{"id":12100,"date":"1999-10-01T08:48:54","date_gmt":"1999-10-01T06:48:54","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=12100"},"modified":"1999-10-01T08:48:54","modified_gmt":"1999-10-01T06:48:54","slug":"nuevas-pobrezas-jovenes-y-educacion","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/nuevas-pobrezas-jovenes-y-educacion\/","title":{"rendered":"\u00abNuevas pobrezas\u00bb, j\u00f3venes y educaci\u00f3n"},"content":{"rendered":"
[vc_row][vc_column][vc_column_text] no estaba prevista en el plan de globalizaci\u00f3n<\/em><\/p>\n \u00a0<\/strong> [vc_row][vc_column][vc_column_text] Pie de autor: Luis A. Aranguren Gonzalo\u00a0es el Coordinador del Programa de Voluntariado de C\u00e1ritas Espa\u00f1ola. S\u00edntesis del art\u00edculo: El verdadero debate en torno a la pobreza se\u00a0juega\u00a0en el terreno de la exclusi\u00f3n. En ella, los j\u00f3venes forman parte, al mismo tiempo, tanto del grupo de los marginados como de los comprometidos […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[124,424,425,94],"tags":[],"class_list":["post-12100","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-1999-mision-joven-2","category-estudios-273","category-luis-aranguren-gonzalo","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12100","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=12100"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12100\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=12100"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=12100"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=12100"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\n
\nPie de autor:
\nLuis A. Aranguren Gonzalo<\/strong>\u00a0es el Coordinador del Programa de Voluntariado de C\u00e1ritas Espa\u00f1ola.<\/em>
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\nS\u00edntesis del art\u00edculo:
\nEl verdadero debate en torno a la pobreza se\u00a0juega<\/em>\u00a0en el terreno de la exclusi\u00f3n. En ella, los j\u00f3venes forman parte, al mismo tiempo, tanto del grupo de los marginados como de los comprometidos en la transformaci\u00f3n de una sociedad injusta. El autor analiza ambas realidades \u2014los j\u00f3venes en situaci\u00f3n de exclusi\u00f3n social y los j\u00f3venes voluntarios\u2014, tratando de analizar las causas de la exclusi\u00f3n de los primeros y dibujando el rostro del voluntario que se necesita para plantar cara a la marginaci\u00f3n social.
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\n <\/p>\nAl parecer, la dignidad de la vida humana<\/em><\/h3>\n
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\nTradicionalmente, la pobreza se encontraba asociada a factores de tipo econ\u00f3mico que propiciaban la desigualdad entre las personas. As\u00ed, se vinculaba la pobreza a un cierto estado de cosas que, en el fondo, nos transportaba a una imagen social est\u00e1tica, donde los pobres est\u00e1n abajo y los ricos arriba y, como escribi\u00f3 Celso Emilio Ferreiro: \u201cSi aquel est\u00e1 arriba\/y aquel otro abajo\/es por culpa de la vida\u201d. En efecto, la vida, la casualidad, la inercia, parece que son los factores que generaban tal tipo de pobreza.
\nSin embargo, la realidad social no es una mole est\u00e1tica, al contrario, se hace y la hacemos d\u00eda a d\u00eda porque se trata de un constructo humano y una tarea. En este sentido, la realidad social de la pobreza ha ido dando paso, merced a la mayor complejidad de nuestra sociedad, a la din\u00e1mica de la exclusi\u00f3n social, concebida como esa \u201cdimensi\u00f3n macrosocial de un sistema de organizaci\u00f3n social que expulsa a grandes mayor\u00edas de ciudadanos y construye el bienestar de unos a costa del desvalimiento de otros\u201d[1]<\/a>.
\n
\nLa exclusi\u00f3n social trasciende lo meramente econ\u00f3mico para adentrarse en todos los terrenos: tanto en los propiamente estructurales como en los relacionales y ambientales, como en os estrictamente personales. Ya no cabe hablar s\u00f3lo de exclusi\u00f3n social de ra\u00edz econ\u00f3mica; la ruptura de tramas vecinales y de proximidad, el acentuado individualismo en todas las capas de la sociedad, la experiencia de fracaso personal y la incapacidad para salir adelante configuran un nuevo mapa de a exclusi\u00f3n social.
