{"id":11674,"date":"2001-06-01T11:24:27","date_gmt":"2001-06-01T09:24:27","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=11674"},"modified":"2001-06-01T11:24:27","modified_gmt":"2001-06-01T09:24:27","slug":"reino-de-dios-fe-y-justicia","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/reino-de-dios-fe-y-justicia\/","title":{"rendered":"Reino de Dios, fe y justicia"},"content":{"rendered":"
[vc_row][vc_column][vc_column_text]PIE AUTOR: estudios@misionjoven.org [vc_row][vc_column][vc_column_text]PIE AUTOR: Jos\u00e9 Ignacio Gonz\u00e1lez Faus\u00a0es profesor de Teolog\u00eda Sistem\u00e1tica en la Facultad de Teolog\u00eda de Barcelona. S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO: \u00abJes\u00fas no anunci\u00f3 a Dios, sino el reinado de Dios\u00bb. La centralidad del reino impulsa al cristianismo a ser \u00abmenos religioso\u00bb y m\u00e1s atento a la historia. Por ah\u00ed discurre la praxis de Jes\u00fas […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[120,608,348,94],"tags":[],"class_list":["post-11674","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-2001-mision-joven-2","category-estudios-293","category-jose-i-gonzalez-faus","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11674","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=11674"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11674\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=11674"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=11674"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=11674"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nJos\u00e9 Ignacio Gonz\u00e1lez Faus<\/strong>\u00a0es profesor de Teolog\u00eda Sistem\u00e1tica en la Facultad de Teolog\u00eda de Barcelona.<\/em>
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\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO:
\n\u00abJes\u00fas no anunci\u00f3 a Dios, sino el reinado de Dios\u00bb. La centralidad del reino impulsa al cristianismo a ser \u00abmenos religioso\u00bb y m\u00e1s atento a la historia. Por ah\u00ed discurre la praxis de Jes\u00fas de Nazaret, vinculando estrechamente el reino con los pobres y la justicia y, al mismo tiempo,\u00a0jugando<\/em>\u00a0en ese terreno el que adoremos al verdadero Dios o a los \u00eddolos. As\u00ed, la justicia que brota de la fe es una de las claves fundamentales para\u00a0verificar<\/em>\u00a0el sentido de dicha fe, la misi\u00f3n de la Iglesia y la espiritualidad cristiana.
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\nToda verdad cristiana encuentra su verificabilidad en el hecho de que es de alguna manera \u00abfactible\u00bb. Pero factible en unas determinadas condiciones: la verdad cristiana necesita ser \u00abhecha en el amor\u00bb (Ef 4,5).
\nLas reflexiones que siguen engarzan los tres t\u00e9rminos del t\u00edtulo para dejar claro que la verdad cristiana, en definitiva, se acredita en la praxis de justicia que es capaz de generar. La \u00ablucha por la justicia\u00bb o \u00abdignidad preeminente del pobre\u00bb, seg\u00fan nos recordaba Juan Pablo II en la\u00a0Laborem exercens<\/em>\u00a0(n. 8), son rev\u00e1lidas de la fidelidad a Cristo de la comunidad creyente[1]<\/a>.
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\n <\/p>\n\n
\nAtendiendo a su g\u00e9nesis, bien podemos definir al cristianismo como \u00abreinado de Dios contra la religi\u00f3n\u00bb, donde el primer miembro de la frase trata de encerrar el sentido\u00a0teologal<\/em>\u00a0o revelador del hecho cristiano; mientras que el segundo muestra la incidencia de esa revelaci\u00f3n de Dios en\u00a0el mundo y la historia<\/em>de los hombres.
\nUna de las frases m\u00e1s indiscutidas de Jes\u00fas de Nazaret es aquella que manifiesta la voluntad de Dios como \u00abmisericordia quiero y no sacrificio\u00ab (Mt 9,13 y 12,7). Se insin\u00faa aqu\u00ed una primera \u00abcr\u00edtica de la religi\u00f3n\u00bb (el \u00absacrificio\u00bb, o el culto) que presenta a \u00e9sta como \u00abexcusa\u00bb para evitarse la solidaridad y el amor a los hombres (sobre todo a los m\u00e1s necesitados). En otra s\u00edntesis antit\u00e9tica, el Nuevo Testamento afirma con frecuencia que la \u00abverdadera religi\u00f3n\u00bb (o el verdadero sacrificio) es\u00a0precisamente<\/em>\u00a0la misericordia.
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\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a01.1. Reinado de Dios contra religi\u00f3n<\/strong>
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\nJes\u00fas es\u00a0el anunciador<\/em>\u00a0de esta revoluci\u00f3n, pero tambi\u00e9n\u00a0el anuncio de ella.<\/em>\u00a0Proclama que Dios no quiere \u00abreligi\u00f3n\u00bb sino misericordia. Pero \u00e9l es a la vez la misericordia de Dios encarnada y, por eso, puede convertirse de Mensajero en Mensaje, pero sin que este cambio pueda servir nunca de excusa para volver a olvidar lo que Jes\u00fas anunci\u00f3 y \u00e9l mismo encarna.
\nEn este contexto, se ha vuelto un t\u00f3pico, tanto en la teolog\u00eda como en la investigaci\u00f3n cr\u00edtica actual, el se\u00f1alar que Jes\u00fas no anunci\u00f3 a Dios, sino el reinado de Dios. Lo hizo as\u00ed porque \u00e9sta es la \u00fanica manera posible de anunciar a un Dios de quien el Nuevo Testamento acabar\u00e1 diciendo, no simplemente que\u00a0tiene<\/em>\u00a0misericordia sino que\u00a0es<\/em>\u00a0Solidariad y Amor (1Jn 4,8).
