseable, sembrado de peligros, hasta los territorios donde reina la oscuridad y lo desconocido. El peque\u00f1o h\u00e9roe de esta aventura, entre dudas y vacilaciones, asaltado por la tentaci\u00f3n, por el miedo en sus m\u00e1s variadas versiones y, sobre todo, por la intuici\u00f3n de haberse complicado en extremo la vida sin necesidad, acepta su penosa encomienda con un esp\u00edritu de entrega y una temeraria resignaci\u00f3n. Adem\u00e1s, por si fuera poco el percal, en sus manos est\u00e1 el Anillo, una brutal fuerza destructora que, aliada a la aparente volubilidad de su \u00e1nimo, le condenan a un estado de continua zozobra, a una lucha incesante tanto en el interior de s\u00ed mismo como en el exterior… He aqu\u00ed el Hombre. En nuestro mundo blando, de valores descafeinados, donde palabras como esfuerzo o sacrificio suenan a anatema, donde todo aquello que conlleve sufrimiento o dolor asusta, Frodo se erige en un emblema. Ser\u00eda f\u00e1cil identificar a nuestro hobbit simb\u00f3licamente con un nuevo Mes\u00edas, con el h\u00e9roe a su pesar de cualquier aventura cl\u00e1sica, con la persona que abandona la infancia para ingresar en la madurez… No obstante, me tienta m\u00e1s una lectura de otro tipo. Frodo es una invitaci\u00f3n radical a asumir que una sociedad basada en el bienestar malentendido, en la comodidad a ultranza y en la indolencia est\u00e1 condenada a su exterminio: sin salir de nuestra Comarca, el Anillo acabar\u00e1 destruy\u00e9ndonos. Sin esfuerzo no hay renovaci\u00f3n, no hay cambio, s\u00f3lo conservaci\u00f3n, endogamia espiritual y decadencia. No s\u00e9 por qu\u00e9 me acuerdo ahora de muchos de mis alumnos…
\n <\/p>\nFe<\/h3>\n
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\nq Guerreros<\/strong>
\nDesde hace a\u00f1os es imposible reflejar en una pantalla de una manera medianamente l\u00facida la guerra como una experiencia con sentido. Los conflictos b\u00e9licos son la m\u00e1xima expresi\u00f3n de la barbarie y los seres humanos que se ven implicados en ellos experimentan que en esa situaci\u00f3n l\u00edmite su propia entidad humana se interna peligrosamente en los territorios de la desintegraci\u00f3n personal. El h\u00e9roe surgido del combate, excepto en pel\u00edculas de encefalograma plano, puede considerarse una especie felizmente en peligro de extinci\u00f3n. Los modernos guerreros (los continuadores de la tradici\u00f3n de obras cl\u00e1sicas como Apocalipsis now, Platoon o Senderos de gloria<\/em>) comprueban c\u00f3mo en situaciones extremas de violencia sus soportes \u00e9ticos y su sistema de convicciones se desmorona. El absurdo, la irracionalidad, el caos en todas sus formas les asedia y acaba por invadir sus fortalezas interiores. Si en el desembarco de Salvad al soldado Ryan <\/em>se filmaba la guerra sin atenuantes de ning\u00fan tipo (un combinado de confusi\u00f3n, azar y muerte), Black Hawk derribado<\/em> apuesta por poner en escena ese mismo espanto llevado al extremo. Los modelos humanos del cine b\u00e9lico actual, un g\u00e9nero de moda, nacen de la vivencia del horror de los campos de batalla y sus personalidades oscilan de aquellos seres a los que la sinraz\u00f3n conduce a una profunda meditaci\u00f3n sobre la condici\u00f3n humana y su papel en el cosmos (recordemos la genial La delgada l\u00ednea roja<\/em> ) a los que optan por el cinismo (Tres reyes<\/em>), se hunden en la desesperaci\u00f3n o les absorbe la locura (En tierra peligrosa Tigerland)<\/em>. Todos, sin embargo, coinciden en evidenciar vitalmente que la lucha y el exterminio del enemigo resultan pr\u00e1cticas s\u00f3lo \u00fatiles para poner en tela de juicio nuestro significado como criaturas racionales. La guerra sit\u00faa al hombre en el l\u00edmite de s\u00ed mismo: m\u00e1s all\u00e1 se abre, a sus pies, el abismo, y los guerreros f\u00edlmicos tienen la virtud de situarse y situarnos cara a cara al borde de nuestros precipicios.
\n <\/p>\nGuerra<\/h2>\n
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\nq SuperH\u00e9roes<\/strong>
\nDesde que Tim Burton rodara sus dos pel\u00edculas sobre el personaje de Batman, los superh\u00e9roes ya no son lo que eran. De alinearse en el bando de los seres mitol\u00f3gicos de una pieza, sin ambig\u00fcedades ni matices, han pasado a integrar la n\u00f3mina cada vez m\u00e1s larga de los personajes complejos, taciturnos, a veces desagradables y de dif\u00edcil trato. Tienen enormes problemas para encajar en el mundo que les toca vivir y que les condena al ostracismo o a la marginalidad. Su diferencia se interpreta como monstruosidad. Los superh\u00e9roes de X-men<\/em>, por ejemplo, son seres mutantes. Sus poderes excepcionales y su aspecto f\u00edsico espantan al com\u00fan de los mortales y por eso han de vivir en un centro especial, en el que se preparan para combatir el mal. Se trata, en fin, de un ejemplo m\u00e1s de rechazo y marginaci\u00f3n, amplificado ahora por el hecho de que quienes la padecen poseen unas aptitudes extraordinarias, sobresalen, por decirlo as\u00ed, por sus cualidades. La pel\u00edcula en cuesti\u00f3n no indaga demasiado en esta l\u00ednea tan sugerente, pero apunta un tema, creo, de candente actualidad: la globalizaci\u00f3n del lugar com\u00fan, de la mediocridad y de la dictadura de lo mayoritario supone a menudo el desprecio de lo minoritario, de lo excepcional, de lo que destaca por su excelencia. No es inhabitual, por ejemplo, que en el \u00e1mbito escolar se margine al que piensa demasiado, o al que se expresa correctamente, lleg\u00e1ndose al extremo de crear aut\u00e9nticos guetos en los que (\u00a1viva el mundo al rev\u00e9s!) la ignorancia es todo un grado.
