{"id":11952,"date":"2000-05-01T08:34:31","date_gmt":"2000-05-01T06:34:31","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=11952"},"modified":"2000-05-01T08:34:31","modified_gmt":"2000-05-01T06:34:31","slug":"cultura-para-recrear-la-vida","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/cultura-para-recrear-la-vida\/","title":{"rendered":"Cultura para recrear la vida"},"content":{"rendered":"

[vc_row][vc_column][vc_column_text]<\/p>\n\n\n\n
S\u00edntesis del Art\u00edculo
\nTras destrozar algunos de los t\u00f3picos m\u00e1s habituales sobre la cultura, el autor trata de responder a la siguiente pregunta: \u00bfC\u00f3mo entreabrir la puerta a los j\u00f3venes al mundo de la cultura para que, a trav\u00e9s de ella, puedan recrear su vida? Sin proponer soluciones inmediatas ni tajantes, sugiere desterrar estrategias t\u00f3picas, mirar a la Cultura con may\u00fasculas, considerar su \u00abdemocr\u00e1tico poder de comunicaci\u00f3n\u00bb \u2014lejos de todo elitismo\u2014, contagiar m\u00e1s que ense\u00f1ar, acogerse a los \u00abmomentos m\u00e1gicos\u00bb y pasar \u00abde la recepci\u00f3n cultural a la emisi\u00f3n de cultura propia\u00bb.
\n 
\n\u00c4\u00a0Jes\u00fas Villegas<\/strong>\u00a0es profesor de Literatura y Animaci\u00f3n Socio-cultural, con numerosas publicaciones situadas en la intersecci\u00f3n de ambos \u00e1mbitos.<\/em>
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  1. El otro d\u00eda fue el \u00abD\u00eda del Libro\u00bb…<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nHace unos d\u00edas celebramos el \u00abD\u00eda del Libro\u00bb. L\u00f3gicamente, en fecha tan se\u00f1alada, los educadores nos dedicamos a defender con ardor las infinitas virtudes atribuibles a esos cachivaches preciosos.
    \nYo, como profesor de Literatura, tendr\u00eda que haber proclamado a diestro y siniestro cosas tan agudas como que leer es importante, divertido e inteligente, o que la lectura desarrolla la imaginaci\u00f3n, nos permite vivir aventuras sin movernos del sitio, amplia nuestra visi\u00f3n de la realidad, nos hace felices y sabios, y bla, bla, bla…
    \nNo habr\u00eda estado de m\u00e1s que hubiera insinuado lo terriblemente absurdo, vac\u00edo y salvaje que ser\u00eda un mundo sin libros. Para engordar a\u00fan m\u00e1s mi salario, podr\u00eda haber concluido despotricando contra el que no lee. Si le hubiera llamado, con agudeza y limpia sintaxis, burro, fracasado escolar en potencia, lacra para la sociedad o escoria descerebrada tal vez me habr\u00edan admitido\u00a0ipso facto<\/em>\u00a0en la Real Academia de la Lengua.
    \n 
    \nTodas estos postulados no s\u00e9 si son verdad, pero resultan muy aparentes en jornadas de este calibre. Sin embargo, tal vez los responsables de fomentar, en cierto sentido, la cultura, debamos buscar un camino distinto. Permitidme que lo intente a lo largo de este art\u00edculo.
    \n 
    \n <\/p>\n

      \n
    1. El otro d\u00eda fue el \u00abD\u00eda del Libro\u00bb. Toma segunda. \u00a1Acci\u00f3n!<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

       
      \n23 de abril. \u00abD\u00eda del libro\u00bb. Hay mucha gente que es feliz sin tocar jam\u00e1s un libro. Cualquiera, hoy en d\u00eda, est\u00e1 en condiciones de alcanzar una preparaci\u00f3n decente sin ojear una sola p\u00e1gina de m\u00e1s.
      \nOtro dato: se puede triunfar en la vida sin fomentar el h\u00e1bito lector (por ejemplo, muchos estudiantes absolutamente ejemplares no leen otros textos que no sean los de obligado cumplimiento). Por si esto no fuera bastante para desmitificar los libros, apuesto mi enciclopedia a que hay personas sensibles, sensatas, simp\u00e1ticas y valiosas con fobia a la letra encuadernada.
      \nMe mojar\u00e9 hasta el cuello: soy consciente de que algunos libros, muchos libros, son un pe\u00f1azo, o se utilizan como instrumentos de tortura, o se administran sin querer como somn\u00edferos, o nos explotan en la cara en el momento m\u00e1s inadecuado como petardos sin gracia o como bombas f\u00e9tidas insoportables para nuestras narices m\u00e1s \u00edntimas. En fin, amigos no lectores que no me estar\u00e9is leyendo, respirad con alivio. Un experto en el trato diario con los libros os da su absoluci\u00f3n: aqu\u00ed y ahora confieso bajo juramento que…\u00a0los libros no son imprescindibles para vivir<\/em>(permitidme un aparte, amigos lectores: yo dir\u00eda que no son imprescindibles para sobrevivir).
      \n 
      \nUna vez que me he esforzado en hacer justicia con todos aquellos, pobres inocentes, que han tenido la desgracia de aguantar c\u00f3mo, sin margen para la protesta y muy a pesar suyo, las bibliotecas eran santificadas, los libros convertidos en objetos sagrados y la cultura elevada a fiesta de guardar, repito, una vez que he relegado a su humilde repisa a estos entra\u00f1ables objetos, dejad que me desahogue.
