{"id":11828,"date":"2000-12-01T09:37:02","date_gmt":"2000-12-01T07:37:02","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=11828"},"modified":"2000-12-01T09:37:02","modified_gmt":"2000-12-01T07:37:02","slug":"jovenes-en-la-ciudad-que-pastoral-hacer-con-ellos-y-ellas","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/jovenes-en-la-ciudad-que-pastoral-hacer-con-ellos-y-ellas\/","title":{"rendered":"J\u00f3venes en la ciudad: \u00bfQu\u00e9 pastoral hacer con ellos y ellas?"},"content":{"rendered":"
[vc_row][vc_column][vc_column_text]PIE AUTOR \u00a0<\/strong> estudios@misionjoven.org [vc_row][vc_column][vc_column_text]PIE AUTOR Secundino Movilla\u00a0es profesor en el Instituto Superior de Ciencias Catequ\u00e9ticas \u00abSan P\u00edo X\u00bb. S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO La mayor\u00eda de los j\u00f3venes viven en la ciudad. La Pastoral Juvenil, por tanto, tiene ah\u00ed su \u00ablugar teol\u00f3gico\u00bb. Ser\u00e1 considerando sus valores y contravalores, adem\u00e1s de los s\u00edmbolos y lenguaje propios de las nuevas generaciones […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[122,548,94,549],"tags":[],"class_list":["post-11828","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-2000-mision-joven-2","category-estudios-287","category-mision-joven-2","category-secundino-movilla"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11828"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=11828"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11828\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=11828"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=11828"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=11828"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nSecundino Movilla<\/strong>\u00a0es profesor en el Instituto Superior de Ciencias Catequ\u00e9ticas \u00abSan P\u00edo X\u00bb.<\/em>
\n
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO
\nLa mayor\u00eda de los j\u00f3venes viven en la ciudad. La Pastoral Juvenil, por tanto, tiene ah\u00ed su \u00ablugar teol\u00f3gico\u00bb. Ser\u00e1 considerando sus valores y contravalores, adem\u00e1s de los s\u00edmbolos y lenguaje propios de las nuevas generaciones urbanas, como podremos orientar dicha pastoral. El autor responde precisamente a los dos desaf\u00edos fundamentales que plantean los j\u00f3venes en la ciudad: 1\/ Qu\u00e9\u00a0tipo<\/em>\u00a0pastoral; 2\/ C\u00f3mo entrar en\u00a0di\u00e1logo<\/em>\u00a0con los s\u00edmbolos y lenguajes de los j\u00f3venes de hoy.
\n
\n
\nLos j\u00f3venes son un reto permanente para quien con ellos vive y convive. Lo son para la familia, para la educaci\u00f3n, la convivencia social y, c\u00f3mo no, tambi\u00e9n para la pastoral. Un reto tan novedoso y cambiante que, a poco que uno se descuide, les pierde enseguida la pista y no consigue siquiera conocerlos o reconocerlos.
\nLos j\u00f3venes de la ciudad lo son a\u00fan m\u00e1s, pues el ritmo trepidante que en la ciudad se vive hace que los cambios y las evoluciones (o las revoluciones) que en ella se van dando adquieran una celeridad que a muchos desconcierta.
\nLa pastoral no es que participe de ese desconcierto, pero s\u00ed que debe ser pensada, orientada y enfocada desde las nuevas circunstancias que ofrece el marco urbano. A esa reflexi\u00f3n y orientaci\u00f3n est\u00e1 especialmente llamada la pastoral de juventud, por tener que v\u00e9rselas con el amplio sector joven que es mayoritariamente urbano y postmoderno.
\nMi aportaci\u00f3n en estas p\u00e1ginas quiere orientar la mirada hacia lo que es reconocible y perceptible en el estilo de vida postmoderno y en el \u00e1mbito de la ciudad para, desde ah\u00ed, indicar por d\u00f3nde ha de orientarse y practicarse la acci\u00f3n pastoral.
\n <\/p>\n\n
\nSi es que por \u00aburbanita\u00bb (\u00a1perd\u00f3n por el barbarismo!) entendemos al que se siente atra\u00eddo y \u00abenganchado\u00bb a la ciudad de tal forma que no puede prescindir de ella. La ciudad ejerce una especie de magia seductora. Atrapa irresistiblemente con su ritmo y estilo de vida. Por eso afluyen d\u00eda a d\u00eda a la ciudad contingentes numerosos y hacen que en ella termine concentr\u00e1ndose la mayor parte de la poblaci\u00f3n.
