{"id":12078,"date":"1999-11-01T06:49:37","date_gmt":"1999-11-01T04:49:37","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=12078"},"modified":"1999-11-01T06:49:37","modified_gmt":"1999-11-01T04:49:37","slug":"miedo-a-la-encarnacion-o-no-pechar-con-la-insatisfaccion-y-la-inseguridad","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/miedo-a-la-encarnacion-o-no-pechar-con-la-insatisfaccion-y-la-inseguridad\/","title":{"rendered":"Miedo a la \u00abencarnaci\u00f3n\u00bb o no pechar con la insatisfacci\u00f3n y la inseguridad"},"content":{"rendered":"

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Pie autor:
\nJos\u00e9 Luis Moral<\/strong>\u00a0es profesor de Teolog\u00eda Fundamental y Teolog\u00eda Pr\u00e1ctica en el Instituto Superior de Teolog\u00eda \u00abDon Bosco\u00bb (Madrid) y director de<\/em>Misi\u00f3n Joven.<\/strong>
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\nS\u00edntesis del art\u00edculo:
\nEl art\u00edculo, en principio, define la vida del hombre a trav\u00e9s de la doble b\u00fasqueda de amor y verdad \u2014con la correspondiente obligaci\u00f3n de apencar con la insatisfacci\u00f3n e inseguridad que comporta\u2014 y la identidad cristiana a partir de la \u00abEncarnaci\u00f3n\u00bb. Seguidamente, se constata c\u00f3mo el miedo a la \u00abencarnaci\u00f3n\u00bb conduce a la huida por los atajos de falsas satisfacciones y seguridades.
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\nRacionalidad, sentido y destino envuelven la vida del hombre. Tratamos de organizar el mundo a trav\u00e9s del conocimiento, de la ciencia y de la t\u00e9cnica\u00a0(racionalidad).<\/em>\u00a0Pero nunca nos detenemos ah\u00ed, sino que avanzamos dando sentido a cuanto se cruza con nosotros por el camino\u00a0(sentido):<\/em>\u00a0afirmamos valores, unimos preguntas y respuestas, desatamos deseos y sentimientos, en una palabra, generamos y envolvemos todo con formas de vivir, sentir y actuar que llamamos cultura. Y ni tan siquiera nos contentamos con organizar y dar sentido, sino que osamos aspirar a mucho m\u00e1s, a formular preguntas acerca de lo desconocido, al atrevimiento de enfrentarnos con lo incomprensible, a \u00abelevarnos hasta Dios\u00bb, a jugarnos la vida con compromisos dif\u00edciles de justificar…\u00a0(destino).<\/em>
\nNo faltan trampas y emboscadas en tan ancho y largo recorrido. Tampoco los baquetazos, resbalones o las simples p\u00e9rdidas de equilibrio porque uno, sin m\u00e1s, se deja caer. Las reflexiones que siguen se detienen a considerar aquellos traspi\u00e9s producto del miedo, del no apechugar o hacerse cargo de las dificultades que comporta la vida y, m\u00e1s particularmente, la cristiana.
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  1. Insatisfacci\u00f3n e inseguridad, compa\u00f1eras del hombre<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nEs evidente que estamos construidos sobre unas\u00a0bases<\/em>\u00a0sensibles, biofisiol\u00f3gicas y psicol\u00f3gicas. No lo es menos que necesitamos abarcar todo con la raz\u00f3n. Sin embargo, no llegamos nunca a ser s\u00f3lo luz y racionalidad; la noche de lo incomprensible forma parte de nuestra vida.
    \nEl hombre es tambi\u00e9n enigma: \u00abNo s\u00e9 lo que soy, ni soy lo que s\u00e9\u00bb\u00a0(A. Silesius).<\/em>\u00a0Pero este enigma que somos no puede ser considerado como un residuo de miseria que convendr\u00eda abolir del todo; no es una desgracia sino, m\u00e1s bien, la sombra que acompa\u00f1a al sol, la noche del d\u00eda. Hay una parte de \u00abnocturnidad\u00bb, en nosotros y en la realidad entera, con la que hemos de aprender a convivir. No puede ser destruida por la racionalidad, incapaz de responder a algunas de las preguntas m\u00e1s profundas del ser humano; ni por la misma fe, puesto que la salvaci\u00f3n no garantiza autom\u00e1ticamente la liberaci\u00f3n que nos corresponde realizar; ni por la afectividad, la acci\u00f3n o la t\u00e9cnica \u2014lo sabemos muy bien cuando se nos deshacen entre las manos los mitos del amor libre y total, de las ideolog\u00edas o del consumo\u2014[1]<\/a>.
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    \n1.1.<\/strong>\u00a0El ser humano como buscador de amor y de verdad<\/strong>
    \n 
    \nA diferencia del animal, el hombre tiene siempre que luchar con la necesidad de definirse a s\u00ed mismo, de crear una identidad. En esta perspectiva, si quisi\u00e9ramos resumir en pocas palabras lo que es el ser humano, podr\u00edamos identificarlo como un\u00a0buscador de amor y verdad.<\/em>
    \nAmor y verdad resumen y contienen, en mayor o menor medida, todas las aspiraciones fundamentales de la vida humana; adem\u00e1s de servirnos perfectamente para enlazar esa\u00a0definici\u00f3n<\/em>\u00a0con los procesos psicol\u00f3gicos y sociol\u00f3gicos b\u00e1sicos a trav\u00e9s de los cuales el ser humano va tomando conciencia de \u00abser persona\u00bb e integr\u00e1ndose en la sociedad donde vive.