\nEn El protegido<\/em>, sugerente pel\u00edcula del director de El sexto sentido,<\/em> se nos plantea c\u00f3mo su protagonista, un hombre com\u00fan en apariencia, acaba descubriendo, tras un lento proceso de indagaci\u00f3n, que, en realidad, pertenece a la estirpe de los superh\u00e9roes. La asunci\u00f3n paulatina de su verdadera identidad se produce en un contexto totalmente realista, con lo que la est\u00e9tica fantasiosa y de tebeo de este tipo de pel\u00edculas es reemplazada por otra de tintes m\u00e1s pr\u00f3ximos al aqu\u00ed y al ahora, y por lo tanto, m\u00e1s adecuada para la identificaci\u00f3n del espectador y no para su mera evasi\u00f3n. Este inusual camino hacia la luz de un tipo corriente, esta ascensi\u00f3n ag\u00f3nica hacia el hero\u00edsmo, entendido este como la obligaci\u00f3n de asumir que estamos llamados a cumplir una misi\u00f3n o, al menos, a desempe\u00f1ar un papel en el teatro del mundo, se aleja de las perspectivas antiheroicas y desmitificadoras que impregnan el cine y la vida actual. Como Frodo, David Dunn resulta un modelo ejemplar, no por haber nacido superhombre o por aspirar a la gloria \u00e9pica, sino por haber conquistado a pulso su lugar en esta tierra: su vocaci\u00f3n.
\n <\/p>\nHombres (y Mujeres) hoy<\/h2>\n
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\nq Inteligencia artificial <\/strong>
\nDavid, el protagonista de la \u00faltima pel\u00edcula de Spielberg, es una versi\u00f3n moderna de Pinocho. Se trata de un robot con aspecto humano que ha desarrollado, en virtud de un programa inform\u00e1tico, sus propios sentimientos. Adoptado por un matrimonio para reemplazar a su hijo enfermo, sufre el abandono de su madre humana cuando el v\u00e1stago real de \u00e9sta se recupera. A partir de aqu\u00ed, la odisea de David consistir\u00e1 en intentar recuperar el amor materno, transform\u00e1ndose para ello en un muchacho de carne y hueso. Su b\u00fasqueda del hada madrina que obre el milagro resultar\u00e1, en \u00faltima instancia, infructuosa, aunque en un final un tanto edulcorado, unos seres de otro planeta le permitir\u00e1n cumplir parcialmente sus anhelos. El personaje principal de Inteligencia Artificial, <\/em>en su pugna frustrada por alcanzar su meta imposible, se llena de matices significativos: su deseo de pasar del metal a la v\u00edscera (presente en otras pel\u00edculas reciente como El hombre bicentenario<\/em> ) se puede entender como una llamada a la rehumanizaci\u00f3n en un mundo en el que el camino inverso, la fusi\u00f3n o la transformaci\u00f3n, real o simb\u00f3lica, del hombre en m\u00e1quina (ver pel\u00edculas como Robocop, Existenz, Crash, El cortador de c\u00e9sped…)<\/em> ha alcanzado l\u00edmites preocupantes y, hasta cierto punto, irreversibles. Por otro lado, su abandono familiar y el af\u00e1n de recuperar a la madre perdida nos hablan de ese sentimiento, tan frecuente hoy en d\u00eda entre ni\u00f1os y adolescentes, de orfandad emotiva ante unos padres existentes pero ausentes; por si fuera poco, la amarga constataci\u00f3n de que no existen hadas azules (David confunde a este ser m\u00edtico… con la enorme figura anunciadora de una atracci\u00f3n de feria) impregna est\u00e1 pel\u00edcula de un pesimismo inusitado en el cine de Spielberg: la negaci\u00f3n de la esperanza y el desmoronarse de los sue\u00f1os confirman, una vez m\u00e1s, un cierto estado de las cosas incompatible con los idealismos o los milagros.
\n <\/p>\nIdealismo imposible<\/h3>\n
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\nq Jones, Bridget<\/strong>
\nEsta treinta\u00f1era con problemas de sobrepeso, acomplejada e insegura, teme como a la peste la soledad y a\u00f1ora, ante todo, encontrar a un hombre con el que sentar cabeza. No busca amores perfectos, porque sabe que no existen, pero s\u00ed, al menos, alguien con quien dormir y en quien refugiarse de la invernal amenaza de la solter\u00eda. Hero\u00edna desastrada, nada elegante, y, por ello, real, nos regala su torpeza, sus devaneos y, sobre todo, la desarmante sinceridad de sus comportamientos dubitativos, lo cual la aproxima tanto al espectador femenino (que, sea cual sea su condici\u00f3n, se identifica con sus humanas debilidades) como al masculino, quien no dudar\u00eda ni por un momento en perder la cabeza por una mujer tan poco plastificada y tan adorablemente transparente. Bridget Jones no es la mujer fatal o intocable, ni el amor plat\u00f3nico, sino el canto en honor a la carne (abundante) y el hueso. Recurre a pat\u00e9ticos libros de autoayuda, pero tropieza y se levanta con gracia porque sabe asumir su imperfecci\u00f3n sin sonrojarse. Bridget podr\u00eda servir de Sancho Panza a Betty (curiosamente, ambos personajes est\u00e1n encarnados por Renee Zellweger) y de mal\u00e9volo diablillo a la conciencia demasiado limpia de Amelie, quien, sin duda, jam\u00e1s usar\u00e1 las bragas-faja de esta amiga s\u00f3lida y tierna.
\n <\/p>\nJalma<\/h2>\n
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\nq Kaufman, Andy<\/strong>
\nEl protagonista de Man on the Moon,<\/em> encarnado por Jim Carrey est\u00e1 inspirado en un personaje real, un humorista norteamericano que utilizaba la mentira y la provocaci\u00f3n como f\u00f3rmula art\u00edstica. Sus actuaciones consist\u00edan siempre en llevar al l\u00edmite de la exasperaci\u00f3n al p\u00fablico, de modo que este se viera obligado a dudar en todo momento del sentido final de las propuestas de este imprevisible comediante, cuyos n\u00fameros se encontraban siempre a medio camino entre la originalidad y la soberana tomadura de pelo. Desde leer \u00edntegramente El gran Gatsby <\/em>ante un auditorio perplejo a retar a todas las mujeres de su pa\u00eds a combates de lucha libre, tras tacharlas de seres d\u00e9biles e inferiores, pasando por simular en directo la muerte de una mujer para despu\u00e9s invitar a los espectadores a tomar leche con galletas o cantar de forma rid\u00edcula y vergonzosa una canci\u00f3n antes de imitar con genialidad pasmosa a Elvis Presley, las diferentes formas de disolver los l\u00edmites entre realidad insoportable y representaci\u00f3n genial son experimentadas por Kaufman, en su af\u00e1n por tensar al m\u00e1ximo la noci\u00f3n de espect\u00e1culo. Su continuo coqueteo con la impostura alcanza su cima cuando, aquejado de una enfermedad terminal, ve c\u00f3mo sus allegados creen que se trata de un montaje m\u00e1s, tal vez el m\u00e1s brillante. Este hombre de las mil m\u00e1scaras subyuga por su admirable voluntad creadora, por encima incluso de cualquier criterio comercial o l\u00f3gico y, en \u00faltima instancia, causa estupor porque, tras sus ilimitadas caretas, esconde un rostro ausente. Veinte a\u00f1os antes de que la televisi\u00f3n actual disolviera, al menos en apariencia, las fronteras entre mundo y ficci\u00f3n, desplegando en sus seiscientas veinticinco l\u00edneas la realidad y el fingimiento como un show en que es imposible dilucidar la frontera entre una y otro, Andy Kaufman se anticipaba a esta tendencia, explotando al m\u00e1ximo las posibilidades de embaucar a sus semejantes presentando la mentira con trazas de verdad o viceversa.
