{"id":11684,"date":"2001-05-01T12:32:06","date_gmt":"2001-05-01T10:32:06","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=11684"},"modified":"2001-05-01T12:32:06","modified_gmt":"2001-05-01T10:32:06","slug":"que-nos-queda-del-vaticano-ii","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/que-nos-queda-del-vaticano-ii\/","title":{"rendered":"\u00bfQu\u00e9 nos queda del Vaticano II?"},"content":{"rendered":"
[vc_row][vc_column][vc_column_text]PIE AUTOR Cabe preguntarnos hoy, despu\u00e9s de treinta y cinco a\u00f1os posconciliares, en qu\u00e9 medida ha habido en la Iglesia renovaci\u00f3n o, si se quiere, innovaci\u00f3n. Las evaluaciones eclesiales dependen hoy del modo de valorar el Concilio o del juicio que se da a la evoluci\u00f3n o a la involuci\u00f3n eclesial. Lo que no cabe duda es que el Vaticano II ha provocado una mutaci\u00f3n fundamental y sorpren\u00addente en la Iglesia, en el sentido de exigir un cambio profundo de su conciencia y de su misi\u00f3n. Puso a la Iglesia frente al evangelio en medio del mundo. estudios@misionjoven.org[\/vc_column_text][\/vc_column][\/vc_row]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" [vc_row][vc_column][vc_column_text]PIE AUTOR Casiano Florist\u00e1n\u00a0es Catedr\u00e1tico de Teolog\u00eda Pastoral de la Universidad Pontificia de Salamanca. S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO \u00a0 El art\u00edculo analiza en primer lugar lo que supuso el \u00abacontecimiento\u00bb del Vaticano II en su renovaci\u00f3n del mensaje cristiano \u201cdesde una triple exigencia: retorno a las fuentes de la palabra de Dios y de la […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[120,594,593,94],"tags":[],"class_list":["post-11684","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-2001-mision-joven-2","category-casiano-floristan","category-estudios-292","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11684","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=11684"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11684\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=11684"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=11684"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=11684"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nCasiano Florist\u00e1n<\/strong>\u00a0es Catedr\u00e1tico de Teolog\u00eda Pastoral de la Universidad Pontificia de Salamanca.<\/em>
\n
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\n\u00a0<\/strong>
\nEl art\u00edculo analiza en primer lugar lo que supuso el \u00abacontecimiento\u00bb del Vaticano II en su renovaci\u00f3n del mensaje cristiano \u201cdesde una triple exigencia: retorno a las fuentes de la palabra de Dios y de la liturgia, cercan\u00eda a la realidad social del mundo y revisi\u00f3n profunda de la Iglesia como comuni\u00f3n, sacramento y pueblo de Dios\u201d. Repasa, despu\u00e9s, cuanto nos leg\u00f3 el Concilio y hoy sigue vigente despu\u00e9s de aquel verdadero \u00abpentecost\u00e9s\u00bb. Por \u00faltimo, se detiene a enumerar algunas de las formulaciones conciliares que no se han llevado a cabo: colegialidad, ministerio presbiteral, cultura democr\u00e1tica, nombramiento de obispos y la funci\u00f3n de la mujer en la Iglesia.
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\nLa pregunta\u00a0\u00ab\u00bfqu\u00e9 nos queda del Vaticano II?\u00bb<\/em>\u00a0deja entrever que el \u00faltimo concilio fue un acontecimiento superior a lo que posteriormente se plasm\u00f3, es decir, que dio directrices todav\u00eda no aceptadas en todas sus consecuencias o que no lo hemos aplicado del todo. En una palabra, que se nos ha esfumado hasta cierto punto. Para aclarar el sentido y direcci\u00f3n de esta pregunta indagar\u00e9 tres cuestiones: 1\/ qu\u00e9 supuso el Vaticano II; 2\/ qu\u00e9 nos leg\u00f3 y est\u00e1 vigente hoy entre nosotros; 3\/ qu\u00e9 dijo y no se ha plasmado suficientemente hasta el momento actual. Vayamos por partes.
