{"id":11657,"date":"2001-07-01T10:46:31","date_gmt":"2001-07-01T08:46:31","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=11657"},"modified":"2001-07-01T10:46:31","modified_gmt":"2001-07-01T08:46:31","slug":"jovenes-y-tiempo-libre-impacto-y-nuevas-perspectivas-de-la-educacion-a-la-fe","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/jovenes-y-tiempo-libre-impacto-y-nuevas-perspectivas-de-la-educacion-a-la-fe\/","title":{"rendered":"J\u00f3venes y tiempo libre: Impacto y nuevas perspectivas de la \u00abeducaci\u00f3n a la fe\u00bb"},"content":{"rendered":"
[vc_row][vc_column][vc_column_text]PIE AUTOR \u00a0<\/strong> a prop\u00f3sito del uso del tiempo libre<\/strong> \u00bfQu\u00e9 perspectivas se pueden buscar para una \u00abeducaci\u00f3n a la fe\u00bb?<\/strong> estudios@misionjoven.org[\/vc_column_text][\/vc_column][\/vc_row]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" [vc_row][vc_column][vc_column_text]PIE AUTOR Javier Mart\u00ednez Cort\u00e9s\u00a0es profesor en la Universidad \u00abCEU-San Pablo\u00bb y en el Instituto Superior de Pastoral (Madrid). S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO Frente a la \u00abcultura de ideas\u00bb, nos encontramos ahora en una \u00abcultura sensorial\u00bb donde domina el \u00ab\u00e1rea del consumo\u00bb y el\u00a0ocio\u00a0se reduce pr\u00e1cticamente a mero\u00a0tiempo libre\u00a0que, en el caso de los j\u00f3venes, […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[120,612,389,94],"tags":[],"class_list":["post-11657","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-2001-mision-joven-2","category-estudios-294-295","category-javier-martinez-cortes","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11657"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=11657"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11657\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=11657"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=11657"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=11657"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nJavier Mart\u00ednez Cort\u00e9s\u00a0<\/strong>es profesor en la Universidad \u00abCEU-San Pablo\u00bb y en el Instituto Superior de Pastoral (Madrid).<\/em>
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\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO
\nFrente a la \u00abcultura de ideas\u00bb, nos encontramos ahora en una \u00abcultura sensorial\u00bb donde domina el \u00ab\u00e1rea del consumo\u00bb y el\u00a0ocio<\/em>\u00a0se reduce pr\u00e1cticamente a mero\u00a0tiempo libre<\/em>\u00a0que, en el caso de los j\u00f3venes, resulta un tiempo colectivo dominado por espacios sensoriales de autorrealizaci\u00f3n individualista, con no pocos tintes de manipulaci\u00f3n. Desde esta perspectiva, el autor estudia la relaci\u00f3n entre el tiempo libre y la religiosidad juvenil, concretando algunas implicaciones fundamentales y las correspondientes pistas de trabajo de cara a la \u00abeducaci\u00f3n a la fe\u00bb.
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\nUn comentarista pol\u00edtico recordaba, no hace mucho, y a un prop\u00f3sito absolutamente distinto, una escena de la pel\u00edcula \u00abLa leyenda de la ciudad sin nombre\u00bb. En el \u00absalvaje oeste\u00bb, un predicador advert\u00eda a sus oyentes de los peligros que conllevaba su disoluta vida, y de la necesidad de moderar sus indisciplinadas apetencias. El t\u00e9rmino de ambos caminos eran el infierno \u2013en el primer caso\u2013 y la salvaci\u00f3n en el segundo. \u00abY ahora os pregunto: \u00bfad\u00f3nde quer\u00e9is ir?\u00bb, interrogaba el predicador. \u00ab\u00a1Al infierno!\u00bb, respond\u00eda con alegre unanimidad la asamblea.
\nEl recuerdo de la escena sirve para introducir un tema m\u00e1s abstracto: el del cambio en el modelo de cultura dominante. Haciendo un uso simplificatorio, pero que no falsea sus planteamientos, de una distinci\u00f3n del soci\u00f3logo norteamericano Pitirim Sorokin entre culturas\u00a0ideacionales<\/em>\u00a0y culturas\u00a0sensoriales,<\/em>parece evidente que vivimos tiempos de cultura sensorial. (Uno de cuyos rasgos caracter\u00edsticos, por cierto, seg\u00fan Sorokin ser\u00eda la corrupci\u00f3n pol\u00edtica).
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\nUna \u00abcultura ideacional\u00bb (a la que Sorokin a\u00f1ade otra que denomina\u00a0idealista,<\/em>\u00a0y que participa de ciertas caracter\u00edsticas an\u00e1logas) ser\u00eda aquella en la que se juzga que para llegar al \u00abconocimiento verdadero\u00bb es necesaria la confrontaci\u00f3n de las ideas. En contraste con ella, una \u00abcultura sensorial\u00bb juzga que el conocimiento de \u00abla realidad\u00bb (en funci\u00f3n del cual se ha de organizar la sociedad) ha de ser un conocimiento de lo concreto; y \u00e9ste se obtiene a trav\u00e9s de los sentidos.
