{"id":11844,"date":"2000-11-01T10:47:54","date_gmt":"2000-11-01T08:47:54","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=11844"},"modified":"2000-11-01T10:47:54","modified_gmt":"2000-11-01T08:47:54","slug":"construir-el-futuro-con-los-jovenes","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/construir-el-futuro-con-los-jovenes\/","title":{"rendered":"Construir el futuro \u00abcon\u00bb los j\u00f3venes"},"content":{"rendered":"

[vc_row][vc_column][vc_column_text]PIE DE AUTOR
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/strong>Pedro Jos\u00e9 G\u00f3mez Serrano\u00a0<\/strong>es profesor de\u00a0\u00a0la Universidad Complutense de Madrid y coordinador de la Pastoral de Juventud de la Vicar\u00eda VI de Madrid.<\/em>
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\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO
\nFrente a las tentaciones de desesperanza e impotencia o la del activismo reactivo, el autor \u2014una vez confirmado que queremos hacer algo \u00abcon\u00bb los j\u00f3venes\u2014 propone diversas pistas de cuanto es posible emprender \u00abcon\u00bb ellos y ellas: \u00abAcompa\u00f1ar la incertidumbre de los j\u00f3venes\u00bb, \u00abAyudar a los j\u00f3venes a despertar a la realidad\u00bb, \u00abRecuperar la\u00a0paternidad<\/em>entendida en sentido educativo\u00bb, \u00abColaborar con los j\u00f3venes para que elaboren criterios propios\u00bb…
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\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0Ocurre con frecuencia entre los educadores que, cuando observamos alg\u00fan tipo de problema entre los chavales con los que trabajamos, intentamos encontrar r\u00e1pidamente alguna medida o estrategia que ponga soluci\u00f3n o, al menos, cierto remedio al conflicto que padecemos. Los art\u00edculos que preceden a esta sencilla reflexi\u00f3n sin duda habr\u00e1n tenido la capacidad de provocarnos seriamente, con su diagn\u00f3stico sobre las circunstancias que afectan a los j\u00f3venes y los retos que han de afrontar para construir su futuro personal e incidir sobre nuestro com\u00fan futuro colectivo. Existen dos tentaciones que nos pueden asaltar, f\u00e1cilmente, en este momento. Una es la de la desesperanza y la impotencia: no podemos hacer nada ante tendencias socioculturales que nos desbordan. Otra es la del activismo reactivo: hay que hacer algo, lo que sea y cuanto antes.<\/h2>\n

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\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0En mi modesta opini\u00f3n, ambas actitudes son igualmente erradas. Antes de actuar, es preciso llevar a cabo una reflexi\u00f3n m\u00e1s detenida, no s\u00f3lo sobre los j\u00f3venes y el contexto hist\u00f3rico en el que se mueven (cuesti\u00f3n ciertamente imprescindible), sino sobre nuestra propia realidad de educadores. Conviene recordar que en la educaci\u00f3n, la persona del educador y su capacidad para establecer relaciones significativas, importa mucho m\u00e1s que los contenidos te\u00f3ricos, los recursos pedag\u00f3gicos o los instrumentos t\u00e9cnicos puestos en sus manos. Los muchachos no crecen porque sus padres les echen broncas m\u00e1s o menos intensas, ni los alumnos progresan sustituyendo la pizarra por ordenadores, ni las reformas educativas triunfan porque se aprueben nuevos planes de estudio, ni la Iglesia cambia por un aumento en la publicaci\u00f3n de exhortaciones, catecismos, documentos doctrinales o enc\u00edclicas pontificias. La mediaci\u00f3n humana, el encuentro personal, es el factor decisivo de todo proceso educativo. Desde esta convicci\u00f3n, las siguientes p\u00e1ginas pretenden invitar a iniciar una reflexi\u00f3n sobre la cuesti\u00f3n esencial: \u00bfqu\u00e9 podemos hacer con los j\u00f3venes? Para poder esbozar alguna respuesta, debemos previamente plantearnos otros interrogantes.<\/h2>\n

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  1. \u00bfQueremos hacer algo?<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