\n <\/p>\nKareta<\/h2>\n
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\nq Li Mubai<\/strong>
\nTigre y drag\u00f3n<\/em> pasar\u00e1 a la historia del cine por sus fascinantes combates a\u00e9reos y por haber trascendido el g\u00e9nero de las artes marciales: los luchadores dejan de ser repartidores de mamporros y conquistan la condici\u00f3n de seres m\u00edticos en este relato de paladines cansados, princesas caprichosas y brujas mal\u00e9volas en virtud del tratamiento po\u00e9tico y delicadamente melanc\u00f3lico que Ang Lee imprime a sus im\u00e1genes. Li Mubai, el protagonista masculino de la f\u00e1bula, es un h\u00e9roe desencantado. Est\u00e1 cansado de pelear por el bien y la justicia y s\u00f3lo anhela el retiro para refugiarse en el amor de Yu Shu Lien, otra experta luchadora con la que ha mantenido siempre una t\u00e1cita relaci\u00f3n sentimental, aplazada a consecuencia de sus obligaciones guerreras. Cuando, por fin, est\u00e1n a punto de abandonar sus aventuras, el robo de una espada m\u00e1gica a manos de una princesa adolescente empe\u00f1ada en emular y superar a los dos h\u00e9roes les impulsa a emprender el que ser\u00e1 su \u00faltimo reto, recuperar la espada. En su desarrollo morir\u00e1 Li Mubai, quien, finalmente, no consigue escapar de los designios de la fama \u00e9pica y de la soledad que la misma supone. La princesa Jen, causante del drama, se ve arrastrada por el lado meramente exhibicionista y triunfal del hero\u00edsmo: el fondo \u00e9tico y la profunda responsabilidad del que defiende con su sangre unos principios son desconocidos por esta muchacha casquivana y ambiciosa, cuya actitud desencadenar\u00e1 la tragedia. Li Mubai y Yu Shu, seres humanos maduros, personajes de raigambre cl\u00e1sica, nos demuestran que s\u00f3lo en la victoria sobre uno mismo (esa que incluso supone, finalmente, la negaci\u00f3n de la gloria y la aceptaci\u00f3n de la propia individualidad) reside la verdadera grandeza; Jen, la mujer a medio hacer, hero\u00edna superficial, cree ingenuamente en el reconocimiento p\u00fablico, en la victoria aplastante sobre el otro y en la exhibici\u00f3n de poder como las m\u00e1ximas manifestaciones de la grandeza. El empuje de una acaba con los otros, los h\u00e9roes cl\u00e1sicos son desterrados por los seudo-h\u00e9roes posmodernos, el deseo de crecer, madurar, envejecer se ve truncado por el apego a una pubertad eterna: un mundo nuevo, nada apetecible, destierra las viejas creencias. Frodo, Li Mubai, David Dunn pierden la partida frente a Anakin Skywalker, Jen, Lara Croft, Van Damme, Stallone, Schwarzenegger, Snipes…
\n <\/p>\nLucha<\/h2>\n
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\nq Minzhi, Wei<\/strong>
\nNo me canso de recomendar el cine de Zang Yimou, Ni uno menos<\/em> es su pen\u00faltima pel\u00edcula estrenada en Espa\u00f1a y Wei Minzhi, su protagonista. Esta muchacha de trece a\u00f1os acepta la tarea de sustituir al maestro de una aldea durante unas semanas. Si bien ejerce el magisterio con el despego y la desidia propia de una preadolescente sin preparaci\u00f3n, en el momento en que uno de sus alumnos se marcha de la escuela a la ciudad en busca de trabajo, la peque\u00f1a Wei, que se ha comprometido a no perder a ninguno de sus chicos (de ah\u00ed el t\u00edtulo de la pel\u00edcula) se interna en la gran urbe, tras el rastro del muchacho. Su empe\u00f1o y su fuerza de voluntad incombustible le permiten superar todos los obst\u00e1culos (su desorientaci\u00f3n y aislamiento en medio de la ciudad, la falta de medios con que subsistir, la burocracia…) y salir airosa de esta aventura: finalmente, consigue aparecer en un programa de televisi\u00f3n y localizar al ni\u00f1o desaparecido. La incontaminada sinceridad de esta muchacha de aldea, una especie de Emilio<\/em> del siglo xxi, y, sobre todo, la terca perseverancia en su misi\u00f3n aparentemente imposible obtiene sus frutos y dota de un espesor moral a este personaje infantil poco frecuente en el cine occidental. Frente a los ni\u00f1os que patenta el cine norteamericano, traviesos hasta lo empalagoso, o est\u00fapidamente resabidos, o de una simpat\u00eda extrangulable, o enfermos de consumismo disfrazado de ilusi\u00f3n por Santa Claus, esta muchacha o, por citar otro ejemplo, el protagonista de la bell\u00edsima \u00bfD\u00f3nde est\u00e1 la casa de mi amigo? <\/em>de Kiarostami (un ni\u00f1o que, a lo largo de todo el metraje, se dedica a buscar a un compa\u00f1ero de clase para devolverle un cuaderno y evitar as\u00ed que el profesor lo castigue) sintetizan en su voluntariosa entrega en pos de la consecuci\u00f3n de un objetivo tan humilde como noble algunos aspectos de la infancia y, por a\u00f1adidura, de la condici\u00f3n humana marginados habitualmente de los discursos.