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\nEl reinado de Dios que Jes\u00fas anunciaba como de alg\u00fan modo \u00abinminente\u00bb es una situaci\u00f3n\u00a0humana,<\/em>\u00a0en la que el hombre no est\u00e1 sometido a ning\u00fan otro poder que no sea el poder del amor: por eso es un reinado de libertad, de vida, de fraternidad, de gratuidad, de justicia y de paz.
\nY porque Dios es Misericordia, la fe en Jes\u00fas como Dios encarnado en esta historia cruel implicar\u00e1 una especie de \u00abautonegaci\u00f3n\u00bb de Dios (Flp 2,7) que har\u00e1 que Jes\u00fas\u00a0\u00abaunque sea el Hijo\u00bb<\/em>\u00a0no disponga de ventajas para escapar del \u00abdolor y las l\u00e1grimas\u00bb, sino que ha de aprender \u00aben sus propios sufrimientos\u00bb lo que la Misericordia pide.
\n\u00c9ste es el contenido teol\u00f3gico de la frase \u00abreinado de Dios contra religi\u00f3n\u00bb, en la que \u2014provocativamente\u2014 resumimos al cristianismo, y que convirti\u00f3 la vida de Jes\u00fas en una especie de pol\u00e9mica sobre Dios, con sus representantes \u00aboficiales\u00bb.
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\nAm\u00e9n de su contenido, la centralidad del reino en el anuncio de Jes\u00fas evoca un\u00a0contexto<\/em>\u00a0que puede calificarse de menos religioso y m\u00e1s \u00aba-teo\u00bb o, al menos, m\u00e1s atento a\u00a0la historia.<\/em>\u00a0El hombre religioso suele\u00a0suponer<\/em>\u00a0que Dios reina ya en el hecho de su propia religiosidad. Por el contrario, mucha gente no religiosa no puede creer porque en este mundo inhumano no parece reinar Dios.
\nJes\u00fas anuncia a Dios partiendo m\u00e1s bien de ese segundo presupuesto. Por eso: a\/ anuncia la\u00a0venida<\/em>\u00a0del reino (lo cual supone su ausencia); pero b\/ recuerda a los hombres que sin su cambio de rumbo (\u00abconversi\u00f3n\u00bb) Dios no podr\u00e1 reinar. Y la oposici\u00f3n que encuentra ese anuncio revela no s\u00f3lo que este mundo est\u00e1 en alg\u00fan sentido \u00abdejado de la mano de Dios\u00bb, sino tambi\u00e9n que est\u00e1 \u00aben otras manos\u00bb: en manos de esas potestades que, a la vez, \u00abquitan la libertad y se hacen llamar bienhechores\u00bb (Lc 22,25) y que son el dinero, los poderes pol\u00edticos y religiosos y, en la cima del tri\u00e1ngulo, esa figura misteriosa de \u00abel pr\u00edncipe de este mundo\u00bb que es una forma claramente antit\u00e9tica a la del reinado de Dios.
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\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a01.2. Vuelta de la religiosidad humana a la historia<\/strong>
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\nA la luz de lo anterior, en primer lugar, hay que decir que no son verdaderamente cristianos todos los movimientos de corte \u00abespiritualista\u00bb que quieren hacer del cristianismo una especie de refugio, y del nombre de Dios una excusa para desentenderse de la dif\u00edcil historia humana.
\nEn segundo lugar, tambi\u00e9n nos obliga a decir una palabra r\u00e1pida sobre ese conjunto de \u00abpr\u00e1cticas religiosas\u00bb t\u00edpicas de todas las religiones y que, tambi\u00e9n en el cristianismo, suelen llamarse malamente \u00abculto\u00bb.
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\nTelegr\u00e1ficamente: lo que llamamos culto no es una necesidad de Dios, sino necesidad nuestra; y no aporta nada a Dios sino que deber\u00eda aportarlo al hombre. El cristianismo se mueve en una dif\u00edcil dial\u00e9ctica en virtud de la cual la m\u00e1xima cercan\u00eda de Dios no disminuye nada de la absoluta trascendencia, de la total inaprensibilidad e inmanipulabilidad de Dios.
\nLa radical pobreza humana no puede aportar nada a Dios, y el cristianismo empalma aqu\u00ed con la cl\u00e1sica l\u00ednea veterotestamentaria que se conoce como \u00abcr\u00edtica del culto\u00bb: odio vuestros sacrificios y me aburren vuestras ofrendas; si necesitara algo, \u00bfcre\u00e9is que tendr\u00eda que pedirlo a vosotros?\u00a0(cf. Is 1,11ss; Jer 6,20; Am 5,21ss).
\nEl culto cristiano no deber\u00eda, por tanto, apartar al hombre de la historia, sino devolverle cambiado a ella, dado que la historia es el campo de ejercicio de la misericordia: de esa misericordia de la que brota la lucha por la justicia, como de la justicia que brota la paz.
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\nEn tercer lugar, y de acuerdo con lo dicho, el cristianismo puede definirse como una \u00abvuelta de la religiosidad humana a la historia\u00bb. El campo de la historia humana no es \u00abuno de tantos campos\u00bb (junto al culto, la naturaleza y otros) en los que puede haber unas\u00a0obligaciones derivadas<\/em>\u00a0del hecho religioso. Es m\u00e1s bien el campo de la voluntad creadora de Dios a la que el hombre est\u00e1 asociado. La naturaleza, por ejemplo, puede ser \u00absugerencia\u00bb de Dios, pero la \u00abrevelaci\u00f3n\u00bb de Dios est\u00e1 en la historia. Y el hombre no debe servir a Dios como a \u00e9l le gustar\u00eda, sino como Dios quiere ser servido.
