{"id":12023,"date":"2000-01-01T08:37:18","date_gmt":"2000-01-01T06:37:18","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=12023"},"modified":"2000-01-01T08:37:18","modified_gmt":"2000-01-01T06:37:18","slug":"rehabilitacion-critica-de-la-utopia-a-contratiempo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/rehabilitacion-critica-de-la-utopia-a-contratiempo\/","title":{"rendered":"Rehabilitaci\u00f3n cr\u00edtica de la utop\u00eda a contratiempo"},"content":{"rendered":"

[vc_row][vc_column][vc_column_text]<\/p>\n\n\n\n
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\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0S\u00edntesis del Art\u00edculo<\/h3>\n

\u00abNo corren vientos propicios para la utop\u00eda\u00bb y, encima, nos intentan convencer de que \u00abest\u00e1 haci\u00e9ndose realidad a trav\u00e9s de la\u00a0globalizaci\u00f3n\u00bb.<\/em>\u00a0Desenmascarada esta trampa y otras que parecen igualmente pervertir la utop\u00eda, el autor encara la cuesti\u00f3n de c\u00f3mo recuperar su verdadero sentido, enraizado tanto en la realidad como en el \u00bbser-en-esperanza\u00bb que constituye a cada persona. Ante todos los reproches actuales, en fin, es posible hoy rehabilitar cr\u00edticamente la utop\u00eda.
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\n\u00a1<\/strong>\u00a0Juan-Jos\u00e9 Tamayo<\/strong>\u00a0es te\u00f3logo y Secretario de la Asociaci\u00f3n de Te\u00f3logos y Te\u00f3logas \u00abJuan XXIII\u00bb.<\/em>
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  1. El destierro de la utop\u00eda<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nNo corren vientos propicios para la utop\u00eda. Quiz\u00e1 nunca los hayan corrido y \u00e9sa sea su caracter\u00edstica principal: la de tener que avanzar contra viento y marea. La situaci\u00f3n de\u00a0destierro<\/em>\u00a0en que viven hoy las personas y los proyectos ut\u00f3picos en nuestro mundo es muy similar a la de los poetas en la\u00a0Rep\u00fablica<\/em>\u00a0de Plat\u00f3n. El fil\u00f3sofo griego los expulsa de la Rep\u00fablica alegando cosas como \u00e9stas: son meros imitadores y no creadores; no contribuyen a la mejora de las ciudades ni han demostrado ser buenos legisladores; no han hecho ninguna invenci\u00f3n, ni han realizado aportaciones propias de los sabios, ni han sido gu\u00edas de la educaci\u00f3n. \u00abAfirmamos \u2014dice\u2014 que todos los poetas, empezando por Homero, son imitadores de im\u00e1gemes de virtud y de aquellas otras cosas sobre las que componen; y que, en cuanto a la verdad, no la alcanzan\u00bb\u00a0(La Rep\u00fablica,<\/em>\u00a0libro X, 600e). El poeta no sabe hacer otra cosa que imitar. Y el imitador no sabe nada importante sobre las cosas que imita; no entiende nada del ser; s\u00f3lo entiende de la apariencia\u00a0(ibid.,<\/em>\u00a0601b-c). La imitaci\u00f3n no es una cosa seria, sino ni\u00f1er\u00eda\u00a0(id.,<\/em>\u00a0602b).
    \n 
    \nLa utop\u00eda es excluida hoy de todos los campos: de las ciencias y de las letras; de la econom\u00eda y de la pol\u00edtica; de la filosof\u00eda y de la teolog\u00eda; e incluso de la vida y del quehacer cotidianos. Hemos pasado de la tan jaleada consigna del 68 \u00abseamos realistas, pidamos lo imposible\u00bb al \u00abseamos realistas, ateng\u00e1monos a los hechos\u00bb, del \u00abfuera del sistema est\u00e1 la salvaci\u00f3n\u00bb, al \u00abfuera del sistema no hay salvaci\u00f3n\u00bb, tan af\u00edn al principio eclesi\u00e1stico medieval excluyente \u00abfuera de la Iglesia no hay salvaci\u00f3n\u00bb.
    \nDesde el siglo XVI viene salv\u00e1ndose una vieja y virulenta pugna entre la raz\u00f3n ut\u00f3pica y la raz\u00f3n instrumental, que adquiere distintos tonos y modalidades. Primero fue entre la\u00a0Utop\u00eda<\/em>\u00a0de Moro y\u00a0El pr\u00edncipe<\/em>\u00a0de Maquiavelo. Despu\u00e9s, entre la Revoluci\u00f3n Francesa y las sucesivas restauraciones pol\u00edticas. M\u00e1s adelante, entre el conservadurismo, defensor del\u00a0statu quo,<\/em>\u00a0y el liberalismo, defensor de la libertad, entre la revoluci\u00f3n burguesa y la revoluci\u00f3n socialista, entre el socialismo ut\u00f3pico y el socialismo cient\u00edfico, etc. Los contendientes eran siempre desiguales, y la pugna entre ellos se parec\u00eda mucho a la que salvaron el desarmado David (=raz\u00f3n ut\u00f3pica) y el bien pertrechado Goliat (= raz\u00f3n instrumental).
    \n 
    \nHoy son los realistas y pragm\u00e1ticos quienes contienden contra los ut\u00f3picos e ide\u00f3logos \u2014a quienes se considera de la misma familia\u2014. La utop\u00eda es vista con desprecio y tratada agresivamente. Es colocada del lado de lo ideol\u00f3gico. Y, como nos encontramos en el fin de las ideolog\u00edas, se cree que tambi\u00e9n estamos llegando al final de las utop\u00edas. Es puesta del lado de lo irracional. Y, como lo que impera hoy es la raz\u00f3n instrumental, todo lo que va contra esa raz\u00f3n se considera visceral. Es ubicada del lado de lo pol\u00edtica, econ\u00f3mica, social y culturalmente desviado, incorrecto, alocado, demag\u00f3gico. Frente a ella se pone como modelo el filosofar y teologizar correctos, lo pol\u00edtica, cultural, econ\u00f3mica y religiosamente correcto. Es situada del lado de lo subversivo y desestabilizador. Y eso, en tiempos de \u00aborden y concierto\u00bb como los nuestros, debe ser combatido \u2014recurriendo a la violencia, si preciso fuere\u2014 hasta su eliminaci\u00f3n. Es colocada del lado de lo imprevisible, lo novedoso, lo sorpresivo. Pero, como lo que predomina en nuestra civilizaci\u00f3n cient\u00edfico-t\u00e9cnica es la raz\u00f3n calculadora, la utop\u00eda debe desaparecer o, al menos, invisibilizarse.
    \n 
    \nLa actual entre ambas razones me parece muy bien reflejada en la siguiente an\u00e9cdota que cuenta el te\u00f3logo holand\u00e9s Edward Schillebeeckx: \u00abUna vez aterriz\u00f3 un europeo con su avi\u00f3n en medio de un poblado de habitantes africanos que miraban at\u00f3nitos al extra\u00f1o p\u00e1jaro grande. El aviador, orgulloso, dijo: \u00abEn un d\u00eda he recorrido una distancia para la que antes necesitaba treinta\u00bb. Entonces se adelant\u00f3 un sabio jefe negro y pregunt\u00f3:\u00a0\u00abSir,<\/em>\u00a0\u00bfy qu\u00e9 hace con los 29 restantes?\u00bb\u201d.
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    \n <\/p>\n