\nEnti\u00e9ndase que se trata de un planteamiento no estrictamente epistemol\u00f3gico, sino sociol\u00f3gico: seg\u00fan el patr\u00f3n cognoscitivo fundamental con el que la sociedad organiza las pautas de conducta colectiva. En el caso de una \u00abcultura sensorial\u00bb, la consecuencia es que las sensaciones que afectan los sentidos se convierten en la herramienta primordial que regula los comportamientos. Las ideas no parecen capaces de prevalecer en una posible confrontaci\u00f3n con el mundo de las sensaciones: pierden lo que llamar\u00edamos \u00absustancia de realidad\u00bb. El predicador de \u00abLa leyenda de la ciudad sin nombre\u00bb arguye desde un plano claramente ideacional (o mejor,\u00a0idealista);<\/em>\u00a0pero su asamblea considera que su argumentaci\u00f3n carece de poder persuasivo: es claro que s\u00f3lo se moviliza por consideraciones abiertamente sensoriales.
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El \u00abtiempo libre\u00bb en la sociedad de consumo<\/h3>\n
\nDesde esta perspectiva dicot\u00f3mica (que simplifica la complejidad que consigo lleva toda cultura, pero que puede orientarnos globalmente) parece probable que no haya existido en la historia de las civilizaciones una \u00e9poca tan acusadamente sensorial como la nuestra, en esta etapa confusa que designamos como\u00a0posmodernidad<\/em>.<\/em>
\nLa\u00a0modernidad<\/em>\u00a0se caracteriz\u00f3 por ser una cultura ideacional (en ella hemos sido formados las generaciones ya adultas de educadores). Estamos habituados (los \u00abmodernos\u00bb) al manejo de ideas, a la confrontaci\u00f3n de las mismas, y a esperar que una buena argumentaci\u00f3n deba ser reconocida por el contrincante. De lo contrario, le acusar\u00edamos de incoherente. Pero las nuevas generaciones parecen aceptar \u2013y disfrutar con\u2013 un cierto grado de incoherencia. Las sensaciones, al sucederse, no son siempre coherentes. Y nunca \u2013en la cultura sensorial\u2013 una buena argumentaci\u00f3n tendr\u00e1 la fuerza convincente que tienen mis sensaciones. A algo de esto es a lo que llamamos posmodernidad.
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\n\u00bfEs abusivo plantear as\u00ed la cuesti\u00f3n del cambio que vivimos? Desde una perspectiva sociol\u00f3gica creemos que hay \u00abrazones\u00bb que explican este cambio: se tratar\u00eda de un tr\u00e1nsito socialmente \u00abl\u00f3gico\u00bb, aunque a los formados bajo el signo de lo ideacional, nos desconcierte
\nEs obvio que el refinamiento de las t\u00e9cnicas audiovisuales, los elaborados impactos de la publicidad contempor\u00e1nea, la permanente incitaci\u00f3n al consumo, la saturaci\u00f3n de los sentidos, la necesidad, artificialmente producida, de sensaciones cada vez m\u00e1s fuertes, hab\u00eda de inclinar la cultura de masas hacia lo sensorial.
\nLos medios de comunicaci\u00f3n y las t\u00e9cnicas audiovisuales \u00abcrean\u00bb hoy el mundo de lo real para una inmensa mayor\u00eda. El hecho mismo de la producci\u00f3n de esta \u00abesfera de lo sensorial\u00bb constituye su fuerza argumentativa. Lo artificial y lo virtual se han convertido en \u00ablo normal\u00bb. (Es paradigm\u00e1tica la an\u00e9cdota del ni\u00f1o urbano de primaria que, en una excursi\u00f3n campestre de su colegio, se admira: \u00ab\u00a1Hay ovejas, como en la televisi\u00f3n!\u00bb).
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\nEsta cultura sensorial adquiere especial fuerza en el \u00e1rea del consumo (est\u00e1 ordenada a \u00e9l: a mantenerlo en permanente movimiento. El ideal de una econom\u00eda desarrollada es convertirlo en el \u00abperpetuum m\u00f3vile\u00bb buscado por los antiguos. Y en esta \u00e1rea del consumo ha hecho con fuerza su aparici\u00f3n un nuevo \u00abobjeto\u00bb. M\u00e1s bien habr\u00eda que hablar de una magnitud espacio-temporal con caracter\u00edsticas propias: el\u00a0tiempo libre<\/em>\u00a0(lo que los cl\u00e1sicos denominaron \u00abocio\u00bb…).
