\nPie Autor \nJoaqu\u00edn Garc\u00eda Roca <\/strong>es profesor en la Universidad de Valencia.<\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\n \nS\u00edntesis del Art\u00edculo \n\u00abNunca la responsabilidad de una Iglesia de comuni\u00f3n<\/em> ha sido tan singular, tan aguda y tan necesaria\u00bb. Estamos ante un desaf\u00edo clave para construir el futuro tanto de las comunidades e instituciones cristianas como del grupo de inmigrantes que se sit\u00faa entre los m\u00e1s pobres y marginados. La respuesta ha de tejerse con mezclas equilibradas de m\u00edstica e ilustraci\u00f3n, racionalidad y sentimiento. De ello se ocupa el art\u00edculo, a trav\u00e9s de cuatro perspectivas: la multiculturalidad y el mapa educativo de las diferencias; recuperar \u00abmemoria\u00bb y solidaridad; entrar en comuni\u00f3n con los seres humanos; hacer posible \u00abel sue\u00f1o\u00bb del inmigrante. \n\u00a0<\/strong> \n \nEl desaf\u00edo educativo-pastoral, que requieren las inmigraciones, se teje de m\u00edstica y de ilustraci\u00f3n, de racionalidad y de sentimiento, por lo que nos sit\u00faa m\u00e1s all\u00e1 del pragmatismo de los pol\u00edticos y de la timidez de los eclesi\u00e1sticos. Nunca la responsabilidad de una Iglesia de comuni\u00f3n ha sido tan singular, tan aguda y tan necesaria. Nunca un sistema educativo ha necesitado con tanta urgencia suscitar una cultura c\u00edvica basada en los derechos individuales de la persona humana y al mismo tiempo alentar el reconocimiento de los derechos colectivos de todos los pueblos del planeta. \n \nEn lugar de miedos y preocupaciones, la presencia de los inmigrantes puede autentificar las pr\u00e1cticas educativas y pastorales, ya que sus sue\u00f1os no son sue\u00f1os de ellos solos, sino anhelos para todos. Cuando ellos tienen reconocidos sus derechos, los tienen todos; si un d\u00eda se mutila su ciudadan\u00eda, todos quedamos heridos; si ellos son golpeados, todos podemos serlo. \n \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong>Necesitamos enviar se\u00f1ales inequ\u00edvocas a los inmigrantes, en cuatro direcciones concretas: 1\/ Como tarea educativa<\/em> ante las diferencias, que compromete el sentido y la orientaci\u00f3n de un proyecto intercultural; 2\/ Como ejercicio de la memoria<\/em> que intenta identificar en el camino del tiempo los potenciales para salir adelante; 3\/ Como pr\u00e1ctica de la compa\u00f1\u00eda<\/em> con los emigrantes, con sus preguntas y sus dudas, sus esperanzas y sus frustraciones; 4\/ Como exploraci\u00f3n de la profec\u00eda<\/em> que ofrece descodificar los sue\u00f1os de la aventura del inmigrante. \n \n <\/p>\n\n- El mapa educativo de las diferencias<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n
\u00a0<\/em><\/strong> \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/em><\/strong>El hecho migratorio ha desvelado que las sociedades actuales se han hecho multiculturales y cada cultura tiene especificidades, que son respetables en s\u00ed mismas. Este hecho puede interpretarse como un destino forzoso, tra\u00eddo por la movilidad social, la globalizaci\u00f3n econ\u00f3mica y la revoluci\u00f3n tecnol\u00f3gica, o puede ser una elecci\u00f3n humanista que ve en el encuentro entre culturas algo valioso. \n\u00a0<\/em><\/strong> \nLa educaci\u00f3n intercultural, que desborda el marco escolar para extenderse a todos los \u00e1mbitos de la sociedad, es el vi\u00e1tico, que abre nuevas v\u00edas para el entendimiento entre gentes y pueblos diversos. El proceso educativo, que requiere la inmigraci\u00f3n, est\u00e1 basado en el intercambio, la interacci\u00f3n, la solidaridad y la reciprocidad. Si se quiere ir m\u00e1s all\u00e1 de la simple aceptaci\u00f3n de la diversidad cultural, la educaci\u00f3n deber\u00e1 incorporar los hallazgos que se han producido en contacto con la diversidad y las diferencias. El