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\n <\/p>\n\n
\nLos historiadores de la Iglesia y los eclesi\u00f3logos \u2014al menos los que valoran positivamente el Vaticano II, que son mayor\u00eda\u2014 afirman que el\u00a0hecho conciliar<\/em>\u00a0fue absolutamente positivo e incre\u00edblemente nuevo, el acontecimiento mayor del s. XX en la Iglesia. En general, los obispos, te\u00f3logos y pueblo cristiano lo aceptaron con entusiasmo. No faltan los que lo califican como hecho positivo, pero juzgan negativo el posconcilio, a saber, la aplicaci\u00f3n del Concilio, debido a la p\u00e9rdida de sentido eclesial, descr\u00e9dito de autoridad, seducci\u00f3n mundana, olvido de verdades b\u00e1sicas y permisividad de costumbres que, seg\u00fan ellos, trajo consigo.
\nCreen que todo lo negativo sucedido despu\u00e9s del Vaticano II es a causa de lo que se decidi\u00f3 en el aula de san Pedro. Tambi\u00e9n existe una minor\u00eda que condena abiertamente el Vaticano II como un concilio funesto, desviado de la genuina tradici\u00f3n cat\u00f3lica, como declar\u00f3 monse\u00f1or Lefevbre. Por \u00faltimo \u2014sin atreverse a decirlo\u2014, algunos fundamentalistas piensan que Lefevbre tuvo raz\u00f3n, a saber, que Juan XXIII se equivoc\u00f3.
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\nA la vista de lo ocurrido en el tiempo posconciliar, muchos cristianos creen que se agost\u00f3 la apertura conciliar en pocos a\u00f1os, sin darnos cuenta que el posconcilio ha coincidido, en estas tres \u00faltimas d\u00e9cadas, con un tiempo de secularizaci\u00f3n arrasador. Dicho de otro modo, la mengua de la aplicaci\u00f3n conciliar no es s\u00f3lo consecuencia de la escasez prof\u00e9tica de los encargados de poner en pr\u00e1ctica el Concilio \u2014hecho cierto\u2014 , sino de una concepci\u00f3n occidental de la vida que deja a un lado el hecho religioso. Y al rev\u00e9s, el descr\u00e9dito de lo religioso o de lo eclesial, hoy patente en la juventud y en amplios c\u00edrculos de la sociedad, no se debe al Vaticano II.
\nDe otra parte, no olvidemos el lastre postridentino de una Iglesia clerical enfrentada con el protestantismo, la modernidad y el socialismo. La tarea del Vaticano II era inmensa. A veces nos fijamos en lo que no se ha hecho, sin darnos cuenta de lo que se ha llevado a cabo.
\n
\nRecordemos que al ser elegido Juan XXIII, casi ning\u00fan te\u00f3logo pensaba que eran necesarios los concilios. Bastaba el magisterio del papa, declarado infalible en el Vaticano I. Poco antes del Concilio, el \u00absentido de la fe\u00bb\u00a0(sensus fidelium)<\/em>\u00a0del pueblo de Dios no contaba, como tampoco el magisterio de los te\u00f3logos, que apenas ten\u00eda algo importante que decir. Dicho de otro modo, los laicos eran fieles pasivos y los te\u00f3logos \u00abantenas de repetici\u00f3n\u00bb del magisterio pontificio. Los profesores de la teolog\u00eda vigente entonces como neoescol\u00e1stica, se limitaban a repetir machaconamente las mismas tesis, a\u00f1o tras a\u00f1o, fuese en tiempo de la rep\u00fablica espa\u00f1ola, de la guerra civil o de la posguerra.
\nNo s\u00f3lo estaba alejada nuestra Iglesia de la Biblia, sino que daba la espalda a la realidad social de los vencidos y excluidos. A los fieles les bastaba creer en las formulaciones del dep\u00f3sito de la fe , recibir los sacramentos de los sacerdotes y acatar las normas morales reglamentadas, sobre todo en materia sexual. Hab\u00eda cuatro medios de transmisi\u00f3n de la fe que funcionaban con una cierta eficacia en aquella sociedad: el \u00e1mbito cristiano familiar, la catequesis del catecismo, la escuela cat\u00f3lica y los sermones de los curas.
