La Encarnaci\u00f3n, contrase\u00f1a de Dios<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n
\nLas palabras de la teolog\u00eda cristiana, en primera instancia, no difieren de las del resto de las ciencias que estudian al hombre. Por eso el creyente no tiene que olvidar sus deberes de racionalidad y credibilidad, la obligaci\u00f3n de estudiar y argumentar y no simplemente construir castillos en el aire.
\nA\u00fan hay m\u00e1s. Son precisamente los entresijos humanos el emplazamiento fundamental de \u00ablo divino\u00bb.
\nLa \u00abEncarnaci\u00f3n\u00bb, sin duda, es la contrase\u00f1a, el\u00a0misterio<\/em>\u00a0central del cristianismo. Dios no s\u00f3lo se hace hombre, ni tan siquiera s\u00f3lo manifiesta con ello la asunci\u00f3n de lo humano, sino que tambi\u00e9n en lo humano y desde lo humano, a partir del descenso divino (cf. Flp 2,6-11), es posible alcanzar a Dios.
\nQuiz\u00e1 lo m\u00e1s significativo y parad\u00f3jico de la Encarnaci\u00f3n sea precisamente esto: alcanzar a Dios no supone una salida de lo humano, sino todo lo contrario, la plenitud y realizaci\u00f3n m\u00e1s profunda del propio hombre.\u00a0Es decir, el encuentro con Dios, posible porque \u00c9l se ha encontrado definitivamente con nosotros en una persona de nuestra misma carne, no es otra cosa que la humanizaci\u00f3n del hombre.
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\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a02.1. El misterio central del cristianismo<\/strong>
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\nDios se revela definitivamente al hombre de forma humana en la Encarnaci\u00f3n de Jesucristo, haciendo comprensible y experimentable su misterio inefable. Este acontecimiento, por tanto, destruye cualquier pretensi\u00f3n ideol\u00f3gica de sometimiento del hombre a dictados incomprensibles en nombre de un \u00abSer omnipotente e imprevisible\u00bb. En palabras casi triviales, si alguien arriesga en el encuentro \u00e9se es el Dios de Jes\u00fas de Nazaret, que no cuenta con m\u00e1s signo de omnipotencia e imprevisibilidad que su donaci\u00f3n gratuita e incondicional.
\nDios cree tan ilimitadamente en el hombre como para asumir toda su historia y asumirla hasta las \u00faltimas consecuencias. Cree de tal manera que hasta se la\u00a0juega<\/em>\u00a0someti\u00e9ndose a nuestra libertad, corriendo el peligro de que nos neguemos a aceptar su ofrecimiento de amor.
\nDios se entrega, se ofrece; pero no se impone. Resulta fundamental destacar la estructura de esta\u00a0oferta:<\/em>\u00a0reconocer a Dios, conocer su mensaje, no tiene nada que ver con un proceso ciego o sobrenaturalista sino con la propia experiencia humana de la realidad y de la historia, donde se ha de contrastar y\u00a0verificar<\/em>\u00a0tanto su imagen como su palabra.
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\nLas\u00a0noticias de Dios<\/em>\u00a0que hasta la Encarnaci\u00f3n serv\u00edan al hombre para definir la identidad y sentido de la religi\u00f3n sufren un vuelco total. Jes\u00fas tira por tierra la religi\u00f3n y religiosidad dependientes de una divinidad lejana \u2014habitante de \u00ablo sagrado\u00bb\u2014 cuyo poder se basa m\u00e1s en el miedo que produce \u2014tremendum<\/em>\u2014 que en la atracci\u00f3n igualmente ejercida por \u00ablo santo\u00bb \u2014fascinans<\/em>\u2014. Tras la Encarnaci\u00f3n de la segunda persona de la Trinidad, no s\u00f3lo advertimos la equivalencia que ya estableci\u00f3 la religi\u00f3n b\u00edblica entre conocer a Dios y practicar la justicia \u2014\u201cQuien quiera conocer y comprender al Se\u00f1or, [sepa] que es el que en la tierra establece la lealtad, el derecho y la justicia y se complace en ellas\u201d (Jer 9,23)\u2014 sino que es Dios mismo quien se hace hombre d\u00e9bil y vulnerable: \u00ablo fascinans\u00bb supera y borra \u00ablo tremendum\u00bb para emplazar delante de nosotros la imagen del\u00a0Abb\u00e1<\/em>\u00a0cercano, puro amor y perd\u00f3n gratuitos e incondicionales, \u00abamor loco\u00bb que nos\u00a0descoloca,<\/em>\u00a0que nos parece literalmente \u00abincre\u00edble\u00bb.