\nEn este mapa, los j\u00f3venes representan los dos polos de la realidad social: por un lado, un cierto sector de j\u00f3venes perfora a\u00fan m\u00e1s el foso de la exclusi\u00f3n, al constituir un sector t\u00edpicamente vulnerable e inestable. Por otra parte, no pocos j\u00f3venes que viven integrados en nuestro sistema social y disfrutan de las comodidades de la sociedad del bienestar, colaboran en organizaciones de car\u00e1cter sociovoluntario en tareas de asistencia y promoci\u00f3n entre colectivos de desfavorecidos, entre ellos, sus coet\u00e1neos excluidos.
\nVeamos, pues, algunos rasgos que intensifican estos dos mundos compartidos[2]<\/a>.
\n
\n <\/p>\n1\u00a0\u00a0Los j\u00f3venes en situaci\u00f3n de exclusi\u00f3n social<\/h4>\n
\nConsideramos, en este primer polo, tres ra\u00edces de la exclusi\u00f3n social de los j\u00f3venes \u2014el peso de la globalizaci\u00f3n, el fracaso escolar y la familia\u2014, adem\u00e1s del marco cultural que las envuelve, y el triste resultado de todo ello: un joven hecho pedazos.
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\n1.1. La fuerza de la globalizaci\u00f3n<\/strong>
\n
\nEl proceso de globalizaci\u00f3n en el que nos encontramos significa el triunfo de la esfera econ\u00f3mica sobre la pol\u00edtica y la social. El neoliberalismo al uso, en especial tras la ca\u00edda del muro de Berl\u00edn, da cuenta de un pretendido fin de la historia concebido como el endiosamiento del \u00fanico superviviente de la era del \u00abKaos\u00bb: el capitalismo. Sin embargo, este sistema es el que hace posible que en los pa\u00edses de la Uni\u00f3n Europea tengamos m\u00e1s de veinte millones de parados, cincuenta millones de pobres y cinco millones de personas que viven sin techo. Por lo que nos toca a nosotros hay que se\u00f1alar que estamos asistiendo a un proceso creciente de\u00a0juvenilizaci\u00f3n de la pobreza<\/em>\u00a0<\/strong>en Espa\u00f1a. As\u00ed lo muestran los \u00faltimos informes sociol\u00f3gicos[3]<\/a>.
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\nSeg\u00fan Javier Alonso, podemos hablar de m\u00e1s de un mill\u00f3n setecientos mil j\u00f3venes, entre 15 y 24 a\u00f1os que vive en situaci\u00f3n de pobreza econ\u00f3mica. Entre ellos, m\u00e1s de 425.000 viven en la denominada pobreza severa (cuyos ingresos son inferiores al 25% de la renta media neta del pa\u00eds). M\u00e1s del 52% de los j\u00f3venes en situaci\u00f3n de pobreza se ubica en ciudades de m\u00e1s de 50.000 habitantes, especialmente en los extra-radios de los grandes n\u00facleos urbanos. Casi el 70% de ellos pertenece a familias numerosas, tanto m\u00e1s pobres cuanto m\u00e1s numerosas. Otros datos que se desprenden de este estudio es que la incultura se asocia fuertemente con la pobreza severa, el hacinamiento y la promiscuidad y la falta de equipamiento b\u00e1sico de la vivienda, los problemas sociales m\u00e1s graves (familiares o de barrio), e incluso con el paro y la enfermedad. En esa situaci\u00f3n de \u00abincultura\u00bb absoluta o relativa hay en Espa\u00f1a cerca de 542.000 j\u00f3venes pobres.
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\nEn una poblaci\u00f3n que globalmente va envejeciendo con el paso de los a\u00f1os, debido a la prolongaci\u00f3n de la estimaci\u00f3n de la vida en los mayores y al descenso significativo de los nacimientos, resulta que desde la perspectiva de la pobreza y de los fen\u00f3menos de exclusi\u00f3n social, asistimos a una juvenilizaci\u00f3n de la pobreza que debe poner en marcha dispositivos de escucha y de atenci\u00f3n a todos los educadores. Si la exclusi\u00f3n es la tierra del \u00absin\u00bb \u2014sin trabajo, sin vivienda, sin papeles\u2014, en el caso de los j\u00f3venes se agrava a\u00fan m\u00e1s: son los j\u00f3venes \u00absin\u00bb futuro, sin estima, sin reconocimiento. Nos encontramos ante el pobre v\u00e1lido \u2014seg\u00fan la expresi\u00f3n de Garc\u00eda Roca\u2014 que en este caso ejemplifica, en efecto, un tipo de pobre-excluido o pr\u00f3ximo a la exclusi\u00f3n social, que no demanda solamente asistencia social sino poder formar parte de una sociedad que se encuentra cada vez m\u00e1s alejada de los mismos j\u00f3venes, que solicita formar parte de un entramado social y relacional del que se sienten descolgados, inventando por ello nuevas y peligrosas formas con las que vivir apresuradamente.