      \n
    1. La utop\u00eda de la globalizaci\u00f3n: una trampa en toda regla<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

       
      \nPero lo m\u00e1s llamativo y sorprendente del caso es que, mientras se destierra a la utop\u00eda de todo el territorio de lo humano, se nos hace creer que est\u00e1 haci\u00e9ndose realidad a trav\u00e9s de la\u00a0globalizaci\u00f3n.<\/em>\u00a0\u00c9sta ser\u00eda, seg\u00fan el neoliberalismo, la traducci\u00f3n pol\u00edtica y econ\u00f3mica del \u00abmejor de los mundos\u00bb de que hablaba Leibniz. Con el capitalismo democr\u00e1tico, dir\u00e1 Francis Fukuyama, la humanidad ha llegado al final de la historia; ya no se puede aspirar a m\u00e1s. Ha nacido el \u00abhombre nuevo\u00bb, que era el ideal de la Ilustraci\u00f3n. Se ha hecho realidad el reino de Dios en la historia, que ha sido siempre el viejo sue\u00f1o de los milenarismos. Consecuencia: carecen de sentido las preguntas de Kant: \u00ab\u00bfqu\u00e9 debo hacer? \u00bfqu\u00e9 me cabe esperar?\u00bb. No hay nada nuevo que esperar, porque el objeto de la esperanza se ha logrado. No hay nada que hacer, porque todo est\u00e1 hecho. No hay que luchar por la utop\u00eda porque ya se ha hecho realidad.
      \n 
      \nY mucha gente termina por creerse a pies juntillas que la globalizaci\u00f3n constituye la plena realizaci\u00f3n de la utop\u00eda en el aqu\u00ed y ahora.
      \nPero esta argumentaci\u00f3n tiene trampa. Y seguro que m\u00e1s de un lector ya la ha descubierto. Voy a intentar hacerla expl\u00edcita[1]<\/a>. La globalizaci\u00f3n es un proyecto imperial que pretende uniformar las culturas, controlar las econom\u00edas y someter todo tipo de heterodoxia al pensamiento \u00fanico. Es un manto con el que se quiere ocultar el fen\u00f3meno de neocolonizaci\u00f3n del mundo por el capital multinacional. Es, a su vez, una\u00a0construcci\u00f3n ideol\u00f3gica,<\/em>\u00a0y no la descripci\u00f3n del nuevo entorno econ\u00f3mico; una interpretaci\u00f3n err\u00f3nea de la realidad que sustituye a una descripci\u00f3n exacta[2]<\/a>.<\/p>\n

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      1. De c\u00f3mo un bello t\u00e9rmino puede pervertirse<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

         
        \nY, sin embargo, la actual situaci\u00f3n de destierro de la utop\u00eda no debe sorprender a los ut\u00f3picos. Porque \u00e9se es su estado natural. \u00c9se es precisamente el significado etimol\u00f3gico de utop\u00edas:\u00a0ou-topos,<\/em>\u00a0no-lugar. As\u00ed lo vi\u00f3 ya el propio Plat\u00f3n, verdadero creador del pensamiento ut\u00f3pico en el IX libro de la obra ya citada\u00a0La Rep\u00fablica.<\/em>\u00a0El fil\u00f3sofo griego dise\u00f1a un modelo ideal de ciudad, que. en un primer momento, cree posible construir en la tierra. Incluso lo ve realizable en una ciudad griega, donde los ciudadanos ser\u00e1n \u00abbuenos y civilizados\u00bb (470 e) y \u00abse portar\u00e1n como personas que han de reconciliarse\u00bb (471a).
        \nSin embargo, al final del libro IX, en un texto lleno de grandeza y profundidad como pocos en la literatura antigua, da un giro copernicano, expresa su escepticismo en torno a la posibilidad de realizar la ciudad ideal en la tierra y afirma que esa ciudad\u00a0\u00abno existe m\u00e1s que nuestros razonamientos, pues no creo que se d\u00e9 en lugar alguno de la tierra\u00bb<\/em>\u00a0(592b, la cursiva es m\u00eda). El no-lugar es, sin duda, la verdadera identidad de la utop\u00eda.
        \n 
        \nSi de Plat\u00f3n damos el salto a Tom\u00e1s Moro, padre de la literatura ut\u00f3pica y creador del neologismo en la obra\u00a0Utop\u00eda<\/em>\u00a0(1516), descubrimos el car\u00e1cter por naturaleza\u00a0parad\u00f3jico<\/em>\u00a0de dicho concepto. Utop\u00eda significa \u00aben ninguna parte\u00bb, es decir: un lugar que, por mucho que lo busquemos, no lo encontraremos en ning\u00fan lugar; una presencia que resulta ausente; una realidad que es irreal; una alteridad que carece de identificaci\u00f3n. Eso se comprueba con solo repasar algunos detalles del libro de Moro. Amaurote, la capital de la isla imaginada por Moro, es una ciudad fantasma; su r\u00edo, Anhydris, no lleva agua; su jefe, Ademus, es un pr\u00edncipe que no tiene pueblo. Los alaopolitas son habitantes sin ciudad; sus vecinos, los acorios, son habitantes que no tienen pa\u00eds. Como f\u00e1cilmente puede apreciarse, estamos ante una complicada y consciente prestidigitaci\u00f3n filol\u00f3gica que tiene un doble objetivo: mostrar la plausibilidad de un mundo al rev\u00e9s y denunciar la legitimidad de un mundo supuestamente al anverso.
        \n 
        \nLa ficci\u00f3n de Moro comporta, a su vez, una serie de contradicciones en las que se basan los cr\u00edticos de la utop\u00eda para descalificarla. Utop\u00eda es una ciudad ejemplar, pero aislada del resto del mundo; una sociedad sin conflictos, pero armada hasta los dientes; una ciudad libre, pero que alquila esclavos; una cuidad feliz, pero que impone un c\u00famulo de exigencias rid\u00edculas, impropias de una comunidad de personas adultas.
        \nLa utop\u00eda ha sufrido un proceso de deterioro, que se refleja en la propia definici\u00f3n de algunos diccionarios, que acent\u00faan su ingenuidad, su car\u00e1cter irreal, quim\u00e9rico, fantasmag\u00f3rico. Tales derivaciones nada tienen que ver con el sentido que se le da en el pensamiento y la literatura ut\u00f3picas. Lo que se ha impuesto en el lenguaje ordinario, en la vida social es una caricatura. As\u00ed, a las personas ut\u00f3picas se las considera carentes de sentido de la realidad, de estar en las nubes, de moverse por impulsos primarios, de actuar sentimentalmente, y no de manera racional. No es que se las califique de malas, pero s\u00ed de ajenas a la realidad.
        \n 
        \n <\/p>\n