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\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a01.3. Amor comprometido con la historia<\/strong>
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\nPor todo lo anterior, el compromiso con la historia deja de ser lo que la tradici\u00f3n cristiana conden\u00f3 siempre como farise\u00edsmo o \u00abjustificaci\u00f3n por las obras\u00bb: un camino en el que el hombre busca su propia realizaci\u00f3n, su propia honorabilidad y su superioridad sobre los dem\u00e1s. Es cierto que todo hombre lleva dentro esa necesidad de buscar la propia \u00abjustificaci\u00f3n\u00bb. Pero la fe cristiana aviva que no s\u00f3lo el camino del deseo (que erige la propia avidez en ley de la realidad), sino tambi\u00e9n el de la moral, son caminos equivocados.
\nLa \u00fanica salida del hombre la ve el cristianismo en \u00abla fe\u00bb de Jes\u00fas (G\u00e1l 2,20): la fe en el amor de Dios a este mundo y a m\u00ed mismo, la cual inserta al hombre en esa corriente de amor creativo, liber\u00e1ndole de la preocupaci\u00f3n por el propio valer y la propia justificaci\u00f3n (como suele ocurrir, por lo dem\u00e1s, en toda aut\u00e9ntica experiencia amorosa. Pero con la diferencia de que ahora el hombre no es amado por Dios porque valga y obre bien, sino que vale y obra porque es amado por Dios).
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\nEs muy importante dejar claro que la vuelta solidaria hacia la historia s\u00f3lo ser\u00e1 plenamente cristiana cuando libera al hombre de esa sobreexigencia, tan t\u00edpica de todo ser humano, de actuar siempre \u00abante s\u00ed mismo\u00bb o ante el propio superego, para probarse a s\u00ed mismo a ver si \u00abda la talla\u00bb, y en definitiva quedarse justificado. Esto suele formularse tambi\u00e9n diciendo que es el reinado \u00abde Dios\u00bb, y no el del propio proyecto, lo que el hombre busca en su vuelta a la historia.
\nPor \u00faltimo: si el compromiso con la historia no tiene garantizado un \u00e9xito intrahist\u00f3rico, sino que est\u00e1 avisado de que puede acabar en la cruz, porque la historia est\u00e1 en manos de libertades empecatadas, se comprende por qu\u00e9 las fuentes cristianas \u2014por as\u00ed decir\u2014 comienzan con la buena noticia (\u00abevangelio\u00bb) y acaban con el Apocalipsis. La apocal\u00edptica ser\u00eda un intento de leer creyentemente la historia en los momentos de persecuci\u00f3n y de fracaso, e intenta decir, en definitiva, que la historia est\u00e1 a pesar de todo en manos de Dios.
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\nM\u00e1s o menos, pues, esto es el cristianismo: el amor al hermano que deja de ser un mandamiento moral para convertirse en experiencia teologal y, por eso, con dimensiones universales y como realizador de todos los mandamientos morales.
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\n <\/p>\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a02. La praxis teof\u00e1nica de Jes\u00fas<\/h2>\n
\nHemos de limitarnos aqu\u00ed a enumerar, simplemente, algunos campos de la praxis de Jes\u00fas que nos permitan entender un poco mejor todo lo precedente. Como m\u00ednimo, hay que citar los cuatro siguientes.
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\na\/\u00a0El anuncio del reino.\u00a0<\/em>Ya lo hemos apuntado. Un \u00ablogion\u00bb del evangelista Mateo resume perfectamente el tenor de la predicaci\u00f3n de Jes\u00fas al respecto: \u00abBuscad primero el Reino de Dios y su justicia\u00bb (Mt 6,33). En esta frase, el posesivo \u00absu\u00bb se refiere tanto a la justicia de Dios como a la del Reino. Ambas son la misma.
\nb\/\u00a0La conducta de Jes\u00fas ante el Templo.\u00a0<\/em>Si los hombres quieren llamar \u00abtemplo\u00bb a todo espacio acotado para una santificaci\u00f3n, donde Dios mora y recibe lo que se le debe, Jes\u00fas interviene pol\u00e9micamente aqu\u00ed para decirnos que la morada de Dios es la comunidad de hermanos, \u00abno obra de manos humanas\u00bb (Mc 14,58) y el culto debido a Dios es la justicia.
\nc\/\u00a0La opci\u00f3n de Jes\u00fas por los pobres y marginados,<\/em>\u00a0<\/strong>junto con su conducta pol\u00e9mica y provocadora para con los ricos. Y en ambos casos hay que atender, adem\u00e1s, a la fundamentaci\u00f3n teol\u00f3gica que Jes\u00fas aduce para este comportamiento conflictivo.
\nd\/\u00a0La actitud \u00abexorcista\u00bb de Jes\u00fas,\u00a0<\/em>junto con la interpretaci\u00f3n que el propio Jes\u00fas parece hacer de su victoria sobre los demonios.
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\nEstos creo que son los campos m\u00e1s importantes de la actividad de Jes\u00fas que nos permiten ahora una reflexi\u00f3n conjunta. Hay dos aspectos que llaman la atenci\u00f3n en toda esta praxis de Jes\u00fas: el primero es la estrecha vinculaci\u00f3n entre el tema de la justicia (puntos\u00a0a<\/em>\u00a0y\u00a0b)<\/em>\u00a0y el tema de los pobres y marginados\u00a0(c<\/em>y\u00a0d).<\/em>\u00a0El segundo es el car\u00e1cter teof\u00e1nico que el propio Jes\u00fas parece atribuir a esta praxis suya y que le acarrear\u00e1 la acusaci\u00f3n de blasfemia.