desaf\u00edo educativo-pastoral de la inmigraci\u00f3n requiere de todos los dispositivos elaborados por la larga y dif\u00edcil historia ante la diferencia \n <\/p>\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 La educaci\u00f3n ha hecho un largo trayecto para construir el mapa conceptual, que le ha permitido afrontar las diferencias, a pesar de las dudas, las inercias y los obst\u00e1culos. En el universo escolar coexisten todas las sangres, todos los colores, todas las diferencias, porque en cada ni\u00f1o se sustancia la historia entera, los estilos de vida y los modos familiares. La inmigraci\u00f3n ha evidenciado, que cada ni\u00f1o \u2013no s\u00f3lo el ni\u00f1o inmigrante\u2013 es de suyo la confluencia de tradiciones, historias, genes, horizontes y expectativas diferenciadas. El \u00abotro\u00bb empieza estando dentro de cada uno. Con la presencia de los inmigrantes, sin embargo, se ampl\u00eda el escenario de la diferencia, con nuevos personajes, nuevos retos y oportunidades.<\/h4>\n \n \nLa educaci\u00f3n tuvo que afrontar, en un primer momento, la cuesti\u00f3n de las desigualdades sociales; en confrontaci\u00f3n con este primer rostro de las diferencias, la educaci\u00f3n desarroll\u00f3 la universalizaci\u00f3n de la ense\u00f1anza. El derecho a la educaci\u00f3n de todos los ni\u00f1os y ni\u00f1as pertenece al c\u00f3digo moral de la humanidad. En la medida que la emigraci\u00f3n traduce la existencia de un mundo desigual y antag\u00f3nico, plantea de nuevo el derecho primordial a la educaci\u00f3n, como despliegue del principio de igualdad de oportunidades.<\/em> Apostar por la igualdad en la condici\u00f3n y en el trato, supone un cambio en la residencia mental y cordial del educador, que favorece al que est\u00e1 peor situado y privilegia al que est\u00e1 en dificultad. \n \nLa educaci\u00f3n tuvo que afrontar, asimismo, las diferencias, vinculadas a las condiciones de vida, que se despliegan en forma de discapacidades f\u00edsicas y sociales. Abordar las diferencias supon\u00eda comprender las limitaciones, que determinadas condiciones de vida suponen para el desarrollo de las personas, sobre todo, en momentos evolutivos. En contacto con las personas discapacitadas, la educaci\u00f3n desarroll\u00f3 el principio de normalizaci\u00f3n<\/em> por el cual las personas disminuidas deben recibir las atenciones que precisan dentro del sistema ordinario de prestaciones de la comunidad y s\u00f3lo cuando sea imprescindible a trav\u00e9s de servicios especiales. \nSe expresa, de este modo, el anhelo del inmigrante a romper los \u00abguetos\u00bb; los inmigrantes no requieren de centros espec\u00edficos, donde se separen a los alumnos seg\u00fan su procedencia racial o \u00e9tnica, ni de aparcamientos en espacios donde convivan los iguales seg\u00fan sus convicciones y rituales, sino que requieren la incorporaci\u00f3n a la vida ordinaria donde se pueda experimentar el valor del encuentro y de la interacci\u00f3n. \n \nEn un tercer momento, la diferencia se sustanciaba en forma de transgresi\u00f3n e inadaptaci\u00f3n social. Diferente para la educaci\u00f3n era aquel que mostraba comportamientos poco convencionales o fuera de la normalidad estad\u00edstica. All\u00ed estaban los ap\u00e1ticos, los indiferentes, los transgresores, que obligaron a desarrollar el principio de sectorizaci\u00f3n,<\/em> por el cual la intervenci\u00f3n educativa se acomodaba al medio habitual del alumno, con sus tramas y sus mundos vitales. El problema educativo no empezaba en la escuela sino en el ambiente familiar y en el contexto social. Tambi\u00e9n los inmigrantes requieren la incorporaci\u00f3n de la propia historia, sus mundos vitales y su biograf\u00eda, en un proceso educativo. \n \nEn los \u00faltimos a\u00f1os, la diferencia se ha sustanciado en forma de exclusi\u00f3n social. Una sociedad pat\u00f3gena orilla y expulsa a