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\nTambi\u00e9n el sentido y contenido de la fe experimentan un volteo radical. La Encarnaci\u00f3n nos descubre un \u00abDios-con-nosotros\u00bb, no transcendencia lejana sino Padre-Madre de la humanidad. Jes\u00fas de Nazaret traslada la fe a los terrenos de una experiencia\u00a0agraciante:<\/em>\u00a0Dios ha puesto su amor y su esperanza en nosotros.
\nEl Evangelio viene a ser la tarjeta de invitaci\u00f3n al futuro de Dios. Una invitaci\u00f3n universal, cuya acogida garantiza tanto el propio descubrimiento como el de Dios: por la Encarnaci\u00f3n hallamos verdaderamente a Dios, al tiempo que tambi\u00e9n en Jes\u00fas nos encontramos a nosotros mismos.
\nDios viene a nosotros y, de este modo, sabemos en verdad \u2014contra cualquier dictadura de las apariencias\u2014 qui\u00e9nes somos: una \u00abrealidad divina\u00bb en cuanto \u00abimagen de Dios\u00bb o, mejor, hijos en el Hijo (cf. Gal 4,4-7; Ef 1,3-14).
\nA Dios nadie le ha visto jam\u00e1s, nos dice san Juan (cf. Jn 1,8; 1Jn 4,12). Ha sido precisamente el Hijo quien nos lo ha revelado. Ah\u00ed est\u00e1 la \u00abprueba encarnada\u00bb, visible. Por eso, sabemos que conocemos mejor c\u00f3mo es Dios a partir de la revelaci\u00f3n de Jesucristo, que a base de deducciones y especulaciones sobre nuestras ideas previas acerca de Dios.
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\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a02.2. Las \u00abcosas de Dios\u00bb vistas desde la Encarnaci\u00f3n<\/strong>
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\nGracias a la Encarnaci\u00f3n, hablar de Dios y sus cosas es, simult\u00e1neamente, una forma especial de hablar del hombre y su mundo. Se supera as\u00ed el conflicto entre inmanencia y transcendencia, sagrado e intereses de Dios o profano e intereses del hombre, etc., para establecer el car\u00e1cter humano del hombre como signo prevalente donde Dios se manifiesta y act\u00faa su proyecto de salvaci\u00f3n. En Jes\u00fas se ha revelado Dios y se ha revelado el ser humano, esto es, en \u00e9l se nos manifiesta qui\u00e9n es verdaderamente el hombre y qui\u00e9n Dios.
\nAunque siempre nos sorprenda y nos desborde, Dios es un Dios de y para los hombres. Se ha hecho humilde, se ha\u00a0limitado<\/em>\u00a0al encarnarse, para que todos puedan encontrar en \u00c9l su aut\u00e9ntica patria.
\nDios se ha revelado al hombre de forma humana, su misterio inefable se ha tornado comprensible y experimentable. En Jes\u00fas de Nazaret, Dios ha asumido un rostro humano, por lo que no s\u00f3lo no puede haber conflictividad entre la fidelidad a Dios y la fidelidad al hombre, sino que en Jesucristo la fidelidad al hombre es siempre fidelidad a Dios. M\u00e1s a\u00fan, ahora la fidelidad a Dios pasa por la fidelidad al hombre.