\nEn el momento de tambalearse la cristiandad, estas cuatro transmisiones sufrieron un serio quebranto. En el campo pastoral ten\u00edan primac\u00eda tres devociones denominadas \u00abblancas\u00bb, las dirigidas a la Hostia consagrada (en lugar de la eucarist\u00eda como celebraci\u00f3n), a la Virgen (con menoscabo de Jesucristo mediador) y al Papa (centro decisivo magisterial, m\u00e1s que la palabra de Dios). De sobra sabemos las correcciones que hizo el Concilio respecto de estas tres devociones. La tarea del Vaticano II era inmensa.
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\n
\nRecordemos tambi\u00e9n que desde finales del s. XIX y comienzos del s. XX hubo movimientos de renovaci\u00f3n eclesial que avanzaban poco a poco a contracorriente, de un modo imparable. A veces, al margen de la Iglesia oficial. La conciencia de ser fieles creyentes por parte de los laicos, los m\u00e9todos activos en catequesis, la inducci\u00f3n desde la vida en los movimientos apost\u00f3licos, el m\u00e9todo\u00a0ver-juzgar-actuar,<\/em>\u00a0la espiritualidad de la revisi\u00f3n de vida, el despertar del movimiento lit\u00fargico, la irrupci\u00f3n de una nueva ex\u00e9gesis y unos atisbos evang\u00e9licos de conciencia social abonaron el campo eclesial y prepararon la recepci\u00f3n del Vaticano II.
\nEfectivamente, al final del pontificado de P\u00edo XII, en plena expansi\u00f3n social y cultural, hab\u00eda ansias de cambio religioso, percibido por algunos profetas y reformadores. La feligres\u00eda en general se hallaba en un estado de aquiescencia pasiva. La teolog\u00eda era viva s\u00f3lo en Centro Europa, con cuyo concurso se desarroll\u00f3 el Vaticano II.
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\nLa convocatoria conciliar de Juan XXIII fue recibida -salvo por los curiales aferrados a una tradici\u00f3n mal entendida- con sorpresa, esperanza y entusiasmo. \u00bfQu\u00e9 supuso? Un cambio profundo, un giro extraordinario, el final de cuatro siglos de Iglesia tridentina. L\u00f3gicamente comenzaron las sorpresas.
\nEn primer lugar, la Santa Sede consult\u00f3 al episcopado entero sobre los contenidos del futuro Concilio, aunque en el estado de obediencia total que los obispos ten\u00edan al papa, sin creatividad ni opiniones propias, era l\u00f3gico que las contestaciones fueran decepcionantes. No obstante, se advirti\u00f3 muy pronto en los obispos ganas de escuchar voces teol\u00f3gicas fecundas, apertura a nuevos planteamientos pastorales y, sobre todo, deseos enormes de votar, es decir, de participar, de co-decidir. Los obispos quer\u00edan ser \u00abcolegas\u00bb del Papa, no meros \u00abvicarios\u00bb.
\nEn segundo lugar, algunos te\u00f3logos, injustamente tenidos por peligrosos, pero bien pertrechados en el conocimiento de las fuentes, la tradici\u00f3n teol\u00f3gica y la realidad social de un mundo en transici\u00f3n, se explayaron con una libertad inaudita. Empezaron a manifestar sus propuestas con gran ardor y lograron hacer escuela. En tercer lugar, se impuso en el aula, por contagio de Juan XXIII, el\u00a0aggiornamento,<\/em>\u00a0a saber, la puesta al d\u00eda y la reforma teol\u00f3gica y pastoral de la Iglesia, frente a formulaciones dogm\u00e1ticas r\u00edgidas y reglamentaciones jur\u00eddicas alejadas de la vida cristiana. En una palabra \u2014recordando a E. Mounier\u2014, el\u00a0acontecimiento<\/em>\u00a0ser\u00eda el \u00abmaestro interior\u00bb del Concilio.
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\nEl Vaticano II trat\u00f3 de renovar el mensaje cristiano desde una triple exigencia: retorno a las fuentes de la palabra de Dios y de la liturgia, cercan\u00eda a la realidad social del mundo y revisi\u00f3n profunda de la Iglesia como comuni\u00f3n, sacramento y pueblo de Dios.