\n
\nEn las fuerzas de exclusi\u00f3n tiene un papel relevante el fen\u00f3meno de la globalizaci\u00f3n econ\u00f3mica, que se nota en cuestiones como las siguientes: la globalizaci\u00f3n concentra el poder en pocas manos, socavando los pilares fundamentales de la participaci\u00f3n y de la democracia m\u00ednimas; los j\u00f3venes no son ajenos a ello y viven con frustraci\u00f3n la experiencia de ser habitantes de un planeta donde ellos no tienen voz, donde su palabra no cuenta, donde apenas hay hueco para decidir con libertad y autonom\u00eda.
\nPor otra parte, la globalizaci\u00f3n fomenta la dictadura de lo econ\u00f3mico y, m\u00e1s en concreto, la fe en el dinero y en el \u00e9xito f\u00e1cil, lo cual revierte en los j\u00f3venes en forma de proyecci\u00f3n de deseos que buscan la vida f\u00e1cil; a esto se le une el hecho de que la globalizaci\u00f3n econ\u00f3mica representa el triunfo del\u00a0laissez faire<\/em>\u00a0an\u00f3mico donde todo vale, que genera entre los j\u00f3venes una transici\u00f3n hacia la vida adulta caracterizada por la ausencia de l\u00edmites y el olvido de cualquier forma de deber o de esfuerzo personal.
\n
\n1.2. El fracaso escolar<\/strong>
\n\u00a0<\/u>
\nTodos los datos que presentamos en el ep\u00edgrafe anterior nos tienen que hacer pensar en el sentido de que estamos hablando de muchos chavales que no nos resultan tan desconocidos: se encuentran apostados en las esquinas de nuestras calles, se desesperan en las colas de las oficinas de empleo, engrosan la lista de los \u00abchicos dif\u00edciles\u00bb y \u00abcon problemas\u00bb de los colegios e institutos, pasando a formar parte de eso que llamamos fracaso escolar, que no es m\u00e1s que el fracaso de todo un tipo de sociedad que no sabe hacerse cargo de la educaci\u00f3n.
\nPorque ciertamente el fracaso escolar es un fen\u00f3meno que retroalimenta la exclusi\u00f3n social. En el extremo de la falta de alicientes para vivir con holgura y sentido en el seno de nuestra sociedad, no es de extra\u00f1ar que fen\u00f3menos como la violencia juvenil (incluso en su versi\u00f3n de \u00abcabezas rapadas\u00bb) o la adolescentizaci\u00f3n de la droga en forma de pastillas y alcohol vaya en aumento.
\nEstos fen\u00f3menos se incuban en los centros escolares, donde tantos chavales se sit\u00faan muy lejos de lo que all\u00ed sucede, les ofrecen y acontece. Para muchos chavales el aliciente de su vida se cierra en ese fin de semana a tope, en ese viernes\u00a0sagrado<\/em>\u00a0donde viajar\u00e1n en todos los sentidos para huir de la percepci\u00f3n un tanto difusa de ese \u00absin\u00bb del que son protagonistas poco a poco: sin lazos relacionales consistentes (al margen de los\u00a0colegas)<\/em>\u00a0y sin futuro donde proyectar ideas, ilusiones y tareas. A este hecho hay que sumar el particular\u00a0despiste<\/em>\u00a0que los adolescentes tiene en este momento cr\u00edtico de su existencia donde tambi\u00e9n busca en cierta forma el desapego familiar y la autonom\u00eda personal.
