{"id":10773,"date":"2002-01-01T00:00:00","date_gmt":"2001-12-31T22:00:00","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=10773"},"modified":"2002-01-01T00:00:00","modified_gmt":"2001-12-31T22:00:00","slug":"jovenes-cristianos-retrato-con-fondo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/jovenes-cristianos-retrato-con-fondo\/","title":{"rendered":"J\u00f3venes cristianos: retrato con fondo"},"content":{"rendered":"

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Jos\u00e9 Luis Moral
\n <\/p>\n

Esquema del Art\u00edculo<\/h2>\n

 
\nI\u00a0\u00a0 Manuscrito: un nuevo modo de ser y vivir.<\/strong>
\nII\u00a0\u00a0 Jerogl\u00edfico: rostros de los j\u00f3venes.<\/strong>
\nIII Pergamino o palimpsesto: j\u00f3venes cristianos.<\/strong>
\nIV Texto: reconstruir con los j\u00f3venes la fe y la religi\u00f3n.<\/strong>
\n 
\n <\/p>\n\n\n\n
Jos\u00e9 Luis Moral<\/strong> es Director del Instituto Superior de Teolog\u00eda \u00abDon Bosco\u00bb (Madrid) y Director de Misi\u00f3n Joven.<\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\n

 
\n 
\nSe trata de un retrato en \u00abblanco y negro\u00bb y, sobre todo, de un retrato con muchos fondos.<\/em> Faltan datos para una foto m\u00e1s precisa o para una imagen en \u00abprimer plano\u00bb. Intentamos realizarlo, progresivamente, con diferentes capas de pintura o, mejor, escritura.
\nLa vida de los hombres puede imaginarse como un texto. A cada cual, por as\u00ed retratar el asunto, se nos consigna al nacer un manuscrito, en gran parte ya elaborado, con diversos utensilios para seguir escribiendo. D\u00eda a d\u00eda, rellenamos el pergamino de nuestra existencia y, cuando nos paramos, no pocas veces y a primera vista, aquello nos resulta una especie de jerogl\u00edfico, necesitado de interpretaci\u00f3n, de transformar en verdadero texto.
\n 
\nEn todos los casos, pero en el de los j\u00f3venes particularmente, la escritura o retrato se construye sobre un palimpsesto,<\/em> no un pergamino virgen sino otro cuya escritura ha sido borrada para escribir de nuevo en \u00e9l.
\n 
\n 
\nAntes de entrar en tema, dos palabras sobre eso de \u00abhablar de los j\u00f3venes\u00bb. Aunque hablamos mucho de ellos, aunque se multiplican los estudios, aunque sentimos vivamente la necesidad de conocerlos, no es nada sencillo hablar de los j\u00f3venes. Y no es f\u00e1cil, en primer lugar, porque la mayor\u00eda de nosotros no somos j\u00f3venes y nos ponemos a hablar de quienes seguramente preferir\u00edan hablar por s\u00ed mismos, aunque no est\u00e9n muy acostumbrados. Es dif\u00edcil llegar a convencerse de que muchas de las cosas que el joven piensa o hace no las entiende el que no es joven sino despu\u00e9s de un profundo proceso de simpat\u00eda y compasi\u00f3n, en el que no es infrecuente quedarse a medio camino, es decir, en formas m\u00e1s o menos solapadas de paternalismo y de apenamiento. Sin darnos cuenta, los utilizamos como terreno gratuito para nuestras proyecciones y justificaciones de adultos: a los j\u00f3venes se les pueden achacar muchos desmanes y atribuir la falta de sentido que notamos en tantos campos de la vida. As\u00ed, la man\u00eda de vincular j\u00f3venes y futuro termina por apartarnos, no pocas veces, de la realidad o por inventarnos un juicio sobre ellos en virtud de las expectativas de futuro que nos hacemos. Definitivamente, los j\u00f3venes est\u00e1n sirviendo m\u00e1s de lo conveniente para controlar, esconder y proyectar las incertidumbres y\/o esperanzas personales y sociales de los adultos.
\n 
\nPor otra parte, nadie piense que se puede hablar de la juventud como si de una categor\u00eda real y uniforme se tratara. Cada d\u00eda descubrimos m\u00e1s palpablemente la inutilidad actual de la categor\u00eda sociol\u00f3gica de juventud: no hay juventud sino j\u00f3venes<\/em> \u2013si algo caracteriza a la realidad juvenil es su diversidad y pluralidad\u2013 y la necesidad de conseguir un denominador com\u00fan para todos ellos tambi\u00e9n nos mete en el mundo de la caricatura. Y ya se sabe: comenzamos con una caricatura y terminamos creyendo que se trata de un retrato. Por ah\u00ed se encuentra uno de los problemas centrales del sinf\u00edn de investigaciones sobre la juventud. De ellas mismas est\u00e1 surgiendo la conciencia de sus limitaciones y la necesidad de un replanteamiento: existe una creciente cr\u00edtica metodol\u00f3gica de su cuantitantivismo ingenuo (que, m\u00e1s o menos, hace equivalentes medir y explicar) o del ideologismo subyacente (aquellos estereotipos culturales que enmascaran o esconden), as\u00ed como a la pretensi\u00f3n de postular unos extremos en la definici\u00f3n juvenil (militante o comprometido y pasota) que se elevan a la categor\u00eda de clave de comprensi\u00f3n de toda su realidad. Es necesario integrar esos estudios con otros de car\u00e1cter cualitativo[1]<\/a>. Para una mayor complicaci\u00f3n del tema, ser joven hoy es algo cada vez m\u00e1s relativo, una realidad cada vez menos en funci\u00f3n de la biolog\u00eda y m\u00e1s determinada por la cultura y la sociedad.
\n 
\nAdem\u00e1s, si tuvi\u00e9ramos que apuntar una de las novedades m\u00e1s significativas de las nuevas generaciones, quiz\u00e1 debi\u00e9ramos referirnos, por desgracia, a las pocas diferencias que las separan de las adultas. Las disparidades intergeneracionales no son muy grandes: cada vez los j\u00f3venes se parecen m\u00e1s a quienes ya no lo somos, sobre todo, en las contradicciones que los mayores no sabemos o no queremos evitar. Por otra parte, en todas las \u00e9pocas, el debate alrededor de los j\u00f3venes ha sido uno de los temas a trav\u00e9s de los cuales la sociedad ha reflexionado acerca de s\u00ed misma; por lo cual corremos el peligro de olvidar que, propiamente hablando, no hay problemas o cuestiones juveniles, sino problemas sociales que se reflejan o condensan en los j\u00f3venes.
\nLa juventud ha sido frecuentemente una met\u00e1fora en manos de las ideolog\u00edas. En cualquier caso, s\u00ed constituye una imagen<\/em> \u2013y bien elocuente\u2013 del cambio experimentado por el ser humano a lo largo de los \u00faltimos cien a\u00f1os. Comenzamos el XX asidos a una especie de \u00abmetaf\u00edsica de la juventud\u00bb que idealizaba su identidad hasta convertirla en paradigma de futuro y novedad \u2013\u00abLa juventud est\u00e1 en el centro donde nace lo nuevo\u00bb, exclamaba Walter Benjamin all\u00e1 por 1914\u2013. Al comienzo de esta nueva centuria, ese tipo de metaf\u00edsica suena a mentira sarc\u00e1stica.
\n 
\nLas generaciones j\u00f3venes han sido las m\u00e1s explotadas para los caprichos de la modernidad. A estas alturas, nadie se atrever\u00eda a definirlas como imagen y prefiguraci\u00f3n del futuro, pese a no querer reconocer que son el fiel reflejo de los disparates de nuestra sociedad y que s\u00ed anticipan el rostro de las v\u00edctimas del ma\u00f1ana que esbozamos hoy
[2]<\/a>. De todos modos, en el indudable proceso de configuraci\u00f3n cultural de una forma in\u00e9dita de ser y vivir en el mundo o de un \u00abnuevo hombre\u00bb en que nos encontramos, ya disponemos de una anticipaci\u00f3n de resultados: el rostro y la vida de los j\u00f3venes[3]<\/a>.
\nSin embargo, cualquier intento de componer una \u00abimagen del joven actual\u00bb comporta el riesgo de distorsionar su rasgo m\u00e1s distintivo: su vocaci\u00f3n plural. No es posible construir un \u00abretrato robot\u00bb del joven actual; aunque s\u00ed lo sea entrever rasgos, ideas y visiones, experiencias y coyunturas vitales de las que participa esta generaci\u00f3n.
\nJuventud y sociedad, por lo dem\u00e1s, forman un binomio mal avenido. Esa es la raz\u00f3n por la que siempre se ha invocado un aparente o real divorcio para explicar y hasta justificar la visi\u00f3n social de los j\u00f3venes sobre la base de una respuesta-tipo \u2013cuando no vulgar esterotipo\u2013. S\u00edrvanos de ejemplo estas palabras de Salustio, de hace un par de milenios: \u201cLos j\u00f3venes de hoy no son como los de otras \u00e9pocas; aqu\u00e9llos eran respetuosos con sus mayores, generosos y honrados, pero los contempor\u00e1neos, est\u00e1n invadidos por la disoluci\u00f3n, son de \u00e1nimo blando, resbaladizo, f\u00e1ciles de prender en los enga\u00f1os…, amancebados, jugadores y despilfarradores\u201d
[4]<\/a>.
\n 
\n 
\nJ\u00f3venes cristianos: retrato con fondo<\/p>\n

I. Manuscrito: nuevo modo de ser y vivir<\/h1>\n

 
\nYo soy el que los fil\u00f3sofos me han contado<\/em>
\nJ.L. Borges
\n <\/p>\n\n\n\n\n
S\u00edntesis de la Parte I<\/strong><\/td>\n<\/tr>\n
Vivimos no tanto una \u00ab\u00e9poca de cambios\u00bb cuanto un particular momento de cambio epocal.<\/em> Las j\u00f3venes generaciones son las que sufren m\u00e1s directamente la incertidumbre que comporta la situaci\u00f3n. Esta parte del art\u00edculo analiza tres aspectos de tales repercusiones: los j\u00f3venes anticipan ya el \u00abnuevo hombre\u00bb surgido de las profundas transformaciones en curso; aunque muy semejantes a los adultos por imposici\u00f3n del sistema imperante, los j\u00f3venes \u2013m\u00e1s v\u00edctimas que culpables\u2013 son tambi\u00e9n muy diferentes de las generaciones mayores; en \u00faltimo t\u00e9rmino, por desgracia, han pasado… \u00a1de esperanza a problema!<\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\n

 
\n 
\nLa vida es siempre un quehacer <\/em>encomendado a cada cual. Pero, al tiempo que se hace,<\/em> la vida y nosotros somos tambi\u00e9n una realidad hecha<\/em> o construida de antemano. En fin, somos un manuscrito:<\/em> algo en parte ya escrito, una escritura que nos precede, que hemos de aprender a leer…, pues solo descifr\u00e1ndola alcanzaremos a escribir una historia propia, personal e irrepetible.
\n\u00abDescifrarnos\u00bb, entonces, constituye el empe\u00f1o b\u00e1sico; viene a ser una de las condiciones esenciales de posibilidad para que la existencia adquiera el car\u00e1cter humano que la identifica por encima de cualquier otro.
\nEn el caso de los j\u00f3venes y aplicado el asunto a unos cuantos aspectos concretos, el \u00abmanuscrito\u00bb que se les consigna hoy, para caminar hacia la madurez, contiene tres escenas donde no resulta f\u00e1cil interpretar la propia vida: una realidad en estado de cambio profundo, una sociedad escasamente mod\u00e9lica y una pobre imagen de cuanto significa ser joven en esta \u00e9poca y sociedad. Las desmenuzamos o desciframos brevemente a continuaci\u00f3n.
\n 
\n <\/p>\n

    \n
  1. Ya nada es como era antes<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nNo es posible entender cuanto nos pasa o, en nuestro caso, entender lo que pasa a los j\u00f3venes sin remitirnos al contexto. Huelgan las descripciones del mismo, por lo que nos limitamos a recordarlo en pocas palabras. Antes de nada, asistimos m\u00e1s que a una \u00e9poca de cambios a un particular momento de cambio epocal.<\/em> La humanidad camina hacia unas configuraciones sociales, econ\u00f3micas, pol\u00edticas y religiosas de una novedad tan radical como para romper todos los esquemas de los que hasta ahora nos serv\u00edamos para entender la vida. Vale a decir, est\u00e1n caducando las im\u00e1genes del mundo que aseguraban el conocimiento y la acci\u00f3n, al tiempo que se reconstruyen la racionalidad y el sentido.
    \nSin entrar en grandes honduras, que no hacen al caso, lo mismo el \u00abestado de conciencia\u00bb del hombre[5]<\/a> que el paradigma explicativo moderno est\u00e1n consagrando irreversiblemente la autonom\u00eda y libertad como bases de identidad del ser humano y la secularidad como \u00e1mbito donde desarrollar su vida.
    \n 
    \nVivimos, en la perspectiva que apuntamos, un momento de transici\u00f3n entre un orden agrietado por todas partes y un orden novedoso del que desconocemos muchas de sus caras. De ah\u00ed la inseguridad y hasta la angustia: nos resulta casi imposible reconocer y afirmar el \u00absentido del todo\u00bb como unidad del hombre y del mundo.
    \nAdem\u00e1s, si las tradicionales \u00absociedades simples\u00bb aseguraban el sentido a trav\u00e9s de instancias que transmit\u00edan una identidad colectiva \u2013repleta de convicciones y certezas\u2013 en la que se reconoc\u00edan los individuos sin mayores problemas; en las \u00absociedades complejas\u00bb existe un ilimitado n\u00famero de propuestas que dificulta la construcci\u00f3n de la identidad personal y frecuentemente nos sume en un fondo de incertidumbre.
    \nEn definitiva, el pluralismo, la democratizaci\u00f3n, la complejidad, el cambio de imagen del mundo y del hombre, la secularizaci\u00f3n y laicizaci\u00f3n, el acto de conocer como acto de interpretar \u2013todo ver es interpretar<\/em>\u2013…, nos tienen a todos un poco confundidos y no nos permiten sino caminar a trav\u00e9s de acuerdos, fatigosamente trabajados. Esta intemperie est\u00e1 sometida a la tentaci\u00f3n de inventarnos falsos refugios y olvidarnos \u2013en el entorno cristiano y con palabras de Kasper\u2013 que \u00abnuestro mundo actual sin Dios, es en parte una consecuencia de haber predicado un Dios sin referencia al mundo\u00bb.
    \n 
    \nTransitando derroteros semejantes, por un lado, hemos llegado a un punto en donde el hombre de nuestros d\u00edas no encuentra el camino para poder ser, a la par, cristiano e hijo del tiempo que vive. Pannemberg y Moltmann lo expresaron con notable maestr\u00eda gr\u00e1fica hace bastantes a\u00f1os: \u00abEl cristianismo ya no es algo que pertenezca connatural y aproblem\u00e1ticamente a nuestro mundo. El problema ahora consiste en saber si el hombre moderno puede ser todav\u00eda cristiano, sin sufrir un resquebrajamiento dualista de su conciencia, y de si un cristiano puede ser un hombre moderno sin perder por ello su identidad\u00bb. En efecto, \u00abla existencia cristiana de teolog\u00edas, iglesias y hombres se encuentra hoy m\u00e1s que nunca en una doble crisis: de relevancia y de identidad. […] Cuanto m\u00e1s intentan incidir en los problemas de la actualidad, tanto m\u00e1s profundamente se adentran en una crisis de identidad cristiana; cuanto m\u00e1s intentan reafirmar su identidad en dogmas, ritos e ideales morales tradicionales, tanto mayor se hace su irrelevancia y falta de credibilidad\u00bb
    [6]<\/a>.
    \nPor otro lado y aunque a nadie se le escapen sus no pocos disparates, la modernidad ha propiciado un nuevo dinamismo y creatividad socio-culturales gracias, entre otros motivos, a la ruptura de los esquemas fixistas \u2013a veces, hasta pretendidamente inmutables\u2013 de tradici\u00f3n y autoridad. Todo ello forma parte de un cambio radical en la imagen de hombre y de mundo: mundo definido m\u00e1s como historia que como naturaleza, produci\u00e9ndose la ca\u00edda de la cl\u00e1sica visi\u00f3n estable y jerarquizada \u2013que inculcaba y parec\u00eda propia del pensamiento cat\u00f3lico\u2013; hombre cual ser en perpetua creaci\u00f3n de s\u00ed mismo, con la consiguiente transformaci\u00f3n de las estructuras de credibilidad, trasladadas hacia el valor absoluto de la persona, la autonom\u00eda de la conciencia, la creatividad, libertad y pluralismo de proyectos.
    \n 
    \n <\/p>\n

      \n
    1. Iguales, pero diferentes<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

       
      \nNo se trata de un gratuito juego de palabras. Aunque diferentes por j\u00f3venes, sin embargo, son cada vez m\u00e1s iguales a las generaciones adultas.
      \nIguales…<\/em> porque \u2013pese a encontrarnos, como algunos han afirmado, ante la generaci\u00f3n joven m\u00e1s integrada de toda la historia
      [7]<\/a>\u2013 el problema reside en que estamos configurando mundo donde cada vez nos parecemos m\u00e1s unos a otros. La civilizaci\u00f3n contempor\u00e1nea es una gran domadora y, poco a poco, todos vamos entrando por el aro: deseamos lo mismo, pensamos lo mismo, vestimos y comemos lo mismo[8]<\/a>.
      \nAlgunos factores clave que igualan<\/em> los j\u00f3venes a los adultos: la econom\u00eda neoliberal-capitalista de mercado, el primero y por encima de cualquier otro, junto a la globalizaci\u00f3n e interdependencia que impone el comercio hodierno. A continuaci\u00f3n, la revoluci\u00f3n tecnol\u00f3gica y la reorganizaci\u00f3n tanto de roles<\/em> sociales como del tiempo en la vida de las personas. La producci\u00f3n de una informaci\u00f3n pr\u00e1cticamente inabordable, el protagonismo que adquiere la mujer o la importancia vital del tiempo libre, ser\u00edan otros tantos efectos de dicha revoluci\u00f3n y reorganizaci\u00f3n
      [9]<\/a>.
      \nLos aires neocapitalistas inflan la importancia del dinero y del poder, mientras deshinchan el valor de las ideas y v\u00ednculos personales. Esta atm\u00f3sfera debilita los marcos de referencia del crecimiento humano, reblandece la identidad y las relaciones, exalta hasta la apoteosis sentidos y deseos, etc.
      \n 
      \n\u00bfNo suele ser un tanto hip\u00f3crita la valoraci\u00f3n que ligamos a diversos datos relativos a los j\u00f3venes puesto que, en el fondo, no son tan diferentes de nosotros mismos? \u00bfSus posturas vinculadas o derivadas del individualismo y del consumismo, en qu\u00e9 se difieren de las de los adultos, si no fuera por ofrecer con perfiles m\u00e1s agudos el reflejo de la sociedad que estamos construyendo? \u00bfO es que los adultos no vivimos volcados hacia el consumo, no estamos contagiados de un vitalismo<\/em> semejante al suyo o no hemos convertido la vida y sociedad en un espect\u00e1culo<\/em> permanente? Quiz\u00e1 lo que nos causa extra\u00f1eza sean nuestros propios rasgos de familia tan descaradamente alardeados en sus vidas.
      \nAcabamos de cerrar un siglo en el que todo se ha sucedido con trepidante rapidez. Y si durante la primera mitad del mismo, las personas se disfrazaban para aparentar mayores<\/em> o m\u00e1s viejas; en la segunda ocurri\u00f3 exactamente lo contrario. La \u00abjuvenilizaci\u00f3n\u00bb se ha expandido siguiendo un permanente proceso que ahora lo invade todo. Paralela y burlescamente, se ha producido una injusta e imp\u00fadica devaluaci\u00f3n de los j\u00f3venes: se les asigna una identidad, pero se oculta su entidad; \u00abvende\u00bb por doquier \u00ablo joven\u00bb, pero los j\u00f3venes no cuentan con ning\u00fan espacio social propio.
      \n 
      \nIguales…, pero m\u00e1s parecen v\u00edctimas que culpables. V\u00edctimas atrapadas entre una estructura econ\u00f3mica neoliberal que les niega un puesto de trabajo digno y estable \u2013y la asunci\u00f3n de responsabilidades a \u00e9l anejas\u2013 y una cultura de consumo que \u00abenerva sus valores, enfr\u00eda su entusiasmo, les priva del aliento necesario para realizar utop\u00edas y recorta sus proyectos de futuro\u00bb
      [10]<\/a>.
      \nNada m\u00e1s dram\u00e1tico que darse cuenta, mirando y viendo de este modo, que son otros quienes est\u00e1n imaginando<\/em> la vida de los j\u00f3venes, que nuestra sociedad les incapacita para so\u00f1ar, recluy\u00e9ndolos en la c\u00e1rcel de un presente sin futuro.
      \nEl \u00abdivino tesoro\u00bb del poeta, m\u00e1s que irse para no volver, se ha convertido en una mina explotada con toda clase de intenciones: domesticaci\u00f3n consumista, marginaci\u00f3n, construcci\u00f3n de im\u00e1genes vac\u00edas, etc. Curioso, con ciertos tintes grotescos, que \u2013en momentos de especial incertidumbre\u2013 hayamos terminado el siglo xx proponiendo \u00ablo joven\u00bb casi como el \u00fanico modelo socialmente disponible para todos, cuando los j\u00f3venes concretos son quienes cargan con el peso inhumano de una sociedad envejecida y ensimismada en la glorificaci\u00f3n cultural del \u00abser joven\u00bb.
      \n 
      \nCon todo, gracias a Dios, siguen siendo diferentes<\/em> de los adultos. Todos, al caducar las im\u00e1genes del mundo que nos aseguraban inequ\u00edvocamente el conocimiento y la acci\u00f3n, nos sentimos un poco perdidos y sin saber por d\u00f3nde tirar. Pero, mientras los mayores encaramos un \u00e9xodo<\/em> as\u00ed con grandes dosis de disimulo e intentos desesperados por ocultar la inseguridad, los j\u00f3venes se lanzan a tumba abierta en la b\u00fasqueda del sentido para ese \u00abnuevo hombre\u00bb que est\u00e1 naciendo y cuyo esqueleto ya es el suyo; por eso les toca sufrir como a nadie los dolores que lleva consigo una transformaci\u00f3n de semejante \u00edndole.
      \nDiferentes<\/em> tambi\u00e9n a la hora de manifestar un profundo desenga\u00f1o ante la historia, cargado de escepticismo frente a cualquier ideolog\u00eda o propuesta racional con grandes pretensiones; de ah\u00ed que prefieran c\u00f3cteles de deseo y seducci\u00f3n, de mucho sentimiento y algo menos de raz\u00f3n. De ah\u00ed, igualmente, que opten por una amalgama de individualismo y gregarismo al dictado del grupo de iguales, del derecho a la diferencia, de la asimilaci\u00f3n mim\u00e9tica de pautas de consumo y del polite\u00edsmo moral y religioso.
      \n 
      \nDiferentes, sobre todo, porque son justamente ellos y ellas, esa generaci\u00f3n que tiene que vivir en un mundo nuevo que est\u00e1 todav\u00eda compuesto de edificios viejos.
      \nUn mundo que, sospechosamente, cuando m\u00e1s valora la condici\u00f3n juvenil \u2013y todos se empe\u00f1an en parecer y mantenerse j\u00f3venes\u2013 y \u00ablo juvenil\u00bb produce sus mercados espec\u00edficos \u2013sus propios circuitos de ocio y negocio, sus tiempos y sus espacios paralelos\u2013… es, precisamente, cuando lanza el ataque m\u00e1s serio a esa condici\u00f3n juvenil con la ruptura del \u00abpacto social\u00bb t\u00e1cito que reg\u00eda hasta hace muy poco en la sociedad, esto es, el trabajo estable como plataforma para pasar de la juventud a la edad adulta.
      \nDiferentes, pero \u2013al fin y a la postre\u2013 iguales <\/em>porque no les dejamos otra salida. Bien est\u00e1, antes de seguir, recodar aquello de \u00abhacedlos cual los quer\u00e9is o queredlos cual los hac\u00e9is\u00bb.
      \n 
      \n <\/p>\n

