{"id":11628,"date":"2001-11-01T08:32:17","date_gmt":"2001-11-01T06:32:17","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=11628"},"modified":"2001-11-01T08:32:17","modified_gmt":"2001-11-01T06:32:17","slug":"la-espalda-del-mundo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/la-espalda-del-mundo\/","title":{"rendered":"La espalda del mundo"},"content":{"rendered":"

[vc_row][vc_column][vc_column_text]<\/p>\n

TRES HISTORIAS DE LA ESPALDA DEL MUNDO<\/h2>\n

 
\nLa particular proyecci\u00f3n educativa que permite el film \u00abLa espalda del mundo\u00bb da pie a este material para revisar los Derechos Humanos. Los tres episodios de la pel\u00edcula pueden servir muy bien para plantear otros tantos interrogantes fundamentales ante los que tomar postura: explotaci\u00f3n laboral infantil, exilio y condena de muerte.
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\nEn el\u00a0CUADERNO JOVEN\u00a0de este mismo n\u00famero de \u00abMJ\u00bb comentamos brevemente el inter\u00e9s de esta pel\u00edcula documental. Su excepcional calidad y, sobre todo, la profunda densidad humana de sus contenidos invitan a llevar a cabo un an\u00e1lisis exhaustivo de la misma. Como ya hicimos a prop\u00f3sito de\u00a0Hoy empieza todo<\/em>, nos proponemos facilitaros algunas claves con las que ahondar en una obra no por transparente menos compleja. Prescindiremos de aquellos aspectos de la lectura de la pel\u00edcula m\u00e1s obvios, accesibles a cualquier espectador, para ocuparnos de otros que tal vez exigen un visionado m\u00e1s atento.
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  1. Tres im\u00e1genes de la espalda del mundo<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nAntes de nada, recordar que\u00a0La espalda del mundo<\/em>\u00a0recoge tres episodios diferentes (titulados:\u00a0El ni\u00f1o, La palabra, La vida<\/em>) cuyo denominador com\u00fan principal es la puesta en tela de juicio de alguno de los derechos humanos. En todos los casos, el pa\u00eds que acoge esta situaci\u00f3n la tolera con normalidad, incluso la legitima. El primer episodio, a trav\u00e9s de la figura de un ni\u00f1o que trabaja de picapedrero, Gu\u00ednder, aborda el tema de la explotaci\u00f3n laboral infantil. El segundo nos aproxima a la realidad de un exiliado kurdo que vive en Estocolmo mientras su mujer permanece presa por motivos pol\u00edticos en una c\u00e1rcel turca. El \u00faltimo se asoma a la terrible situaci\u00f3n de los condenados a muerte y de sus familiares mediante una entrevista a un hombre de color, Thomas, que espera su ejecuci\u00f3n.
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    \nA pesar de tratarse de tres historias aparentemente independientes, hay m\u00faltiples v\u00ednculos entre ellas, de modo que, al final, la unidad de la pel\u00edcula resulta indudable y ejemplar: unos personajes remiten a otros y los trasfondos de un episodio resuenan en las de los dem\u00e1s hasta conformar un conjunto arm\u00f3nico. Veamos las constantes, esos motivos repetidos presentes en el trabajo de\u00a0Javier Corcuera.<\/em>
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    \nq\u00a0Inicio: espalda ancha y compleja<\/strong>
    \nLa pel\u00edcula se abre con tres im\u00e1genes simb\u00f3licas encadenadas que se retoman al final del metraje y que subrayan aspectos significativos de cada historia y, a su vez, de la propuesta global: una cometa volando, los pies de un hombre que camina por la nieve, un autom\u00f3vil en medio de una carretera desierta, atravesando un paisaje bastante \u00e1rido. La capacidad de sugerencia de estos planos sueltos queda fuera de toda duda: ideas como infancia, esperanza, sue\u00f1os (la cometa de Gu\u00ednder); exilio, desarraigo, nostalgia (los pies de Thomas); vida dura, desolaci\u00f3n, recorrido repetido, camino sin retorno (el autom\u00f3vil de los familiares de un preso mexicano que van a manifestarse contra la pena de muerte ante la prisi\u00f3n donde se va a ajusticiar a otro recluso) se apuntan as\u00ed de forma enigm\u00e1tica al principio para, al final, cobrar todo su sentido. Sin embargo, estas im\u00e1genes tematizan tanto el argumento del que provienen como los otros dos, puesto que los ejes de contenido antes mencionados asoman en mayor o menor medida en todas las situaciones descritas: la espalda del mundo del t\u00edtulo es solo una, aunque ancha y compleja.