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    \nPor desgracia, no se trata de una pregunta ret\u00f3rica. Tengo la impresi\u00f3n de que, en la actualidad, son muchos los educadores (profesores, catequistas, animadores del tiempo libre, padres) que se encuentran realmente decepcionados con su tarea y al borde de arrojar la toalla. Los expertos se\u00f1alan que la profesi\u00f3n docente es una de las que mayor riesgo conlleva de terminar ocasionando enfermedades de tipo psicol\u00f3gico. Y, sin ir tan lejos, todos conocemos educadores resignados a no alcanzar las metas que se hab\u00edan propuesto o que han reducido su actividad al mero cumplimiento del contrato.
    \n\u00a0<\/u><\/strong>
    \n\u00bfA que se debe este malestar que afecta, precisamente, a personas que tienen o tuvieron una fuerte vocaci\u00f3n para desempe\u00f1ar esta tarea? Podemos sospechar que confluyen varios motivos e invito a los lectores a que vean si se identifican con alguno de ellos o a que formulen sus propias dificultades:
    \n 
    \n\u00a1\u00a0En este colectivo predominan personas idealistas y ut\u00f3picas que tienden a proyectar sobre los j\u00f3venes metas de cambio y crecimiento muy ambiciosas. Los muchachos se muestran, sin embargo, muchas veces, poco motivados, con una actitud de indiferencia o de pasividad ante las ofertas que presentamos.
    \n\u00a1\u00a0Los mecanismos de transmisi\u00f3n de valores que funcionaron con relativo \u00e9xito en otras \u00e9pocas, han dejado de hacerlo. Esto ocasiona desconcierto ante las nuevas reacciones de unos chicos y chicas que no reconocen f\u00e1cilmente la autoridad del educador y le someten a continuos retos.
    \n\u00a1\u00a0Aumenta nuestro cansancio y decepci\u00f3n cuando comparamos, tantas veces, la escasa relaci\u00f3n que guardan nuestros sinceros esfuerzos pedag\u00f3gicos con los resultados obtenidos o, incluso, con el grado de agradecimiento expresado por los destinatarios de nuestra acci\u00f3n.
    \n\u00a1\u00a0El reconocimiento social de la figura del educador se ha visto reducido considerablemente. Adem\u00e1s, en un entorno cultural muy plural y sumamente individualista, sobre cualquier propuesta educativa n\u00edtida recae, enseguida, la sospecha de injerencia, adoctrinamiento o coacci\u00f3n de la libertad personal.
    \n\u00a1\u00a0Muchas veces, los educadores padecen un sentimiento de verdadera orfandad. Se sienten portadores de unos valores, c\u00edvicos o religiosos, que no son apreciados por los j\u00f3venes pero que, en el fondo y esto es lo m\u00e1s grave, tampoco est\u00e1n asumidos por la mayor parte de la sociedad. \u00c9sta les propone oficialmente que difundan y promuevan unos valores que pertenecen al \u201cdiscurso pol\u00edticamente correcto\u201d, pero no a la experiencia efectivamente vivida por los adultos.
    \n\u00a1\u00a0Los educadores constatan c\u00f3mo no son ellos quienes tienen la mayor influencia sobre los criterios, actitudes y comportamientos de los j\u00f3venes, sino los poderosos medios de comunicaci\u00f3n social y los grupos de iguales que originan las distintas subculturas juveniles.
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    \nNada tiene de extra\u00f1o que, quienes perciben la realidad educativa desde esta perspectiva, se sientan m\u00e1s solos que Don\u00a0\u00a0Quijote, y sin saber muy bien si luchan contra\u00a0\u00a0verdaderos gigantes o contra molinos de viento. \u00bfQu\u00e9 podemos responder a estas situaciones que minan tan profundamente nuestra motivaci\u00f3n interior desgastando, adem\u00e1s,\u00a0\u00a0nuestro \u00e1nimo? Se me ocurre contraponer a ese panorama varias convicciones que pueden ayudarnos a fortalecer la autoestima y a redescubrir la enorme importancia de nuestra tarea:
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    \n\u00a1\u00a0Vayamos\u00a0m\u00e1s all\u00e1 de las apariencias<\/em>\u00a0al analizar, interpretar y valorar el comportamiento de los j\u00f3venes.\u00a0Detr\u00e1s de actitudes de indiferencia, pasividad, agresividad o pasotismo se ocultan muchas veces verdaderas carencias de afecto, de comunicaci\u00f3n, de referencias, de l\u00edmites, etc. La m\u00fasica estridente y violenta, los tatuajes y piercings, los atuendos y peinados\u00a0estrafalarios o las manifestaciones provocadoras pueden expresar, en el fondo, la necesidad de ser reconocidos como importantes en una sociedad competitiva e inh\u00f3spita que no tiene un lugar previsto para los que no triunfan, los que fracasan o los que, simplemente, van tirando en la vida sin hacer muchos alardes. Existe un escepticismo latente entre muchos adolescentes y j\u00f3venes hacia las grandes palabras y los discursos idealistas. Cuando alguien invoca lenguajes que se alejan de lo pr\u00e1ctico, realista y concreto, ellos le ponen, con raz\u00f3n, a prueba. A nosotros nos corresponde mostrar caminos que merezcan la pena.
    \n 
    \n\u00a1\u00a0Reconozcamos, de entrada que, hoy en d\u00eda, existen al menos\u00a0tres\u00a0instancias que configuran las mentalidades y las conciencias\u00a0<\/em>de todos\u00a0(j\u00f3venes y no tan j\u00f3venes) y que est\u00e1n regidas por l\u00f3gicas diferentes:\u00a0la estructura econ\u00f3mica, pol\u00edtica y tecnol\u00f3gica, los medios de comunicaci\u00f3n social y los educadores expl\u00edcitos<\/em>. El mercado de trabajo con la cl\u00e1sica racionalidad capitalista, en plena transformaci\u00f3n por las nuevas tecnolog\u00edas, impone valores, metas y\u00a0\u00a0actitudes a todos los que en \u00e9l participan. En ese terreno hay poca capacidad de maniobra: o lo tomas o lo dejas. Y, si no posees una alta cualificaci\u00f3n o contactos profesionales, la precarizaci\u00f3n te somete a una disciplina a\u00fan m\u00e1s r\u00edgida.\u00a0\u00a0Del impacto e influencia de los medios de comunicaci\u00f3n no duda hoy nadie: su enorme poder de seducci\u00f3n, la fascinaci\u00f3n del lenguaje audiovisual, atraen de una forma casi inconsciente nuestra mente, modificando paulatinamente nuestros criterios. Estos medios apelan a nuestra sensibilidad y emotividad, no a nuestra raz\u00f3n y, por ello, resulta dif\u00edcil asumir una postura cr\u00edtica ante sus mensajes.
    \n 
    \n\u00a1\u00a0Frente a estos dos colosos, los\u00a0educadores expl\u00edcitos<\/em>\u00a0(padres, maestros, animadores, catequistas, etc.) intentan tambi\u00e9n\u00a0capacitar a los j\u00f3venes\u00a0<\/em>para que\u00a0<\/em>afronten\u00a0la aventura de la vida\u00a0<\/em>con alg\u00fan equipamiento s\u00f3lido en los terrenos de la personalidad, los valores, las actitudes, la voluntad, la sensibilidad, la inteligencia, la capacidad de relaci\u00f3n\u00a0<\/em>con otras personas, etc.Posiblemente, los educadores son las personas que menos instrumentalizan y manipulan a los j\u00f3venes pero, en la actualidad, compiten en desventaja frente a las dos instancias anteriormente mencionadas. Ni pueden imponerse como el sistema pol\u00edtico y econ\u00f3mico, ni tienen capacidad para seducir como el medi\u00e1tico. Con todo, cuentan a su favor con la posibilidad de establecer unos v\u00ednculos personales tan relevantes que, por medio de la autoridad del testimonio personal, pueden llegar a hacerles descubrir valores alternativos a los de la competencia, el \u00e9xito, el consumo, la imagen o el disfrute inmediato, sin duda los valores dominantes del momento.
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    \n\u00a1\u00a0Es f\u00e1cil observar entre los j\u00f3venes una\u00a0vivencia de la libertad parad\u00f3jica<\/em>. Por una parte, nunca como hoy los j\u00f3venes han estado menos sometidos a controles y restricciones expresas por parte de sus padres y educadores. Nunca como hoy la sociedad ha tolerado expresiones y comportamientos tan plurales en los planos ideol\u00f3gico, pol\u00edtico, est\u00e9tico, religioso o moral. Nunca como hoy han estado al alcance de tantos j\u00f3venes las oportunidades que brindan las sociedades desarrolladas (educaci\u00f3n, cultura, consumo, asociacionismo, etc.). Y, al mismo tiempo, la mayor\u00eda de ellos carece de criterios personales verdaderamente asumidos que les