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\nDeber\u00edamos reconocer que hoy vivimos la realidad de una poblaci\u00f3n joven inmersa en el fracaso escolar, que se convierte en una subespecie de poblaci\u00f3n de riesgo, quedando estigmatizada como incorregible, \u00abque no llega\u00bb y que est\u00e1 poco menos que perdida. En efecto, en la incertidumbre fabricada de la sociedad del riesgo (Giddens) se proyectan segmentos de poblaci\u00f3n que ponen en riesgo nuestras seguridades adquiridas. Los j\u00f3venes m\u00e1s vulnerables pasan a ser vistos y enjuiciados como \u00absospechosos\u00bb de generar inseguridad ciudadana, peleas, des\u00f3rdenes o violencia. Finalmente, como dice Galeano, la dictadura del miedo conlleva la industria del miedo y as\u00ed se adoptan medidas policiales y judiciales ante los chavales que se salen de la\u00a0norma,<\/em>\u00a0olvidando los tratamientos educativos y los procesos que se realizan desde el poco a poco y desde el convencimiento de que la realidad es modificable.
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\n1.3. La familia<\/strong>
\n\u00a0<\/u>
\nSi algo rechina hoy en el terreno pr\u00f3ximo a la exclusi\u00f3n social entre los j\u00f3venes, ese algo es la familia. No s\u00f3lo hemos de hablar de las familias desectructuradas a causa de la exclusi\u00f3n social, en especial al cronificarse las situaciones fatales de paro laboral en muchas de ellas, sino que tambi\u00e9n hemos de contemplar los l\u00edmites de las familias\u00a0normalizadas<\/em>\u00a0donde acontecen situaciones de grave desajuste afectivo, educativo y relacional a causa de la imparable transformaci\u00f3n sociocultural de las mismas: el trabajo del padre y de la madre, la hiperactividad de los chavales fuera de las horas lectivas, el consumismo desmedido de todo tipo de caprichos, incluidas largas horas ante el televisor introyectando todo tipo de mensajes competitivos y agresivos, han modificado notablemente las relaciones entre padres e hijos.
\nExiste una relaci\u00f3n proporcional entre la distancia f\u00edsica de los padres y madres hacia sus hijos y el mayor consentimiento y ausencia de l\u00edmites en la educaci\u00f3n. La culpabilizaci\u00f3n por no estar cerca deviene en el \u201chaz lo que quieras, que yo te lo consiento\u201d, con el fin de mantener un cierto equilibrio, m\u00e1s ficticio que emocional, que al menos escenifica la paz familiar. Sin embargo, se trata de una paz edificada en la ley de la compensaci\u00f3n y en el chantaje emocional, que termina desorbitando las demandas de los hijos y la incapacidad de hacer frente a ello, por parte de los padres.
\n
\nPor esta raz\u00f3n asistimos un cierto deslizamiento de responsabilidades de los padres frente a sus hijos, depositando en la escuela el 100% del acto educativo. As\u00ed lo percibe Savater: \u201cCuando la familia socializaba, la escuela pod\u00eda ocuparse en ense\u00f1ar. Ahora que la familia no cubre plenamente su papel socializador, la escuela comienza a ser objeto de nuevas demandas para las cuales no est\u00e1 preparada\u201d[4]<\/a>.
\nEn las tutor\u00edas de los colegios e institutos se repite la dram\u00e1tica escena donde la madre (\u00a1siempre la madre!) pide auxilio al tutor o tutora, al grito de \u201cya no puedo m\u00e1s\u201d, \u201csu padre no se ocupa para nada\u201d, \u201custedes ver\u00e1n qu\u00e9 hacen con mi hijo\/a\u201d, etc. Se deposita, a todos los efectos, en la instituci\u00f3n educativa lo que por coherencia corresponde al entramado familiar; ello constituye una formidable dejaci\u00f3n de responsabilidad por la v\u00eda de la desesperaci\u00f3n, la hartura y la impotencia. En otros casos, se fomenta c\u00ednicamente la cultura de la reivindicaci\u00f3n y de la queja, por parte de los padres, depositando en el centro educativo todos los males que acontecen en los chavales. Es la negaci\u00f3n de la responsabilidad.
