{"id":11850,"date":"2000-11-01T11:00:26","date_gmt":"2000-11-01T09:00:26","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=11850"},"modified":"2000-11-01T11:00:26","modified_gmt":"2000-11-01T09:00:26","slug":"palabra-de-dios-y-educacion-en-la-fe-reflexion-sobre-una-experiencia-pastoral","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/palabra-de-dios-y-educacion-en-la-fe-reflexion-sobre-una-experiencia-pastoral\/","title":{"rendered":"Palabra de Dios y educaci\u00f3n en la fe Reflexi\u00f3n sobre una experiencia pastoral"},"content":{"rendered":"

[vc_row][vc_column][vc_column_text]PIE DE AUTOR
\nJuan Jos\u00e9 Bartolom\u00e9\u00a0<\/strong>es profesor de Nuevo Testamento en el Instituto Superior de Teolog\u00eda \u00abDon Bosco\u00bb.<\/em>
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\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO
\nBajo el fondo de una doble cuesti\u00f3n \u2014\u00bfEst\u00e1\u00a0\u00a0suficientemente presente el\u00a0evangelio<\/em>\u00a0en la evangelizaci\u00f3n y suficientemente evangelizados los\u00a0evangelizadores?\u2014\u00a0<\/em>y sobre la experiencia ejemplar de la praxis pastoral con j\u00f3venes en la di\u00f3cesis de Mil\u00e1n a trav\u00e9s de la Palabra, el autor expone, por un lado, un \u00abcamino de la fe\u00bb y, por otro, reflexiona sobre la meta y metodolog\u00eda de la evangelizaci\u00f3n hoy.
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\n\u00abHe tenido un sue\u00f1o, m\u00e1s todav\u00eda, varios sue\u00f1os. [El primero es] el sue\u00f1o de que, a trav\u00e9s de una familiaridad cada vez m\u00e1s grande de los hombres y mujeres europeos con la Sagrada Escritura, le\u00edda y rezada en la soledad, en los grupos y en las comunidades, se reavive aquella experiencia del fuego en el coraz\u00f3n que tuvieron los dos disc\u00edpulos en el camino de Ema\u00fas (IL 27)… [Tambi\u00e9n] por mi experiencia, la Biblia le\u00edda y rezada, en particular por los j\u00f3venes, es el libro del futuro del continente europeo\u00bb[1]<\/a>.
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\nAs\u00ed se expresaba Mons. Martini durante su intervenci\u00f3n en el S\u00ednodo de obispos europeos, el d\u00eda 7 de octubre de 1999: \u00a1que la Biblia sea le\u00edda y rezada en la Iglesia constituye el sue\u00f1o\u00a0inocente\u00a0<\/em>de un cardenal! Resulta relevante que sus otros dos\u00a0sue\u00f1os<\/em>\u00a0causaron reacciones un tanto apasionadas, mientras que \u00e9ste apenas mereci\u00f3 respuesta ni controversia. Y sin embargo, este sue\u00f1o del cardenal era, a diferencia de los otros dos, el que m\u00e1s desvelos le hab\u00eda proporcionado: la utilizaci\u00f3n de la Biblia en la pastoral, especialmente juvenil, es una experiencia lograda en el ejercicio de su ministerio episcopal.
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  1. Una experiencia pastoral lograda<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     
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    \nPoco despu\u00e9s de ser entronizado como obispo de Mil\u00e1n, Mons. Martini recibi\u00f3 a un grupo de j\u00f3venes que le rogaron les ense\u00f1ara a orar. Tras un primer encuentro, los j\u00f3venes pidieron que continuara present\u00e1ndoles modelos concretos de oraci\u00f3n; el cardenal respondi\u00f3 invit\u00e1ndoles a que acudieran un d\u00eda al mes a la catedral. Al primer encuentro, en 1980, se presentaron unos trescientos j\u00f3venes; diez a\u00f1os despu\u00e9s, seg\u00fan previsiones poco exageradas, llegaban a 13.000 quienes segu\u00edan regularmente la llamada\u00a0Escuela de la Palabra<\/em>.
    \nLas reuniones segu\u00edan un esquema sencillo: se abr\u00edan con la recitaci\u00f3n de un salmo, que buscaba crear la atm\u00f3sfera adecuada; tras unas breves indicaciones de tipo metodol\u00f3gico, se le\u00eda un texto b\u00edblico; la explicaci\u00f3n del cardenal, que sol\u00eda durar unos veinte minutos, intentaba facilitar la apropiaci\u00f3n del texto a la vida de sus oyentes;\u00a0\u00a0la meditaci\u00f3n guiada daba paso a un silencio prolongado, que favorec\u00eda la contemplaci\u00f3n y la oraci\u00f3n; con la sugerencia de un compromiso que realizar se conclu\u00edan las sesiones.\u00a0El tiempo de silencio es el elemento determinante, el rasgo m\u00e1s caracter\u00edstico, de las reuniones:\u00a0\u201ces un silencio activo, lleno del Esp\u00edritu Santo,\u00a0\u00a0en el que se adora a Dios presente, se dialoga con \u00c9l partiendo de la Palabra que nos ha llegado, para releer la propia vida personal y la de la comunidad eclesial con los ojos, el amor y las expectativas de Dios\u201d\u00a0(R. Corti). El comentario del cardenal no pretend\u00eda exponer el sentido del texto; ni lo comentaba ni lo explicaba; quer\u00eda, m\u00e1s bien, poner a sus\u00a0j\u00f3venes\u00a0oyentes de frente al texto, exponerlos a la fuerza renovadora de la Palabra de Dios, d\u00e1ndoles los instrumentos necesarios.
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    \nEl cardenal\u00a0sabe\u00a0que\u00a0\u201cno pocas experiencias religiosas recientes conf\u00edan m\u00e1s en el\u00a0contagio<\/em>\u00a0emotivo del grupo, en el vibraci\u00f3n sensible, que en la fuerza objetiva y persuasiva de la Palabra. Por ello, en estos a\u00f1os se ha pedido a los j\u00f3venes en particular que vayan a la Escuela de la Palabra. \u00a1Ay de quien olvida la fuerza creadora y formativa de la Palabra!\u201d
    [2]<\/a>. Y\u00a0es decidido partidario de una forma de oraci\u00f3n que propenda a la escucha personal que a la\u00a0\u00a0emoci\u00f3n grupal, que favorezca la responsabilidad individual y no el entusiasmo masivo:\u00a0\u201chay que orar y hacer orar contempor\u00e1neamente, con ejercicios oportunos y pausas de silencio. La necesidad de unir la palabra, el silencio y la oraci\u00f3n vale para cualquier comunicaci\u00f3n de la fe cristiana\u201d[3]<\/a>.