        \n
      1. \u00a1J\u00f3venes!: \u00abde esperanza a problema\u00bb<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

         
        \n\u00abLa juventud, de esperanza a problema\u00bb, as\u00ed comenzaba Gonz\u00e1lez Blasco uno de los ya cl\u00e1sicos estudios de la Fundaci\u00f3n Santa Mar\u00eda
        [11]<\/a>. Vamos a revisar, en este tercer aspecto, la parte del manuscrito que m\u00e1s est\u00e1n reelaborando los j\u00f3venes a su gusto. Sin embargo, el original sigue siendo el dictado por la sociedad. A\u00fan as\u00ed las variaciones introducidas por ellos no son pocas. En fin, esta parte del manuscrito \u2013que tambi\u00e9n llevan bajo el brazo los j\u00f3venes cristianos\u2013 contiene cuatro rasgos bien marcados. Los describimos sin distinguir el dictado socio-cultural de las adaptaciones que introducen los j\u00f3venes.
        \n 
        \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 3.1. La clave de la \u00abnueva imagen\u00bb: del trabajo al consumo<\/strong>
        \n 
        \nUna de las ra\u00edces fundamentales del cambio de la identidad de los j\u00f3venes en la sociedad actual hay que buscarla en la ruptura del \u00abpacto social\u00bb que, hasta hace bien poco, determinaba la autonom\u00eda y el paso a la \u00e9poca adulta de cada persona, cuando el joven se insertaba en la sociedad a trav\u00e9s de un trabajo estable, la correspondiente independencia econ\u00f3mica y el hogar propio. Este t\u00e1cito acuerdo social funcionaba como gozne regulador e integrador; ven\u00eda a ser una especie de \u00abpercha\u00bb donde se colgaba la identidad y el proyecto vital. Desde el trabajo que cada uno ejerc\u00eda, se desarrollaban los v\u00ednculos propios de la madurez con las personas, el territorio y las cosas. Se trataba entonces de una sociedad cohesionada que ofrec\u00eda a las generaciones j\u00f3venes un itinerario \u2013escolar, laboral, etc.\u2013 claramente orientado hacia una definici\u00f3n estable de la propia identidad y proyecto de futuro
        [12]<\/a>.
        \n 
        \nAm\u00e9n de fuente de identidad, el trabajo constitu\u00eda tambi\u00e9n la ra\u00edz del estatus e, incluso, conten\u00eda \u2013y contiene\u2013 algunos de los g\u00e9rmenes psicol\u00f3gicos m\u00e1s imprescindibles para una autopercepci\u00f3n positiva y equilibrada. Tanto el desarrollo de la autoestima como del autoconcepto, en nuestro modelo social actual, siguen teniendo mucho que ver con el empleo. A\u00fan hoy, por lo pronto, los otros nos reconocen y valoran en funci\u00f3n del trabajo que desempe\u00f1amos.
        \nLa (i)l\u00f3gica del mercado termin\u00f3 por romper el pacto, cerrando paulatinamente la posibilidad de construir la identidad en referencia a un trabajo estable. Quiz\u00e1 en estos momentos no sea del todo exacto hablar, sin m\u00e1s, de j\u00f3venes desempleados \u2013aunque haberlos haylos y no pocos\u2013 sino de j\u00f3venes con per\u00edodos de ocupaci\u00f3n e inactividad o sucesi\u00f3n de \u00abtrabajillos\u00bb m\u00e1s o menos interesantes; pero, en cualquier caso, se ha quebrado el car\u00e1cter vertebrador ejercido por el empleo estable. La zozobra introducida por dicha quiebra desencadena otra serie de fen\u00f3menos determinantes para la identidad y desarrollo cotidiano de la vida. Por ejemplo, la escasez o precarizaci\u00f3n del mercado laboral ha conducido a las j\u00f3venes generaciones a desentenderse del futuro, vinculando trabajos o trabajillos<\/em> al presente, al dinero y al consumo inmediato y compulsivo.
        \n 
        \nEs precisamente el consumo, por desgracia, la alternativa para un \u00abnuevo consenso\u00bb, y ocupa ahora el puesto que el trabajo cumpl\u00eda en el pacto anterior
        [13]<\/a>. No en vano, nuestro sagaz y tan poco humano sistema capitalista ha descubierto inmediatamente que los j\u00f3venes, al retrasar su emancipaci\u00f3n y obligar a las familias a consumir m\u00e1s \u2013estrechando las posibilidades de ahorro e inversi\u00f3n\u2013, constituyen un mercado con alta capacidad de consumo inmediato. De este modo y exacerbando por todos los medios los sentidos y los deseos, el consumo es percibido por los j\u00f3venes como un estilo de vida normal y pauta central de integraci\u00f3n social.
        \nEl trabajo cual factor b\u00e1sico para la construcci\u00f3n del proyecto vital y de la identidad se sustituye por el consumo que, en el caso de la identidad juvenil, exalta el ocio y el tiempo libre, desorbitando la importancia del \u00abaqu\u00ed-ahora-todo y ya\u00bb; un presentismo galopante que, a su vez, provoca un continuo zapping<\/em> de experiencias, sensaciones y vivencias, negando valor al esfuerzo y sacrificio necesarios para engendrar resultados a largo plazo, para construir el futuro.
        \nSe ha producido, de este modo, un cambio substancial en el significado del \u00abser joven\u00bb. La sociedad les ven\u00eda ofreciendo un horizonte de integraci\u00f3n en el mundo adulto por el camino del empleo\u2013trabajo fijo, a trav\u00e9s del cual se acced\u00eda a la autonom\u00eda adulta; a cambio, exig\u00eda un largo per\u00edodo de esfuerzo y preparaci\u00f3n mediante estudios o la realizaci\u00f3n de trabajos de aprendizaje. Aunque para una minor\u00eda juvenil siga manteni\u00e9ndose dicho pacto, para la mayor\u00eda de los j\u00f3venes se ha roto ese horizonte de integraci\u00f3n, con el consiguiente descenso del inter\u00e9s por el esfuerzo.
        \n 
        \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 3.2. \u00abAutonom\u00eda truncada\u00bb, familia y amigos<\/strong>
        \n 
        \nDe entrada, estamos ante una juventud feliz, perfectamente integrada en la sociedad y que ha hecho del consumo y del ocio las piezas claves de identificaci\u00f3n: el 82% manifiesta estar contento con la vida que lleva; s\u00f3lo un 9% se\u00f1ala que cuenta con menos libertad de la que debiera, cuando el 69% estima adecuado su nivel y hasta un 22% considera que tiene m\u00e1s libertad de la necesaria. Obligados a permanecer en el nido<\/em> familiar y alargar la juventud, lejos de molestarse, se acomodan a esa \u00abautonom\u00eda truncada\u00bb y, haciendo de la necesidad virtud, permutan el cl\u00e1sico proceso de identificaci\u00f3n por el de experimentaci\u00f3n.
        \nLos cl\u00e1sicos modelos de socializaci\u00f3n que se asentaban sobre la familia, la escuela y la Iglesia, han dejado paso a la presencia casi exclusiva de la familia, por un lado, y a los amigos con quienes van experimentando c\u00f3mo ser y hacerse ellos mismos, por otro. Familia, amigos y diversi\u00f3n constituyen los elementos esenciales de la nueva socializaci\u00f3n.<\/em> En la primera buscan y obtienen seguridad y estabilidad; los amigos son el otro referente socializador y la diversi\u00f3n el ambiente de autoformaci\u00f3n por excelencia.
        \n 
        \nLa familia es muy valorada por los j\u00f3venes: sienten una verdadera \u00abquerencia por el hogar familiar\u00bb y la mayor\u00eda vive satisfactoriamente en \u00e9l, siendo la familia la principal donadora de sentido y fuente de ideas tanto para construir su concepci\u00f3n del mundo como para definir su existencia en \u00e9l.
        \nTambi\u00e9n los amigos cotizan muy alto como agente socializador y son el segundo elemento crucial de su vida juvenil. Tras la familia y por encima de la escuela u otras instancias de socializaci\u00f3n, la pandilla \u2013el grupo, los colegas…\u2013 conforma el factor cardinal transmisor de ideas e interpretaciones del mundo. Solo con los amigos y al margen de la familia y dem\u00e1s instituciones, viven \u00absu\u00bb tiempo \u2013el libre,<\/em> el del ocio…\u2013 y hacen lo fundamental, es decir, divertirse.
        \n 
        \nPor lo dem\u00e1s, los padres no ponen las cosas demasiado dif\u00edciles… Predominan unas relaciones paterno-filiales distendidas y complacientes. Sin embargo, adem\u00e1s de apoyo y refugio, este \u00abencontrarse a gusto\u00bb guarda una estrecha relaci\u00f3n con la actual debilidad<\/em> de la familia. En efecto, m\u00e1s que autoridad<\/em> y modelos, los j\u00f3venes encuentran en sus padres una especie colch\u00f3n protector; hay \u00abbuenas relaciones\u00bb, si bien es escaso el intercambio de contenidos tem\u00e1ticos con los que confrontarse y dar sentido a la vida.
        \nEn el caso de los colegas, dos peligros rondan la vida de los j\u00f3venes. El \u00absolipsismo grupal\u00bb, sobre todo: \u201cEst\u00e1n solos en medio de un grupo de amigos, as\u00ed llamados impropiamente, pues, en realidad, no pasan de ser, en la gran mayor\u00eda de los casos, meros compa\u00f1eros. Sospecho, concluye J. Elzo, que se comunican poco entre ellos\u201d
        [14]<\/a>. No es menor el riesgo de soledad en aquellos m\u00e1s t\u00edmidos y encerrados en s\u00ed; de hecho las tipolog\u00edas juveniles hablan de un 28\u20193% de j\u00f3venes entre 15 y 24 a\u00f1os caracterizados como \u00abretra\u00eddos sociales\u00bb[15]<\/a>.
        \n 
        \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 3.3. Juventud, noche, diversi\u00f3n y consumo<\/strong>
        \n 
        \nCondenados a vivir durante mucho tiempo \u00abdependiendo de\u00bb, sin poder independizarse, transforman el ocio y el tiempo libre en espacios donde decidir y \u00abdiferenciarse\u00bb, canonizando una especie de ley del \u00abdoble v\u00ednculo\u00bb: obedientes durante la semana, transgresores durante el fin de la misma. \u00abFinde\u00bb y diversi\u00f3n, noche y consumo son las coordenadas de la b\u00fasqueda de autosatisfacci\u00f3n con las que se resarcen de la condena.<\/em>
        \nPr\u00e1cticamente un 65% de los j\u00f3venes sale todos o casi todos los fines de semana. La huida nocturna, por a\u00f1adidura, se inicia en edades cada vez m\u00e1s tempranas y con progresivo incremento de la frecuencia. Alejados del mundo adulto y fuera de la mirada familiar, la noche se convierte en \u00absu\u00bb espacio exclusivo, rodeados de m\u00fasica y alcohol u otras sustancias estimulantes, viviendo la sexualidad \u2013seg\u00fan se tercie\u2013 bien como una forma peculiar de comunicaci\u00f3n bien como simple diversi\u00f3n.
        \n 
        \nOcio y tiempo libre adquieren la importancia de \u00e1mbitos donde los j\u00f3venes encuentran la capacidad de decisi\u00f3n que se les niega en el resto; en cierto modo, desde ah\u00ed reclaman independencia y libertad para escoger su propia vida. Lejos de los controles a los que todos nos vemos sometidos en las actividades \u00abformales\u00bb, con raz\u00f3n el tiempo libre aparece como tiempo informal y flexible.
        \nLa llamada \u00abcultura del fin de semana\u00bb \u2013noche y diversi\u00f3n, sobre todo\u2013, es para nuestra sociedad \u2013y no solo por quererlo los j\u00f3venes\u2013 una f\u00f3rmula capital para avivar el gasto, donde adolescentes y j\u00f3venes conforman un sector de mercado con alta capacidad de consumo.
        \n 
        \nEn fin, las j\u00f3venes generaciones han fracturado astutamente el tiempo, separ\u00e1ndolo con los mojones de cada fin de semana. Tiempo libre, diversi\u00f3n, noche, consumo… terminan por concebirse como fines en s\u00ed mismos, adem\u00e1s de adquirir un nuevo \u00abvalor simb\u00f3lico\u00bb con el que justificar o resarcirse del resto del tiempo y actividades.
        \nSin ninguna pretensi\u00f3n de negar responsabilidades, hemos de aclarar que semejante corriente es m\u00e1s social que espec\u00edfica de los j\u00f3venes; los cuales han sido socializados y hasta educados con pautas de actuaci\u00f3n en las que el ocio y la diversi\u00f3n discurren por vericuetos semejantes. A lo sumo, en el dualismo con el que vivimos los mayores \u2013\u00absujetos disciplinados\u00bb los d\u00edas laborables y \u00abrelajados consumidores\u00bb los fines de semana\u2013 ellos tienden a restar valor, hasta suprimirlo si pueden, al primero de los elementos
        [16]<\/a>.
        \n 
        \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 3.4. Identidad abierta e \u00abimplicaci\u00f3n distanciada\u00bb<\/strong>
        \n 
        \nPor derroteros como los descritos hasta ahora, alcanzan los j\u00f3venes una identidad d\u00e9bil, abierta y acomodaticia que lo ti\u00f1e todo de esas mismas caracter\u00edsticas: no quieren m\u00e1s revoluci\u00f3n que la cotidiana, \u00e9sa que les permite sentirse c\u00f3modos, felices hasta donde el cuerpo aguanta. Domina en ellos la \u00abraz\u00f3n instrumental\u00bb y una despreocupada alegr\u00eda de vivir: si hay que estudiar, por ejemplo, ser\u00e1 casi exclusivamente para conseguir un t\u00edtulo y obtener un empleo; al considerarse como presos entre rejas escolares, quieren y consiguen mucho ocio y muy diverso \u2013siendo capaces de dedicar en un fin de semana m\u00e1s tiempo a la diversi\u00f3n que al estudio en toda la semana\u2013; ensanchan la permisividad y estrechan el compromiso, administrando fr\u00edvolamente rechazos \u2013m\u00e1s o menos racistas\u2013 y simpat\u00edas.
        \nCuesta abajo semejante nos conduce a uno de los rasgos m\u00e1s pronunciados de la juventud actual: la \u00abimplicaci\u00f3n distanciada\u00bb respecto a la vida y sus problemas. En los j\u00f3venes existe una falla profunda, un hiatus<\/em> entre los valores finalistas y los instrumentales: invierten en valores finalistas \u2013pacifismo, ecolog\u00eda, tolerancia, lealtad, solidaridad, etc.\u2013, no obstante se despreocupan de los instrumentales \u2013esfuerzo, autorresponsabilidad, compromiso, participaci\u00f3n, abnegaci\u00f3n, trabajo bien hecho, etc.\u2013, con lo que todo lo anterior corre el riesgo de reducirse a puro discurso bonito. \u201cApuestan fuertemente por fines nobles, pero les falta el ejercicio de la disciplina\u201d
        [17]<\/a>.
        \n 
        \nDos rasgos particularmente problem\u00e1ticos alberga tanto la identidad abierta como la citada implicaci\u00f3n distanciada: por un lado, la \u00e9tica se reduce o concentra en el \u00abculto al yo\u00bb, entendido m\u00e1s en direcci\u00f3n de un \u00abyo\u00edsmo normativo\u00bb que de la mera egolatr\u00eda; por otro, abandonan la preocupaci\u00f3n por el futuro y los proyectos para construir la personalidad y actuar sobre el mundo y la sociedad.
        \nSobreestiman la autonom\u00eda posible y rechazan visceralmente toda norma que venga \u00abde fuera\u00bb. Han roto con cualquier tipo de c\u00f3digo moral donde absolutos o totalidades pretendan asociar, cual principios unificadores, todas las dimensiones y fen\u00f3menos de la persona. Se impone el relativismo moral, el \u00abhacer lo que me sale de dentro\u00bb y sin apenas prestar atenci\u00f3n a cuanto digan los dem\u00e1s.
        \n 
        \nMantienen el optimismo a base de defenderse frente a la incertidumbre y miedo al futuro desentendi\u00e9ndose o desinteres\u00e1ndose de \u00e9l. Y no les interesa ni obsesiona, porque, sencillamente, han dejado de guiarse por \u00e9l.
        \nSe impone el presentismo. Nada de inquietarse con proyectos y ni tan siquiera implicarse o conectarse en serio al entorno social; nada de vinculaciones que no se realicen de forma personalizada, sin cesiones ni delegaciones, sin adscripciones o compromisos duraderos. De ah\u00ed, el escaso inter\u00e9s por la pol\u00edtica o la baja estima de las instituciones; de ah\u00ed tambi\u00e9n, la falta de participaci\u00f3n social, los baj\u00edsimos niveles del asociacionismo juvenil e implicaci\u00f3n en tareas solidarias (voluntariado, Ongs, etc.).
        \nTambi\u00e9n al respecto de la moral y siempre sin mitigar responsabilidades, debe subrayarse que no estamos ante algo privativo de los j\u00f3venes: as\u00ed piensan un buen n\u00famero de ciudadanos adultos espa\u00f1oles, para quienes elegir entre lo bueno o lo malo debe ser un ejercicio libre, tan solo dependiente de la propia conciencia y confiado a las capacidades personales para optar. Los niveles juveniles de permisividad, se podr\u00eda decir, no muestran tanto que estemos ante una generaci\u00f3n que abdica de referentes \u00e9ticos cuanto ante unos j\u00f3venes que, siguiendo pautas sociales imperantes, optan por su aceptaci\u00f3n parcial y selectiva. Es m\u00e1s, la permisividad \u2013en su caso\u2013 no pretende ser expresi\u00f3n de convicciones o justificaci\u00f3n de comportamientos, sino una especie de desaf\u00edo a la moral vigente y a las autoridades civiles o eclesi\u00e1sticas que la sostienen
        [18]<\/a>.
        \n 
        \n 
        \n 
        \nJ\u00f3venes cristianos: retrato con fondo<\/p>\n