          \n
        1. Recuperaci\u00f3n de su verdadero sentido<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

           
          \nEn realidad, el t\u00e9rmino utop\u00eda es ambivalente, como lo son tambi\u00e9n mito y \u2014en cierta medida\u2014 ciencia. El sentido m\u00e1s frecuente que suele d\u00e1rsele es el negativo, el que implica una connotaci\u00f3n peyorativa. Utop\u00eda ser\u00eda casi sin\u00f3nimo de sue\u00f1o ilusorio, quimera, fantas\u00eda, y se confundir\u00eda con lo meramente desiderativo. Cuando se califica a una persona de ut\u00f3pica se est\u00e1 diciendo que no tiene los pies en la tierra y confunde el deseo con la realidad. Ahora bien, utilizar la palabra utop\u00eda en ese sentido constituye, a mi juicio, una derivaci\u00f3n patol\u00f3gica de la misma.
          \nUtop\u00eda se emplea tambi\u00e9n en sentido positivo como proyecto o ideal de un mundo justo, que implica la cr\u00edtica del orden presente. Cr\u00edtica y utop\u00eda son las dos grandes l\u00edneas que constituyen el pensamiento moderno europeo. Es m\u00e9rito de Bloch haber recuperado una palabra tan denostada, liberarla de su acepci\u00f3n peyorativa y haberla convertido en categor\u00eda mayor de la filosof\u00eda. \u00c9l devuelve a la utop\u00eda la credibilidad que hab\u00eda perdido en el marxismo ortodoxo. Para ello cree necesario renunciar a la oposici\u00f3n entre socialismo ut\u00f3pico y socialismo cient\u00edfico, y establece la distinci\u00f3n \u2014para m\u00ed, fundamental\u2014 entre utop\u00eda abstracta y utop\u00eda concreta, decant\u00e1ndose por \u00e9sta
          [3]<\/a>.
          \n 
          \nM\u00e9rito de K. Mannhein es tambi\u00e9n el haberla introducido en la sociolog\u00eda del conocimiento. Utop\u00eda, para \u00e9l, no es lo irrealizable sin m\u00e1s, lo irrealizable de forma absoluta, sino \u00ablo que parezca ser irrealizable solamente desde el punto de vista de un orden social determinado y ya existente\u00bb
          [4]<\/a>, es decir, lo que no puede realizarse en unas determinadas coordenadas. Cuando se formula una utop\u00eda en el sentido indicado, no se est\u00e1 proponiendo un imposible; se busca cambiar las coordinadas que la hacen imposible para que pueda ser realidad. Lo utop\u00eda tiene, por ende, una doble funci\u00f3n, como acabamos de decir: cr\u00edtica de la realidad existente (funci\u00f3n iconoclasta) y alternativa a la misma (funci\u00f3n constructiva).
          \nCreo que es aplicable a esta concepci\u00f3n de la utop\u00eda lo que dice Herbert Marcuse del marxismo en su emblem\u00e1tico libro\u00a0El final de la utop\u00eda:<\/em>\u00a0\u00abEl marxismo ha de asumir el riesgo de definir la libertad de tal modo que se haga consciente y se perciba como algo que en ning\u00fan lugar subsiste ni ha subsistido. Y precisamente porque las posibilidades llamadas ut\u00f3picas\u00a0no son en absoluto ut\u00f3picas, sino negaci\u00f3n hist\u00f3rico social-determinada de lo existente,<\/em>\u00a0la toma de consciencia de esas posibilidades y la toma de consciencia de las fuerzas que las impiden y las niegan\u00a0exigen de nosotros una oposici\u00f3n muy realista, muy pragm\u00e1tica. Una oposici\u00f3n muy libre de toda ilusi\u00f3n, pero tambi\u00e9n de todo derrotismo, el cual traiciona ya por su mera existencia las posibilidades de la libertad en beneficio de lo existente\u00bb.
          [5]<\/a><\/em>
          \n 
          \nAhora bien, con la clarificaci\u00f3n conceptual y la recuperaci\u00f3n del significado positivo de la utop\u00eda, no se resuelven todos los problemas en torno a ella, pues el concepto tiene car\u00e1cter valorativo y no s\u00f3lo descriptivo. \u00abUtop\u00eda \u2014afirma con raz\u00f3n A. Neus\u00fcss\u2014 es una categor\u00eda esencial dentro del debate conceptual-pol\u00edtico quiz\u00e1 m\u00e1s importante; el que trata sobre la forma de vida justa y digna de la sociedad y del individuo\u00bb.
          [6]<\/a>
          \nLlegamos as\u00ed a la esperanza, que constituye el impulso y la activaci\u00f3n de la utop\u00eda concreta.
          \n 
          \n <\/p>\n