\nHay cosas que seducen y atraen en la ciudad, como es la\u00a0est\u00e9tica<\/em>\u00a0de su arquitectura, de sus edificios emblem\u00e1ticos y de sus rincones t\u00edpicos, del dise\u00f1o arm\u00f3nico de sus avenidas, parques y jardines, del incesante ir y venir de multitudes, del colorido de luces en la noche\u2026; como es tambi\u00e9n la continua\u00a0movilidad<\/em>\u00a0de desplazamientos en todas direcciones que genera la sensaci\u00f3n de libertad; como es adem\u00e1s la sucesiva exhibici\u00f3n de novedades que dispone los \u00e1nimos para la\u00a0sorpresa<\/em>; como es en fin la pluralidad y el contraste de estilos de vida, de ideas e ideolog\u00edas, de comportamientos y actitudes\u2026, que acostumbran a convivir con lo que es diferente y a ejercer la\u00a0tolerancia<\/em>.
\n
\nHay, en cambio, otros factores que no favorecen una vida placentera y agradable en el marco urbano, como es la\u00a0celeridad<\/em>\u00a0y las prisas, que generan esa sensaci\u00f3n de falta de tiempo; como es el\u00a0individualismo<\/em>\u00a0de ir cada uno a lo suyo, en pos de lo inmediato y de lo \u00fatil; como es el agudizamiento de diferencias y\u00a0contrastes\u00a0<\/em>entre los integrados y los excluidos, entre los poderosos y los despose\u00eddos, entre el centro y la periferia.
\nDel estilo de vida ciudadana hizo tambi\u00e9n un diagn\u00f3stico el episcopado latinoamericano en su reuni\u00f3n de Santo Domingo (1992), constatando que \u201clas relaciones entre las personas se tornan ampliamente funcionales y las relaciones con Dios pasan por una acentuada crisis\u201d y describiendo al hombre urbano como aquel que \u201cconf\u00eda en la ciencia y en la tecnolog\u00eda, est\u00e1 influido por los grandes medios de comunicaci\u00f3n social, es din\u00e1mico y proyectado hacia lo nuevo, consumista, audiovisual, an\u00f3nimo en la masa y desarraigado\u201d, pero al mismo tiempo como el que \u201cvalora su libertad, su autonom\u00eda, la racionalidad cient\u00edfico-t\u00e9cnica, su subjetividad, su dignidad humana y sus derechos\u201d (SD 255). Todo un entramado de rasgos y de aspectos que no deja de plantear notables desaf\u00edos a la pastoral.
\nEn la din\u00e1mica del mundo urbano moderno se ha operado asimismo una nueva configuraci\u00f3n del tiempo y del espacio. El tiempo ya no es el tiempo c\u00edclico y el espacio no est\u00e1 ya polarizado en torno a los lugares de poder sagrado, lo cual afecta considerablemente al imaginario religioso. La ciudad moderna es polic\u00e9ntrica en sus manifestaciones y \u201cla l\u00f3gica urbana no tiene centros, sino intereses en torno a los cuales se re\u00fanen las personas\u201d[1]<\/a>.
\n
\nPor lo dicho, es obvio que la pastoral que ha de ejercerse en la ciudad no puede desestimar esos indicadores de la vida urbana. No puede dejar de tomar en consideraci\u00f3n los retos y desaf\u00edos que plantean, por ejemplo, la movilidad y la celeridad de sus habitantes, la nota de subjetividad y de individualismo que, junto a las relaciones funcionales y an\u00f3nimas, caracteriza a las personas en el marco urbano; no puede hacer o\u00eddos sordos a la dimensi\u00f3n est\u00e9tica, al gusto por la novedad, la sorpresa y todo lo que es audiovisual, a la afirmaci\u00f3n de las cualidades propias del sujeto; como tampoco puede ignorar las consecuencias que se derivan de esa nueva configuraci\u00f3n del tiempo y del espacio.
\nEn ese clima urbano es en el que viven los j\u00f3venes. Ellos y ellas protagonizan de manera espont\u00e1nea y llamativa la mayor parte de esos rasgos. Sus actitudes y comportamientos as\u00ed lo evidencian y lo manifiestan. A ellos, pues, hay que dirigir una mirada atenta.