\nEl\u00a0ocio<\/em>\u00a0ha sido siempre la b\u00fasqueda de un modo de vivir, al menos una parte de nuestra existencia, de un modo diferente. Tiene un componente necesario de corporalidad distendida \u2013y por tanto, de sensorialidad\u2013. Pero la manera de modular este componente sensorial puede ser m\u00faltiple. Tradicionalmente era una actividad propia de \u00ab\u00e9lites\u00bb: se consideraba como un tiempo dedicado al desarrollo de la \u00abparte m\u00e1s noble\u00bb del ser humano: es decir, se consideraba fundamentalmente \u00abideacional\u00bb en medio de sus componentes corporales.
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\nPero hoy ha cambiado no s\u00f3lo el t\u00e9rmino (ahora la denominaci\u00f3n com\u00fan es \u00abtiempo libre\u00bb) sino el concepto y el modo de utilizar este tiempo libre \u2013la palabra \u00abutilizar\u00bb es significativa; el ocio cl\u00e1sico era un actividad \u00abin\u00fatil\u00bb\u2013. Su vivencia hoy se asocia por lo com\u00fan a valores hedonistas y constituye una de las principales \u00e1reas de las llamadas, parad\u00f3jicamente, \u00abindustrias del ocio\u00bb. \u00bfSe puede industrializar la vivencia de la parte m\u00e1s selectiva de nuestra vida? Al parecer, es claro que s\u00ed, dentro de una determinada concepci\u00f3n del \u00abtiempo libre\u00bb: el tiempo libre en una sociedad de consumo.
\nComprar y consumir son verbos esenciales para comprender el modo en que se nos vende \u2013literalmente\u2013 el ocio. Hay encuestas que muestran c\u00f3mo \u00abir de compras\u00bb es, para ciertos sectores de poblaci\u00f3n, la primera de sus aficiones y entretenimientos. Y los soci\u00f3logos constatan c\u00f3mo en la sociedad espa\u00f1ola, el tiempo libre representa un gran valor en nuestras vidas. Despu\u00e9s de la familia, los amigos, y la posibilidad de trabajar, ocupar\u00eda el cuarto lugar, distanci\u00e1ndose claramente de otros valores m\u00e1s \u00abideacionales\u00bb, como la religi\u00f3n y la pol\u00edtica.
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\nEste concepto del tiempo libre no representa un valor meramente especulativo. Las familias espa\u00f1olas siguen aumentando sus gastos de ocio (que ya hab\u00edan alcanzado un 13,5% del presupuesto familiar en 1992. Cf.\u00a0Espa\u00f1a 1994. Una interpretaci\u00f3n de su realidad social,\u00a0<\/em>Fundaci\u00f3n Encuentro, Madrid 1995, 442).
\nEl aumento de la esperanza de vida, las jubilaciones anticipadas, el final del pleno empleo…, todos estos elementos, a\u00f1adidos a la presi\u00f3n sensorial que ejerce la publicidad de las industrias del ocio, abren perspectivas hasta ahora in\u00e9ditas. Un ciudadano contempor\u00e1neo, en Occidente, no sabr\u00eda vivir sin Tv., vacaciones, viajes, alg\u00fan deporte… El s. XX, en las sociedades de consumo, ha desarrollado un nuevo espacio de autorrealizaci\u00f3n sobre cuya trascendencia a\u00fan estamos lejos de aclararnos.
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\n\u00a0<\/strong><\/p>\n\n
\nEsta importancia del tiempo libre como elemento definitorio de nuestra forma de vida es particularmente perceptible en el mundo juvenil. Los j\u00f3venes entienden que vivir \u00absu\u00bb tiempo libre es un derecho democr\u00e1tico, tan importante como otros de contenido acaso m\u00e1s problem\u00e1tico \u2013por muy constitucional que sea (como el derecho al trabajo, por ejemplo)\u2013. Y sospechamos que lo entienden como un derecho porque lo viven vinculado a la constituci\u00f3n de su identidad (en cuanto j\u00f3venes) como contradistinta de la identidad de los adultos.
\nY este tiempo libre colectivo, que los j\u00f3venes en cuanto generaci\u00f3n intentan producir para s\u00ed mismos, no pod\u00eda menos de ser acusadamente sensorial. Una especie de connaturalidad relaciona a los j\u00f3venes con particular intensidad con la cultura de los sentidos. (Un adulto que pretendiera ejercer de educador tal vez tender\u00eda a decir \u2013ideacionalmente\u2013 que \u00ablos hace especialmente vulnerables\u00bb). Insertos en la cultura del consumo, ellos buscan su modo de consumir tiempo libre.
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\nPero la complejidad y diversificaci\u00f3n del consumo hace de \u00e9l una \u00ab\u00e1rea total\u00bb que los j\u00f3venes comparten con los adultos, en la medida de sus posibilidades. No sirve de elemento diferencial cualitativo. Y la prolongaci\u00f3n de la esperanza de vida hace, por otra parte, que tambi\u00e9n los adultos, incluso los ancianos, se esfuercen bravamente (ayudados a veces por la cirug\u00eda pl\u00e1stica) en mostrar su din\u00e1mica juvenil.