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    \nPues bien, como\u00a0buscador de amor,<\/em>\u00a0el hombre organiza e integra su\u00a0afectividad<\/em>\u00a0\u2014en el conjunto de ser y hacer\u2014 amando y tratando de ser amado hasta conseguir un equilibrio que le permita\u00a0vivir con satisfacci\u00f3n,<\/em>\u00a0sin andar dando tumbos de aqu\u00ed para all\u00e1 por no saber \u00ablo que quiere\u00bb o \u00aba qui\u00e9n quiere\u00bb.
    \nAl mismo tiempo y como\u00a0buscador de verdad,\u00a0<\/em>trata de organizar e integrar su\u00a0comportamiento:<\/em>\u00a0necesita \u00absaber a qu\u00e9 atenerse\u00bb y por eso busca el sentido para\u00a0vivir con seguridad,<\/em>\u00a0sin saltar de rama en rama por desconocer \u00ablo que existe\u00bb o no saber \u00abqu\u00e9 hacer\u00bb.
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    \nTanto la psicolog\u00eda evolutiva en sus an\u00e1lisis acerca del primer per\u00edodo de la vida humana, como la sociolog\u00eda en los suyos relativos a la inserci\u00f3n social primaria, nos muestran el dinamismo y las complicaciones que acompa\u00f1an la b\u00fasqueda del amor y la verdad o la organizaci\u00f3n de la afectividad y del comportamiento.
    \nDicho brevemente y simplificando el an\u00e1lisis, las cosas suceden m\u00e1s o menos as\u00ed: desde el momento en que un hombre y una mujer deciden o asumen el hecho de engendrar un nuevo ser empiezan a desencadenarse una serie de procesos que marcar\u00e1n profundamente esa nueva vida. En los meses de gestaci\u00f3n y en los primeros momentos de su existencia, el ni\u00f1o o la ni\u00f1a ir\u00e1n experimentando, por un lado, el sentimiento de ser acogidos y, por otro, la sensaci\u00f3n de seguridad al ir descubriendo qu\u00e9 es cada cosa y a qu\u00e9 atenerse frente a ella.
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    \nNos referimos, claro est\u00e1, a una situaci\u00f3n familiar sin anormalidades y carencias fundamentales. Pues s\u00f3lo cuando el padre y la madre quieren y les es posible acoger al hijo o la hija que vienen, sentir\u00e1n estos \u00faltimos que son amados y capaces amar \u2014y amarse\u2014, al mismo tiempo que experimentan la seguridad necesaria para ir viviendo. De este modo, se origina en el ni\u00f1o o la ni\u00f1a el fen\u00f3meno de la llamada \u00abconfianza b\u00e1sica\u00bb en la vida\u00a0(H. Erikson),<\/em>\u00a0sin la que es dif\u00edcil crecer arm\u00f3nicamente.
    \nEs as\u00ed como, en torno a la mitad del primer a\u00f1o de la vida, a todos nos parecen resueltas las cuestiones del amor y de la verdad. El padre y la madre nos proporcionan la satisfacci\u00f3n del amor perfecto \u2014saber a qui\u00e9n amar y qui\u00e9n me ama totalmente\u2014 e igualmente nos proporcionan la garant\u00eda de la seguridad \u2014saber qu\u00e9 atenernos y la verdad sobre cada cosa\u2014.
    \nA partir de aqu\u00ed, sin embargo, se incrementan las complicaciones que, poco a poco, dan al traste con una\u00a0armon\u00eda impropia<\/em>\u00a0de seres humanos llamados a alcanzar m\u00e1s y m\u00e1s autonom\u00eda y libertad para sus vidas.
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    \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a01.2. Amor y verdad entre insatisfacci\u00f3n e inseguridad<\/strong>
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    \nConforme crecemos, en efecto, el amor y la verdad que cre\u00edamos \u00abposeer\u00bb se van disolviendo lenta pero inexorablemente. Pronto empezamos a darnos cuenta, por ejemplo, de que somos algo distinto de mam\u00e1; despu\u00e9s resulta que ante numerosas cuestiones de la vida existe m\u00e1s de una soluci\u00f3n y frecuentemente aqu\u00e9lla que yo elijo no coincide con la de mis padres.
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    \nExpresado con cierta tosquedad, crecer comporta un viaje paralelo al descrito hasta ahora, en el que descubrimos el significado de dos sensaciones \u2014aterradoras, a primera vista\u2014: 1\/ Nada ni nadie podr\u00e1 satisfacer completamente mis deseos de amar y de ser amado; 2\/ Nada ni nadie podr\u00e1 asegurarme la verdad como para que no me equivoque en mis elecciones.
    \nNo por nada nos referimos al ser humano como \u00abbuscador\u00bb de amor y de verdad. Nos define la \u00abactitud de buscar\u00bb, m\u00e1s que el \u00abacto de encontrar\u00bb. Aunque inexacto, por no ser exclusivo ni excluyente, es verdad el fondo de las inquietantes sensaciones que nos rondan apenas despertamos a la vida. El \u00abamor de fusi\u00f3n\u00bb, en lo referido al mundo afectivo, es imposible o, con otras palabras, perseguir desesperadamente la fusi\u00f3n termina por matar el amor, porque nada ni nadie podr\u00e1 satisfacer plenamente nuestras exigencias de amar y ser amados. Algo semejante ocurre en los terrenos del comportamiento y la consiguiente b\u00fasqueda de la verdad: las preguntas existenciales nunca se agotan con la afirmaci\u00f3n de esta o aquella verdad, porque nada ni nadie alcanza a encontrar algo o alguien en donde encontrar una seguridad definitiva.