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    \nq\u00a0Centro: sue\u00f1os rotos<\/strong>
    \nAdem\u00e1s, la pel\u00edcula culmina con tres comentarios, uno por cada personaje principal, montados tambi\u00e9n de forma alterna y con igual capacidad de resonancia. El ni\u00f1o habla de que le gustar\u00eda ser siempre ni\u00f1o, porque cuando creces no juegas tanto (comentario de una iron\u00eda dolorosa en alguien que se desloma desde las seis de la ma\u00f1ana en una cantera y de fuerza dram\u00e1tica incontestable ante las historias de Mehdi y Thomas, adultos sobre cuyas espaldas pesa una infancia muerta); Mehdi Zana, el exiliado, comenta que se puede esperar cualquier cosa, pero que lo m\u00e1s duro es esperar que un pa\u00eds sea libre (los otros dos personajes tambi\u00e9n se refieren a sus particulares esperanzas y sue\u00f1os de futuro, optimistas de palabra aunque terribles de obra en el caso del ni\u00f1o y de una negrura insondable en el presidiario, quien solo espera su ejecuci\u00f3n); Thomas dice que cuando muera no puede ir al infierno porque ya est\u00e1 en \u00e9l a diario (como el ni\u00f1o, condenado a repetir una y otra vez las labores para obtener la piedra o ese hombre desterrado e incapaz de olvidar el olor del perejil o el sabor del pan de su tierra). Este sistema de alusiones m\u00faltiples y cruzadas convierte\u00a0La espalda del mundo<\/em>\u00a0en algo m\u00e1s que una mera reproducci\u00f3n neutra de realidades: m\u00e1s que un documental expositivo, Corcuera rueda un ensayo en im\u00e1genes.
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    \nq\u00a0Desarrollo narrativo<\/strong>
    \nSi los temas son constantes a lo largo de la proyecci\u00f3n, el tratamiento narrativo presenta tambi\u00e9n notables similitudes:
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    • La estructura circular de cada cap\u00edtulo (comienzan y terminan con im\u00e1genes o escenas similares) ilustra la dificultad para encontrar una salida a cada situaci\u00f3n (personal y global) y su repetici\u00f3n sin fin. Tambi\u00e9n el motivo del viaje (de la aldea a Lima; desde Par\u00eds a Estocolmo; de M\u00e9xico a Houston) unifica el texto, con todo lo que significa cinematogr\u00e1fica y humanamente dicha estrategia narrativa.<\/li>\n
    • El cuidado tratamiento del tiempo acent\u00faa la importancia de esta dimensi\u00f3n en cada biograf\u00eda: en el primer episodio se pinta minuciosamente la vida diaria, en orden cronol\u00f3gico, del ni\u00f1o, desde que se levanta hasta que se acuesta, durante varios d\u00edas, con la intenci\u00f3n de subrayar su cotidiana dureza y su monoton\u00eda; en el segundo se entrecruzan los planos temporales del pasado de Mehdi y de su mujer, Leyla, y del presente, tanto en Estocolmo como en el Kurdist\u00e1n, puesto que la memoria es el factor fundamental de este fragmento; finalmente, en el tercero, los \u00faltimos momentos de un condenado a muerte (al que no vemos en ning\u00fan momento) son descritos segundo a segundo, con angustiosa escrupulosidad, desde distintos \u00e1ngulos, con el fin de agudizar el dramatismo y el horror del crimen institucionalizado.<\/li>\n
    • El espacio y sus atributos son tambi\u00e9n fundamentales en cada caso y adquieren as\u00ed mismo la vitola de s\u00edmbolos vivos: solo cito la centralidad significativa del cerro, las piedras, el polvo, el fuego, las herramientas, la ciudad enEl ni\u00f1o;<\/em>\u00a0la nieve, el supermercado, el parque tranquilo y helado, el paisaje n\u00f3rdico y occidental por contraste al sol, el mercado, el ejercito siempre amenazante o la aldea populosa y meridional en\u00a0La palabra;<\/em>\u00a0o el recorrido por la \u00abcasa de la muerte\u00bb (implacable y terrible la frialdad descriptiva con que es pintado por el alcaide el camino hacia el cadalso de un condenado en el decorado donde es ejecutado, as\u00ed como su lectura del informe de la ejecuci\u00f3n), el reloj omnipresente, los ventiladores, las rejas, la autopista en la frontera o el cementerio en\u00a0La vida.<\/em><\/li>\n<\/ul>\n

       
      \nq\u00a0Entrecruzamiento de historias<\/strong>