\nAs\u00ed ocurre que en la sociedad de lo transitorio (los objetos son siempre sustituibles y su obsolescencia est\u00e1 planificada), lo \u00abjuvenil\u00bb es lo que tiene la pretensi\u00f3n de no ser transitorio. Se produce una observable juvenilizaci\u00f3n (y tal vez banalizaci\u00f3n) de la cultura. Ello no significa que la situaci\u00f3n global de los j\u00f3venes sea privilegiada. Es un mundo que ellos reciben ya \u00abhecho\u00bb \u2013por el mercado\u2013, y sin muchas posibilidades de modificarlo.
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\nSin embargo, las generaciones j\u00f3venes manifiestan un comportamiento, en general, adaptativo. Los estereotipos del \u00abjoven como rebelde\u00bb son rotos por el acceso al consumo. El consumo produce una remodelaci\u00f3n del deseo individual: no se aspira a una \u00absociedad diferente\u00bb. (Es la muerte de las utop\u00edas revolucionarias). En su relaci\u00f3n con los objetos sustituibles (y mejorables por la tecnolog\u00eda), a lo que se aspira es a \u00abreformar\u00bb las posibilidades de consumir para obtener nuevas sensaciones. Su relaci\u00f3n con los objetos se transfiere a la sociedad (los objetos constituyen un elemento muy importante en sus vidas): y es claramente instrumental y mudable, en la l\u00ednea de una intensificaci\u00f3n sensorial.
\nEl mercado laboral los \u00abdomestica\u00bb y el consumo posible les satisface. (Galbraith ha hablado de una cierta \u00abcultura de la satisfacci\u00f3n\u00bb en las sociedades relativamente opulentas, pese a todas sus desigualdades).
\nSin embargo en su relaci\u00f3n colectiva con el mundo de los adultos persiste la necesidad generacional de diferenciarse frente a ellos. \u00bfD\u00f3nde buscar las se\u00f1as de la propia identidad colectiva? Su consumo del tiempo libre ser\u00e1 un consumo \u00abdiferente\u00bb, pr\u00e1cticamente imposible de ser copiado por los adultos: he aqu\u00ed el \u00e1rea de su rebeld\u00eda.
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\n <\/p>\n\n
\nEsta \u00e1rea se puede definir como una serie de \u00abespacios sociales\u00bb en los que su determinaci\u00f3n viene dada por elementos abierta, e incluso violentamente sensoriales: la m\u00fasica \u00abjoven\u00bb, alta en decibelios; un tracto temporal considerado como \u00abpropio\u00bb (la noche de los fines de semana); las b\u00fasqueda de sensaciones in\u00e9ditas de la propia corporalidad; (entre ellas la aproximaci\u00f3n sexual); el consumo de alcohol, a edades cada vez m\u00e1s tempranas; la velocidad, si se dispone de veh\u00edculos…
\nLas caracter\u00edsticas de estos espacios est\u00e1n relacionadas con una cierta vivencia de la libertad colectiva. Son espacios creados por los mismos j\u00f3venes y usados por ellos \u2013no impuestos por la sociedad adulta, hacia la que vienen a manifestar una actitud transgresora\u2013. (Aunque sea cierto que son espacios objeto de m\u00e1rketing por parte de la sociedad adulta de la que se quieren \u00abseparar\u00bb). Proporcionan (al menos en el imaginario juvenil) gratificaciones (?) sensoriales, a ser posible dif\u00edciles de comprender por los adultos (el nivel de decibelios de la m\u00fasica). En resumen, son concebidos como espacios de autorrealizaci\u00f3n juvenil (y de propia \u00abautoformaci\u00f3n\u00bb, ya que son los j\u00f3venes quienes socializan a los mismos j\u00f3venes en el uso de estos espacios).
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\nTales espacios tienden a producir una especie de \u00abfoso sin puente levadizo\u00bb (al menos en la intenci\u00f3n juvenil) entre j\u00f3venes y adultos. La \u00abl\u00f3gica social\u00bb del tiempo libre juvenil no puede ser la \u00abl\u00f3gica social\u00bb de los adultos, porque es ah\u00ed donde se siente comprometida la identidad social del joven, a la b\u00fasqueda de signos diferenciales.
\nSe dir\u00e1 que siempre ha habido un cierto hiato entre adultos y j\u00f3venes. (En eso, precisamente, consiste el \u00abser joven\u00bb. \u00bfHemos conocido j\u00f3venes que se sintieran enteramente comprendidos por los adultos?) Pero hoy, la diferencia est\u00e1 en que, en una cultura de lo sensorial:
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\n <\/p>\n\n
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\nCon un lenguaje empresarial se dir\u00eda que conciben el tiempo libre como una magnitud que debe ser situada en la columna de los \u00abbeneficios\u00bb juveniles, oponi\u00e9ndola a la columna de los \u00abcostes\u00bb, representada por el mundo de los adultos: el estudio, el trabajo, o las imposiciones derivadas de la vida familiar (por mucho que se sientan arropados por las propias familias).