\n <\/p>\n\n
\nPor estar mayoritariamente ubicados en el\u00a0mundo urbano<\/em>, los j\u00f3venes de hoy d\u00eda personalizan y encarnan el estereotipo de vida de la ciudad. Aman la movilidad y el desplazarse continuamente de una parte a otra. Se sienten atra\u00eddos por ese colorido est\u00e9tico de los lugares que ellos frecuentan, donde hay afluencia, luces y ruido, m\u00fasica estimulante y excitante, donde hay\u00a0ambiente.<\/em>\u00a0Prefieren un cierto anonimato dentro de lo que es la masa, buscan estar cerca de los dem\u00e1s, con cercan\u00eda f\u00edsica y de contacto, pero sin demasiada implicaci\u00f3n de sus personas, con relaciones\u00a0d\u00e9biles.<\/em>\u00a0Tienden al individualismo y procuran defender celosamente la parcela de lo personal. Son consumistas \u2014dentro de sus posibilidades, claro est\u00e1\u2014 de lo que el mercado les ofrece, especialmente de la m\u00fasica, de la televisi\u00f3n, del vestir y divertirse, de los juegos de ordenador y de Internet. Y practican una tolerancia \u2014de convicci\u00f3n o de conveniencia, seg\u00fan los casos\u2014 que les permite bandearse c\u00f3modamente en medio de la diversidad y de la diferencia\u2026
\n
\nPor estar inmersos en la\u00a0cultura postmoderna<\/em>, los j\u00f3venes tratan de vivir con intensidad el momento presente. Andan \u00e1vidos de sensaciones nuevas y se dejan seducir por el consumo hedonista. Son subjetivistas a ultranza y tratan de mirarlo y de medirlo todo desde su propia percepci\u00f3n o conveniencia. Cuidan y valoran el cuerpo como muestra de aprecio hacia lo sensorial y lo placentero. Aman lo l\u00fadico y lo festivo y sintonizan a las mil maravillas con las expresiones musicales del momento. Cultivan una \u00e9tica que pueda parecer tambi\u00e9n est\u00e9tica. Practican la solidaridad \u2014de corto o de largo alcance, seg\u00fan su motivaci\u00f3n y su altruismo\u2014 como indicio de sensibilidad ante lo injusto y de generosidad\u2026
\nDe hecho, los j\u00f3venes se consideran a s\u00ed mismos \u201cconsumistas, rebeldes e independientes\u201d, en primer t\u00e9rmino. Tambi\u00e9n se reconocen \u201cpresentistas (pensando casi s\u00f3lo en el presente), leales en la amistad, solidarios, tolerantes. Vienen luego otra serie de factores positivos y negativos: trabajadores, ego\u00edstas, maduros, con poco sentido del deber y de sacrificio. Finalmente, apuntan la generosidad\u201d[2]<\/a>.
\n
\nExisten otros indicadores del comportamiento de los j\u00f3venes que no deber\u00edan ser pasados por alto. Se advierte en ellos, por ejemplo, una cierta preferencia por los as\u00ed llamados\u00a0\u00abv<\/em>alores postmaterialistas\u00bb,<\/em>\u00a0tales como la realizaci\u00f3n personal, el di\u00e1logo, la comunicaci\u00f3n y la expresividad. Conceden mucha importancia a lo que es inmediato y personal, a lo que el sujeto puede dominar en su entorno concreto e imponerle un marchamo propio, a lo que es, en definitiva,\u00a0\u00ab<\/em>personalizar\u00bb;<\/em>\u00a0y es que \u201cen nuestra sociedad se busca individualizar con sentido personal lo com\u00fan, rechazando lo general, lo que todo el mundo tiene que hacer; personalizar las cosas, es decir, darles un toque personal, se enmarca tambi\u00e9n en esta tendencia de expresividad\u201d[3]<\/a>. Resaltan el valor que para ellos tiene lo\u00a0vivencial<\/em>, lo\u00a0emocional<\/em>, lo existencial, vital y experimental[4]<\/a>, algo que no puede dejar de tener su incidencia en la pr\u00e1ctica de la religiosidad.
\nDe esta breve consideraci\u00f3n del mundo de los j\u00f3venes, de su condici\u00f3n postmoderna y de su contextualizaci\u00f3n urbana, se desprenden algunos toques y llamadas de atenci\u00f3n para una pastoral que de verdad quiera ser educadora y evangelizadora del amplio sector joven de nuestra sociedad.
\n <\/p>\n\n
\nReclama ante todo un discernimiento, es decir, una\u00a0lectura<\/em>\u00a0serena y sosegada de la realidad juvenil con la que nos encontramos y un pararse a pensar, con sentido cr\u00edtico y constructivo a la vez, el por qu\u00e9 y el para qu\u00e9, el c\u00f3mo y el hasta d\u00f3nde de nuestras intervenciones educativas y evangelizadoras. A prop\u00f3sito de la pastoral en la ciudad y de la inculturaci\u00f3n del Evangelio en el hombre urbano, los obispos latinoamericanos reconoc\u00edan la necesidad de \u201cdiscernir sus valores y antivalores y de captar su lenguaje y sus s\u00edmbolos\u201d (SD 256). Y eso mismo es lo que corresponde hacer aqu\u00ed: discernir los valores y contravalores de la juventud postmoderna y urbana y captar su lenguaje y sus s\u00edmbolos, no de una forma arbitraria, claro est\u00e1, sino por relaci\u00f3n al Evangelio y a lo que representan los valores del Reino.