        II. Jerogl\u00edfico: rostros de los j\u00f3venes<\/h1>\n

         
        \nNo se puede abordar la vida crey\u00e9ndola evidente…<\/em>
        \nLa ambig\u00fcedad es la primera prueba de eternidad<\/em><\/p>\n

          \n
        1. Bettelheim<\/li>\n<\/ol>\n

           
          \n <\/p>\n\n\n\n\n
          S\u00edntesis de la Parte II<\/strong><\/td>\n<\/tr>\n
          La vida tiene no poco de jerogl\u00edfico; en el caso de los j\u00f3venes, para entenderlo de verdad, hay que dejarse llevar por la \u00absimpat\u00eda\u00bb. Adem\u00e1s, ser\u00e1 necesario distinguir entre im\u00e1genes t\u00f3picas y el rostro verdadero, profundo, de los j\u00f3venes, el cual esconde una verdadera met\u00e1fora de b\u00fasqueda del sentido. Vistos as\u00ed, sus mensajes se tornan profec\u00eda para demandar \u00abser acogidos\u00bb, para denunciar la exclusi\u00f3n que padecen y manifestar sus deseos de \u00absentirse necesarios\u00bb<\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\n

           
          \n 
          \n 
          \nLa vida de los j\u00f3venes quiz\u00e1 sea, sobre todo, un jerogl\u00edfico:<\/em> una escritura cuyas ideas o palabras, figuras o signos… son dif\u00edciles de entender o descifrar. Un jerogl\u00edfico cargado de ingenio: algo escrito por uno mismo y por otros; algo hecho y, sin embargo, todav\u00eda por hacer, pues se debe seguir interpretando y escribiendo con caracteres distintos para, al menos, permitir que uno mismo conozca su verdadero significado.
          \nEn este sentido y por lo que respecta a los adultos, solo la mirada guiada por una \u00abraz\u00f3n misericordiosa\u00bb, esto es, solo acerc\u00e1ndonos a los j\u00f3venes con benevolencia y compasi\u00f3n seremos capaces de ir descifrando la compleja diversidad de sus rostros y la no menos complicada ambig\u00fcedad de sus mensajes. En cualquier caso, m\u00e1s de una vez tratan de expresarnos cosas muy distintas de lo que aparentemente parecen decirnos.
          \nCuando se instala la \u00absimpat\u00eda en la mirada\u00bb se ve mucho mejor, incluso se recrea<\/em> a las personas y se penetra tan profundamente su realidad como para imaginar sentidos nuevos a los jerogl\u00edficos y met\u00e1foras de la vida, para acoger la profec\u00eda de la que es capaz todo ser humano o para entrever signos de esperanza que se escapan a las miradas superficiales o simplemente t\u00e9cnicas.<\/em>
          \n 
          \n <\/p>\n

            \n
          1. Im\u00e1genes planas de los j\u00f3venes<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

             
            \nFrecuentemente leemos la vida de los j\u00f3venes en ojeadas r\u00e1pidas y superficiales. Tales lecturas suelen apoyarse sobre t\u00f3picos vinculados en cada \u00e9poca a eso de \u00ab\u00a1ya sabemos c\u00f3mo son los j\u00f3venes!\u00bb. El resultado: un conjunto de im\u00e1genes planas \u2013chatas al pretender sostenerse en s\u00ed mismas sin referencia a sus causas e implicaciones\u2013, como algunas de la utilizadas profusamente para describir en la actualidad sus actitudes y acciones. Sirvan de muestra las siguientes.
            \n 
            \nq Par\u00e1metros de su visi\u00f3n del mundo<\/strong>
            \nRechazo de los sistemas y amnesia frente a la historia: los j\u00f3venes viven del zapping,<\/em> no tienen un saber sistem\u00e1tico, y conforman una \u00abgeneraci\u00f3n sin memoria\u00bb. Han perdido la percepci\u00f3n del futuro, la vida queda reducida al presente y, m\u00e1s espec\u00edficamente, a experiencias sensoriales concretas que les permiten sentirla. A su modo, tratan de mantener una relaci\u00f3n de amor con el medioambiente, sin prejuicio de utilizar la naturaleza seg\u00fan su provecho o para los \u00abejercicios de grupo\u00bb que les interesen.
            \n 
            \nq B\u00fasqueda de la autorrealizaci\u00f3n posible<\/strong>
            \nLos \u00abj\u00f3venes del tiempo presente\u00bb son, sobre todo, vitalistas: quieren acceder a todo de modo inmediato y personal, no de o\u00eddas o despu\u00e9s de tal o cual proceso. Buscan la felicidad aqu\u00ed y ahora, y la quieren agarrar en el \u00e1mbito privado, m\u00e1s que referirla a logros colectivos y p\u00fablicos en los que apenas si creen. No encuentran otra salida a la inautenticidad de nuestra sociedad que este deseo de autorrealizaci\u00f3n frente a la fachada<\/em> y la c\u00e1scara<\/em> que predominan en el mundo de las relaciones adultas.
            \n 
            \nq Perspectivas \u00e9ticas<\/strong>
            \nEncuadrado en el paso de la llamada \u00ab\u00e9tica de la perfecci\u00f3n\u00bb a la de la satisfacci\u00f3n, el verdadero sentido moral no cuenta demasiado en sus vidas. Incapaces para percibir la norma, ajenos a la culpa, nada es bueno o malo mientras las circunstancias no lo ti\u00f1an de uno u otro color. Existe, sin embargo, una creciente importancia de los valores expresivos e inmateriales (autoexpresi\u00f3n, espontaneidad, autenticidad de relaciones personales, solidaridad, sinceridad, amor y calidad de vida) frente a los puramente instrumentales. Ser joven es sentir como tal y mostrarse en una comuni\u00f3n que proporcione cierto sentido de pertenencia e identidad.
            \n 
            \n <\/p>\n

              \n
            1. La met\u00e1fora que encierra el jerogl\u00edfico<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

               
              \nTambi\u00e9n los adolescentes y los j\u00f3venes, como hace tiempo mostr\u00f3 Erikson, se defienden contra las exigencias o los miedos que les produce la sociedad aprendiendo a no comprometerse, a no implicarse en los problemas que se viven dentro de ella.
              \nEl descompromiso, sus m\u00faltiples y juveniles<\/em> manifestaciones, suele impedirnos captar un segundo aspecto del jeroglifo de su existencia: la met\u00e1fora del cambio que encarnan los j\u00f3venes. Es decir, con su formas de comportamiento nos hacen llegar un mensaje claro y agudo, el de las quejas por el mal estado en que les queremos dejar el mundo (guerras, injusticia, sin sentido, etc.). La hoja de servicios de los adultos no est\u00e1 muy limpia.
              \nLa mayor denuncia que los j\u00f3venes hacen a nuestra civilizaci\u00f3n est\u00e1 en el desinter\u00e9s que muestran por ella. Ni tan siquiera persiguen acusar o atacar: simplemente ignoran sus instituciones, sus voces. Tiran por su lado, sin preocuparse mucho por los caminos que toman con tal de no repetir los de antes, los de los adultos, que ya saben ad\u00f3nde conducen.
              \n 
              \nA su modo, la juventud nos est\u00e1 diciendo que, as\u00ed como somos los mayores, no les interesamos. Cargadas de escepticismo, pluralismo y adaptabilidad, las generaciones j\u00f3venes perciben las instituciones de la sociedad adulta y sus cuadros \u00e9ticos de referencia como mantenedores de unas fachadas sin casi nada detr\u00e1s, como estructuras y principios en los que esa misma sociedad cree poco y practica menos.
              \nSeg\u00fan una inmensa mayor\u00eda de j\u00f3venes, en las instituciones sociales, pol\u00edticas y religiosas, predomina con creces la c\u00e1scara sobre el contenido. Bajo esta luz de lo inaut\u00e9ntico, se encuentran las \u00abautoridades\u00bb \u2013con el desprestigio que se han ganado a pulso\u2013 y tantas relaciones humanas que estiman cargadas de prejuicios morales carentes de significado y actualidad.
              \n 
              \nTambi\u00e9n a su aire, los j\u00f3venes proclaman la necesidad de transformar las instituciones, de reconstruirlas seg\u00fan las necesidades humanas de nuestros d\u00edas.
              \nLas variaciones metaf\u00f3ricas, en este asunto, est\u00e1n atravesadas por el deseo de una sociedad y unas relaciones nuevas \u2013experimentadas en grupos que retornan a emociones primordiales…\u2013 y salpicadas de indiferencia ante una normatividad social que consideran c\u00ednica. Pero, sobre todo, est\u00e1 su pr\u00e1ctica \u2013real o ficticia\u2013 de la libertad, su af\u00e1n de novedades, sus deseos de universalidad que no ahoguen la diferencia, su redescubrimiento del cuerpo, la variaci\u00f3n en la exteriorizaci\u00f3n de sus afectos, una cierta capacidad de protesta que no suele acompa\u00f1arse de rebeld\u00eda y la desconfianza en los discursos sociopol\u00edticos y culturales cl\u00e1sicos.
              \nLos j\u00f3venes no s\u00f3lo viven una encrucijada en la que resuenan de manera especial los problemas fundamentales de la persona y de la sociedad, sino que adem\u00e1s con sus gestos, palabras y actuaciones, denuncian el presente y anuncian el sue\u00f1o<\/em> o la \u00abutop\u00eda peque\u00f1a\u00bb de una sociedad distinta, m\u00e1s comunitaria y humanizadora, m\u00e1s justa y fraterna[19]<\/a>.
              \n 
              \n <\/p>\n

                \n
              1. La profec\u00eda de su jerogl\u00edfico<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

                 
                \nLos j\u00f3venes exponen, aunque de modo balbuciente, el deseo de una sociedad alternativa, una voluntad de ver las cosas de otra manera, de vivir de otra forma. Inventan signos y liturgias laicas<\/em> que tratan de dar nombre y significado a lo que se encuentra en lo profundo de sensibilidades que a\u00fan no han podido hallar expresiones sociales \u2013y eclesiales\u2013 concretas. Sus vivencias, lo experimentado, lo intuido y lo so\u00f1ado… van m\u00e1s all\u00e1 de la simple met\u00e1fora para convertirse en \u00abfuerza prof\u00e9tica\u00bb en pos del sentido. Seguidamente, desmenuzamos un poco m\u00e1s esa profec\u00eda de los j\u00f3venes.
                \n 
                \n3.1. Demanda de \u00abacogida\u00bb<\/strong>
                \n 
                \nUna de las primeras notas con las que se suele caracterizar a los j\u00f3venes de hoy se resume en la extendida afirmaci\u00f3n de que lo tienen o han tenido todo.
                \nPuede ser verdad que hayan crecido como la generaci\u00f3n m\u00e1s protegida. Sin embargo, se les ha dado de todo, menos de lo que m\u00e1s necesitaban. Se les ha llenado la vida de cosas y vaciado de afecto, de compa\u00f1\u00eda, de modelos para aprender a vivir.
                \nEl actual concepto de bienestar conduce frecuentemente a dar a los j\u00f3venes aquello que faltaba a los adultos, sin caer en la cuenta de lo que verdaderamente tienen necesidad. No creo que debamos considerarlos extraordinariamente afortunados por todas las cosas que tienen a su disposici\u00f3n, cuando darles cosas ha conducido a desentenderse de la preocupaci\u00f3n por acogerlos o de la responsabilidad de acompa\u00f1arlos con autoridad.
                \nProtegidos s\u00ed, pero a costa de quedar como rehenes, prisioneros de las mismas cosas que les entregamos y hasta insatisfechos pese a tener tantas, porque muchos de sus deseos, hasta los m\u00e1s simples, les resultan inalcanzables. J\u00f3venes protegidos s\u00ed, pero pobres hasta el extremo de no saber formular ni siquiera aquello que de verdad desean. \u00a1Claro que ni saben lo que quieren! Nadie ha educado sus sentimientos y su voluntad. De ah\u00ed que tampoco su inteligencia alcance a prolongar los deseos en proyectos.
                \n 
                \nEl denominado debilitamiento o eclipse de la familia<\/em> es una de las causas principales que explica la falta del calor y la luz que necesitan los ni\u00f1os y las ni\u00f1as para crecer. Solo el clima acogedor de la familia permite esa imprescindible educaci\u00f3n primera<\/em> que funciona por v\u00eda del ejemplo y se apoya en gestos de cari\u00f1o e imitaci\u00f3n.
                \nPero, junto a la dificultad para cumplir con esta tarea y entre otros muchos datos, hay una grave crisis de autoridad en las familias. Nos referimos, por supuesto, al sentido etimol\u00f3gico de autoridad, al \u00abayudar a crecer\u00bb encomendado a los padres.
                \nTodav\u00eda m\u00e1s. A la falta de padres, por muchos y diferentes motivos, suele acompa\u00f1ar la carencia de maestros. Nuestra sociedad, en fin, es una sociedad muy poco mod\u00e9lica o, si queremos y con otras palabras, es una sociedad repleta de modelos de pacotilla.
                \n 
                \nVivimos, en suma, una particular carencia de padres y maestros, una crisis de compa\u00f1eros y acompa\u00f1antes, unida a lo que algunos llaman la \u00abplasticidad de los deseos\u00bb: la generaci\u00f3n actual padece, quiz\u00e1 m\u00e1s que las anteriores, el d\u00e9ficit del querer que no llega a fraguar s\u00f3lidamente.
                \nTodo esto sin contar, por otro lado, que nuestro mundo est\u00e1 vac\u00edo de utop\u00edas, de proyectos para cambiar las relaciones injustas que presiden la vida de los seres humanos.
                \nMuchas de las formas de encarar la vida que tienen los j\u00f3venes, en este aspecto y con la ambig\u00fcedad que les caracteriza, manifiestan la humilde profec\u00eda que se concreta en la petici\u00f3n de acogida, en la b\u00fasqueda de compa\u00f1eros, de padres y maestros.
                \n 
                \n 
                \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 3.2. Deseo de \u00absentirse necesarios\u00bb<\/strong>
                \n 
                \nEs el nuestro un \u00abtiempo de espera\u00bb para los j\u00f3venes y tiempo tambi\u00e9n de profundas transformaciones. Esa espera, hasta descubrir en qu\u00e9 ocupar la vida \u2013para largo, como bien sabemos\u2013, y las transformaciones en curso, les obligan a reconstruir<\/em> una identidad que hasta ahora se orientaba con la preparaci\u00f3n para la vida adulta (trabajo, matrimonio, etc.).
                \nLa complejidad y las nuevas perspectivas de ordenamiento de la vida social dificultan gravemente la construcci\u00f3n de la identidad personal. En la mayor\u00eda de los casos, los j\u00f3venes s\u00f3lo pueden aspirar a una identidad d\u00e9bil y fragmentaria, sometida a frecuentes cambios. No les queda otro remedio que alargar la estancia en el hogar paterno y los estudios (quienes pueden). Por supuesto que estas prolongaciones se van configurando m\u00e1s como instalaci\u00f3n<\/em> u ocupaci\u00f3n alternativa y cada vez menos como preocupaci\u00f3n y responsabilidad.
                \n 
                \nLa redefinici\u00f3n de la identidad juvenil se teje al hilo de la redistribuci\u00f3n de funciones y recursos que se produce en la sociedad. Los cambios estructurales que acaecen dentro de \u00e9sta \u00faltima son la raz\u00f3n m\u00e1s profunda de los axiol\u00f3gicos, convivenciales y comportamentales producidos en la poblaci\u00f3n juvenil.
                \nLas formas de vida de la gente joven han experimentado modificaciones muy dr\u00e1sticas, que afectan sobre todo a sus ocupaciones, sus relaciones, sus recursos y sus necesidades; con los consiguientes \u00abajustes axiol\u00f3gicos\u00bb \u2013en relaci\u00f3n directa con el retraso del desarrollo de una personalidad aut\u00f3noma\u2013 cuyo verdadero calado todav\u00eda desconocemos.
                \nLa espera<\/em> que tienen que soportar los j\u00f3venes en nuestra sociedad, hace que se tomen la vida con la filosof\u00eda<\/em> que mejor les conviene. \u00bfQu\u00e9 hacer cuando uno se encuentra en \u00ablista de espera\u00bb, sabedor de que no le tocar\u00e1 el turno hasta transcurrido tiempo y tiempo? Pasar el rato lo mejor posible, jugar, divertirse, \u00abhacer el tonto\u00bb… para aligerar esa tediosa cola que ser\u00eda capaz de amargar la vida al m\u00e1s pintao.<\/em> Aunque sea por huir, entonces, terminan por considerar la vida como un simple espect\u00e1culo \u2013por lo menos hasta ser acogidos en cualquier ventanilla\u2013. Es claro que, en la fila,<\/em> la vida entera pierde valor o resulta algo muy relativo.
                \n 
                \nPor esos vericuetos discurre su denuncia de la \u00abexclusi\u00f3n social\u00bb a la que se ven condenados. Pero la profec\u00eda<\/em> no se queda ah\u00ed.
                \nLos j\u00f3venes intentan llamar la atenci\u00f3n de todos los modos posibles. Por debajo de los par\u00e1metros de su visi\u00f3n del mundo o de una f\u00e1cil b\u00fasqueda de autorrealizaci\u00f3n \u2013m\u00e1s o menos narcisista, hedonista y carente de sentido moral\u2013…, est\u00e1 latiendo la necesidad de sentirse vivos, de sentirse necesarios, de encontrar sentido.
                \nNo s\u00f3lo denuncian, tambi\u00e9n anuncian<\/em> o comunican el deseo, la necesidad de un sentido no tanto filos\u00f3fico cuanto concreto para alg\u00fan otro. \u00abSer necesario para otro\u00bb que tiene necesidad de ti y sentir que se cuenta para \u00e9l, bien a trav\u00e9s de la solidaridad, de la amistad o del amor: tres modalidades que los j\u00f3venes utilizan para manifestar la necesidad de servir, sinti\u00e9ndose necesarios; la necesidad de entrega a algo o a alguien.
                \n 
                \nEs verdad que su profec\u00eda aparece envuelta en ambig\u00fcedad. En los j\u00f3venes, todo parte de la necesidad: se es generoso m\u00e1s por uno mismo que por el otro; se es generoso, valga la expresi\u00f3n, para sentirse generoso. Adem\u00e1s, en los j\u00f3venes ning\u00fan sentimiento parece lo suficientemente estable como para no sospechar que forma parte m\u00e1s de un conjunto de estrategias con las que se trata de vencer el miedo cotidiano que una verdadera opci\u00f3n con la que ir construyendo el proyecto vital. Pero la profec\u00eda est\u00e1 ah\u00ed.
                \nCon frecuencia olvidamos que el sentimiento de miedo tiene una constante presencia en la vida de los j\u00f3venes. El miedo mayor proviene de la soledad, y no tanto del vac\u00edo que intentan llenar con la tele, el compac-disc,<\/em> el tel\u00e9fono o el ordenador. Con lo que la soledad fragua amargamente en ese intento de sedar y ocultar el sentimiento de aburrimiento que no logran sacudirse de encima.
                \nJ\u00f3venes cristianos: retrato con fondo<\/p>\n

                III. Pergamino o palimpsesto: j\u00f3venes cristianos<\/h1>\n

                \u00a0<\/em>
                \nEl ser humano es la \u00abgram\u00e1tica de Dios\u00bb <\/em>(K. Rahner)
                \nNuestro Dios es un ser \u00abchiflado por el hombre\u00bb <\/em>(F. Schelling).
                \n 
                \n <\/p>\n\n\n\n\n
                S\u00edntesis de la Parte III<\/td>\n<\/tr>\n
                Se analiza aqu\u00ed, inicialmente, la relaci\u00f3n de separaci\u00f3n y alejamiento de los j\u00f3venes respecto a la Iglesia. Despu\u00e9s, se estudia qui\u00e9nes y c\u00f3mo son los j\u00f3venes cristianos, qu\u00e9 quieren y qu\u00e9 hacen. Diversos indicios permiten afirmar que dichos j\u00f3venes sintonizan con un \u00abnuevo cristianismo\u00bb y, a lo sumo, ya est\u00e1n llevando adelante la \u00abreconversi\u00f3n\u00bb en la direcci\u00f3n de un \u00abcristianismo m\u00e1s humanitario y aut\u00f3nomo\u00bb. Revisados aspectos de este estilo, una vez relacionados con la actual pastoral juvenil, surge un interrogante fundamental: \u00bfestamos ante dos l\u00f3gicas eclesiales y pastorales?<\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\n

                 
                \n 
                \n 
                \nLa vida de muchos j\u00f3venes, de los j\u00f3venes cristianos en particular, viene a ser un pergamino manuscrito cuya escritura ha sido borrada para reescribir sobre \u00e9l de nuevo: un palimpsesto. As\u00ed es como han de crecer, con cierta bruma de fondo. Aunque exista tanta pauta con la pretendemos guiarlos, tanto texto que les quisi\u00e9ramos transmitir o, a veces, imponer… el conjunto les resulta borroso. Hay siempre varias escrituras que pelean entre s\u00ed. En este palimpsesto, con todo, su vida sigue siendo algo inacabado, algo por hacer, aunque las p\u00e1ginas sobre las que escribir nunca sean del todo v\u00edrgenes.
                \n\u00a0<\/em><\/strong><\/p>\n