\nEs una concepci\u00f3n derivada de la cultura del individualismo posesivo: el \u00abtiempo libre\u00bb lo es, precisamente porque es un tiempo\u00a0m\u00edo<\/em>\u00a0y\u00a0para m\u00ed,<\/em>\u00a0del cual dispongo agudizando sensaciones de mi corporalidad.
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\nIndirectamente, tal concepci\u00f3n viene a legitimar a la sociedad que pone este tiempo a disposici\u00f3n de la libertad juvenil. Este es aproximadamente, el tipo de discurso \u2013inconsciente, si se quiere\u2013 que produce: esta sociedad, cierto, tiene deficiencias, pero \u00bfqui\u00e9n se embarca en la dudosa aventura colectiva de querer cambiarla por otra \u2013supuestamente\u2013 mejor? El pragmatismo actual de los j\u00f3venes hunde aqu\u00ed sus ra\u00edces y no se deja tentar f\u00e1cilmente por visiones ut\u00f3picas.
\nLa identidad juvenil que ensaya su propia autorrealizaci\u00f3n no es sino una versi\u00f3n (a veces variopinta, pero igual en lo sustancial) del individualismo posesivo de la sociedad adulta, con una mayor acentuaci\u00f3n de lo sensorial.
\nAnclado en su individualismo \u2013propio de las sociedades de mercado\u2013 y poseedor al menos de\u00a0su tiempo<\/em>, la cultura juvenil es reacia (en general y sin desconocer la generosidad altruista de muchos j\u00f3venes) a movilizarse ante proyectos colectivos. Los \u00edndices de asociacionismo juvenil \u2013con la excepci\u00f3n significativa de las asociaciones de ocio y de las\u00a0ONGs vienen a confirmar estad\u00edsticamente lo que es la experiencia directa de muchos educadores.
\n
\nParece tambi\u00e9n acorde con la realidad el hacer notar que estos \u00abespacios de autorrealizaci\u00f3n\u00bb (que los j\u00f3venes consideran como creaci\u00f3n suya) constituyen el espacio mercantil donde nuestro actual modelo de sociedad instaura un nuevo mecanismo de control social: \u00absuave\u00bb, pero muy eficaz.
\nDir\u00edamos que el \u00abp\u00e1jaro en mano\u00bb de la disposici\u00f3n del tiempo \u00ablibre\u00bb, pero organizado por las industrias del ocio, atornilla al joven a la sociedad en la que vive.
\n
\nPorque si no fuera as\u00ed, podr\u00eda imaginarse que \u2013abandonado a la libre disposici\u00f3n de individualidades\u2013 este tiempo libre reflejar\u00eda m\u00e1s bien el caos que un perfil s\u00f3lidamente estructurado.
\nSin embargo, este perfil existe y es manejado por las industrias del ocio. Lo cual abre paso a la sospecha de que el tiempo libre de los j\u00f3venes \u2013que tan celosamente procuran guardar para s\u00ed\u2013 es un tiempo manipulado. Eso s\u00ed, persuasivamente manipulado. He aqu\u00ed algunos de los elementos de esta capacidad persuasiva:
\n <\/p>\n\n
\n\u00bfY cu\u00e1l ser\u00eda el impacto de\u00a0esta concepci\u00f3n<\/em>\u00a0del ocio sobre la religiosidad de los j\u00f3venes?
\nLa respuesta inicial parece ofrecer pocas dudas: catastr\u00f3fico. Pero este tipo de respuestas son poco rentables pastoralmente. Tratemos de aproximarnos con \u00e1nimo de \u00abinculturadores de la fe\u00bb, que no pueden dejar al margen de ella el tema del ocio.
\n
\n <\/p>\n\n
\nJuzgamos que es dif\u00edcil responder de un modo un\u00edvoco a la cuesti\u00f3n, generalizando excesivamente. En principio, parece claro que el concepto de tiempo libre, digamos, hoy mayoritario en las generaciones j\u00f3venes, est\u00e1 lejos de favorecer cualquier actitud \u00abseria\u00bb ante la vida (como lo es la religiosa).
\nPero al ser un espacio estrictamente acotado (el tiempo\u00a0libre)<\/em>\u00a0puede hacerse compatible con actitudes \u00abserias\u00bb \u2013en el tiempo no-libre\u2013: por ejemplo, el estudio. Es evidente que hay grupos de j\u00f3venes que saben compaginar el estudio (aunque probablemente no sean los mejores estudiantes) con un uso del tiempo libre como el aqu\u00ed descrito. Habr\u00eda tambi\u00e9n que tener en cuenta el factor de intensidad: hasta qu\u00e9 punto el joven se abandona al elemento transgresi\u00f3n de normas adultas que se puede dar en el uso del tiempo libre.