      \n 
      \nImaginad a un ciego que no ha visto jam\u00e1s los colores, un ciego que nunca ha disfrutado de las mil formas de un paisaje, un ciego que, por desgracia, desconoce el perfil prodigioso de un rostro, un ciego incapaz de imaginar la bruma, un ciego sin puestas de sol, ni estrellas fugaces o luna en agosto, un ciego con los ojos cerrados de antemano al oto\u00f1o o al horizonte sin fondo frente al mar, un ciego, en definitiva, que ha nacido para siempre de espaldas a la luz…
      \nAhora, reflexionad lo siguiente: \u00bfcre\u00e9is que a este hombre su desgracia le ha negado algo importante de la vida? Obviamente, y gracias a Dios, desde su realidad, desde su limitaci\u00f3n, no ha renunciado a nada, porque nunca tuvo visi\u00f3n y no puede, por tanto, imaginarla. Pero, desde un punto de vista objetivo, medianamente neutral, \u00bfno te estremeces al constatar la carencia que supone el no haber tenido acceso a todas esas sensaciones \u00fanicas?
      \n 
      \nLos que disfrutamos de los libros y de la cultura pensamos, no s\u00e9 si exageradamente, que el que no lee padece asimismo una forma especial de ceguera y, en cierta medida, desprecia colores, paisajes, rostros, brumas, puestas de sol, estrellas, lunas, oto\u00f1os, horizontes, mares y luces que no se forman en ning\u00fan otro rinc\u00f3n del cosmos que no sea ese que las palabras engendran a su paso por las p\u00e1ginas de un libro. Quien no frecuenta la amigable compa\u00f1\u00eda de los libros tal vez sea tan feliz y humano como el que lee, triunfar\u00e1 o fracasar\u00e1 en su misma medida, entender\u00e1 o desconocer\u00e1 el mundo y la vida con id\u00e9ntica imprecisi\u00f3n pero, permitidme que lo diga, permanecer\u00e1 tristemente ciego ante las maravillas de todo un universo.
      \n 
      \nAhora bien, puesto que soy el autor de la f\u00e1bula, voy a autorizarme para que, hoy, nuestro cuento acabe bien: por suerte, tanto la ceguera de nuestro ciego particular e inventado como la ceguera del que ha renunciado a los libros se han manifestado como enfermedades pasajeras. Se trata de cegueras milagrosamente curables. Por los poderes que me otorga la palabra, yo sano en este justo instante los ojos al ciego imaginario y la luz inunda su sangre. De la otra parte de la historia te encargas t\u00fa, amigo no lector que sigues ignor\u00e1ndome: si te reconoces ciego al c\u00e1lido placer de un volumen abierto y no deseas seguir si\u00e9ndolo, debes administrarte tu propio remedio. No hace falta que te firme la receta. Seguro que en alguna estanter\u00eda pr\u00f3xima a ti te aguarda una buena dosis de medicina impresa con que comenzar el tratamiento.
      \n 
      \n <\/p>\n

        \n
      1. Algunos t\u00f3picos t\u00edpicos sobre la cultura<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

         
        \nComo en todos los terrenos de la vida, en el \u00e1mbito de la cultura resulta siempre m\u00e1s c\u00f3modo apoyarse en ideas preconcebidas que repensar la realidad con mente l\u00facida y desprejuiciada. Es m\u00e1s f\u00e1cil repetir una y otra vez que \u00ableer es bueno\u00bb (como adelant\u00e1bamos en nuestra introducci\u00f3n) o que \u00abel saber no ocupa lugar\u00bb a plantearse seriamente por qu\u00e9 algo tan bondadoso produce en un buen n\u00famero de personas alergia, o por qu\u00e9, al final, el saber deja efectivamente de ocupar lugar en la mente de nuestros j\u00f3venes, tal como formula, sin querer y con iron\u00eda insospechada, el adagio de marras.
        \nSi aspiramos, de verdad, a que la cultura aliente la vida de las nuevas generaciones que nos suceder\u00e1n, hemos de empezar por desarmar ante sus ojos esa red de pensamientos heredados con los que, desde tiempos inmemoriales, intentaron\u00a0venderles,<\/em>\u00a0sin riesgo (y, \u00faltimamente, sin \u00e9xito), las supuestas lindezas de lo cultural, con el fin de determinar qu\u00e9 tiene de verdadero y qu\u00e9 de est\u00fapido lugar com\u00fan lo que otros, no sabemos qui\u00e9nes, nos impusieron en letras de molde. Hab\u00edamos comenzado esta tarea desmitificadora en los primeros compases de este escrito. Ahora continuamos: marchando una de t\u00f3picos.
        \n 
        \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/strong>q<\/strong>\u00a0T\u00f3pico primero:<\/em><\/strong>
        \n\u00a0<\/em>
        \n\u00abHay que elegir: salir a la calle o encerrarse en los libros\u00bb<\/strong>
        \n 
        \nEl primer t\u00f3pico de la serie es tambi\u00e9n, sin duda, uno de los m\u00e1s da\u00f1inos y alarmantes: viene a decirnos que existe un abismo entre la vida en bruto, la vida en toda su intensidad, la verdadera vida, y ese sustitutivo descolorido de la existencia que son las experiencias de tipo cultural. Un lector, un mel\u00f3mano o una persona demasiado preocupada por frecuentar las salas de exposiciones, desde este tonto punto de vista, se nos tipifica como un ser humano obligadamente p\u00e1lido, que busca alternativas siempre insuficientes en la imaginaci\u00f3n a una biograf\u00eda an\u00e9mica, amargada y sin matices.