\n <\/p>\nMaestro<\/h2>\n
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\nq N\u00e1ufrago<\/strong>
\nLa lucha por la supervivencia constituye, sin duda, una experiencia aventuresca total, muy atractiva adem\u00e1s para ser abordada desde el punto de vista art\u00edstico. Los esfuerzos de un ser humano por superar una situaci\u00f3n l\u00edmite a base de ingenio y tes\u00f3n resultan siempre reveladores, puesto que en esas condiciones extremas nuestras carencias y, sobre todo, nuestras capacidades se manifiestan con una intensidad infrecuente en cualquier otra ocasi\u00f3n. La obligaci\u00f3n de cubrir unas necesidades elementales agudiza en el hombre la inteligencia: donde el animal saca a relucir su instinto, la persona explota por a\u00f1adidura sus cualidades m\u00e1s excelsas. El hambre, el fr\u00edo, la soledad y el sufrimiento son combatidos con ese aparato compuesto por intuici\u00f3n, razonamiento y emociones que nos define. En N\u00e1ufrago<\/em>, Chuck, un empresario triunfador, sufre un accidente de avi\u00f3n, del que se salva tras arribar en una isla remota y despoblada del Pac\u00edfico. De tener el mundo a sus pies con sacar a relucir su tarjeta de cr\u00e9dito pasa sin soluci\u00f3n de continuidad a carecer de todo. Nuestro personaje deber\u00e1 adaptarse a una nueva vida en la que todo aquello que habitualmente est\u00e1 al alcance de la mano, personas incluidas, ahora s\u00f3lo puede ser conseguido despu\u00e9s de un esfuerzo \u00edmprobo. A medida que Chuck va perdiendo los atributos de la civilizaci\u00f3n (su traje, su aspecto f\u00edsico, los escasos objetos que ha logrado salvar del desastre), se va reencontrando con esas fuerzas esenciales que nos construyen: ese n\u00facleo duro de naturaleza y esp\u00edritu oculto tras las capas y capas de artificio, de facilidades y de convenciones que el entramado social interpone entre nosotros y lo real. Cuando el n\u00e1ufrago pierde todo lo c\u00f3modamente heredado, entra en contacto con su sustrato m\u00e1s primario y, a pesar de las calamidades, se engrandece al rescatar esa parte de s\u00ed adormecida a consecuencia de un determinado estilo de vida. Chuck recupera las bases naturales de su personalidad y ese logro, m\u00e1s que devolverle a un estado salvaje, le humaniza. En fin, la figura del n\u00e1ufrago, adem\u00e1s de su valor metaf\u00f3rico (su actitud ante la cat\u00e1strofe es una invitaci\u00f3n a afrontar con la misma integridad nuestros peque\u00f1os naufragios cotidianos) nos regala una interesante reflexi\u00f3n sobre la necesidad de rescatar de nuestra trastienda esos impulsos vitales que han permitido en esencia el desarrollo humano y que corren el peligro de atrofiarse en un mundo demasiado confortable.
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\nNada (de nada) y Todo (de tiempo)<\/strong><\/p>\n\n
\nq Otros<\/strong>
\nLos fantasmas est\u00e1n de moda. El sexto sentido<\/em> revitaliz\u00f3 el cine fant\u00e1stico y, en especial, aquel que est\u00e1 trufado de presencias ectopl\u00e1smicas. Es m\u00e1s, incluso en pel\u00edculas de otros g\u00e9neros o de otras tendencias, lo invisible y su peso se han convertido en temas principales: recordemos t\u00edtulos como la aclamada La habitaci\u00f3n del hijo<\/em> o En la habitaci\u00f3n<\/em>, dos obras en las cuales la muerte de un hijo y, en consecuencia, su ausencia gravita sobre sus personajes hasta casi aplastarles, o El hada ignorante<\/em> y Bajo la arena<\/em>, donde es el marido perdido quien en su desaparici\u00f3n se vuelve un ser omnipresente. El \u00faltimo escal\u00f3n, Lo que la verdad esconde, Los otros, Premonici\u00f3n…<\/em>, son algunas de las pel\u00edculas que se pueden a\u00f1adir a la antes citada como ejemplos del empuje de ese motivo tan sugerente. En general, los fantasmas regresan al mundo de los vivos movidos por la necesidad de acabar lo inconcluso: unos desear\u00e1n expurgar sus culpas y redimirse, mientras que otros acudir\u00e1n al m\u00e1s ac\u00e1 para que los mortales sean los encargados de hacer justicia ante su muerte violenta. Sea como sea, los espectros, m\u00e1s que seres terror\u00edficos, son seres atormentados, almas en pena en pos de una paz que en vida no pudieron lograr. Podr\u00edamos decir que la insatisfacci\u00f3n vital de nuestro tiempo se proyecta en la creaci\u00f3n de estos personajes para quienes la existencia material no ha sido territorio suficiente de realizaci\u00f3n, no tanto en el \u00e1mbito profesional o material, como en el moral. En esta misma l\u00ednea, en pel\u00edculas como El perd\u00f3n <\/em>(un hombre vende a su mujer a cambio de una mina de oro) o la magistral Mullholland Drive<\/em> (la historia de un amor traicionado que conduce a la muerte al ser amado) el sentimiento de culpabilidad y los remordimientos resultantes del error \u00e9tico, a pesar de su car\u00e1cter intangible y privado, aplastan la conciencia de sus personajes como si hubieran cobrado la consistencia f\u00edsica, et\u00e9rea pero cierta, de lo fantasmag\u00f3rico. Ante la falta de v\u00e1lvulas de escape trascendentes (la redenci\u00f3n, la conversi\u00f3n, el perd\u00f3n en t\u00e9rminos sacros est\u00e1n de capa ca\u00edda), al ser humano contempor\u00e1neo no le queda m\u00e1s remedio que devolver de nuevo a la tierra a sus cad\u00e1veres, tanto f\u00edsicos como an\u00edmicos: la salvaci\u00f3n o la condenaci\u00f3n, asuntos que antes depend\u00edan de un Dios ultraterreno, tambi\u00e9n se solucionan ahora sin salir de esta casa. Si los fantasmas se manifiestan es, en definitiva, porque, al parecer, la vida es insuficiente y, por si fuera poco, nos falta el cielo o el infierno donde podamos ser saciados: si el sue\u00f1o de la raz\u00f3n produce monstruos, la nostalgia de lo trascendente genera fantasmas.