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    \nEl sobresalto empieza a ser may\u00fasculo en la adolescencia: tras arrancar la marcha de la vida con la satisfacci\u00f3n encontrada en el amor de los padres y con la seguridad que ellos mismos nos transmit\u00edan; ya en los primeros recodos del camino personal, nos vemos acompa\u00f1ados por la insatisfacci\u00f3n y la inseguridad.
    \nY no hay vuelta de hoja: habr\u00e1 que aprender a vivir con estas dos compa\u00f1eras. Por eso mismo, vivir, aceptar el reto de crecer con todas sus consecuencias, exige resistir en el cara a cara con la insatisfacci\u00f3n y la inseguridad que experimentamos dentro de nosotros. De nada servir\u00e1 huir y hacernos a la idea de que por aqu\u00ed y con tal o cual persona \u2014\u00a1Dios mismo incluido!\u2014, ideolog\u00eda, instituci\u00f3n, norma o ley nos creamos seguros y satisfechos.
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    \nTodos los seres humanos, si pretendemos ser tales, hemos de tomar la vida en nuestras manos y decidir aut\u00f3noma y responsablemente por d\u00f3nde queremos conducirla. Cualesquiera caminos que dise\u00f1emos al margen de la libre y consciente decisi\u00f3n personal terminan cobr\u00e1ndose peajes insoportables que, antes o despu\u00e9s, nos exigir\u00e1n vender la autonom\u00eda y la libertad para poder seguir transitando por ellos. Mientras no nos metamos a ser maquinistas de nuestro propio tren, nunca saldremos de las v\u00edas muertas.
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    \n1.3.<\/strong>\u00a0Asumir el riesgo de vivir y crecer<\/strong>
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    \nLa base de los an\u00e1lisis precedentes ha sido requeteestudiada por la psicolog\u00eda. Por su parte, la sociolog\u00eda subraya, sobre todo, la pertinencia de los p\u00e1rrafos conclusivos anteriores: precisamente por no resultar f\u00e1cil este cara a cara con la insatisfacci\u00f3n \u2014ante la imposibilidad de \u00abposeer el amor\u00bb seg\u00fan nuestros deseos\u2014 y la inseguridad \u2014ante la imposibilidad de \u00abdisponer de la verdad\u00bb a nuestro gusto\u2014, surge permanentemente la tentaci\u00f3n de retroceder en lugar de avanzar. Los soci\u00f3logos hablan hoy, en este sentido, de que la nuestra es una sociedad de \u00abeternos adolescentes\u00bb, es decir, de personas que se niegan a crecer, a aceptar el desaf\u00edo de tomar decisiones y apencar con sus consecuencias y, por el contrario, quedan paralizadas por sentimientos de desconfianza frente al amor y la verdad posibles.
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    \nGr\u00e1fica y humor\u00edsticamente, podr\u00eda decirse que cada vez son m\u00e1s las personas que, antes que crecer, quieren retrotraerse a las primeras experiencias de la vida, afan\u00e1ndose por\u00a0buscar padres y madres supletorios<\/em>\u00a0para asegurarse el amor y la verdad que no se atreven a encarar directamente.
    \n\u00bfY qu\u00e9 otra cosa que padres o madres supletorios son para algunos las relaciones personales o colectivas, la pertenencia a grupos o movimientos con las m\u00e1s pintorescas ideolog\u00edas y creencias? \u00bfNo asoma la \u00abmadre supletoria\u00bb en tantas relaciones de fusi\u00f3n o dependencia, con poco o mucho de sado-masoquismo, en las que terminamos sometiendo o someti\u00e9ndonos unos a otros? \u00bfNo se entroniza el \u00abpadre supletorio\u00bb con los fundamentalismos o dogmatismos, los racismos de cualquier cala\u00f1a o cuando desembocamos en el relativismo del \u00abtodo depende…\u00bb?
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    \nAm\u00e9n de paternalismos o maternalismos m\u00e1s rancios y groseros, \u00bfqu\u00e9 hacemos sino huir de la responsabilidad de crecer cuando nos abandonamos en los brazos del alcohol o de la droga, por poco maternales que ellos sean?; \u00bfqu\u00e9 perseguimos cuando \u00ababrazamos tal estado\u00bb o damos \u00ababrazos con tal motivo\u00bb, sino descubrir o suplantar un rostro materno supletorio? Y al poner la garant\u00eda de seguridad en las instituciones o en las personas (l\u00e9ase, especialmente, la seguridad vinculada a un particular modo de entender la jerarqu\u00eda o la obediencia en la Iglesia y congregaciones religiosas), \u00bfno\u00a0alquilamos<\/em>la autonom\u00eda y libertad a cambio de un \u00abpadre supletorio\u00bb que nos exima de responsabilidades?; \u00bfno resbalan por pendientes abocadas a cualquiera de estos dos \u00abmecanismos de defensa\u00bb, relacionados con la figura materna o paterna, muchos de los signos del llamado \u00abdespertar religioso\u00bb de nuestros d\u00edas?
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    \nNo terminar\u00edan ah\u00ed los interrogantes. Que existan tantas y tantas preguntas, no es para menos, porque \u2014perm\u00edtasenos la expresi\u00f3n\u2014 ni Dios puede resolver por nosotros las necesidades b\u00e1sicas de satisfacci\u00f3n y seguridad. Ser\u00eda un dios falso, es decir, \u00abnos falsear\u00eda\u00bb si as\u00ed lo hiciera, por tratarse de dinamismos propios y peculiares de los hombres.
    \nEn fin, la alternativa del ser humano como buscador del amor y de la verdad es clara: o apenca con la responsabilidad de tomar en sus manos el riesgo de la vida, para construirse como persona aut\u00f3noma y libre \u2014dej\u00e1ndose inquietar permanentemente por la insatisfacci\u00f3n y la inseguridad\u2014 o, por el contrario, se acostumbra a vivir huyendo o retrocediendo frente a cualquier obst\u00e1culo, abandon\u00e1ndose en manos de los mejores (im)postores de amor o de verdad.