        \nEl que no puede viajar, naufraga en un libro; el que no conoce el amor, se consuela en una canci\u00f3n; el que se aburre sin saber qu\u00e9 hacer, mastica desganado una pel\u00edcula como si fuera chicle: los que no somos protagonistas de la rabiosa realidad, nos conformamos con ser espectadores de una simulaci\u00f3n, siempre vicaria y fingida. Cuando falta la excitaci\u00f3n, el sabor de la aventura para los cinco sentidos, uno se preocupa de esas in\u00fatiles bagatelas del esp\u00edritu que compensan nuestras carencias.
        \n 
        \nLa cultura en general y las experiencias art\u00edsticas en particular no son, como muchos creen, v\u00edas de escapatoria ante una vida gris, mezquina, invivible (aunque puedan serlo, obviamente). Para m\u00ed, y creo que para todos los que disfrutan en profundidad de lo est\u00e9tico, un buen libro o una pel\u00edcula lograda nos conducen a ahondar en la existencia para entenderla mejor y son vivencias incomparables, tan dignas de figurar en nuestra historia personal como cualquier otro acontecimiento.
        \nNo existe dicotom\u00eda entre el arte y la vida: el primero es la segunda en una de sus formas de expresi\u00f3n y de impresi\u00f3n m\u00e1s elevada, enriquecedora, emocionante y total. Por regla general, una persona culta no se refugia, en plan avestruz, en los placeres solitarios del mis\u00e1ntropo sensible, sino que sale a la vida cuando contempla en silencio, sale a la vida cuando siente en soledad, sale a la vida cuando escucha sin moverse apenas: otorga sustancia y sentido a sus jornadas navegando hacia adentro sobre la popa de un libro, amando apasionadamente entre l\u00edneas, aprendiendo a vivir a golpe de p\u00e1rrafo.
        \nLas experiencias que conforman lo cultural, por tanto, no son alternativas y consuelos ins\u00edpidos contra lo que no somos, sino m\u00e1s bien fundamentos, pilares de una existencia plet\u00f3rica que puede llegar a ser. La cultura ayuda a entender la vida, la ensancha, la multiplica y la remoza.
        \n 
        \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/strong>q<\/strong>\u00a0T\u00f3pico segundo:<\/em><\/strong>
        \n\u00a0<\/em><\/strong>
        \n\u00abTal como va el mundo, la cultura es una frivolidad\u00bb<\/strong>
        \n 
        \nMientras alguien no tenga qu\u00e9 llevarse a la boca, mientras, hermano contra hermano, los hombres se destruyan; mientras existan los refugiados, la tortura y la desigualdad, \u00bfpuedo yo perder el tiempo entre filigranas banales del pensamiento o de la sensibilidad? \u00bfLas et\u00e9reas piruetas del arte significan algo frente a la contundencia de un est\u00f3mago vac\u00edo? \u00bfC\u00f3mo leer poes\u00eda cuando el mundo se desgaja a mis dos lados? Vista as\u00ed, indudablemente, la cultura constituye un esc\u00e1ndalo, una especie de broma macabra en medio del caos, la escalera de emergencia del fugitivo cobarde.
        \nNo obstante, la falta de cultura est\u00e1 en la base de la intolerancia, de la segregaci\u00f3n, de la violencia. Si el mundo rueda en una determinada direcci\u00f3n, aparentemente imparable y desalentadora, las causas de esa debacle radican, en buena medida, en las deficiencias culturales de muchos de los hombres y mujeres que integramos la humanidad del tercer milenio. Para prevenir la bestialidad, contamos ante todo con las disciplinas human\u00edsticas, aquellas que (como su nombre indica) humanizan con mirada universalizante.
        \nS\u00f3lo basta detenerse por unos instantes a valorar el perfil de ciertos nacionalismos intransigentes, de ciertos brotes de racismo (el de El Ejido, sin ir m\u00e1s lejos) o el de los l\u00edderes que han encabezado los m\u00e1s sangrientos genocidios para verificar c\u00f3mo, en la ra\u00edz de cualquiera de las aberraciones contra la dignidad humana, se esconde, a menudo, la ignorancia, la superstici\u00f3n, la ausencia de aut\u00e9ntico pensamiento: manifestaciones end\u00e9micas, todas ellas, de la incultura.
        \n 
        \nPero la cultura, am\u00e9n de ser la mejor inversi\u00f3n a largo plazo por un mundo mejor (de ah\u00ed la importancia de una educaci\u00f3n cultural s\u00f3lida), nos alivia del dolor, del sufrimiento, del sinsentido de la existencia cuando este aflora: recuerdo, en particular, una escena hermos\u00edsima de la pel\u00edcula\u00a0La mirada de Ulises<\/em>\u00a0en la que, en la Sarajevo en guerra, en medio de una niebla que impone una tregua en los combates, la gente, sin distinci\u00f3n de bandos, sale a la calle a escuchar a las orquestas que, improvisadamente, tocan en medio de las ruinas, o a presenciar c\u00f3mo algunos j\u00f3venes representan fragmentos de Shakespeare sobre escenarios improvisados entre la destrucci\u00f3n: im\u00e1genes tan ut\u00f3picas como bals\u00e1micas. La cultura libera y hermana, el pensamiento real no puede ser colonizado, la sensibilidad y los mundos interiores son el reducto inviolable de cada uno de nosotros…: todas estas frases suenan tambi\u00e9n a t\u00f3picos manidos, aunque, en este caso, bienvenidos sean estos benditos t\u00f3picos irreductibles.