\n
\nSin duda asistimos a una fuerte crisis de autoridad familiar que afecta de modo muy directo a los padres, m\u00e1s que a las madres. El padre anda ensayando qu\u00e9 hacer con sus hijos, c\u00f3mo comportarse con ellos; mide sus expresiones quiere ser amigo de sus hijos rehuyendo sus tareas de padre y su papel, a veces desagradable, de poner l\u00edmites y de saber decir que \u00abno\u00bb, sin romper el di\u00e1logo y la comunicaci\u00f3n; de este modo, el padre deambula un tanto perdido buscando su rol y sopesando cada una de sus actuaciones en la convicci\u00f3n \u2014las m\u00e1s de las veces\u2014 de que en unas ocasiones no llega y en otras tantas se pasa. El resultado de este modo de obrar es que padre y madre pierden con facilidad el norte de la autoridad que representan para sus hijos de modo que, de hecho, dimiten de su condici\u00f3n de padres y traspasan a la instituci\u00f3n educativa su problema.
\n
\n
\n1.4. El joven hecho pedazos<\/strong>
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\nLa globalizaci\u00f3n econ\u00f3mica fomenta un tipo de cultura individualista y tremendamente fragmentaria. Vivimos en la consolidaci\u00f3n del\u00a0individuo-zapping<\/em>\u00a0en todas las esferas; entre los j\u00f3venes se hace zapping en los estudios, en el\u00a0master<\/em>\u00a0de turno, en las amistades, en los deportes, en los lugares de ocio, en las oposiciones a las que uno de apunta, e incluso en las causas solidarias que apoya, m\u00e1s por est\u00e9tica social que por compromiso personal.
\nVivimos un momento cultural donde se acent\u00faan la pluralidad de\u00a0pertenencias<\/em>\u00a0frente a la necesidad de\u00a0referencias,\u00a0<\/em>como n\u00facleo inspirador de valores que orienten y den cohesi\u00f3n a un proyecto de vida. Para muchos j\u00f3venes existe el plan cotidiano de ocupar el tiempo, diluy\u00e9ndose en ello la necesidad de ocupar la vida con sentido, principal y primera ocupaci\u00f3n que todos tenemos como seres humanos.
\nLa fragmentaci\u00f3n social se extiende a una fragmentaci\u00f3n cultural que divide a la persona en parcelas e instancias tan diversas que convierten a la persona en una especie de desplegable permanente asomando la cabeza por todos los recovecos donde los reclamos m\u00e1s dispares prometen \u00abfelicidades a cien\u00bb.
\n
\nAnte este panorama los m\u00e1s d\u00e9biles llevan la peor parte. Bien sabemos que no podemos hablar de la juventud en t\u00e9rminos generales, y que a una situaci\u00f3n de j\u00f3venes que viven en la exclusi\u00f3n o se encuentran al borde de ella hay que enfrentarse con altura de miras y convencimiento de que las cosas deben y pueden cambiar. A los j\u00f3venes que tienen la oportunidad de gozar de una m\u00ednima integraci\u00f3n social les corresponde recoger el guante que lanzan sus coet\u00e1neos menos favorecidos para llegar a ellos y lanzarles una mano amiga que, adem\u00e1s de buscar el apoyo personal, se adentren en dimensiones sociales realmente transformadoras.
\nSin duda, desde la educaci\u00f3n formal, muchos son los\u00a0<\/strong>retos que los j\u00f3venes m\u00e1s vulnerables presentan a la Escuela. Sin embargo, quisiera referirme en la segunda parte de este trabajo, a la labor que desde el voluntariado de acci\u00f3n social se puede llevar a cabo. S\u00f3lo si entendemos el voluntariado entre los j\u00f3venes y desde los j\u00f3venes como una tarea educativa a largo plazo, podremos atisbar alg\u00fan punto de conexi\u00f3n y aventurar frutos a largo plazo.
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\n\u00a0<\/strong><\/p>\n2\u00a0\u00a0Los j\u00f3venes voluntarios<\/h1>\n
\nSin duda el voluntariado social es un fen\u00f3meno que d\u00eda a d\u00eda va cobrando mayor fuerza. Y sabemos que la fortaleza de una realidad social no depende tan s\u00f3lo del n\u00famero de personas o de grupos que la secundan sino del grado de cambio social que logran realizar, influir o canalizar. Ciertamente pueden existir \u2014y existen\u2014 formas de voluntariado que nada tienen que ver con cambios sociales: el voluntario que ense\u00f1a un museo, o el adolescente que reparte esponjas en las maratones populares, o el jubilado-voluntario que ayuda a regular el tr\u00e1fico a la puerta de los colegios.