\n
\nSin embargo, aun admitiendo la distinci\u00f3n de posturas personales del joven ante el tiempo libre y el no-libre, la cuesti\u00f3n de la religiosidad plantea dos dificultades propias:
\n <\/p>\n\n
\nPor \u00faltimo, es preciso tener en cuenta los evidentes fallos en la socializaci\u00f3n religiosa de los j\u00f3venes (en cuyo an\u00e1lisis no podemos entrar aqu\u00ed). Por mucho que ellos lo pretendan, su identidad no proviene, solamente, de su uso del tiempo libre, sino de situaciones previas, como la familia, el grupo de iguales, las actitudes religiosas de los padres, el tipo de educaci\u00f3n recibido…
\nEn resumen:<\/em>\u00a0dir\u00edamos que esta combinaci\u00f3n de ausencia de cultura religiosa previa (dif\u00edcil de negar) + b\u00fasqueda de identidad en \u00abespacios sociales\u00bb en los que no hay referencias religiosas + mundo de lo sensorial, cerrado sobre su propia inmanencia, donde tampoco abundan los referentes religiosos, o tienden a vaciarse de sentido (sacramentos recibidos m\u00e1s bien como ceremonia social: bautismo y comuni\u00f3n como ritos de paso en pa\u00edses de tradici\u00f3n cristiana…), vienen a configurar un panorama pastoral poco reconfortante en lo que toca a las nuevas generaciones.
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\n\u00bfSomos excesivamente pesimistas al trazar este perfil? No quisi\u00e9ramos. Pero tampoco cerrar los ojos a la realidad. Los datos de que disponemos, es cierto que no son\u00a0toda la realidad<\/em>\u00a0(y menos en cuestiones religiosas, donde los n\u00fameros son un tosco indicador). Pero s\u00ed dicen algo sobre la realidad de lo que est\u00e1 ocurriendo.
\nEn estas recientes formas de existir, la vivencia del tiempo libre, en general, tiene una importancia que a\u00fan no calibramos bien. Pero hay soci\u00f3logos que sospechan que el Ocio (con may\u00fascula) comienza a ocupar el lugar que la religi\u00f3n tuvo en el pasado. El aumento del tiempo dedicado al ocio ha ido unido a la disminuci\u00f3n de las pr\u00e1cticas religiosas. En 1995, el 25% de los ciudadanos de algunas comunidades aut\u00f3nomas llevaba a cabo pr\u00e1cticas religiosas una vez, o m\u00e1s, a la semana. En ese mismo a\u00f1o eran el 39% de esos mismos ciudadanos los que practicaban alg\u00fan deporte semanal (cf. J.\u00a0ELZO\u00a0y otros:\u00a0Los valores en la comunidad aut\u00f3noma del Pa\u00eds Vasco y Navarra,<\/em>\u00a0Vitoria 1996, p.113). No ser\u00eda correcto arg\u00fcir una relaci\u00f3n causal directa entre ambos fen\u00f3menos. Pero s\u00ed es l\u00edcito ser consciente de la primac\u00eda colectiva de ciertos valores (ocio\/salud) sobre la religi\u00f3n en el uso del tiempo libre. Claro que podr\u00edan compatibilizarse ambos valores, y sin duda muchos ciudadanos lo hacen. Pero colectivamente, el deporte supera a la importancia concedida a la religi\u00f3n.
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\nEn lo que respecta a los j\u00f3venes, tal vez los n\u00fameros no digan mucho sobre su posible religiosidad (una materia delicada y posiblemente rec\u00f3ndita). Pero s\u00ed sobre su actitud sobre la tradici\u00f3n cat\u00f3lica recibida (que al parecer, interesa poco a su posible religiosidad oculta). He aqu\u00ed algunos datos.
\nNo cesa la disminuci\u00f3n de la pr\u00e1ctica religiosa: 12 de cada 100 j\u00f3venes (de edades entre los 18 y 24 a\u00f1os, es decir cuando comienzan a sentirse \u00abreligiosamente aut\u00f3nomos\u00bb) asisten semanalmente a misa (ocho puntos menos que en 1994, seg\u00fan los estudios de la \u00abFundaci\u00f3n Santa Mar\u00eda\u00bb). Los j\u00f3venes que creen en la reencarnaci\u00f3n (27%) superan ligeramente a los que creen en la resurrecci\u00f3n (26%). Un 60% se\u00f1ala que \u00abDios existe y se ha dado a conocer en la persona de Jesucristo\u00bb (suponen diez puntos menos que hace cinco a\u00f1os). En contraste, la afirmaci\u00f3n \u00abYo paso de Dios. No me interesa\u00bb sube del 18% al 24% (casi la cuarta parte de la juventud espa\u00f1ola).