grupos sociales y los sit\u00faa al margen. La escuela se convert\u00eda tanto en un factor de inclusi\u00f3n como en un factor de exclusi\u00f3n a trav\u00e9s de ciertas pr\u00e1cticas que retroalimentan los mecanismos de exclusi\u00f3n. El fracaso escolar llegar\u00eda a ser el destino de muchos ni\u00f1os y j\u00f3venes. \u00bfQu\u00e9 pod\u00eda hacer la educaci\u00f3n para erradicar la marginalidad y luchar contra el fracaso escolar? El principio de individualizaci\u00f3n, <\/em>centrado en el acompa\u00f1amiento personal y en la funci\u00f3n tutorial abr\u00eda serias perspectivas para compensar los atrasos y las desmotivaciones. Antes que fracasados escolares son ni\u00f1os y j\u00f3venes con una historia particular y una trayectoria cultural. La mirada educativa-pastoral a la inmigraci\u00f3n deber\u00e1 habituarse a ver en ella no una entidad monol\u00edtica sino biograf\u00edas personales. Antes que emigrantes son ni\u00f1os o j\u00f3venes, antes que ni\u00f1os o j\u00f3venes son Mustaf\u00e1 o Altagracia. \n \nEn la actualidad, la pluralidad de concepciones \u00faltimas y la diversidad de cosmovisiones se ha convertido en el \u00faltimo desaf\u00edo a la perspectiva educativo-pastoral. Estamos ante el reto de atender a ni\u00f1os y j\u00f3venes, que demandan una respuesta diferencial en raz\u00f3n de su condici\u00f3n de extranjeros y emigrantes. El principio de interculturalidad<\/em> abre oportunidades al sistema educativo a la vez que cuestiona y llama a una profunda transformaci\u00f3n pastoral. La educaci\u00f3n intercultural es la estrategia m\u00e1s coherente para afrontar el desaf\u00edo de la inmigraci\u00f3n. \nLa educaci\u00f3n intercultural subsume los principios que se han elaborado en contacto con la historia de la diferencia: la igualdad de oportunidades, la normalizaci\u00f3n, la sectorizaci\u00f3n y la individualizaci\u00f3n; sin la aplicaci\u00f3n de estos principios, no habr\u00e1n procesos educativos en el \u00e1mbito de las inmigraciones. \n \nLos ni\u00f1os emigrantes necesitan de la igualdad de oportunidades ya que son el resultado de una realidad injusta; necesitan de la normalizaci\u00f3n, ya que no requieren de centros especiales sino de integraci\u00f3n para el desarrollo de su personalidad. Los ni\u00f1os y ni\u00f1as emigrantes no pueden centrarse en la escuela sino que requieren incorporar las trayectorias sociales y culturales. Los ni\u00f1os y ni\u00f1as emigrantes tienen como todos los ni\u00f1os necesidades educativas especiales y hay que ofrecerles las ayudas o servicios, que necesiten. \n \nPero todos estos dispositivos son insuficientes ya que el hecho inmigratorio tiene tambi\u00e9n su aspecto espec\u00edfico para la educaci\u00f3n. No es s\u00f3lo un asunto individual, que puede resolverse aplicando los principios pedag\u00f3gicos aludidos a situaciones individuales, sino que significa la presencia de la diversidad cultural como riqueza y oportunidad. El futuro de la educaci\u00f3n depender\u00e1 en gran medida de c\u00f3mo solucionen las tensiones y las oportunidades, que surgen en una sociedad multicultural, multi\u00e9tnica y multi-racial. Si s\u00f3lo uno de cada cinco inmigrantes va a un colegio concertado, estamos lejos de descubrir las potencialidades del hecho inmigratorio, seg\u00fan la exhortaci\u00f3n de la Carta a los Hebreos: \u201cno olvid\u00e9is la hospitalidad, que por ella algunos, sin saberlo, hospedaron \u00e1ngeles\u201d (13,2). \n \n \n \n <\/p>\n\n- La memoria del exilio o la autoridad de la silla vac\u00eda<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n