\n
\nq\u00a0Valores<\/strong>
\n
\nComo\u00a0valores\u00a0<\/em>de los j\u00f3venes vale la pena destacar el aprecio que tienen por lo corp\u00f3reo y lo sensible (\u00a1no en vano el cuerpo es tambi\u00e9n hechura de Dios!); el deseo de personalizar lo que dan y lo que reciben, lo que hacen, expresan y manifiestan, como queriendo realzar con ello la importancia del sujeto (\u00a1por algo la singularidad de Dios se refleja de alguna manera en la singularidad de cada persona!); las ganas de comunicarse y de relacionarse, de dialogar y de compartir, de intercambiar y de estar con los dem\u00e1s en actitud tolerante (\u00a1as\u00ed es como se ha revelado Dios en Jesucristo, palabra y comunicaci\u00f3n viviente, y as\u00ed es como ha configurado tambi\u00e9n al ser humano!); un cierto sentido de gratuidad, al menos como necesidad sentida, del que deriva tal vez ese impulso hacia la solidaridad (\u00a1posiblemente un p\u00e1lido reflejo de la gratuidad y solidaridad divinas!); la apertura e inclinaci\u00f3n hacia lo nuevo, hacia una realizaci\u00f3n m\u00e1s plena, con predisposici\u00f3n tambi\u00e9n para la sorpresa (\u00a1en Jesucristo se da la novedad por excelencia: \u00c9l es el Hombre Nuevo!)\u2026
\n <\/p>\n\u00a0Contravalores<\/h3>\n
\nEn los comportamientos de los j\u00f3venes se advierten, de otra parte, no pocos\u00a0antivalores<\/em>, en relaci\u00f3n al Reino y al Evangelio, entre los que se puede se\u00f1alar el individualismo exagerado, y en ocasiones ego\u00edsta, que repliega al sujeto a su peque\u00f1o mundo privado (y que no parece cuadrar muy bien con la fraternidad abierta y universal a la que se refer\u00eda Jes\u00fas); el subjetivismo narcisista que incapacita para el reconocimiento de lo que es objetivo (\u201cnunca hice lo que deb\u00eda, siempre hice lo que cre\u00eda\u201d, dice un anuncio publicitario, mientras que el Evangelio invita m\u00e1s bien a ver la realidad desde el Otro \u2014Dios\u2014 y desde los otros \u2014los pobres\u2014); la inclinaci\u00f3n hedonista que lleva a buscar el placer por el placer (y que rehuye y no le ve ning\u00fan sentido al sacrificio y a la cruz); el consumismo exacerbado que nunca se ha de ver saciado y que termina haciendo \u00abconsumidores consumidos\u00bb (cerrando as\u00ed el camino a la maravillosa experiencia de que \u00abhay m\u00e1s gozo en dar que en recibir\u00bb); la \u00e9tica de apariencias o de conveniencias y no de convicciones (que dif\u00edcilmente inducir\u00e1 al seguimiento de Cristo con todas las consecuencias)\u2026
\n
\nq\u00a0S\u00edmbolos y lenguaje<\/strong>
\n
\nPero adem\u00e1s de analizar y discernir la convergencia\/divergencia que se percibe en los comportamientos de los j\u00f3venes con relaci\u00f3n al Evangelio, hay que procurar tambi\u00e9n\u00a0captar su lenguaje y sus s\u00edmbolos<\/em>. Captar en el sentido de conocer y de percibir los retos y demandas que se desprenden de ese lenguaje simb\u00f3lico[5]<\/a>\u00a0para la pastoral juvenil.
\nPredomina entre los j\u00f3venes postmodernos y urbanos el lenguaje del presente acelerado y fugaz, el lenguaje de la velocidad y hasta del v\u00e9rtigo, cuyos s\u00edmbolos representativos podr\u00edan ser el coche, la moto\u2026 y hasta el eslogan consumista de \u00abusar y tirar\u00bb. A ello va unido el lenguaje audiovisual o de la imagen, o mejor dicho el de la sucesi\u00f3n rapid\u00edsima de im\u00e1genes, cuyo s\u00edmbolo m\u00e1s claro ser\u00edan los juegos de ordenador y el\u00a0Internet,<\/em>\u00a0hasta el punto de que, como sostiene Manuel Rivas, \u201cse habla ya de una nueva cultura, la generada por la expansi\u00f3n cibern\u00e9tica, en la que la f\u00f3rmula triunfadora es juventud m\u00e1s velocidad\u2026; en la vida, como en los juegos de ordenador, lo que no ocurre vertiginosamente resulta antiguo, y, lo que es peor, aburrido\u201d[6]<\/a>.