\nEn s\u00edntesis, el Concilio aport\u00f3 una nueva vivencia de Iglesia en el Esp\u00edritu de Cristo y del evangelio, para el servicio del mundo, en aras del reino de Dios. La dimensi\u00f3n pastoral de Vaticano II se advierte en todos sus documentos centrales y en el mismo desarrollo de las dis\u00adcusiones, desde el examen del esquema sobre las \u00abfuentes de la revelaci\u00f3n\u00bb a la calificaci\u00f3n de\u00a0Gaudium et spes<\/em>\u00a0\u2014palabras esperanzadoras\u2014 como constituci\u00f3n \u00abpas\u00adtoral\u00bb. Esta dimensi\u00f3n se hizo realidad en aspectos importantes, como la nueva conciencia eclesial, la renovaci\u00f3n de la vida cristiana, el di\u00e1logo con el mundo, el aprecio de las religiones no cristianas y el ecumenismo con las Iglesias no cat\u00f3licas.
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\n <\/p>\n\n
\nSe ha dicho con una pizca de exageraci\u00f3n que el pueblo se enter\u00f3 del Concilio por dos cambios o, si se quiere, por dos sustituciones: el lat\u00edn de la liturgia por la lengua del pueblo y los h\u00e1bitos talares eclesi\u00e1sticos por atuendos laicos o civiles. Debajo de estos dos cambios cabe percibir un tr\u00e1nsito profundo.
\nDe un lado, era hora de que la oraci\u00f3n de la Iglesia, que es la liturgia, fuese en lengua materna, como siempre fue la confesi\u00f3n de los pecados y la pl\u00e1tica personal con Dios, dos maneras \u00edntimas de mostrar cualquier cristiano su identidad.
\nDe otro, ojal\u00e1 hubi\u00e9semos cambiado los eclesi\u00e1sticos de h\u00e1bitos en profundidad, sin quedarnos en trocar la sotana por la chaqueta. En todo caso, la cercan\u00eda con el mundo \u2014favorecida por una nueva manera de vestir\u2014 trajo consigo una encarnaci\u00f3n en la sociedad para misionar, o, al menos, el descubrimiento de las condiciones en las que viv\u00eda el pueblo. Acostumbrados los eclesi\u00e1sticos a vivir segregados del mundo, muchos fueron absorbidos por el viento secularizador en el momento de asomarse al mundo.
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\nDesde luego \u2014lo percibiera abiertamente el pueblo o no\u2014, el Vaticano II nos leg\u00f3 un\u00a0esp\u00edritu,<\/em>\u00a0no f\u00e1cil de precisar, que se cifra en unas disposiciones y un cambio en la percepci\u00f3n de las realidades de fe. Por supuesto, el esp\u00edritu del Concilio no debe confundirse, seg\u00fan el cardenal Ratzinger, con el \u00abantiesp\u00edritu\u00bb, seg\u00fan el cual la historia de la Iglesia deber\u00eda comenzar con el Vaticano II, conside\u00adrado como una espe\u00adcie de \u00abpunto cero\u00bb. Evidente\u00admen\u00adte el esp\u00ed\u00adritu del Vaticano II no con\u00adsis\u00adte en negar todo lo anterior de la Igle\u00adsia, sino en descubrir la novedad eclesiol\u00f3gica conci\u00adliar, es decir, la irrup\u00adci\u00f3n del Esp\u00edritu en los Padres del Concilio como un renovado Pente\u00adcos\u00adt\u00e9s.
\nEl pentecost\u00e9s del Concilio supuso aire fresco, vendaval de savia evang\u00e9lica, apeo de tratamientos altisonantes y distanciados, solidaridad con el Tercer Mundo, captaci\u00f3n de los \u00absignos de los tiempos\u00bb, presencia de la Iglesia en el mundo de los pobres, escucha nueva de la palabra de Dios, logro de una celebraci\u00f3n en el Esp\u00edritu de Dios y en la verdad de los hombres, aparici\u00f3n de un nuevo modelo de comunidad y deseos, muchos deseos, de autenticidad evang\u00e9lica. Las normas estrechas antiguas, de momento, saltaron hechas a\u00f1icos.
\nDesgraciadamente no todo fue entonces ejemplar, ya que se evaporaron en un santiam\u00e9n algunas costumbres venerables en el r\u00edo revuelto de una gran conmoci\u00f3n. No olvidemos, sin embargo, que est\u00e1bamos en la d\u00e9cada de los sesenta, tiempos de contracultura, primaveras calientes, cr\u00edticas feroces a todo lo institucional y puertas abiertas a una libertad omn\u00edmoda. Y cerrados, muy cerrados a la modernidad, dentro de una Iglesia-fortaleza.