\u00a0<\/em><\/strong> \nLas tradiciones b\u00edblicas recurren a la memoria para activar la responsabilidad ante el extranjero. No s\u00f3lo porque recuerdan que todos fuimos emigrantes, sino porque quedamos confrontados con la realidad del sufrimiento humano. La aportaci\u00f3n decisiva de todas las grandes religiones, que debe recordarse ante el hecho migratorio, es el reconocimiento de la autoridad de aquellos que sufren. \nEl cristianismo comenz\u00f3 como recuerdo y seguimiento de alguien, que mir\u00f3 de frente al sufrimiento del otro. La primera mirada de Jes\u00fas no ha sido sobre el pecado del mundo ni sobre la pertenencia comunitaria ni sobre la condici\u00f3n cultural, sino sobre las existencias rotas por el sufrimiento. El pecado era \u00abreplegar, como dir\u00e1 San Agust\u00edn, el coraz\u00f3n sobre s\u00ed mismo\u00bb. \n \nNo cabe duda que la inmigraci\u00f3n econ\u00f3mica es un cap\u00edtulo de la historia del sufrimiento, producida por la desigualdad entre el Norte y el Sur. Lo que importa radicalmente ante la ni\u00f1a del \u00abchador o el hiyab\u00bb, que cubre su cara con un pa\u00f1uelo, es su condici\u00f3n de sufriente. Esta sensibilidad por el dolor de los otros es lo que puede pretender el grado m\u00e1ximo de universalidad, cuyo deber no tiene l\u00edmites. Pastoralmente, significa dar voz al dolor del otro, al dolor de los extranjeros, al dolor de las pateras, al dolor de los que viajan debajo del trailer, al dolor de los que caen, en palabras evang\u00e9licas, en manos de los ladrones. \n \nEsta memoria del sufrimiento de los desplazados por exigencias econ\u00f3micas es la posici\u00f3n original que marca la cualidad evang\u00e9lica ante los conflictos de la inmigraci\u00f3n, es el lugar de encuentro de los diversos mundos culturales y religiosos. Las pr\u00e1cticas apropiadas ante la inmigraci\u00f3n son aquellas que nacen de comprender y de vivir su sufrimiento. Donde hay conflictos, culturales y religiosos, es all\u00ed donde s\u00f3lo importa el inter\u00e9s propio o de la clientela. \nS\u00f3lo si se afirma entre nosotros esta sensibilidad acertaremos a construir el lugar pastoral adecuado ante la inmigraci\u00f3n; s\u00f3lo si la pol\u00edtica de extranjer\u00eda se inspira en esta mirada hacia el dolor del otro, se podr\u00e1 hablar de una pol\u00edtica humana. \n \n\u00bfQu\u00e9 puede significar hoy esta responsabilidad universal ante los inmigrantes? Significa, en primer lugar, que hay una responsabilidad universal, generada por la memoria del sufrimiento de los d\u00e9biles, del extranjero y de los excluidos. Hay un sufrimiento en la realidad, que nos pertenece a todos y debe llegar a todos los o\u00eddos y ese es el lugar de la universalizaci\u00f3n ya que cuando los \u00faltimos tienen reconocidos sus derechos, los tenemos todos. El lugar de la universalizaci\u00f3n son los \u00faltimos, las v\u00edctimas y los perdedores. \n \nEsta memoria del sufrimiento del otro es la base moral, pol\u00edtica y religiosa de la pastoral con los inmigrantes. Incluso, las pol\u00edticas educativas o sanitarias deben juzgarse no por el bienestar de la clase media sino por los que est\u00e1n peor situados. \n \nEn segundo lugar, la solidaridad se asienta sobre la autoridad de la silla vac\u00eda,<\/em> que se impone absolutamente. Como dec\u00edan las comunidades primitivas: \u00abel Mes\u00edas no volver\u00e1 mientras todos no est\u00e9n sentados a la mesa\u00bb. El que no est\u00e1 sentado en la mesa \u2013los que sufren injustamente, los orillados y excluidos\u2013 tienen la clave de la vuelta y la autoridad sobre el tiempo. Esta convicci\u00f3n sobre la centralidad de la silla vac\u00eda sustrae a la pol\u00edtica del puro pragmatismo y le impregna de pasi\u00f3n por los \u00faltimos, confiere a la pastoral una preferencia por los que est\u00e1n peor situados. Como afirma Agnes Heller: <\/em>\u201cLa silla vac\u00eda espera al Mes\u00edas y mientras la silla est\u00e9 ah\u00ed, emite bramidos y admoniciones, incluso pat\u00e9ticos, para que se le tenga en cuenta. Todo el resto es pragmatismo\u201d. La cuesti\u00f3n hoy es saber si los inmigrantes se sentar\u00e1n en la mesa compartida, o