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\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a02.1. Vinculaci\u00f3n entre pobres y justicia<\/strong>
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\nEl primero de esos dos puntos se comprende perfectamente desde el contexto veterotestamentario en que Jes\u00fas se inserta, aunque lo trascienda. Pues, para la Biblia, \u00abpobre\u00bb no es s\u00f3lo el que no tiene, sino, sobre todo, el que es v\u00edctima del hecho de que otros tengan: el mal tratado y que no tiene defensa. Y precisamente al revelarse como el defensor de esta clase de hombres, como el que les \u00abhace justicia\u00bb, es cuando Dios se manifiesta como Misericordia. Cuando Dios \u00abse pone en pie para juzgar\u00bb, esto significa que va a \u00absalvar a los humildes de la tierra\u00bb (Sal 75,10).
\nEn la Biblia, el tema de la justicia se vincula principalmente a tres palabras. Dos de ellas son ya muy conocidas y estamos acostumbrados a o\u00edrlas citar juntas: se trata de la\u00a0Sedaqah\u00a0<\/em>(justicia en sentido m\u00e1s gen\u00e9rico) y el\u00a0Mishpat<\/em>\u00a0(o derecho, en cuanto positivizaci\u00f3n de la justicia). Pero, adem\u00e1s de estos dos vocablos, es muy frecuente en la Biblia la palabra\u00a0Din<\/em>\u00a0(que suele traducirse como vindicaci\u00f3n) y que significa la justicia ejercida ante aquel que es no s\u00f3lo pobre, sino empobrecido o maltratado por otros, es decir, indefenso.
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\nUno de los ejemplos m\u00e1s claros de este significado de la palabra\u00a0Din<\/em>\u00a0lo tenemos en Isa\u00edas 10,2, gracias al cl\u00e1sico paralelismo hebreo: \u00ab\u00a1Ay de los que dan leyes para impedir la defensa\u00a0(din)<\/em>\u00a0del d\u00e9bil y niegan el derecho\u00a0(mishpat)<\/em>\u00a0a los pobres de mi pueblo!\u201d. La justicia\u00a0(din)<\/em>\u00a0es la defensa del pobre indefenso. Y otra prueba clara de que\u00a0din<\/em>\u00a0se refiere no s\u00f3lo al pobre en general, sino al oprimido, es que muchas veces es traducido por\u00a0venganza.<\/em>\u00a0Por eso es el verbo que suele tener como complemento esa terna b\u00edblica tan cl\u00e1sica: \u00abel hu\u00e9rfano, la viuda y el extranjero\u00bb. Hu\u00e9rfano y viuda son, en aquella formaci\u00f3n social, los absolutamente indefensos ante los malos tratos. Y en esta situaci\u00f3n vital escribir\u00e1 Jerem\u00edas (5,28): \u201cNo vindicaron\u00a0(din)<\/em>\u00a0a la viuda, ni defendieron\u00a0(din)<\/em>\u00a0al hu\u00e9rfano, ni hicieron justicia\u00a0(mishpat)<\/em>\u00a0al pobre\u00bb.
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\nEste breve comentario nos sirve para establecer una doble conclusi\u00f3n sobre el contexto cultural de Jes\u00fas. Nos resulta cercano el binomio\u00a0mishpat\/sedaqah<\/em>\u00a0(justicia y derecho). Pero en el pensamiento b\u00edblico no existe s\u00f3lo este binomio, sino tambi\u00e9n este otro:\u00a0mishpat\/din\u00a0<\/em>(justicia y vindicaci\u00f3n del oprimido): \u201cEl Se\u00f1or da su derecho al desvalido y su justicia a los pobres\u201d (Sal 139,13).
\nTan importante es, en segundo lugar, el\u00a0din<\/em>\u00a0que el texto tantas veces citado de Jerem\u00edas 22,16\u00a0(conocer a Yahv\u00e9 es practicar la justicia)<\/em>\u00a0suena en realidad as\u00ed: conocer a Yahv\u00e9 es defender la indefensi\u00f3n\u00a0(din)<\/em>\u00a0del humillado y del pobre; es vindicar al oprimido.
\nAh\u00ed est\u00e1 la raz\u00f3n de por qu\u00e9 en la praxis de Jes\u00fas (que adem\u00e1s es teof\u00e1nica) el tema de la justicia del reino va tan unido a su conducta concreta y provocativa para con los pobres y marginados. No se trata s\u00f3lo del gen\u00e9rico \u00abdar a cada uno lo suyo\u00bb, sino, a\u00fan m\u00e1s, de dar lo suyo\u00a0a aquel a quien se le ha arrebatado.<\/em>\u00a0O dicho de otra forma: la c\u00e9lebre \u00abjusticia de Dios\u00bb que su reino aporta no es la sola justicia, sino \u2014por as\u00ed decir\u2014 \u00abla abogac\u00eda de Dios\u00bb.
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\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a02.2. Car\u00e1cter teof\u00e1nico de la praxis de Jes\u00fas<\/strong>
\n
\nAdem\u00e1s de tener ese contexto, la praxis de Jes\u00fas era teof\u00e1nica; y este punto es tan claro como importante. Para Jes\u00fas, su propia praxis y el seguimiento de \u00e9l ponen en juego el que adoremos al verdadero Dios o a los \u00eddolos. Tambi\u00e9n aqu\u00ed se sit\u00faa Jes\u00fas en la l\u00ednea de los profetas de Israel y en la l\u00ednea de la pol\u00e9mica Baal\/Yahv\u00e9, que era una pol\u00e9mica entre un dios de los poderosos y un dios de los oprimidos y que se prolonga en el Magn\u00edficat. El lugar privilegiado de experiencia del\u00a0Abba<\/em>\u00a0es all\u00ed donde el que se ve impedido de ser hombre, llega a ser hombre. Este es el Dios que se revela en la vida de Jes\u00fas.
\nY bien: es esta conducta, junto con la pretensi\u00f3n de que Dios se manifiesta en ella, lo que atrae sobre Jes\u00fas la acusaci\u00f3n de blasfemia. Esta praxis es lo que suena a blasfemo, mucho m\u00e1s que cualquier declaraci\u00f3n te\u00f3rica sobre su filiaci\u00f3n divina (que los acusadores no hab\u00edan obtenido cuando se sientan a juzgar a Jes\u00fas).