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      \n
    1. La Encarnaci\u00f3n, contrase\u00f1a de Dios<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

       
      \nLas palabras de la teolog\u00eda cristiana, en primera instancia, no difieren de las del resto de las ciencias que estudian al hombre. Por eso el creyente no tiene que olvidar sus deberes de racionalidad y credibilidad, la obligaci\u00f3n de estudiar y argumentar y no simplemente construir castillos en el aire.
      \nA\u00fan hay m\u00e1s. Son precisamente los entresijos humanos el emplazamiento fundamental de \u00ablo divino\u00bb.
      \nLa \u00abEncarnaci\u00f3n\u00bb, sin duda, es la contrase\u00f1a, el\u00a0misterio<\/em>\u00a0central del cristianismo. Dios no s\u00f3lo se hace hombre, ni tan siquiera s\u00f3lo manifiesta con ello la asunci\u00f3n de lo humano, sino que tambi\u00e9n en lo humano y desde lo humano, a partir del descenso divino (cf. Flp 2,6-11), es posible alcanzar a Dios.
      \nQuiz\u00e1 lo m\u00e1s significativo y parad\u00f3jico de la Encarnaci\u00f3n sea precisamente esto: alcanzar a Dios no supone una salida de lo humano, sino todo lo contrario, la plenitud y realizaci\u00f3n m\u00e1s profunda del propio hombre.\u00a0Es decir, el encuentro con Dios, posible porque \u00c9l se ha encontrado definitivamente con nosotros en una persona de nuestra misma carne, no es otra cosa que la humanizaci\u00f3n del hombre.
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      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a02.1. El misterio central del cristianismo<\/strong>
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      \nDios se revela definitivamente al hombre de forma humana en la Encarnaci\u00f3n de Jesucristo, haciendo comprensible y experimentable su misterio inefable. Este acontecimiento, por tanto, destruye cualquier pretensi\u00f3n ideol\u00f3gica de sometimiento del hombre a dictados incomprensibles en nombre de un \u00abSer omnipotente e imprevisible\u00bb. En palabras casi triviales, si alguien arriesga en el encuentro \u00e9se es el Dios de Jes\u00fas de Nazaret, que no cuenta con m\u00e1s signo de omnipotencia e imprevisibilidad que su donaci\u00f3n gratuita e incondicional.
      \nDios cree tan ilimitadamente en el hombre como para asumir toda su historia y asumirla hasta las \u00faltimas consecuencias. Cree de tal manera que hasta se la\u00a0juega<\/em>\u00a0someti\u00e9ndose a nuestra libertad, corriendo el peligro de que nos neguemos a aceptar su ofrecimiento de amor.
      \nDios se entrega, se ofrece; pero no se impone. Resulta fundamental destacar la estructura de esta\u00a0oferta:<\/em>\u00a0reconocer a Dios, conocer su mensaje, no tiene nada que ver con un proceso ciego o sobrenaturalista sino con la propia experiencia humana de la realidad y de la historia, donde se ha de contrastar y\u00a0verificar<\/em>\u00a0tanto su imagen como su palabra.
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      \nLas\u00a0noticias de Dios<\/em>\u00a0que hasta la Encarnaci\u00f3n serv\u00edan al hombre para definir la identidad y sentido de la religi\u00f3n sufren un vuelco total. Jes\u00fas tira por tierra la religi\u00f3n y religiosidad dependientes de una divinidad lejana \u2014habitante de \u00ablo sagrado\u00bb\u2014 cuyo poder se basa m\u00e1s en el miedo que produce \u2014tremendum<\/em>\u2014 que en la atracci\u00f3n igualmente ejercida por \u00ablo santo\u00bb \u2014fascinans<\/em>\u2014. Tras la Encarnaci\u00f3n de la segunda persona de la Trinidad, no s\u00f3lo advertimos la equivalencia que ya estableci\u00f3 la religi\u00f3n b\u00edblica entre conocer a Dios y practicar la justicia \u2014\u201cQuien quiera conocer y comprender al Se\u00f1or, [sepa] que es el que en la tierra establece la lealtad, el derecho y la justicia y se complace en ellas\u201d (Jer 9,23)\u2014 sino que es Dios mismo quien se hace hombre d\u00e9bil y vulnerable: \u00ablo fascinans\u00bb supera y borra \u00ablo tremendum\u00bb para emplazar delante de nosotros la imagen del\u00a0Abb\u00e1<\/em>\u00a0cercano, puro amor y perd\u00f3n gratuitos e incondicionales, \u00abamor loco\u00bb que nos\u00a0descoloca,<\/em>\u00a0que nos parece literalmente \u00abincre\u00edble\u00bb.
      \n 
      \nTambi\u00e9n el sentido y contenido de la fe experimentan un volteo radical. La Encarnaci\u00f3n nos descubre un \u00abDios-con-nosotros\u00bb, no transcendencia lejana sino Padre-Madre de la humanidad. Jes\u00fas de Nazaret traslada la fe a los terrenos de una experiencia\u00a0agraciante:<\/em>\u00a0Dios ha puesto su amor y su esperanza en nosotros.
      \nEl Evangelio viene a ser la tarjeta de invitaci\u00f3n al futuro de Dios. Una invitaci\u00f3n universal, cuya acogida garantiza tanto el propio descubrimiento como el de Dios: por la Encarnaci\u00f3n hallamos verdaderamente a Dios, al tiempo que tambi\u00e9n en Jes\u00fas nos encontramos a nosotros mismos.