        \nCon m\u00e1s poemas y menos videojuegos, con m\u00e1s salas de conciertos abarrotadas y menos estadios de f\u00fatbol rebosando inquina contra el rival, con m\u00e1s horas de silencio germinal en una biblioteca y menos de silencio idiotizante ante una pantalla de televisi\u00f3n, con una menor preocupaci\u00f3n por el bienestar econ\u00f3mico y una mayor por el progreso cultural, seguramente, aunque pueda parecer absurdo o quim\u00e9rico, aumentar\u00eda la justicia, la solidaridad, el desarrollo humano y, en \u00faltima instancia, atrocidades como la intolerancia, la violencia o los fundamentalismos desaparecer\u00edan, tal vez, de la mente del ser humano y, con ello, de la faz de la tierra.
        \n 
        \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/strong>q<\/strong>\u00a0T\u00f3pico tercero:<\/em><\/strong>
        \n\u00a0<\/em><\/strong>
        \n\u00abEsas cosas de la cultura o gustan o no gustan, sin m\u00e1s\u00bb<\/strong>
        \n 
        \nLa cultura se suele asociar, l\u00f3gicamente, con el disfrute. Sin embargo, lo err\u00f3neo es creer que ese regocijo ante la cultura es una reacci\u00f3n espont\u00e1nea, instintiva, que se produce como por ensalmo en unos individuos especialmente dotados y en otros no. En el fondo, se cree falsamente que la poes\u00eda, la arquitectura, la filosof\u00eda, o bien conectan con un sujeto \u00abporque s\u00ed\u00bb, o bien lo dejan fr\u00edo e indiferente: o gusta o no gusta, vamos. En resumen, algunos nacen tocados, por ejemplo, para la fruici\u00f3n est\u00e9tica y otros, sin embargo, carecemos de sensibilidad suficiente para acceder a esos placeres privados.
        \nLa falsedad de esta idea estriba fundamentalmente en despreciar la importancia de la disciplina y de la educaci\u00f3n en todo lo relativo a la satisfacci\u00f3n. Se tiene la falsa impresi\u00f3n de que, aquello que nos entretiene, aquello que no es ocupaci\u00f3n o trabajo en el sentido m\u00e1s estricto del t\u00e9rmino, nos ha de proporcionar buenos ratos sin que, a cambio, hayamos de pagar el peaje del esfuerzo: veo una pel\u00edcula porque me relaja; leo un libro porque me distrae, y no me pidas m\u00e1s… La cultura, as\u00ed, se convierte en divertimento sin implicaci\u00f3n, sin complicaci\u00f3n y sin bagaje. Y esta es una simplificaci\u00f3n (perd\u00f3n por el ripio) manifiesta de los bienes culturales. Antonio Mu\u00f1oz Molina lo dec\u00eda, en uno de sus art\u00edculos, con palabras sabias: \u00abSe nos educa para disciplinarnos en nuestros saberes, pero no en nuestros placeres. Por eso nos cuesta tanto trabajo ser felices\u00bb.
        \n 
        \nEl que un poema nos emocione o el que una \u00f3pera nos haga vibrar con cada nota que desgrana o con cada matiz de una voz s\u00f3lo ser\u00e1 posible en la medida en que hayamos dedicado tiempo y sacrificios a ejercitar nuestra sensibilidad en esa direcci\u00f3n. Al principio, probablemente, ni entenderemos (si es que el arte exige comprensi\u00f3n) ni sentiremos, y tendremos incluso la sensaci\u00f3n de perder miserablemente el tiempo; luego tal vez vayamos notando \u00abalgo\u00bb que nos toca no s\u00e9 d\u00f3nde; al final, puede suceder que los matices de esa pulsaci\u00f3n misteriosa, ese \u00abalgo\u00bb, se vuelvan innumerables y nombrables. Si me preocupo, adem\u00e1s, por formarme, por entender la t\u00e9cnica, el lenguaje, las claves expresivas de eso que ha reclamado mi atenci\u00f3n, si me enfrento con las lecturas y valoraciones de otros aficionados que, antes que yo, descubrieron la maravilla, entonces, seguramente, alcance un nuevo grado en la plenitud.
        \nS\u00f3lo con horas de vuelo aprenderemos a surcar estos cielos, los que llevan a la dicha est\u00e9tica. Que alguien pretenda que, de buenas a primeras, sin m\u00e1s, un poema de Quevedo, una pel\u00edcula de Kiarostami o un cuadro de Kandinski transpase su alma y la conmocione es una ingenuidad casi enternecedora: a veces sucede pero, en general, s\u00f3lo poco a poco, con paciencia, con atenci\u00f3n y, sobre todo, con insistencia, podremos dar con esos tesoros inasibles, los de la belleza. Por la misma regla, podemos deducir que cualquiera est\u00e1 capacitado para recibir ese don, pues fundamentalmente se trata de una conquista alcanzada tras una pugna con uno mismo. Todo esto nos lleva al siguiente t\u00f3pico.
        \n 
        \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/strong>q<\/strong>\u00a0T\u00f3pico cuarto:<\/em><\/strong>
        \n\u00a0<\/em>
        \n\u00abLa cultura es una forma de elitismo, es un lujo s\u00f3lo para unos pocos\u00bb<\/strong>
        \n 
        \nS\u00ed pero no. Si seguimos a rajatabla lo que postul\u00e1bamos antes, debemos reconocer que a la cultura, como forma completa e \u00edntegra de realizaci\u00f3n personal, s\u00f3lo se llega tras un proceso educativo m\u00e1s o menos elaborado y costoso. Sin embargo, este itinerario es factible por cualquiera, al igual que lo es, en otro sentido, el ponerse en forma a trav\u00e9s del ejercicio f\u00edsico o el manejar un ordenador con cierta pericia.