                  \n
                1. J\u00f3venes e Iglesia: entre separaci\u00f3n y alejamiento<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

                   
                  \nAntes de nada, unos cuantos datos[20]<\/a>. Los j\u00f3venes entre 15 y 29 a\u00f1os representan una cuarta parte del total de la poblaci\u00f3n espa\u00f1ola. Suman concretamente el 24\u201944% y son 9.599.404 (4.896.636 los varones y 4.702.768 las mujeres). A pesar del declive de la natalidad, Espa\u00f1a, junto con Irlanda, tiene la mayor proporci\u00f3n relativa de poblaci\u00f3n joven dentro de los pa\u00edses de la Uni\u00f3n Europea.
                  \nEl cuadro siguiente relaciona esos datos con la identidad religiosa. No es f\u00e1cil funcionar con las categor\u00edas sociol\u00f3gicas que sirven para definir tal identidad; las grandes oscilaciones num\u00e9ricas son m\u00e1s que reveladoras de la dificultad e imprecisi\u00f3n que rodea al tema, en particular la delimitaci\u00f3n de los conceptos \u00abpracticante\u00bb y \u00abno practicante\u00bb.
                  \n <\/p>\n\n\n\n\n\n\n
                  J\u00f3venes cat\u00f3licos<\/strong>: Practicantes<\/td>\n\n
                  No practicantes<\/h5>\n<\/td>\n
                  No Cat\u00f3licos<\/td>\n\n

                  \u00abJ\u00f3venes cristianos\u00bb<\/h4>\n<\/td>\n<\/tr>\n

                  Totales [%]<\/td>\n19<\/strong>1<\/sup><\/td>\n35<\/strong>2<\/sup><\/td>\n54<\/strong>1<\/sup><\/td>\n32<\/strong>2<\/sup><\/td>\n26<\/strong><\/td>\n\u00a1 J\u00f3venes-adolescentes
                  \n[15-17]: 400.000.
                  \n\u00a1 J\u00f3venes [18-24]:
                  \n650.000.
                  \n\u00a1 J\u00f3venes-adultos
                  \n[25-29]: 400.000.
                  \n\u00a1 Grupos:<\/em> 3\u20195% [15-24]<\/td>\n<\/tr>\n
                  15-17 a\u00f1os \u00a0 [1.700.000]
                  \n18-20 a\u00f1os \u00a0 [1.900.000]
                  \n21-24 a\u00f1os [2.600.000]
                  \n25-29 a\u00f1os [3.300.000]<\/td>\n
                  25
                  \n19
                  \n19
                  \n15<\/td>\n
                  38
                  \n27
                  \n34
                  \n\u2014<\/td>\n
                  51
                  \n52
                  \n53
                  \n58<\/td>\n
                  27
                  \n31
                  \n40
                  \n\u2014<\/td>\n
                  25
                  \n30
                  \n29
                  \n29<\/td>\n<\/tr>\n
                  \u00a1 Varones [4.896.639]
                  \n\u00a1 Mujeres [4.702.768]<\/td>\n
                  15<\/strong>1<\/sup>
                  \n24<\/strong><\/td>\n
                  52<\/strong>1<\/sup>
                  \n56<\/strong><\/td>\n
                  35<\/strong>
                  \n23<\/strong><\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\n

                  Fuente: Dos generaciones de j\u00f3venes 1960-1998; J\u00f3venes espa\u00f1oles \u201999; Informe \u00abJuventud en Espa\u00f1a 96\u00bb<\/em>
                  \n 
                  \nLos j\u00f3venes de 15 a 24 a\u00f1os que se declaran creyentes,<\/em> practicantes y no practicantes, son unos 7 millones (73%). Los cat\u00f3licos, como tales, entre practicantes habituales o alguna que otra vez, son algo m\u00e1s de 3 millones (35%). Las proyecciones \u2013estimaciones amables<\/em>\u2013 de esos datos, acogidas bajo la categor\u00eda de \u00abj\u00f3venes cristianos[21]<\/a>\u00bb, supondr\u00edan aproximadamente un mill\u00f3n de j\u00f3venes espa\u00f1oles (17-24 a\u00f1os) con una identidad cristiana b\u00e1sica. Los j\u00f3venes adultos (25-29 a\u00f1os) que entrar\u00edan en esta \u00faltima estimaci\u00f3n rondar\u00edan los 400.000. Los datos disponibles tambi\u00e9n nos permiten indicar que, entre los j\u00f3venes de 17 a 24 a\u00f1os, un 3\u20195% se asocia en grupos de \u00abtipo religioso\u00bb, representado a poco m\u00e1s de 200.000.
                  \n 
                  \nLas significativas diferencias que aparecen en el gr\u00e1fico precedente, adem\u00e1s de ser expresi\u00f3n de la dificultad de aferrar sociol\u00f3gicamente la cuesti\u00f3n religiosa, tienen su l\u00f3gica. Los datos provenientes de la reciente encuesta de la Fundaci\u00f3n \u00abSanta Mar\u00eda\u00bb (2<\/sup>), J\u00f3venes espa\u00f1oles \u201999,<\/em> analizan la poblaci\u00f3n juvenil de 15 a 24 a\u00f1os e incluyen en la categor\u00eda \u00abcat\u00f3licos practicantes\u00bb tanto a \u00e9stos como a los \u00abcat\u00f3licos poco practicantes\u00bb. El \u00faltimo Informe<\/em> del Instituto de la Juventud (1<\/sup>), Juventud en Espa\u00f1a \u201996,<\/em> se refiere a un arco de edad mayor (15-29 a\u00f1os) y utiliza un concepto m\u00e1s restrictivo de \u00abpr\u00e1ctica religiosa\u00bb. Finalmente, hemos tenido tambi\u00e9n en cuenta \u2013en particular, a la hora de las proyecciones de la columna de los \u00abj\u00f3venes cristianos\u00bb\u2013 el libro de A. de Miguel Dos generaciones de j\u00f3venes 1960-1998, <\/em>que propone unos esclarecedores an\u00e1lisis comparativos a trav\u00e9s de los cuales queda patente el progresivo descenso de los j\u00f3venes practicantes hasta la estabilizaci\u00f3n que se produce en torno a 1998. En ese a\u00f1o, los datos hablan de un 16% de cat\u00f3licos practicantes entre los j\u00f3venes de 16 a 20 a\u00f1os y de un 12% entre los de 21 a 29 a\u00f1os.
                  \nTambi\u00e9n J\u00f3venes espa\u00f1oles \u201999, <\/em>pese a que sus cifras aparecen lastradas con el engorde<\/em> provocado por la laxitud del t\u00e9rmino practicante, reconoce que, si consideramos como practicantes a cuantos dicen ir semanalmente a la Iglesia, nos encontramos tan solo con un 12% de j\u00f3venes entre 15 y 25 a\u00f1os
                  [22]<\/a>.
                  \n 
                  \nAl fijar espec\u00edficamente los ojos en la relaci\u00f3n que mantienen los j\u00f3venes con la fe, la religi\u00f3n y la Iglesia nunca hemos de olvidar los datos anteriores sobre el manuscrito. <\/em>Solo con tal entorno se entender\u00e1, por ejemplo, por qu\u00e9 se sienten y sienten a la Iglesia como algo lejano. Mirando directamente a dicha relaci\u00f3n hay un doble dato que salta inmediatamente a la vista: el \u00abagotamiento de la socializaci\u00f3n religiosa\u00bb y el correspondiente alejamiento de la religi\u00f3n.
                  \nEl declive de la socializaci\u00f3n religiosa se palpa en cifras de este estilo: en 1960, se declaraban cat\u00f3licos el 91% de los j\u00f3venes espa\u00f1oles, el 45% en 1994 y tan solo el 35% en 1999; frente al 78% que afirmaba creer en Dios en 1981, ahora lo hace el 65%; la pr\u00e1ctica religiosa de la juventud ha disminuido un 50% en los \u00faltimos 15 a\u00f1os y, actualmente, apenas el 12% aparece cada semana por la Iglesia; un parecido y progresivo descenso sufre la pertenencia a \u00abgrupos religiosos\u00bb, siendo hoy un escaso 3\u20195% el n\u00famero de j\u00f3venes que participa en ellos.
                  \n 
                  \nLos j\u00f3venes espa\u00f1oles son cada vez menos religiosos y, por supuesto, muchas y complejas las causas. Pero, sin duda, un buen n\u00famero de ellas apunta hacia ese alejamiento que nos ocupa. El que un 70% de los j\u00f3venes no est\u00e9 preparado para ser \u00abreceptivo\u00bb a la dimensi\u00f3n religiosa, seg\u00fan la hip\u00f3tesis de J. Elzo
                  [23]<\/a>, am\u00e9n de otras razones vinculadas a la familia y a la sociedad, guarda una estrecha dependencia con el distanciamiento<\/em> de la Iglesia respecto a la vida de los j\u00f3venes.
                  \nLa Iglesia, en concreto, apenas si suscita inter\u00e9s en medio de los j\u00f3venes: en una lista de 14 instituciones, ocupa el \u00faltimo lugar cuando se mide la confianza que les merece cada una de ellas; s\u00f3lo un 2\u20197% de los j\u00f3venes espa\u00f1oles se\u00f1ala a la Iglesia a la hora de indicar d\u00f3nde se dicen cosas importantes para orientarse en la vida; religi\u00f3n (6%) y pol\u00edtica (4%) son, por otro lado, las cenicientas entre los 10 aspectos fundamentales de su vida. Tambi\u00e9n la impronta de la Iglesia en ellos ha descendido notablemente en los \u00faltimos cinco a\u00f1os: 36% dec\u00eda estar de acuerdo con sus directrices en 1994, mientras en la actualidad es el 28%; el 64% afirmaba en 1994 que \u201cera miembro de la Iglesia cat\u00f3lica y pensaba continuar si\u00e9ndolo\u201d, en 1999 se manifiesta en ese sentido el 51%.
                  \n 
                  \nDe modo que nos encontramos ante la \u00abprimera generaci\u00f3n de j\u00f3venes que no han sido educados religiosamente\u00bb, fruto de la brutal aceleraci\u00f3n del cambio religioso en Espa\u00f1a, mas efecto igualmente vinculado a una especie de \u00abp\u00e9rdida de la realidad\u00bb por parte de la Iglesia y sus miembros. Por eso, a los ojos de los j\u00f3venes aparece cual instituci\u00f3n antigua y pasada,<\/em> en la que no hallan referentes atractivos puesto que ni los sacerdotes ni los religiosos \u2013por esa parte\u2013 son para ellos modelos a imitar, ni encuentran cristianos significativos \u2013por esta otra\u2013 en la vida cultural, intelectual o pol\u00edtica y, en fin, las parroquias son un espacio lejano a sus vidas. Tampoco deber\u00edamos echar en saco roto, cuando de valorar la religi\u00f3n y la Iglesia se trata, el hecho de que las respuestas de los j\u00f3venes m\u00e1s pertinentemente religiosas no son las positivas \u2013que suelen quedarse en aspectos externos: el \u00abtalante de los curas\u00bb o el ambiente\u2013 sino las negativas \u2013sentido y coherencia vital, etc.\u2013.
                  \n 
                  \nEn general y seg\u00fan palabras de J. Gonz\u00e1lez-Anleo, el legado de los adultos a los j\u00f3venes espa\u00f1oles est\u00e1 muy claro: \u201cun soberano desinter\u00e9s por la religi\u00f3n y el sentido religioso\u201d. Con similar entorno, no resulta f\u00e1cil a la Iglesia presentar su mensaje. Sin embargo es que, am\u00e9n del espont\u00e1neo distanciamiento de los j\u00f3venes, se ha ganado a pulso la irrelevancia en sus vidas, por exceso e inenteligibilidad de palabras, falta de sinton\u00eda e, incluso, divorcio…
                  [24]<\/a>
                  \nPor lo dem\u00e1s, entre j\u00f3venes e Iglesia no hay sinton\u00eda. Incluso, m\u00e1s que alejarse de la Iglesia y de la religi\u00f3n, somos nosotros \u2013los miembros de la primera con las formas <\/em>de vivir la segunda\u2013 quienes nos alejamos de los j\u00f3venes, aunque tambi\u00e9n \u00e9stos gestan, por su parte, un espont\u00e1neo distanciamiento. La tesis encontrar\u00eda una clara confirmaci\u00f3n en el aludido \u00abagotamiento de la socializaci\u00f3n religiosa de los j\u00f3venes\u00bb que sobreviene tanto por una inadecuada o mala transmisi\u00f3n del cristianismo como por una deficiente incorporaci\u00f3n de los j\u00f3venes a la vida y acci\u00f3n de la Iglesia.
                  \n 
                  \n <\/p>\n

                    \n
                  1. J\u00f3venes cristianos<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