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\nLa disposici\u00f3n teol\u00f3gica y pastoral del Concilio, inaugurada con la aprobaci\u00f3n del esquema de liturgia y el rechazo de unos 70 esquemas repetitivos, escol\u00e1sticos, nocionales, escasamente b\u00edblicos y carentes de sentido pastoral y orientaci\u00f3n ecum\u00e9nica, fue clar\u00edsima. A ra\u00edz del Vaticano II se logr\u00f3, en un plazo breve, una nueva concepci\u00f3n de la Iglesia como pueblo de Dios y del ministerio como servicio al pueblo. Despert\u00f3 una gran ilusi\u00f3n la reforma lit\u00fargica, plenamente aceptada por el pueblo, se intensificaron los contactos ecum\u00e9nicos, comenzaron a renovarse los seminarios y las \u00f3rdenes religiosas, hubo un gran impulso del laicado, la Iglesia se abri\u00f3 a la sociedad y al mundo de los pobres y la teolog\u00eda mostr\u00f3 una gran vitalidad. Algunos curiales se irritaron y opusieron por todos los medios grandes resistencias al cambio.
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\nEn tercer lugar hubo una nueva percepci\u00f3n de realidades profundas. Se vislumbr\u00f3 un Dios misericordioso y benigno, el Dios del reino, a quien llamamos Padre y Madre, junto al reino de Dios. Gr\u00e1ficamente lo acaba de formular el t\u00edtulo de un libro de A. Torres Queiruga: \u00abDel terror de Isaac al Abba de Jes\u00fas\u00bb. La ex\u00e9gesis renovada de los evangelios descubri\u00f3 con luces nuevas a Jes\u00fas de Nazaret, Mes\u00edas y Se\u00f1or, crucificado a causa de la predicaci\u00f3n del reino y resucitado por Dios para la salvaci\u00f3n del mundo. Su memoria es, con palabras de J. I. Gonz\u00e1lez Faus, \u00absubversiva y subyugante\u00bb.
\nLa eclesiolog\u00eda del Vaticano II cobr\u00f3 nuevos impulsos a partir de las afirmaciones de la Iglesia pueblo de Dios, comunidad de creyentes y sacramento de salvaci\u00f3n. En una palabra, se abrieron las puertas a la irrupci\u00f3n del Esp\u00edritu en toda la Iglesia, en un momento calificado de \u00abnuevo pentecost\u00e9s\u00bb.
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\nRecordemos que en 1984 expuso el cardenal Ratzinger en el libro\u00a0Informe sobre la fe<\/em>\u00a0<\/strong>(en di\u00e1logo con el periodista Messori) un diagn\u00f3stico eclesial desolador. Afirm\u00f3 que la fe est\u00e1 en crisis por desestima de la ortodoxia, se da excesiva importancia a la pra\u00adxis, hay un oscurecimiento de la realidad de Dios, se enaltece demasiado la humanizaci\u00f3n de Jes\u00fas, la Iglesia se desestructura jer\u00e1rquicamente, se pretende que se inculture en demas\u00eda la fe, es excesivo el contacto directo de cualquier fiel con la palabra de Dios y apenas cuenta el magisterio.
\nEs decir, los veinte a\u00f1os posconciliares transcurridos hasta entonces hab\u00edan sido, para Ratzinger, un tiempo de desilusi\u00f3n y desorden, de crisis y deca\u00addencia de la Iglesia. Natural\u00admente, hubo te\u00f3logos que criti\u00adca\u00adron este diagn\u00f3sti\u00adco severo de Ratzin\u00adger, fruto \u2014dijeron algu\u00adnos\u2014 de un pro\u00advin\u00adcia\u00adnismo teol\u00f3gico de cu\u00f1o euroc\u00e9ntrico y de un razona\u00admiento discuti\u00adble, al consi\u00adderar que todo lo que sucedi\u00f3 \u00abdes\u00adpu\u00e9s\u00bb del Conci\u00adlio era \u00aba causa\u00bb del Conci\u00adlio.