permitan orientarse en la mara\u00f1a de oportunidades que se abren ante ellos. \u00bfC\u00f3mo distinguir el grano de la paja? \u00bfC\u00f3mo discernir lo que permite construir una sociedad y unos individuos m\u00e1s plenos y realizados frente a los caminos que alienan y empobrecen? En el mercado de valores las cosas no est\u00e1n claras y cuando faltan las opciones personalmente maduradas, lo m\u00e1s probable es que las circunstancias o los est\u00edmulos externos arrastren a la mayor\u00eda. Existe \u201clibertad de\u201d pero falta\u00a0\u00a0\u201cpara qu\u00e9\u201d emplear la libertad. De ah\u00ed que resulte dif\u00edcil a muchos j\u00f3venes ejercer realmente su libertad desde un proyecto propio. Todo lo m\u00e1s la b\u00fasqueda se orienta hacia la realizaci\u00f3n de experiencias que produzcan satisfacci\u00f3n inmediata.
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    \n\u00a1\u00a0Renunciar a la tarea de transmitir valores para respetar la \u00ablibre elecci\u00f3n\u00bb de cada uno, es una decisi\u00f3n que se asienta en una interpretaci\u00f3n de la realidad sumamente ingenua<\/em>. Porque nadie vive aislado en una burbuja as\u00e9ptica. Todos estamos continuamente condicionados por multitud de impactos que a trav\u00e9s de mensajes, esl\u00f3ganes, im\u00e1genes, relaciones o experiencias pr\u00e1cticas nos modelan. Todos estamos siendo \u00abeducados\u00bb permanentemente por el entorno en el que vivimos y, en \u00e9l, muchos valores dominantes son de hecho destructivos para los individuos y para la convivencia social. Capacitar para el discernimiento es la labor educativa prioritaria. Otra cuesti\u00f3n bien distinta es la actitud que hemos de adoptar en estos momentos para proponer caminos de personalizaci\u00f3n, asunto al que me referir\u00e9 brevemente m\u00e1s adelante.
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    \n\u00a1\u00a0Creo, sinceramente, que somos\u00a0portadores<\/em>\u00a0de una\u00a0valios\u00edsima riqueza espiritual, que tiene una extraordinaria capacidad para aportar fuerza, alegr\u00eda, sentido y\u00a0\u00a0orientaci\u00f3n a la vida de cualquier persona<\/em>. En un momento en el que todo parece estar sometido al cuestionamiento, los individuos aislados corren un serio peligro de desorientaci\u00f3n. Sin ra\u00edces, las identidades personales no llegan a consolidarse y las personas quedan a merced de las modas, las inercias ambientales o los intereses de los grupos que defienden el\u00a0statu quo<\/em>. Ofrecer aquellos elementos de la propia tradici\u00f3n vital, cultural, filos\u00f3fica o religiosa que aporten referencias para una construcci\u00f3n positiva de la propia personalidad es un servicio a los j\u00f3venes particularmente adecuado en el momento presente. Y ha de hacerse abiertos a las aportaciones enriquecedoras de otras maneras de concebir el mundo, la historia la sociedad o la persona y sin miedo a la cr\u00edtica que los mismos j\u00f3venes puedan hacer a nuestras propuestas. S\u00f3lo as\u00ed podremos ir caminando hacia la construcci\u00f3n de una matriz de valores comunes que hagan posible la convivencia y el enriquecimiento mutuo.
    \n 
    \nS\u00f3lo quienes se sienten apasionadamente vinculados a los j\u00f3venes, son consciente de los retos y dificultades que la sociedad actual supone para ellos y est\u00e1n convencido de que ciertos valores experimentados personalmente tienen un fuerte potencial humanizador, estar\u00e1n motivados para acompa\u00f1ar a los j\u00f3venes en su traves\u00eda hacia el futuro.\u00a0\u00a0Naturalmente, si superan las tentaciones de la decepci\u00f3n, la comodidad o el autoritarismo. Es mi convicci\u00f3n: los j\u00f3venes necesitan acompa\u00f1antes educadores. Su labor es sumamente valiosa aunque, a veces, pase casi desapercibida. Realmente s\u00f3lo se descubre su gran importancia cuando falta (como ocurre, por ejemplo, con los padres). Y entonces suele ser demasiado tarde para remediar los efectos nefastos de esa carencia.
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    \n <\/p>\n