si en nombre de la modernidad o de la cohesi\u00f3n social se deber\u00e1 renunciar a esta prioridad, como ha hecho la ley de extranjer\u00eda. \n \nEn esto consiste la pasi\u00f3n por la universalidad, que nos llevar\u00e1, como propone Juan Bautista Metz,<\/em> a soportar con coraje el odio hacia los \u00faltimos universalistas, que proceden de todos los localismos. Cuando los universalistas est\u00e1n bajo sospecha, los \u00faltimos universalistas ser\u00e1n los pastores, siempre que afirmar la universalidad no sea caer en un totalitarismo teol\u00f3gico ni eclesi\u00e1stico, sino reconocer que Dios no es una propiedad privada de la Iglesia o de la teolog\u00eda, ni que los derechos humanos pueden someterse a circunstancias eximentes. \n \n <\/p>\n\n- Querencia de compa\u00f1\u00eda<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n
\u00a0<\/em><\/strong> \nLa comuni\u00f3n entre los seres humanos est\u00e1 profundamente herida a causa del hecho migratorio, que ha configurado la realidad en base a dos corrientes: los que quieren entrar al norte y los que no los quieren dejar pasar, entre los que se juegan el pellejo para sobrevivir y los que han hecho de la seguridad y la acumulaci\u00f3n de capital un modo de vida. Los inmigrantes econ\u00f3micos siguen y seguir\u00e1n cruzando el estrecho mientras en sus pa\u00edses de origen tengan que compartir la pobreza y en el norte exista la posibilidad de repartirse la riqueza. En palabras de Brahim,<\/em> uno de los supervivientes de una patera, \u00abnadie podr\u00e1 poner fronteras a nuestra hambre\u00bb. \n\u00a0<\/em> \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/em>La inseguridad del propio estatus social, la incerteza sobre su futuro y la sensaci\u00f3n de no ser due\u00f1os del presente sit\u00faa a los inmigrantes en una constante y radical precariedad. En estos casos importa construir enclaves c\u00e1lidos que den seguridad, libertad y confianza. \nLa pastoral de inmigrantes deber\u00e1 construir comunidades sanantes, que permitan la inmersi\u00f3n confiada, donde se pueda experimentar el ser aceptados, donde se pueda construir el arraigo, que solicita posteriormente la reglamentaci\u00f3n de extranjer\u00eda, donde se celebre la identidad de todo ser humano, donde se permita reconstruir sus identidades y curar las heridas del largo viaje sin meta y sin retorno. \n \nLa l\u00f3gica comunitaria rompe las barreras infranqueables entre las personas, sean religiosas, ling\u00fc\u00edsticas o culturales. En el nicho comunitario no existe lugar para el c\u00e1lculo ego\u00edsta ni para la l\u00f3gica mercantil sino que se produce una aceptaci\u00f3n incondicional. En el interior de este cerco c\u00e1lido no tienen que demostrar nada, sino practicar el mutuo acompa\u00f1amiento. Son muchos los inmigrantes, que tras embarcarse en un viaje sin meta y sin retorno y acosados por una hostilidad ambiental se unen a las otras personas, que comparten la misma experiencia del rechazo. Es la \u00fanica opci\u00f3n posible para vivir su mundo relacional. Esta uni\u00f3n es fruto de una estrategia de poder y resultado de una expropiaci\u00f3n. \n \nLa comunidad cristiana, por el contrario, ha de ser una comunidad abierta y din\u00e1mica a cuantos deseen integrarse en ellas, nunca cerrada, acogedora, porque s\u00f3lo desde comunidades abiertas y din\u00e1micas es posible generar la din\u00e1mica de la mesa compartida. A las comunidades sanantes no les estorban las diferencias ni las diversidades sino que las necesitan para superar sus tendencias asimilacionistas, unificadoras y dominadoras. \n \nQuienes son sometidos a unos ex\u00e1menes de admisi\u00f3n que no terminan nunca y nunca puede decirse haberse superado totalmente, quienes experimentan todos los rigores del exilio requieren de un \u00abplus\u00bb de acogida. Si el inmigrante es quien no ha dejado del todo el lugar del que se fue, ni ha terminado por adaptarse completamente al sitio donde lleg\u00f3 pertenece al linaje de aquellos que tienen como patria a la humanidad. No es de aqu\u00ed ni es de all\u00e1, los sin lugar, necesitan acompa\u00f1arse mutuamente. \n \n <\/p>\n\n- El sue\u00f1o del inmigrante<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n