\n <\/p>\nOtra Vida, otra Presencia<\/h2>\n
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\nq South Park<\/strong>
\nLos ni\u00f1os de South Park<\/em>, de apariencia angelical, han hecho de las palabrotas su manual de estilo. La violencia de sus maneras choca con su aspecto de inofensiva candidez escolar. Deslenguados, montaraces y c\u00ednicos a vuelta de todo, se trata de peque\u00f1os provistos de un alma corrosiva, no sujetos a ninguna autoridad y con el corte de mangas siempre a punto. Con este punto de partida, tanto la pel\u00edcula como la serie de televisi\u00f3n se sostienen en la profusi\u00f3n de improperios y procacidades, todo ello sobre el tel\u00f3n de fondo de una pretendida s\u00e1tira salvaje y desprejuiciada de la sociedad americana. El humor adulto y provocador al que apelan sus creadores en su intenci\u00f3n de no dejar t\u00edtere con cabeza puede parecer refrescante en un primer momento, pero al final se limita a sustituir los lugares comunes de lo pol\u00edticamente correcto por las t\u00f3picas obscenidades de lo previsiblemente incorrecto: mentar a la madre y esas cosas. La frescura, el desparpajo se queda, en definitiva, en unas dosis de nada vociferante y otras tantas de mal gusto. Si se persigue hacer cr\u00edtica social, los tiros se salen por la culata. Toda denuncia presupone una alternativa y en South Park <\/em>no hay propuesta de cambio insinuada tras el despotrique: concederemos que se pone boca abajo un sistema de valores caduco, pero sigue siendo el mismo modelo vital, sin cambios, el que se nos ofrece como soluci\u00f3n, s\u00f3lo que visto del rev\u00e9s. Esta tendencia a subvertir lo m\u00e1s banal del orden establecido para, al final, dejarlo todo como estaba, es la \u00fanica y pat\u00e9tica forma de revoluci\u00f3n, al parecer, a nuestro alcance. South <\/em>park hace creer a su p\u00fablico, mayoritariamente adolescente, que son \u00abprogres\u00bb, avanzados y radicales, cuando en realidad se han quedado estancados en la pataleta destemplada y la blasfemia como salidas al desencanto. Al final, eso s\u00ed, nuestros ni\u00f1os en el colegio imitar\u00e1n los modos y maneras groseros y supuestamente graciosos de un dibujo animado, las empresas sacar\u00e1n unos billoncejos a cuenta de los mu\u00f1ecos, camisetas, tebeos, carpetas y el resto de productos \u00abenrollados\u00bb y la vida seguir\u00e1 igual. Pues eso: caca, culo, pedo, pis.
\n <\/p>\nProvocaci\u00f3n<\/h2>\n
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\nq Rosetta<\/strong>
\nEsta muchacha, protagonista de la pel\u00edcula con id\u00e9ntico t\u00edtulo, malvive en un carromato en un camping, mientras intenta encontrar un empleo. La miseria y el paro la han vuelto un ser insociable y amoral, que concibe la vida como una desgarradora lucha por la supervivencia. Pero, en su caso, al contrario de lo que suced\u00eda con el protagonista de N\u00e1ufrago<\/em>, la pelea por sobrevivir no tiene nada de liberador y positivo, sino todo lo contrario. En su af\u00e1n por integrarse en el sistema laboral y, con ello, en el orden social, llegar\u00e1 a traicionar a un muchacho que ha pretendido ser su amigo, a fin de robarle as\u00ed su puesto de trabajo en un carromato de venta ambulante. La toma de conciencia de la mezquindad de su comportamiento y la sordidez de su vida la empujar\u00e1n hacia el suicidio, aunque, al final, gracias a la reaparici\u00f3n del joven, se libre del destino fatal y una tibia lumbre de esperanza ilumine su futuro. Rosetta personifica a la perfecci\u00f3n las contradicciones del sistema de valores del capitalismo: la libertad siempre amenazada por la depredaci\u00f3n, la igualdad de oportunidades sojuzgada por la ley del m\u00e1s fuerte, el deseo leg\u00edtimo de cumplir los sue\u00f1os propios, aun a costa de pisotear los de los dem\u00e1s… Ese principio del \u00abtodo vale\u00bb con tal de medrar se ha representado muchas veces cinematogr\u00e1ficamente, pero a menudo encarnado en la elite, en los tiburones situados en lo alto del escalaf\u00f3n en este medio salvaje. En Rosetta<\/em> es un ser marginal quien se ve envuelto en la vor\u00e1gine, en el dilema eterno entre machacar o ser machacado del que concibe la vida en t\u00e9rminos individualistas. El estado semisalvaje del personaje (sus gestos, su manera de vestir o de peinarse, sus h\u00e1bitos la retratan) agudiza a\u00fan m\u00e1s los efectos da\u00f1inos de un sistema perverso y, lo que es peor, sin instrucciones de uso y sin puerta de salida.
\n <\/p>\nRobo<\/h2>\n
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\nq Selma Jezkova<\/strong>
\nProtagonista de la controvertida Bailar en la oscuridad<\/em>, Selma es una inmigrante checa aquejada de una enfermedad degenerativa que la est\u00e1 sumiendo en la ceguera. Tiene un hijo en la misma situaci\u00f3n y se desloma a trabajar con el \u00fanico objetivo de poder pagarle una operaci\u00f3n salvadora. El drama se desencadena cuando un vecino intenta robarle sus ahorros y ella, en leg\u00edtima defensa, lo mata. Sin embargo, los indicios se\u00f1alan que se trata de un crimen: Selma, finalmente, ser\u00e1 condenada a la pena m\u00e1xima. Lo original del personaje no radica en la abnegaci\u00f3n materna (tema recurrente en el melodrama cinematogr\u00e1fico), ni en su condici\u00f3n de personaje insignificante sometido a los inapelables embates de la fatalidad y el destino, ni siquiera en su amor o su sacrificio, dignos de mejor suerte, cualidades todas ellas que caracterizan al personaje pero no lo singularizan. La mujer que encarna la cantante Bj\u00f6rk se distingue porque, en las peores circunstancias, cuando la existencia huele a emboscada, su imaginaci\u00f3n le pone m\u00fasica a la realidad y, por la v\u00eda de la fantas\u00eda, la vida se convierte en un musical. Cualquier sonido puede darle pie para que en su interior se monte una coreograf\u00eda esplendorosa, deudora de la tradici\u00f3n musical estadounidense En la secuencia culminante, con la soga al cuello, el ritmo y la m\u00fasica sigue inundando su mente, de tal manera que su \u00faltima danza mental s\u00f3lo se ve truncada por la rotura de su propio cuello, en una escena impactante y brutal. Para muchos cr\u00edticos, el planteamiento de la pel\u00edcula (esa mezcla de melodrama tr\u00e1gico y musical feliz) roza la gratuidad y lo despreciable, mientras otros encuentran en esa f\u00f3rmula, esa puesta en relaci\u00f3n de dos miradas sobre la realidad totalmente antit\u00e9ticas, una de las cumbres cinematogr\u00e1ficas de los \u00faltimos a\u00f1os. Sea como sea, con Selma se despliegan de nuevo ante nuestros ojos los mecanismo quijotescos de comprensi\u00f3n del mundo, intensificados si cabe porque su alucinaci\u00f3n no nace del aburrimiento senil (caso de Alonso Quijano) o de la falta de horizontes vitales (nuestra amiga Betty), sino de la m\u00e1s desesperada de las situaciones. Sin espacio para abundar en el tema, vemos, pues, c\u00f3mo la necesidad de remodelar la vida para hacerla soportable deviene en uno de los motivos clave del cine actual.