      \nDios viene a nosotros y, de este modo, sabemos en verdad \u2014contra cualquier dictadura de las apariencias\u2014 qui\u00e9nes somos: una \u00abrealidad divina\u00bb en cuanto \u00abimagen de Dios\u00bb o, mejor, hijos en el Hijo (cf. Gal 4,4-7; Ef 1,3-14).
      \nA Dios nadie le ha visto jam\u00e1s, nos dice san Juan (cf. Jn 1,8; 1Jn 4,12). Ha sido precisamente el Hijo quien nos lo ha revelado. Ah\u00ed est\u00e1 la \u00abprueba encarnada\u00bb, visible. Por eso, sabemos que conocemos mejor c\u00f3mo es Dios a partir de la revelaci\u00f3n de Jesucristo, que a base de deducciones y especulaciones sobre nuestras ideas previas acerca de Dios.
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      \n 
      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a02.2. Las \u00abcosas de Dios\u00bb vistas desde la Encarnaci\u00f3n<\/strong>
      \n 
      \nGracias a la Encarnaci\u00f3n, hablar de Dios y sus cosas es, simult\u00e1neamente, una forma especial de hablar del hombre y su mundo. Se supera as\u00ed el conflicto entre inmanencia y transcendencia, sagrado e intereses de Dios o profano e intereses del hombre, etc., para establecer el car\u00e1cter humano del hombre como signo prevalente donde Dios se manifiesta y act\u00faa su proyecto de salvaci\u00f3n. En Jes\u00fas se ha revelado Dios y se ha revelado el ser humano, esto es, en \u00e9l se nos manifiesta qui\u00e9n es verdaderamente el hombre y qui\u00e9n Dios.
      \nAunque siempre nos sorprenda y nos desborde, Dios es un Dios de y para los hombres. Se ha hecho humilde, se ha\u00a0limitado<\/em>\u00a0al encarnarse, para que todos puedan encontrar en \u00c9l su aut\u00e9ntica patria.
      \nDios se ha revelado al hombre de forma humana, su misterio inefable se ha tornado comprensible y experimentable. En Jes\u00fas de Nazaret, Dios ha asumido un rostro humano, por lo que no s\u00f3lo no puede haber conflictividad entre la fidelidad a Dios y la fidelidad al hombre, sino que en Jesucristo la fidelidad al hombre es siempre fidelidad a Dios. M\u00e1s a\u00fan, ahora la fidelidad a Dios pasa por la fidelidad al hombre.
      \n 
      \nPablo llama a Jes\u00fas el \u00abhombre perfecto\u00bb, el \u00ab\u00faltimo Ad\u00e1n\u00bb y modelo final de hombre (cf. 1Cor 15,45-49). \u00c9l es quien acepta el designio del Padre y hace su voluntad, llevando hasta las \u00faltimas consecuencias las posibilidades de lo humano. Toda la creaci\u00f3n ha sido asumida en la humanidad de Jes\u00fas y, m\u00e1s particularmente, toda la humanidad est\u00e1 unida a su humanidad.
      \nPor ser humanidad de Dios, por lo tanto, la humanidad se convierte en\u00a0absoluto:<\/em>\u00a0afirmar al hombre es afirmar a Dios, y afirmar a Dios es afirmar al hombre. Cristo ha devuelto \u00aba la descendencia de Ad\u00e1n la semejanza divina deformada por el pecado\u00bb (GS 22) y ha realizado el ideal concreto de lo humano.
      \nEn fin, \u201cestamos en paz con Dios por obra de Jesucristo, por quien hemos obtenido tambi\u00e9n, mediante la fe, el acceso a esta\u00a0gracia<\/em>\u00a0en la cual nos hallamos… M\u00e1s a\u00fan; nos gloriamos… porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Esp\u00edritu Santo que nos ha sido dado. Ahora que Dios nos ha justificado por la sangre de Cristo, con mayor raz\u00f3n nos salvar\u00e1 por \u00e9l…\u201d (Rm 5,1-10).
      \n 
      \n 
      \n <\/p>\n

        \n
      1. Pervertir la \u00abencarnaci\u00f3n\u00bb<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

        \u00a0\u00a0\u00a0\u00a0por no asumir insatisfacciones e inseguridades<\/strong>
        \n 
        \nLa Encarnaci\u00f3n, adem\u00e1s de \u00abacontecimiento\u00bb del que brota el contenido fundamental de nuestra fe, nos se\u00f1ala igualmente el \u00abm\u00e9todo\u00bb\u00a0(camino):<\/em>\u00a0para \u00abvivir de fe\u00bb y anunciar el Evangelio no hay otro camino que\u00a0encarnarse.<\/em>\u00a0De tal acontecimiento, de la nueva, definitiva e inesperada relaci\u00f3n entre Dios y el hombre nace el m\u00e9todo: el anuncio del\u00a0don<\/em>\u00a0de Dios debe partir de los problemas humanos y anclar en ellos esa Buena Noticia salvadora.
        \nToda la vida del creyente debe orientarse por el \u00abprincipio encarnaci\u00f3n\u00bb, esto es, por salir al encuentro de los hombres concretos de cada tiempo o, mejor dicho, por \u00abhacerse cargo\u00bb y \u00abhacerse pr\u00f3jimo\u00bb de todos los\u00a0tirados<\/em>\u00a0por el camino (cf. Lc 10,25-37).
        \nLa Encarnaci\u00f3n de la Palabra determina la naturaleza de la Iglesia (cf. LG 8) que, por tanto, se expresa en su ser y acci\u00f3n a trav\u00e9s de un proceso encarnacional (cf. AG 10-11).
