{"id":11981,"date":"2000-04-01T10:55:14","date_gmt":"2000-04-01T08:55:14","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=11981"},"modified":"2000-04-01T10:55:14","modified_gmt":"2000-04-01T08:55:14","slug":"jovenes-con-espiritu-identidad-juvenil-y-experiencia-de-dios","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/jovenes-con-espiritu-identidad-juvenil-y-experiencia-de-dios\/","title":{"rendered":"J\u00f3venes con esp\u00edritu: Identidad juvenil y experiencia de Dios"},"content":{"rendered":"

S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO
\nLa modernidad tard\u00eda o postmodernidad, antes de nada y de cara a la espiritualidad de los j\u00f3venes, exige la tarea de ajustar la identidad, reelaborando creativamente las ra\u00edces de la misma, plantando cara a la orfandad y falta de modelos de nuestro tiempo. Detallado este proceso, el autor dibuja el rostro de los \u00abj\u00f3venes con esp\u00edritu\u00bb: intensamente vivos por \u00abgustar al Dios Vivo\u00bb, por sentirse visitados y dejarse \u00abcontagiar-arrebatar-alumbrar\u00bb por el visitante.
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\nXavier Quinz\u00e1 Lle\u00f3<\/strong>\u00a0es profesor de Teolog\u00eda en la Universidad Pontificia Comillas (Madrid).<\/em>
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\n <\/p>\n

    \n
  1. Ajustar la identidad<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

    \u00a0<\/strong>
    \nLos ajustes de identidad son un verdadero reto para la vida de todos los creyentes, pero especialmente de los j\u00f3venes, que se ven inmersos en la necesidad de revisar sus anclajes personales entre la cultura secular y la tradici\u00f3n espiritual de la fe. Se hace sentir la necesidad de un anclaje m\u00e1s definitivo y colectivo en una cultura propia, que dentro de la modernidad tard\u00eda e interrelacionados con ella, proponga una red de experiencias no solamente existenciales sino sociales e institucionales. Es decir, una\u00a0cultura espiritual propia de los mismos j\u00f3venes creyentes.<\/em>
    \n 
    \nEn esta \u00faltima d\u00e9cada se han desarrollado con mayor amplitud estudios sobre el impacto de la modernidad tard\u00eda sobre el yo (Guiddens, sobre todo, pero tambi\u00e9n otros) y se ha clarificado bastante m\u00e1s el mito de la posmodernidad, sobre todo en sus aspectos m\u00e1s superficiales y llamativos como la disoluci\u00f3n de los grandes relatos y la vulnerabilidad del yo posmoderno. Creo que podemos caer en la tentaci\u00f3n, denunciada por Nietzsche, de pensar hacia atr\u00e1s, como los cangrejos, y de dejarnos obnubilar por algunas ideas que, no por ser muy comunes y aceptadas acr\u00edticamente, dejan de ser menos falsas y hasta superadas. Un estudio m\u00e1s ajustado de la posmodernidad nos puede resultar interesante.
    \n1.2. El anclaje del yo en la modernidad tard\u00eda<\/strong>
    \n\u00a0<\/strong>
    \nComo ya he sugerido, la modernidad tard\u00eda, o la posmodernidad, si preferimos usar este t\u00e9rmino, no ha supuesto solamente una serie de riesgos para la consolidaci\u00f3n de la identidad personal, sino que, adem\u00e1s, y a partir de una serie de fen\u00f3menos sociales e institucionales, le propone una nueva capacidad de anclaje, evidentemente, en un paisaje realmente nuevo y diferente al de las d\u00e9cadas pasadas.
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    \n 
    \nEn primer lugar el yo se convierte en un\u00a0proyecto reflejo<\/em>. No hay ritos de paso y \u00e9ste debe ser explorado y construido como parte de un proceso reflejo para vincular el cambio personal y el social. Hay un nuevo sentido del yo entre la seguridad ontol\u00f3gica y la angustia existencial. Y la identidad de una persona reside en la capacidad de llevar adelante una cr\u00f3nica particular. El sistema motivacional se refiere a la fuente originaria de la acci\u00f3n, como un \u00abestado afectivo\u00bb del individuo, que implica formas inconscientes de afecto y ramalazos experimentados m\u00e1s conscientemente. Los motivos est\u00e1n ligados a las emociones vinculadas con las relaciones tempranas de confianza.