\n
\nEn medios juveniles tiene fuerza de arrastre tambi\u00e9n el lenguaje de la moda, el prurito irresistible del significarse por lo que uno lleva encima, de donde se deriva esa especie de mimetismo de las pautas de conducta y de una identidad venida del exterior, y que tendr\u00eda como s\u00edmbolo las\u00a0marcas,<\/em>\u00a0los adornos, peinados y amuletos, los\u00a0piercing,<\/em>\u00a0etc. Con ello guarda una cierta relaci\u00f3n la compostura est\u00e9tica que persiguen no pocos j\u00f3venes en su manera de comportarse y de exhibirse, y sobre todo de divertirse, como se echa de ver en el s\u00edmbolo de la\u00a0noche,<\/em>\u00a0en lo que ella representa para los j\u00f3venes como oportunidad de desinhibici\u00f3n y de transgresi\u00f3n, de ruptura con la monoton\u00eda diaria, de suspensi\u00f3n del tiempo, etc.[7]<\/a>
\nVital y universalmente compartido resulta para los j\u00f3venes, qu\u00e9 duda cabe, el lenguaje de la m\u00fasica, que toca tan de cerca su fibra emocional y su disposici\u00f3n para lo l\u00fadico y festivo, y que vehicula \u201csimbolog\u00edas de su gusto, componentes de espect\u00e1culo y elementos que somatizan polisensualmente\u201d[8]<\/a>. S\u00edmbolos de ese lenguaje son, entre otros, los\u00a0conciertos,<\/em>el ritmo vibrante de las discotecas, los\u00a0cassettes<\/em>\u00a0y auriculares continuamente pegados a su cuerpo, etc.
\n
\nIndicativo es, por \u00faltimo, el lenguaje del estar juntos, de ese tipo de relaciones c\u00e1lidas, gratificantes y cercanas, aunque no demasiado comprometedoras, que buscan constantemente los j\u00f3venes. No se reconocen a s\u00ed mismos como tales si no es en compa\u00f1\u00eda de colegas y de amigos. S\u00edmbolo y manifestaci\u00f3n de todo ello es la\u00a0movida<\/em>\u00a0que inexorablemente se repite los fines de semana.
\nA toda esa gama de lenguajes y de s\u00edmbolos ha de prestar suma atenci\u00f3n la pastoral de juventud. Sin conocer esos indicadores, es decir, sin percatarse de lo que los j\u00f3venes sienten y piensan, de lo que ellos prueban y experimentan y reflejan en sus actitudes de vida, no es posible hacer propuestas pastorales que sintonicen y conecten m\u00ednimamente con su situaci\u00f3n. El criterio de la encarnaci\u00f3n, que tanto invocamos en la pastoral, debe impulsarnos precisamente a acercarnos a \u00ablos j\u00f3venes en situaci\u00f3n\u00bb.
\n
\n <\/p>\n\n
\nDebe orientarse a realizar un trabajo que, sin descuidar el dinamismo e impulso propio de la evangelizaci\u00f3n, tome buena nota de los fen\u00f3menos que emergen en el mundo urbano y de los rasgos m\u00e1s caracter\u00edsticos de la condici\u00f3n postmoderna de los j\u00f3venes. Es condici\u00f3n previa para una buena orientaci\u00f3n en pastoral: partir de la realidad que nos envuelve y nos sit\u00faa, que es como es porque es reflejo de la vida misma, que esconde no pocas \u00abposibilidades de evangelio\u00bb (aunque resulte tambi\u00e9n, en ocasiones, demasiado ambigua). La realidad determina en buena parte lo que es posible o conveniente hacer en pastoral. En el caso que nos ocupa, el contexto urbano y el talante de vida postmoderno en el que vive inmersa la mayor\u00eda de los j\u00f3venes est\u00e1n demandando, aqu\u00ed y ahora, una determinada orientaci\u00f3n y realizaci\u00f3n de la acci\u00f3n pastoral.