        \nEn el fondo, son pocos los que se atreven a recorrer la senda de la cultura, (en un principio estrecha, despu\u00e9s sembrada de recodos gratificantes) porque, primero, faltan maestros, gu\u00edas expertos que orienten por este territorio siempre virgen; segundo, porque existe cierto temor at\u00e1vico a internarse en el terreno resbaladizo, donde no caben las certezas, de lo subjetivo, lo sugerente, lo que apela a nuestra intimidad o a nuestro inconsciente; tercero y m\u00e1s importante, porque nuestra sociedad capitalista ha patentado un modelo de ocio y de, llam\u00e9moslo as\u00ed, \u00abcultura de consumo\u00bb (plana, f\u00e1cil, intrascendente, manida, estereotipada y vulgar: sin\u00f3nimos todos ellos, qu\u00e9 curioso, de la televisi\u00f3n tal como hoy se entiende) que es, mal que nos pese, la negaci\u00f3n de la aut\u00e9ntica cultura.
        \n 
        \nL\u00f3gicamente, aun sabiendo que determinados \u00abproductos\u00bb culturales s\u00f3lo est\u00e1n al alcance de algunos (asistir a un estreno en el \u00abTeatro Real\u00bb, por poner un caso), a nadie se le escapa que las razones del progresivo desd\u00e9n hacia lo cultural m\u00e1s que en lo econ\u00f3mico deben localizarse en esos otros \u00e1mbitos como el educativo o el social que antes he mencionado.
        \nPor otro lado, la cultura nunca ser\u00e1 elitista aunque ella misma lo quiera ya que vivimos inmersos en ella, es nuestro l\u00edquido amni\u00f3tico constante e inesquivable. Respiramos una cultura y constituimos, en \u00faltimos extremo, la parte m\u00e1s activa de la misma. S\u00f3lo citar\u00e9 algunos ejemplos ilustrativos de ese ser cultos a nuestro pesar:
        \n 
        \nn\u00a0Borges hablaba de que todos los seres humanos nacemos, sin quererlo y muchas veces sin saberlo, o aristot\u00e9licos o plat\u00f3nicos (simplificando mucho: realistas o idealistas). Del mismo modo, cada uno de nosotros llevamos dentro un Sancho, un Quijote, un Hamlet, un don Juan, un Holden Caulfield, un Ulises, una Alicia… a pesar de que desconozcamos las obras en que cobraron vida estos s\u00edmbolos, estas quintaesencias universales de lo humano en general y de cada humano en particular: cultura en su forma de expresi\u00f3n m\u00e1s pura.
        \nn\u00a0Nuestra forma de amar proviene del amor cort\u00e9s, del petrarquismo, del neoplatonismo, del idealismo rom\u00e1ntico, corrientes de pensamiento o de literatura que alimentaron la poes\u00eda y desembocaron, finalmente, en la vida cotidiana. El fuego de la pasi\u00f3n, el dulce dolor de estar enamorado, la entrega capaz de vencer la muerte fueron, antes de conformar maneras \u00fanicas e intransferibles de vivir el amor cada uno de nosotros, materiales po\u00e9ticos recurrentes. Sentimos, en definitiva, sin sospecharlo, seg\u00fan esquemas l\u00edricos: culturales.
        \nn\u00a0La lengua que aprendemos est\u00e1 repleta de met\u00e1foras, juegos de palabras, hip\u00e9rboles y destellos est\u00e9ticos del m\u00e1s variado pelaje, adem\u00e1s de llevar grabada en su interior, en su l\u00e9xico, en su organizaci\u00f3n sint\u00e1ctica, en sus expresiones, una concepci\u00f3n del mundo y una mirada sobre \u00e9l (un ejemplo: la \u00absaudade\u00bb gallega es una palabra que nombra pero tambi\u00e9n condiciona la forma de sentir de sus hablantes). La lengua (soporte cultural de primer orden) act\u00faa en nosotros, sin que podamos evitarlo, como un filtro a trav\u00e9s del cual aprehendemos la realidad de forma mediatizada: culturizada.
        \n 
        \nLa casu\u00edstica ser\u00eda innumerable: lo mejor de la cultura nos prefigura, nos configura. La culturizaci\u00f3n consiste fundamentalmente en redescubrir lo que ya est\u00e1 en nosotros mismos (\u00a1si es que tambi\u00e9n somos socr\u00e1ticos!), en conocer, en su mejor disposici\u00f3n, la materia y el orden (palabras, colores, notas…: obras) de aquello que, sin nombre, ya nos habita por el hecho de haber nacido.
        \n 
        \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/strong>q<\/strong>\u00a0Y t\u00f3pico quinto (para no aburrir):<\/em><\/strong>
        \n\u00a0<\/em><\/strong>
        \n\u00abTodo es cultura, todo vale, lo que no mata engorda\u00bb<\/strong>
        \n 
        \nS\u00e9 que voy a meterme en camisas de once varas, incluso podr\u00e1 parecer que me contradigo o que voy de sibarita, pero no puedo evitarlo, a este t\u00f3pico le tengo yo muchas ganas… Antes he comentado que el ser humano se define, entre otras cosas, porque compone una pieza m\u00e1s del gran mosaico de la cultura en la que ve la luz. Vive inmerso en una cultura de la que participa y a la que encarna. No obstante, yo voy a distinguir, aun a riesgo de parecer clasista, una jerarqu\u00eda en la nebulosa de lo conocido como \u00ablo cultural\u00bb. Hay cultura y Cultura. Iremos por partes.