\nLa acusaci\u00f3n de blasfemia es hist\u00f3rica e important\u00edsima. Es el reverso y la consecuencia del car\u00e1cter teof\u00e1nico que da Jes\u00fas a su propia praxis. Y esta praxis teof\u00e1nica incluye, como su elemento m\u00e1s saliente y uno de los m\u00e1s escandalosos, la vindicaci\u00f3n de los injustamente tratados y el ataque a un templo y un establecimiento religiosos que marginan esta vindicaci\u00f3n.
\n
\nPero, el esc\u00e1ndalo m\u00e1s radical y la clave tanto de la fe cristiana como de la reflexi\u00f3n cristol\u00f3gica residen en conocer al Crucificado como Hijo de Dios (Mt 15,39).
\nY he aqu\u00ed la curiosa situaci\u00f3n en que nos encontramos en el primer mundo frente a ese esc\u00e1ndalo: el inevitable polvo de los a\u00f1os, junto con la resistencia pecadora del hombre, que \u2014como Pedro anta\u00f1o\u2014 \u00abno piensa de Dios como hay que pensar\u00bb (Mc 8,33), y junto con el innegable y doloroso pecado de la Iglesia institucional, van haciendo cada vez m\u00e1s inviable ese esc\u00e1ndalo. Y lo van haciendo inviable a base de bajar silenciosamente de la cruz al Crucificado.
\nEn el primer mundo, Jesucristo lo es casi todo, menos el Crucificado. Puede ser el \u00abRey\u00bb \u2014que hasta tiene guerrilleros y todo\u2014; \u00abel Hombre\u00bb \u2014que quiz\u00e1 condensa la proyecci\u00f3n de todas nuestras humanidades frustradas\u2014; el argumento de una libertad que a\u00fan no est\u00e1 claro que no sea la libertad para producir paro, miseria y \u00abtercer mundo\u00bb; o puede ser, en fin, el \u00abDios a disposici\u00f3n propia\u00bb \u2014un poco en plan del \u00abmake it yourself\u00bb de las revistas americanas\u2014. La cruz, por otra parte, pasa a ser un amuleto o un objeto decorativo, y todos contentos.
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\nEn el mundo desarrollado, Jes\u00fas puede ser todas esas y otras muchas cosas m\u00e1s. Pero lo ocurrido es que Jes\u00fas parece que puede serlo todo, menos precisamente El Crucificado. Como si su cruz perteneciese al pasado como un episodio definitivamente cancelado. Y como si su Resurrecci\u00f3n, en vez de\u00a0iluminar<\/em>\u00a0su cruz, sirviera m\u00e1s bien para\u00a0eliminarla.<\/em>
\nY sin embargo, el Crucificado contin\u00faa hoy bien presente entre nosotros, en el rostro de todos los crucificados de la tierra (Mt 25,31ss), de todos aquellos ante los cuales \u00abse vuelve el rostro\u00bb como ante el Siervo de Yahv\u00e9 (Is 53,34).
\nLa cruz de Jes\u00fas, por otro lado, es la cruz de\u00a0quien<\/em>\u00a0ha vivido de una determinada manera y ha sido condenado de una determinada manera. No otra.
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\n <\/p>\n\n
\nPara un planteamiento serio del hecho cristiano, el tema de la justicia es hoy absolutamente prioritario como prueba crucial en la que se revela y se decide algo que es decisivo para el cristianismo.
\nTratamos de mostrarlo, revisando dos aspectos en los que la promoci\u00f3n de la justicia interpreta a la opci\u00f3n de fe: el sentido mismo de la fe y la misi\u00f3n actual de la Iglesia. A\u00f1adiremos, por \u00faltimo, una aplicaci\u00f3n conclusiva de todo ello a la espiritualidad.
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\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a03.1. Sentido de la fe<\/strong>
\n\u00a0<\/strong>
\nUna opci\u00f3n creyente que merezca el nombre de cristiana en un mundo tan pluralista en sus cosmovisiones religiosas, debe atender con preocupaci\u00f3n al \u00ablugar\u00bb cristiano de la experiencia de Dios. Y, aunque muy resumidamente, cabe decir que ese\u00a0locus<\/em>\u00a0teof\u00e1nico no es ni la experiencia metaf\u00edsica del ser (que marca la tradici\u00f3n occidental), ni la experiencia nacionalista (que marca a las religiones jud\u00eda e isl\u00e1mica), ni la experiencia interior, intimista (de la que arrancan las religiones orientales).
\nEs cierto que la tradici\u00f3n cristiana ha podido hablar de Dios como \u00abel Ser Subsistente\u00bb, como el Dios \u00abde un pueblo\u00bb, o como \u00abm\u00e1s \u00edntimamente yo que yo mismo\u00bb. Pero lo que el Nuevo Testamento manifiesta como \u00abrevelaci\u00f3n\u00bb de Dios no privilegia ninguno de estos tres \u00e1mbitos, sino m\u00e1s bien el campo de la relaci\u00f3n con los otros; y no s\u00f3lo al otro individual, sino a los \u00abotros\u00bb cuyo amor no aparece a primera vista como gratificante.
\nPara el cristiano hay ah\u00ed, no s\u00f3lo un imperativo moral, sino su lugar privilegiado de la experiencia de Dios: el Dios de la Biblia aparece necesariamente mediado por una exigencia de amor incondicionado que se expresa en categor\u00edas como el reino (Jes\u00fas mismo), el \u00e1gape (Juan) o la justicia (Jerem\u00edas).