\nQuiero citar, para acabar esta entrada, dos casos m\u00e1s de quijotismo singular: el Benigno de Hable con ella<\/em> de Almod\u00f3var, quien a partir del cuerpo en coma de la mujer que ama se construye una Dulcinea a su medida, gracias a lo cual el director manchego nos regala una historia de amor loco y pasi\u00f3n de las m\u00e1s hermosas que nos han deparado \u00faltimamente las pantallas, y Shrek, el ogro que se limpia el culo con las p\u00e1ginas de los cuentos de hadas como cualquier pedestre Sancho Panza, sin prever que le va a tocar protagonizar una aventura fe\u00e9rica a su pesar: si en El Quijote<\/em> la caballer\u00eda y lo libresco irrumpen en la realidad, en Shrek <\/em>es la realidad (\u00a1de la mano de un ogro y de un burro que habla!) la que se cuela en los reinos de la fantas\u00eda y de los cuentos de hadas para oxigenarlos de blanduras y \u00f1o\u00f1eces. Otras versiones peculiares del relato cervantino o, al menos, de locura monomaniaca se encuentran en Obra maestra, Cecil B. Demente o Escalofr\u00edo…<\/em>
\n <\/p>\nSinfon\u00eda<\/h2>\n
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\nq Torrente<\/strong>
\nNosotros tambi\u00e9n tenemos nuestro particular South Park<\/em>, en este caso concentrado en un \u00fanico personaje: un \u00abamiguete\u00bb m\u00e1s bien fond\u00f3n, facha, machista y sucio, representante grotesco de la Espa\u00f1a m\u00e1s negra y ca\u00f1\u00ed, forofo incondicional del Atleti y fan del Fary. Se supone que Santiago Segura ha construido un tipo deleznable de comedia negra para que su p\u00fablico desprecie las cualidades que dicho ejemplar de la fauna ib\u00e9rica encarna, y sin embargo… Las dos pel\u00edculas sobre Torrente<\/em>, de humor grueso y un dudos\u00edsimo gusto, todav\u00eda m\u00e1s acentuado en la segunda parte, plantean un problema muy interesante gracias a su materia casposa: \u00bfhasta qu\u00e9 punto los espectadores de semejantes propuestas est\u00e1n suficientemente curtidos para distanciarse y juzgar con ojo cr\u00edtico e inteligente al polic\u00eda\u2013detective m\u00e1s impresentable de la historia?, \u00bfno puede suceder, no est\u00e1 sucediendo todo lo contrario, que el supuestamente caricaturizado acabe por alcanzar la condici\u00f3n de sujeto encantador? Hacer chistes a costa de las mujeres, los negros y los chinos, convertir a un drogadicto o a un inv\u00e1lido en un motivo de chanza…: todo esto y mucho m\u00e1s a m\u00ed personalmente me aburre, y no porque me escandalice (de todo hemos comido), sino simplemente porque es f\u00e1cil (m\u00e1s caca, culo, pedo, pis) y porque creo que hay ciertas risas que son una cuesti\u00f3n moral. Por otro lado, a parte de que este tipo de humor resulte innecesario, sus mecanismos para despertar la carcajada suenan a rancios y trasnochados tras su envoltorio disolvente. No negar\u00e9 que Santiago Segura es un tipo simp\u00e1tico y que, con dolor, a veces se me escapa la risa ante sus grotescas ocurrencias, pero considerando que sus pel\u00edculas son de las m\u00e1s taquilleras de la historia de nuestro cine y despu\u00e9s de escuchar a mis alumnos alabar con euforia estas \u00abobras de arte\u00bb, su \u00e9xito me produce escalofr\u00edos: porque Torrente no es valorado como un esperpento que mueve a la burla, sino como un modelo, como un… h\u00e9roe.
\n <\/p>\nTaras<\/h2>\n
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\nq Ulises<\/strong>
\nLa figura de Ulises plantea el tema del regreso al hogar, del retorno al pasado abandonado y el reencuentro con las ra\u00edces de lo que fuimos. Ulises debe correr innumerables aventuras antes de llegar a \u00cdtaca, donde todav\u00eda tendr\u00e1 que luchar por recuperar su trono. Este itinerario sembrado de pruebas se salda, en el mito cl\u00e1sico, con el \u00e9xito final, pues tras haber superado distintas tentaciones (las sirenas, Naus\u00edcaa, Calipso) y peligros (Escila y Caribdis, Polifemo…), su victoria sobre los pretendientes devolver\u00e1 al h\u00e9roe su mujer, su hijo y su reino, y, con ellos, su pasado. El cine actual se sigue mirando en el espejo de los argumentos griegos, pero su relectura suele estar acompa\u00f1ada de la iron\u00eda y el desencanto desde el punto de vista ideol\u00f3gico y de la deconstrucci\u00f3n en el plano formal. Por ejemplo, la versi\u00f3n que de La odisea <\/em>llevaron a cabo los hermanos Coen en O brother<\/em> se caracteriza por la caricaturizaci\u00f3n de los personajes y de las situaciones: Ulises es aqu\u00ed un delincuente de poca monta que se fuga de la c\u00e1rcel y emprende en compa\u00f1\u00eda de otros dos pelagatos su peculiar aventura bufa. El fondo reflexivo de la aventura es sustituido por el juego complaciente y la cita encubierta, sin que la pel\u00edcula se plantee otras cuestiones de mayor enjundia. La mirada de Ulises<\/em>, de Angelopoulos fue la \u00faltima revisi\u00f3n seria y profunda de la obra de Homero, pero se remonta a 1995; tambi\u00e9n uno de los episodios de Caro diario<\/em>, la pel\u00edcula de Moretti, recurr\u00eda al mito para desmontarlo, aunque as\u00ed mismo quede fuera del periodo que estamos estudiando… \u00bfQu\u00e9 es de Ulises, por tanto, hoy? El cine de los \u00faltimos a\u00f1os se asienta sobre la imposibilidad del regreso (al hogar, al pasado, a las ra\u00edces) y, por lo tanto, reniega del Ulises total del poema \u00e9pico cl\u00e1sico. Ulises, hoy por hoy, es un imposible. S\u00f3lo citar\u00e9 dos ejemplos, familiares para el que me est\u00e9 siguiendo en estas p\u00e1ginas: En N\u00e1ufrago<\/em>, Chuck, cuatro a\u00f1os despu\u00e9s de su accidente, es rescatado, pero la mujer a la que amaba, su Pen\u00e9lope, se ha casado con otro; en A.I. Inteligencia artificial<\/em> David obtiene el don de retornar al para\u00edso familiar perdido, su \u00cdtaca…, durante veinticuatro horas… en compa\u00f1\u00eda de una madre s\u00f3lo resucitada temporalmente, pues est\u00e1 muerta desde hace cientos de a\u00f1os…
\n\u00danicamente Alvin Straight, el protagonista de Una historia verdadera,<\/em> ha culminado en los \u00faltimos a\u00f1os el ciclo completo de Ulises y ha podido, en fin, regresar. Nos encontramos ante un Ulises envejecido y sabio, quien, superada su odisea pausada, fundamentalmente interior, a bordo de una cortadora de c\u00e9sped, despu\u00e9s de plantar cara y domesticar a los mayores enemigos que uno pueda imaginar jam\u00e1s, los provenientes de la memoria y la culpa, obtiene como recompensa el milagro de la recuperaci\u00f3n de lo perdido: contemplar desde el cobertizo, en compa\u00f1\u00eda de su hermano, las estrellas por \u00faltima vez, como hicieron juntos en infinidad de ocasiones muchos a\u00f1os antes. Quiz\u00e1s por cumplir \u00edntegramente el viaje m\u00edtico con una lentitud contemplativa, Una historia verdadera<\/em> emocione como un cl\u00e1sico, en el sentido m\u00e1s renacentista de la expresi\u00f3n.