\n
\n4.1. Ciudad y pastoral<\/strong>
\n
\n\u00bfQu\u00e9 demanda a la pastoral el conjunto de fen\u00f3menos que configura el vivir\u00a0urbano?<\/em>
\nQue se d\u00e9 todo el impulso necesario al deseo de individualizaci\u00f3n y de personalizaci\u00f3n que manifiestan las gentes en general, y los j\u00f3venes en particular, en el \u00e1mbito de la ciudad. Que el\u00a0sujeto<\/em>\u00a0sea tenido suficientemente en cuenta por \u00e9l mismo, en la afirmaci\u00f3n de su libertad y autonom\u00eda, de sus aspiraciones y derechos, y tambi\u00e9n en la originalidad de su expresividad. La ciudad proporciona, entre otras cosas, una mayor sensaci\u00f3n de libertad y, consiguientemente, tambi\u00e9n de responsabilidad en las decisiones personales que hay que tomar ante una pluralidad de ofertas. Por eso hay que cuidar y trabajar en pastoral las nuevas formas de subjetividad, como son el deseo de autonom\u00eda, de felicidad, de realizaci\u00f3n personal, de esperanza en un futuro mejor, etc. Desde las plataformas de Iglesia, la pastoral puede mostrar a \u00e9sta como\u00a0rehabilitadora<\/em>\u00a0de la dignidad personal, en un\u00a0reconocimiento<\/em>\u00a0rec\u00edproco \u2014j\u00f3venes e Iglesia\u2014 bajo forma de\u00a0empat\u00eda[9]<\/a>,<\/em>\u00a0pues s\u00f3lo cuando se acepta a la otra persona como \u00fanica e individual es posible sentir empat\u00eda y ubicarse con cari\u00f1o y comprensi\u00f3n en su encrucijada[10]<\/a>.
\n
\nConocedora del anonimato que impera en la ciudad y de las relaciones funcionales y superficiales que organizan entre s\u00ed los j\u00f3venes, la pastoral ha de ser sobre todo pr\u00e1ctica de la\u00a0acogida<\/em>\u00a0y del\u00a0acompa\u00f1amiento\u00a0<\/em>de esos j\u00f3venes, proporcion\u00e1ndoles espacios de encuentro y de intercambio, de comunicaci\u00f3n vital y existencial, de compartir sincero. La pastoral podr\u00e1 mostrar as\u00ed el rostro de una \u00abIglesia samaritana\u00bb y demostrar de manera efectiva que \u201cla convocatoria eclesial en el mundo de los j\u00f3venes se articula primariamente en torno al valor de la compa\u00f1\u00eda y de la proximidad que se ejercen como comunicaci\u00f3n personal y tiene su tiempo propio en la cotidianidad\u201d[11]<\/a>. Podr\u00e1 incluso educar esa disposici\u00f3n para la\u00a0tolerancia<\/em>\u00a0que se advierte en los j\u00f3venes, con el fin de que pase de ser una tolerancia de conveniencia a ser una tolerancia de convicci\u00f3n, que reconoce y acepta lo que es diferente no con la indiferencia del que todo le da igual, sino con una verdadera implicaci\u00f3n vital y personal.
\nEl factor de rapidez y de celeridad, de movilidad incesante, que se refleja en el vivir urbano, reclama una pastoral m\u00e1s\u00a0\u00ab<\/em>flexible y abierta\u00bb,<\/em>\u00a0m\u00e1s \u00e1gil y m\u00e1s\u00a0\u00ab<\/em>misionera\u00bb<\/em>\u00a0(SD 257). No es procedente que en medio de los cambios tan r\u00e1pidos y continuos como los que se experimentan en la ciudad se siga haciendo una pastoral fija y repetitiva, casi mec\u00e1nica, de pr\u00e1cticas habituales, poco dispuesta a la novedad y a la creatividad. Procurando evitar, eso s\u00ed, el extremo contrario de organizar la pastoral s\u00f3lo en funci\u00f3n de las necesidades moment\u00e1neas e inmediatas que se perciben en el comportamiento cambiante de los j\u00f3venes.
\n
\nEl hecho de que en la ciudad se haya operado un desplazamiento de los \u00ablugares-espacio\u00bb a los \u00ablugares-inter\u00e9s\u00bb invita a practicar por ello mismo \u201cuna pastoral ambiental y funcional, diferenciada seg\u00fan los distintos espacios de la ciudad\u201d (SD 260), una pastoral que privilegie los\u00a0centros de inter\u00e9s<\/em>. Si bien hay que advertir que la l\u00f3gica de los intereses tiende a favorecer momentos comunitarios y no tanto la creaci\u00f3n de verdaderas comunidades. Ser\u00e1 \u00e9ste un aspecto en el que habr\u00e1 que trabajar por a\u00f1adidura.
\nTampoco habr\u00e1 que deso\u00edr el gusto por lo est\u00e9tico, la inclinaci\u00f3n hacia lo nuevo y la disposici\u00f3n para la sorpresa, que constituye una de las aspiraciones m\u00e1s vivas de los j\u00f3venes urbanos. En efecto, la pastoral de la ciudad\u00a0est\u00e1 desafiada hoy por la belleza<\/em>. \u00bfNo hay aqu\u00ed un reclamo importante para que la Iglesia en su ser y en su actuar, en toda su expresividad, se muestre como mediaci\u00f3n visible de la suprema belleza que es Dios? \u00bfNo hay aqu\u00ed todo un desaf\u00edo para que en nuestras celebraciones y asambleas comunitarias, en nuestra manera de construir el Reino y de armonizar las relaciones fraternas… aflore mucho m\u00e1s lo est\u00e9tico y lo bello?