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\nPablo llama a Jes\u00fas el \u00abhombre perfecto\u00bb, el \u00ab\u00faltimo Ad\u00e1n\u00bb y modelo final de hombre (cf. 1Cor 15,45-49). \u00c9l es quien acepta el designio del Padre y hace su voluntad, llevando hasta las \u00faltimas consecuencias las posibilidades de lo humano. Toda la creaci\u00f3n ha sido asumida en la humanidad de Jes\u00fas y, m\u00e1s particularmente, toda la humanidad est\u00e1 unida a su humanidad.
\nPor ser humanidad de Dios, por lo tanto, la humanidad se convierte en\u00a0absoluto:<\/em>\u00a0afirmar al hombre es afirmar a Dios, y afirmar a Dios es afirmar al hombre. Cristo ha devuelto \u00aba la descendencia de Ad\u00e1n la semejanza divina deformada por el pecado\u00bb (GS 22) y ha realizado el ideal concreto de lo humano.
\nEn fin, \u201cestamos en paz con Dios por obra de Jesucristo, por quien hemos obtenido tambi\u00e9n, mediante la fe, el acceso a esta\u00a0gracia<\/em>\u00a0en la cual nos hallamos… M\u00e1s a\u00fan; nos gloriamos… porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Esp\u00edritu Santo que nos ha sido dado. Ahora que Dios nos ha justificado por la sangre de Cristo, con mayor raz\u00f3n nos salvar\u00e1 por \u00e9l…\u201d (Rm 5,1-10).
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\n <\/p>\n\n- Pervertir la \u00abencarnaci\u00f3n\u00bb<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n
\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0por no asumir insatisfacciones e inseguridades<\/strong>
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\nLa Encarnaci\u00f3n, adem\u00e1s de \u00abacontecimiento\u00bb del que brota el contenido fundamental de nuestra fe, nos se\u00f1ala igualmente el \u00abm\u00e9todo\u00bb\u00a0(camino):<\/em>\u00a0para \u00abvivir de fe\u00bb y anunciar el Evangelio no hay otro camino que\u00a0encarnarse.<\/em>\u00a0De tal acontecimiento, de la nueva, definitiva e inesperada relaci\u00f3n entre Dios y el hombre nace el m\u00e9todo: el anuncio del\u00a0don<\/em>\u00a0de Dios debe partir de los problemas humanos y anclar en ellos esa Buena Noticia salvadora.
\nToda la vida del creyente debe orientarse por el \u00abprincipio encarnaci\u00f3n\u00bb, esto es, por salir al encuentro de los hombres concretos de cada tiempo o, mejor dicho, por \u00abhacerse cargo\u00bb y \u00abhacerse pr\u00f3jimo\u00bb de todos los\u00a0tirados<\/em>\u00a0por el camino (cf. Lc 10,25-37).
\nLa Encarnaci\u00f3n de la Palabra determina la naturaleza de la Iglesia (cf. LG 8) que, por tanto, se expresa en su ser y acci\u00f3n a trav\u00e9s de un proceso encarnacional (cf. AG 10-11).
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\nPero la senda es harto trabajosa y los escapes siempre tentadores. A veces, para huir de insatisfacciones e inseguridades, desencarnamos la fe y la religi\u00f3n. Si a trav\u00e9s de la encarnaci\u00f3n Cristo asumi\u00f3 toda la creaci\u00f3n a fin de redimirla y unirla; olvidamos que nada puede salvarse a menos que sea asumido y todo cuanto ha sido creado debe salvarse (cf. 2Cor 5,17-22, Ef 2,11-22; Col 1,15-20).
\nEl modelo y el m\u00e9todo de la Encarnaci\u00f3n nos muestran el modelo y el m\u00e9todo de toda praxis cristiana, el horizonte al que dirigir las tareas pastorales para superar en ellas todo dualismo. Sin embargo, la comunidad eclesial, en algunas de sus actitudes y acciones, no se gu\u00eda por el\u00a0principio<\/em>\u00a0encarnaci\u00f3n,<\/em>olvidando que el camino de Dios para llegar al hombre se\u00f1ala el camino de los hombres para llegar a Dios. Sirvan como muestra las siguientes.