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    \nPor otro lado, el yo de la modernidad tard\u00eda no es un yo m\u00ednimo, como sugieren algunos profetas de la posmodernidad, pero s\u00ed que es un yo d\u00e9bil y fragmentado; la experiencia de seguridad est\u00e1 atravesada por fuentes de malestar generalizadas. La duda se infiltra en la mayor\u00eda de los aspectos de la vida como una corriente de fondo. Nos encontramos en medio de un oleaje de transformaciones mundiales y la crisis se convierte en un componente normal de la vida. S\u00f3lo una creencia bien perfilada puede aminorar esas tribulaciones del yo y fundar la confianza.
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    \n1.2. \u00bfC\u00f3mo afectan estos dilemas a la identidad del creyente joven?<\/strong>
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    \nFrente al car\u00e1cter vinculante de la tradici\u00f3n, la modernidad tard\u00eda se hace internamente referencial, y nos deja hu\u00e9rfanos y sin modelos de referencia externos y leg\u00edtimos. Nuestro tiempo de vida surge como un segmento aparte distinto del ciclo de las anteriores generaciones. Las pr\u00e1cticas anteriores s\u00f3lo se repiten en la medida en que sean reflejamente justificables. La mayor movilidad hace que el lugar no sea un par\u00e1metro de la existencia, resulta mucho menos significativo que antes. El tiempo de la vida aparece como una trayectoria que se refiere a los proyectos y planes del individuo, y se estructura en umbrales de experiencia abiertos. Se libera cada vez m\u00e1s de las referencias asociadas a lazos prestablecidos con otros individuos o grupos.
    \nLa vida se construye de hecho, en funci\u00f3n de la necesidad de afrontar las crisis. En condiciones de la modernidad tard\u00eda vivimos \u00aben el mundo\u00bb en un sentido distinto a como se hac\u00eda en \u00e9pocas anteriores. Incorporamos selectivamente a nuestra conducta muchos elementos de la experiencia mediada por nuestra cultura de forma activa, pero no siempre consciente. Ello implica una multitud de tensiones en el yo que lo hacen vulnerable, fr\u00e1gil, necesitado de arraigo.
    \n 
    \nLa\u00a0confianza b\u00e1sica<\/em>\u00a0es un elemento necesario para mantener una sensaci\u00f3n de sentido en esos marcos para nuestra conducta personal y social. Pero, cuanto m\u00e1s abierto sea el proyecto reflejo del yo, como suele ser en los j\u00f3venes, mayor necesidad se experimenta de arraigar la confianza en las dimensiones experienciales de la vida. La instauraci\u00f3n de una confianza b\u00e1sica es la condici\u00f3n para la elaboraci\u00f3n tanto de la identidad del yo como de la del mundo. Esta \u00abconfianza b\u00e1sica\u00bb es el n\u00facleo de la esperanza y del coraje de existir. La coraza protectora es el manto de confianza que posibilita el mantenimiento de un n\u00facleo de vida normal viable y digna.
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    \nLos\u00a0momentos decisivos<\/em>\u00a0de la vida perturban al yo a menudo de manera radical en las condiciones de la modernidad tard\u00eda y hacen que el joven se vea obligado a repensar aspectos fundamentales de su vida y tambi\u00e9n los proyectos futuros. No es f\u00e1cil afrontarlos sin apelar a criterios morales, y es muy necesario recurrir a la propia historia personal y a la memoria de la tradici\u00f3n. En estas situaciones cr\u00edticas no tienen peso los criterios externos, sociales, sino que el sujeto se repliega para encontrar en s\u00ed mismo sus propios recursos. Este aspecto es muy importante en el caso de los j\u00f3venes.
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    \nLa\u00a0fe y las convicciones religiosas<\/em>, sobre todo el resurgir del inter\u00e9s por las experiencias espirituales es un dato a considerar. Se documenta una floraci\u00f3n de nuevas formas de sensibilidad religiosa y afanes espirituales. Esta revitalizaci\u00f3n puede crear una convicci\u00f3n y una adhesi\u00f3n a experiencias fundantes, de sentido y de orientaci\u00f3n. Debemos ser conscientes del potencial del que disponemos en nuestra tradici\u00f3n espiritual.