\n
\nLa fe cristiana incluye un compromiso a la vez de seguimiento del Jes\u00fas\u00a0terreno<\/em>\u00a0\u2014el Crucificado\u2014 y de fe en el Cristo resucitado. Esta bipolaridad cristol\u00f3gica de seguimiento y fe, de opci\u00f3n por el Cristo confesado como Hijo de Dios\u00a0en<\/em>\u00a0el Jes\u00fas concreto de Nazaret, tiene \u2014pese a todos los saltos y rupturas que la pascua impone\u2014 un esquema que permanece intocado en ambos polos: por un lado, el Jes\u00fas de la historia fue un hombre cercano a los pobres para anunciarles el reino de Dios y su justicia (Mt 6,33); y todo esto desde una particular\u00edsima experiencia de la paternidad de Dios\u00a0(Abba).<\/em>
\nPor el otro lado, el Cristo que la fe confiesa es el Cristo \u00abhecho pobre\u00bb (2Cor 8,9), empobrecido o anonadado (Flp 2,7), empecatado \u00abpara que nosotros nos hagamos justicia de Dios con \u00e9l\u00bb (2Cor 5,21); y\u00a0s\u00f3lo desde aqu\u00ed<\/em>\u00a0lo confiesa la fe como el hijo enviado (G\u00e1l 4,4).
\n
\nIgualmente hay que resaltar \u2014como bien han se\u00f1alado otros\u2014 que el lugar hermen\u00e9utico para comprender la resurrecci\u00f3n de Jes\u00fas, no es simplemente la muerte y la pregunta por un m\u00e1s all\u00e1, sino la experiencia de la opresi\u00f3n y la pregunta por la justicia.
\nPor eso se puede decir con absoluta verdad que el tema de la promoci\u00f3n y la pr\u00e1ctica de la justicia es exigencia absoluta que brota de la fe, o mejor, brota del \u00abservicio de la fe\u00bb. Por ello, igualmente, se puede decir con absoluta verdad que sin opci\u00f3n por la justicia no hay conversi\u00f3n a Dios (J. Sobrino) o, al menos, que dicha opci\u00f3n act\u00faa como un test negativo de toda conversi\u00f3n.
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\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a03.2. La misi\u00f3n actual de la Iglesia<\/strong>
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\nLa Iglesia, que en el Vaticano II se autodefini\u00f3 como \u00absacramento de salvaci\u00f3n\u00bb, sabe que esa definici\u00f3n quedar\u00e1 reducida a puro verbalismo sin significado, a menos que su\u00a0sacramentum<\/em>\u00a0(su elemento visible y significativo) implique la lucha hist\u00f3rica por la reconciliaci\u00f3n y la justicia entre los hombres.
\nNo hay en este punto ninguna novedad\u00a0teol\u00f3gica,<\/em>\u00a0ni se puede arg\u00fcir en absoluto que el moderno inter\u00e9s por el tema de la justicia obedece al \u00abesp\u00edritu de los tiempos\u00bb m\u00e1s que al de los evangelios (aunque s\u00ed convendr\u00e1 insistir en que una Iglesia servidora de la justicia y la fraternidad deber\u00eda estar estructurada mucho m\u00e1s de acuerdo con un modelo neotestamentario de \u00abcomuni\u00f3n\u00bb que con el modelo cl\u00e1sico de \u00absociedad\u00bb).
\nEn cambio s\u00ed que se da en nuestro tema una asombrosa novedad\u00a0cultural,<\/em>\u00a0la cual no reside en la importancia teol\u00f3gica de la acci\u00f3n de la justicia, sino en las posibilidades hist\u00f3ricas que la nueva conciencia de los hombres le abre a la acci\u00f3n por la justicia. El\u00a0Documento\u00a0<\/em>de Puebla lo ha expresado de forma muy clara: \u201cEl avance econ\u00f3mico significativo que ha experimentado el continente demuestra que ser\u00eda posible desarraigar la extrema pobreza y mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo.\u00a0Y, si es posible, es entonces una obligaci\u00f3n\u201d\u00a0<\/em>(n. 21)[2]<\/a>.
\n
\nLa transmisi\u00f3n de la fe debe tener muy claro que esta posibilidad y la conciencia de ella constituyen la novedad que interpela hoy a la misi\u00f3n de la Iglesia. Pero que la teolog\u00eda que asume y afronta hoy el reto de esa posibilidad nueva es tan antigua como la Iglesia misma.
\n\u00abPoseer hombres es comprar la imagen de Dios\u00bb, dec\u00eda Gregorio de Nisa a prop\u00f3sito de la esclavitud. Y la tradici\u00f3n espiritual cristiana ha tratado el tema de la pobreza no como una simple cuesti\u00f3n asc\u00e9tico-estoica de \u00abdesprendimiento\u00bb sino como una \u00abidentificaci\u00f3n con Cristo pobre\u00bb. Ese Cristo pobre, despu\u00e9s de la resurrecci\u00f3n de Jes\u00fas, no es otro que el que se identifica con todos los condenados de la tierra (Mt 25,31ss).
\nPara los primeros padres de la Iglesia, la limosna no era una obra caritativa de supererogaci\u00f3n, sino un acto de\u00a0estricta justicia;<\/em>\u00a0y esta afirmaci\u00f3n deriva de otra que los santos padres repiten con frecuencia en sus sermones: lo que dais al pobre \u00abno es de lo vuestro, sino de lo\u00a0suyo\u00bb.<\/em>
\n
\nPor lo dem\u00e1s, en un mundo que est\u00e1 caracterizado no s\u00f3lo por la pluralidad de cosmovisiones aludida, sino tambi\u00e9n por las pavorosas diferencias sociales y la clamorosa situaci\u00f3n de necesidad de grandes masas de hombres (la cual engendra necesariamente desesperaci\u00f3n y violencia), el cristianismo falsifica de ra\u00edz su \u00abvisibilidad\u00bb y su forma de presencia en el mundo, si su acci\u00f3n apunta exclusiva o primariamente a ganar sus peque\u00f1os espacios o a defender sus concretas batallas particulares (ense\u00f1anza de la religi\u00f3n, reconocimiento social…), en lugar de convertirse en un servicio total a la reconciliaci\u00f3n y a la igualdad fraterna entre los hombres, \u00fanica se\u00f1al cre\u00edble de la paternidad de Dios.