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\n\u00bfNo es \u00e9ste un indicador de que en la formaci\u00f3n de su identidad los referentes religiosos van perdiendo significado?
\nY esta formaci\u00f3n de la identidad \u00bfno trataba de hallar un espacio propio en el uso de su tiempo libre, que se distingu\u00eda por la b\u00fasqueda de sensaciones, sin ning\u00fan tipo de significado trascendente?
\n\u00bfNo cabe la sospecha de que el ocio, as\u00ed configurado, gana importancia en la vida de los j\u00f3venes, y les inclina a \u00abprescindir\u00bb de la idea de Dios (convertido en un Dios \u00abideacional\u00bb)?
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\nPara ser sinceros, habr\u00eda que comenzar por decir que aparece m\u00e1s claro lo que\u00a0no<\/em>\u00a0tendr\u00edamos que hacer para una posible \u00abeducaci\u00f3n a la fe\u00bb.
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\nAnte todo, no desanimarnos, y seguir \u00abtomando parte en las duras tareas del Evangelio\u00bb. Las j\u00f3venes generaciones parecen irse convirtiendo en un nuevo territorio de misi\u00f3n: incluso dificultades de lenguaje abren nuevas distancias entre \u00absensoriales\u00bb e \u00abideacionales\u00bb (a los que sin duda pertenecemos los educadores). La Europa ex-cristiana es hoy una misi\u00f3n menos ilusionante (y psicol\u00f3gicamente m\u00e1s dif\u00edcil tal vez) que algunos territorios m\u00e1s \u00abcl\u00e1sicos\u00bb de misi\u00f3n.
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\nNo parece tampoco conveniente (por in\u00fatil) arg\u00fcir tratando de mostrar el car\u00e1cter alienante de muchos rasgos en el uso, hoy predominante entre adolescentes, del tiempo libre. \u00abContra facta \u2013y en este caso, las sensaciones son el factum\u2013 non valent argumenta\u00bb.
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\nM\u00e1s positivo parece el intento de recuperar, no el concepto, sino la experiencia de un ocio diferente, para poder ofrecerlo a adolescentes y j\u00f3venes, como una alternativa posible.
\nEnti\u00e9ndase: no se sugiere la competencia con las masivas industrias del ocio, sino el enriquecimiento del \u00abmercado del ocio\u00bb con nuevas posibilidades. El ocio no puede ser un campo ajeno a los cuidados de los educadores. Menos hoy, que parece ser un ingrediente importante en la formaci\u00f3n de la identidad juvenil.
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\nEn este sentido, a la b\u00fasqueda de nuevas formas de evangelizaci\u00f3n, el pasado hist\u00f3rico del catolicismo deber\u00eda aguzar nuestra creatividad. La Iglesia ha sido muy propicia a un determinado tipo de cultura sensorial. Su teolog\u00eda de los sacramentos fijando la materia y la forma, las escenas de las vidrieras de las catedrales, la \u00abBiblia pauperum\u00bb, las im\u00e1genes de los santos (se ha podido hablar de un \u00abmaterialismo cat\u00f3lico\u00bb), las procesiones… El barroco cultiv\u00f3 un estilo de religiosidad, que puede hoy resultarnos lejano, pero que fue exacerbadamente sensorial. Y la religiosidad que hoy perdura, indemne frente a los embates de la secularizaci\u00f3n, es la religiosidad popular, abierta a los sentidos, donde religiosidad y ra\u00edces locales llegan a confundirse…
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\nPero sucede que en toda \u00abfiesta religiosa de los sentidos\u00bb la materia tiene una apertura hacia la trascendencia, que la cultura sensorial de hoy ignora. Las sensaciones de la cultura actual est\u00e1n desprovistas de cualquier simbolismo trascendente. Es cierto que funcionan como signos, y constituyen un lenguaje. Pero un lenguaje que s\u00f3lo habla de este mundo. El problema no son los sentidos, sino su cierre sobre la pura inmanencia.
\nTambi\u00e9n la Iglesia procur\u00f3 liberar un tiempo para el descanso. Y supo estructurar la fiesta popular, en torno a los santos patronos. (Lo que hoy todav\u00eda perdura e incluso se renueva). Pero su sentido de \u00abla fiesta\u00bb crea comunidad y no coincide con la moderna concepci\u00f3n individualista, por m\u00e1s que sea masiva, del tiempo libre en la sociedad de consumo.