\nEste voluntariado cultural, deportivo, hasta podr\u00edamos llamarlo c\u00edvico, es leg\u00edtimo y ha entrado con vigor en Espa\u00f1a a partir de las Olimpiadas de Barcelona, en 1992.
\nSin embargo la tradici\u00f3n del que bebe el voluntariado de acci\u00f3n social es heredera de una solidaridad radical que se hermana con dimensiones esenciales del ser humano y de la convivencia entre las personas y los pueblos. Quien trabaja como voluntario con las personas sin hogar, con chavales pr\u00f3ximos a la exclusi\u00f3n social, con inmigrantes ilegales o con prostitutas sabe que su gota de agua solidaria ha de englobarse en una b\u00fasqueda de cambios sociales amplios, aunque sean lentos; sabe que su aportaci\u00f3n ha de sumarse a la b\u00fasqueda de condiciones de vida m\u00e1s justas para quienes m\u00e1s sufren la tragedia de un tipo de sociedad excluyente y despersonalizadora.
\n
\nEl voluntariado es la expresi\u00f3n de una forma concreta de vivir la solidaridad que tiene su residencia en el acontecimiento del encuentro radical con la persona que sufre, en este caso los j\u00f3venes excluidos o pr\u00f3ximos a la exclusi\u00f3n, que se descubre orillada en los m\u00e1rgenes de la sociedad y que vive lejos del ejercicio de su derecho al empleo, a la cobertura sanitaria, a la educaci\u00f3n o a la vivienda. De esta forma, el voluntariado de acci\u00f3n social se asemeja a un colch\u00f3n solidario que permite no hundirse a las personas excluidas; pero, con ser importante, el voluntariado ha de proyectarse igualmente como veh\u00edculo de transformaci\u00f3n social y de incidencia real en las pol\u00edticas sociales en favor de los m\u00e1s desfavorecidos.
\nEste voluntariado est\u00e1 presente tanto en organizaciones sociovoluntarias de gran tama\u00f1o como en peque\u00f1as asociaciones, en parroquias y en grupos de base. La mirada hacia la acci\u00f3n social transformadora hace que este voluntariado no sea ni mejor ni peor que el voluntariado que engalana las calles para celebrar las bodas de la gente importante; simplemente, es otra cosa. Veamos, por tanto, algunas peculiaridades que dibujan el perfil de las personas que trabajan en el voluntariado de acci\u00f3n social.
\n
\n <\/p>\n2.1. Las ra\u00edces de la acci\u00f3n voluntaria<\/strong><\/h2>\n
\nEl voluntariado de acci\u00f3n social nace de una determinada manera de ver la realidad. Siguiendo a Benedetti, todo depende del dolor con el que miramos a lo que se nos pone delante de nuestros ojos y de nuestra vida. Desde esta mirada nada humano nos es ajeno. Aqu\u00ed acontece la primera fuente de donde mana la acci\u00f3n voluntaria.
\nSer voluntario no es primeramente un acto de bondad, sino un acto de humanidad. La persona no es un\u00a0yo<\/em>\u00a0que despu\u00e9s se relaciona con un\u00a0t\u00fa.<\/em>\u00a0Somos constitutivamente realidades sociales; desde nuestro nacimiento el encuentro con los dem\u00e1s no viene dado de m\u00ed hacia los otros sino de los otros hacia m\u00ed; la persona voluntaria se reconoce protagonista de un doble movimiento: uno de concentraci\u00f3n, que mira hacia el dominio de uno mismo; y otro de expansi\u00f3n y entrega de s\u00ed mismo. En esta orquestaci\u00f3n que toma la realidad del otro como urgencia que reclama una respuesta inmediata y procesual, y que toma la propia realidad personal como digna de cuidarse y no perderse en entreguismos est\u00e9riles, radica una de las fuentes primeras de la acci\u00f3n voluntaria.
\nLos j\u00f3venes voluntarios son los que en un primer momento, y sin excluir a voluntarios de otras edades, mejor sintonizan con las particularidades de los chavales que peor lo pasan. En este caso es importante vincular la conexi\u00f3n de lenguajes, gustos, y hasta una cierta est\u00e9tica con la certeza de que el encuentro real y \u00fanico con quien sufre me afecta, me toca y no me deja indiferente.