        \n 
        \nPero la senda es harto trabajosa y los escapes siempre tentadores. A veces, para huir de insatisfacciones e inseguridades, desencarnamos la fe y la religi\u00f3n. Si a trav\u00e9s de la encarnaci\u00f3n Cristo asumi\u00f3 toda la creaci\u00f3n a fin de redimirla y unirla; olvidamos que nada puede salvarse a menos que sea asumido y todo cuanto ha sido creado debe salvarse (cf. 2Cor 5,17-22, Ef 2,11-22; Col 1,15-20).
        \nEl modelo y el m\u00e9todo de la Encarnaci\u00f3n nos muestran el modelo y el m\u00e9todo de toda praxis cristiana, el horizonte al que dirigir las tareas pastorales para superar en ellas todo dualismo. Sin embargo, la comunidad eclesial, en algunas de sus actitudes y acciones, no se gu\u00eda por el\u00a0principio<\/em>\u00a0encarnaci\u00f3n,<\/em>olvidando que el camino de Dios para llegar al hombre se\u00f1ala el camino de los hombres para llegar a Dios. Sirvan como muestra las siguientes.
        \n 
        \n 
        \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a03.1. Separaci\u00f3n de las cosas de Dios y del hombre<\/strong>
        \n 
        \n\u00a1Dios haciendo carne su Palabra y… qu\u00e9 empecinamiento el nuestro para trocar esa carne en palabras, palabras y m\u00e1s palabras! Mensajes, homil\u00edas y documentos llenos de palabras que poco o nada dicen al hombre de la calle;\u00a0desencarnada<\/em>\u00a0parece tambi\u00e9n esa espiritualidad, fomentada o tolerada, de movimientos que trasladan la religi\u00f3n a una trascendencia sin mediaci\u00f3n hist\u00f3rica… \u00a1Qu\u00e9 f\u00e1cilmente nos anestesiamos los cristianos con las grandes palabras, con una superabundancia doctrinal, casi indigesta!
        \nY lo m\u00e1s grave, seguimos entrampando la \u00abencarnaci\u00f3n\u00bb en los peligrosos \u00abdualismos religiosos\u00bb de la inmanencia-trascendencia, lo sagrado-profano, los intereses de Dios e intereses del hombre. De sobra sabemos que si Dios no ha querido tener m\u00e1s rostro y palabra que un rostro y palabra humanos, como dir\u00eda Rahner, la \u00abgram\u00e1tica de Dios\u00bb es el hombre: para entender, conocer y amar a Dios hay que entender, conocer y amar al hombre.
        \n 
        \nCon todo, casi de manera inevitable y aunque parezca ya muy superado el tema, tendemos a considerar la religi\u00f3n como algo \u00abalgo celestial\u00bb\u00a0(ca\u00eddo del cielo)<\/em>\u00a0o venido de fuera, cuando se trata de una construcci\u00f3n humana. Como tal, los contenidos, s\u00edmbolos, normas y celebraciones religiosas deber\u00e1n mantenerse s\u00f3lo en tanto en cuanto ayuden a vivir la fe y dar sentido a la vida.
        \nFrecuentemente, sin embargo, la religi\u00f3n impulsa a vivir con una clara\u00a0separaci\u00f3n<\/em>\u00a0los temas referidos a Dios y al hombre (cf. GS 43). Pululan as\u00ed\u00a0espiritualismos<\/em>\u00a0con variedades diversas, aunque afines a la hora de distinguir entre hombre interior (sagrado) y exterior (profano) e identificar este mundo con el pecado y el mal. La separaci\u00f3n, en fin, conduce a todo tipo de dicotom\u00edas y contraposiciones interesadas, a propuestas\u00a0ad hoc<\/em>\u00a0de \u00abhuida del mundo\u00bb, a desentenderse de los problemas sociales y considerar la relaci\u00f3n con Dios una cuesti\u00f3n individual (cf. GS 19, 25, 29, etc.).
        \n 
        \nM\u00e1s grave a\u00fan que la propia separaci\u00f3n resulta la tendencia a \u00abimponer a Dios\u00bb. A partir del Renacimiento, pasando por la Ilustraci\u00f3n y llegando hasta nuestros d\u00edas, ha venido produci\u00e9ndose un profundo cambio cultural. El humanismo inici\u00f3 el tr\u00e1nsito del cosmocentrismo y teocentrismo al antropocentrismo; principiaba as\u00ed una transformaci\u00f3n que encaminar\u00eda al hombre a\u00a0comprenderse<\/em>\u00a0e interpretar cuanto le rodea desde s\u00ed mismo; incluso la religi\u00f3n, e incluso a Dios.
        \nEl cristianismo vivi\u00f3 tal desarrollo m\u00e1s o menos atrincherado en una s\u00edntesis doctrinal que se mantiene hasta nuestros d\u00edas, vertebrada a trav\u00e9s del armaz\u00f3n escol\u00e1stico con el que finalmente se organiz\u00f3. Dicha s\u00edntesis se asienta sobre un beligerante paradigma o modelo explicativo, el teoc\u00e9ntrico. En su formulaci\u00f3n m\u00e1s excluyente, el teocentrismo negar\u00eda toda verdad y coherencia a quien pretendiera enunciar con sentido una definici\u00f3n del mundo y del hombre sin someterse expresamente a dicho centralismo.
        \nHuelga apuntar que por ah\u00ed discurre el motivo primordial de las dificultades para dialogar con el hombre y la plural cultura actuales.