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\nParece, pues, urgente recuperar no la idea (permanecer\u00edamos en el plano ideacional), sino la\u00a0experiencia<\/em>\u00a0del ocio humanista. Junto al ocio del consumo, caben otras experiencias de ocio, ancladas en el desarrollo personal. En ellas se vive el ocio como calidad de vida, motivo de realizaci\u00f3n personal, derecho a la cultura, \u00e1mbito de encuentro… Sin embargo tendr\u00e1 coincidencias con el \u00abtiempo libre\u00bb juvenil en el hecho de ser un espacio reivindicado como un derecho, que se le debe a la existencia simplemente humana. En \u00e9l, la vivencia juega un papel fundamental como justificaci\u00f3n del mismo. Es una oferta que puede servir de \u00abpuente\u00bb de entendimiento entre generaciones, a la hora de encontrar un lenguaje com\u00fan.
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\nEste modelo de \u00abotro ocio\u00bb se sustenta, tambi\u00e9n, \u2013como el ocio dominante entre adolescentes\u2013 en la necesidad de identificaci\u00f3n personal y grupal. Pero no masivas, sino seleccionadas seg\u00fan capacidades y afinidades. Y en \u00e9l puede tambi\u00e9n tener cabida un ocio solidario, y una motivaci\u00f3n cristiana.
\nEn definitiva, es un ocio que no se agota en s\u00ed mismo (mera producci\u00f3n de sensaciones), sino que se abre sobre el desarrollo de la persona (lo que conlleva tambi\u00e9n sensaciones placenteras) y sobre la apertura al otro. El ocio humanista deber\u00eda ser \u00abuna re-creaci\u00f3n existencial\u00bb; es decir \u00abun medio para restablecer la voluntad y el valor de vivir\u00bb (Kriekemans). Ser\u00eda tambi\u00e9n un ocio desde el cual tendr\u00eda sentido la apertura a Dios, como camino de crecimiento.
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\nPero ha de tenerse en cuenta que todo ocio, en la medida en que es masivo, es un fen\u00f3meno anclado en el mundo de \u00abvalores\u00bb dominantes en la sociedad. Una sociedad de consumo nos vende cada d\u00eda sus productos bas\u00e1ndose en la desmesura y en un tipo de placer sensorial, cerrado sobre s\u00ed mismo \u2013en el que no resulta disonante la introducci\u00f3n de la violencia\u2013. Y sus efectos sobre la identidad de adolescentes y j\u00f3venes se deja notar.
\nLa ansiedad existencial busca \u00fanicamente una \u00abevasi\u00f3n\u00bb y una diversi\u00f3n. Apoy\u00e1ndose en la necesidad de olvidar, la sociedad de consumo propone una alternativa \u2013sin duda necesaria\u2013 a la dureza del trabajo. Pero una alternativa cerrada en el c\u00edrculo del individualismo y que no conlleva tampoco la idea de crecimiento. M\u00e1s bien, llevada a la desmesura, parece producir degradaci\u00f3n.
\nEl ocio humanista, por el contrario, no s\u00f3lo supone un crecimiento de las capacidades individuales \u2013lo que conlleva satisfacciones profundas\u2013, sino que es, por esencia, un gozo compartido al desarrollar \u00e1mbitos de comunicaci\u00f3n humana. La personalidad enriquecida posee nuevos campos de comunicaci\u00f3n con los dem\u00e1s.
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\nVisto en su conjunto, el tema del ocio \u2013sobre todo del ocio humanista\u2013 es un tema complejo y dif\u00edcil (como todo lo que supone crecimiento humano). Y hoy es un campo en el que procura autoidentificarse el adolescente y el joven. Por lo mismo es un tema que no puede ser ajeno al esfuerzo por la inculturaci\u00f3n de la fe.
\nEn cualquier caso, el ocio humanista\u00a0no es<\/em>\u00a0algo que se desarrolla espont\u00e1neamente, sino que es necesario un proceso de formaci\u00f3n que permita su vivencia. No ser\u00eda suficiente la disposici\u00f3n de un tiempo libre para tener una experiencia de ocio, en sentido humanista. Se dan tambi\u00e9n niveles en la experiencia de lo l\u00fadico.
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\nY esa es una de las razones fundamentales para situarlo en el campo de trabajo de los educadores. En el \u00e1rea de la educaci\u00f3n ya no basta con crear \u00abgrupos de trabajo\u00bb, sino que hay que prestar especial atenci\u00f3n a la oferta l\u00fadica de \u00abgrupos de ocio\u00bb (donde tambi\u00e9n puede encontrar cabida la satisfacci\u00f3n de un ocio altruista).
\nSer\u00e1, con toda probabilidad, una oferta para minor\u00edas. Pero minor\u00edas en las que se ofrezcan vivencias a la identidad del adolescente y del joven, que desarrollen sus capacidades humanas -no meramente t\u00e9cnicas- en la apertura a los dem\u00e1s y en la apertura a la presencia de Dios. Porque tambi\u00e9n la Sabidur\u00eda de Dios \u00abse regocijaba sobre la tierra jugando con los hombres\u00bb.\u00a0n
\n <\/p>\nJavier Mart\u00ednez Cort\u00e9s<\/h4>\n