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\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a03.1. Separaci\u00f3n de las cosas de Dios y del hombre<\/strong>
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\n\u00a1Dios haciendo carne su Palabra y… qu\u00e9 empecinamiento el nuestro para trocar esa carne en palabras, palabras y m\u00e1s palabras! Mensajes, homil\u00edas y documentos llenos de palabras que poco o nada dicen al hombre de la calle;\u00a0desencarnada<\/em>\u00a0parece tambi\u00e9n esa espiritualidad, fomentada o tolerada, de movimientos que trasladan la religi\u00f3n a una trascendencia sin mediaci\u00f3n hist\u00f3rica… \u00a1Qu\u00e9 f\u00e1cilmente nos anestesiamos los cristianos con las grandes palabras, con una superabundancia doctrinal, casi indigesta!
\nY lo m\u00e1s grave, seguimos entrampando la \u00abencarnaci\u00f3n\u00bb en los peligrosos \u00abdualismos religiosos\u00bb de la inmanencia-trascendencia, lo sagrado-profano, los intereses de Dios e intereses del hombre. De sobra sabemos que si Dios no ha querido tener m\u00e1s rostro y palabra que un rostro y palabra humanos, como dir\u00eda Rahner, la \u00abgram\u00e1tica de Dios\u00bb es el hombre: para entender, conocer y amar a Dios hay que entender, conocer y amar al hombre.
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\nCon todo, casi de manera inevitable y aunque parezca ya muy superado el tema, tendemos a considerar la religi\u00f3n como algo \u00abalgo celestial\u00bb\u00a0(ca\u00eddo del cielo)<\/em>\u00a0o venido de fuera, cuando se trata de una construcci\u00f3n humana. Como tal, los contenidos, s\u00edmbolos, normas y celebraciones religiosas deber\u00e1n mantenerse s\u00f3lo en tanto en cuanto ayuden a vivir la fe y dar sentido a la vida.
\nFrecuentemente, sin embargo, la religi\u00f3n impulsa a vivir con una clara\u00a0separaci\u00f3n<\/em>\u00a0los temas referidos a Dios y al hombre (cf. GS 43). Pululan as\u00ed\u00a0espiritualismos<\/em>\u00a0con variedades diversas, aunque afines a la hora de distinguir entre hombre interior (sagrado) y exterior (profano) e identificar este mundo con el pecado y el mal. La separaci\u00f3n, en fin, conduce a todo tipo de dicotom\u00edas y contraposiciones interesadas, a propuestas\u00a0ad hoc<\/em>\u00a0de \u00abhuida del mundo\u00bb, a desentenderse de los problemas sociales y considerar la relaci\u00f3n con Dios una cuesti\u00f3n individual (cf. GS 19, 25, 29, etc.).
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\nM\u00e1s grave a\u00fan que la propia separaci\u00f3n resulta la tendencia a \u00abimponer a Dios\u00bb. A partir del Renacimiento, pasando por la Ilustraci\u00f3n y llegando hasta nuestros d\u00edas, ha venido produci\u00e9ndose un profundo cambio cultural. El humanismo inici\u00f3 el tr\u00e1nsito del cosmocentrismo y teocentrismo al antropocentrismo; principiaba as\u00ed una transformaci\u00f3n que encaminar\u00eda al hombre a\u00a0comprenderse<\/em>\u00a0e interpretar cuanto le rodea desde s\u00ed mismo; incluso la religi\u00f3n, e incluso a Dios.
\nEl cristianismo vivi\u00f3 tal desarrollo m\u00e1s o menos atrincherado en una s\u00edntesis doctrinal que se mantiene hasta nuestros d\u00edas, vertebrada a trav\u00e9s del armaz\u00f3n escol\u00e1stico con el que finalmente se organiz\u00f3. Dicha s\u00edntesis se asienta sobre un beligerante paradigma o modelo explicativo, el teoc\u00e9ntrico. En su formulaci\u00f3n m\u00e1s excluyente, el teocentrismo negar\u00eda toda verdad y coherencia a quien pretendiera enunciar con sentido una definici\u00f3n del mundo y del hombre sin someterse expresamente a dicho centralismo.