            \n
          1. Vivimos rodeados de posiblidad<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

             
            \nLa esperanza no es una simple disposici\u00f3n an\u00edmica o una cuesti\u00f3n de car\u00e1cter que defina s\u00f3lo a las personas de \u00abnaturaleza optismista\u00bb y est\u00e9 ausente de personas con tendencia al pesimismo. Como ha demostrado el fil\u00f3sofo alem\u00e1n Ernst Bloch en su obra\u00a0El principio esperanza\u00a0<\/em>(verdadera enciclopedia de utop\u00edas), la esperanza es una determinaci\u00f3n fundamental de la estructura del mundo, un principio siempre presente y actuante en la realidad objetiva, y un rasgo constitutivo del ser humano.\u00a0Principio-esperanza:<\/em>\u00a0he aqu\u00ed la noci\u00f3n central de la filosof\u00eda de la esperanza que voy a intentar explicitar a continuaci\u00f3n.
            \nEl determinismo mecanicista entiende la materia como un simple foso de sustancias qu\u00edmicas e identifica la realidad con lo dado aqu\u00ed y ahora. La realidad tiene pasado y presente, pero no futuro. Se ubica en el terreno de los hechos, de lo \u00abcontante y sonante\u00bb; se mueve a ras de suelo sin lograr levantar nunca el vuelo. S\u00f3lo considera real y verdadero lo que puede verificarse emp\u00edricamente. Lo dem\u00e1s, o no existe o no es verdadero. El \u00fanico lenguaje v\u00e1lido para el determinismo mecanicista es el descriptivo. En esta visi\u00f3n de las cosas, la realidad es m\u00e1s importante que la posibilidad; m\u00e1s a\u00fan, \u00e9sta queda excluida del horizonte de aqu\u00e9lla.
            \n 
            \nSin embargo, para la filosof\u00eda de la esperanza, la materia es creadora y activa; la realidad no se reduce a algo inm\u00f3vil, s\u00f3lido, simple, inerte, pasivo; tiene car\u00e1cter abierto y din\u00e1mico. En la realidad no s\u00f3lo hay presencia, sino tambi\u00e9n \u2014y de manera preferente\u2014\u00a0posibilidad<\/em>. La realidad no es un calco de lo ya acontecido ni el resultado matem\u00e1tico de la suma de los pasados y presentes. Tampoco debe entenderse como un circuito cerrado sin comunicaci\u00f3n con el exterior. Se nos presenta, m\u00e1s bien, como un espacio abierto sin l\u00edmites, de un torrente de agua sin compuertas. Se parece m\u00e1s a una caja de sorpresas que al eterno retorno de lo mismo. Su principal caracter\u00edstica es la novedad, no la repetici\u00f3n.
            \nDir\u00eda m\u00e1s. Lo real est\u00e1\u00a0<\/strong>en proceso<\/em>\u00a0o, mejor,\u00a0es proceso:<\/em>\u00a0est\u00e1 siempre en marcha, en permanente construcci\u00f3n, en ininterrumpida creaci\u00f3n. En dicho proceso puede suceder todo, nada est\u00e1 decidido de antemano. Por lo mismo, los hechos no son fen\u00f3menos aislados e irreversibles, sino momentos de un proceso que discurre con fluidez, aunque no siempre en l\u00ednea recta sino, con frecuencia, en zig-zag, con avances y retrocesos. Conforme a esta filosof\u00eda de la realidad, no vale decir \u00ablas cosas son como son\u00bb, pues pueden \u2014y deben ser\u2014 de otra manera.
            \n 
            \nEl mundo no se encuentra terminado ni mec\u00e1nicamente determinado. Ni siquiera las cosmolog\u00edas y cosmovisiones que consideran el mundo como creaci\u00f3n de Dios o de los dioses tienen una idea determinista de \u00e9l. En el mundo \u2014afirma Bloch\u2014 \u00abse dan posibilidades objetivas…, ocurren cosas verdaderamente nuevas. Cosas que veros\u00edmilmente a\u00fan no le hab\u00edan ocurrido a ninguna realidad… Hay condicionamientos que nosotros no conocemos a\u00fan, o que ni siquiera existen por ahora. Vivimos rodeados de la posibilidad, no s\u00f3lo de la presencia. En la prisi\u00f3n de la mera presencia ni siquiera podr\u00edamos movernos o respirar\u00bb.
            [7]<\/a>
            \n <\/p>\n

              \n
            1. La persona, ser-en-esperanza<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

               
              \nLa esperanza est\u00e1 inscrita en las zonas m\u00e1s profundas del ser humano, al que, en otra ocasi\u00f3n, he definido como \u00abser-en-esperanza\u00bb
              [8]<\/a>. En el centro del ser, m\u00e1s all\u00e1 de los datos, c\u00e1lculos e inventarios, \u00abhay un principio misterioso que est\u00e1 en connivencia conmigo\u00bb, afirma el fil\u00f3sofo Garbriel Marcel[9]<\/a>. La esperanza es la respuesta de todo el ser humano a la situaci\u00f3n de prueba que constituye la vida y al estado de cautividad o alienaci\u00f3n que nos ronda por doquier. La esperanza nos lleva derechamente a desear que la prueba o el estado de cautividad no dure indefinidamente sino que termine cuanto antes.
              \nEsta idea de Marcel sintoniza con la del fil\u00f3sofo alem\u00e1n Max Horkheimer, fundador de la Escuela de Frankfurt, para quien \u00abla teolog\u00eda es la esperanza de que la injusticia que caracteriza al mundo no puede permanecer as\u00ed, que lo injusto no puede considerarse como la \u00faltima palabra\u00bb; es la \u00abexpresi\u00f3n de un anhelo, de una nostalgia de que el asesino no pueda triunfar sobre la v\u00edctima inocente\u00bb
              [10]<\/a>. Cuanto mayor es la conciencia del ser humano de su finitud, de su cautividad y de las pruebas a que se ve sometido, mayor es su esperanza de verse liberado de ellas. Siguiendo al poeta H\u00f6lderlin, habr\u00eda que decir: cuanto mayor es el peligro, mayor es la esperanza de salvaci\u00f3n.
              \n 
              \nEl ser humano es el\u00a0guarda-agujas<\/em>\u00a0del mundo que no permite que \u00e9ste vaya a la deriva, sino que lo gu\u00eda hacia su plena realizaci\u00f3n, aunque a veces provoca su descarrilamiento.
              \nLa esperanza est\u00e1 radicada, a su vez, en el horizonte de la inter-subjetividad, del encuentro con el otro. Esperar es, por ende, un acto constitutivo de la persona y de la comunidad. Mi esperanza incluye el esperar de los otros y con los otros. La esperanza de los otros y con los otros activa mi esperar. Mi esperanza sin la de los otros desemboca en solipsismo. Mi desesperar pone a los otros en el disparadero de la desesperaci\u00f3n. En suma, esperamos y desesperamos en comunidad. En consecuencia, la esperanza y la des-esperanza son\u00a0co-esperanza<\/em>\u00a0y\u00a0co-des-esperanza.<\/em>
              \n 
              \n <\/p>\n