    \nLa experiencia, b\u00e1sica en el gobierno pastoral de la di\u00f3cesis\u00a0y caracter\u00edstica de la pastoral juvenil del cardenal, le ha hecho comprender que\u00a0\u00abes posible educar a una comunidad en la escucha de la Palabra\u00bb. Lejos de ser un privilegio para peque\u00f1os grupos, la Escuela de la Palabra\u00a0\u201ces una gracia de Dios para todo el pueblo cristiano… Puede convocar a una ciudad entera, cuando, sirvi\u00e9ndose de los medios de comunicaci\u00f3n social, se logra hacer rezar a miles de personas al mismo tiempo… Hay, pues, para la sociedad de nuestros d\u00edas, para nuestras grandes ciudades, para las megal\u00f3polis, una profec\u00eda de salvaci\u00f3n y est\u00e1 mucho m\u00e1s cercana de cuanto imaginamos\u201d
    [4]<\/a>.
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    \nLas palabras del cardenal est\u00e1n refrendados por los hechos. La\u00a0Escuela de la Palabra<\/em>\u00a0ha sido capaz de suscitar en su di\u00f3cesis, la mayor del mundo por sus\u00a0estructuras de gobierno pastoral, un n\u00famero apreciable de iniciativas, simb\u00f3licas unas, tan pr\u00e1cticas otras como el nacimiento del\u00a0Equipo Samuel<\/em>, un\u00a0\u00a0grupo de unos ciento cincuenta j\u00f3venes, de ambos sexos, comprometidos en recorrer un camino vocacional para discernir lo que Dios quiere de ellos; o la creaci\u00f3n,\u00a0a petici\u00f3n de los\u00a0mismos\u00a0j\u00f3venes\u00a0al\u00a0finalizar el programa pastoral del curso 85\/86 \u00abHacerse pr\u00f3jimos\u00bb, de una\u00a0Escuela para la Educaci\u00f3n sociopol\u00edtica<\/em>,\u00a0\u00a0para capacitarlos a hacer de sus compromisos personales metas de cambio social y pol\u00edtico; o la celebraci\u00f3n de una\u00a0Asamblea de Siquem<\/em>, en mayo de 1989, con la presencia de 2.500 delegados que representaban los j\u00f3venes, unos 15.000, que durante ese a\u00f1o hab\u00edan participado en la Escuela de la Palabra. En esa ocasi\u00f3n, el cardenal se declar\u00f3 consciente de haber llegado s\u00f3lo a uno de cada diez j\u00f3venes de su di\u00f3cesis e invitaba a su auditorio a\u00a0\u00abhacerse\u00a0cargo con amor de sus hermanos\u00bb.
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    1. El camino de la fe, seg\u00fan el relato de Ema\u00fas<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

       
      \nEl relato de Ema\u00fas (Lc 24,13-35) pertenece a una serie de narraciones pascuales que tienen como funci\u00f3n primera la de proponer una v\u00eda de acceso a la experiencia pascual. Cuanto sabemos sobre lo sucedido el d\u00eda de la Resurrec\u00adci\u00f3n nos hace suponer que no todos los disc\u00edpulos de Jes\u00fas llegaron a la convicci\u00f3n de que estaba vivo de la misma forma: s\u00f3lo a unos pocos se les apareci\u00f3 en persona; los dem\u00e1s tuvieron que apoyar su fe en el testimonio de los testigos de su resurrecci\u00f3n (cf. 1Cor 15,3-8). El camino de Ema\u00fas refleja, precisamente, uno de esos itinerarios que tuvieron que recorrer aquellos disc\u00edpulos que no se encontraron personalmente con su Se\u00f1or resucitado.
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      \n2.1.\u00a0El relato b\u00edblico<\/strong>
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      \nEl relato de Ema\u00fas, uno de los m\u00e1s logrados de todo el Nuevo Testamento, tiene una estructura formal f\u00e1cil de descubrir:
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      \n\u00a1\u00a0La presentaci\u00f3n de\u00a0los personajes<\/em>\u00a0abre la narraci\u00f3n y la sit\u00faa en el d\u00eda de Pascua y camino de Ema\u00fas\u00a0\u00a0(Lc 24,13-14).
      \n\u00a1\u00a0Durante el viaje\u00a0<\/strong>conversan sobre lo sucedido en Jerusal\u00e9n<\/em>\u00a0(Lc 24,15-29): al hacer aparici\u00f3n un desconocido, el di\u00e1logo domina el relato (Lc 24,17-27.29b); con ello, el narrador cede la palabra a sus personajes: identifica su mensaje con la conversaci\u00f3n de los caminantes; no basta con saber sobre lo sucedido en Jerusal\u00e9n, si no se sabe verlo a la luz del plan de Dios.
      \n\u00a1\u00a0Llegados a Ema\u00fas, y ya en casa,\u00a0durante la cena<\/em>\u00a0(Lc 24,30-32), reconocen a quien les parte el pan, que desaparece inmediatamente: un gesto \u00absin comentarios\u00bb les recuerda a su Se\u00f1or y el pan repartido abre los ojos que no abri\u00f3 su presencia ni las Escrituras explicadas.
      \n\u00a1\u00a0Se cierra el relato narrando\u00a0el regreso a Jerusal\u00e9n<\/em>\u00a0de dos nuevos testigos (Lc 24,33-35): el encuentro con el Se\u00f1or Resucitado ha de terminar rencontran\u00addo a la comunidad de testigos.
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      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/strong>q\u00a0De camino a Ema\u00fas<\/strong>
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      \nTras el descubrimiento de la tumba vac\u00eda por parte de las mujeres y el primer anuncio no cre\u00eddo de la resurrecci\u00f3n de Jes\u00fas (Lc 24,1-11), Lucas nos recuerda \u2014caso \u00fanico en la tradici\u00f3n evang\u00e9lica\u2014 el episodio de Ema\u00fas. Para entenderlo bien, hay que caer en la cuenta de la situaci\u00f3n narrativa, que sirve de punto de partida: Jes\u00fas ya est\u00e1 vivo, pero los suyos no se lo pueden creer; empe\u00f1ados en encontrarlo entre los muertos, se sorprenden al encontrar abierta y vac\u00eda su tumba. Es apenas el primer d\u00eda de su nuevo vivir y quien ya se atreve a repetir el anuncio se desacredita a s\u00ed mismo ante sus compa\u00f1eros; nadie se toma en serio el testimonio de unas mujeres con vocaci\u00f3n de sepultureras (Lc 24,1.6.9.11).