        \nHoy se ha puesto de moda usar el latiguillo \u00abcultura\u00bb para todo: la cultura de la calle, la cultura del tapeo, la cultura de la tertulia, la cultura televisiva, la cultura f\u00edsica, la cultura de la moda, la cultura urbana… Evidentemente, todo aquello que integra las costumbres y los modos de vida de un colectivo en un momento dado constituye cultura. A eso yo, faltar\u00eda m\u00e1s, no tengo nada que alegar. Al lado de este uso gen\u00e9rico del t\u00e9rmino\u00a0cultura,<\/em>\u00a0existe, sin embargo, una acepci\u00f3n m\u00e1s espec\u00edfica, que se refiere m\u00e1s bien al desarrollo art\u00edstico e intelectual y a sus producciones resultantes. Esta es la Cultura (con may\u00fasculas) a prop\u00f3sito de la que yo estoy reflexionando desde hace un rato.
        \n 
        \nLo que no es de recibo, a mi parecer, es equiparar la una a la otra, tratarlas por igual, no distinguirlas aunque ambas sean importantes, se relacionen estrechamente y convivan en un momento hist\u00f3rico dado. El car\u00e1cter atemporal, universal, imperecedero (todo estos valores son discutibles en una obra precisa, pero intuitivamente ciertos) de la Cultura se opone a la actualidad, urgencia y caducidad, necesaria y enriquecedora, de toda cultura entendida como la suma de las m\u00faltiples manifestaciones de la vida en un momento dado. En esta igualaci\u00f3n se llega incluso al absurdo de menospreciar la gran Cultura por su pretendido car\u00e1cter aristocr\u00e1tico, selectivo, minoritario y trasnochado (el resto de t\u00f3picos que aqu\u00ed hemos pretendido depurar se sostienen sobre este prejuicio, al igual que otros que no analizaremos, del tipo \u00abla Cultura pas\u00f3 de moda\u00bb o \u00absoy demasiado joven para que me interese la Cultura\u00bb…).
        \nLos que se aferran al t\u00f3pico al que me refiero (\u00abtodo es cultura\u00bb) parece que quieren imponer que sea tan significativo un programa de televisi\u00f3n como la representaci\u00f3n teatral de una obra de Ibsen. La m\u00fasica del \u00faltimo grupo de rock y un nocturno de Chopin, un taller de macram\u00e9 y una escultura de Rodin, una obra de Stephen King y\u00a0En busca del tiempo perdido<\/em>\u00a0de Proust se situar\u00edan, as\u00ed, al mismo nivel, ser\u00edan concreciones de un mismo tipo de fen\u00f3menos, agrupables bajo el c\u00f3modo marbete de… cultura.
        \n 
        \nDiscrepo: creo que no necesita ninguna demostraci\u00f3n el hecho de que existe una Cultura con may\u00fasculas, superior (aqu\u00ed no caben tibiezas), en la que el esp\u00edritu humano ha logrado alcanzar unas cotas de belleza, verdad y \u00abcomunicabilidad de lo inefable\u00bb infrecuentes y que, por tanto, merece ser respetada, protegida y divulgada. Al hablar de Cultura los criterios de calidad se vuelven fundamentales y, por ello, se ha de promover, ante todo, la divulgaci\u00f3n, entre todos los ciudadanos (tras su consiguiente preparaci\u00f3n para recibir ese legado), de lo m\u00e1s granado y selecto de este patrimonio: sus obras cl\u00e1sicas, las mejores, las supremas (los criterios para fijar cu\u00e1les componen este elegido elenco son, por supuesto, muy el\u00e1sticos).
        \nEl que se haya de privilegiar la defensa de la \u00abCultura con may\u00fasculas\u00bb no entra en contradicci\u00f3n (al contrario) con la atenci\u00f3n a la cultura popular en todas sus facetas: por una se puede y se suele llegar a la Otra; adem\u00e1s, ambas mutuamente se han enriquecido a lo largo de la historia, aunque, insistimos, no puedan ni intercambiarse sus valores, ni suplantarse. La mejor poes\u00eda, la mejor m\u00fasica, el mejor cine, la mejor pintura…: la mejor cultura es lo primero y debe llegar a todos, en condiciones \u00f3ptimas, antes que nada.
        \n 
        \n <\/p>\n

          \n
        1. Algunos consejos para que la cultura no provoque caries mental<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

           
          \nDespu\u00e9s de diseccionar unos cuantos t\u00f3picos insanos y limpiarlos de polvo y paja, llegamos al coraz\u00f3n del asunto: \u00bfc\u00f3mo entreabrir la puerta a los j\u00f3venes a todo este mundo que aqu\u00ed hemos bosquejado, el de lo cultural? Porque el problema, al final, estriba en que todas estas convicciones te\u00f3ricas se traduzcan en la pr\u00e1ctica en estrategias educativas que sean capaces de generar un aprecio, una estima sincera e incesante por la cultura. Si las escuelas cumplen en este cometido, supuestamente, una funci\u00f3n b\u00e1sica; si todos hemos pasado por ellas con la sensaci\u00f3n de que, al final, hemos adquirido nuestra cultura aun a pesar de la escuela; si seguimos constatando, no obstante, la importancia capital de la docencia en esta tarea y su cong\u00e9nita impericia… \u00bfpor d\u00f3nde empezar a deshacer semejante enredo?