        \n 
        \nNo parece, sin embargo, que el cristianismo deba estructurarse en torno al teocentrismo sino a la encarnaci\u00f3n. Es ella, tomada como base para comprender y exponer\u00a0\u2014paradigma\u2014,<\/em>\u00a0la que nos posibilita resituar el significado de la verdad de Dios: ya no una verdad abstracta y en competencia con las verdades del hombre, ya no reivindicando una visi\u00f3n fija e inmutable, incapaz de entrar en relaci\u00f3n con los procesos hist\u00f3ricos y creativos del ser humano; ya no… cuanto una verdad o, m\u00e1s bien, una persona de nuestra carne que nos aclara c\u00f3mo la causa de Dios es la causa del hombre.
        \nLa Encarnaci\u00f3n, como experiencia central y clave de lectura de la vida de Jes\u00fas y de la doctrina cristiana, permite descubrir y articular la fe en Dios como\u00a0salto<\/em>\u00a0con base humana: queda fuera de toda duda la\u00a0correlaci\u00f3n<\/em>\u00a0y\u00a0continuidad<\/em>\u00a0entre lo humano y la revelaci\u00f3n divina; las palabras y el rostro del hombre son el lugar central para descubrir a Dios, la fe en \u00c9l tiene su m\u00e1s importante condici\u00f3n de posibilidad en una extraordinaria fe en el hombre; s\u00f3lo se puede hablar sensatamente de Dios sobre el fundamento de nuestras experiencias humanas.
        \n 
        \n 
        \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a03.2. Insatisfacci\u00f3n y \u00abdeseo de Dios\u00bb<\/strong>
        \n 
        \nSi no hace falta mucha imaginaci\u00f3n para reconocer el oficio de \u00abpadre supletorio\u00bb que algunos adjudican a la \u00abverdad de la religi\u00f3n\u00bb situada en el horizonte del teocentrismo, menos a\u00fan para descubrir c\u00f3mo otros buscan una \u00abmadre supletoria\u00bb por zonas de remanso \u2014con\u00a0climas<\/em>\u00a0emotivamente c\u00e1lidos\u2014 que se crean en determinados momentos (oraci\u00f3n, celebraciones, grupos, etc.).
        \nEn esta perspectiva, el llamado \u00abretorno de lo sagrado\u00bb o retorno de la religi\u00f3n, en muchas de sus manifestaciones, puede corresponder m\u00e1s a una \u00abrevancha de lo irracional\u00bb que a un renovado hacerse cargo del sentido de la religi\u00f3n. M\u00e1s que retorno, existen desplazamientos que tienen bastante que ver con miedos o p\u00e9rdidas, nostalgias y\u00a0compensaciones.<\/em>
        \n 
        \nPor un lado, vivimos tiempos inh\u00f3spitos para la fe y la confianza; por otro, estamos inmersos en una \u00abcultura del deseo y de la seducci\u00f3n\u00bb.
        \nVivimos inestablemente, en un estado afectivo precario y vulnerable. Nada extra\u00f1o que la complejidad, pluralidad y diversidad produzcan inseguridades e insatisfacciones, con el serio peligro de pretender eliminarlas por el falso atajo de los fundamentalismos y dogmatismos o, por el lado contrario pero igualmente tramposo, del relativismo.
        \nAdem\u00e1s, tendemos a hacer desaparecer de la pantalla de la vida la fragilidad, el sufrimiento, el envejecimiento, la culpa y la muerte, e implantamos una (i)l\u00f3gica consumista, una filosof\u00eda o psicolog\u00eda asentadas sobre la apoteosis de las pulsiones y la manipulaci\u00f3n de los deseos, que nos obliga a vivir en una atm\u00f3sfera cargada que nos seduce, a la par que embota.
        \n 
        \nNo son pocas, pues, las dificultades para estructurar y unificar los deseos, para asumir la inseguridad que acompa\u00f1a nuestra existencia.
        \nF\u00e1cilmente el \u00abdeseo de Dios\u00bb es m\u00e1s una tapadera para el miedo a la insatisfacci\u00f3n que una b\u00fasqueda para reconocer su rostro y \u00abo\u00edr su voz\u00bb; un hallazgo y unas palabras que, por la\u00a0encarnaci\u00f3n,<\/em>\u00a0fluyen en el semblante y los sonidos de los seres humanos, particularmente de aqu\u00e9llos m\u00e1s desfigurados y sin voz.
        \nConstatamos desgraciadamente c\u00f3mo, conforme se tornan m\u00e1s\u00a0espirituales<\/em>\u00a0y\u00a0fervorosas,<\/em>\u00a0entreg\u00e1ndose a la oraci\u00f3n y al\u00a0retiro,<\/em>\u00a0muchas personas se vuelven m\u00e1s intolerantes, cerradas, intransigentes y descomprometidas; algunas, incomprensiblemente acr\u00edticas y sumisas; otras semejan habitantes de un mundo en las nubes.
        \n 
        \n 
        \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a03.3. Inseguridad y sumisi\u00f3n<\/strong>
        \n 
        \nLa sociedad y cultura actuales obligan al hombre a estar dispuesto siempre a modificar su propia posici\u00f3n en el mundo. Los problemas del futuro, por lo dem\u00e1s, inspiran una angustia y presi\u00f3n crecientes.
        \nEl contexto es propicio para que pretendamos resolver la inseguridad a base de\u00a0dependencias<\/em>\u00a0que eviten los riesgos del tener que pensar y decidir por cuenta propia. En concreto, la \u00abconducta religiosa\u00bb \u2014si no se basa en experiencias aut\u00e9nticamente humanas\u2014 cae f\u00e1cilmente en las trampas de la sumisi\u00f3n y de la dependencia.