\n
\n4.2. Pastoral, s\u00edmbolos y lenguaje<\/strong>
\n
\n\u00bfQu\u00e9 demandan, por otra parte, los lenguajes y s\u00edmbolos con que se expresan hoy d\u00eda los j\u00f3venes\u00a0postmodernos<\/em>\u00a0a la orientaci\u00f3n y a la praxis que debe adoptar hoy la pastoral del juventud?
\nPara con el lenguaje y actitudes de los j\u00f3venes que realzan la vitalidad el presente la pastoral debe hacer ver que tambi\u00e9n ella valora la riqueza y densidad de cada instante, del aqu\u00ed y del ahora, pues lo considera como\u00a0kair\u00f2s,<\/em>\u00a0como\u00a0oportunidad<\/em>\u00a0y\u00a0gracia<\/em>, como vida en estado intenso, como condensaci\u00f3n de lo que ha sido el pasado y ha de ser el futuro. Por referirse a Jesucristo, que \u00abes el mismo ayer, hoy y siempre\u00bb (Heb 13,8), ella se sabe\u00a0memoria<\/em>\u00a0y\u00a0profec\u00eda,<\/em>\u00a0pero desde una viva\u00a0actualidad en el<\/em>\u00a0presente<\/em>. Y es desde esa referencia a Jesucristo desde donde la pastoral debe educar e impulsar una\u00a0identidad\u00a0<\/em>en los j\u00f3venes que sea progresiva, abierta y din\u00e1mica (la \u00abidentidad narrativa\u00bb, de la que hablaba Paul Ricoeur), pero que nunca llega a des-centrarse ni a perder el punto de mira.
\n
\nPara con la \u00ab\u00e9tica est\u00e9tica\u00bb o de apariencias bien vistas, que parece estar de moda entre la juventud postmoderna, la pastoral debe hacer un aporte de concienciaci\u00f3n y de est\u00edmulo. Debe invitar a los j\u00f3venes a progresar desde una \u00e9tica m\u00e1s bien aparente a una verdadera\u00a0moral del seguimiento<\/em>, pues a eso apunta precisamente la radicalidad evang\u00e9lica. Todo lo que se exhibe y recomienda como\u00a0light<\/em>\u00a0debe ser confrontado y convertido al \u00abs\u00ed\u00bb, definitivo y consecuente, que es Jesucristo.
\nEn relaci\u00f3n a la valoraci\u00f3n de lo corp\u00f3reo, de lo emocional y sensible, que tan claramente ponen de manifiesto hoy d\u00eda muchos j\u00f3venes, la pastoral debe saber reconocerla y estimarla en su justa medida (y debe incluso mostrarse agradecida a este recordatorio que le hacen los j\u00f3venes), pues de siempre la sensibilidad de la persona -y el cuerpo en el que ella resuena y a trav\u00e9s del cual se expresa- ha sido un componente importante en las vivencias de fe. No se puede hoy d\u00eda pensar en la educaci\u00f3n de la fe sin integrar en esa educaci\u00f3n la dimensi\u00f3n de lo emotivo, de lo sensible, de lo corp\u00f3reo, Si, acaso, el desaf\u00edo que se plantea aqu\u00ed a la pastoral es c\u00f3mo hacer para que los j\u00f3venes pasen de las vivencias a las experiencias de vida y de fe, c\u00f3mo hacer para\u00a0pasar de la<\/em>\u00a0vivencia a la experiencia<\/em>, lo que supone la necesidad de asumir\u00a0procesos<\/em>\u00a0tanto en la educaci\u00f3n como en la evangelizaci\u00f3n. Aqu\u00ed echa sus ra\u00edces tambi\u00e9n el talante l\u00fadico y festivo, que anima en general la vida de los j\u00f3venes, y que deber\u00eda incorporarse mucho m\u00e1s efusivamente a la pastoral juvenil, teniendo en ella cauces mucho m\u00e1s expresivos.