      \nDe hecho, la incredulidad aleja de Jerusal\u00e9n a dos de esos disc\u00edpulos. El camino hacia Ema\u00fas se lo pasan conversando sobre cuanto hab\u00eda ocurrido en Jerusal\u00e9n: cuanto ha sucedido all\u00ed les hace tomar distancias, la ciudad santa se les ha vuelto inh\u00f3spita. Caminar juntos dialogando acorta un tanto el camino, pero va agrandando su desencanto; cuanto m\u00e1s hablan tanto m\u00e1s se alejan, efectiva y afectivamente, de Jerusal\u00e9n y de cuanto all\u00ed hab\u00eda ocurrido, que no es s\u00f3lo la muerte violenta de Jes\u00fas sino tambi\u00e9n su resurrecci\u00f3n ya proclamada (cf. Lc 24,19-23). Hablando entre s\u00ed sobre las cosas que sab\u00edan, toman distancias de la ciudad y de Cristo vivo: testigos de todo lo sucedido no pod\u00edan a\u00fan ser testigos del Resucitado. Su saber es innegable, pero no les lleva a la fe: les sume en el desenga\u00f1o.
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      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/strong>q\u00a0Mientras conversaban<\/strong>
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      \nJes\u00fas comparte camino con ellos porque quiere entrar en su conversa\u00adci\u00f3n. El texto resalta el hecho de que fue en medio de la discusi\u00f3n que se les aproxim\u00f3 el Se\u00f1or; se les hizo compa\u00f1ero de viaje haci\u00e9ndoseles su interlocu\u00adtor; se ocup\u00f3 de cuanto les estaba preocupando (Lc 24,15). No le reconocieron, porque no pod\u00edan: sus ojos estaban incapacitados (Lc 24,16); que el relato no desvele la causa hace m\u00e1s inveros\u00edmil el hecho, creando cierta perplejidad en el lector: \u00bfc\u00f3mo es posible que quienes tanto sabr\u00e1n contar sobre Jes\u00fas (cf. Lc 24,18-24) no lograran saberse junto a \u00e9l? Ojos que le vieron vivo, corazones que le saben muerto no bastan para creerle resucitado; tendr\u00e1n que ver algo m\u00e1s, de nuevo (cf. Lc 24,31).
      \nLa pregunta de Jes\u00fas convierte el relato en conversaci\u00f3n: el camino deja de ser v\u00eda de losas y polvo para hacerse intercambio de hechos y opiniones entre los caminantes. El desconocido parece no conocer el tema de di\u00e1logo, pero se da cuenta de que la tristeza embarga a sus contertulios (Lc 24,17). Su ignorancia resulta inexplicable a Cleof\u00e1s (Lc 24,18), que toma la palabra para informar a su desconocido compa\u00f1ero de viaje: Jes\u00fas de Nazaret es el tema de su conversaci\u00f3n y el motivo de su tristeza. Razones no faltan: le hab\u00edan cre\u00eddo aut\u00e9ntico hombre de Dios (Lc 24,19) y le vieron cruelmente ajusticiado (Lc 24,20). El entusiasmo que sus palabras y obras hab\u00edan suscitado hizo menos aceptable, m\u00e1s penoso, el desenlace inesperado. Despu\u00e9s de tres d\u00edas de in\u00fatil espera, la muerte constatada hab\u00eda sepultado toda esperanza (Lc 24,21).
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      \nLa tristeza era consecuencia de su desencanto: ahora sab\u00edan que ese Jes\u00fas, a quien hab\u00edan seguido por Galilea, no merec\u00eda tanta pena. Es verdad que ya est\u00e1n por ah\u00ed diciendo unas mujeres haber encontrado su tumba vac\u00eda y visto unos \u00e1ngeles que les habr\u00edan asegurado que Jes\u00fas vive (Lc 24,22-23); era verdad tambi\u00e9n que, poco despu\u00e9s, algunos hermanos pudieron comprobar, ellos mismos, cuanto hab\u00edan dicho las mujeres. Pero nadie a\u00fan le ha visto vivo; y es que nadie puede cre\u00e9rselo (Lc 24,24).
      \nTodo cuanto sabe \u2014\u00a1y es mucho!\u2014 ese triste disc\u00edpulo de Jes\u00fas de Nazaret no le convierte en testigo del Se\u00f1or Resucitado. Por no ver lo sucedido a la luz del querer divino, protesta el desconocido, no entienden con el coraz\u00f3n lo que saben decir con la boca (Lc 24,25). Hacerles ver que lo sucedido no es pura casualidad ni, mucho menos, una evitable tragedia sino divina necesidad, es la tarea que se impone el desconocido (Lc 24,26): y continuando el viaje hacia Ema\u00fas, les hace recorrer un nuevo camino a trav\u00e9s de las Escrituras; en ellas estaba ya predicho el destino de Jes\u00fas, su v\u00eda de pasi\u00f3n y su camino de gloria (Lc 24,27). La comprensi\u00f3n de lo ocurrido a Jes\u00fas en Jerusal\u00e9n tomando como gu\u00eda y clave la Palabra de Dios conduce a la meta del camino y hace innecesaria la compa\u00f1\u00eda del desconocido: llegados a Ema\u00fas, con una nueva inteligencia de lo protagonizado y, como m\u00e1s tarde reconocer\u00e1n, con un coraz\u00f3n nuevo (cf Lc 24,32), su a\u00fan desconocido acompa\u00f1ante finge ir m\u00e1s all\u00e1; Ema\u00fas no era su destino (Lc 24,28).
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      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/strong>q\u00a0En el partir el pan<\/strong>
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      \nNo hubiera sido de buen gusto que Jes\u00fas rechazara la hospitalidad que se le ofrec\u00eda tan sinceramente; y los disc\u00edpulos saben, adem\u00e1s, apoyar su invitaci\u00f3n en una raz\u00f3n que convence: el d\u00eda ha declinado (Lc 24,29). Jes\u00fas, a\u00fan desconocido, interrumpe su camino por no dejar de estar con sus disc\u00edpulos: todav\u00eda no puede dejarles solos, pues a\u00fan no lo han reconocido; saben ya leer lo sucedido a Jes\u00fas en Jerusal\u00e9n como cumplimiento de un plan personal de Dios, pero no logran verse implicados en ese plan ni identificar en el acompa\u00f1ante a su Se\u00f1or.