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    \n1.3. Reelaborar creativamente las ra\u00edces<\/strong>
    \n\u00a0<\/strong>
    \nn\u00a0Recrear una cultura arraigada en la experiencia<\/strong>
    \n\u00a0<\/strong>
    \nEn primer lugar el\u00a0recurso a la experiencia.<\/em>\u00a0Nuestra tradici\u00f3n espiritual representa una verdadera cantera de\u00a0experiencias fundantes<\/em>\u00a0que fomentan tanto una seguridad ontol\u00f3gica fundamental al apoyarse en una experiencia gustada de Dios como abarcador radical de la vida, como a situarnos responsablemente ante el mal, el pecado y la injusticia. Adem\u00e1s estamos habituados a dejarnos \u00abafectar\u00bb por un estilo de vida \u00abpobre y humilde\u00bb en el seguimiento de Jes\u00fas. Este potencial de experiencias actualizado y personalizado puede ser un factor clave en la remodelaci\u00f3n de una cultura evang\u00e9lica.
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    \nn\u00a0La pr\u00e1ctica de la reflexividad y de la cr\u00f3nica personal<\/strong>
    \nEn segundo lugar la\u00a0reflexividad del yo<\/em>\u00a0como recurso habitual de fortalecimiento de la identidad. Desarrollar un sentido coherente de la historia de la propia vida es un medio primordial para escapar de la esclavitud del pasado y abrirse al futuro. Esta reflexividad continua y generalizada, fomenta una identidad coherente y exige recursos creativos. Tenemos aqu\u00ed un elemento importante para el anclaje del yo. Recuperar la atenci\u00f3n a la subjetividad personal, a la cr\u00f3nica personal de lo vivido, a dar tiempo a lo propio. Ello supone igualmente el establecimiento de mayores zonas de tiempo de oraci\u00f3n y di\u00e1logo personal.
    \n 
    \nn\u00a0Fortalecer una cultura pr\u00e1ctica del discernimiento y la elecci\u00f3n<\/strong>
    \nEn tercer lugar la\u00a0pr\u00e1ctica de la decisi\u00f3n<\/em>. Vivir en el universo de la modernidad es vivir en un mundo de cambios. El car\u00e1cter \u00ababierto\u00bb de las cosas por venir expresa la maleabilidad del mundo social y la capacidad humana de dar forma a las condiciones de nuestra existencia. Como cualquiera de nuestros contempor\u00e1neos vivimos los \u00abmomentos decisivos\u00bb como aquellos en que nos sentimos llamados a tomar decisiones que afectar\u00e1n al conjunto de nuestra vida. Son momentos en que el joven ha de poner rumbo a algo nuevo. La cultura del riesgo en la que nos encontramos inmersos nos pone en varias ocasiones a lo largo de la vida frente al tiempo de la decisi\u00f3n. Ya no programamos la vida de una vez, sino en cada una de sus fases.
    \n 
    \nn\u00a0Revitalizar una cultura de la red de relaciones con los otros<\/strong>
    \n\u00a0<\/strong>
    \nEn cuarto lugar estamos ante el reto del\u00a0mundo de las relaciones puras<\/em>, es decir no ancladas en condiciones externas de la vida social. Los v\u00ednculos entre los j\u00f3venes creyentes son, o deber\u00edan ser lo importante. Motivados por las recompensas de la misma relaci\u00f3n grupal en la medida en que nuestras vinculaciones comunitarias se valoren por s\u00ed mismas. Relaciones que se organizan reflejamente, de manera abierta y con base permanente. Una cultura de la comunidad, como intimidad compartida y red de amistad apost\u00f3lica. Nuestras comunidades y grupos de trabajo deber\u00edan cultivarse m\u00e1s en estos contextos.