\nHuelga apuntar que por ah\u00ed discurre el motivo primordial de las dificultades para dialogar con el hombre y la plural cultura actuales.
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\nNo parece, sin embargo, que el cristianismo deba estructurarse en torno al teocentrismo sino a la encarnaci\u00f3n. Es ella, tomada como base para comprender y exponer\u00a0\u2014paradigma\u2014,<\/em>\u00a0la que nos posibilita resituar el significado de la verdad de Dios: ya no una verdad abstracta y en competencia con las verdades del hombre, ya no reivindicando una visi\u00f3n fija e inmutable, incapaz de entrar en relaci\u00f3n con los procesos hist\u00f3ricos y creativos del ser humano; ya no… cuanto una verdad o, m\u00e1s bien, una persona de nuestra carne que nos aclara c\u00f3mo la causa de Dios es la causa del hombre.
\nLa Encarnaci\u00f3n, como experiencia central y clave de lectura de la vida de Jes\u00fas y de la doctrina cristiana, permite descubrir y articular la fe en Dios como\u00a0salto<\/em>\u00a0con base humana: queda fuera de toda duda la\u00a0correlaci\u00f3n<\/em>\u00a0y\u00a0continuidad<\/em>\u00a0entre lo humano y la revelaci\u00f3n divina; las palabras y el rostro del hombre son el lugar central para descubrir a Dios, la fe en \u00c9l tiene su m\u00e1s importante condici\u00f3n de posibilidad en una extraordinaria fe en el hombre; s\u00f3lo se puede hablar sensatamente de Dios sobre el fundamento de nuestras experiencias humanas.
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\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a03.2. Insatisfacci\u00f3n y \u00abdeseo de Dios\u00bb<\/strong>
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\nSi no hace falta mucha imaginaci\u00f3n para reconocer el oficio de \u00abpadre supletorio\u00bb que algunos adjudican a la \u00abverdad de la religi\u00f3n\u00bb situada en el horizonte del teocentrismo, menos a\u00fan para descubrir c\u00f3mo otros buscan una \u00abmadre supletoria\u00bb por zonas de remanso \u2014con\u00a0climas<\/em>\u00a0emotivamente c\u00e1lidos\u2014 que se crean en determinados momentos (oraci\u00f3n, celebraciones, grupos, etc.).
\nEn esta perspectiva, el llamado \u00abretorno de lo sagrado\u00bb o retorno de la religi\u00f3n, en muchas de sus manifestaciones, puede corresponder m\u00e1s a una \u00abrevancha de lo irracional\u00bb que a un renovado hacerse cargo del sentido de la religi\u00f3n. M\u00e1s que retorno, existen desplazamientos que tienen bastante que ver con miedos o p\u00e9rdidas, nostalgias y\u00a0compensaciones.<\/em>
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\nPor un lado, vivimos tiempos inh\u00f3spitos para la fe y la confianza; por otro, estamos inmersos en una \u00abcultura del deseo y de la seducci\u00f3n\u00bb.
\nVivimos inestablemente, en un estado afectivo precario y vulnerable. Nada extra\u00f1o que la complejidad, pluralidad y diversidad produzcan inseguridades e insatisfacciones, con el serio peligro de pretender eliminarlas por el falso atajo de los fundamentalismos y dogmatismos o, por el lado contrario pero igualmente tramposo, del relativismo.
\nAdem\u00e1s, tendemos a hacer desaparecer de la pantalla de la vida la fragilidad, el sufrimiento, el envejecimiento, la culpa y la muerte, e implantamos una (i)l\u00f3gica consumista, una filosof\u00eda o psicolog\u00eda asentadas sobre la apoteosis de las pulsiones y la manipulaci\u00f3n de los deseos, que nos obliga a vivir en una atm\u00f3sfera cargada que nos seduce, a la par que embota.