\u00a0<\/em><\/strong> \nLa experiencia religiosa, en la constelaci\u00f3n de la memoria del sufrimiento y de la silla vac\u00eda, es capaz de cultivar los sue\u00f1os de los inmigrantes como sue\u00f1os propios. Sus sue\u00f1os son nuestros sue\u00f1os, <\/em>precisamente porque est\u00e1n vulnerados, lesionados, mutilados y tienen profundas heridas y cicatrices. \nEn nuestras manos est\u00e1 poner nombre al sue\u00f1o del extranjero, mostrar su verdad y su raz\u00f3n, su sentido y su invocaci\u00f3n. En la trayectoria del emigrante, siempre estuvo el deseo. Con los inmigrantes, se activa la nostalgia del destierro, una nostalgia que tiene la edad del ser humano y marca el abismo de la tierra, la profundidad de las ra\u00edces humanas que no pueden perderse. \n \nAsimismo, con los inmigrantes emerge el sue\u00f1o de la ciudadan\u00eda mundial. Si ciudadano es el que pertenece como miembro de pleno derecho a una determinada comunidad pol\u00edtica con la que tiene contra\u00eddas unas especiales obligaciones de lealtad, la inmigraci\u00f3n obliga a educar en los valores de una ciudadan\u00eda mundial. La pertenencia y la lealtad nos vinculan hoy a la humanidad con la cual contraemos responsabilidades y obligaciones. \n \nCada vez m\u00e1s la lealtad a la comunidad local y a la comunidad global son complementarias: s\u00f3lo una sensibilidad por lo pr\u00f3ximo y lo local es la puerta de entrada hacia lo universal. Educar en esta doble pertenencia es el desaf\u00edo mayor de la educaci\u00f3n del siglo XXI. El hecho migratorio consiente mal el localismo de quienes s\u00f3lo aprecian los valores de su etnia, su pueblo y su cultura. La repulsa de los inmigrantes est\u00e1 estrechamente relacionadas con una educaci\u00f3n tribal, ciega para el cosmopolitismo, ignorante de que nada de lo humano puede resultarnos ajeno. Nacer en un lugar u otro es accidental. Como se cuenta de Albert Einstein,<\/em> quien, al preguntarle un polic\u00eda por su raza al pasar una frontera, contest\u00f3: \u00abhumana, por supuesto\u00bb. \n \nCon la inmigraci\u00f3n, se abren opciones y horizontes para todos y se cuestionan aquellas certezas, que muchas veces s\u00f3lo son convenciones. La diversidad cultural es m\u00e1s un desaf\u00edo que un problema, ya que la realidad misma es un espacio multicultural, mestizo, plural, heterog\u00e9neo y multi\u00e9tnico. No cabe resistirse a esa realidad sino asumirla plenamente, verla como una gran oportunidad y como un extraordinario experimento humanizador. El camino estar\u00e1 lleno de confrontaciones, resistencias y obst\u00e1culos; conoceremos el racismo y la xenofobia e incluso el miedo. Pero vivir con miedo no debe ser parte del sue\u00f1o humano. Como dice la canci\u00f3n \u201cNo me llames extranjero porque haya nacido lejos o porque tenga otro nombre la tierra de donde vengo… No me llames extranjero, m\u00edrame bien a los ojos, mucho m\u00e1s all\u00e1 del odio, del ego\u00edsmo y el miedo y ver\u00e1s que soy un hombre… No puedo ser extranjero\u201d. n \n \nJoaqu\u00edn Garc\u00eda Roca \nestudios@misionjoven.org \n[\/vc_column_text][\/vc_column][\/vc_row]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"[vc_row][vc_column][vc_column_text]Joaqu\u00edn Garc\u00eda Roca Pie Autor Joaqu\u00edn Garc\u00eda Roca es profesor en la Universidad de Valencia. S\u00edntesis del Art\u00edculo \u00abNunca la responsabilidad de una Iglesia de comuni\u00f3n ha sido tan singular, tan aguda y tan necesaria\u00bb. 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