\n <\/p>\n\u00daltima Vez<\/h2>\n
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\nq Vianne Rocher<\/strong>
\nEn Chocolat<\/em> una mujer, Vianne, llega una ma\u00f1ana de invierno a un pueblo perdido. Como comprobar\u00e1 muy pronto, sus habitantes se rigen por las r\u00edgidas costumbres propias de una mentalidad retr\u00f3grada. A pesar de todo, en este rinc\u00f3n rec\u00f3ndito decide montar una tienda de chocolate y, a trav\u00e9s de sus recetas y de su actitud abierta y liberadora, ayudar\u00e1 a que esas gentes descubran, por un lado, el placer de los sentidos, y por otro, la tolerancia y la libertad del esp\u00edritu. En esta f\u00e1bula, Vianne encontrar\u00e1 la oposici\u00f3n del conde Reynaud, el alcalde, un hombre de f\u00e9rreas ideas conservadoras, que ve en la actitud de la reci\u00e9n llegada una invitaci\u00f3n a la inmoralidad y al vicio. Hallstr\u00f6m identifica la figura de Vianne, desprejuiciada, alegre, m\u00e1s atenta a las personas que a las normas, con el paganismo, mientras que el conde Reynaud y sus ac\u00f3litos se asocian a los principios m\u00e1s caducos del cristianismo. Juliette Binoche, luminosa, sensual, instintiva, reniega de los principios y las ideolog\u00edas a favor de un vitalismo plet\u00f3rico, pragm\u00e1tico y de una visi\u00f3n positiva de la vida; el conde Reynaud, por su parte, reprime sus verdaderos sentimientos, se encierra en sus libros y en la iglesia para, al final, ser un pobre infeliz amargado. Desde luego, cualquiera preferir\u00eda a Vianne y todo lo que representa; pero, desde una \u00f3ptica cristiana, \u00bfc\u00f3mo encajar esta dicotom\u00eda? En primer lugar, aceptando que inmovilismo, moralismo, reacci\u00f3n, represi\u00f3n, modorra y tristeza han formado durante mucho tiempo parte del lote con el que ven\u00eda envuelta nuestra religi\u00f3n para, en segundo lugar, reconocer que apertura, tolerancia, centralidad del hombre sobre cualquier concepto, dogma o liturgia, alegr\u00eda, libertad, respeto a la diferencia son t\u00e9rminos tambi\u00e9n claves en el vocabulario de Jes\u00fas de Nazaret. Aprender de Vianne a amar la vida y a mojar en chocolate la fe son retos no s\u00f3lo atractivos, sino inevitables si queremos seguir girando con el mundo.
\n <\/p>\nVisi\u00f3n de la Vida<\/h2>\n
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\nq Woody Allen<\/strong>
\nA raz\u00f3n de una pel\u00edcula por a\u00f1o, la filmograf\u00eda de este director norteamericano se va engrandeciendo con cada t\u00edtulo que pasa. Guste o no guste su cine, nadie podr\u00e1 negar que Allen ha creado uno de los personajes m\u00e1s reconocibles de la historia del s\u00e9ptimo arte. Su personalidad se repite con variaciones en cada una de sus obras y sus rasgos sicol\u00f3gicos son tan familiares como su aspecto f\u00edsico: el hecho de ser jud\u00edo, su hipocondr\u00eda, sus neurosis, su sarcasmo, sus miedos existenciales y sus obsesiones sexuales, su inseguridad afectiva, sumada a un sentimentalismo no exento de cierta acidez y, por supuesto, su aspecto f\u00edsico de criatura desprotegida componen uno de los iconos de la cultura del siglo xx. Sin embargo, en las dos \u00faltimas pel\u00edculas dirigidas y protagonizadas por Woody este renuncia a su t\u00edpico perfil de intelectual burgu\u00e9s para interpretar en Granujas de medio pelo <\/em>a un ladr\u00f3n de poca monta y ning\u00fan inter\u00e9s intelectual al que llaman ir\u00f3nicamente El cerebro<\/em> por su falta de luces, y en La maldici\u00f3n del escorpi\u00f3n de jade<\/em> a un investigador de una compa\u00f1\u00eda de seguros, duro y c\u00ednico, en la estela de los secos detectives del cine negro. El ingenio verbal es el mismo y el fondo tenuemente rom\u00e1ntico de sus personajes tambi\u00e9n, pero tanto en una pel\u00edcula como en otra palpita el deseo nada encubierto de superar el molde habitual en la construcci\u00f3n de su criatura. A este respecto en Granujas de medio pelo<\/em> Allen se atreve a interpretar a su reverso: alguien ajeno a cualquier inter\u00e9s o sensibilidad, zafio y simpl\u00f3n, que se enriquece por casualidad y exhibe su riqueza con un mal gusto clamoroso y una desgana manifiesta pues, m\u00e1s que comer caviar y escuchar opera, Rick Winkler ans\u00eda una buena hamburguesa frente a su televisor. En esta pel\u00edcula divertid\u00edsima, el director neoyorquino lleva a cabo un canto a la estupidez que confronta con la prepotencia intelectual de ciertos sectores de la clase alta, con el fin de realizar una cr\u00edtica acerba de ambos grupos sociales. Aunque esta cr\u00edtica pudiera entenderse como una sana mirada humor\u00edstica sobre s\u00ed mismo, sobre todo invita a ser asimilada como un aviso para navegantes: tan pat\u00e9ticos resultan los Winkler, esos pobres analfabetos funcionales que, en buena medida, representan al grueso de la sociedad occidental, como los representantes del cogollito selecto, la clase supuestamente superior desde el punto de vista intelectual y, sin embargo, envenenada por sus amaneramientos, su sumisi\u00f3n al poder econ\u00f3mico y su soberbia. Los intentos pat\u00e9ticos de los primeros por equipararse a los segundos mediante una ligera capa de barniz cultural y el deseo de los segundos de aprovecharse de los primeros transforma finalmente esta pel\u00edcula, aparentemente una comedia inofensiva, en una s\u00e1tira implacable.