                \n
              1. La esperanza como virtud<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

                \u00a0<\/u>
                \nLa esperanza es tambi\u00e9n virtud. Se mueve en el horizonte\u00a0\u00e9tico,<\/em>\u00a0pero \u00a1cuidado!, no es una virtud de ojos cerrados, pies quietos y manos atadas, como se nos ha presentado tradicionalmente. La virtud de la esperanza tiene los ojos abiertos para analizar la realidad con lucidez, es decir, con sentido cr\u00edtico. Tiene la mirada puesta en el futuro y los pies en movimiento. Gracias a ella, el ser humano emprende el camino hacia la libertad y se pone en \u00e9xodo hacia la tierra prometida. Es\u00a0esperanza-en-acci\u00f3n,<\/em>\u00a0que lleva derechamente a transformar el mundo. El principio-esperanza de Bloch se torna compromiso-esperanza. Gracias a \u00e9l, la esperanza baja de las cumbres de la abstracci\u00f3n idealista, en que ha vivido instalada desde la fundaci\u00f3n de la \u00e9tica como disciplina filos\u00f3fica, se torna historia o, mejor, \u00abse hace carne\u00bb, como el Verbo de Dios del pr\u00f3logo del Evangelio de Juan, y habita entre los humanos.
                \n 
                \nLa esperanza es la virtud del optimismo, pero no del optimismo ingenuo de los cuentos de hadas, donde todo se ve de color de rosa, sino del\u00a0optimismo militante,<\/em>\u00a0<\/strong>que es consciente de las dificultades del camino, si bien cree que pueden vencerse. Sabe que la acci\u00f3n puede fracasar y no lograr su objetivo. M\u00e1s a\u00fan, asume el fracaso como momento necesario del itinerario hist\u00f3rico del ser humano, pero no se queda tumbado al borde del camino, como si el fracaso fuera la \u00faltima palabra, el \u00faltimo acto. Cree, m\u00e1s bien, que puede superarlo. El ser humano puede sentirse afectado negativamente por las m\u00faltiples adversidades de la vida, pero tiene capacidad para intentarlo otra vez, no d\u00e1ndose nunca por vencido. Corrigiendo el viejo adagio latino,\u00a0alea non iacta est!<\/em>\u00a0(\u00abla suerte todav\u00eda no est\u00e1 echada\u00bb).
                \n 
                \nEn s\u00edntesis, y recurriendo a la espl\u00e9ndida caracterizaci\u00f3n del te\u00f3logo y fil\u00f3sofo brasile\u00f1o Rubem A. Alves, podemos decir que la esperanza \u00abes el presentimiento de que la imaginaci\u00f3n es m\u00e1s real y que la realidad es menos real de lo que parece… Es la convicci\u00f3n de que la abrumadora brutalidad de hechos que la oprimen y la reprimen no han de tener la \u00faltima palabra. Es la sospecha de que la realidad es mucho m\u00e1s compleja que el realismo quiere hacernos creer, que las fronteras de lo posible no quedan determinadas por los l\u00edmites de lo actual, y que, de una forma milagrosa e inesperada, la vida est\u00e1 preparando el acontecimiento creador que abrir\u00e1 el camino a la libertad\u00bb
                [11]<\/a>.
                \n 
                \n <\/p>\n

                  \n
                1. Cr\u00edticas a la utop\u00eda<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