                     
                    \nYa presentamos a grandes trazos cu\u00e1ntos<\/em> son los j\u00f3venes cristianos. M\u00e1s o menos nos referimos a un 1.400.000, de los que 200.000 est\u00e1n asociados en grupos de \u00abtipo religioso\u00bb. Sobre la triple divisi\u00f3n que ya fijamos \u2013J\u00f3venes-adolescentes (15-17 a\u00f1os), j\u00f3venes (18-24 a\u00f1os) y j\u00f3venes-adultos (25-29 a\u00f1os)\u2013 emprendemos una descripci\u00f3n m\u00e1s pormenorizada dentro de lo factible.
                    \n 
                    \n2.1. Qui\u00e9nes y c\u00f3mo son<\/strong>
                    \n 
                    \nResulta pr\u00e1cticamente imposible, por la penuria de datos y estudios al respecto, ir m\u00e1s all\u00e1 de las simples notas que siguen. A\u00f1adir m\u00e1s aspectos supondr\u00eda un atrevimiento injustificable, aunque s\u00ed se disponga de ejemplos particulares para justificar otros muchos elementos de cada uno de los tres grupos de j\u00f3venes.
                    \nLos \u00abj\u00f3venes-adolescentes\u00bb<\/em> cristianos (15-17 a\u00f1os) ser\u00edan unos 400.000 (1.700.000 el total de la poblaci\u00f3n juvenil en esta edad). Especialmente, son los chicos y chicas de la Confirmaci\u00f3n, aunque la praxis de las distintas di\u00f3cesis es bastante diversa. En cualquier caso, su vida cristiana gira en torno a la preparaci\u00f3n de este sacramento que, pese a no pretender ser una respuesta global ni contener toda la pastoral juvenil, de hecho, a \u00e9l se reduce. Por eso, la pastoral juvenil en esta edad se identifica con un \u00abproceso catequ\u00e9tico\u00bb en el que se desarrolla el contenido del mensaje cristiano, esencialmente presentado como respuesta al \u00absentido de la vida\u00bb.
                    \n 
                    \nLos \u00abJ\u00f3venes\u00bb<\/em> cristianos propiamente dichos (18-24 a\u00f1os) suman algo m\u00e1s de 600.000 (4.500.000, el total de j\u00f3venes con estas edades). La etapa viene marcada por un hecho comprobado: a los 18 a\u00f1os, una vez terminada la Confirmaci\u00f3n, se da un alejamiento de los j\u00f3venes respecto a la religi\u00f3n y la Iglesia. Es el \u00abtiempo del desengache\u00bb. La vida cristiana se mueve en torno a los movimientos diocesanos de juventud presentes en las parroquias, los menos, y a los grupos vinculados a movimientos juveniles de religiosos y religiosas, la mayor\u00eda. Un buen n\u00famero tambi\u00e9n se integra en los llamados \u00abnuevos movimientos eclesiales\u00bb. Existe una doble l\u00ednea fundamental en la identidad y formaci\u00f3n de los j\u00f3venes cristianos en esta edad: los modelos de propuestas \u00abfuertes\u00bb e identidad clara y aqu\u00e9llos en los que predomina la dimensi\u00f3n educativa. Las deficiencias m\u00e1s significativas: la pastoral rural y obrera, por un lado; la universitaria, por otro, en la que \u2013a Dios gracias\u2013 existen ya experiencias renovadoras.
                    \n 
                    \nLos \u00abj\u00f3venes-adultos\u00bb<\/em> cristianos (25-29 a\u00f1os) representan unos 400.000 de los 3.300.000 que constituyen el total de la poblaci\u00f3n juvenil. Ultimado ya el desenganche, componen un colectivo en el que ahora se integran tanto quienes han terminado su \u00abtiempo de grupos\u00bb sin encontrar ninguna alternativa \u2013diversa de la simple pertenencia a una parroquia\u2013 donde \u00absentirse a gusto\u00bb, como los que forman peque\u00f1as comunidades juveniles. Estas \u00faltimas no parecen ser demasiadas, por lo que la imagen predominante nos muestra a muchos de ellos integr\u00e1ndose sin demasiado entusiasmo en los ritmos parroquiales.
                    \n 
                    \nNecesariamente hemos de ir m\u00e1s all\u00e1 del elemental acercamiento precedente. Por supuesto, habr\u00e1 que hacerlo m\u00e1s por v\u00eda interpretativa que simplemente enunciando hechos. Trataremos de responder al c\u00f3mo son y qu\u00e9 quieren los j\u00f3venes cristianos <\/em>dej\u00e1ndonos guiar, b\u00e1sicamente, por distintos indicios proporcionados por la sociolog\u00eda del conocimiento. Bajo esta \u00f3ptica, los procesos y la l\u00ednea de identidad que van adquiriendo los j\u00f3venes cristianos est\u00e1 directamente relacionada, en primer lugar, con el \u00abimaginario colectivo\u00bb o conjunto de representaciones e interpretaciones sociales vinculadas a la religi\u00f3n de los espa\u00f1oles y espa\u00f1olas, en donde encontramos los apoyos o estructuras que nos la hacen \u00abplausible\u00bb.
                    \n 
                    \nReferimos la plausiblidad<\/em> a cuanto podemos pensar, imaginar, buscar, etc., por disponer de base o soporte social, es decir, por contar con referencias o apoyaturas que nos permiten entender cuanto pensamos, imaginamos o buscamos. En principio, entonces, la plausibilidad de las ideas \u2013especialmente aqu\u00e9llas que sostienen las convicciones y creencias personales\u2013 no depende de ellas mismas, sino de encontrar en la sociedad y en la cultura los apoyos (o estructuras de plausibilidad)<\/em> necesarios.
                    \nLa identidad social, adem\u00e1s, comporta ser \u00abalguien\u00bb en el trato corriente. El que una persona sea m\u00e9dico da lugar, sin m\u00e1s, a que los otros se formen una idea de qui\u00e9n es uno. Desde esta perspectiva, la identidad cristiana que tiene una sociedad concreta conduce a tratar a los creyentes de un modo peculiar, lo mismo que impulsa a \u00e9stos \u00faltimos a manifestarse para confirmar, repudiar o esconder tal identidad
                    [25]<\/a>.
                    \n 
                    \nEn suma, cuanto com\u00fanmente se supone socialmente que significa la identidad cristiana, sea o no teol\u00f3gicamente correcto, funciona como el primer significado que gu\u00eda a las personas en la construcci\u00f3n de su propia identidad, bien para admitirlo o bien para rechazarlo. As\u00ed que, en un caso extremo que no es ajeno a la vida de los j\u00f3venes, cuando ser creyente termina por entenderse como \u00abalgo de antes\u00bb que impide vivir \u00aba tope\u00bb como personas de hoy, muchos j\u00f3venes escapan sin m\u00e1s de la religi\u00f3n para no cargar con dicho sambenito.<\/em>
                    \nEstando como est\u00e1n las cosas de la religi\u00f3n y por complejas causas \u2013entre las que, sin duda, se encuentran tanto el legado del \u00abcl\u00e1sico catolicismo espa\u00f1ol\u00bb como la actual realidad e imagen de la Iglesia\u2013, entre nosotros, s\u00f3lo se admiten como plausibles<\/em> tres formas o escenarios de identidad creyente. Quiere esto indicar que, digamos lo que digamos, lo primero que se nos entiende o interpretan los dem\u00e1s de cuanto afirmamos se corresponde con alguna o varias de las esas formas o escenarios
                    [26]<\/a>. En Espa\u00f1a, la identidad cristiana se va configurando, en concreto, conforme a la din\u00e1mica de estos tres escenarios:
                    \n 
                    \nq Cristianismo de ajuste existencial<\/strong>
                    \nEn este primer escenario o forma de identidad cat\u00f3lica, se entiende que creyente es quien se remite a Dios, especialmente, cuando le \u00abaprieta mucho la vida\u00bb, esto es, cuando llegan los grandes dolores y alegr\u00edas que amenazan con trastocar la existencia. Entonces, incluso si la fe es muy d\u00e9bil, se reza y \u2013aunque la oraci\u00f3n no obtenga lo pedido\u2013 se consigue deshago y consuelo, por una parte; sentido y ensanchamiento de la felicidad, por otra.
                    \n 
                    \nq Cristianismo de autolegitimaci\u00f3n<\/strong>
                    \nDios y la fe se relacionan con normas y modos de vivir, particularmente, cuando la culpa, duda o desorden de la vida hacen que uno pueda \u00absentirse mal\u00bb. Se mete<\/em> a Dios en los conflictos morales: en ciertas ocasiones, al actuar con una especie de miedo y queriendo estar a buenas con \u00c9l; en otras, al creer necesario vivir conforme a \u00abcriterios rectos\u00bb; existiendo, finalmente, quienes pretenden as\u00ed sentirse muy dignos y hasta autosatisfechos por su \u00abexcelencia moral\u00bb.
                    \n 
                    \nq Cristianismo de interdependencia<\/strong>
                    \nMejor deber\u00edamos hablar de \u00abdemanda de interdependencia\u00bb, puesto que se identificar\u00eda al creyente con conductas referidas a la \u00abparticipaci\u00f3n en ritos, fiestas o actos comunes\u00bb. En el fondo, se busca una seguridad cuando la soledad o la peque\u00f1ez nos hace sentirnos inseguros. Por eso mismo, el creyente se suma a cuanto \u00abdesde siempre vienen haciendo muchos de sus conocidos\u00bb; no quiere quedarse \u00absin el suelo firme de las antiguas costumbres\u00bb.
                    \n 
                    \nApenas si existe y, por tanto, tampoco pertenece al discurso social, a la referencia y plausibilidad \u2013por no ser visible ni reconocible socialmente, dado que carece de realidad significativa\u2013, el \u00abcristianismo vocacional\u00bb que se corresponder\u00eda con el verdadero y propio ser cristiano tal como qued\u00f3 definido tras el concilio Vaticano II, antes, resulta inexistente cual algo incre\u00edble, por inimaginable.
                    \n 
                    \nn \u00abCristianismo vocacional\u00bb<\/strong>
                    \nRepresenta el cristianismo que surge como respuesta libre a Jes\u00fas y a su mensaje del Reino; una respuesta estrechamente unida tanto a la historia personal como a la del resto de los hombres. El Dios de Jes\u00fas, aqu\u00ed, responde a las gozos y tristezas humanas, acompa\u00f1ando y comprometiendo al hombre que acoge el Evangelio. Para esta clase de cristianos ni seguir a Jes\u00fas, ni orar o reunirse en comunidad… pueden entenderse como mera respuesta a presiones puntuales de sufrimientos o alegr\u00edas, como alivio de la mala conciencia u otras angustias morales, tampoco como refugio o simple ayuda en la inseguridad. \u00abVivir de fe\u00bb, en esta perspectiva, es un proceso libremente asumido con el que se responde al Evangelio, de donde brota la oraci\u00f3n como di\u00e1logo constante, una moral m\u00e1s de iniciativas que de obligaciones o la comuni\u00f3n sobre la que se asienta la comunidad.
                    \n 
                    \nEsta identidad cristiana aparece, y no siempre, en religiosos o religiosas, sacerdotes y laicos bastante formados. Lo m\u00e1s grave, pues: esta manera de ser creyente no pertenece al \u00abdiscurso social\u00bb, es decir, no cuenta con apoyos o estructuras de plausibilidad para servir como modelo de identidad cristiana al igual que los otros tres. Una forma semejante de cristianismo brilla por su ausencia en el sentir com\u00fan de los espa\u00f1oles.
                    \nEntonces, cuando entra en juego la identidad cristiana en procesos catequ\u00e9ticos o pastorales, inicialmente, se entiende en clave de ajuste existencial, de autolegitimaci\u00f3n o de demanda de interdependencia, sin que ninguno de ellos congenie con la mentalidad del hombre moderno o con los j\u00f3venes de nuestros d\u00edas.
                    \n 
                    \nFen\u00f3menos como el agotamiento de la socializaci\u00f3n religiosa o el alejamiento de los j\u00f3venes de la religi\u00f3n y de la Iglesia evidencian palpablemente que esos tres escenarios b\u00e1sicos para construir la identidad cristiana \u2013a los que directa o indirectamente, conducen las habituales formas catequ\u00e9ticas o pastorales\u2013, no s\u00f3lo no sirven sino que constituyen un obst\u00e1culo para la \u00abeducaci\u00f3n a la fe\u00bb de las nuevas generaciones.
                    \nLa alternativa se vincula a la pregunta sobre qu\u00e9 tipo de identidad y escenario creyente cuenta con los necesarios apoyos en el modo de vivir de los j\u00f3venes como para enlazar<\/em> con ellos y ellas, constituyendo \u2013a la par\u2013 un punto de partida adecuado para la \u00abeducaci\u00f3n a la fe\u00bb
                    [27]<\/a>. Pese a la necesaria cautela con la que hemos de conducirnos, debido a no contar apenas con an\u00e1lisis consistentes en el \u00e1mbito de la religi\u00f3n y religiosidad juvenil, creemos que existen datos suficientes para dibujar la identidad b\u00e1sica del creyente seg\u00fan los j\u00f3venes[28]<\/a>. Podr\u00edamos denominarla como \u00abcristianismo humanitario y aut\u00f3nomo\u00bb. Con semejante base es posible hacer confluir el \u00abc\u00f3mo son\u00bb y el \u00abqu\u00e9 quieren\u00bb los j\u00f3venes con la propuesta cristiana.
                    \n 
                    \n2.2. Qu\u00e9 quieren: un \u00abcristianismo humanitario y aut\u00f3nomo\u00bb<\/strong>
                    \n 
                    \nAparece difusa y profusamente en los estudios sociol\u00f3gicos sobre la religiosidad juvenil
                    [29]<\/a>. M\u00e1s de la mitad de los adolescentes y j\u00f3venes espa\u00f1oles de 15 a 29 a\u00f1os andar\u00eda por ah\u00ed, por lo que podemos decir que el \u00abimaginario colectivo\u00bb de los j\u00f3venes cristianos se mueve en esa direcci\u00f3n. Las nuevas generaciones sintonizan con un \u00abnuevo cristianismo\u00bb en las numerosas formas de cuanto se ha dado en llamar ser \u00abcreyentes cristianos a su modo\u00bb. Denominamos \u00abcristianismo humanitario y aut\u00f3nomo\u00bb a esta especie de \u00abreconversi\u00f3n cristiana\u00bb que se da en los j\u00f3venes, por responder a dos caracter\u00edsticas fundamentales:
                    \n 
                    \n\u00a1 Unos, aceptan a Dios, creen y se remiten a \u00c9l con la oraci\u00f3n, por encima de todo, y con alguna pr\u00e1ctica m\u00e1s o menos religiosa; otros, realizan una traducci\u00f3n humanista de lo anterior, sin apenas referencias trascendentes. Para estos \u00faltimos j\u00f3venes, es verdadero creyente y religioso quien es honrado, ayuda a los necesitados y, seg\u00fan dichas claves, se pregunta por el sentido de la vida.
                    \n\u00a1 La pertenencia a la Iglesia, en general, no forma parte de los requisitos de identidad cristiana. Son \u00abaeclesiales\u00bb: pasan<\/em> de la Iglesia cat\u00f3lica, pero sin particular beligerancia en el tema; por lo que, al respecto, esta identidad se extiende desde los que dicen sentirse cat\u00f3licos y proyectarse como tales, hasta quienes se excluyen de la pertenencia a la Iglesia.
                    \n 
                    \nDe ser verdad, como apuntan numerosos \u00edndices, que los adolescentes y j\u00f3venes son capaces de sintonizar con un cristianismo as\u00ed, que una identidad de ese tipo cuenta con algunos apoyos o estructuras de plausibilidad en el \u00e1mbito particular de las nuevas generaciones, aqu\u00ed radicar\u00eda el quid<\/em> de la praxis cristiana con ellas.
                    \nDirectamente ligado a cuanto denomin\u00e1bamos \u00abnuevo hombre\u00bb o nuevo modo de ser y vivir, tambi\u00e9n en este aspecto podemos hablar de la anticipaci\u00f3n en los j\u00f3venes de un \u00abnuevo cristiano\u00bb y, en forma casi telegr\u00e1fica, \u00e9stas ser\u00edan algunas de las notas particulares con las que los j\u00f3venes recomponen<\/em> el cristianismo en una direcci\u00f3n m\u00e1s humanitaria y aut\u00f3noma:
                    \n 
                    \nq Claves de identidad y realizaci\u00f3n humana<\/strong>
                    \nSubrayan los j\u00f3venes, por delante de todo, la dimensi\u00f3n personal, abierta y configurada en el \u00abgrupo de iguales\u00bb; aspectos que comportan, por un lado, el subrayado de la \u00abvivencia personal\u00bb, de las opciones libres y, por otro, el recelo y rechazo de las instituciones, am\u00e9n de la democratizaci\u00f3n de las relaciones humanas, etc.
                    \nTanto el acento en estos aspectos como la propia vinculaci\u00f3n a la fe religiosa, se muestran muy permeables a la cultura ambiental y, en general, a los valores de la modernidad. Al mismo tiempo, estas y otras demandas de \u00abautorrealizaci\u00f3n\u00bb se entremezclan con denuncias, carencias y deseos de toda \u00edndole.
                    \n 
                    \nq N\u00facleos<\/strong> \u2013desestructurados<\/em>\u2013 de fe<\/strong>
                    \nAntes de nada, afirman la idea de Dios como \u00abPadre\u00bb y la de Jes\u00fas como \u00abAmigo\u00bb, ambas relacionadas con sentimientos de solidaridad, fraternidad, compa\u00f1erismo y, a su estilo, con un hombre m\u00e1s humano y una sociedad m\u00e1s humanizada. En ellas reside la base de la fe y se\u00f1alan las relaciones fundamentales del cristiano. Pero, tanto Dios como Jesucristo o las relaciones… se rigen por leyes subjetivas. <\/em>Eso s\u00ed, casi la mitad de los j\u00f3venes \u2013se sientan o no dentro de la Iglesia\u2013 afirman la necesidad de orar y dicen rezar habitualmente. El resto de las verdades de la fe (Resurrecci\u00f3n, sacramentos, pecado, moralidad, Iglesia…) se presenta con formas sumamente variables en contenido y jerarquizaci\u00f3n. En definitiva, para los j\u00f3venes solo parece admisible y aceptable una fe y religi\u00f3n que ratifiquen la confianza en la vida y autonom\u00eda de las personas.
                    \n 
                    \nq Una religi\u00f3n m\u00e1s \u00abhumanitaria\u00bb<\/strong>
                    \nEn general, para los j\u00f3venes cristianos, \u00ablo religioso\u00bb visible<\/em> debe equivaler m\u00e1s a \u00ablo humanitario\u00bb y menos equipararse a pr\u00e1cticas cultuales; en este sentido, una buena mayor\u00eda afirma eso de que \u00abse puede ser un buen cristiano sin ir a misa todos los domingos\u00bb o sin la pr\u00e1ctica tradicional de los sacramentos… Por semejante camino exigen y buscan una mayor autenticidad en la relaci\u00f3n entre vida cotidiana y fe. Por otro lado, aunque no perciben f\u00e1cilmente la \u00abdimensi\u00f3n cristiana\u00bb del amor, s\u00ed intuyen que ha de ser la ra\u00edz de la religi\u00f3n cristiana.
                    \n 
                    \nq Predisposiciones, sospechas e inestabilidad<\/strong>
                    \nBien dispuestos ante la dimensi\u00f3n comunitaria y los peque\u00f1os grupos o comunidades, siempre que se muestren flexibles en el compromiso y propicios a la vivencia \u00edntima. Sin estar de acuerdo con la jerarqu\u00eda y con una permanente desconfianza frente a la \u00abIglesia-instituci\u00f3n\u00bb, tambi\u00e9n manifiestan una incipiente necesidad de limitar el poder de los sacerdotes o religiosos y religiosas. Los j\u00f3venes, por \u00faltimo, son sensibles a la construcci\u00f3n de la justicia del Reino, pero inestables en su responsabilidad y compromiso
                    [30]<\/a>.
                    \n 
                    \n2.3. Qu\u00e9 hacen los j\u00f3venes cristianos<\/strong>
                    \n 
                    \nNos limitamos en este apartado a una sencilla rese\u00f1a de los grupos parroquiales y comunidades juveniles, hilvanada a trav\u00e9s del enunciado de distintos modelos que los englobar\u00edan
                    [31]<\/a>.
                    \nEl modelo,<\/em> evidentemente, es una abstracci\u00f3n construida a base de indicadores, en este caso tres: el horizonte antropol\u00f3gico, la identidad cristiana y la propuesta metodol\u00f3gica. Considerando tanto las comunidades como los grupos juveniles \u2013vinculados a movimientos diocesanos, a congregaciones e institutos religiosos o a los llamados \u00abnuevos movimientos eclesiales\u00bb\u2013 nos resultar\u00edan cinco modelos b\u00e1sicos: el hist\u00f3rico-objetivo, experiencial-carism\u00e1tico, antropol\u00f3gico-existencial, el modelo de pastoral de la liberaci\u00f3n y el educativo. Citamos brevemente algunos rasgos centrales que cada uno propone como proyecto de juventud cristiana
                    [32]<\/a>.
                    \n 
                    \nq Modelo hist\u00f3rico-objetivo<\/strong>
                    \nColoca en un primer plano las exigencias del \u00abdeber ser\u00bb, sin que constituya un problema importante su adaptaci\u00f3n a los destinatarios y situaci\u00f3n. Directa o indirectamente, termina por acentuar la confrontaci\u00f3n entre la norma revelada y la realizaci\u00f3n personal, sin resultar infrecuentes los juicios descalificativos sobre el mundo y su relaci\u00f3n con la Iglesia, en los que se asocia modernidad y secularizaci\u00f3n con agnosticismo, humanismo sin Dios, relajaci\u00f3n moral, etc.
                    \nPrecisamente por ofrecer \u00abpropuestas fuertes\u00bb y perseguir una \u00abidentidad clara\u00bb, la direcci\u00f3n metodol\u00f3gica se centra en la autoridad y palabras de maestros y modelos que nos ense\u00f1an c\u00f3mo ser cristianos, al tiempo que se fijan \u00abse\u00f1as de identidad\u00bb con las que sentirse formando parte de un grupo que protege y da seguridad. Un grupo, por lo dem\u00e1s, preparado para posiciones de ataque a la indiferencia ante Dios, al vac\u00edo de sentido propio de la raz\u00f3n moderna o al amoralismo que produce.
                    \nAunque diferentes, m\u00e1s dif\u00edcilmente encasillable en esquemas previos el segundo, por aqu\u00ed andar\u00edan los proyectos de pastoral juvenil del Opus Dei<\/em> y de Comunici\u00f3n y Liberaci\u00f3n.<\/em> A destacar la consistente organizaci\u00f3n de ambos y la particular incidencia del \u00faltimo en el mundo universitario.
                    \n 
                    \nq Modelo experiencial-carism\u00e1tico<\/strong>
                    \nLa acentuaci\u00f3n de la dimensi\u00f3n espiritual de la existencia cristiana, as\u00ed como la insistencia en su radical diferencia respecto a los procesos de la vida y existencia cotidianas, termina por abocar a una visi\u00f3n antropol\u00f3gico-cultural negativa. El segundo acento fundamental lo ponen en la vivencia comunitaria de la fe, sobre la base de teolog\u00edas sencillas, organizadas en torno al kerigma,<\/em> la Palabra y la \u00abacci\u00f3n del Esp\u00edritu\u00bb, las celebraciones lit\u00fargicas y los compromisos morales.
                    \nEn semejante contexto, la propuesta metodol\u00f3gica se funde y concentra en las experiencias personales y, sobre todo, comunitarias, particularmente intensas en ciertos momentos celebrativos. De ah\u00ed que no existan diferencias substanciales entre la vivencia cristiana de los adultos y de los j\u00f3venes. Neocatecumentales <\/em>y movimientos como el de \u00abRenovaci\u00f3n carism\u00e1tica\u00bb<\/em> formar\u00edan parte de este modelo, con una se\u00f1alada influencia en las clases m\u00e1s populares.
                    \n 
                    \nq Modelo antropol\u00f3gico-existencial<\/strong>
                    \nMuy relacionado con la renovaci\u00f3n introducida por el concilio Vaticano II y con la sensibilidad participativa de los a\u00f1os \u201970. Confiados en las posibilidades que encierra cada hombre, privilegian el terreno de la autorrealizaci\u00f3n<\/em> y de la experiencia de la vida diaria como lugar de la fe. Unen estrechamente la identidad cristiana a rasgos de compromiso y militancia.
                    \nLa propuesta metodol\u00f3gica se concreta en el ya cl\u00e1sico m\u00e9todo de la \u00abrevisi\u00f3n de vida\u00bb, con la intenci\u00f3n de actuar concretamente la transformaci\u00f3n de la propia persona y de la sociedad. Con sus diferencias de acentuaci\u00f3n, caben en el modelo los distintos movimientos juveniles de la Acci\u00f3n Cat\u00f3lica<\/em> \u2013Joc, Jec y Jac\u2013, al igual que el conjunto de los grupos parroquiales integrados en la pastoral juvenil diocesana. El subrayado particular deber\u00eda colocarse en que casi solo estos grupos se ocupan de la pastoral juvenil obrera y rural.
                    \n 
                    \nq Modelo de \u00abpastoral de liberaci\u00f3n\u00bb<\/strong>
                    \nInspirado en la \u00abl\u00f3gica\u00bb de la teolog\u00eda de la liberaci\u00f3n y la experiencia de las \u00abcomunidades de base\u00bb, entre nosotros adquiere rasgos propios particularmente derivados de la eclesiolog\u00eda de comuni\u00f3n, del Pueblo de Dios y su compromiso por el Reino. Frente a un mundo desigual, frente a su injusta organizaci\u00f3n social, cada persona, cada joven ha de empe\u00f1arse en un compromiso liberador en el nombre y desde la experiencia suscitada por la fe en Jes\u00fas de Nazaret. Por otro lado, ha de ser en la comunidad cristiana, al estilo de las primeras, donde se alimente, cultive y celebre dicho compromiso.
                    \nEl grupo o peque\u00f1a comunidad es la clave metodol\u00f3gica del crecimiento y maduraci\u00f3n de la fe. Se encuadrar\u00eda en este marco la peque\u00f1a red de \u00abcomunidades juveniles\u00bb<\/em> en las que desembocan algunos grupos o que se generan en torno a parroquias y congregaciones de religiosas o religiosos. Sin duda son uno de mejores modos de responder al reto m\u00e1s dif\u00edcil de la praxis cristiana con los j\u00f3venes adultos.
                    \n 
                    \nq Modelos de \u00abeducaci\u00f3n a la fe\u00bb<\/strong>
                    \nSe inscribir\u00edan en este modelo un buen y variado grupo de movimientos impulsados por distintas congregaciones religiosas. De una u otra manera, se asientan sobre la hip\u00f3tesis de que el servicio al hombre, indispensable para la construcci\u00f3n del Reino y actuaci\u00f3n de la salvaci\u00f3n, no puede realizarse sino a trav\u00e9s de procesos educativos. En este sentido, la educaci\u00f3n a la fe no es otra cosa que la humanizaci\u00f3n m\u00e1s plena del hombre.
                    \nSubrayan especialmente el \u00abparadigma encarnaci\u00f3n\u00bb como acontecimiento y como m\u00e9todo, haciendo del grupo no solo la plataforma educativa fundamental, sino tambi\u00e9n como mediaci\u00f3n<\/em> o lugar donde hacer experiencia de Iglesia. Entre los m\u00e1s numerosos, se encontrar\u00edan aqu\u00ed el \u00abMovimiento Juvenil Salesiano\u00bb<\/em> y las \u00abJuventudes Marianas Vicencianas\u00bb.<\/em> La aportaci\u00f3n m\u00e1s peculiar, am\u00e9n de su vinculaci\u00f3n a la escuela cristiana, vendr\u00eda dada por los \u00abcentros juveniles\u00bb y las actividades que se generan dentro de ellos
                    [33]<\/a>.
                    \n 
                    \n <\/p>\n

                      \n
                    1. \u00bfDos l\u00f3gicas eclesiales y pastorales?<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

                       <\/p>\n

                        \n
                      1. Elzo, tras constatar que, en verdad, existe un n\u00facleo de j\u00f3venes identificado con una \u00abdefinici\u00f3n fuerte\u00bb de Iglesia, junto a quienes recelan o prescinden de ella, afirma que \u201cse trata, en el fondo, de dos l\u00f3gicas eclesiales distintas que tienen su correspondiente correlato en los propios j\u00f3venes. […] Una Iglesia centrada en s\u00ed misma, en b\u00fasqueda de s\u00ed misma, apostando fuertemente por sus se\u00f1as de identidad diferenciada en y del mundo…, frente a una Iglesia que invierte m\u00e1s en entrar el mundo, tal como el mundo es, desde su singularidad eclesial, esperando enriquecer y enriquecerse en el contacto…\u201d[34]<\/a>.<\/li>\n<\/ol>\n