      \nEl caminante se hace hu\u00e9sped (Lc 24,30a); el compa\u00f1ero de camino, comensal (Lc 24,30b): la convivencia iniciada en el di\u00e1logo y profundizada en la escucha desemboca en intimidad. Y en la mesa, el invitado se transforma en se\u00f1or, el hu\u00e9sped en hospedero, el \u00faltimo en primero: el pan bendecido y repartido es el gesto que les faltaba para ver; la iniciativa del desconocido, que repite la conocida praxis de Jes\u00fas, cuando com\u00eda con sus disc\u00edpulos, les abre los ojos y el coraz\u00f3n: nadie sino su Se\u00f1or podr\u00eda repartirles el pan bendito (Lc 24,31).
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      \nLa eucarist\u00eda es lugar privilegiado del reconocimiento del Resucitado: para saberle vivo ya y ahora vecino, no hacen falta m\u00e1s saberes que el de compartir su mesa y recibir su pan. Los disc\u00edpulos, que en su camino se encontraron con un desconocedor de todo lo ocurrido e invitaron a su casa al desconocido, se toparon con su Se\u00f1or inopinadamente, compartiendo el alimento que ten\u00edan y recibiendo el pan bendito. En el camino de Ema\u00fas les hab\u00edan sobrado conocimientos sobre Jes\u00fas de Nazaret; no les falt\u00f3 el descubrimiento de la presencia divina en lo ocurrido en Jerusal\u00e9n; pero no fue suficiente para advertir la compa\u00f1\u00eda de su Se\u00f1or; si no le hubieran dado la oportunidad de serles anfitri\u00f3n en su propia casa, el Resucitado hubiera permanecido en el anonimato: \u00a1sin eucarist\u00eda, por m\u00e1s vivo que ya estuviera, no hubiera resucitado para ellos Cristo!
      \nSaber que vive hace innecesaria su presencia: la experiencia del Resucitado no es un fen\u00f3meno para disfrutar, una imagen visual en la de deleitarse, sino una convicci\u00f3n que proclamar, un testimonio siempre por dar. Reconocido, Cristo se vuelve invisible (Lc 24,31): saberlo vivo es m\u00e1s decisivo que tenerlo a la mano; presentir su presencia hace in\u00fatil sufrir por su ausencia. Y quien, como los dos en el camino de Ema\u00fas, estuvieron una vez con \u00e9l, aunque sea sin llegar a reconocerle, conocer\u00e1n la alegr\u00eda que tuvieron en su compa\u00f1\u00eda y la comprensi\u00f3n que alcanzaron del plan de Dios (Lc 24,32). Quien, una vez tan siquiera, se haya encontrado con el Resucitado, y por m\u00e1s apenado y desorientado que se hubiera sentido, no podr\u00e1 dejar de recordar siempre su buena ventura: caminar con Jes\u00fas llena de calor el coraz\u00f3n y comprensi\u00f3n de los caminos de Dios la mente de sus compa\u00f1eros.
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      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/strong>q\u00a0De regreso a Jerusal\u00e9n<\/strong>
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      \nYa sin Jes\u00fas pero sabi\u00e9ndole vivo, no logran quedarse en casa, por m\u00e1s que avanzara la noche. Al narrador, que se hab\u00eda demorado en contar el viaje hacia Ema\u00fas, no le interesan los pormenores del regreso a Jerusal\u00e9n; le importa se\u00f1alar que no pueden callarse cuanto saben ni quedarse en casa esa noche. Tambi\u00e9n en ellos algo ha resucitado: rehacen el camino hacia la ciudad que hab\u00eda sido la tumba de su fe y vuelven a la comunidad apost\u00f3lica (Lc 24,33): los Once y los que con ellos permanecen han de saber lo que les ocurri\u00f3 durante el camino y en su hogar (Lc 24,35). Pero quien vuelve a la comunidad no vuelve tanto para testimoniar su vivencia personal sino, en primer lugar, para recibir el testimonio apost\u00f3lico: antes de que puedan abrir boca, nada m\u00e1s abr\u00edrseles la puerta, se les anuncia la fe com\u00fan: \u00abRealmente resucit\u00f3 el Se\u00f1or y se apareci\u00f3 a Sim\u00f3n\u00bb (Lc 24,34).
      \n 
      \n 
      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a02.2. Camino de Ema\u00fas, hoy<\/strong>
      \n 
      \nCreado para posibilitar la experiencia de la Resurrecci\u00f3n de Jes\u00fas, el relato de Ema\u00fas indica, en forma de narraci\u00f3n,\u00a0la meta<\/em>\u00a0a la que ha de llegar el cristiano y ofrece una precisametodolog\u00eda\u00a0para lograrlo. El episodio, cr\u00f3nica de un suceso pasado, es sobre todo ejemplarizaci\u00f3n de un camino de fe, del que describe las etapas y sus contenidos. De ah\u00ed su innegable valor.
      \nCuantos hoy deseen pasar del des\u00e1nimo al testimonio cristiano, los que buscan motivos para retornar a la vida com\u00fan con entusiasmo recuperado y algo nuevo que decir, quienes saben todo sobre Jes\u00fas sin jam\u00e1s saberlo junto a ellos, los que siguen d\u00e1ndole por muerto porque no logran sentirlo vivo, todos los que lamentan su ausencia sin reconocerlo donde se repite su gesto \u00abeucar\u00edstico\u00bb, pueden encontrar en la narraci\u00f3n lucana\u00a0un itinerario preciso de evangelizaci\u00f3n,<\/em>\u00a0rehacer el camino de Ema\u00fas significar\u00eda evangelizar.