\n
\nLa importancia que tiene hoy d\u00eda entre los j\u00f3venes el lenguaje visual, el uso (y el abuso) que de \u00e9l hacen y la facilidad con que en \u00e9l se expresan, reclaman que la pastoral se ponga tambi\u00e9n en esta onda. No podemos seguir haciendo pastoral en medio de los j\u00f3venes con s\u00f3lo palabras, libros y papeles\u2026 La \u00abera de la imagen\u00bb pide, sin duda, que la pastoral vuelva a recobrar y a actualizar la fuerza de lo\u00a0ic\u00f3nico\u00a0<\/em>y de lo\u00a0simb\u00f3lico<\/em>. Y en la medida en que la pastoral se adentre en este campo descubrir\u00e1 adem\u00e1s la necesidad de incentivar a los j\u00f3venes a que no se contenten con navegar por la \u00abrealidad virtual\u00bb, sino a que se confronten con la \u00abrealidad real\u00bb.
\nUn \u00faltimo reto que se plantea a la pastoral juvenil est\u00e1 en el hecho de acompa\u00f1ar y de educar la sensibilidad de los j\u00f3venes hacia la\u00a0solidaridad<\/em>. Hay probablemente una disposici\u00f3n valiosa por su parte, no exenta de ambig\u00fcedad, que requiere ser practicada y madurada no como actitud de moda pasajera, sino como experiencia profunda de vida. A ello puede ayudar el oportuno discernimiento y acompa\u00f1amiento. As\u00ed podr\u00e1 mostrar tambi\u00e9n la pastoral el rostro de una \u00abIglesia solidaria\u00bb, que no s\u00f3lo se pone de parte de los\u00a0\u00faltimos<\/em>\u00a0y que hace suya la causa de los\u00a0excluidos,<\/em>\u00a0sino que interviene eficazmente en las estructuras sociales para que no haya ni \u00faltimos ni excluidos[12]<\/a>.
\n
\nVarias son, pues, las tareas y los cometidos que debe acometer la pastoral con j\u00f3venes en la ciudad. Hay toques de atenci\u00f3n desde la realidad urbana y postmoderna que la pastoral no puede dejar de atender, porque en ello le va la correcta orientaci\u00f3n de su labor. Y hay demandas, urgencias y desaf\u00edos, provenientes de esa misma realidad, a los que la pastoral debe entregarse con ilusi\u00f3n y pasi\u00f3n, porque le va en ellos la realizaci\u00f3n de su misi\u00f3n.\u00a0n
\n <\/p>\nSecundino Movilla<\/h2>\n
\n[1]<\/a>\u00a0J.B.\u00a0LIBANIO,\u00a0A Igreja na cidade,<\/em>\u00a0en: \u00abPerspectiva Teol\u00f3gica\u00bb\u00a028(1996), 22.
\n[2]<\/a>\u00a0P.\u00a0GONZ\u00c1LEZ BLASCO,\u00a0J\u00f3venes espa\u00f1oles 2000<\/em>, Acento Editorial, Madrid 2000, 88.
\n[3]<\/a>\u00a0P.\u00a0GONZ\u00c1LEZ BLASCO,\u00a0o.c<\/em>., 19.
\n[4]<\/a>\u00a0La obra de\u00a0G. SCHULZE,\u00a0La sociedad de la vivencia<\/em>\u00a0(Francfort 1992) detecta una tendencia similar en el conjunto de la sociedad, al menos de la sociedad m\u00e1s vanguardista.
\n[5]<\/a>\u00a0J.J.\u00a0G\u00d3MEZ PALACIOS,\u00a0Lenguajes y s\u00edmbolos juveniles,<\/em>\u00a0en: \u00abRevista de Pastoral Juvenil\u00bb\u00a0313 (1993), 5-35.
\n[6]<\/a>\u00a0\u00abEl Pa\u00eds Semanal\u00bb, 29 de octubre de 2000, 134.
\n[7]<\/a>\u00a0J.\u00a0GARC\u00cdA ROCA,\u00a0Constelaciones de los j\u00f3venes<\/em>, Cristianisme i Just\u00edcia, Barcelona 1994, 13.
\n[8]<\/a>\u00a0P.\u00a0GONZ\u00c1LEZ BLASCO,\u00a0o.c<\/em>., 41.
\n[9]<\/a>\u00a0J.\u00a0GARC\u00cdA ROCA,\u00a0Convocatoria de Dios en el mundo de los j\u00f3venes,<\/em>\u00a0en: \u00abRevista de Pastoral Juvenil\u00bb 339(1996), 23-24.
\n[10]<\/a>\u00a0L.\u00a0ROJAS MARCOS,\u00a0La ciudad y sus desaf\u00edos. H\u00e9roes y v\u00edctimas<\/em>, Espasa Calpe, Madrid 1992, 195.
\n[11]<\/a>\u00a0J.\u00a0GARC\u00cdA ROCA,\u00a0l.c<\/em>., 20-21.
\n[12]<\/a>\u00a0J.\u00a0GARC\u00cdA ROCA,\u00a0l. c<\/em>., 30-31.[\/vc_column_text][\/vc_column][\/vc_row]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"