                        Por diferentes razones, este trasfondo condiciona en gran manera el desarrollo de la praxis cristiana con los j\u00f3venes. El mismo autor hipotiza con la tesis de que la \u00absocializaci\u00f3n cat\u00f3lica\u00bb alcanza en el presente a j\u00f3venes \u201cpracticantes y de derechas, pero no es lo suficientemente s\u00f3lida como para permitirles discernir y contrarrestar la socializaci\u00f3n religiosa no cat\u00f3lica que reciben a trav\u00e9s de otra serie de \u00f3rganos de socializaci\u00f3n, haciendo, a la postre, a muchos de estos j\u00f3venes m\u00e1s cr\u00e9dulos que creyentes\u201d[35]<\/a>.
                        \n 
                        \nCiertamente estamos asistiendo a un proceso de \u00abreconstrucci\u00f3n de la dimensi\u00f3n religiosa\u00bb en los j\u00f3venes, que en buena medida se realiza a base de elaboraciones propias, muy personales y subjetivas. No obstante, otra parte importante corresponde a la influencia innegable de dos factores: lo recibido en la transmisi\u00f3n religiosa familiar, etc., y la referencia permanente de la comunidad eclesial.
                        \nComo ya apuntamos, la transmisi\u00f3n religiosa de la fe atraviesa una indudable y profunda crisis; por lo tanto, resta como factor determinante para dicha reconstrucci\u00f3n la \u00abimagen de Iglesia\u00bb que perciben los j\u00f3venes. Considerando los estudios sociol\u00f3gicos salta a la vista que las j\u00f3venes generaciones topan con una Iglesia en la que predomina lo institucional y sobresale por doquier su estructura jer\u00e1rquica. Tornaremos sobre el asunto m\u00e1s adelante.
                        \n 
                        \n 
                        \n 
                        \nJ\u00f3venes cristianos: retrato con fondo<\/p>\n

                        IV. Texto: reconstruir con los j\u00f3venes la fe y la religi\u00f3n<\/h1>\n

                        \u00a0<\/em>
                        \nHabr\u00e1 que \u00abpalparse el alma\u00bb <\/em>(M. de Unamuno)
                        \ny recuperar el o\u00eddo para el misterio. Habr\u00e1 que \u00abeducar la mirada\u00bb <\/em>(T. de Chardin)
                        \npara entender la historia de Dios con el hombre.<\/em>
                        \n 
                        \n <\/p>\n\n\n\n\n
                        S\u00edntesis de la Parte IV<\/td>\n<\/tr>\n
                        Realizado un breve diagn\u00f3stico de la situaci\u00f3n y tras se\u00f1alar las notas espec\u00edficas de la pastoral juvenil o praxis cristiana con j\u00f3venes, esta parte sugiere la necesidad de establecer una verdadera \u00abalianza\u00bb con los j\u00f3venes para reconstruir con ellos la fe y la religi\u00f3n. Reconstrucci\u00f3n que pasa por arrancar de sus vidas, compartirlas con las nuestras y recuperar \u00absentido\u00bb para todas ellas.<\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\n

                         
                        \n 
                        \nManuscrito, jerogl\u00edfico o pergamino, al final, destaca m\u00e1s la \u00abtarea por hacer\u00bb que la gran cantidad de cosas ya hechas \u2013bien sean recibidas e impuestas como tales o construidas y reelaboradas por cada uno\u2013. Somos, por encima de todo, un texto por escribir; por mucho que vivamos al dictado de otros, en el fondo, albergamos la sensaci\u00f3n de que ser\u00eda posible \u00abser nosotros mismos\u00bb, distintos. Siempre est\u00e1 ah\u00ed el texto propiamente dicho, el original y aut\u00e9ntico que podr\u00edamos escribir de nuestro pu\u00f1o y letra.
                        \nA la hora de contar con referencias para escribir el texto de la vida, hubo un momento hist\u00f3rico especial en que ver, o\u00edr y acoger a un hombre era ver, o\u00edr y acoger a Dios en persona. Desde aquel encuentro sorprendente e imprevisto con el hombre Jes\u00fas, toda praxis cristiana o pastoral deben aparecer como \u00absabidur\u00eda para la vida\u00bb, camino de salvaci\u00f3n en donde correlacionar profundamente la situaci\u00f3n hist\u00f3rica y la tradici\u00f3n cristiana.
                        \n 
                        \n <\/p>\n

                          \n
                        1. Diagn\u00f3stico sobre la situaci\u00f3n de los j\u00f3venes cristianos<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

                           
                          \nApunta A. de Miguel, al considerar ciertas reconversiones que sugieren una \u00abreligi\u00f3n civil\u00bb en las nuevas generaciones, que \u00abhay algo radicalmente religioso en los j\u00f3venes\u00bb cuando no se sienten contentos con este mundo[36]<\/a>. Otros soci\u00f3logos vienen desde hace tiempo se\u00f1alando que hay una evidente demanda religiosa en muchos j\u00f3venes.
                          \nPero no debemos enga\u00f1arnos, ni con afirmaciones de este estilo ni con fotos<\/em> de grandes concentraciones juveniles. Por encima de todo, la Iglesia debe confrontarse seriamente con las demandas y esperanzas de los j\u00f3venes. No abundamos en las reflexiones ya insinuadas. S\u00ed insistir en la necesidad de ir m\u00e1s all\u00e1 de las im\u00e1genes superficiales que nos hacemos o solemos tener de los j\u00f3venes, hasta calar<\/em> en lo profundo de sus vidas
                          [37]<\/a>.
                          \nA la hora de realizar un r\u00e1pido diagn\u00f3stico de la situaci\u00f3n de los j\u00f3venes cristianos, surge inmediatamente un interrogante esencial que lo condiciona todo: \u00bfqu\u00e9 Iglesia y qu\u00e9 j\u00f3venes cristianos queremos?<\/em>
                          \n 
                          \nEl momento que vive la Iglesia<\/em> \u2013seg\u00fan ya dejamos entrever\u2013 encierra el peligro de la polarizaci\u00f3n de cara a la pastoral juvenil. Ante el contexto socio-cultural contempor\u00e1neo, la realidad eclesial \u2013m\u00e1xime cuando a\u00fan no ha sabido integrar con la necesaria lucidez cr\u00edtica el concilio Vaticano II\u2013 corre peligro de primar reacciones defensivas o beligerantes y, con buenas dosis de manique\u00edsmo, dividir las posturas ante la situaci\u00f3n: unos inclinados hacia el mundo, persiguiendo a toda costa la adecuaci\u00f3n de la fe cristiana y de la Iglesia a los hombres y cultura presentes; otros, por el contrario, separ\u00e1ndose del mundo mientras denuncian la excesiva adaptaci\u00f3n del cristianismo y toman distancias respecto de la sociedad. \u00c9stos pondr\u00edan el acento en la identidad propia, concentr\u00e1ndola en la relevancia institucional, con sucesivas vueltas y revueltas a la tuerca del eclesiocentrismo; aqu\u00e9llos apostar\u00edan por una pr\u00e1ctica disoluci\u00f3n de la identidad cristiana.
                          \nNo habr\u00e1 que olvidar que las estructuras de plausibilidad de la fe cristiana no han de buscarse, ni tienen por qu\u00e9 encontrarse, en principio, en la cultura del momento sino en la comunidad de creyentes, en la Iglesia. Pero no es menos cierto que no hay cristianismo sin encarnaci\u00f3n,<\/em> como tampoco comunidades eclesiales cuyo fin sean ellas mismas. Es m\u00e1s, Dios se hizo hombre no s\u00f3lo para asumir as\u00ed todo lo humano, a partir de su descenso (cf. Flp 2,6-11), \u00abalcanzar a Dios\u00bb \u2013valga la expresi\u00f3n\u2013 nada tiene que ver con la salida de lo humano, al contrario: el rostro, la vida y las palabras del hombre son el lugar central para descubrir a Dios, la fe en \u00c9l tiene su m\u00e1s importante condici\u00f3n de posibilidad en una extraordinaria fe en el hombre; en fin, a partir de la Encarnaci\u00f3n solo se puede hablar sensatamente de Dios sobre el fundamento de nuestras experiencias humanas.
                          \n 
                          \nY, sobre todo, \u00bfqu\u00e9 identidad y qu\u00e9 j\u00f3venes cristianos queremos?<\/em> Todo nos conduce aqu\u00ed; en buena medida, todo pende de este interrogante al que no acabamos de encontrar una respuesta adecuada. Los cambios hist\u00f3ricos en curso, con los que abrimos estas reflexiones, no pueden interpretarse primordialmente sobre la base \u2013negada por la cr\u00edtica hist\u00f3rica\u2013 de que el inter\u00e9s primordial de la cultura ilustrada que desemboca en la modernidad iba dirigido contra la religi\u00f3n. Antes, como ahora, las profundas transformaciones culturales hacen sentir a muchos la necesidad de una nueva comprensi\u00f3n de la fe y de la religi\u00f3n cristianas. Sin ir m\u00e1s lejos, el concilio Vaticano II tom\u00f3 conciencia de la inadecuaci\u00f3n del cristianismo respecto a la realidad del mundo contempor\u00e1neo y de la necesidad de proceder a una profunda clarificaci\u00f3n de su sentido en nuestro tiempo.
                          \nPero no acabamos los cristianos de asimilar, no ya las transformaciones socio-culturales, sino ni tan siquiera el concilio. De hecho, al poco de terminar, empez\u00f3 a fraguarse la explicaci\u00f3n de numerosos cambios en t\u00e9rminos de \u00abp\u00e9rdida\u00bb (de poder social, de significaci\u00f3n, etc.). Hasta que volvieron las estrategias de reagrupamiento, la pastoral de neo-mantenimiento y reconstrucci\u00f3n catequ\u00e9tica<\/em> para tornar a ser y \u00abhacer cristianos de verdad\u00bb. Nada extra\u00f1o, entonces, que la jerarqu\u00eda eclesi\u00e1stica centre<\/em> los problemas en las cuestiones de identidad, confesionalidad y presencia p\u00fablica de la Iglesia, otros tantos aspectos de la b\u00fasqueda de seguridad ideol\u00f3gica y de relevancia social que domina el paisaje de no pocas de sus intervenciones oficiales. Por ah\u00ed, dif\u00edcilmente conseguiremos unos j\u00f3venes cristianos con fe adulta y comprometida.
                          \n 
                          \nPor \u00faltimo, es verdad tambi\u00e9n que el escenario juvenil del \u00abcristianismo humanitario y aut\u00f3nomo\u00bb se asocia con facilidad a una \u00abreligiosidad de baja intensidad\u00bb o \u00abcristianismo difuso\u00bb, en auge por tratarse de una religiosidad que socialmente cuenta con numerosas estructuras de apoyo y porque configura una religiosidad en la que muchos j\u00f3venes cristianos empiezan a reconocerse. El peligro existe.
                          \nAunque no debamos contentarnos con ese perfil de \u00abcristianismo humanitario\u00bb, a nuestro juicio, \u00e9sta religiosidad es una de las piedras angulares para mantener en pie la casa cristiana de los j\u00f3venes. Desde y sobre ella habr\u00e1 que trabajar para conseguir \u00abcristianos adultos\u00bb a trav\u00e9s de una adecuada educaci\u00f3n y maduraci\u00f3n de la fe.
                          \nNo hay condiciones para exigir de inmediato que los j\u00f3venes cristianos se adhieran de primeras al denominado \u00abcristianismo vocacional\u00bb, aunque tampoco podemos permitir que se rebaje la calidad de la identidad cristiana a una difusa y \u00abpeque\u00f1a trascendencia\u00bb que cada cual gestiona a su gusto.
                          \n 
                          \n <\/p>\n

                            \n
                          1. \u00abEspecificidad\u00bb de la praxis cristiana con j\u00f3venes<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

                             
                            \nPese a tantas como son las realizaciones pastorales desde el \u00faltimo concilio hasta nuestros d\u00edas, permanece la impresi\u00f3n de que la disciplina de la Teol\u00f3gica Pr\u00e1ctica o Pastoral sigue presa del eclesiocentrismo, dudosamente ha influido con profundidad en los contenidos dogm\u00e1ticos, en orden a una reformulaci\u00f3n m\u00e1s acorde con la cultura y los hombres de hoy, y tampoco est\u00e1 confirmando<\/em> la apertura de la Iglesia al mundo que quiso el Vaticano II
                            [38]<\/a>.
                            \nSi de la Pastoral en general hablamos de este modo, \u00a1qu\u00e9 no podr\u00edamos decir de la Pastoral Juvenil! Materiales, t\u00e9cnicas, canciones… de eso s\u00ed hay bastante y quiz\u00e1 resulte suficiente \u2013perm\u00edtasenos el comentario, sin \u00e1nimo ofensivo\u2013 para seguir organizando jornadas de encuentros multitudinarios. Sin embargo, para establecer una aut\u00e9ntica comunicaci\u00f3n entre la Iglesia y la juventud, para reformular la fe y pr\u00e1ctica religiosa en referencia a su vida real, a la par que concretarlas con la propuesta de una espiritualidad nueva; para contar con proyectos educativos cercanos a su mundo o para reinterpretar y experimentar pastorales alternativas… es necesario un planteamiento riguroso del tema, sin abandonarlo a la buena voluntad y entrega de tantos y tantos agentes de pastoral (por eso mismo, condenados m\u00e1s tarde o m\u00e1s temprano a experimentar el sabor amargo de un fracaso anunciado).
                            \n 
                            \nCentr\u00e1ndonos en un solo y crucial aspecto, creemos que el problema capital de la pastoral juvenil o praxis cristiana con j\u00f3venes reside en su pr\u00e1ctica reducci\u00f3n a \u00abcatequesis juvenil\u00bb. \u00c9sa tambi\u00e9n parece ser la raz\u00f3n de que el proyecto-marco \u2013J\u00f3venes en la Iglesia, cristianos en el mundo<\/em>\u2013 no haya conseguido un verdadero cambio de rumbo en la Iglesia espa\u00f1ola. Las mejoras logradas corresponden m\u00e1s a los aspectos externos del tema \u2013organizativas, elaboraci\u00f3n de proyectos diocesanos a partir del nacional, escuelas de pastoral juvenil, etc.\u2013 que a las medulares de la educaci\u00f3n a la fe.
                            \nPues de eso se trata y en ello reside el meollo de la identidad-especificidad, en entender la pastoral de juventud como un camino de \u00abeducaci\u00f3n a la fe\u00bb o un espacio pastoral en el que educaci\u00f3n y fe son por igual fundamentales, sin que empleemos la primera como un simple instrumento en manos de la segunda. Hablamos de educaci\u00f3n \u00aba o para\u00bb \u2013no de educaci\u00f3n \u00aben\u00bb o \u00abde\u00bb la fe\u2013 pues nos referimos, sin m\u00e1s y por este lado, al crecimiento y maduraci\u00f3n de las personas, y no a \u00abpedagog\u00eda religiosa\u00bb, ni tampoco a pre\u00e1mbulo de la fe o primera evangelizaci\u00f3n. Igualmente, por otro, remitimos a la fe en tanto que experiencia cristiana espec\u00edfica. Como resultado, la \u00abeducaci\u00f3n a la fe\u00bb implica ambos dinamismos, entendiendo que el hecho educativo contiene la posibilidad de la experiencia cristiana, al igual que \u00e9sta comporta esa maduraci\u00f3n que persigue la educaci\u00f3n.
                            \n 
                            \nEs necesario entrelazar profundamente educaci\u00f3n y fe, hasta fundirlas \u2013sin confundirlas\u2013 en procesos de \u00abmutua implicaci\u00f3n\u00bb
                            [39]<\/a>, es decir: madurar como personas y crecer como cristianos se involucran rec\u00edprocamente. Ubicados en esa implicaci\u00f3n mutua, debemos ser escrupulosos con la identidad y autonom\u00eda cient\u00edfica de la pedagog\u00eda y de la teolog\u00eda, si bien la interrelaci\u00f3n ha de plasmarse en una verdadera interdisciplinaridad que, por ejemplo, no reduzca el hecho educativo a simples preliminares de la fe.
                            \nAl respecto y en s\u00edntesis, la novedad educativa fundamental de nuestros d\u00edas radica precisamente en la sustituci\u00f3n del objeto<\/em> mismo del crecimiento y aprendizaje, en el paso de la transmisi\u00f3n a la elaboraci\u00f3n de respuestas. Frente al cl\u00e1sico \u00abobjeto educativo\u00bb encerrado<\/em> en un saber constituido y administrado, el nuevo est\u00e1 formado por \u00abel grupo\u00bb de educadores\/agentes de pastoral y j\u00f3venes que \u201cafronta y estudia los desaf\u00edos de la propia vida colectiva. As\u00ed se educan \u2013crecen, construyen\u2013 juntos\u201d
                            [40]<\/a>.
                            \n 
                            \nNadie educa a nadie, sino que nos educamos unos a otros o, por el contrario, nos cerramos en nuestras propias ideas, estrecheces o raquitismos. En la \u00abeducaci\u00f3n a la fe\u00bb, desde esta \u00f3ptica, los j\u00f3venes tienen no poco que ense\u00f1arnos; nosotros, mucho que aprender; y hemos de educar atendiendo a los verdaderos desaf\u00edos,<\/em> aunque no coincidan con nuestros intereses, visiones o interpretaciones de la realidad.
                            \nA partir de aqu\u00ed, ha de quedar claro que la praxis cristiana con j\u00f3venes orienta la preocupaci\u00f3n pastoral no tanto hacia el objeto de la propuesta \u2013tema de estudio de otras disciplinas teol\u00f3gicas\u2013, cuanto hacia la condici\u00f3n existencial de los destinatarios: preocupaci\u00f3n que empuja a estar atentos a las reacciones y disposiciones del sujeto, a sus ritmos de maduraci\u00f3n y a sus crisis. En esta perspectiva y sin descuidar el car\u00e1cter esencial de \u00abpropuesta\u00bb que lleva consigo la fe, se intenta ayudar directa y fundamentalmente a los j\u00f3venes a descubrir \u00abrespuestas\u00bb adecuadas a sus esperanzas m\u00e1s profundas, tratando de restituirles la dignidad que muchas veces les niega la vida y sociedad actuales
                            [41]<\/a>.
                            \n 
                            \nNo es el caso de extendernos m\u00e1s sobre la cuesti\u00f3n que, indirectamente, retomamos en cuanto sigue. La pedagog\u00eda lo tiene claro: educar es ense\u00f1ar a vivir, por lo que la educaci\u00f3n ha de entenderse no tanto como transmisi\u00f3n cuanto como construcci\u00f3n<\/em> de respuestas a los \u00abgozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias\u00bb de la vida. Algo semejante ha de ocurrir con la fe y, por ende, con la pastoral ocupada en su anuncio y maduraci\u00f3n
                            [42]<\/a>.
                            \n 
                            \n <\/p>\n

                              \n
                            1. \u00abAlianza\u00bb para reconstruir con los j\u00f3venes la fe y la religi\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