    \n\u00a0<\/em>
    \nn\u00a0La tradici\u00f3n de la Iglesia como comunidad de memoria<\/strong>
    \nPodr\u00edamos tambi\u00e9n referirnos a la\u00a0comunidad de memoria<\/em>, aspecto muy importante de la circulaci\u00f3n de los valores de la propia tradici\u00f3n. En una sociedad como la de la modernidad tard\u00eda, muy centrada en un presente que siempre est\u00e1 cambiando y que uniformiza la conciencia temporal, podemos aportar a los j\u00f3venes una dimensi\u00f3n de arraigo en secuencias pasadas que se renuevan y se reactualizan. Elaborar creativamente las ra\u00edces es un refuerzo positivo de la propia identidad. Los movimientos que reivindican y elaboran una pol\u00edtica de identidad tienen una oportunidad en nuestra cultura. Tenemos ra\u00edces espirituales comunes en la experiencia cristiana de Dios y en la medida en que las revivamos en lo cotidiano podremos ir construyendo esa red de sentido de la que vivimos y nos alimentamos. Intercambiar las pr\u00e1cticas narrativas personales y configurar una identidad com\u00fan de inspiraci\u00f3n y de experiencias vividas son los factores ineludibles para crear una verdadera comunidad de memoria.
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    \n <\/p>\n

      \n
    1. Gustar al Dios Vivo<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

      \u00a0<\/em>
      \n\u00a0<\/em>
      \nSe trata de recrear en los j\u00f3venes una experiencia que les haga \u00abgustar\u00bb al Dios vivo. Y al ser experiencia nos colocamos en una din\u00e1mica absolutamente distinta a cualquier proceso de indoctrinamiento o de imposici\u00f3n de un \u00abpaquete espiritual\u00bb. No se puede recibir s\u00f3lo como una tradici\u00f3n, no se le puede ahorrar a nadie el tener que hacer un camino personal e irrepetible. No se trata de aprender una espiritualidad espec\u00edfica, sino de hacer el propio proceso de b\u00fasqueda y de encuentro profundo y gustoso con Dios. Esto le da una connotaci\u00f3n afectiva a la espiritualidad juvenil, la convierte en m\u00edstica. Pero m\u00edstica de\u00a0ojos abiertos.\u00a0<\/em>De lo que se trata es de llegar a vivir a Dios como una pasi\u00f3n ardiente. Y eso se consigue mediando el movimiento de los afectos.
      \nSe trata de facilitar el encuentro de cada joven con Jes\u00fas y con el Dios de Jes\u00fas, actuando, acogiendo, potenciando lo humano como \u00e9l lo hizo: esto es continuar su misi\u00f3n. Hacerle presente como la personalidad llamativa que fue, confrontar a los j\u00f3venes con unas pr\u00e1cticas como las de Jes\u00fas que les den qu\u00e9 pensar. Los valores no son las cualidades de las cosas, sino que brotan siempre en una relaci\u00f3n de comunicaci\u00f3n. Y los valores evang\u00e9licos s\u00f3lo pueden brotar en contacto con Jes\u00fas y su misterio.
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      \n 
      \n2.1. El Dios de Jes\u00fas est\u00e1 en nuestra vida, \u00bfpero c\u00f3mo?<\/strong>
      \n\u00a0<\/em>
      \nSeg\u00fan la ense\u00f1anza de Jes\u00fas, Dios est\u00e1 siempre en nuestra vida, al margen de que le descubramos o no, al margen de que entremos en contacto con \u00c9l o no. Dios est\u00e1 siempre dando vida: si no me entero, \u00c9l hace lo que puede; si me entero y le dejo hacer, \u00c9l va haciendo su obra en m\u00ed. Y esto es lo \u00fanico interesante: que \u00c9l haga su obra. Ni siquiera mis obst\u00e1culos son decisivos. La fidelidad de Dios es su capacidad de permanecer a pesar de todo. Est\u00e1 ah\u00ed, no me deja, no se va, aunque no le haga caso. El sigue amando, actuando, obrando en nosotros.
      \nSi Dios est\u00e1 siempre, \u00bfpor qu\u00e9 no le encontramos? No le encontramos porque muchas veces buscamos a un Dios que no existe: espectacular, aparatoso o que nos solucione los problemas. Buscamos un Dios que nos haga privilegiados, que nos evite sufrimientos, a un Dios que no es el Dios de Jes\u00fas, es el que nos inventamos nosotros. El Dios con el que podemos encontrarnos nos parece de poca categor\u00eda. Y es por eso por lo que debemos\u00a0evangelizar<\/em>\u00a0nuestra imagen de Dios, acercarla al Dios del Evangelio.