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\nNo son pocas, pues, las dificultades para estructurar y unificar los deseos, para asumir la inseguridad que acompa\u00f1a nuestra existencia.
\nF\u00e1cilmente el \u00abdeseo de Dios\u00bb es m\u00e1s una tapadera para el miedo a la insatisfacci\u00f3n que una b\u00fasqueda para reconocer su rostro y \u00abo\u00edr su voz\u00bb; un hallazgo y unas palabras que, por la\u00a0encarnaci\u00f3n,<\/em>\u00a0fluyen en el semblante y los sonidos de los seres humanos, particularmente de aqu\u00e9llos m\u00e1s desfigurados y sin voz.
\nConstatamos desgraciadamente c\u00f3mo, conforme se tornan m\u00e1s\u00a0espirituales<\/em>\u00a0y\u00a0fervorosas,<\/em>\u00a0entreg\u00e1ndose a la oraci\u00f3n y al\u00a0retiro,<\/em>\u00a0muchas personas se vuelven m\u00e1s intolerantes, cerradas, intransigentes y descomprometidas; algunas, incomprensiblemente acr\u00edticas y sumisas; otras semejan habitantes de un mundo en las nubes.
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\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a03.3. Inseguridad y sumisi\u00f3n<\/strong>
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\nLa sociedad y cultura actuales obligan al hombre a estar dispuesto siempre a modificar su propia posici\u00f3n en el mundo. Los problemas del futuro, por lo dem\u00e1s, inspiran una angustia y presi\u00f3n crecientes.
\nEl contexto es propicio para que pretendamos resolver la inseguridad a base de\u00a0dependencias<\/em>\u00a0que eviten los riesgos del tener que pensar y decidir por cuenta propia. En concreto, la \u00abconducta religiosa\u00bb \u2014si no se basa en experiencias aut\u00e9nticamente humanas\u2014 cae f\u00e1cilmente en las trampas de la sumisi\u00f3n y de la dependencia.
\nTanto en la Iglesia como en la sociedad, en primer lugar, los dinamismos de la sumisi\u00f3n est\u00e1n estrechamente ligados a la asunci\u00f3n del \u00abrol\u00bb que desempe\u00f1amos dentro de ellas. Ese\u00a0papel<\/em>\u00a0asumido comporta unas expectativas que suelen exigir la sumisi\u00f3n, ordinariamente forrada, edulcorada o escondida en las habituales razones con las que intenta justificarse: \u00abp\u00fablicamente, debo…\u00bb, \u00abla prudencia exige\u00bb, \u00abla responsabilidad del cargo reclama…\u00bb.
\nLa sumisi\u00f3n proporciona\u00a0acomodo,<\/em>\u00a0no complica demasiado la marcha de los grupos humanos; pero perpet\u00faa la inmadurez, secando la creatividad y la vida misma.
\n
\nLa compleja realidad de la Iglesia, seg\u00fan el concilio Vaticano II (cf. LG 8), se puede comparar con la encarnaci\u00f3n de Dios en Jesucristo. Este modelo mira por igual a la realidad social de la Iglesia y a su misterio teol\u00f3gico bajo la forma de \u00abrelaci\u00f3n simb\u00f3lica\u00bb. \u00abAmbas facetas \u2014ha dicho M. Kehl\u2014 a la vez que se diferencian, van \u00edntimamente unidas la una a la otra, porque la forma externa y visible de la Iglesia ha de ser el signo, el s\u00edmbolo y sacramento, el medio e instrumento de su misterio interno\u201d.
\n\u00bfQu\u00e9 decir, por lo tanto, del actual ejercicio del poder en la Iglesia o de sus estructuras y de la participaci\u00f3n de todos en ellas?
