[vc_row][vc_column][vc_column_text]Un \u00abcl\u00e1sico\u00bb de la literatura, de la m\u00fasica, de las artes, de la filosof\u00eda es para m\u00ed una forma significante que nos \u00ablee\u00bb. […] El cl\u00e1sico nos interroga cada vez que lo abordamos. Desaf\u00eda nuestros recursos de conciencia e intelecto, de mente y de cuerpo (gran parte de la respuesta primaria de tipo est\u00e9tico e incluso intelectual, es corporal).
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\nAunque se ha llegado a decir que nuestra \u00e9poca ha consumado el \u00abcrimen perfecto\u00bb \u2014pues \u201cvivimos en un mundo en el que la m\u00e1s elevada funci\u00f3n del signo es hacer desaparecer la realidad, y enmascarar al mismo tiempo esa desaparici\u00f3n\u201d (J. Baudrillard)\u2014, habitamos una tierra poblada de signos y nos sigue delatando como humanos, como \u00abseres insatisfechos\u00bb, la constante exploraci\u00f3n de\u00a0zonas<\/em>\u00a0in\u00e9ditas: el hombre es un ser en perpetua b\u00fasqueda del sentido de su humanidad y del secreto que se esconde detr\u00e1s de ella.
\nLa triste paradoja de un tiempo plagado de descubrimientos, sin embargo, se manifiesta en el achatamiento de la realidad con el que nos amoldamos a vivir, hasta el extremo de contentarnos con tan solo acceder a la superficie de las cosas y de las personas. Quiz\u00e1 debamos aplicarnos, en fin, cuanto T.S. Eliot refer\u00eda a la construcci\u00f3n po\u00e9tica:\u00a0\u00abTuvimos la experiencia pero perdimos el sentido. \/ Y acercarse al sentido restaura la experiencia\u00bb.<\/em>
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\nEl camino del hombre en el mundo est\u00e1 caracterizado por un incesante intento de decir qu\u00e9 son las cosas, qu\u00e9 es \u00e9l y \u00abpara qu\u00e9\u00bb todo cuanto existe. En este recorrido, vida y cultura est\u00e1n profundamente entrelazadas,\u00a0haci\u00e9ndose<\/em>\u00a0y\u00a0deshaci\u00e9ndose<\/em>\u00a0mutuamente. Por eso mismo, podemos definir la cultura como un sistema de creencias (acerca de la realidad visible y su sentido), de valores (sobre lo bueno, lo bello, lo verdadero o\u00a0norma<\/em>\u00a0con la que regir nuestros comportamientos), de costumbres e instituciones que entrelazamos para construir las formas de sentir, pensar y actuar o, mejor dicho, las formas de vivir.
\nEl arte nos habla con las herramientas de la vida, claro est\u00e1, pero tocadas con otro resplandor, con dosis de fantas\u00eda, de recreaci\u00f3n, de existencia ahondada. De ah\u00ed que la atenta contemplaci\u00f3n de las distintas creaciones art\u00edsticas nos \u00abdesvela\u00bb sentidos desconocidos u ocultos del hombre y del mundo, y nos acerca al misterio de la belleza, de Dios.
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\n <\/p>\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0M\u00e1s all\u00e1 de lo visible<\/h4>\n
\nEl arte, desde siempre, ha estado \u00edntimamente unido al hombre y su cultura: para conocer al mundo y al propio ser humano en profundidad hay que conocer su arte y viceversa. Adem\u00e1s y desde muy antiguo, esta vinculaci\u00f3n ha tenido mucho que ver con el \u00abfen\u00f3meno religioso\u00bb. En esta perspectiva, el arte es una de las brechas por las que mejor se puede atisbar el sentido, intuir la\u00a0transcendencia<\/em>\u00a0que anhelamos.
\nMirar la vida con los ojos de Woddy Allen, escucharla con los sonidos de Mozart, contarla con las palabras de Vicente Aleixandre, contemplarla con los colores y formas de Picasso, organizarla con los esquemas de Kant o Popper… no es sino recrearla, revivirla.
\nAhora bien y como ya nos recordaba hace siglos un sabio tao\u00edsta, \u201cEl error de los hombres es intentar alegrar su coraz\u00f3n por medio de las cosas, cuando lo que debemos hacer es alegrar las cosas con nuestro coraz\u00f3n\u201d. Dicho queda.
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\n <\/p>\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0Cultura, arte y praxis cristiana con j\u00f3venes<\/h4>\n
\nAntes de nada y valga la expresi\u00f3n, \u00a1hay que\u00a0mundanizarse!<\/em>\u00a0No se trata de confundirse ni asimilarse a cualquiera de las estrategias y realidades del mundo. Pero s\u00ed que hay que zambullirse con decisi\u00f3n en la cultura, en los lenguajes, en las claves simb\u00f3licas… con las que los hombres de hoy escriben y leen la vida.
\nEntonces y como educadores, hemos de comenzar por alimentarnos\u00a0\u00a0y alimentar con la\u00a0vida<\/em>\u00a0de la literatura, de las artes pl\u00e1sticas, de la m\u00fasica, del cine y del teatro… para ir descubriendo y conociendo en toda su hondura el coraz\u00f3n humano. S\u00f3lo as\u00ed seremos capaces de entender y amar a las personas y, a regl\u00f3n seguido, comprenderemos que la praxis cristiana con j\u00f3venes no consiste tanto en introducir dentro de ellos valores, normas… cuanto en ayudarles \u2014al estilo de la may\u00e9utica socr\u00e1tica\u2014 a \u00abdar a luz\u00bb su intimidad m\u00e1s radical habitada por Dios.<\/p>\n<\/h3>\n
Jos\u00e9 Luis Moral<\/h3>\n