      \n 
      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/strong>q\u00a0La vida de comunidad, como meta y criterio<\/strong>
      \n 
      \nEs significativo que la tradici\u00f3n evang\u00e9lica no ofrezca relato alguno de la resurrecci\u00f3n en el que la visi\u00f3n de Jes\u00fas vivo sea su culmen o el final; contra lo que podr\u00eda esperarse, Jes\u00fas Resucitado no se dej\u00f3 ver de sus disc\u00edpulos para quedarse a convivir con ellos: quien llega a la convicci\u00f3n de que vive su Se\u00f1or ha de llegarse a los hermanos para anunciarles su resurrecci\u00f3n (Mc 16,6-7; Mt 28,9-10.16-20; Lc 24,36-52; Jn 20,19-23). No es la continuaci\u00f3n de una convivencia con el maestro, interrumpida por su muerte en cruz, lo que surge tras su nueva vida; nace, m\u00e1s bien, un nuevo modo de convivir entre cuantos comparten la misma experiencia: la ausencia de Jes\u00fas Resucitado, que se dej\u00f3 ver durante un tiempo (cf. Hch 1,3: \u00a1s\u00f3lo durante cuarenta d\u00edas!), se palia con la aparici\u00f3n de la comunidad de sus testigos. Ver a Jes\u00fas y saberle vivo supone el nacimiento de la comunidad cristiana, aut\u00e9ntica resurrecci\u00f3n de la comunidad de disc\u00edpulos del Nazareno: Jes\u00fas Resucitado debe volver al Padre y quien lo ha encontrado ha de encontrarse con los hermanos (cf. Jn 20,17).
      \nQue la vida en com\u00fan sea el resultado de la experiencia pascual queda bien dramatizado en el relato de Ema\u00fas. Comienza el episodio narrando el alejamiento de Jerusal\u00e9n y de la comunidad apost\u00f3lica de dos de los disc\u00edpulos de Jes\u00fas; y todo el relato es la narraci\u00f3n de su distanciamiento progresivo: los disc\u00edpulos se alejan de la ciudad y de sus condisc\u00edpulos, tristes y desalentados por cuanto ha sucedido all\u00ed; aunque ya han o\u00eddo hablar de que Jes\u00fas vive, no pueden cre\u00e9rselo. Cuando al final de su viaje, lo vean repetir su gesto caracter\u00edstico, recuperar\u00e1n el entusiasmo y la comunidad: volver\u00e1n inmediatamente a compartir su fe con quienes creen lo mismo que ellos; el Resucitado no necesitar\u00e1 quedarse entre ellos, pero ellos no podr\u00e1n quedarse solos en casa: si Cristo vive, no se puede continuar viviendo extramuros de la comunidad cristiana.
      \n 
      \nSaber que la comunidad cristiana, vivencia en com\u00fan de la fe com\u00fan, es el t\u00e9rmino del camino de Ema\u00fas, la meta del encuentro con Cristo, revaloriza la vida de comunidad y cuestiona nuestra habitual forma de vivirla: si cay\u00e9ramos en la cuenta de que nuestras comunidades, por ser una realizaci\u00f3n de la comunidad cristiana, han nacido de la resurrecci\u00f3n de Jes\u00fas, \u00bfno estar\u00edamos m\u00e1s atentos para fomentar todo lo que nos una, no ser\u00edamos menos remisos en evitar cuanto nos disgregue? \u00bfC\u00f3mo pretender testimoniar a Cristo Resucitado desde una vida com\u00fan descuidada, languidecida, menospreciada?: \u00a1ser\u00eda como dejar a moribundos la tarea de anunciar la posibilidad de nueva vida! Y esa puede ser la impresi\u00f3n que estemos dando a nuestros j\u00f3venes, si no nos ven gozando de la nuestra vida com\u00fan. Cuidarse de nuestras comunidades significar\u00eda, ni m\u00e1s ni menos, testimoniar fehacientemente a los j\u00f3venes que Cristo vive.
      \nNo deber\u00edamos olvidar que los disc\u00edpulos que, no pudiendo soportar Jerusal\u00e9n y la vida com\u00fan, marcharon a sus casas, se dirig\u00edan a Ema\u00fas el mismo d\u00eda en que Jes\u00fas estrenaba vida nueva: se alejaban de la vida com\u00fan…, y del evangelio ya proclamado. Lejos de la comunidad el anuncio del evangelio es siempre rumor incre\u00edble, comidilla de mujeres asustadas (Lc 24,22-23). Si no hubiera sido porque el Resucitado hizo comunidad con ellos, en el camino y en el hogar, si Cristo no hubiera representado en Ema\u00fas a sus testigos de Jerusal\u00e9n, no habr\u00edan llegado los dos disc\u00edpulos a saber de su resurrecci\u00f3n, ni habr\u00edan vuelto al entusiasmo de la predicaci\u00f3n. No importa que quien vuelve a la vida com\u00fan la haya abandonado alguna vez; decisivo es que vuelva a ella cuanto antes, nada m\u00e1s haber visto a su Se\u00f1or. Pues s\u00f3lo quien vuelve a su comunidad sabr\u00e1 haber estado junto al Se\u00f1or y se sentir\u00e1 encantado por ello (Lc 24,35.32).
      \n 
      \nHay que\u00a0temer por una evangelizaci\u00f3n,\u00a0<\/em>cualquiera que sean sus m\u00e9todos y sin dudar de sus mejores intenciones, que no parta de una vida com\u00fan llevada con gozo por los evangelizadores o que no proponga a los evangeliza\u00addos la vida en com\u00fan como meta del encuentro con Cristo.\u00a0\u00a0Deber\u00eda darnos que pensar el que Jes\u00fas Resucitado permaneciera con sus disc\u00edpulos hasta que hizo desaparecer el desaliento y la dureza de sus corazones; una vez descubierto, desapareci\u00f3 de su presencia; de la ausencia del Resucitado se recuperaron los disc\u00edpulos recuperando la vida com\u00fan y el testimonio. No es mera casualidad, sino ley de la existencia cristiana: quien sabe que Jes\u00fas vive, vive en com\u00fan su experiencia.
      \n 
      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/strong>q\u00a0Caminar, como m\u00e9todo<\/strong>
      \n 
      \nProbablemente la raz\u00f3n por la que el episodio de Ema\u00fas resulta tan simp\u00e1tico e iluminador radica en su contemporaneidad con nuestra situaci\u00f3n espiritual: nos sentimos bien retratados en esos dos disc\u00edpulos desilusionados, que marchan a su casa antes de que se ponga el sol; y, sobre todo, en su peripecia personal bien podemos reconstruir las etapas del itinerario de fe que estamos precisando. El disc\u00edpulo que se pone en camino hacia Ema\u00fas volver\u00e1 a la comunidad y al testimonio apost\u00f3lico, siempre que recorra las etapas del camino y se someta a la pedagog\u00eda del Resucitado.