\n
\nComo conclusi\u00f3n: si son v\u00e1lidas estas breves consideraciones sobre el car\u00e1cter sacramental de la Iglesia, se comprende f\u00e1cilmente que la mediaci\u00f3n de la lucha por la justicia resulte absolutamente imprescindible para que la Iglesia anuncie al Dios verdadero y no a otro (frente a la pluralidad de las im\u00e1genes id\u00f3latras de Dios que coinciden todas ellas en consagrar y legitimar la permanencia de estructuras injustas), y para que confiese a Jesucristo como Hijo del Dios\u00a0vivo<\/em>\u00a0(Mt 16,16) y no a dioses muertos.
\nPero, a la vez, todo esto exigir\u00e1 a la Iglesia lo que la 32 Congregaci\u00f3n General de la Compa\u00f1\u00eda de Jes\u00fas defini\u00f3 como renuncia a \u00abciertas estructuras de evangelizaci\u00f3n que se perciben como ligadas a un orden social repudiado\u00bb (n. 26). De lo contrario, la misma acci\u00f3n pastoral de la Iglesia quedar\u00eda esterilizada a la larga por una contradicci\u00f3n de base.
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\nEs sabido que este tipo de contradicciones act\u00faa siempre a largo plazo y, por tanto, cuando se presentan sus efectos, no cabe buscar las causas en los factores contempor\u00e1neamente m\u00e1s inmediatos. Por eso, toda la acci\u00f3n pastoral de la Iglesia ha de afrontar con honradez la pregunta de si la moderna apostas\u00eda de las masas, la descristianizaci\u00f3n de pa\u00edses tradicionalmente cristianos, el notable descenso de las vocaciones… que han caracterizado los \u00faltimos a\u00f1os de la Iglesia, son s\u00edntomas que obedecen \u00fanicamente al reciente esfuerzo de conversi\u00f3n de la Iglesia a la lucha por la justicia, o son m\u00e1s bien la cosecha tard\u00eda de una anterior tibieza y de un retraso en esa conversi\u00f3n que la historia estaba reclamando de la Iglesia desde hace ya m\u00e1s de un siglo.
\n
\n
\n
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a03.3. Justicia y espiritualidad cristiana<\/strong>
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\nHay que subrayar, antes de nada, que lo espec\u00edficamente cristiano nunca significa\u00a0exclusivamente<\/em>\u00a0cristiano. Quien confiesa a Jes\u00fas de Nazaret como \u00abCristo\u00bb e \u00abHijo de hombre\u00bb est\u00e1 afirmando que lo espec\u00edficamente cristiano es s\u00f3lo aquello de m\u00e1s profunda calidad humana y nunca un espacio\u00a0ajeno\u00a0<\/em>a lo humano.
\nEsto significa que lo espec\u00edficamente cristiano nunca ser\u00e1 algo que no puede encontrarse en otros hombres (pues semejante modo de concebir implicar\u00eda una negaci\u00f3n de la universalidad de Cristo), sino simplemente algo que\u00a0se debe exigir<\/em>\u00a0decididamente a aquellos que se llaman cristianos.
\nHecha esta aclaraci\u00f3n, ciframos a continuaci\u00f3n algunas de las tonalidades de lo espec\u00edficamente cristiano en la justicia.
\n
\nEl tema de la justicia no puede ser abordado por el cristiano \u2014ni debe tampoco ser predicado\u2014 como si se tratase simplemente de una obligaci\u00f3n de orden moral. M\u00e1s bien debe ser reconocido y descubierto por el cristiano como una fuente de experiencia religiosa o de lo que en el lenguaje teol\u00f3gico suele llamarse \u00abexperiencia de gracia\u00bb.
\nEs importante subrayar que, en los evangelios, aparece este tema \u2014y por dos veces\u2014 vinculado a los \u00abhimnos de j\u00fabilo\u00bb tanto de Jes\u00fas (Lc 10,21) como de Mar\u00eda en el Magn\u00edficat (Lc 1,46ss). Por consiguiente, el cristiano se distingue aqu\u00ed tanto del jud\u00edo que es esclavo de la ley, como del pagano que se desentiende de ella (cf. Rm 1-2).
\n
\nEn la medida en que la opci\u00f3n por la justicia bebe su importancia de la centralidad teol\u00f3gica del amor en el cristianismo, se hace necesario recordar que el amor cristiano (o mejor: todo amor aut\u00e9nticamente humano), no es amor a una simple abstracci\u00f3n, sino que \u00abtoca\u00bb realmente a las personas. Existe una forma de optar por la justicia que, de tan absoluta como pretende ser, caer\u00eda en la cr\u00edtica mordaz dirigida a algunos celibatos eclesi\u00e1sticos: \u00abSe imaginan que aman a Dios porque no aman a nadie\u00bb.
\nHay un \u00faltimo cap\u00edtulo que resulta muy dif\u00edcil no s\u00f3lo de formular con precisi\u00f3n sino, sobre todo, de traducir a la pr\u00e1ctica en la complejidad de la lucha cotidiana. Para facilitar un primer acercamiento a \u00e9l, cabr\u00eda formularlo as\u00ed: la pr\u00e1ctica cristiana de la justicia ha de acercarse m\u00e1s al perd\u00f3n que a la venganza.