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\nEn segundo lugar, el voluntario cuenta en su haber con una convicci\u00f3n de partida: no estamos condenados a que las cosas sean como nos las encontramos d\u00eda tras d\u00edas; las cosas pueden ser de otro modo. El voluntario, as\u00ed, se enfrenta a ese clima cultural que vivimos que abona la ideolog\u00eda de lo inevitable, la ideolog\u00eda que proclama que quien cae en la exclusi\u00f3n est\u00e1 ah\u00ed y no le demos m\u00e1s vueltas; por el contrario, el voluntario se siente responsable de un mundo que no le gusta y que no tiene por qu\u00e9 repetir.
\nNo estamos condenados al inmovilismo sino, al contrario, nos encontramos abocados al cambio, a la transformaci\u00f3n social. El fatalismo que no acepta el cambio se hermana con el fatalismo que dogmatiza el cambio inmediato, al precio que sea. El voluntariado camina por la senda de la posibilidad real, de la invenci\u00f3n de futuros posibles o, como gustaba decir Freire, de in\u00e9ditos viables, que s\u00f3lo se realizan en t\u00e9rminos e proceso, de poco a poco, de impaciente paciencia.
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\nCon estos dos materiales primeros, la conciencia de que somos seres sociales y que la realidad social es siempre modificable, el voluntario act\u00faa desde una caracter\u00edstica que le marca con fuerza: la\u00a0gratuidad.<\/em>\u00a0En una primera aproximaci\u00f3n la gratuidad se puede entender como realizar una acci\u00f3n sin recibir a cambio compensaci\u00f3n econ\u00f3mica alguna, o dar gratis lo que uno ha recibido gratis. Y esto est\u00e1 bien, pero se me antoja insuficiente. La gratuidad se sumerge en la experiencia del encuentro personal con quien sufre.
\nEsto es m\u00e1s que tener inter\u00e9s por otros; en nuestra sociedad de consumo nos acostumbramos con frecuencia a interesarnos por las desgracias ajenas de quien aparece en el televisor. El encuentro con el otro excluido no es tangencial sino nuclear y no admite suplencias.
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\nEl encuentro con el excluido, en efecto, enciende en el voluntario una chispa que destartala nuestro equipaje mental y actitudinal. La chispa encuentra en la compasi\u00f3n el camino de ida hacia la realidad personal, familiar, ambiental y estructural del excluido. Pero la chispa ha de propagarse en el camino grupal, comunitario y estructural que tiene en la justicia la meta de la acci\u00f3n voluntaria. Se podr\u00e1 ser voluntario de dos horas a la semana o de veinte; lo importante ser\u00e1 la trayectoria y el sentido de la acci\u00f3n voluntaria.
\nDe esta forma podemos concluir que la acci\u00f3n voluntaria no radica tanto en la acci\u00f3n individual cargada de generosidad sino en la acci\u00f3n colectiva de un grupo de personas que trabaja en la direcci\u00f3n de desarrollar redes de solidaridad efectivas que dinamicen el tejido social de nuestros barrios.
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\n2.2. Los retos actuales del voluntariado social<\/strong>
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\nEvidentemente este tipo de voluntariado de acci\u00f3n social, que tiene en la justicia hacia los j\u00f3venes excluidos su punto de mira, puede que sea a veces molesto y poco grato a los ojos de los poderes p\u00fablicos. En este momento, adem\u00e1s, hemos de estar atentos a los retos que desde m\u00faltiples instancias se plantean en el mundo del voluntariado social. Entre ellos destacamos los siguientes.
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\nq\u00a0Estado y voluntariado<\/strong>
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\nEl mundo del voluntariado, que en tiempos bien recientes era considerado mero ap\u00e9ndice del Estado que llegaba donde \u00e9ste no pod\u00eda llegar, vive en la actualidad un momento\u00a0dulce<\/em>\u00a0y aparece radiante en los medios informativos, se le cita continuamente desde los poderes p\u00fablicos y es seducido cotidianamente por las fuerzas del Mercado. El canto a la sociedad civil que d\u00eda a d\u00eda se entona desde el neoliberalismo y desde ese nuevo observatorio de la Tercera V\u00eda, tiene el riesgo de eludir las responsabilidades p\u00fablicas depositando en la acci\u00f3n voluntaria una responsabilidad que, al menos, ha de ser compartida.