                               
                              \nFinalizamos se\u00f1alando algunos pormenores de la identidad que el tiempo presente exige a la praxis cristiana con j\u00f3venes en tanto que educaci\u00f3n a la fe.
                              \nEl primer elemento<\/em> de toda pastoral juvenil, sin el que resultar\u00eda imposible traducir la Buena Noticia que queremos transmitir, no es otro que el de la alianza y acogida incondicional de los j\u00f3venes
                              [43]<\/a>.
                              \n\u00abPedagog\u00eda de la alianza\u00bb; m\u00e1s que amor, alianza: mientras que el amor o caridad acent\u00faan m\u00e1s el protagonismo de quienes quieren que el de los queridos, la palabra alianza \u2013adem\u00e1s de las resonancias b\u00edblicas\u2013 desplaza el acento a la reciprocidad de la relaci\u00f3n \u2013conjugando tanto el amor como el respeto y el derecho a la diferencia\u2013 y subraya el compromiso. Antes de nada, hemos de ponernos descarada e incondicionalmente de parte de los j\u00f3venes: lo mismo que Dios promete \u00abestar con\u00bb su pueblo, pese a la infidelidad con que Israel vive la alianza; as\u00ed hemos de estar \u00abcon y de parte\u00bb de los j\u00f3venes.
                              \nEsta alianza exige la actitud educativa b\u00e1sica de la \u00abacogida incondicional\u00bb. En un mundo donde todo se colorea con el tinte de la utilidad, donde todo se compra y se vende, donde m\u00e1s que amistad existe intercambio, pues lo que importa es tener buenas relaciones m\u00e1s que buenos amigos, la acogida incondicional viene a ser la profec\u00eda<\/em> por excelencia de la praxis cristiana con j\u00f3venes.
                              \n\u00bfC\u00f3mo y hacia d\u00f3nde orientar esta alianza?
                              [44]<\/a>
                              \n 
                              \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 3.1. \u00bfPor d\u00f3nde comenzar?: el rostro de los j\u00f3venes como \u00ablugar teol\u00f3gico\u00bb<\/strong>
                              \n 
                              \nResulta habitual, en nuestros ambientes cristianos, encarar los problemas recurriendo o comenzando \u2013solemos decir\u2013 \u00abpor donde siempre hay que comenzar\u00bb, esto es: orando, escuchando la Palabra de Dios, retir\u00e1ndonos a reflexionar y tratar de discernir, examinando los criterios y dem\u00e1s orientaciones de la Iglesia o de la propia congregaci\u00f3n religiosa, en fin, coloc\u00e1ndonos delante del sagrario<\/em> para que sea Dios quien nos oriente.
                              \nTodas cosas buenas y aconsejables. Pero cuando de teolog\u00eda pr\u00e1ctica se trata, en general, y de la praxis cristiana con j\u00f3venes o pastoral juvenil, en particular, especialmente desaconsejadas como punto de arranque, puesto que, f\u00e1cilmente, nos empujan a desenfocar<\/em> los problemas: descentr\u00e1ndolos \u2013en lugar de analizar la situaci\u00f3n y las personas dentro de ella, los esfuerzos se dirigen a la aplicaci\u00f3n de la \u00abdoctrina\u00bb o a trasladar \u00aborientaciones\u00bb de un sitio a otro\u2013 y \u00abespiritualiz\u00e1ndolos\u00bb \u2013las situaciones<\/em> se sustituyen o suplantan progresivamente por las ayudas,<\/em> por el bien que se puede y debe hacer en tales circunstancias\u2013.
                              \n 
                              \nQuiz\u00e1 al exegeta o al te\u00f3logo dogm\u00e1tico se les exija comenzar y orientarse preferentemente recurriendo a la Escritura y a la Tradici\u00f3n \u2013aunque imaginamos que sin los hombres y la historia del momento poco podr\u00e1n hacer con ellas\u2013. Algo muy diferente ocurre con la teolog\u00eda pastoral o pr\u00e1ctica y con la praxis cristiana. Su \u00ablugar teol\u00f3gico\u00bb por excelencia est\u00e1 en la vida y situaci\u00f3n de las personas. Es decir, los agentes y te\u00f3logos pastorales no tratan de pensar e interpretar la palabra de Dios o de organizar doctrinas para comunicar y ayudar a vivir a hombres y mujeres. Todo lo contrario: en contacto directo con esos hombres y mujeres descubren sus esperanzas y frustraciones, sus anhelos y contradicciones, etc.; es desde ah\u00ed, con dicho bagaje, desde donde (re)piensan qu\u00e9 y c\u00f3mo anunciar la salvaci\u00f3n, el \u00abevangelio\u00bb o las buenas noticias de parte de Dios.
                              \nAterrizando en la realidad de los j\u00f3venes, han de ser sus rostros, su vida… el lugar b\u00e1sico y punto de partida para \u00abeducar a la fe\u00bb. En principio, es cuesti\u00f3n de reflexionar a fondo \u00abcon ellos\u00bb c\u00f3mo y por qu\u00e9 les resulta dif\u00edcil o imposible creer, y de reconstruir, despu\u00e9s, con una sinceridad radical, lo que queremos decirles a la hora de hablar de Dios, de Cristo… Muchos j\u00f3venes cristianos no logran la maduraci\u00f3n de su fe en la situaci\u00f3n actual, entre otras razones, porque no terminan de casar su b\u00fasqueda con cuanto ofrece la comunidad eclesial.
                              \n 
                              \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 3.2. Reconstruir con los j\u00f3venes la fe y la religi\u00f3n<\/strong>
                              \n 
                              \nEl mensaje elemental de la vida cotidiana de los j\u00f3venes, respecto a su relaci\u00f3n con la religi\u00f3n y la Iglesia, no puede ser m\u00e1s elocuente: as\u00ed como somos y vivimos la fe los mayores, ni les interesamos ni les sirve nuestra<\/em> fe y religi\u00f3n. Al constatar la falta de sinton\u00eda, subray\u00e1bamos la carencia de alternativas al agotamiento de la socializaci\u00f3n religiosa y la escasa o nula incorporaci\u00f3n de los j\u00f3venes a la vida eclesial, donde apenas si cuentan con espacios y responsabilidades espec\u00edficas.
                              \n\u00bfQu\u00e9 hacer? No hay otro camino que (re)pensar y (re)construir con los j\u00f3venes la fe y la religi\u00f3n. Por tanto, obligados a salir de las fortalezas doctrinales o institucionales a la fragilidad de la intemperie que habitan los j\u00f3venes.
                              \nPeligroso camino, por lo mismo, el indicado por quienes propugnan por encima de todo, dada la realidad de los j\u00f3venes y de cara a su \u00abeducaci\u00f3n a la fe\u00bb, una especie de rearme<\/em> espiritual. Piensan \u00e9stos que el problema de la pastoral juvenil es principalmente un problema de \u00abcalidad espiritual\u00bb de los agentes y que, tocando esa tecla, sonar\u00e1 la m\u00fasica en los j\u00f3venes. Fueras de tono espiritualistas<\/em> aparte, no parecen ir por ah\u00ed los tiros o, en cualquier caso, se tratar\u00eda de un problema m\u00e1s en medio de otros muchos.
                              \nPese a la l\u00f3gica interrelaci\u00f3n de todo \u2013y aunque de poco servir\u00eda ser \u00abmuy espirituales\u00bb y testimoniales, si no contemplamos<\/em> a Dios en y con los j\u00f3venes a los que resulta dif\u00edcil creer en \u00c9l\u2013, calidad espiritual y competencia teol\u00f3gico-educativa ni son la misma cosa ni necesariamente la una arrastra a la otra.
                              \n 
                              \nY pocas dudas caben en el diagn\u00f3stico: el problema central de la pastoral juvenil es esencialmente educativo. Por una parte, su \u00abfrecuencia\u00bb de vida no logra captar la onda del amor y de las palabras de Dios; por otra, existe una comunicaci\u00f3n con tantas interferencias y distorsiones que ni la Iglesia los entiende ni ellos conectan con su vida y mensaje.
                              \nConforme ya apuntamos, la reconstrucci\u00f3n deber\u00e1 realizarse a partir del \u00abcristianismo humanitario y aut\u00f3nomo\u00bb con el que sintonizan los j\u00f3venes; en y desde \u00e9l habr\u00e1 de considerarse el objetivo<\/em> b\u00e1sico de la pastoral o de cualquier proyecto que la especifique. Habitualmente dicho objetivo se cifra en la \u00abuni\u00f3n de fe y vida\u00bb; en este nuevo contexto, resulta \u2013cuanto menos\u2013 poco claro, al dar por descontado cuanto ha de ser objeto de un trabajo previo \u2013qu\u00e9 tipo de fe y de vida quisi\u00e9ramos que se unieran\u2013, y dif\u00edcilmente orientador de la acci\u00f3n.
                              \nHemos de exigirnos la traducci\u00f3n de la fe y la religi\u00f3n en t\u00e9rminos de liberaci\u00f3n humanizadora y sentido salvador para la vida concreta de los chicos y chicas. \u00abHumanizaci\u00f3n\u00bb podr\u00eda ser el nombre espec\u00edfico para adentrarnos con hondura en la direcci\u00f3n que hemos de dar a la uni\u00f3n fe-vida: una ruta para crecer y madurar con tanto sentido como para implicar y posibilitar la experiencia de fe.
                              \n 
                              \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 3.3. Compartir con los j\u00f3venes tiempos, espacios y temas<\/strong>
                              \n 
                              \nEl camino de la \u00abeducaci\u00f3n a la fe\u00bb reclama una profunda y coherente reconstrucci\u00f3n (humanizadora) de la fe y de la pr\u00e1ctica religiosa y pasa por salir al encuentro de los j\u00f3venes \u2013no simplemente esperarlos o \u00abestar a verlos venir\u00bb\u2013, para compartir con ellos y ellas tiempos, espacios y temas. El tiempo de la vida cotidiana, en el espacio privilegiado de la escuela, para resucitar constantemente el tema del sentido; el tiempo libre, tiempo de calle y \u2013\u00a1ojal\u00e1!\u2013 de centro juvenil, para introducir el tema de la solidaridad en una identidad tejida en el grupo de<\/em> iguales <\/em>y expuesta al peligro del aislamiento ego\u00edsta; el \u00abtiempo interior\u00bb, amasado en la soledad, para abrir huecos a la invocaci\u00f3n y a la trascendencia
                              [45]<\/a>.
                              \nEn definitiva, partiendo del escenario que hemos denominado \u00abcristianismo humanitario y aut\u00f3nomo\u00bb, \u00e9stos podr\u00edan ser tres de los elementos fundamentales de la tramoya:<\/em>
                              \n 
                              \nn Maduraci\u00f3n humana y cristiana de los j\u00f3venes<\/strong>
                              \nEl crecimiento personal de cada joven es fundamental. Dadas las actuales caracter\u00edsticas de las nuevas generaciones \u2013importancia capital de lo afectivo y emocional, subrayado de lo interpersonal y del \u00absentirse a gusto\u00bb, etc.\u2013 habr\u00e1 que atender especialmente a la educaci\u00f3n del sentimiento y de la voluntad, al igual que la participaci\u00f3n y el compromiso. Ello exigir\u00eda desterrar toda manera funcionalista de entender la religi\u00f3n, al tiempo que superar el habitual d\u00e9ficit de kerigma e integraci\u00f3n vital del mismo.
                              \n 
                              \nn El grupo o la comunidad juvenil<\/strong>
                              \nLos j\u00f3venes estiman sobremanera el grupo. A su vez, el panorama de las peque\u00f1as comunidades, aunque fen\u00f3meno minoritario, quiz\u00e1 sea crucial en el nuevo entramado capaz organizar el paso del grupo a la comunidad cristiana. Los dos, grupo y comunidad, han de ser considerados, con todas las consecuencias, como lugar de experiencia de Iglesia y no como simples instrumentos hasta su integraci\u00f3n<\/em> en la parroquia. Nunca se insistir\u00e1 lo suficiente en el peligro que entra\u00f1a la escasez o total carencia de referencias vividas en grupos y comunidades en cuyo trato pueda actualizarse lo que objetivamente<\/em> significa creer.
                              \n 
                              \nn La parroquia como \u00ablaboratorio permanente de la fe\u00bb<\/strong>
                              \nUn espacio de encuentro con Dios, comunidad que ayude a comprender las preguntas vitales y a lanzarlas m\u00e1s all\u00e1 de las peque\u00f1as y c\u00f3modas respuestas de un \u00abEvangelio simplificado\u00bb, rebajado o de corte meramente ritualista. Parroquia, por consiguiente, como laboratorio de lenguajes, celebraciones, de radicalidad prof\u00e9tica, evang\u00e9lica, etc. En el caso de los j\u00f3venes, por lo dem\u00e1s, adquieren una importancia estrat\u00e9gica de primer orden las comunidades c\u00e1lidas, abiertas y comprometidas.
                              \n 
                              \n <\/p>\n

                                \n
                              1. El sentido y el \u00abmisterio de la voluntad perdida\u00bb<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

                                 
                                \nSi para muchas personas y en otros tiempos, la cuesti\u00f3n del sentido abarcaba un c\u00famulo de realidades esencialmente ligadas a cosmovisiones, valores y modelos, hoy en d\u00eda \u2013situados en el caso de los j\u00f3venes\u2013 se relaciona primordialmente con la experiencia. En efecto y conforme dijimos anteriormente, el cl\u00e1sico modelo de socializaci\u00f3n y construcci\u00f3n de la persona a trav\u00e9s de procesos de identificaci\u00f3n, ha sido reemplazado por el de experimentaci\u00f3n. Como resultante de esta especie de \u00absocializaci\u00f3n porosa\u00bb, los j\u00f3venes conforman una \u00abidentidad abierta\u00bb que, por ejemplo y dadas las condiciones en las que han de desarrollar su existencia, se define m\u00e1s por el \u00abestar\u00bb que por el \u00abllegar a ser\u00bb.
                                \nLa experiencia, pues, marca los derroteros del sentido. Y, al respecto, corre hoy el rumor \u2013seg\u00fan ha comprobado Jos\u00e9 A. Marina\u2013 de que la voluntad ha desaparecido de este escenario. \u201cEl postmodernismo \u2013comenta este autor\u2013 rehuye el concepto de decisi\u00f3n voluntaria, porque considera que el yo, y por lo tanto la responsabilidad, se diluye en una tupida trama de relaciones\u201d
                                [46]<\/a>. Lipovetsky, en su an\u00e1lisis de la mentalidad contempor\u00e1nea, corrobora el dato: \u201cEl esfuerzo \u2013afirma por su parte\u2013 ya no est\u00e1 de moda. Todo lo que supone sujeci\u00f3n o disciplina se ha desvalorizado en beneficio del culto al deseo y su justificaci\u00f3n inmediata, como si se tratase de llevar a sus \u00faltimas consecuencias el diagn\u00f3stico de Nietzsche: la tendencia moderna a favorecer la \u00abdebilidad de la voluntad\u00bb, a fomentar la anarqu\u00eda de las tendencias y, correlativamente, la p\u00e9rdida de un centro de gravedad que lo jerarquice todo; [considerando, por encima de cualquier otra cosa,] que un centro voluntario es demasiado r\u00edgido\u201d[47]<\/a>.
                                \n 
                                \nLas pesquisas de Marina para descifrar \u00abel misterio de la voluntad perdida\u00bb le conducen a comprobar que la voluntad en tanto que paradigma explicativo dej\u00f3 su lugar a la motivaci\u00f3n, una especie de sistema determinista que puede ser cient\u00edficamente estudiado; algo que la voluntad no permit\u00eda tan claramente. Se nos introdujo as\u00ed en una particular colonizaci\u00f3n psicol\u00f3gica y psicologizante que lo invadi\u00f3 todo: muchas veces, m\u00e1s de la cuenta, la psicolog\u00eda ha estado determinando el modo de ser del sujeto humano en vez de limitarse a estudiarlo.
                                \nVivimos tiempos en los que socialmente la voluntad es un concepto borroso y, para mayor inri,<\/em> cargado de t\u00f3picos o dogmas admitidos de muy buen grado \u2013por ejemplo, la voluntad es siempre voluntad de poder o es, ante todo, disciplina\u2013. En s\u00edntesis y pese a que tradicionalmente voluntad y libertad han seguido rumbos id\u00e9nticos, una vertiente importante de nuestra cultura es partidaria de la libertad pero desprecia a la voluntad; asocia la primera con la idea de espontaneidad y hasta de irreflexi\u00f3n, mientras encierra a la segunda en la de control, rigidez, reglamentaci\u00f3n, tiran\u00eda.
                                \n 
                                \nEl descr\u00e9dito de la voluntad tiene no poco que ver con la dura realidad de las componendas sociales, pol\u00edticas, econ\u00f3micas y hasta religiosas que est\u00e1n entrampando la vida de los j\u00f3venes. Habr\u00e1 que revisar y situar los procesos educativos con los j\u00f3venes reconsiderando, antes de nada, esos supuestos arbitrarios.
                                \nEn principio, hay que arrancar guiados no tanto por referencias de psicolog\u00eda cuanto por el imperativo de \u00abresucitar la realidad\u00bb (J. Baudrillard). Los proyectos de pastoral juvenil acostumbran a vertebrar la \u00abeducaci\u00f3n a la fe\u00bb conforme a procesos, directa o indirectamente, dependientes del desarrollo evolutivo; igualmente, dentro de ellos, se destaca el aspecto del \u00abacompa\u00f1amiento personal\u00bb. Ser\u00edan dos aspectos a revisar en profundidad. La cultura y la vida de los j\u00f3venes corren el peligro de ocultar la realidad o de inventarla a su gusto, por eso la necesidad de emplear un modelo de pedagog\u00eda social; tambi\u00e9n por lo mismo, y por mucho que se tenga en cuenta la situaci\u00f3n del individuo, el modelo no se postula desde el desarrollo de la persona aislada para que luego entre en relaci\u00f3n, sino al rev\u00e9s: se proyectan y programan itinerarios de las personas en un grupo y contexto social para que ah\u00ed tomen conciencia de su identidad e implicaci\u00f3n personal. Con ello, evitaremos el riesgo de los modelos educativos individualistas y descomprometidos.
                                \n 
                                \nEs dentro de esta perspectiva, donde habr\u00e1 que tornar a las cuestiones ya indirectamente sugeridas: la recuperaci\u00f3n del sentido del trabajo y del consumo, la implicaci\u00f3n directa y el cuestionamiento de la actual identidad de la familia, el subrayado del grupo de amigos como entorno pastoral b\u00e1sico, el replanteamiento de la funci\u00f3n de la diversi\u00f3n en la vida, la educaci\u00f3n, en fin, de la voluntad, los afectos y deseos para hacer posible que se prolonguen en proyectos humanos y humanizadores. n<\/p>\n