      \n
    1. \u00bfPodemos hacer algo?<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

      \u00a0<\/strong>
      \nLa actitud refractaria, como a la defensiva, que muestran tantos j\u00f3venes ante los adultos nos lleva a preguntarnos: \u00bfrealmente esperan algo de nosotros?, \u00bfnecesitan de nosotros en alguna medida? Se entiende que para algo m\u00e1s que para financiar sus fines de semana, su ropa y sus vacaciones o para proporcionar un agradable alojamiento hasta la remota edad en la que puedan llegar a emanciparse. Todo lo cual aceptan o, incluso exigen, siempre y cuando no les incordiemos demasiado. Entre j\u00f3venes y adultos hay, frecuentemente, m\u00e1s coexistencia que verdadero encuentro.
      \n 
      \nCiertamente,\u00a0el mundo de los adultos y sus instituciones no parece colmar precisamente las expectativas de los j\u00f3venes<\/em>. Ellos tienden actualmente a aceptar las estructuras sociales vigentes como pr\u00e1cticamente inamovibles (a diferencia de generaciones anteriores de talante m\u00e1s renovador o ut\u00f3pico) aunque, eso s\u00ed, sin mucho entusiasmo. Son los espacios propios creados entre iguales los que parecen ofrecer m\u00e1s ilusi\u00f3n y atractivo. Espacios en los que la identificaci\u00f3n se produce mucho m\u00e1s por adoptar una determinada imagen externa, que por compartir algunos valores abstractos o una misma visi\u00f3n del mundo. El indudable valor formativo de las relaciones con personas de la misma o parecida edad\u00a0no implica, sin embargo, que no necesiten las referencias que proceden del mundo adulto<\/em>.
      \n 
      \nHemos de constatar, con pesar, que muchos padres han hecho\u00a0dejaci\u00f3n de su responsabilidad como primeros educadores de sus hijos<\/em>\u00a0y esta carencia vital de las figuras paternas se constata f\u00e1cilmente en los espacios en los que los j\u00f3venes son protagonistas. La prioridad otorgada por los padres a la actividad profesional que se traduce en su ausencia f\u00edsica del hogar durante casi toda la jornada, el socorrido recurso a los abuelos, las actividades extraescolares o los aparatos audiovisuales para ocupar el tiempo de los chicos (televisi\u00f3n, consolas, ordenadores), el temor infundido por una concepci\u00f3n psicol\u00f3gica barata a generar frustraci\u00f3n o a parecer autoritarios y, sobre todo, la propia falta de criterio y coherencia de los adultos, que sucumben derrotados a las insaciables demandas de los muchachos, ha generado en muchos de ellos una sensaci\u00f3n de desorientaci\u00f3n y abandono.
      \n 
      \nCon gran intuici\u00f3n, las nuevas generaciones no dejan de percibir la perplejidad y desconcierto de los propios adultos<\/em>, ante los acelerados cambios sociales que se est\u00e1n produciendo (nuevas tecnolog\u00edas, globalizaci\u00f3n, encuentro entre culturas, etc.) y la notable distancia que media entre los valores \u00aboficialmente\u00bb proclamados y los realmente vividos (los abuelos tienen convicciones m\u00e1s firmes, pero se encuentran anclados en una visi\u00f3n de las cosas demasiado anacr\u00f3nica).
      \n 
      \nQuienes ahora son adolescentes o j\u00f3venes\u00a0han vivido, generalmente, una infancia caracterizada por el exceso de protecci\u00f3n, la abundancia de objetos de consumo, un alto grado de permisividad, muy poco tiempo disponible para la comunicaci\u00f3n con los padres, un n\u00famero muy reducido de hermanos y la casi total ausencia de frustraciones o l\u00edmites al deseo<\/em>. El resultado de estas circunstancias es un tipo de joven que centra su vida en disfrutar los peque\u00f1os o grandes placeres que le brinda la sociedad del bienestar y que sufre una debilidad \u00abanor\u00e9xica\u00bb de car\u00e1cter. Un joven, que va saliendo del paso a las diversas situaciones que la vida le presenta con una actitud mucho m\u00e1s adaptativa que creativa. La aparente libertad del hacer lo que apetece o agrada (en los tiempos y espacios no sometidos a las obligaciones estudiantiles o laborales) implica, m\u00e1s bien, estar sometido a los valores del sistema.
      \n 
      \nCon indudable acierto Juan Gonz\u00e1lez-Anleo ha podido se\u00f1alar que \u201cLa juventud espa\u00f1ola de los 90 est\u00e1 as\u00ed atrapada entre una estructura econ\u00f3mica neoliberal que niega a los j\u00f3venes un puesto de trabajo y la asunci\u00f3n de responsabilidades adultas con \u00e9l vinculadas, y una cultura postmoderna que tiende a enervar valores, enfriar utop\u00edas, achatar proyectos y recortar trascendencias\u201d[1]<\/a>. J\u00f3venes que se definen como satisfechos con la vida que disfrutan\u00a0\u00a0y que, a mismo tiempo, con palabras de Ernesto S\u00e1bato \u201cson herederos de un abismo y deambulan exiliados en una tierra que no les proporciona cobijo\u2026Ellos se acercan t\u00edmidamente como quien busca una tabla en el mar, despu\u00e9s de un naufragio\u201d[2]<\/a>.