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\n <\/p>\n\n
\n
\nEn el posconcilio han transcurrido al menos tres etapas. Despu\u00e9s de una breve fase de\u00a0<\/strong>exalta\u00adci\u00f3n<\/em>\u00a0\u2014la del \u00abaggiornamento\u00bb y primeras decisiones innovadoras\u2014, lleg\u00f3 la fase de la\u00a0<\/strong>decepci\u00f3n,<\/em>\u00a0en la que se comprob\u00f3 el peso de la inercia de una instituci\u00f3n \u2014formada por todos nosotros, con la jerarqu\u00eda al frente\u2014 resistente a los cambios.
\nNos encontramos hoy en una tercera fase, que podemos llamarla de\u00a0estabiliza\u00adci\u00f3n<\/em>\u00a0y de\u00a0in\u00advoluci\u00f3n,<\/em>\u00a0de freno y de asentamiento. Da la impresi\u00f3n de que en algunos campos pastorales no se puede ir hacia delante, pero tampoco es factible retroceder. Delante hay como un muro, pero detr\u00e1s est\u00e1 nada menos que el Vaticano II. En la primera fase se acentuaron los textos conciliares m\u00e1s refor\u00admadores; en la segunda se pusieron de relieve los pasajes m\u00e1s conservadores.\u00ad<\/strong>
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\nEn este per\u00edodo posconciliar los\u00a0conservadores<\/em>\u00a0han \u00addenunciado las consecuencias de una p\u00e9sima aplicaci\u00f3n del Concilio en la Iglesia, como el confusionismo de la fe por un cacareado pluralismo, la dis\u00adminuci\u00f3n dr\u00e1stica de la pr\u00e1ctica religiosa, la escasez de vocaciones sacerdotales y religiosas, las secularizacio\u00adnes en el clero y en las religiosas, el ejercicio indebido de los consejos por la influencia de la democra\u00adcia, la debilita\u00adci\u00f3n de la autoridad del papa y de obispos, la permisividad sexual y los exaltados mesianismos terrenos. No caen en cuenta suficientemente, los que as\u00ed piensan, que gran parte de estos hechos no se debieron al Concilio sino a deficiencias notables que hab\u00eda en la Iglesia tridentina y al fen\u00f3meno secularizador que irrumpi\u00f3 en Occidente despu\u00e9s del Vaticano II.
\n
\nPor el contrario, los\u00a0progresistas<\/em>\u00a0sos\u00adtienen que el Concilio ha favorecido la participaci\u00f3n lit\u00fargi\u00adca, hay en la Iglesia menos clericalismo y m\u00e1s cooperaci\u00f3n y cogesti\u00f3n de los laicos, han disminuido las luchas con\u00adfesionales y ha crecido el ecumenismo, se valoran de un modo m\u00e1s correcto las religiones no cristianas, hay solidez misio\u00adnal, se advierte una nueva presencia de la Iglesia en el mundo y se tiende a superar el eurocentrismo de la Iglesia. Algunos piensan que esto son deseos m\u00e1s que realizaciones.
\n
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\nEl\u00a0Segundo s\u00ednodo extraordinario<\/em>\u00a0de 1985, convocado por Juan Pablo II\u00a0\u00a0para valorar \u00ablas conse\u00adcuencias del Vaticano II\u00bb, hizo un balance del concilio y posconcilio muy positivo, de acuerdo a las opiniones de las Conferencias Episcopales. Los obispos asistentes a este S\u00ednodo valora\u00adron la recta aceptaci\u00f3n del Concilio, tanto de su esp\u00edritu como de sus deci\u00adsio\u00adnes. Se afirm\u00f3 con claridad que las dificultades posconci\u00adliares no proced\u00edan del mismo Conci\u00adlio, reconocido con \u00abaut\u00e9ntica mani\u00adfes\u00adtaci\u00f3n del Esp\u00ed\u00adritu Santo\u00bb (Estados Unidos), \u00abun hecho muy positi\u00advo\u00bb (Ale\u00adma\u00adnia), \u00abuna nueva era para la Iglesia\u00bb (Thailandia). Algunos episcopados \u00adproceden\u00adtes del Tercer Mundo subrayaron los frutos emanados del Concilio: \u00abliber\u00adtad, optimismo, ini\u00adcia\u00adtiva, crea\u00adtividad\u00bb\u00ad. Hubo obispos que se lamen\u00adta\u00adron del freno conciliar ejerci\u00addo por parte de algunos orga\u00adnismos centra\u00adles de la Iglesia.