        \nTanto en la Iglesia como en la sociedad, en primer lugar, los dinamismos de la sumisi\u00f3n est\u00e1n estrechamente ligados a la asunci\u00f3n del \u00abrol\u00bb que desempe\u00f1amos dentro de ellas. Ese\u00a0papel<\/em>\u00a0asumido comporta unas expectativas que suelen exigir la sumisi\u00f3n, ordinariamente forrada, edulcorada o escondida en las habituales razones con las que intenta justificarse: \u00abp\u00fablicamente, debo…\u00bb, \u00abla prudencia exige\u00bb, \u00abla responsabilidad del cargo reclama…\u00bb.
        \nLa sumisi\u00f3n proporciona\u00a0acomodo,<\/em>\u00a0no complica demasiado la marcha de los grupos humanos; pero perpet\u00faa la inmadurez, secando la creatividad y la vida misma.
        \n 
        \nLa compleja realidad de la Iglesia, seg\u00fan el concilio Vaticano II (cf. LG 8), se puede comparar con la encarnaci\u00f3n de Dios en Jesucristo. Este modelo mira por igual a la realidad social de la Iglesia y a su misterio teol\u00f3gico bajo la forma de \u00abrelaci\u00f3n simb\u00f3lica\u00bb. \u00abAmbas facetas \u2014ha dicho M. Kehl\u2014 a la vez que se diferencian, van \u00edntimamente unidas la una a la otra, porque la forma externa y visible de la Iglesia ha de ser el signo, el s\u00edmbolo y sacramento, el medio e instrumento de su misterio interno\u201d.
        \n\u00bfQu\u00e9 decir, por lo tanto, del actual ejercicio del poder en la Iglesia o de sus estructuras y de la participaci\u00f3n de todos en ellas?
        \nDebiera ser un ejercicio, el del poder en la Iglesia, lejos de la \u00abobediencia incondicional\u00bb de tiempos pasados (?): \u00bfse desenvuelve de este modo, es decir, m\u00e1s como una llamada a conciencias adultas y cr\u00edticas que simple imposici\u00f3n en nombre de la unidad y verdad de la fe?
        \nLas estructuras eclesiales, por su parte, han de\u00a0transparentar<\/em>\u00a0la comuni\u00f3n, la imagen de un \u00abpueblo de iguales\u00bb en el que la autoridad sea un servicio: \u00bftodos los miembros de la Iglesia pueden sentir la fraternidad y la igualdad, m\u00e1s all\u00e1 de las diferencias de funciones y carismas?
        \n 
        \nAm\u00e9n de problemas estructurales profundos \u2014como el centralismo o la discriminaci\u00f3n de la mujer\u2014, los interrogantes siguen girando en torno a cuestiones de sobra conocidas, por ejemplo: 1\/ La tentaci\u00f3n del poder vinculado a un particular \u00abcontrol de las conciencias\u00bb; 2\/ Una deficiente transparencia informativa; 3\/ La incapacidad para hacer llegar los avances de la investigaci\u00f3n teol\u00f3gica al pueblo (so pretexto, \u00a1eterno e infantilizador pretexto!, del temor a escandalizar o a que no sepan\u00a0digerirlos);<\/em>\u00a04\/ Los estorbos constantes a la participaci\u00f3n de todos en la toma de decisiones que competen a todos.
        \nIncluso, \u201cson muchos los cat\u00f3licos de buena voluntad, ha llegado a afirmar C.G. Vall\u00e9s,\u00a0\u00a0que sienten cada vez menos atracci\u00f3n hacia la Iglesia en sus ense\u00f1anzas y en sus ceremonias, y simplemente se van alejando del contacto con la pr\u00e1ctica tradicional porque no les dice nada. Y no les dice nada porque es repetitiva, distanciada de la realidad, exageradamente autoritaria, impositiva\u201d.
        \n 
        \n 
        \n\u00a1\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a1\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a1
        \n 
        \nCada hombre tiene que enfrentarse con la realidad. El primer significado de la espiritualidad est\u00e1 precisamente ah\u00ed, en el \u00abesp\u00edritu con que se afronta lo real\u00bb (J. Sobrino). Pues bien, la realidad mayor, ve\u00e1mosla o no, es la injusta pobreza. Necesitamos, sobre todo, dejarnos\u00a0afectar<\/em>\u00a0por esa realidad tan viva, sentir y compartir la \u00abpasi\u00f3n de Dios\u00bb, tal como nos la present\u00f3 Jes\u00fas de Nazaret, por los m\u00e1s pobres y desheredados. Al menos, de este modo, desterraremos los demonios de las falsas satisfacciones y seguridades aludidas.\u00a0n
        \n <\/p>\n

        Jos\u00e9 Luis Moral<\/h3>\n

        [1]<\/a>\u00a0Este ep\u00edgrafe primero recoge, casi literalmente, aspectos que ya escrib\u00ed en otra parte (cf. J.L. MORAL,\u00a0Creado creador. Apuntes de la historia de Dios con el hombre,<\/em>\u00a0Ed. CCS, Madrid 1999).[\/vc_column_text][\/vc_column][\/vc_row]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

        [vc_row][vc_column][vc_column_text]Pie autor: Jos\u00e9 Luis Moral\u00a0es profesor de Teolog\u00eda Fundamental y Teolog\u00eda Pr\u00e1ctica en el Instituto Superior de Teolog\u00eda \u00abDon Bosco\u00bb (Madrid) y director deMisi\u00f3n Joven.   S\u00edntesis del art\u00edculo: El art\u00edculo, en principio, define la vida del hombre a trav\u00e9s de la doble b\u00fasqueda de amor y verdad \u2014con la correspondiente obligaci\u00f3n de apencar con […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[124,438,7,94],"tags":[],"class_list":["post-12078","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-1999-mision-joven-2","category-estudios-274","category-jose-luis-moral","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12078","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=12078"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12078\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=12078"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=12078"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=12078"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}