      \n 
      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/strong>\u00a1<\/strong>\u00a0Andar desencantados de Jes\u00fas, punto de partida<\/strong>
      \nM\u00e1s que Jerusal\u00e9n y lo sucedido en ella es la frustraci\u00f3n personal el punto de partida de este viaje hacia Ema\u00fas: la tristeza de los disc\u00edpulos nac\u00eda de la desesperanza que les procur\u00f3 el fin de su aventura con Jes\u00fas de Nazaret (cf. Lc 24,17-21). Con \u00e9l hab\u00edan convivido y junto a \u00e9l hab\u00edan fomentado sus mejores ilusiones: iba a traer el Reino de Dios y a liberar a su pueblo; ajusticiado en una cruz, su muerte acababa de sepultar toda esperanza; era comprensible que se sintieran fracasados: su anterior entusiasmo por Jes\u00fas, ‘profeta poderoso en obras y palabras’, alimentaba ahora la conciencia de su fracaso. Desencantados de su vida junto a Jes\u00fas, volv\u00edan a la normalidad.
      \nQue sea, precisamente, el desencanto de Jes\u00fas lo que puso en movimiento a dos de sus disc\u00edpulos, que el cansancio acumulado tras a\u00f1os de convivencia y la tristeza les impulsara a dejar la vida com\u00fan, debe servirnos de advertencia. Pocas cosas compartimos los ap\u00f3stoles de hoy con esos dos disc\u00edpulos tanto como la frustraci\u00f3n y el desencanto en el seguimiento de Jes\u00fas: tambi\u00e9n nosotros ciframos un d\u00eda nuestras mejores esperanzas en \u00e9l, para tener despu\u00e9s que constatar nuestro enga\u00f1o; no nos ha merecido tanta pena Jes\u00fas; un muerto no se merece nuestra vida. Como los disc\u00edpulos de Ema\u00fas andamos ahondando nuestra desilusi\u00f3n y volviendo a hogares que abandonamos un d\u00eda por seguirle.
      \n 
      \nSi vivimos sin fascinaci\u00f3n el seguimiento de Jes\u00fas, si el ha dejado de encantarnos, podemos lanzarnos a recorrer el camino de Ema\u00fas. \u00a1Es nuestra oportunidad! Y si seguimos pensando en acompa\u00f1ar a otros en ese camino, \u00a1raz\u00f3n de m\u00e1s para estrenarlo nosotros antes!: los j\u00f3venes que pasan de Cristo esperan de nosotros la experiencia del caminante y la certeza del que lleg\u00f3 a la meta. Y para ello nos necesitan junto a ellos, cercanos a sus problemas y acerc\u00e1ndonos a su desaliento: con ellos no s\u00f3lo compartimos el camino y el cansancio, sino tambi\u00e9n los temas de su conversaci\u00f3n y el disgusto. \u00bfQu\u00e9 otro modo tenemos para representarles a nuestro Se\u00f1or vivo y preocupado en sus cosas y en su vida? \u00bfO es que no fue as\u00ed el modo como se nos present\u00f3 \u00e9l a nosotros antes?
      \n 
      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/em><\/strong>\u00a1\u00a0Saber sobre Jes\u00fas, como vi\u00e1tico<\/strong>\u00a0<\/em>
      \nEn el camino, s\u00f3lo el desconocido nada sab\u00eda de lo sucedido en Jerusal\u00e9n; los disc\u00edpulos de Ema\u00fas ten\u00edan buenas razones para estar tristes y volver a casa (cf. Lc 24,17-24). Pero todo su saber sobre Jes\u00fas no les hizo saberse junto a \u00e9l: sus muchos conocimientos le impidieron reconocerle; la imagen que de \u00e9l se hac\u00edan, el recuerdo que de su vida y obra manten\u00edan, no les ayud\u00f3 a identificarlo; por verle a la medida de sus esperanzas e imagin\u00e1rselo seg\u00fan sus preferencias (cf. Lc 24,21), no lo descubrieron como era en realidad: su saber sobre el Jes\u00fas muerto les imposibilitaba saberlo vivo. El desconocido tuvo que empe\u00f1arse a fondo para hacerles ver lo sucedido a la luz de Dios, seg\u00fan las Escrituras: contemplando a Dios en la historia de Jes\u00fas descubrieron que la iniciativa divina explicaba todo lo sucedido; nada hay de azar ni fortuna donde triunfa el querer de Dios: la muerte de su maestro era parte de un proyecto divino de salvaci\u00f3n.
      \nSeguimos hoy, como los disc\u00edpulos de Ema\u00fas, abundando en saberes sobre Cristo y sin sabernos por \u00e9l acompa\u00f1ados; parece como si nuestros conocimientos teol\u00f3gicos estuvieran sepultando nuestra esperanza cristiana; \u00bfde qu\u00e9 nos sirve una ciencia mayor que no nos convenza mejor de que Cristo merece nuestra vida y nuestras penas, porque vive hoy tras haber penado en nuestro lugar? Pocas veces hemos estudiado m\u00e1s, y con mejores medios, los contenidos de la evangelizaci\u00f3n y pocos son los que, entre nosotros, predican entusiasmados el evangelio. Nos falta, seguramente, como a los disc\u00edpulos de Ema\u00fas, contemplar a Jes\u00fas con los ojos de Dios, verlo seg\u00fan el proyecto que de su Hijo se hizo el Padre. Por seguir imagin\u00e1ndonosle como m\u00e1s nos conviene, nos excluimos del plan divino que en Cristo Jes\u00fas nos alcanzar\u00eda de lleno.
      \n 
      \nPara ello, deber\u00edamos renunciar a hacernos ilusiones con Jes\u00fas: si los disc\u00edpulos de Ema\u00fas hubieran aceptado el camino de Jes\u00fas mientras con \u00e9l iban hacia Jerusal\u00e9n, si no hubieran continuado alimentando esperanzas falsas, no les habr\u00eda defraudado su muerte en cruz y habr\u00edan esperado su resurrecci\u00f3n. No aguantaron lo que hab\u00eda sucedido porque no lo supieron leer a la luz de Dios,\u00a0seg\u00fan su Palabra<\/em>: ilusiones y esperanzas que nos hacemos, aunque sea en el seguimiento de Jes\u00fas, no tienen porvenir; s\u00f3lo si es seg\u00fan Dios lo que acaece, sea lo que sea, puede fundar nuestra esperanza.