                                Jos\u00e9 Luis Moral<\/h6>\n

                                estudios@misionjoven.org<\/a>
                                \n
                                [1]<\/a> Existen muy pocos estudios cualitativos y todos ellos centrados en temas parciales. Tras Historia social de la juventud<\/em> de V. Alba (Plaza&Jan\u00e9s, Barcelona 1979, recientemente se ha publicado en Espa\u00f1a una obra con grandes pretensiones \u2013G. Levi-J-C. Schmitt (Dir.), Historia de los j\u00f3venes<\/em> (2 vol.), Taurus, Madrid 1996\u2013, pero pese a lo ambicioso de los objetivos y del t\u00edtulo no deja de ser una colecci\u00f3n de art\u00edculos que tratan, con desigual acierto, diversas situaciones particulares de algunos tipos relevantes de j\u00f3venes de la historia contempor\u00e1nea. Adem\u00e1s se trata de una historia reducida a Francia, Alemania, Estados Unidos e Italia (hay art\u00edculos ciertamente muy logrados, como los dedicados al fascismo y nazismo u otros dos que abordan los ritos de consumaci\u00f3n de la juventud en el servicio militar y en la participaci\u00f3n en las fiestas a trav\u00e9s de las que se forjaba la juventud en los pueblos). Tres podr\u00edan ser las tesis centrales de la obra: 1\/ La juventud ha estado marcada por las caracter\u00edsticas del g\u00e9nero masculino y las clases medias y altas; 2\/ La juventud es frecuentemente una met\u00e1fora de las ideolog\u00edas; 3\/ El debate sobre los j\u00f3venes es uno de los temas a trav\u00e9s de los cuales la sociedad reflexiona sobre s\u00ed misma.
                                \n
                                [2]<\/a> Cf. J. Mart\u00ednez Cort\u00e9s, \u00bfQu\u00e9 hacemos con los j\u00f3venes? (Juventud\/Sociedad\/Religi\u00f3n), <\/em>Cuadernos \u00abFyS\u00bb, Madrid 1989; Id., \u00bfC\u00f3mo son los j\u00f3venes?: el \u00abnuevo individuo\u00bb,<\/em> en \u00abMisi\u00f3n Joven\u00bb 231(1996), 25-32; J. Garc\u00eda Roca, Constelaciones de los j\u00f3venes, <\/em>Cristianisme i Just\u00edcia, Barcelona 1994; J.M. Lozano, \u00bfDe qu\u00e9 hablamos cuando hablamos de los j\u00f3venes?, <\/em>Cristianisme i Just\u00edcia, Barcelona 1991.
                                \n
                                [3]<\/a> Ya en 1950, D. Riesman (La muchedumbre solitaria),<\/em> por ejemplo y al hablar de los diversos tipos de j\u00f3venes en USA, se refer\u00eda al formado por aquellos que no se aten\u00edan a la tradici\u00f3n, ni a principios de orden general, sino que se dirig\u00edan \u00abdesde fuera\u00bb como si se dejaran conducir por un radar incorporado a la propia persona. D. Bell (Las tradiciones culturales del capitalismo)<\/em> describi\u00f3 el nuevo alumbramiento con el paso de una personalidad puritana a la nueva que calificaba como hedonista; mientras que Ch. Lasch (La cultura del narcisismo)<\/em> interpret\u00f3 el cambio de hombre con el deslizamiento de modelos ed\u00edpicos a los narcisistas. En Europa se acent\u00faa particularmente la fr\u00e1gil identidad del nuevo individuo que nace en este siglo. G. Lipovetsky (La era del vac\u00edo,<\/em> por ejemplo) ha sido uno de los que han apuntado m\u00e1s rasgos del resultado de lo que denomina una \u00abrevoluci\u00f3n individualista\u00bb.
                                \n
                                [4]<\/a> Conjuraci\u00f3n de Catilina, <\/em>XIII, 2-3; XIV, 5-6.
                                \n
                                [5]<\/a> Cf. C. Geffr\u00e9, El cristianismo ante el riesgo de la interpretaci\u00f3n, <\/em>Cristiandad, Madrid 1994, 205-227. Ah\u00ed se puede encontrar un buen dibujo del \u00abestado de conciencia\u00bb al que ha llegado el hombre moderno.
                                \n
                                [6]<\/a> E. Men\u00e9ndez Ure\u00f1a, \u00c9tica y modernidad, <\/em>Upsa, Salamanca 1984, 78-79 (all\u00ed aparece citado el primer texto de Pannenberg) y J. Moltmann, El Dios crucificado, <\/em>S\u00edgueme, Salamanca 1975, 17, respectivamente.
                                \n
                                [7]<\/a> Dicho aspecto aparece en todos los estudios sociol\u00f3gicos sobre el tema. Cf. particularmente: M. Mart\u00edn Serrano-O. Velarde, Informe \u00abJuventud en Espa\u00f1a 96\u00bb, <\/em>Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales-Instituto de la Juventud, Madrid 1996, 23; A. de Miguel (Dir.), Dos generaciones de j\u00f3venes 1960-1998, <\/em>Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales-Instituto de la Juventud, Madrid 2000, 250-272 y 319-377; J. Elzo et Alii, J\u00f3venes espa\u00f1oles \u201994, <\/em>Fundaci\u00f3n \u00abSanta Mar\u00eda\u00bb, Madrid 1994 (en especial los art\u00edculos de P. Gonz\u00e1lez Blasco, Los j\u00f3venes y sus identidades, Integraci\u00f3n en la sociedad; <\/em>y de J. Elzo, Ensayo tipol\u00f3gico de la juventud espa\u00f1ola).<\/em>
                                \n
                                [8]<\/a> La l\u00f3gica<\/em> de las generaciones j\u00f3venes de los \u00faltimos a\u00f1os parece seguir el siguiente desarrollo: j\u00f3venes de los \u201960 o \u00ablos que cre\u00edan que lo ser\u00edan siempre\u00bb (los j\u00f3venes que creyeron en la autonom\u00eda como proceso de emancipaci\u00f3n, contestaci\u00f3n y solidaridad); j\u00f3venes de los \u201970 o \u00ablos que son supieron como serlo\u00bb (los del pasotismo y del desencanto); j\u00f3venes de los \u201980 o \u00ablos que se encontraron condenados a serlo\u00bb (la llamada \u00abgeneraci\u00f3n de la madriguera\u00bb). Contando con estas herencias,<\/em> a los j\u00f3venes de los \u201990 no les cab\u00eda otra posibilidad que ser la generaci\u00f3n de los \u00abj\u00f3venes que ya no lo ser\u00e1n\u00bb, sobre todo, por ser pr\u00e1cticamente igual a los adultos y someterse a sus dictados. Cf. J.M. Lozano, o.c. pp. 8-16 y 18-22; P. Gonz\u00e1lez Blasco, Los j\u00f3venes y sus identidades,<\/em> en J. Elzo (Dir.), J\u00f3venes Espa\u00f1oles \u201994, <\/em>o.c., pp. 21-87; M. Mart\u00edn Serrano-O. Velarde, o.c., pp. 203-227.
                                \n
                                [9]<\/a> Cf. J. Elzo, o.c.,<\/em> pp. 183-202 y 406-411.
                                \n
                                [10]<\/a> J. Gonz\u00e1lez-Anleo, La construcci\u00f3n de las identidades de los j\u00f3venes, <\/em>en \u00abDocumentaci\u00f3n Social\u00bb 124(2001), 20.
                                \n
                                [11]<\/a> P. Gonz\u00e1lez Blasco et Alii, J\u00f3venes espa\u00f1oles 89, <\/em>Fundaci\u00f3n Santa Mar\u00eda, Madrid 1989.
                                \n
                                [12]<\/a> Cf. J.L. Segovia, \u00bfJuventud versus sociedad? Un enfoque dial\u00f3gico <\/em>y P. Fuentes, Condenados a \u00abjuventud perpetua\u00bb, <\/em>ambos en: \u00abDocumentaci\u00f3n Social\u00bb 124 (2001), pp. 53-73 y 75-95, respectivamente.
                                \n
                                [13]<\/a> Las estad\u00edsticas nos indican que los j\u00f3venes disponen mensualmente de una cifra que oscila entre las 12.000 pts. (Encuesta del CIS, 1997) o las 17.000 (J\u00f3venes espa\u00f1oles 99)<\/em> y las 35.000 (cf. J.Gonz\u00e1lez-Anleo, La construcci\u00f3n de las identidades…, <\/em>o.c., p. 25). La primera de las encuestas citadas tambi\u00e9n constata que un 98% de los j\u00f3venes entre 15 y 29 a\u00f1os compra ropa todos los meses.
                                \n
                                [14]<\/a> J. Elzo, El silencio de los adolescentes, <\/em>Temas de Hoy, Madrid 2000, 209.
                                \n
                                [15]<\/a> Cf. J\u00f3venes espa\u00f1oles 99, <\/em>oc., pp. 13-37; cf. tambi\u00e9n y para los aspectos relativos a la familia y los amigos, pp. 121-182; 412-419.
                                \n
                                [16]<\/a> Cf. J\u00f3venes espa\u00f1oles 99, <\/em>o.c., pp. 355-371; M.T. Laespada, La nueva socializaci\u00f3n de los j\u00f3venes: espacios de autoformaci\u00f3n, <\/em>en \u00abDocumentaci\u00f3n Social\u00bb 124(2001), 185-202.
                                \n
                                [17]<\/a> Tantos estas opiniones como la afirmaci\u00f3n textual conclusiva son de Javier Elzo: cf. J\u00f3venes espa\u00f1oles 99, <\/em>o.c. 401-433 \u2013la cita textual en p. 433\u2013.
                                \n
                                [18]<\/a> Cf. J. Gonz\u00e1lez-Anleo, La construcci\u00f3n de las identidades j\u00f3venes <\/em>y J. del Valle de Iscar, La participaci\u00f3n y el compromiso socio-pol\u00edtico de los j\u00f3venes, <\/em>ambos en \u00abDocumentaci\u00f3n social\u00bb 124(2001), 13-29 y 175-183, respectivamente.
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                                [19]<\/a> Cf. Tanto para este aspecto de la profec\u00eda como el relativo al jerogl\u00edfico: E. Falc\u00f3n, \u00bfC\u00f3mo ven el mundo los j\u00f3venes. Aproximaci\u00f3n a las narraciones juveniles de hoy, <\/em>Cuad. Cristianisme i Just\u00edcia, Barcelona 2001.
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                                [20]<\/a> Tomamos los datos generales del \u00faltimo \u00abCenso Nacional de Poblaci\u00f3n\u00bb, correspondiente a 1991 (Ine, Madrid 1996).
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                                [21]<\/a> En funci\u00f3n de distinguir la categor\u00eda sociol\u00f3gica de \u00abj\u00f3venes cat\u00f3licos\u00bb, y sin mayores pretensiones, entendemos aqu\u00ed por \u00abj\u00f3venes cristianos\u00bb aqu\u00e9llos que tienen una identidad cristiana b\u00e1sica, que va m\u00e1s all\u00e1 de la simple identidad sociol\u00f3gica cat\u00f3lica vinculada a los residuos de cuanto hoy podr\u00eda mantenerse de la llamada \u00abcristiandad\u00bb o \u00abimaginario colectivo\u00bb propio de una especie de religi\u00f3n o religiosidad social.
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                                [22]<\/a> Tanto el gr\u00e1fico como las notas ulteriores se basan en los datos tomados de las siguientes obras: M. Mart\u00edn Serrano-O. Velarde, Informe \u00abJuventud Espa\u00f1ola \u201896\u00bb, <\/em>o.c., pp. 262-267 y 442-445; J. Elzo (Dir), J\u00f3venes espa\u00f1oles \u201999, <\/em>o.c., pp. 263-354; A. de Miguel, Dos generaciones de j\u00f3venes 1960-1998,<\/em> o.c., pp. 319-377.
                                \n
                                [23]<\/a> J. Elzo (Dir), J\u00f3venes espa\u00f1oles \u201999,<\/em> o.c., p. 299. Cf. tambi\u00e9n y para los datos anteriores, pp. 312-321.
                                \n
                                [24]<\/a> Ib\u00edd., pp. 312-321. Cf. tambi\u00e9n y para los datos anteriores, pp. 57-80 y 294-307.
                                \n
                                [25]<\/a> Nos guiamos en esto y en los datos que siguen por la obra de A. Tornos-R. Aparicio, \u00bfQui\u00e9n es creyente en Espa\u00f1a hoy?, <\/em>PPC, Madrid 1995.
                                \n
                                [26]<\/a> Ib\u00edd., cf. pp. 27-47.
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                                [27]<\/a> Hemos de repetirlo una vez m\u00e1s: no encontramos con un grave obst\u00e1culo a la hora de tratar de responder a semejante interrogante, pues faltan estudios espec\u00edficos sobre la religi\u00f3n y religiosidad de los j\u00f3venes. Para mayor desgracia, desarrollamos una pastoral juvenil alimentada con escasos estudios y sin reflexi\u00f3n mantenida (ni tan siquiera existe un solo centro de car\u00e1cter universitario que se ocupe de ella). Nada extra\u00f1o que se origine \u2013conforme denunciaron los propios obispos\u2013 \u201cuna pastoral ocasional y de iniciativas dispersas que dificulta una labor continuada y org\u00e1nica\u201d (Conferencia Episcopal Espa\u00f1ola, Orientaciones sobre Pastoral de Juventud,<\/em> Edice, Madrid 1991, n. 4).
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                                [28]<\/a> Contamos con estudios particularmente valiosos sobre algunos aspectos que nos permiten orientarnos en la direcci\u00f3n de la conclusi\u00f3n que apuntamos. Cf. uno de los m\u00e1s completos, Istituto di Teologia pastorale-Universit\u00e0 Pontificia Salesiana, L\u2019esperienza religiosa dei giovani <\/em>(6 vols.), Elle Di Ci, Leuman (Torino) 1995-1997, particularmente los datos ofrecidos en los tomos 2\/1 y 2\/2.
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                                [29]<\/a> Adem\u00e1s de los datos extra\u00eddos de los estudios sociol\u00f3gicos que venimos citando, contamos con indicios originados en confluencias anal\u00edticas que pueden verse confrontado, por ejemplo, art\u00edculos como los siguientes: F.F. Fern\u00e1ndez, Sentido y direcci\u00f3n de los cambios sociorreligiosos en los adolescentes y j\u00f3venes espa\u00f1oles…, <\/em>\u00abSociedad y Utop\u00eda. Revista de Ciencias Sociales\u00bb 15(200), 219-229; D. Sigalini, Linee di impegno per la pastorale giovanile dopo la GMG, <\/em>\u00abCuaderni della Segretaria Generale Cei\u00bb 30(2000), 108-118; C. Garc\u00eda de Andoa\u00edn, La iniciaci\u00f3n cristiana, <\/em>en CEAS-D. de Pastoral de Juventud de la CEE:, Pastoral de juventud y etapa catecumenal, <\/em>Edice, Madrid 2000, 7-36; D. Sigalini, La etapa catecumenal en la Pastoral de Juventud, <\/em>en: CEAS-D. de Pastoral de Juventud de la CEE, La etapa catecumenal, <\/em>Edice, Madrid 1999, 11-32; S. Movilla, Las comunidades cristianas juveniles en la di\u00f3cesis de Madrid, <\/em>Extracto-Tesis Doctoral, Madrid 1999, 23-70; A. Torres Queiruga, Recuperar los caminos de Dios con los j\u00f3venes, <\/em>\u00abMisi\u00f3n Joven\u00bb 264-265(1999), 5-16; R. Tonelli, Retrato de un joven cristiano, <\/em>\u00abMisi\u00f3n Joven\u00bb 268(1999), 23-32; J. Gonz\u00e1lez-Anleo, \u00bfUna Iglesia irrelevante para la juventud actual?, <\/em>\u00abSal Terrae\u00bb 4(1999), 309-319; Aa.Aa, Dossier abierto: Cristianos de treinta a\u00f1os, <\/em>\u00abMisi\u00f3n Abierta\u00bb 7(1998), 15-37; J. Gonz\u00e1lez Anleo, Reconfiguraci\u00f3n de la religiosidad juvenil, <\/em>\u00abMisi\u00f3n Joven\u00bb 261(1998), 5-13; J. Mart\u00ednez Cort\u00e9s, J\u00f3venes, religi\u00f3n e Iglesia: \u00bfentre la fe y la indiferencia?, <\/em>\u00abMisi\u00f3n Joven\u00bb 261(1999), 15-23; F. Vidal, Caracterizaci\u00f3n de los j\u00f3venes cat\u00f3licos de la Espa\u00f1a 1990, <\/em>\u00abCuadernos de Realidades Sociales\u00bb 37-38(1991), 173-182; A. Tornos, La fe de los grupos. Un cristianismo de interdependencia, <\/em>\u00abSal Terrae\u00bb 10(1995), 777-790; R. Tonelli, Criteri per un corretto annuncio di Cristo ai giovani, <\/em>en: A. Amato-G. Zevini, Annunciare Cristo ai giovani, <\/em>Las, Roma 1980, 283-299. Especial relieve adquiere en nuestra consideraci\u00f3n la novedosa \u00abtipolog\u00eda religiosa\u00bb de J. Elzo en el \u00faltimo estudio de la Fundaci\u00f3n \u00abSanta Mar\u00eda\u00bb, donde se entreve la direcci\u00f3n del modelo de \u00abcristianismo humanitario y aut\u00f3nomo\u00bb que postulamos.
                                \n
                                [30]<\/a> Cabr\u00eda preguntarse si no est\u00e1 ya ocurriendo que muchos de los \u00abj\u00f3venes cristianos\u00bb habitan o est\u00e1n fuera de la Iglesia. Ahora bien, el desenganche eclesial juvenil, seg\u00fan no pocos analistas, ni significa p\u00e9rdida real de v\u00ednculos con la fe ni tan siquiera desprendimiento de la religi\u00f3n. No ser\u00eda tanto la religi\u00f3n, sino su pr\u00e1ctica concreta lo que parece haber perdido sentido; tampoco se desligan de la fe religiosa, cuanto de una Iglesia que no suscita inter\u00e9s.
                                \n
                                [31]<\/a> Adem\u00e1s de los grupos parroquiales particulares y comunidades cristianas juveniles, los grupos y\/o movimientos juveniles cristianos inscritos en la Subcomisi\u00f3n de Juventud de la Comisi\u00f3n Episcopal de Apostolado Seglar son unos cuarenta.
                                \n
                                [32]<\/a> Ante la imposibilidad de citar aqu\u00ed una bibliograf\u00eda detallada de cada uno de los grupos y movimientos, cf. los siguientes an\u00e1lisis generales y particularmente orientadores al respecto: A. Favale et Alii, Movimenti ecclesiali contemporanei, <\/em>Las, Roma 1991; R. Tonelli, Gruppi giovanili e esperienza di Chiesa, <\/em>Las, Roma 1983; M. Midali-R. Tonelli (Dir), Chiesa e giovani, <\/em>Las, Roma 1982.
                                \n
                                [33]<\/a> No es posible hacer justicia, tanto si se citan como si no, a cada uno de los grupos o movimientos. Adem\u00e1s de los nombrados, tienen una especial relevancia tambi\u00e9n: JVM<\/em> (Movimiento Juvenil \u00abVicenta Mar\u00eda\u00bb de las Religiosas de Mar\u00eda Inmaculada), MTA<\/em> (Movimiento Teresiano de Apostolado), Acit-Joven<\/em> (Instituci\u00f3n Teresiana-Padre Poveda), Jufra, Monta\u00f1eros y monta\u00f1eras de Santa Mar\u00eda,<\/em> los Scouts cat\u00f3licos,<\/em> etc. Entre las experiencias de j\u00f3venes cristianos con particular significatividad hoy y que dif\u00edcilmente pueden encuadrarse en los modelos rese\u00f1ados, merecer\u00edan citarse: Taiz\u00e9<\/em> o el Gen<\/em> de los focolares y tantas otras iniciativas con cierto gancho<\/em> entre los j\u00f3venes, l\u00e9ase \u00abOasis\u00bb, \u00abComunidades de San Egidio\u00bb, \u00abFe y luz\u00bb, etc.
                                \n
                                [34]<\/a> J. Elzo, Aspectos de la religiosidad de los j\u00f3venes, <\/em>en \u00abDocumentaci\u00f3n Social\u00bb 124(2001), 97-112 (el texto citado aparece en p. 109).
                                \n
                                [35]<\/a> Ib\u00edd., p. 102.
                                \n
                                [36]<\/a> A. de Miguel, Dos generaciones de j\u00f3venes 1960-1998, <\/em>o.c., p. 160.
                                \n
                                [37]<\/a> Cf., adem\u00e1s de lo expuesto anteriormente: A. Andreoli, Giovani, <\/em>Rizzoli, Milano 1995; C.G. Vall\u00e9s, Los j\u00f3venes nos evangelizan. Din\u00e1mica de dos generaciones, <\/em>San Pablo, Madrid 1998 y J. Elzo, El silencio de los adolescentes, <\/em>o.c.
                                \n
                                [38]<\/a> Sigue siendo voz bastante com\u00fan que hablar de \u00abTeolog\u00eda Pr\u00e1ctica o Pastoral\u00bb y encontrarnos en un terreno movedizo e incierto es todo uno. Sigue sin desterrarse la idea de que no ser\u00eda m\u00e1s que una disciplina al servicio de las afirmaciones dogm\u00e1ticas \u2013siendo \u00e9stas tan complejas y dif\u00edciles de entender, la pastoral ha de ocuparse en hacerlas un poco m\u00e1s atrayentes con los envoltorios de la simpat\u00eda del pastoralista, de sus t\u00e9cnicas, su m\u00fasica, etc.\u2013. No contentos con esa obligada dedicaci\u00f3n de la teolog\u00eda pastoral a componer partituras para las letras de las canciones dogm\u00e1ticas, despu\u00e9s se le achaca la superficialidad del contenido de cuanto cantan los pobres pastoralistas. A tal desmedida ha llegado el asunto, que hasta en el \u00e1mbito pr\u00e1ctico no es infrecuente comprobar c\u00f3mo se estima m\u00e1s y mejor una orientaci\u00f3n doctrinal que las referencias a intervenciones pastorales.
                                \n
                                [39]<\/a> Cf. J.L. Corzo, Raz\u00f3n pedag\u00f3gica y acci\u00f3n pastoral, <\/em>\u00abMisi\u00f3n Joven\u00bb 278(2000), 27-32 y 49-52.
                                \n
                                [40]<\/a> Ib\u00edd., p. 30 y cf. tambi\u00e9n: J.L. Corzo, La raz\u00f3n pedag\u00f3gica en la teolog\u00eda y la catequesis,<\/em> \u00abTeolog\u00eda y Catequesis\u00bb 66(1998), 27-53.
                                \n
                                [41]<\/a> Cf. R. Tonelli, Per la vita e la speranza. Un progetto di pastorale giovanile, <\/em>Las, Roma 1996.
                                \n
                                [42]<\/a> Lenta pero inexorablemente vamos comprendiendo c\u00f3mo las dificultades, incluida una cierta incapacidad de muchas parroquias y agentes de pastoral para entrar en contacto con los j\u00f3venes, tienen la ra\u00edz com\u00fan de un cierto descuido de las actitudes educativas. Aunque el tema sea complejo, b\u00e1sicamente nos enfrentamos a una cuesti\u00f3n de competencia o incompetencia pedag\u00f3gica.
                                \n
                                [43]<\/a> Hemos estudiado m\u00e1s detenidamente el tema, aunque aplicado en otra perspectiva, en: J.L. Moral, La acogida incondicional de los j\u00f3venes, clave de crecimiento y maduraci\u00f3n espiritual, <\/em>\u00abCuadernos de Formaci\u00f3n Permanente\u00bb\/5, Ed. CCS, Madrid 1999, 145-166.
                                \n
                                [44]<\/a> Cf. J.L. Moral, \u00bfQu\u00e9 hacer con los j\u00f3venes? La urgencia de reconstruir la fe y la religi\u00f3n, <\/em>\u00abCuadernos de Formaci\u00f3n Permanente\u00bb\/6, Ed. CCS, Madrid 2000, 129-150: ah\u00ed hemos tratado m\u00e1s espec\u00edfica y ampliamente todos los aspectos que siguen.
                                \n
                                [45]<\/a> Cf. R. Tonelli, Ripensare i luoghi ecclesiali, <\/em>\u00abNote di Pastorale Giovanile\u00bb 1(2000), 54-62.
                                \n
                                [46]<\/a> J.A. Marina, El misterio de la voluntad perdida, <\/em>Anagrama, Barcelona 1997, 13.
                                \n
                                [47]<\/a> Ib\u00edd., p. 14 (citado all\u00ed).[\/vc_column_text][\/vc_column][\/vc_row]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

                                [vc_row][vc_column][vc_column_text]Jos\u00e9 Luis Moral   Esquema del Art\u00edculo   I\u00a0\u00a0 Manuscrito: un nuevo modo de ser y vivir. II\u00a0\u00a0 Jerogl\u00edfico: rostros de los j\u00f3venes. III Pergamino o palimpsesto: j\u00f3venes cristianos. IV Texto: reconstruir con los j\u00f3venes la fe y la religi\u00f3n.     Jos\u00e9 Luis Moral es Director del Instituto Superior de Teolog\u00eda \u00abDon Bosco\u00bb (Madrid) […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[646,7,94],"tags":[],"class_list":["post-10773","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-300-301","category-jose-luis-moral","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/10773","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=10773"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/10773\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=10773"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=10773"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=10773"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}