      \n 
      \nEn este entorno ambiental, triunfa, finalmente, una manera de ser o una mentalidad caracterizada por lo que podr\u00edamos denominar, propiamente, egoc\u00e9ntrica e individualista<\/em>. Es la dictadura del \u00abyo\u00bb como centro de todo y la correspondiente incapacidad para abrirse a lo otro, los otros o\u00a0\u00a0el\u00a0\u00a0Otro. Este planteamiento vital va muy unido a un rechazo firme de cuanto implique dificultad, esfuerzo, renuncia, desagrado o, no digamos, sufrimiento. Vivir \u00abdesde mi\u00bb y \u00abpara mi\u00bb (o \u00abpara los m\u00edos\u00bb en las versiones de solidaridad microgrupal o familiar tan extendidas), \u00abcomplic\u00e1ndome la vida lo menos posible\u00bb constituye, sin ninguna duda, una alternativa radical a la propuesta de Jes\u00fas: vivir desde el amor de Dios y volcados en el servicio a los dem\u00e1s, asumiendo el coste inevitable de esa opci\u00f3n.
      \n 
      \nDesde la perspectiva del Evangelio nos encontramos aqu\u00ed con\u00a0la disyuntiva fundamental que se le plantea al\u00a0\u00a0ser humano<\/em>: entregar la vida para llenarla de fecundidad o encerrarse en uno mismo y hacer as\u00ed est\u00e9ril la existencia. Si algo tiene que ofrecer el educador cristiano, es el testimonio insobornable y personal de que una vida construida al margen del amor y la apertura a los dem\u00e1s, est\u00e1 abocada al fracaso y de que, la fe, es una\u00a0\u00a0experiencia capaz de fundamentar, alimentar, iluminar y llenar de esperanza ese camino. No es que Jes\u00fas sea el camino, la verdad y la vida. Es que \u00c9l es, para nosotros, el camino que lleva a la verdadera vida. Porque si algo aparece claro en nuestra sociedad es que hay muchos caminos, muchas verdades y muchas maneras de entender la vida. Aunque no es lo mismo, vivir que sobrevivir o vivir apasionadamente, que ir tirando.
      \n 
      \nOcurre, no obstante, que acceder a un tipo de vida capaz de colmar las aspiraciones m\u00e1s profundas de la persona y de constituir una base para afrontar los retos colectivos de la humanidad,\u00a0exige asumir actitudes y opciones que resultan extraordinariamente dif\u00edciles para nuestros j\u00f3venes<\/em>: esfuerzo y paciencia, capacidad de elegir y arriesgar, salida de s\u00ed mismo, an\u00e1lisis cr\u00edtico de la realidad, enfrentamiento con la propia soledad, trascender la obsesi\u00f3n por pasarlo bien a toda costa, introducirse en la clave de la gratuidad, etc. Ni la gracia es barata como dec\u00eda Bonhoeffer, ni la calidad\u00a0\u00a0de vida se obtiene en las rebajas. En mi opini\u00f3n, transmitir esta convicci\u00f3n es el\u00a0\u00a0problema educativo fundamental del momento presente.
      \n 
      \nEn consecuencia creo que a la pregunta:\u00a0\u00a0\u00bfpodemos hacer algo con los j\u00f3venes? tendr\u00edamos que contestar:\u00a0\u00a0podemos y, adem\u00e1s,\u00a0\u00a0estamos obligados moralmente a acompa\u00f1arles. Pero para poder establecer un di\u00e1logo m\u00e1s profundo con ellos, tendremos que cambiar actitudes que han sido predominantes en el\u00a0\u00a0pasado y adoptar nuevos lenguajes. Hasta ahora en la labor educativa hemos utilizado demasiado el lenguaje de la informaci\u00f3n (lo que se puede conocer), la \u00e9tica (lo que hay que hacer) y la argumentaci\u00f3n racional (lo que se puede demostrar). Seguir\u00e1n siendo necesarios en el futuro. Sin embargo en el contexto presente hemos de iniciarnos en otros tipos de lenguaje a los que los j\u00f3venes son m\u00e1s receptivos: el del afecto y el placer, el de la seducci\u00f3n y la belleza audiovisuales, el de la las f\u00e1bulas y las par\u00e1bolas evocadoras, el de la provocaci\u00f3n y el cuestionamiento, el de la sensibilidad, el de las relaciones l\u00fadicas, el de la vivencia de experiencias concretas (de servicio, interioridad, injusticia, etc), el del testimonio sencillo pero aut\u00e9ntico y alegre, etc. Estos lenguajes no se pueden aprender de memoria y\u00a0\u00a0aplicar de manera autom\u00e1tica. Exigen de nosotros una implicaci\u00f3n personal muy elevada y un alto esfuerzo creativo, pero puede que terminen\u00a0\u00a0ofreciendo caminos de vida a los j\u00f3venes con quienes convivimos.
      \n 
      \n <\/p>\n