      \n 
      \n 
      \nNo le encontramos porque nuestro talante no es el adecuado. Vamos demasiado absortos en nosotros mismos, absorbidos por nuestros problemas, dominados por ellos y sin interlocutores, sin facilitadores. Buscamos a Dios sin tino, sin ayudas, sin disciplina. No acabamos de aceptar el presente de nuestra vida y Dios es ese presente. Nos sobra superficialidad y nos falta atenci\u00f3n, nuestro ritmo de vida no es el adecuado. Dios se nos est\u00e1 dando en sus dones continuamente y no le buscamos… En la medida en que no tratamos al otro como hermano, hacemos imposible que Dios se nos manifieste en \u00e9l. No encontramos a Dios porque buscamos a uno que no existe y despreciamos al Dios cotidiano en el que vivimos, existimos, respiramos, amamos, somos…
      \n 
      \nDios, el nuestro, este Dios de Jes\u00fas, es el que est\u00e1 activo y trabajando, comprometido, el que se mueve. Lo que Dios hace es lo importante, m\u00e1s all\u00e1 de lo que yo siento. Est\u00e1 activamente presente, cuando siento y cuando no siento. Los agentes m\u00e1s eficaces de la intimidad no son los que m\u00e1s nos hacen sentir, sino los que impregnan de modo decisivo nuestro interior. \u00bfY qu\u00e9 trabajo est\u00e1 haciendo Dios conmigo? Dios est\u00e1 d\u00e1ndome el ser, la vida con sus posibilidades. Y esto supera con mucho lo que inmediatamente experimentamos. El que yo sea m\u00e1s o menos consciente no significa que Dios trabaje en m\u00ed m\u00e1s o menos.
      \nTodos los d\u00edas y todos los momentos de mi vida, Dios est\u00e1 trabajando en m\u00ed: me ilustra, me ense\u00f1a, con diversa pedagog\u00eda y en las diversas circunstancias. En la vida Dios act\u00faa de una manera muy ordinaria, muy normal, nos va ayudando a crecer en la fe, la esperanza y el amor. Va modelando nuestro coraz\u00f3n de forma muy sencilla, respetando los ritmos, los modos, al estilo de Dios. El Dios del Evangelio casi pasa desapercibido. Sin grandes alardes o protagonismos, por los mismos cauces de la vida, por los signos de crecimiento o de crisis, d\u00eda a d\u00eda va iluminando, restaurando, completando, inspirando de una manera muy humilde, callada, cotidiana. Con gran paciencia.
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      \n2.2. Gustar afectivamente a Dios en nosotros<\/strong>
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      \nPero hay ocasiones en la vida en que sentimos con una fuerza inmensa la presencia de Dios, una presencia de Dios que nos hace cambiar el registro de la vida, que nos hace comprender aspectos nuevos de nosotros, de la vida, del mismo Dios, que no hab\u00edamos percibido antes. Es una consolaci\u00f3n particular, un estado de ensanchamiento interior, de gozo \u00edntimo, que no puedes dudar que es de Dios y s\u00f3lo de Dios. Son ocasiones en las que Dios toca el coraz\u00f3n, experiencias puntuales, extraordinarias, que nos impactan, que nos golpean la intimidad.
      \nDios es diferente a nuestras expectativas. Y nos cuesta mucho aceptar el ritmo con el que Dios hace las cosas en nosotros, en los dem\u00e1s, en la historia. Pero es que Dios es muy libre y celoso de su libertad. A Dios no podemos manipularlo, no podemos traerlo a nuestras expectativas. Discerniendo cuidadosamente entramos en relaci\u00f3n con ese Dios que nos transforma.
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      \nLa experiencia del amor de Dios es una experiencia \u00fanica y excepcional en referencia a todas las dem\u00e1s experiencias humanas. La iniciativa es de Dios: es un don y por tanto de una inmediatez \u00fanica respecto al sujeto que la \u00absufre\u00bb. No es una obra de conocimiento, sino una experiencia de amor.