          \nNo se me ocurren soluciones inmediatas y tajantes. Ahora bien, despu\u00e9s de unos a\u00f1os de experiencia como profesor de Literatura, s\u00ed que he llegado a ciertas conclusiones sobre algunas maneras adecuadas y otras francamente err\u00f3neas de aproximar a los educandos a todo este universo difuso donde el placer y el saber se funden de manera indisoluble. Las apunto r\u00e1pidamente, casi en borrador:
          \n 
          \n\u00c6\u00a0Lo primero es lo primero: desterremos los t\u00f3picos como estrategias para difundir la cultura entre los j\u00f3venes. Generan rechazo m\u00e1s que animan. En esta l\u00ednea, tal vez deber\u00edamos empezar por proclamar que leer no es bueno ni malo, sino todo lo contrario; que el saber y su disfrute ocupan lugar, tiempo, esfuerzo; que la vida y la cultura pueden y deben estrechar sus manos; que se puede vivir con tanta intensidad cuerpo adentro como se vive cuerpo afuera; que se debe enriquecer con intensidad cuerpo adentro lo que se vive cuerpo afuera; que promover la cultura es pan para ma\u00f1ana y un mundo mejor; que un partido de f\u00fatbol no es la Odisea ni los futbolistas h\u00e9roes griegos…
          \nSin duda, obtendremos una primera baza a nuestro favor en una clase en el momento en el que nuestro discurso sorprenda y deje de sonar a palabra extra\u00edda de un ba\u00fal polvoriento. La atenci\u00f3n del otro, del estudiante en este caso, se despierta de forma efectiva cuando se rompen sus expectativas: juguemos a descolocarle a diario, lancemos al aire toda la baraja de lo establecido, a ver c\u00f3mo recoloca \u00e9l las cartas en un orden nuevo y suyo. Los conocimientos masticaditos y caducados, las frases hechas y cien veces dichas provocan n\u00e1useas: debemos darles nuevos argumentos en qu\u00e9 pensar para que ejerciten sus enc\u00edas mentales.
          \n 
          \n\u00c6\u00a0Ante todo, que la Cultura sea con may\u00fasculas no significa que deba subirse a un pedestal. Al contrario: hay que bajarla de las nubes, volverla tangible, cercana, pr\u00f3xima. Desacralizarla, humanizarla, perderle el respeto. Vestirla en vaqueros para que los j\u00f3venes se enfrenten a ella con desenfado, sin calzarse la etiqueta ni impostar la voz. Como canta una canci\u00f3n a prop\u00f3sito de Dios, tal vez debamos descolgar la cultura de los retablos y aproximarla al coraz\u00f3n, a ese lugar donde se produce el encuentro entre la persona y lo que tiene de m\u00e1s profundamente humano cualquier experiencia, la intelectual o la est\u00e9tica sobre todo. Busquemos los puntos de conexi\u00f3n entre un poema amoroso de Garcilaso y las vivencias sentimentales de un muchacho de quince a\u00f1os: pong\u00e1moslos frente a frente, de t\u00fa a t\u00fa. Que vean que una novela, una obra de teatro, una catedral est\u00e1n ah\u00ed para hablar fundamentalmente con ellos de ellos mismos. Humanidad hecha piedra, color, palabras, im\u00e1genes. Espejos del alma.
          \n 
          \n\u00c6\u00a0Una obra maestra de cualquier clase no lo es, en general, por su capacidad para revelar la ignorancia de aquel que se enfrenta con ella, sino, todo lo contrario, por su inmenso y democr\u00e1tico poder de comunicaci\u00f3n: a todos los dispuestos a escuchar dice algo. Por eso, evitemos que nuestros muchachos y muchachas se sientan tontos y sordos; por eso, dediqu\u00e9monos a limpiar o\u00eddos, no a llenar de m\u00e1s ruido el ambiente. Ponerse demasiado solemnes (ruido), parapetarse detr\u00e1s de la erudici\u00f3n (m\u00e1s ruido) o de los an\u00e1lisis sistem\u00e1ticos (m\u00e1s ruido) ensordece, aleja la cultura, nos asegura la frustraci\u00f3n de nuestros destinatarios y un fracaso clamoroso en nuestro cometido. Despejemos de obst\u00e1culos el camino: en un principio, adi\u00f3s a terminolog\u00edas, a los contextos exhaustivos, a los datos ingentes, a las biograf\u00edas pormenorizadas, a los elencos de t\u00edtulos interminables… No engendremos monstruos (las Inabarcables Grandes Obras Magnas y toda su parentela de circunstancias: estudiad\u00edsimas, dificil\u00edsimas, important\u00edsimas) que asustan por su tama\u00f1o e invulnerabilidad. Obviemos los alrededores de las obras, su engaste: vayamos a su centro, a su joya. No resaltemos todo lo que no sabe el que empieza a aprender, sino sus primeros hallazgos, sus primeros pasos, los tesoros descubiertos por primera vez.
          \nEntre los j\u00f3venes y las producciones de la cultura debemos promover un contacto directo, sin intermediarios, a pecho descubierto. Todo esto supone respetar, de antemano, sus derechos como receptores, aunque contrar\u00eden nuestras ideas previas de peso y medida a prop\u00f3sito de la calidad y la importancia:
          \n\u00a1\u00a0El derecho a que algo no les guste o no se entienda o aburra.
          \n\u00a1\u00a0El derecho a ver lo que nadie ha visto en un texto, por descabellado que sea.
          \n\u00a1\u00a0El derecho a crear sus propios criterios de calidad y disfrute.
          \n\u00a1\u00a0El derecho a comunicarnos su entusiasmo y a cultivarlo en torno a aquellas obras que generan su inter\u00e9s, aunque est\u00e9n fuera de programa… (un libro, en esta misma l\u00ednea, hermoso y entusiasmante:\u00a0Como una novela<\/em>\u00a0de Daniel Pennac. All\u00ed se nos plantea c\u00f3mo estimular la lectura entre los adolescentes de forma que esta constituya una aventura personal y libremente elegida).