\nEl S\u00ednodo se pronunci\u00f3 por una voluntad de renovaci\u00f3n, dentro de la continuidad con la tradici\u00f3n. Calific\u00f3 al Vaticano II \u00abcomo una gracia de Dios y un don del Esp\u00edritu Santo\u00bb, tanto para la Iglesia como para la sociedad. Desgraciadamente gran parte de los organismos de la Iglesia siguieron con el freno firme en las ruedas. Ciertamente, algunas propuestas directa o indirectamente se\u00f1aladas por el Vaticano II no se han desarrollado. Para terminar nuestra reflexi\u00f3n, se\u00f1alemos algunas. Si se cumpliesen, el balance del posconcilio ser\u00eda m\u00e1s positivo.
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\nq\u00a0Colegialidad<\/strong>
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\nEn primer lugar el ejercicio de la\u00a0colegialidad.<\/em>\u00a0<\/strong>Frente al centralismo buro\u00adcr\u00e1tico vaticano, el Vaticano II dese\u00f3 un r\u00e9gimen colegial: el papa con los obis\u00adpos y no s\u00f3lo el papa con la curia. Se pretend\u00eda des\u00adcen\u00adtra\u00adlizar la Igle\u00adsia, poner el acento sobre el pueblo de Dios y abrir\u00adla al mundo de las dife\u00adrentes culturas, sin olvidar el minis\u00adterio petrino. La novedad que entra\u00f1a la colegiali\u00addad episcopal plan\u00adtea de una forma nueva las relaciones entre el papa, los obis\u00adpos y las Iglesias locales, a trav\u00e9s sobre todo del\u00a0S\u00ednodo de obispos<\/em>\u00a0y las\u00a0Conferencias episcopales.<\/em>\u00a0Lo han se\u00f1alado muchos te\u00f3logos: el S\u00ednodo debe ser deliberativo, no meramente consultivo.\u00ad Las Conferencias Episcopales deben tener m\u00e1s capacidad de resoluci\u00f3n. Hay que descentralizar muchas tareas hoy controladas por la curia romana. Sobran los nuncios.
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\nq\u00a0Ministerio de los presb\u00edteros<\/strong>
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\nEn segundo lugar, el Vaticano II fundament\u00f3 el\u00a0ministerio de los presb\u00edteros<\/em>\u00a0en el ejercicio de Cristo como doctor, sacerdote y rey, a saber, en el triple servicio de la palabra, el sacramento y el servicio. Esto supone un ensanchamiento de la actividad sacerdotal cl\u00e1sica, con una acentua\u00adci\u00f3n del servicio a \u00ablos pobres y los m\u00e1s d\u00e9biles\u00bb (PO 6) en perspectiva misionera. La prioridad no se pone en el culto sino en la evangeliza\u00adci\u00f3n. Inmediatamente se produjo una tensi\u00f3n entre la teolo\u00adg\u00eda sacerdo\u00adtal preconciliar y la vocaci\u00f3n renovada pastoral de los presb\u00edte\u00adros. Hubo en el Concilio obispos que, a la vista de la escasez de voca\u00adciones y de parroquias sin sacerdote, propusieron la revisi\u00f3n de la ley del celibato y la ordenaci\u00f3n de varones casados. Son dos cuestiones sin resolver. Hay necesidad vital de responsables de comunidad que puedan presidir la eucarist\u00eda. No es aceptable que una ley eclesi\u00e1stica (la del celibato) prime sobre una ley eucar\u00edstica (celebrar sacramentalmente el d\u00eda del Se\u00f1or).