      \nSin \u00e1nimo de agotar el tema de las similitudes y conexiones entre los episodios, recordemos c\u00f3mo en los tres hay un personaje-hilo conductor que va dando entrada a otros hasta completar un aut\u00e9ntico fresco multiperspectivista en torno al asunto tratado; c\u00f3mo a menudo las im\u00e1genes act\u00faan de contrapunto del texto hablado o de intensificador emocional del mismo y no como simples acompa\u00f1amientos ilustrativos; c\u00f3mo la aparente neutralidad\/objetividad de la c\u00e1mara revela constantemente unas intenciones de denuncia nada obviables (las declaraciones del alcaide o del capell\u00e1n de la prisi\u00f3n \u2013escandalosas\u2013 los vuelven despreciables sin ambages; las im\u00e1genes de archivo denuncian sin palabras la opresi\u00f3n turca sobre los kurdos; los planos de la familia de Guinder en la casa a la hora de acostarse los ocho en tres camas son de una expresividad manifiesta…); c\u00f3mo los elementos esperanzadores recorren toda la pel\u00edcula a pesar de la negrura de su planteamiento y de su desarrollo, que se sumerge con cada episodio en una situaci\u00f3n m\u00e1s t\u00e9trica a\u00fan que la anterior (la ind\u00edgena que lleva el almuerzo a los ni\u00f1os de la cantera, los comedores populares, la asociaci\u00f3n espont\u00e1nea de ni\u00f1os trabajadores; las mujeres kurdas que consideran a Leyla su diputada a pesar de permanecer en la c\u00e1rcel, el colectivo de madres de desaparecidos; los grupos pacifistas que se movilizan contra la pena de muerte…).
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      1. Cine y vida<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

         
        \nEn\u00a0El ni\u00f1o<\/em>, a pesar de la crudeza de lo narrado, el tono es luminoso, esperanzador, vitalista, a veces exultante, como corresponde a las figuras de Guinder y sus amigos. Su aceptaci\u00f3n paciente y casi satisfecha de un destino sacrificado resulta tan admirable como dolorosa.
        \nLa piedra no solo es la materia prima del trabajo del ni\u00f1o, sino tambi\u00e9n el material con que est\u00e1 hecha la vida en el cerro: el protagonista describe la ciudad como algo grande, con casas duras, dif\u00edciles de romper, lugar en el que no se ven las piedras porque van debajo del suelo; a los muertos se les entierra con piedras y, muchas veces, provienen de la propia violencia del mineral; se juega con cantos (a romper botellas de Inca-Cola, en una sutil alusi\u00f3n antiimperialista), se corre por el cerro, esquivando rocas, los sue\u00f1os se logran pulverizando pe\u00f1as… La piedra es realidad y met\u00e1fora de una vida sin concesiones y, a pesar de todo, esplendorosa en su af\u00e1n por perdurar, por magnificarse, por hacerse digna.
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        \nEn este episodio resulta particularmente rico el contrapunto entre im\u00e1genes y palabras o el poder evocador de las primeras por encima de su mero poder reproductivo: las hogueras de la cantera y las luces de la ciudad al fondo; el itinerario de los ni\u00f1os hacia la cantera mientras amanece, a la vez que el grupo de muchachos se hace mayor; el mono atado sobre los neum\u00e1ticos; el plano de las manos encallecidas del viejo que lleva veinticuatro a\u00f1os trabajando la piedra para \u00abpoder pasar la vida\u00bb; el partido de f\u00fatbol en el pedregal, plet\u00f3rico de vida y de polvo; las caricias de la madre al beb\u00e9 dormido mientras comenta las condiciones terribles del trabajo de su marido y de su hijo; el payaso del circo que bromea parad\u00f3jicamente afirmando que \u00e9l no \u00abda un palo al agua\u00bb porque sus padres trabajaron demasiado y \u00e9l naci\u00f3 cansado; los ni\u00f1os sucios entre las tumbas del cementerio; los que trabajan en la ciudad (sobre todo de noche); los que leen el peri\u00f3dico en el autob\u00fas a cambio de una limosna, con noticias tan sarc\u00e1sticas y extraterrestres en este contexto como \u00abEuropa inicia la b\u00fasqueda de vida en Marte\u00bb; el rostro de aquel otro ni\u00f1o que resume su vida: \u00abrobo, fumo, como, a veces no como…\u00bb. Mucho cine, en definitiva.