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\nWindsurf (llevados por el viento)<\/strong><\/p>\n\n
\nq X<\/strong>
\nX<\/em> son los ciudadanos an\u00f3nimos, los seres sin nombre. El cine actual m\u00e1s arriesgado est\u00e1 circulando una vez m\u00e1s por las sendas del realismo y, en esta reivindicaci\u00f3n del viejo sue\u00f1o f\u00edlmico de reflejar la realidad con toda su intensidad, ha vuelto la mirada a los hombres y mujeres de la calle. Sea en el cine documental o sea en aquel que cede su protagonismo a personajes representativos de las clases m\u00e1s humildes u oprimidas, el individuo com\u00fan est\u00e1 en el centro de inter\u00e9s de muchos de los directores interesantes de los \u00faltimos tiempos. Si el cine latinoamericano u asi\u00e1tico, por tradici\u00f3n, han dirigido sus c\u00e1maras hacia la vida en sus formas de expresi\u00f3n m\u00e1s duras, en el cine europeo este proceso se torna tambi\u00e9n imparable. La preocupaci\u00f3n por contar historias abiertas, sin cierre definitivo, las estructuras cinematogr\u00e1ficas libres, no sujetas a las f\u00f3rmulas restrictivas de los g\u00e9neros, el \u00e9xito del documental y el tratamiento de nuevos temas son otros tantos s\u00edntomas de esta tendencia. Citar\u00e9 s\u00f3lo, a t\u00edtulo de ejemplo, la \u00faltima pel\u00edcula de Jos\u00e9 Luis Guer\u00edn, En construcci\u00f3n<\/em>, un documental l\u00edrico a prop\u00f3sito del proceso de derribo y construcci\u00f3n de unos edificios en el barrio chino de Barcelona. En esta obra inclasificable y hermosa, Guer\u00edn filma a las personas que pululan en torno al inmueble: los curiosos, los obreros, los vecinos, los vagabundos, los compradores… Su c\u00e1mara no juzga: se limita a captar la vida en toda su pureza, con sus matices, sus silencios y sus palabras, sus sentidos y sus sin sentidos. No nos pone en antecedentes ni sigue a sus personajes m\u00e1s all\u00e1 de los minutos que se cruzan delante de su lente: en lugar de contar sus historias, los mira durante un rato, as\u00ed, sin m\u00e1s, con ternura y respeto, sea un chulo, un loco o una prostituta, para que, de la acci\u00f3n de contemplar, brote lo humano y, en su borde, lo po\u00e9tico (ver secci\u00f3n<\/em> Pel\u00edcula en el Cuaderno Joven).
\n
\nX (= Por)<\/strong><\/p>\n\n
\nq Yo<\/strong>
\nUn personaje fundamental en toda pel\u00edcula es aquel que est\u00e1 al otro lado de la pantalla, es decir, el espectador. Cada pel\u00edcula construye, presupone y reclama el suyo propio. Si observamos la cartelera de cualquier ciudad, llegaremos a la conclusi\u00f3n desoladora de que ese \u00abyo\u00bb convocado es, por lo general, alguien sin ninguna gana de pensar, un sujeto dispuesto a montarse en las im\u00e1genes como si estas fueran una atracci\u00f3n de feria. Hoy en d\u00eda, en la vivencia de un relato f\u00edlmico, la adrenalina ha de reemplazar a las neuronas y el truco, el malabarismo narrativo o la sorpresa final ocupan el lugar se\u00f1ero que antes estaba reservado para el desvelamiento del sentido. El yo ha dejado de ser interpelado para ser volteado y el proceso de identificaci\u00f3n, aquel recurso cl\u00e1sico por el cual una imagen serv\u00eda de espejo, han cedido su puesto a los trampantojos y los cristales deformantes de barraca. Ya no se exige inocencia e ingenuidad al contemplar una pel\u00edcula, sino mera simpleza para que, al final, a uno le cuelguen en la entrada de su conciencia devastada el cartelito de \u00abcerrado por defunci\u00f3n\u00bb. Cine adolescente, de usar y tirar, un pasatiempo mientras se acaba el saco de palomitas y los refrescos: el yo no necesita saber mirar: basta con que vea de cualquier manera.
\n <\/p>\nYa<\/h2>\n
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\nq Zoolander<\/strong>
\nZoolander es un modelo masculino, guaperas y egoc\u00e9ntrico, tan corto de entendederas que llega a confundir una maqueta con el edificio real que representa. Su memez sin paliativos es el perfecto colof\u00f3n de nuestro diccionario, puesto que el personaje descerebrado (Dos tontos muy tontos<\/em> ha hecho escuela) resume muy bien hacia d\u00f3nde se dirige el cine en nuestros d\u00edas. Si los protagonistas de Granujas de medio pelo<\/em> ten\u00edan el cociente intelectual de una berza, si en Mama es tonta<\/em> la pobreza mental de sus personajes her\u00eda incluso las sensibilidades menos refinadas, si El gran Lebowski<\/em> sumaba a su modorra vital la escasez de luces, podemos llegar a la conclusi\u00f3n de que el elogio de la estupidez est\u00e1 punto de constituir un subg\u00e9nero cinematogr\u00e1fico. Que conste que, peor que contar la vida de personajes redomadamente imb\u00e9ciles es intentar hacer pasar por inteligentes o por medianamente l\u00facidos a los que s\u00f3lo gastan dos dedos de frente en teor\u00eda (\u00a1habr\u00eda tantos ejemplos!), y mucho peor a\u00fan es insinuar que los verdaderos est\u00fapidos de la funci\u00f3n nos situamos en el patio de butacas. De cada tres pel\u00edculas, dos los sugieren. Si casi nadie se da por aludido, \u00bfno ser\u00e1 que estamos ingresando en la orden de los tontos sin darnos cuenta?
\n <\/p>\nZote<\/h3>\n
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