\nDebiera ser un ejercicio, el del poder en la Iglesia, lejos de la \u00abobediencia incondicional\u00bb de tiempos pasados (?): \u00bfse desenvuelve de este modo, es decir, m\u00e1s como una llamada a conciencias adultas y cr\u00edticas que simple imposici\u00f3n en nombre de la unidad y verdad de la fe?
\nLas estructuras eclesiales, por su parte, han de\u00a0transparentar<\/em>\u00a0la comuni\u00f3n, la imagen de un \u00abpueblo de iguales\u00bb en el que la autoridad sea un servicio: \u00bftodos los miembros de la Iglesia pueden sentir la fraternidad y la igualdad, m\u00e1s all\u00e1 de las diferencias de funciones y carismas?
\n
\nAm\u00e9n de problemas estructurales profundos \u2014como el centralismo o la discriminaci\u00f3n de la mujer\u2014, los interrogantes siguen girando en torno a cuestiones de sobra conocidas, por ejemplo: 1\/ La tentaci\u00f3n del poder vinculado a un particular \u00abcontrol de las conciencias\u00bb; 2\/ Una deficiente transparencia informativa; 3\/ La incapacidad para hacer llegar los avances de la investigaci\u00f3n teol\u00f3gica al pueblo (so pretexto, \u00a1eterno e infantilizador pretexto!, del temor a escandalizar o a que no sepan\u00a0digerirlos);<\/em>\u00a04\/ Los estorbos constantes a la participaci\u00f3n de todos en la toma de decisiones que competen a todos.
\nIncluso, \u201cson muchos los cat\u00f3licos de buena voluntad, ha llegado a afirmar C.G. Vall\u00e9s,\u00a0\u00a0que sienten cada vez menos atracci\u00f3n hacia la Iglesia en sus ense\u00f1anzas y en sus ceremonias, y simplemente se van alejando del contacto con la pr\u00e1ctica tradicional porque no les dice nada. Y no les dice nada porque es repetitiva, distanciada de la realidad, exageradamente autoritaria, impositiva\u201d.
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\n\u00a1\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a1\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a1
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\nCada hombre tiene que enfrentarse con la realidad. El primer significado de la espiritualidad est\u00e1 precisamente ah\u00ed, en el \u00abesp\u00edritu con que se afronta lo real\u00bb (J. Sobrino). Pues bien, la realidad mayor, ve\u00e1mosla o no, es la injusta pobreza. Necesitamos, sobre todo, dejarnos\u00a0afectar<\/em>\u00a0por esa realidad tan viva, sentir y compartir la \u00abpasi\u00f3n de Dios\u00bb, tal como nos la present\u00f3 Jes\u00fas de Nazaret, por los m\u00e1s pobres y desheredados. Al menos, de este modo, desterraremos los demonios de las falsas satisfacciones y seguridades aludidas.\u00a0n
\n <\/p>\nJos\u00e9 Luis Moral<\/h3>\n
[1]<\/a>\u00a0Este ep\u00edgrafe primero recoge, casi literalmente, aspectos que ya escrib\u00ed en otra parte (cf. J.L. MORAL,\u00a0Creado creador. Apuntes de la historia de Dios con el hombre,<\/em>\u00a0Ed. CCS, Madrid 1999).[\/vc_column_text][\/vc_column][\/vc_row]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"[vc_row][vc_column][vc_column_text]Pie autor: Jos\u00e9 Luis Moral\u00a0es profesor de Teolog\u00eda Fundamental y Teolog\u00eda Pr\u00e1ctica en el Instituto Superior de Teolog\u00eda \u00abDon Bosco\u00bb (Madrid) y director deMisi\u00f3n Joven. S\u00edntesis del art\u00edculo: El art\u00edculo, en principio, define la vida del hombre a trav\u00e9s de la doble b\u00fasqueda de amor y verdad \u2014con la correspondiente obligaci\u00f3n de apencar con […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[124,438,7,94],"tags":[],"class_list":["post-12078","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-1999-mision-joven-2","category-estudios-274","category-jose-luis-moral","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12078","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=12078"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12078\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=12078"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=12078"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=12078"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}