          \n 
          \n\u00c6\u00a0La cultura, m\u00e1s que ense\u00f1arse, ha de contagiarse. S\u00f3lo la pasi\u00f3n encendida del maestro puede avivar la llama del disc\u00edpulo. Que nos vean curtidos por la cultura, felices por la cultura, sensibles por la cultura: nuestra plenitud personal, radiante, conseguida en cierta medida gracias a la cultura, ser\u00e1 tambi\u00e9n nuestra primera y mejor lecci\u00f3n. La emoci\u00f3n a flor de piel en cada verso declamado, en cada escultura descrita, en los pensamientos de un fil\u00f3sofo lanzados al vuelo. Lo dec\u00eda Pennac, a prop\u00f3sito de la lectura: \u00abEn lugar de exigir, compartir la dicha\u00bb. Hay que propagar lo que se siente. Si toda experiencia cultural es subjetiva, en nuestras explicaciones debe transparentarse, al trasluz de la obra, nuestra propia identidad implicada, tocada por el filo de lo que maravilla.
          \n 
          \n\u00c6\u00a0Empecemos por lo mejor de lo mejor, los momentos m\u00e1gicos de la cultura. En este sentido, no tengamos miedo a antologar, a seleccionar fragmentos o detalles (aun olvidando el conjunto de la obra) donde la intensidad de lo est\u00e9tico se haga tan manifiesta e inesquivable que todos, expertos y profanos, se vean sometidos a su influjo. A este prop\u00f3sito, recomendamos otra lectura ejemplar por lo que puede sugerirnos de cara a nuestra pr\u00e1ctica de divulgadores de cultura:\u00a0Momentos m\u00e1gicos de la literatura<\/em>\u00a0de Andr\u00e9s Amor\u00f3s. En esta obra, el catedr\u00e1tico comenta con devoci\u00f3n algunos retazos, p\u00e1rrafos, episodios de obras literarias, significativos en su experiencia como lector, y los ordena en torno a los grandes temas de la literatura y, por tanto, de la vida: el amor, la muerte, el tiempo, la realidad y el sue\u00f1o, el arte.
          \n 
          \n\u00c6\u00a0Un paso m\u00e1s, el \u00faltimo que por hoy anotaremos: de la recepci\u00f3n cultural a la emisi\u00f3n de cultura propia. Ellos pueden ser tambi\u00e9n art\u00edfices de cultura. Basta de recibir: que den, que inventen, que sean artistas, fil\u00f3sofos, investigadores. La forma de una obra art\u00edstica, sus problemas t\u00e9cnicos y estil\u00edsticos; los entresijos de un sistema de pensamiento o de una teor\u00eda se comprenden mucho mejor cuando uno se embarca en el proceso de la creaci\u00f3n. Que expresen para despu\u00e9s poder ser impresionados. Que en las aulas planten el \u00e1rbol de su pensamiento, que tengan el hijo de su sensibilidad, que escriban su libro.
          \n 
          \n <\/p>\n

            \n
          1. A manera de conclusi\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

             
            \nUna ma\u00f1ana, a las puertas de una ciudad, un mercader \u00e1rabe se encuentra con un mendigo medio muerto de hambre y le socorre con dos monedas de cobre. Horas m\u00e1s tarde, los dos hombres vuelven a encontrarse en los alrededores del mercado. \u00ab\u00bfQu\u00e9 hiciste con las monedas que te di?\u00bb, pregunta el mercader. \u00abCon una de ellas compr\u00e9 pan, para tener\u00a0con qu\u00e9<\/em>\u00a0vivir, y con la otra compr\u00e9 una rosa, para tener\u00a0por qu\u00e9<\/em>\u00a0vivir\u00bb.
            \nEn una sociedad que convierte lo que s\u00f3lo son medios con que vivir (los objetos, los bienes materiales: unas prendas de vestir, una casa, un coche, un sueldo) en razones que justifican toda una existencia, se necesita urgentemente rescatar las rosas, esos motivos para vivir s\u00f3lidos de verdad, llenos de sentido, que la cultura nos descubre y ofrece a manos llenas.
            \n…Y, en \u00faltima instancia, aunque toda la cultura del mundo no \u00absirviera\u00bb para nada (que lo dudo), nos quedar\u00eda ese concluyente argumento que Italo Calvino maneja para defender la lectura de los cl\u00e1sicos y que puede aplicarse a todos aquellos bienes de los que aqu\u00ed venimos hablando: \u00abLa \u00fanica raz\u00f3n que se puede aducir es que leer los cl\u00e1sicos es mejor que no leer los cl\u00e1sicos\u00bb. Pues eso.\u00a0n
            \n <\/p>\n

            Jes\u00fas Villegas<\/h5>\n

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            [vc_row][vc_column][vc_column_text] S\u00edntesis del Art\u00edculo Tras destrozar algunos de los t\u00f3picos m\u00e1s habituales sobre la cultura, el autor trata de responder a la siguiente pregunta: \u00bfC\u00f3mo entreabrir la puerta a los j\u00f3venes al mundo de la cultura para que, a trav\u00e9s de ella, puedan recrear su vida? Sin proponer soluciones inmediatas ni tajantes, sugiere desterrar estrategias […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[122,489,66,94],"tags":[],"class_list":["post-11952","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-2000-mision-joven-2","category-estudios-280","category-jesus-villegas","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11952","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=11952"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11952\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=11952"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=11952"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=11952"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}