                   
                  \nq\u00a0Fase precient\u00edfica del pensamiento humano<\/strong>
                  \n 
                  \nA la utop\u00eda le llueven las cr\u00edticas por doquier. Son muchas, muy severas y proceden de todos los campos. (A veces \u2014todo hay que decirlo\u2014 m\u00e1s que cr\u00edticas son insultos y exabruptos). Y no puede ser de otra manera porque, seg\u00fan indicaba m\u00e1s arriba citando a Neus\u00fcss, se trata de una categor\u00eda esencial del debate \u00abconceptual-pol\u00edtico\u00bb. Voy a intentar resumirlas.
                  \nHay quienes consideran a la utop\u00eda una\u00a0fase pre-cient\u00edfica<\/em>\u00a0e incluso\u00a0pre-racional<\/em>, del pensamiento humano, que ya ha sido superada por la raz\u00f3n moderna y por la cultura cient\u00edfico-t\u00e9cnica. Las funciones que ella ejerci\u00f3 en su momento han sido asumidas por la filosof\u00eda y las ciencias sociales. Por ello lo mejor que puede hacerse es eliminarla del actual horizonte cultural y del debate filos\u00f3fico-pol\u00edtico. Mantenerla, argumentan los cr\u00edticos, significar\u00eda seguir instalados en el mito.
                  \n 
                  \nq\u00a0El pensamiento conservador: miedo a la utop\u00eda<\/strong>
                  \n 
                  \nEl pensamiento conservador tambi\u00e9n se muestra cr\u00edtico o, mejor, inc\u00f3modo con la utop\u00eda. Y ello por varias razones. Al tener una concepci\u00f3n pragm\u00e1tica y productivista de la realidad y de las relaciones humanas, la utop\u00eda le parece est\u00e9ril, in\u00fatil,\u00a0ineficaz.<\/em>\u00a0La l\u00f3gica del c\u00e1lculo, que caracteriza a dicho pensamiento, torna innecesario el mundo de lo ut\u00f3pico, que rompe todos los c\u00e1lculos. El discurso ut\u00f3pico se queda en pura palabrer\u00eda, se evade de la realidad y se muestra inoperante, ya que no dispone de los medios materiales para hacer realidad lo que anuncia. Adem\u00e1s, argumenta el pensamiento conservador, la utop\u00eda es profundamente desestabilizadora del orden establecido, que debe salvarse por encima de todo, ya que es el estado natural del mundo. Si no se salva el orden, se impone el caos.
                  \nPero lo que m\u00e1s pesa en la cr\u00edtica de la tradici\u00f3n conservadora \u2014pol\u00edtica y cultural\u2014 es el\u00a0miedo a que se haga realidad la utop\u00eda de la justicia y igualdad<\/em>\u00a0en el mundo; en cuyo caso, quienes siempre han detentado el poder y han vivido en la abundancia, perder\u00edan sus privilegios, y quienes se han sentido excluidos acceder\u00edan a unos condiciones dignas de existencia.
                  \n 
                  \nq\u00a0Planificaci\u00f3n, totalitarismo y violencia<\/strong>
                  \n 
                  \nA la utop\u00eda se la acusa tambi\u00e9n de totalitaria y violenta. As\u00ed Karl Popper en\u00a0Miseria del historicismo<\/em>\u00a0y\u00a0La sociedad abierta y sus enemigos.<\/em>\u00a0Seg\u00fan \u00e9l, la utop\u00eda \u2014todas las utop\u00edas\u2014 busca(n) la realizaci\u00f3n de lo imposible. Eso exige implantar una planificaci\u00f3n global. Y lo que se consigue por ese camino es la destrucci\u00f3n de la sociedad, la tiran\u00eda o la sociedad cerrada. La planificaci\u00f3n s\u00f3lo se logra a trav\u00e9s de la violencia e imponiendo un modelo totalitario. El resultado de todo intento de realizar lo imposible lo expresa Popper muy gr\u00e1ficamente: \u00abLa tentativa de llevar el cielo a la tierra produce como resultado invariable el infierno\u00bb. Y todav\u00eda m\u00e1s: \u00abElla engendra la intolerancia, las guerras religiosas y la salvaci\u00f3n de las almas mediante la Inquisici\u00f3n\u00bb.
                  [12]<\/a>
                  \n\u00bfQu\u00e9 hacer, entonces, seg\u00fan Popper? Algo tan vaporoso y abstracto como \u00abayudar a aquellos que necesitan nuestra ayuda, pero\u00a0no… hacer felices a los dem\u00e1s,<\/em>\u00a0puesto que esto no depende de nosotros y m\u00e1s de una vez significar\u00eda una intrusi\u00f3n en la vida privada de aquellos hacia quienes nos impulsan nuestras buenas intenciones\u00bb.
                  [13]<\/a>\u00a0Las buenas intenciones hay que reprimirlas. A Popper no le parece humanamente posible, ni tampoco deseable, amar a mucha gente y sufrir con quienes sufren, pues esa actitud terminar\u00eda por destruir nuestra capacidad de ayuda. Ante el sufrimiento y la injusticia no cabe otra actitud que atender a casos concretos y, ah\u00ed, hacer la vida m\u00e1s llevadera a los dem\u00e1s, pero nunca intentar transformar las estructuras.
                  \n 
                  \nq\u00a0Faz antiut\u00f3pica de la postmodernidad<\/strong>
                  \n 
                  \nTambi\u00e9n la postmodernidad se muestra especialmente molesta con la utop\u00eda y hace todo lo posible por eliminarla de su horizonte mental y vital. El clima postmoderno declara fracasados los grandes ideales de la modernidad. Y parte de raz\u00f3n no le falta. Sucede, sin embargo, que, en este aspecto, a la postmodernidad se le puede aplicar el juicio de Bloch sobre la actitud roma de la modernidad hacia la religi\u00f3n: que no tiene capacidad de discernimiento y termina por arrojar al ni\u00f1o junto con el agua sucia de la ba\u00f1era.
                  \nLa postmodernidad proclama el final de los grandes relatos y renuncia a formular proyectos de transformaci\u00f3n global de la sociedad. Ah\u00ed demuestra su faz\u00a0antiut\u00f3pica.<\/em>\u00a0Niega todo valor a la utop\u00eda apoy\u00e1ndose en dos bases. La primera, el idealismo y trascendentalismo que definen a la utop\u00eda. \u00abTomar partido por una conciencia y una sociedad a\u2013ut\u00f3picas es algo necesario hoy. El fin de la utop\u00eda, a fin de cuentas, tiene una virtud incuestionable: nos baja del cielo a la tierra\u00bb.
                  [14]<\/a>\u00a0La segunda consiste en negar todo sentido a la historia. \u00abNo existe telos alguno de la historia, sino que \u00e9sta, al contrario, se presenta como experiencia repetitiva \u2014a trav\u00e9s de mediaciones simb\u00f3licas siempre nuevas y con distintos grados de conciencia\u2014 de la misma imposibilidad de conciliaci\u00f3n\u00bb[15]<\/a>. Vattimo matiza un poco m\u00e1s esta idea y habla del \u00abfin del sentido emancipador de la historia\u00bb.
                  \n 
                  \nq\u00a0Una escatolog\u00eda secularizada<\/strong>
                  \n 
                  \nHay quienes consideran a la utop\u00eda como una escatolog\u00eda secularizada. Por ello la critican con la misma radicalidad con que lo hacen con las escatolog\u00edas religiosas que pasan por la historia de puntillas, sin ser conscientes de los sufrimientos de los seres humanos, y proponen un ideal de bienaventuranza futura metahist\u00f3rica, desinteres\u00e1ndose de todo lo que acontece en la historia. En este sentido creen que la utop\u00eda es una especie de huida hacia adelante, no pisa tierra y se refugia en lo espiritual y trascendente. Sin duda que a esa cr\u00edtica no le falta raz\u00f3n, porque mucho de esto han tenido las escatolog\u00edas religiosas y los utopismos futuristas. Pero esta cr\u00edtica no cae en la cuenta de que muchas escatol\u00f3gicas religiosas poseen una rica dimensi\u00f3n ut\u00f3pico-liberadora para la humanidad en el presente y el futuro hist\u00f3ricos y hacen propuestas de salvaci\u00f3n en la historia.
                  \n 
                  \nq\u00a0Contra la ingenuidad ut\u00f3pica<\/strong>
                  \n 
                  \nTengo que referirme a un \u00faltimo cuestionamiento, que me parece uno de los m\u00e1s s\u00f3lidamente fundamentados. Es el del economista Franz Himkelammert, quien critica la \u00abingenuidad ut\u00f3pica, que cubre como un velo la percepci\u00f3n de la realidad social\u00bb, muy presente tanto en el pensamiento burgu\u00e9s, que cree encontrar en el mercado burgu\u00e9s una tendencia al equilibrio de intereses por mor de una mano invisible, como en el socialista, para quien la organizaci\u00f3n socialista de la sociedad constituye la clave de la libertad total del ser humano concreto
                  [16]<\/a>. Partiendo de estas bases desenmascara las trampas de pensamiento: el conservador, el anarquista y el sovi\u00e9tico. La ingenuidad ut\u00f3pica posee una fuerte potencialidad destructora y retorna hoy en la modalidad de la antiutop\u00eda. En ese sentido, Himkelammert cuestiona con especial radicalidad el pensamiento antiut\u00f3pico del neoliberalismo actual, representado ejemplarmente en el economista Friedrich Hayek y el fil\u00f3sofo Karl Popper, quienes presentan la autiutop\u00eda como utop\u00eda verdadera[17]<\/a>.
                  \n 
                  \n <\/p>\n