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        \nEn\u00a0La palabra\u00a0<\/em>se sustituye la luminosidad de la tierra por la grisura enfermiza de la nieve: entramos en el territorio del exilio. En este episodio, el decorado, el contexto fr\u00edo y deshumanizado explica mejor que las palabras los sentimientos de Mehdi, el refugiado pol\u00edtico que, a pesar de su aparente serenidad, lleva impregnada la nostalgia a cada uno de sus gestos: sus miradas a trav\u00e9s del cristal, su recorrido por el supermercado, su paseo por un parque. Mientras Mehdi espera a sus hijos, que vienen a visitarlo desde Francia, nos cuenta la odisea del pueblo kurdo y su particular infierno: lleva veinticuatro a\u00f1os casado y con su mujer, diputada kurda encarcelada, solo ha pasado cuatro y medio.
        \nLa alternancia de pasado (con im\u00e1genes de archivo secas y cortantes: cargas policiales, abucheos en el parlamento contra la mujer de Mehdi por querer jurar su cargo con los colores del pueblo kurdo en una diadema…) y presente, im\u00e1genes de Turqu\u00eda y de Estocolmo, fotograf\u00edas e im\u00e1genes en movimiento, convierten este episodio en el m\u00e1s complejo desde el punto de vista formal. Tambi\u00e9n es el m\u00e1s pol\u00edtico de los tres, aquel en el que la denuncia se vuelve m\u00e1s expl\u00edcita, incluso el que, con m\u00e1s carga did\u00e1ctica, sit\u00faa un problema particular en un contexto global de m\u00e1s amplia repercusi\u00f3n. No obstante, no se pierde nunca la perspectiva individual: Mehdi declara, con una picard\u00eda no exenta de amargura, que lo que m\u00e1s le gusta, lo m\u00e1s importante para \u00e9l en la vida son… el f\u00fatbol y los helados.
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        \nEl\u00a0\u00faltimo episodio<\/em>\u00a0utiliza la dial\u00e9ctica, la t\u00e9cnica del contrapunto: la desazonante oposici\u00f3n entre las opiniones del alcaide y el condenado a muerte se vuelve dolorosa, casi insultante. La neutralidad de uno (que computa el n\u00famero de muertos por curiosidad, que no pierde el sue\u00f1o o \u00abla perspectiva\u00bb por los ejecutados, que declara que los internos mueren con resignaci\u00f3n, incluso con buen humor, que gu\u00eda a la c\u00e1mara por la casa de la muerte con la satisfacci\u00f3n del que ense\u00f1a su propia casa) contrasta con el dolorido sentir del otro (que recuerda a los ciento setenta y cinco muertos con los que ha compartido celdas como amigos, que lleva a\u00f1os sin so\u00f1ar, que considera la espera para la ejecuci\u00f3n una pesadilla…). Adem\u00e1s, otras voces amplifican el calado de la situaci\u00f3n, sobre todo los familiares de los ajusticiados, esas otras v\u00edctimas an\u00f3nimas y permanentes que deja la pena de muerte.
        \nEl montaje paulatinamente m\u00e1s acelerado a medida que se aproxima la ejecuci\u00f3n en off de un preso se ralentiza a las seis, hora fat\u00eddica en la que, para una vida humana y un poco para nosotros, testigos mudos, algo concluye. Despu\u00e9s, la lectura del parte de la ejecuci\u00f3n por parte del alcaide es uno de los momentos de cine de terror m\u00e1s espeluznante que uno ha contemplado en a\u00f1os. Como culminaci\u00f3n, las palabras del capell\u00e1n de la prisi\u00f3n convierten en esperpento la tragedia: hablando del cementerio de la prisi\u00f3n dice que es un lugar precioso, donde no hay discriminaci\u00f3n entre negros, blancos, mujeres y hombres… O, a prop\u00f3sito del sentenciado, despotrica que \u00abla ejecuci\u00f3n fue sin incidentes\u00bb o que se fue \u00abconociendo el amor de Dios\u00bb.
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        \nEn\u00a0La espalda del mundo\u00a0<\/em>confluyen cine y vida: la dolorosa contundencia de una refuerza la vibrante plenitud del otro. As\u00ed es el arte: denuncia y belleza se hermanan.
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