        \n
      1. \u00bfQu\u00e9 podemos hacer?<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

         
        \nSon muchas las cosas que podemos hacer para que los j\u00f3venes construyan su futuro enriquecidos con la presencia y cercan\u00eda de quienes tenemos m\u00e1s edad.\u00a0\u00a0A partir de la reflexi\u00f3n precedente me permito sugerir cuatro pistas de trabajo:
        \n 
        \n\u00a1\u00a0Primera propuesta<\/strong>
        \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0Acompa\u00f1ar en la incertidumbre a los j\u00f3venes<\/em>, prepar\u00e1ndonos, ellos y nosotros, para vivir en un entorno caracterizado por la complejidad, la pluralidad cultural\u00a0\u00a0y el cambio. No veo ning\u00fan inconveniente en que los adultos reconozcamos ante quienes tienen menor edad, que las transformaciones aceleradas que se est\u00e1n produciendo en todos las esferas de la vida nos dejan, con frecuencia, desconcertados. Tambi\u00e9n los mayores estamos en camino y no hemos llegado a territorio firme y seguro. No somos los que sabemos el final de la pel\u00edcula e indicamos a otros c\u00f3mo instalarse adecuadamente en un mundo estable y definido, sino quienes caminamos con ellos enriquecidos con las\u00a0\u00a0tradiciones de sentido que nos han permitido personalizar nuestra identidad y las experiencias personales que hemos ido acumulando durante a\u00f1os. El objetivo del proceso educativo no consiste en que los mayores traspasen su interpretaci\u00f3n del mundo a los m\u00e1s j\u00f3venes, sino en que \u00e9stos tengan unos interlocutores con los que dialogar, discutir y contrastar las experiencias de la vida en las que se asienta la construcci\u00f3n de valores. En \u00faltimo t\u00e9rmino, cada uno ha de asumir la responsabilidad de su propia existencia, pero cuando se construye desde la comunicaci\u00f3n y el intercambio se abren horizontes mucho m\u00e1s amplios y positivos para la realizaci\u00f3n personal de todos los implicados en ese intercambio.
        \n 
        \n\u00a1\u00a0Segunda propuesta<\/strong>
        \nAyudar a los j\u00f3venes a despertar a la realidad<\/em>, a taladrar la superficie de las apariencias. La cultura audiovisual nos hace vivir en un mundo de\u00a0\u00a0sensaciones m\u00faltiples que nos, impactan, estimulan o entretienen. Pero escasea la capacidad para interpretar esa multitud de impresiones cotidianas y as\u00ed poder construir una pr\u00e1xis vital con sentido. En nuestra sociedad del bienestar (o del pasarlo lo mejor posible), estamos cada vez m\u00e1s incapacitados para mirar a la injusticia cara a cara, para reflexionar sobre las causas radicales de lo que ocurre, para poner nombre a nuestras experiencias vitales, para comunicarnos con otras personas a un nivel hondo o para adentrarnos en el espacio ilimitado de nuestra interioridad. La trivializaci\u00f3n, la superficialidad o la misma evasi\u00f3n son actitudes que reflejan una mentalidad que prefiere jugar con la\u00a0\u00a0\u00abrealidad virtual\u00bb a enfrentarse con la \u00abrealidad real\u00bb. Y como afrontar la realidad con toda su ambig\u00fcedad, misterio, maravilla y crudeza es algo que produce incomodidad y miedo, es preciso que los educadores asuman la tarea de animar a los j\u00f3venes a tener el coraje de plantearse la vida en toda su profundidad, desarrollando, al mismo tiempo herramientas de an\u00e1lisis y cultivando su propia personalidad. El precio a pagar por no llevar a cabo esta dif\u00edcil tarea, consistir\u00e1 en padecer una sociedad de individuos empobrecidos,\u00a0\u00a0f\u00e1cilmente manipulables y, muy posiblemente, poco solidarios.
        \n 
        \n\u00a1\u00a0Tercera propuesta<\/strong>
        \nRecuperar la \u00abpaternidad\u00bb entendida en sentido educativo<\/em>. Los catequistas, maestros, animadores y dem\u00e1s agentes educadores necesitan proporcionar a adolescentes y j\u00f3venes las experiencias fundamentales que muchas veces sus padres biol\u00f3gicos no han podido o sabido ofrecerles. En los \u00faltimos a\u00f1os hemos asistido a una gran confusi\u00f3n respecto a como ejercer la paternidad y lo estamos padeciendo. Educar en libertad no consiste en no ofrecer criterios claros y razonados para conducirse en la vida que pueden ser progresivamente sustituidos por otros que se descubran m\u00e1s positivos. Satisfacer todos los deseos sin que medie\u00a0\u00a0esfuerzo alguno\u00a0\u00a0es un camino seguro para\u00a0\u00a0reducir la valoraci\u00f3n de todo, acabar con la motivaci\u00f3n y facilitar una actitud parasitaria, irresponsable y caprichosa. Evitar todo l\u00edmite o frustraci\u00f3n\u00a0\u00a0es una escuela segura para conseguir eternos adolescentes dictadores. Todos necesitamos ser reconocidos y comprendidos incondicionalmente, pero eso no quiere decir que no debamos ser exigidos para que lleguemos a desarrollar todas nuestras potencialidades. Todos necesitamos est\u00edmulo y apoyo para crecer, pero no, paternalismo y permisividad que nos debilitan. Es positivo que se nos ofrezcan m\u00faltiples alternativas vitales, pero ello no se opone a que se se\u00f1alen y denuncien con claridad los caminos que hacen da\u00f1o al que los recorre y a todos los que convivimos con ellos. Esta dif\u00edcil dial\u00e9ctica ha sido muchas veces abandonada en el pasado reciente y urge que, aquellos que se preocupan de verdad por los j\u00f3venes, la recuperen.
        \n 
        \n\u00a1\u00a0Cuarta propuesta<\/strong>
        \nColaborar con los j\u00f3venes para que elaboren criterios propios con los que orientarse de forma abierta y constructiva en un mundo cambiante<\/em>. Todos habremos de acostumbrarnos a \u00abvivir peligrosamente\u00bb. Pero resultar\u00e1 de un valor inestimable para los j\u00f3venes poder realizar esa construcci\u00f3n del propio proyecto desde la cercan\u00eda, el espejo o la confrontaci\u00f3n con personas de su confianza. En el futuro, los individuos que tiene m\u00e1s posibilidades de desarrollarse arm\u00f3nica y creativamente como personas no ser\u00e1n aquellos que se aferren a respuestas y f\u00f3rmulas prefabricadas para afrontar los retos de la vida, sino aquellos que, profundamente convencidos de ciertos valores fundamentales, sean capaces de inventar nuevas respuestas a nuevas situaciones. Si en el \u00e1mbito laboral la formaci\u00f3n permanente y el reciclaje profesional son el modelo del futuro, lo mismo ocurrir\u00e1 con las habilidades para desenvolverse en la vida. La b\u00fasqueda de caminos constructivos y humanizadores s\u00f3lo puede ser llevada a cabo mediante la discusi\u00f3n y el di\u00e1logo entre todos. Esto es, aprendiendo el m\u00e9todo del discernimiento permanente, que siempre es mucho m\u00e1s enriquecedor si se lleva a cabo en grupo.
        \n 
        \n <\/p>\n