      \nEl estado din\u00e1mico de \u00abestar enamorado\u00bb, seg\u00fan B. Lonergan, nos ofrece un modelo de referencia, aunque menor. Es una experiencia que no necesita justificaci\u00f3n desde fuera. No precisa de razones para ser vivida. Es m\u00e1s, se experimenta en una inadecuaci\u00f3n entre la raz\u00f3n y el coraz\u00f3n. \u00abAmo, porque amo, amo por amar\u00bb dice S. Bernardo. Es una experiencia que no se justifica desde el objeto de amor, sino desde el amor mismo. Es, en cierto modo, intransitiva. Es una experiencia de descubrimiento de algo nuevo, que nos obliga a rehacer nuestra semi\u00f3tica con la que leemos la realidad. Sebastian Moore nos habla del\u00a0\u00abjust waiting\u00bb,<\/em>\u00a0como una forma de remitirnos al deseo en s\u00ed, al deseo sin objeto, al Dios desconocido.
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      \n2.3. Los tres momentos del enamorarse de Dios<\/strong>
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      \nEl primer momento: dejarse contagiar, dejarse tocar por el misterio. Exponerse al misterio. Tenemos dos oportunidades privilegiadas para exponernos al misterio: orar y amar desinteresadamente. En la oraci\u00f3n nos dejamos acceder por el Se\u00f1or. El n\u00facleo de toda oraci\u00f3n es el intercambio de afectos, querer y ser querido. Nos descubrimos mirados, acogidos, perdonados. Nos reconciliamos con el lado oscuro de nuestro ser, con nuestro pecado. En el servicio \u2014amor desinteresado\u2014 nos dejamos tocar por el Se\u00f1or, porque superamos la din\u00e1mica del intercambio, de la retribuci\u00f3n, damos sin esperar nada, damos porque s\u00ed. Amando sin merecer y a los que nada merecen, los peque\u00f1os. El deterioro espiritual se caracteriza siempre por estas dos negaciones: a exponernos a Dios o a exponernos al hermano.
      \n 
      \nEl segundo momento: dejarse arrebatar. La experiencia m\u00edstica es un camino de enamoramiento en el que se funden b\u00fasqueda y encuentro. Al serlo tiene que vivirse tambi\u00e9n como un momento de purificaci\u00f3n afectiva: no se trata de yuxtaponer pac\u00edficamente afectos diversos, sino sentirse s\u00fabitamente arrebatado por un afecto privilegiado. Cuando esto sucede comienza una agon\u00eda interna: amar duele. Toda experiencia de amor convulsiona, cambia el escenario interior. Se trata de crearle las estrategias al amor, las que \u00e9l mismo nos va descubriendo a medida en que se apodera de nosotros.
      \n 
      \nEl tercer momento: dejarse alumbrar. El momento decisivo es el tercero: no temerle al don, no querer atajarlo, no querer utilizarlo. No buscarle utilidad ni explicaci\u00f3n. Es un proceso de ir recibiendo todo de Dios y de agradecer enteramente. Pero tambi\u00e9n de dejarse hablar por el don, de saber hacer silencio frente a \u00c9l. Y de saber gozarlo, sin un falso pudor que a base de no sentirse digno impide la libertad de Dios para manifestarse cuando quiera y como quiera. Y como ya hemos advertido, ojo al farise\u00edsmo, que es la falsa seguridad de sentirse con m\u00e9ritos, \u00abpremiado\u00bb, diferente a los dem\u00e1s y mejor que ellos.
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      \n\u00a0<\/strong>
      \n2.4. El precio de la gracia: para un seguimiento atrevido de Jes\u00fas<\/strong>
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      \nEl don tiene su \u00abprecio\u00bb. Para un seguimiento atrevido y generoso de Jes\u00fas el \u00abprimer paso\u00bb del encuentro con \u00e9l es la abnegaci\u00f3n y la gratuidad. Por ser un encuentro profundo con Dios desde Jes\u00fas la abnegaci\u00f3n y su reverso, la gratuidad, es el primer paso: nos encontramos y adherimos al otro desde la herida. Desde el reconocimiento humilde de lo que somos. La renuncia voluntaria tiene su lugar como un\u00a0corte<\/em>\u00a0inicial, como una cesura frente a la continuidad de lo vivido. No hay homogeneidad entre Dios y nosotros, sus criaturas, hay heterogeneidad, distancia infinita. Y por tanto, s\u00f3lo podemos comenzar el camino interior mediante una decisi\u00f3n radical: la renuncia virtual de todo lo otro, lo que no es Dios, lo que queda fuera de su misterio. Renunciar a las tendencias naturales, incluso al propio amor e inter\u00e9s, es el camino m\u00e1s seguro hacia Dios.