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\nq\u00a0Cultura democr\u00e1tica<\/strong>
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\nEn tercer lugar, se necesita en la Iglesia un mayor grado de\u00a0<\/strong>cultura democr\u00e1tica.<\/em>\u00a0La aceptaci\u00f3n de la colegialidad y la entrada en vigor de los consejos a todos los niveles supuso el comienzo de una cierta democra\u00adti\u00adza\u00adci\u00f3n de la Iglesia. Evidentemente la Iglesia no es de\u00admo\u00adcra\u00adcia en el sentido estrictamente pol\u00edtico del t\u00e9rmino, pero tampo\u00adco es, en estricto rigor, monarqu\u00eda absoluta, modelo condicionado a una \u00e9poca. Cuan\u00addo se habla de que en la Iglesia penetre la cultura democr\u00e1\u00adtica moder\u00adna, no se de\u00adfien\u00adde una demo\u00adcratizaci\u00f3n eclesial en la l\u00ednea del Estado, puesto que en la Iglesia la soberan\u00eda es de Cristo y en el fondo ella misma es un don de Dios. Se trata del modo con\u00adcreto de ejer\u00adcer el servi\u00adcio jer\u00e1rqui\u00adco, no de conformarlo dogm\u00e1\u00adti\u00adcamente de otro modo. Lo cierto es que hay una distancia preo\u00adcu\u00adpante entre la for\u00adma de gobierno en la Igle\u00adsia y en los reg\u00ed\u00admenes es\u00adtricta\u00admente demo\u00adcr\u00e1ti\u00adcos. Recordemos que en la Iglesia hay dos momentos de votaci\u00f3n democr\u00e1tica decisivos: los cardenales en el c\u00f3nclave y los obispos en el concilio.
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\nq\u00a0Nombramiento de obispos<\/strong>
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\nEn cuarto lugar debe cambiar el procedimiento del\u00a0nombramiento de obispos<\/em>\u00a0en la Iglesia. Es laudable recuperar el criterio tradicional, seg\u00fan el cual inter\u00advienen equili\u00adbrada\u00admente tres estamen\u00adtos: el local (miembros de la Iglesia diocesana), el re\u00adgio\u00adnal (los obispos veci\u00adnos) y el uni\u00adversal (la curia papal de Roma). Efectivamen\u00adte, este proce\u00addimiento tradicional antiguo se conforma m\u00e1s con la eclesiolog\u00eda de la \u00abcomu\u00adni\u00f3n\u00bb y con nuestra sensi\u00adbilidad cultu\u00adral actual.
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\nq\u00a0La mujer en la Iglesia<\/strong>
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\nEn quinto lugar se advierte un notable malestar respecto de la funci\u00f3n de\u00a0la mujer en la Iglesia.<\/em>\u00a0Hasta hace poco tiempo se admit\u00eda con injusticia manifiesta que la mujer era inepta para ejercer una funci\u00f3n social. Su lugar era la fami\u00adlia y la casa. La emancipaci\u00f3n de las mujeres y la rei\u00advindicaci\u00f3n de sus derechos en igualdad a los del var\u00f3n, junto al reco\u00adnocimiento de su capacidad para ejercer toda funci\u00f3n social, ocu\u00adrrido en el s. XIX, ha provocado cambios consi\u00addera\u00adbles en la socie\u00addad. La discri\u00adminaci\u00f3n de la mujer es intolera\u00adble: no procede de la natu\u00adraleza. Juan XXIII dijo que la emancipaci\u00f3n de la mujer es un signo de los tiempos y el Vaticano II afirm\u00f3 que \u00abtoda forma de discrimina\u00adci\u00f3n en los derechos fundamentales de la persona… por raz\u00f3n de se\u00adxo… debe ser vencida y eliminada, por ser contraria al plan divino\u00bb (GS 29b). La fun\u00adci\u00f3n de la mujer en la Igle\u00adsia es un desaf\u00edo, cuya moratoria no se puede pospo\u00adner.
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\nEl Concilio contribuy\u00f3 a un cambio profundo de la cosmovisi\u00f3n cristiana, ya que fue el final de la contrarreforma, la consagraci\u00f3n de los movimientos eclesiales innovadores, el reconocimiento de los valores de la modernidad y \u00adla aparici\u00f3n de una nueva conciencia de Iglesia.
\nAlgunos piensan que se convoc\u00f3 muy tarde; otros creen que se celebr\u00f3 demasiado pronto. Lo cierto es que el Vaticano II es un Concilio de transici\u00f3n. Es un final y un comienzo. Si se comparan los prop\u00f3sitos concilia\u00adres con lo plasmado en la Iglesia treinta y cinco a\u00f1os despu\u00e9s, el juicio sobre el Vaticano II no es muy positivo. La batalla se libra en torno a una interpretaci\u00f3n global del esp\u00edritu y de los contenidos del Vaticano II y a su aplicaci\u00f3n en la Iglesia actual.\u00a0n<\/p>\nCasiano Florist\u00e1n<\/h1>\n