\nEl complicado inconsciente del hombre tiende muchas veces a confundir el hambre de justicia con la sed de venganza, y ello convierte en injustas a muchas luchas por la justicia que, en sus comienzos, fueron al menos justificadas. Pero, m\u00e1s all\u00e1 incluso de los peligros de degradaci\u00f3n tantas veces confirmados por la historia, lo que hace que este \u00faltimo punto sea irrenunciablemente cristiano, es el car\u00e1cter que hemos dicho que ten\u00eda la praxis de justicia como manifestaci\u00f3n del ser de Dios. Ahora bien: el Dios cristiano es justo, no destruyendo al hombre pecador, sino transform\u00e1ndolo, haci\u00e9ndole justo o justific\u00e1ndole.
\n
\nDe esto deriva una serie de consecuencias fundamentales para toda praxis cristiana: en primer lugar, el amor a los enemigos, que halla aqu\u00ed su \u00faltima ra\u00edz teol\u00f3gica, y que debe hacerse presente tambi\u00e9n en la lucha por la justicia.
\nEn segundo lugar, la palabra cristiana sobre el dif\u00edcil problema de la violencia; palabra que no se sit\u00faa al nivel de la casu\u00edstica moral o de la negativa radical, sino a otro nivel mucho m\u00e1s hondo: que all\u00e1 donde la violencia sea quiz\u00e1 inevitable, pueda ser ejercida con \u00e1nimo perdonador m\u00e1s que con \u00e1nimo vengativo.
\nEn tercer lugar, esa meta que se se\u00f1ala con raz\u00f3n t\u00edpicamente cristiana: que la acci\u00f3n del hombre sobre la historia no ha de apuntar s\u00f3lo al cambio de las estructuras sino, principalmente y a trav\u00e9s de \u00e9ste, tambi\u00e9n al cambio de las personas.
\n
\nFinalmente, una referencia r\u00e1pida a la espiritualidad.
\nEl Dios cristiano es un Dios de la historia. Y es curioso que, mientras en la teolog\u00eda sistem\u00e1tica se acepta ya el car\u00e1cter teof\u00e1nico de la historia como un rasgo espec\u00edficamente judeo-cristiano, sin embargo esto no se ha traducido en una elaboraci\u00f3n de las relaciones entre historia, justicia y espiritualidad. \u00c9sta \u00faltima parece relegada a lo a-hist\u00f3rico, intimista, en una palabra \u00abespiritualista\u00bb. Y la historia es vista como una mera mentira de la que conviene huir, o como una entidad aut\u00f3noma, no s\u00f3lo en sus funcionamientos sino en su relaci\u00f3n con todo lo referente a Dios. Ello da lugar \u2014paro-diando a Lutero\u2014 a una especie de \u00abespiritualidad de los dos reinos\u00bb.
\nFrente a esto, una espiritualidad de la historia no tiene por qu\u00e9 ser una espiritualidad milenarista, del triunfo cercano y f\u00e1cil. Basta que sea una espiritualidad \u00abde ojos abiertos\u00bb. Y \u2014por supuesto\u2014 abiertos no s\u00f3lo frente a nuestra injusta realidad externa, sino abiertos frente al propio coraz\u00f3n y sus enga\u00f1os, que tantas veces nos hacen falsear, modificar o reconstruir los datos que recibimos, instal\u00e1ndonos en una especie de \u00abrealidad virtual\u00bb. Hace ya a\u00f1os, en un famoso art\u00edculo sobre la espiritualidad, Jon Sobrino hablaba de \u00abhonradez con lo real\u00bb, como punto de partida de toda verdadera espiritualidad.\u00a0n
\n <\/p>\nJos\u00e9 Ignacio Gonz\u00e1lez Faus<\/h5>\n
\n[1]<\/a>\u00a0NOTA DE LA REDACCI\u00d3N:\u00a0Hemos pedido al autor, muy espec\u00edficamente, una reflexi\u00f3n concreta sobre el tema tal como ya lo hab\u00eda abordado en\u00a0La justicia que brota de la fe,<\/em>\u00a0Sal Terrae, Santander 1982 (obra en colaboraci\u00f3n);\u00a0Fe en Dios y construcci\u00f3n de la historia,\u00a0<\/em>Trotta, Madrid 1998 y\u00a0Conceptos fundamentales del cristianismo,\u00a0<\/em>Trotta, Madrid 1993 (obra en colaboraci\u00f3n). A todas ellas remitimos tanto para situar, con las oportunas referencias que all\u00ed se indican, como entender mejor la s\u00edntesis concentrada que presenta este art\u00edculo.
\n[2]<\/a>\u00a0Otras palabras en la misma direcci\u00f3n, que quiz\u00e1 han quedado cuidadosamente olvidadas: \u201cEl hombre puede hoy d\u00eda hacer un mundo m\u00e1s justo, pero\u00a0no lo quiere de verdad.\u00a0<\/em>Su nuevo se\u00f1or\u00edo sobre el mundo y sobre \u00e9l mismo sirve frecuentemente m\u00e1s, de hecho, para la explotaci\u00f3n de los individuos y las colectividades y los pueblos que para un reparto equitativo de los recursos del planeta, desencadena m\u00e1s rupturas y divisiones que comuni\u00f3n y comunicaci\u00f3n; m\u00e1s opresi\u00f3n y dominaci\u00f3n que respeto de los derechos individuales y colectivos en una real fraternidad. Las desigualdades e injusticias no pueden ya ser percibidas como resultado de cierta fatalidad [a\u00f1adamos: ni como culpa exclusiva de las v\u00edctimas]; se las reconoce m\u00e1s bien como\u00a0obra del hombre y de su ego\u00edsmo\u201d\u00a0<\/em>(CONGREGACI\u00d3N GENERAL 32 DE LA COMPA\u00d1\u00cdA DE JES\u00daS,\u00a0decreto 4, n. 27).[\/vc_column_text][\/vc_column][\/vc_row]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"