                    \n
                  1. Rehabilitaci\u00f3n cr\u00edtica de la utop\u00eda<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

                     
                    \n\u00bfQu\u00e9 hacer ante las cr\u00edticas? Yo creo que hemos de tenerlas en cuenta, analizar sus fundamentos, valorarlas en sus justos t\u00e9rminos, saber de d\u00f3nde vienen y qu\u00e9 intereses las mueven.
                    \nA su vez, caben varias actitudes ante la utop\u00eda. Una muy extendida hoy consiste en declararla muerta y bien muerta, y no hacer nada por su recuperaci\u00f3n, ya que se mueve en el horizonte de los grandes mitos a los que debe renunciarse. Yo creo, sin embargo, que, a pesar de las cr\u00edticas \u2014algunas de ellas bien fundadas\u2014 la utop\u00eda no est\u00e1 tan muerta como se nos quiere hacer ver. \u00c9sa es precisamente la estrategia del pensamiento autiut\u00f3pico: alegar que ya no es necesaria la utop\u00eda porque se ha hecho realidad y ya no cabe esperar m\u00e1s. Pero la utop\u00eda est\u00e1 suficientemenmte enraizada en la realidad y en el ser humano como para que pueda morir, y menos a\u00fan por un decreto del neoliberalismo, su principal adversario hoy.
                    \n 
                    \nOtra actitud ser\u00eda la de apostar por un pensamiento de intenci\u00f3n ut\u00f3pica, pero en clave negativa, sin hacer propuestas, sin ofrecer alternativas. La oscuridad del presente no deja otro camino que el de la cr\u00edtica de lo existente. Dicha actitud debe ser tenido en cuenta para no caer en los f\u00e1ciles discursos afirmativos, pero puede ser paralizante y desemboar en pesimismo.
                    \n 
                    \nUna tercera postura, con la que sintonizo, es la de la\u00a0rehabilitaci\u00f3n cr\u00edtica<\/em>\u00a0<\/strong>de la utop\u00eda. Ahora bien, se trata de una utop\u00eda no-mitificada, guiada por un inter\u00e9s emancipatorio y animada por una intenci\u00f3n \u00e9tica, en la l\u00ednea expuesta por J.-A. P\u00e9rez Tapia, para quien la utop\u00eda es necesaria como: imagen movilizadora, horizonte orientador de la praxis, instancia cr\u00edtica de la realidad y \u00abperspectiva para la prospectiva\u00bb (P. Ricoeur)
                    [18]<\/a>. Dicha utop\u00eda ha de ser rehabilitada, no apolog\u00e9ticamente, sino de forma cr\u00edtica, es decir, cuestionando la \u00abingenuidad ut\u00f3pica\u00bb, tan presente en las diferentes teor\u00edas y pr\u00e1cticas sociales, insisto, como atinadamente observa Himkelammert.
                    \n 
                    \nLa utop\u00eda debe responder a una\u00a0visi\u00f3n de dial\u00e9ctica y abierta,<\/em>\u00a0no determinista, de la realidad, como ya indiqu\u00e9 m\u00e1s arriba al hablar de la filosof\u00eda de la esperanza. Ha de responder \u2014y mantenerse fiel\u2014 a la intenci\u00f3n \u00e9tica que la anima, consciente de la distancia entre c\u00f3mo es el mundo y c\u00f3mo debe ser, pero con el prop\u00f3sito de aproximar el deber ser al ser. Debe compaginar adecuadamente la doble dimensi\u00f3n que la define desde su nacimiento: la\u00a0cr\u00edtica<\/em>\u00a0y la\u00a0propuesta.<\/em>\u00a0Ha de configurarse como utop\u00eda\u00a0cosmo-socio-antropol\u00f3gica<\/em>. En otras palabras: atender a la interrelaci\u00f3n individuo-sociedad-cosmos, sujeto-comunidad-naturaleza, en fin, y proponerse como meta el logro de la autorrealizaci\u00f3n personal dentro de la realizaci\u00f3n de la humanidad y de la liberaci\u00f3n de la naturaleza. Debe responder a un inter\u00e9s emancipatorio integral no excluyente.
                    \n 
                    \nCon mi amiga Adela me hago dos preguntas: por una parte, \u00absi no es irresponsable vivir exclusivamente de principios ideales\u00bb, que es uno de los defectos en que incurren los utopismos de toda laya y las \u00e9ticas de la intenci\u00f3n; por otra, \u00absi no es inmoral el regenar de ellos (de los principios ideales) y conformarse con lo que hay\u00bb, que es la t\u00e1ctica de los realistas y pragm\u00e1ticos, a los que me refer\u00eda al principio de este art\u00edculo. Termino esta reflexi\u00f3n con una afirmaci\u00f3n de la misma autora, que sirve de gu\u00eda en mi pensar en mi actuar ut\u00f3picos: \u00abSin futuro ut\u00f3pico en el que quepa\u00a0esperar<\/em>\u00a0y por el que quepa\u00a0comprometerse,<\/em>\u00a0carece de sentido nuestro actual presente\u00bb.
                    [19]<\/a>\u00a0n
                    \n <\/p>\n