      \n 
      \nEl farise\u00edsmo es la tentaci\u00f3n fundamental. Para descubrir el valor primordial de la \u00fanica actitud v\u00e1lida para el encuentro profundo con el Dios de Jes\u00fas que es la humildad, (\u00a1una calidad humana muy evang\u00e9lica!) importa mucho confrontarla con la actitud contraria, el farise\u00edsmo, que es la tentaci\u00f3n fundamental a la que todos estamos sometidos. Fariseo es lo opuesto a \u00abespiritual\u00bb, porque es la enfermedad principal del esp\u00edritu. Se trata de creer que empezamos a tener cierto dominio sobre algunas realidades pertenecientes al a\u00e9rea del misterio de Dios.
      \nNos puede entrar la sensaci\u00f3n de prepotencia (\u00a1ya est\u00e1, ya s\u00e9, ya controlo!). De que lo que esper\u00e1bamos ya se nos ha dado, al menos lo principal. Ya poseemos lo que deb\u00edamos poseer. Ahora nos toca administrarlo para nosotros y para los dem\u00e1s. Se acab\u00f3 la infancia espiritual, ahora somos de los \u00abperfectos\u00bb… \u00a1fariseos! No vivimos ya la humilde y dolorida entrega de s\u00ed mismo a la misericordia de Dios.
      \n 
      \n\u00a0<\/strong>
      \n2.5. J\u00f3venes con esp\u00edritu: intensamente vivos<\/strong>
      \n 
      \nLa experiencia del Dios Vivo es un signo mayor en la existencia de muchos de nosotros, j\u00f3venes o mayores, varones o mujeres a lo largo de las \u00e9pocas y de los lugares. De formas muy diversas, vinculada o no a formas religiosas ya existentes, hemos vivido una experiencia muy particular de su presencia. Una presencia dulce e invasora, ardiente y pacificadora, terrible y fascinante que ha marcado a fuego la fragilidad de nuestro ser y que, al hacernos sentir la marca de su paso fugaz, ha cambiado de forma radical nuestra manera de vivir la vida.
      \nEsta experiencia del Dios Vivo convulsiona nuestra identidad de tal manera que s\u00f3lo refiri\u00e9ndonos a ella podemos explicar bien qui\u00e9nes somos y por qu\u00e9 nos disponemos ante el mundo desde una perspectiva innovadora. Descubrir y experimentar a Dios en nuestro coraz\u00f3n de carne nos hace tocar lo esencial y m\u00e1s pleno de la humanidad de una forma sorprendente.
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      \nLa novedad es la gracia del descubrimiento: intensamente vivos. Entonces es cuando el recuerdo de lo experimentado nos lleva, en un trabajo lento y no siempre bien comprendido ni siquiera por nosotros mismos, a reelaborar las convicciones mayores de la existencia, a desvelar las claves nuevas por las que nos hemos sentido tan vivos y a la vez tan pacificados. Se despiertan en nosotros energ\u00edas mayores de comuni\u00f3n con la herida de los otros, con sus ansias m\u00e1s profundas, con sus deseos m\u00e1s ocultos.
      \nAl entrar en contacto con la intimidad de Dios, descubrimos que existe un lugar secreto desde donde se funden los contrarios, desde donde se reconcilian los diferentes. Es todo un paisaje nuevo el que se abre ante nuestros ojos at\u00f3nitos pero iluminados.\u00a0n
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      Xavier Quinz\u00e1 Lle\u00f3<\/h3>\n

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      S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO La modernidad tard\u00eda o postmodernidad, antes de nada y de cara a la espiritualidad de los j\u00f3venes, exige la tarea de ajustar la identidad, reelaborando creativamente las ra\u00edces de la misma, plantando cara a la orfandad y falta de modelos de nuestro tiempo. Detallado este proceso, el autor dibuja el rostro de […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","inline_featured_image":false,"footnotes":""},"categories":[122,481,94,63],"tags":[],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11981"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=11981"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11981\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=11981"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=11981"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=11981"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}