      \nPara que nuestros saberes sobre Cristo sean evangelio de Dios, para que nuestra vida de seguimiento sea experiencia gozosa de su presencia, para que todo lo que nos acontezca sea encuentro con Dios, tenemos que devolver a la Palabra la funci\u00f3n de gu\u00eda de nuestras vidas. Mientras no veamos todo lo que sucede dentro de un proyecto de Dios, mientras no oigamos su voz en las palabras que a diario escuchamos, ni presintamos su mano en las manos que nos alcanzan, nuestros saberes cristianos nos impedir\u00e1n sabernos de Cristo. Este es el saber que no podemos callar: silenci\u00e1rselo a nuestros j\u00f3venes les confirmar\u00eda su sensaci\u00f3n de abandono y soledad; si no les convencemos que todo lo que sucede es parte de un gran proyecto divino, que es fruto y signo de un enorme querer, \u00bfc\u00f3mo van a sentirse amados de Dios y por qu\u00e9 tendr\u00edan que vernos a nosotros como los signos y portadores de ese amor? Para lograrlo tendremos que acompa\u00f1arles en su b\u00fasqueda del sentido de sus vidas y de Dios; habr\u00e1 que, siguiendo el m\u00e9todo de Jes\u00fas en el camino de Ema\u00fas, devolverles la Escritura y abrirles el coraz\u00f3n a su entendimiento. Y aqu\u00ed aparece un quehacer tan inexplorado entre nosotros como urgente para nuestros j\u00f3venes; y es que \u00absin conocimiento de las Escrituras no hay conocimiento de Cristo\u00bb (DV 25).
      \n 
      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/em><\/strong>\u00a1\u00a0Acoger a Jes\u00fas en casa, momento decisivo<\/strong>
      \nLlegados a Ema\u00fas, los disc\u00edpulos no llegaron a descubrir la identidad de su acompa\u00f1ante: Ema\u00fas no iba a ser, en realidad, la meta del viaje emprendido. Invitado a quedarse, aun desconocido, Jes\u00fas repite su gesto t\u00edpico sin otro comentario: hu\u00e9sped no tarda en convertirse en anfitri\u00f3n. La praxis eucar\u00edstica resulta ser santo y se\u00f1a de su presencia real; repartiendo el pan, Jes\u00fas se da a conocer, impone su realidad y elimina todas incertidumbre en sus disc\u00edpulos. Es en verdad significativo que los disc\u00edpulos reconocieran a su Se\u00f1or no por cuanto hab\u00edan conversado en el camino sino por lo que hizo delante de ellos cuando se sent\u00f3 a su mesa: a lo m\u00e1s que lleg\u00f3 la explicaci\u00f3n de las Escrituras fue a llenarles el coraz\u00f3n de gozo mientras caminaban junto al desconocido (cf. Lc 24,32); lo que no logr\u00f3 su conversaci\u00f3n ni su comentario de la Escritura lo consigui\u00f3 su actuaci\u00f3n: los ojos para ver al Resucitado se nos abren siempre que ante nosotros se repita el gesto que identifica al Se\u00f1or Jes\u00fas (cf. Lc 24,30-31); en la mesa eucar\u00edstica es posible saber vivo y pr\u00f3ximo al Resucitado y soportar su ausencia sin darlo por perdido ni darse por perdidos.
      \nAll\u00ed donde se nos parta el pan y donde lo compartamos bendiciendo a Dios, all\u00ed descubriremos a Jes\u00fas Viviente y recordaremos que nuestro coraz\u00f3n ard\u00eda mientras est\u00e1bamos junto a \u00e9l. De all\u00ed volveremos a la comunidad, para hacernos testigos sorprendidos y predicadores entusiastas de su resurrecci\u00f3n. Y durante el camino de regreso a los hermanos, recobraremos las prisas y la ilusi\u00f3n, recordaremos el encuentro con Cristo mientras vamos al reencuentro con los cristianos. El relato de cuanto sucedi\u00f3 a dos disc\u00edpulos camino de Ema\u00fas puede ser\u00a0un trozo de nuestra biograf\u00eda<\/em>\u00a0espiritual: hoy no tenemos otro acceso al Se\u00f1or Jes\u00fas que el que nos ofrece la comunidad que se re\u00fane en su nombre para partir el pan y repart\u00edsnolo; \u00fanicamente su\u00a0memoria<\/em>eucar\u00edstica puede hacernos clara la Escritura, ardiente el coraz\u00f3n y abrirnos, de par en par, los ojos para descubrirle.
      \n 
      \nHabr\u00eda que pensar si nuestras huidas de la vida en com\u00fan, la p\u00e9rdida de ilusi\u00f3n en el apostolado, la acumulaci\u00f3n de saberes sobre Cristo que no nos hacen sabernos de \u00e9l, nuestra incapacidad para intuir en lo que acontece el plan de Dios y vernos en \u00e9l implicados, nuestras muchas conversaciones sobre Jes\u00fas que no consiguen que arda el coraz\u00f3n, no provienen, en el fondo, de que seguimos dando por muerto al que ya ha resucitado. Como los disc\u00edpulos, camino de Ema\u00fas. Si as\u00ed fuera, nos queda la esperanza de que Jes\u00fas quiera ser hu\u00e9sped nuestro y comensal: repartamos el pan bendecido entre nosotros, repitamos a diario el gesto que saca a Cristo del inc\u00f3gnito, quedaremos tan prendados de \u00e9l, tan encantados con \u00e9l, que no necesitaremos verle ni tocarle para saberle entre nosotros: \u00abno se edifica ninguna comunidad cristiana si no tiene como ra\u00edz y quicio la celebraci\u00f3n de la sagrada Eucarist\u00eda\u00bb (PO 6).