          \n
        1. Hagamos algo \u00abcon\u00bb ellos<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

           
          \nConviene no olvidar, por \u00faltimo,\u00a0que los j\u00f3venes son los protagonistas de su propia vida<\/em>\u00a0y, en consecuencia, los que tienen la responsabilidad de llevarla a buen puerto. A los educadores s\u00f3lo nos corresponde la oportunidad y el privilegio de abrir al m\u00e1ximo las posibilidades de realizaci\u00f3n de esa tarea, poniendo a su disposici\u00f3n todos los recursos que est\u00e1n a nuestro alcance. En cualquier caso, podremos realizar esta labor si ellos nos invitan y aceptan como compa\u00f1eros de viaje.
          \n 
          \nAl terminar estas sencillas reflexiones me animo a realizar una \u00faltima invitaci\u00f3n a quienes somos educadores creyentes.\u00a0Pidamos el Esp\u00edritu de Jes\u00fas para ver la tarea educativa con los ojos, la fuerza y el amor de Dios<\/em>. Miremos de vez en cuando a Jes\u00fas para aprender de \u00e9l como se educa para la libertad y la solidaridad. Como sembrar con ternura y respetar el ritmo de cada persona. Como hacer de la educaci\u00f3n un trabajo en equipo, compartido entre j\u00f3venes y adultos. Como evitar toda tentaci\u00f3n de sometimiento, dando al joven su propia palabra y las riendas de su existencia. La enorme sabidur\u00eda educativa de Jes\u00fas de Nazaret no puede resumirse en unas pocas p\u00e1ginas, pero su inspiraci\u00f3n\u00a0\u00a0puede abrirnos insospechados caminos para el encuentro. Cerremos los ojos y recordemos:
          \n 
          \n\u00a1\u00a0Jes\u00fas sale para hacerse compa\u00f1ero de camino, pero no avasalla ni violenta la intimidad de nadie.
          \n\u00a1\u00a0Jes\u00fas sabe escuchar, en profundidad, y mirar m\u00e1s all\u00e1 de las apariencias para descubrir a la persona en su realidad m\u00e1s verdadera: herida, en b\u00fasqueda, etc.
          \n\u00a1\u00a0Jes\u00fas provoca, interroga, sorprende, proclama, invita y acoge mucho m\u00e1s que adoctrina, argumenta o da respuestas estandarizadas
          \n\u00a1\u00a0Jes\u00fas devuelve la responsabilidad a cada uno, sin sustituirle ni resolver sus problemas con f\u00f3rmulas\u00a0\u00a0seguras.<\/p>\n

          \u00a1\u00a0Jes\u00fas se deja afectar, tocar o interpelar por los otros en cualquier momento, adaptando su lenguaje al de sus interlocutores.<\/h2>\n

          \u00a1\u00a0Jes\u00fas transmite la convicci\u00f3n, a todos los que se topan con \u00e9l, de que, para Dios,\u00a0\u00a0son infinitamente valiosos y de que tienen cualidades que tienen que desarrollar y compartir para beneficio de toda la comunidad humana.
          \n\u00a1\u00a0Jes\u00fas habla con gran autoridad, pero no es autoritario ni impositivo. Sus gestos y la coherencia de su vida acompa\u00f1an siempre a sus palabras.
          \n\u00a1\u00a0Jes\u00fas deja marchar a cada uno seg\u00fan sus propias elecciones, sin retener a nadie generando dependencias, ni pasar la factura por la labor realizada.
          \n\u00a1\u00a0Jes\u00fas\u2026\u00a0n<\/p>\n

          \u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0Pedro Jos\u00e9 G\u00f3mez Serrano<\/h4>\n

          [1]<\/a>\u00a0J.\u00a0GONZ\u00c1LEZ ANLEO:\u00a0La dif\u00edcil identidad de la juventud,<\/em>\u00a0en: \u00abSociedad y Utop\u00eda\u00bb 15(2000), 86.
          \n
          [2]<\/a>\u00a0Citado por\u00a0J. GARC\u00cdA ROCA,\u00a0Mapas culturales para la nueva condici\u00f3n juvenil,<\/em>\u00a0en: \u00abSociedad y Utop\u00eda\u00bb 15(2000), 125.[\/vc_column_text][\/vc_column][\/vc_row]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

          [vc_row][vc_column][vc_column_text]PIE DE AUTOR \u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0Pedro Jos\u00e9 G\u00f3mez Serrano\u00a0es profesor de\u00a0\u00a0la Universidad Complutense de Madrid y coordinador de la Pastoral de Juventud de la Vicar\u00eda VI de Madrid.   S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO Frente a las tentaciones de desesperanza e impotencia o la del activismo reactivo, el autor \u2014una vez confirmado que queremos hacer algo \u00abcon\u00bb los j\u00f3venes\u2014 […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[122,539,94,540],"tags":[],"class_list":["post-11844","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-2000-mision-joven-2","category-estudios-286","category-mision-joven-2","category-pedro-jose-gomez-serrano"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11844"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=11844"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11844\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=11844"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=11844"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=11844"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}