                    Juan-Jos\u00e9 Tamayo<\/h2>\n

                     
                    \n 
                    \n
                    <\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[1]\u00a0Cf. R.\u00a0FORNET-BETANCOURT,\u00a0Aproximaciones a la globalizaci\u00f3n como universalizaci\u00f3n de pol\u00edticas neoliberales:<\/em>\u00a0\u00abPasos\u00bb 88 1999), 9-21.
                    \n
                    <\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[2]\u00a0Cf. A.\u00a0TOURAINE,\u00a0La globalizaci\u00f3n como ideolog\u00eda:<\/em>\u00a0\u00abEl Pa\u00eds\u00bb (29.9.1996), 17.
                    \n
                    <\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[3]\u00a0Cf. E.\u00a0BLOCH,\u00a0El princupio esperanza,<\/em>\u00a0Aguilar, Madrid 1977-1980. En el primer volumen elabora una\u00a0antropolog\u00eda ut\u00f3pica o de la esperanza. En el segundo hace un amplio recorrido por las grandes utop\u00edas a lo largo de la historia: m\u00e9dicas, sociales, t\u00e9cnicas, arquitect\u00f3nicas, geogr\u00e1ficas, pict\u00f3ricas, musicales, literarias y sapienciales. En el tercero estudia las \u00abim\u00e1genes desiderativas del momento pleno\u00bb en diferentes \u00e1mbitos, centr\u00e1ndose en las religiones. La edici\u00f3n castellana est\u00e1 agotada hace tiempo. He propuesto su reedici\u00f3n a varias editoriales y hasta el presente no he tenido \u00e9xito. A ver si en el 2000 alguna me hace caso.
                    \n
                    <\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[4]\u00a0K.\u00a0MANNHEIM,\u00a0\u00a0Ideolog\u00eda y utop\u00eda.<\/em>\u00a0Introducci\u00f3n a la sociolog\u00eda del conocimiento, Aguilar, Madrid 1973, 200.
                    \n
                    <\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[5]\u00a0H.\u00a0MARCUSE,\u00a0El final de la utop\u00eda,<\/em>\u00a0Ariel, Barcelona\u00a02<\/sup>1981, 17-18. Las cursivas son m\u00edas. Traducci\u00f3n de Manuel Sacrist\u00e1n. La edici\u00f3n original es de 1967.
                    \n
                    <\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[6]\u00a0A.\u00a0NEUS\u00dcSS,\u00a0Utop\u00eda,<\/em>\u00a0Barral Editores, Barcelona 1971, 24.
                    \n
                    <\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[7]\u00a0E.\u00a0BLOCH,\u00a0Man as Posibility:<\/em>\u00a0\u00abCross Currents\u00bb 18(1968), 279 y 281.
                    \n
                    <\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[8]\u00a0J.-J.\u00a0TAMAYO,\u00a0Para comprender la escatolog\u00eda cristiana,<\/em>\u00a0Verbo Divino, Estella (Navarra) 1993, 19.
                    \n
                    <\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[9]\u00a0G.\u00a0MARCEL,\u00a0Position et approches concr\u00e9tes du myste\u00e8re ontologique,\u00a0<\/em>Lovaina 1949, 28.
                    \n
                    <\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[10]\u00a0M.\u00a0HORKHEIMER,\u00a0A la b\u00fasqueda del sentido,<\/em>\u00a0S\u00edgueme, Salamanca 1976, 106.
                    \n
                    <\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[11]\u00a0R.A.\u00a0ALVES,\u00a0Hijos del ma\u00f1ana,\u00a0<\/em>S\u00edgueme, Salamanca 1976, 219.
                    \n
                    <\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[12]\u00a0K.\u00a0POPPER,\u00a0La sociedad abierta y sus enemigos,<\/em>\u00a0Paid\u00f3s, Barcelona 1981, 403.
                    \n
                    <\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[13]\u00a0Ibid.<\/em>
                    \n
                    <\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[14]\u00a0M.\u00a0PORTA,\u00a0El final de la utop\u00eda:<\/em>\u00a0\u00abEl Pa\u00eds\u00bb, 11.6.1986.
                    \n
                    <\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[15]\u00a0F.\u00a0CRESPI,\u00a0Ausencia de fundamento y proyecto social<\/u>, en: G.\u00a0VATTIMO-P.A. ROVATTI (EDS.),\u00a0El pensamiento<\/em>\u00a0<\/em>d\u00e9bil,<\/em>\u00a0C\u00e1tedra, Madrid 1988, 345.
                    \n
                    <\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[16]\u00a0F.\u00a0HIMKELAMMERT,\u00a0Cr\u00edtica a la raz\u00f3n ut\u00f3pica,<\/em>\u00a0San Jos\u00e9 (Costa Rica)\u00a02<\/sup>1990, 13.
                    \n
                    <\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[17]\u00a0Esta cr\u00edtica constituye la parte central de la obra.
                    \n
                    <\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[18]\u00a0J.-A.\u00a0P\u00c9REZ TAPIA,\u00a0Filosof\u00eda y cr\u00edtica de la cultura,<\/em>\u00a0Trotta, Madrid 1995, 96-110.
                    \n
                    <\/a>0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[19]\u00a0A.\u00a0CORTINA,\u00a0\u00c9tica del camale\u00f3n,<\/em>\u00a0Espasa-Calpe, Madrid 1991. Cursivas m\u00edas.[\/vc_column_text][\/vc_column][\/vc_row]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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