      \n\u00bfQu\u00e9 decir, por tanto, de una educaci\u00f3n en la fe que olvidara o retrasara indebidamente el encuentro\u00a0sacramental\u00a0<\/em>(\u00bfhay otro encuentro de eficacia asegurada?) de Cristo con los j\u00f3venes? \u00bfHacia d\u00f3nde va una pastoral juvenil que no se proponga como meta posible y como medio imprescindible \u00abla relaci\u00f3n personal con Cristo, que reconcilia y perdona, que se entrega y crea comuni\u00f3n, que llama y env\u00eda y estimula a ser art\u00edfices de una sociedad nueva\u00bb? \u00bfQui\u00e9nes somos nosotros para privar a los j\u00f3venes de esa \u00abcelebraci\u00f3n gozosa de la vida\u00bb, ese \u00abmomento significativo de crecimiento religioso\u00bb, ese \u00absegundo pilar del edificio educativo\u00bb en el sistema salesiano
      [5]<\/a>, que es la celebraci\u00f3n eucar\u00edstica, \u00abfuente y cima de toda la evangelizaci\u00f3n\u00bb (PO 5)?[6]<\/a>
      \n 
      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/em><\/strong>\u00a1\u00a0Recuperar la comunidad y el testimonio, como garant\u00eda<\/strong>\u00a0\u00a0<\/em>
      \nQuien ha convivido con el Resucitado no puede vivir sin sus testigos; la comunidad eucar\u00edstica se prolonga, l\u00f3gicamente, en la comunidad apost\u00f3lica. Los de Ema\u00fas no pudieron quedarse adonde hab\u00edan ido, su hogar verdadero estaba all\u00ed donde quedaron los hermanos: el Se\u00f1or les cambi\u00f3 el coraz\u00f3n y los quehaceres: volvieron a Jerusal\u00e9n y al testimonio. Jes\u00fas hubiera permanecido para ellos muerto, si no hubieran ellos recuperado la vida com\u00fan y la predicaci\u00f3n del evangelio.
      \nSi la vuelta a la comunidad nos devuelve a Jes\u00fas vivo, si el retorno a los cristianos nos hace encontradizos con el Cristo de Dios, si nuestras dudas se vencen convenciendo a los dem\u00e1s de la realidad de la resurrecci\u00f3n, habr\u00e1 que fortalecer nuestro sentimiento de pertenencia a la comunidad cristiana y tendremos que resistir nuestras desilusiones confortando a los hermanos: sin conciencia de ser miembros de una comunidad, a cuyo servicio hemos sido llamados, no puede darse experiencia de que Cristo vive. Seguir\u00edamos empe\u00f1ados, como el primer d\u00eda, en buscar al Vivo entre los muertos (cf. Lc 24,5).
      \nEsos son, en definitiva, los criterios claves para discernir si nuestras aventuras personales en el seguimiento de Jes\u00fas, lo mismo que el trabajo de educaci\u00f3n en la fe de los j\u00f3venes que llevamos a cabo, pueden considerarse un nuevo \u00abcamino de Ema\u00fas\u00bb: tener que partir del desencanto que nos ha producido la convivencia con Jes\u00fas y su seguimiento deber\u00eda hacernos m\u00e1s f\u00e1cil ponernos en camino. \u00bfA qu\u00e9 esperamos?\u00a0n
      \n <\/p>\n

      Juan Jos\u00e9 Bartolom\u00e9<\/strong><\/h4>\n

      estudios@misionjoven.org
      \n
      [1]<\/a>\u00a0C.M. MARTINI,\u00a0Mis tres sue\u00f1os,<\/em>\u00a0en:\u00a0\u00abSelecciones de Teolog\u00eda\u00bb\u00a0154(2000), 116.
      \n
      [2]<\/a>\u00a0C.M.\u00a0MARTINI,\u00a0Il lembo del mantello<\/em>,<\/em>\u00a0Centro Ambrosiano,\u00a0Mil\u00e1n\u00a01991, 35-36.
      \n
      [3]<\/a>\u00a0C.M.\u00a0MARTINI,\u00a0La dimensi\u00f3n contemplativa de la vida<\/em>,\u00a0<\/em>\u00a0Paulinas,\u00a0Bogot\u00e1\u00a01990, 40.
      \n
      [4]<\/a>\u00a0C.M.\u00a0MARTINI,\u00a0Farsi prossimo<\/em>\u00a0nella citt\u00e0,\u00a0<\/em>Ed. Dehoniane, Bologna 1987,\u00a0205-206.
      \n
      [5]<\/a>\u00a0Las citas precedentes pertenecen al los\u00a0Documentos del XXIII Cap\u00edtulo General de los Salesianos de Don Bosco,<\/em>\u00a0nn. 148 y 175.
      \n
      [6]<\/a>\u00a0El estancamiento que la participaci\u00f3n frecuente en la eucarist\u00eda conoce en nuestros ambientes no es s\u00f3lo consecuencia de una p\u00e9rdida de memoria hist\u00f3rica, memoria de nuestros or\u00edgenes salesianos y fruto de escasa imaginaci\u00f3n pastoral, sino \u2014y ello es m\u00e1s grave a\u00fan\u2014 prueba de una debilitada identidad cristiana: la eucarist\u00eda es la \u00abfuente y cima de toda la vida cristiana\u00bb. Que nadie est\u00e9 suficientemente preparado para celebrar el encuentro con Cristo no es \u00f3bice para que Cristo quiera encontrar\u00adse con nosotros: o es que los de Ema\u00fas estaban preparados para descubrir a su Se\u00f1or en el desconocido acompa\u00f1ante? Si los disc\u00edpulos de Ema\u00fas hubieran conservado su fe y su ilusi\u00f3n, \u00bfse les habr\u00eda hecho Cristo el encontradizo? (Cf.\u00a0Documentos del XXI Cap\u00edtulo General de los Salesianos de Don Bosco,<\/em>\u00a0nn. 45 y 93 y\u00a0Documentos del XXIII,\u00a0<\/em>nn. 23 y 148.
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      [vc_row][vc_column][vc_column_text]PIE DE AUTOR Juan Jos\u00e9 Bartolom\u00e9\u00a0es profesor de Nuevo Testamento en el Instituto Superior de Teolog\u00eda \u00abDon Bosco\u00bb.   S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO Bajo el fondo de una doble cuesti\u00f3n \u2014\u00bfEst\u00e1\u00a0\u00a0suficientemente presente el\u00a0evangelio\u00a0en la evangelizaci\u00f3n y suficientemente evangelizados los\u00a0evangelizadores?\u2014\u00a0y sobre la experiencia ejemplar de la praxis pastoral con j\u00f3venes en la di\u00f3cesis de Mil\u00e1n a trav\u00e9s […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[122,539,541,94],"tags":[],"class_list":["post-11850","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-2000-mision-joven-2","category-estudios-286","category-juan-jose-bartolome-lafuente","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11850","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=11850"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11850\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=11850"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=11850"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=11850"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}