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\nCiertamente, la solidaridad no es cosa de h\u00e9roes ni se ve reducido a un solo campo de actuaci\u00f3n; el mundo del voluntariado ha de encontrarse y dialogar tanto con las Administraciones P\u00fablicas como con aquellas parcelas del Mercado que en verdad quieran ser solidarias tanto hacia fuera como hacia dentro de sus propias empresas. Pero el di\u00e1logo y la negociaci\u00f3n no debe culminar en la sumisi\u00f3n y en la p\u00e9rdida de credibilidad cuando lo que intentamos defender es la vida digna de los \u00faltimos. Para tocar fondo en la apertura hacia los j\u00f3venes excluidos hay que tocar fondo en las limitaciones de cada \u00e1mbito (empezando por la familia, la escuela, y los distintos lugares de socializaci\u00f3n).
\nS\u00f3lo desde la modestia reconocida podremos tejer redes de encuentro y de colaboraci\u00f3n entre las familias y la Escuela, entre la Escuela y las organizaciones sociovoluntarias, entre los centros de salud de atenci\u00f3n primaria y la Escuela, etc. En la sociedad del riesgo las responsabilidades han de ser compartidas. Ya no hay un \u00fanico agente de transformaci\u00f3n, si bien el voluntariado de acci\u00f3n social toma un papel relevante como resorte de proximidad.
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\nq\u00a0La \u00abutop\u00eda necesaria\u00bb<\/strong>
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\nExisten grupos de j\u00f3venes voluntarios que trabajan en barrios marginales que, ante la progresiva domesticaci\u00f3n del voluntariado desde las leyes y la publicidad de un cierto voluntariado\u00a0ligth<\/em>\u00a0que se ofrece desde los medios de comunicaci\u00f3n, deciden\u00a0borrarse<\/em>\u00a0de esto del voluntariado. Se sienten\u00a0militantes<\/em>\u00a0y no tapagujeros del sistema.
\nAhora bien, coincido con Garc\u00eda Roca en que hoy ha muerto una cierta forma de entender la militancia: aqu\u00e9lla que se basa en la entrega absoluta, la disponibilidad sin l\u00edmite, la renuncia y casi el hero\u00edsmo; hay que estar atentos a la nueva sensibilidad solidaria que no niega la realizaci\u00f3n personal ni renuncia a los espacios de descanso en medio de la autopista del vertiginoso trabajo cotidiano. La dicotom\u00eda o voluntario o militante me parece hoy fuera de lugar.
\nTan peligroso es caer en un voluntariado atonta-conciencias como desear regresar a una elitista militancia de escogidos. Por el contrario, la acci\u00f3n voluntaria se alimenta tanto de las distancias largas que esbozan la utop\u00eda necesaria como de las distancias cortas que se expresan en la proximidad y el valor de lo concreto, por peque\u00f1o que sea.
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\nq\u00a0Personas voluntarias<\/strong>
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\nEl voluntario no nace, se hace. El voluntariado no tiene exclusivamente su punto de mira en la tarea que se debe realizar sino en la persona voluntaria. Estas dos cuestiones acrecientan la necesidad de que las organizaciones sociovoluntarias, las peque\u00f1as y las grandes, abordemos la realidad del voluntariado desde la creaci\u00f3n de itinerarios educativos donde la acogida, la formaci\u00f3n, la experiencia en la acci\u00f3n, el acompa\u00f1amiento personal y\/o grupal y la propia organizaci\u00f3n del voluntariado tiene su clave de comprensi\u00f3n en el crecimiento de los voluntarios, en la posibilidad de que sus actitudes, acciones y compromisos crezcan y se desarrollen con el tiempo[5]<\/a>.
\nY para esto hace falta eso, tiempo y, por tanto, paciencia hist\u00f3rica; no se trata de resignarse sino de convencerse de que \u201cvalen m\u00e1s los muchos pasos\/del camino por llegar\/que el paso de la llegada\u201d, como po\u00e9ticamente experimenta Pedro Casald\u00e1liga.
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\nSer voluntario invita a la esperanza de habitar en un mundo que transformamos entre todos. No dejemos que la domestiquen y tampoco nos cerremos en puritanismos tan est\u00e9riles como innecesarios.
\nEl voluntariado acontece hoy como una oportunidad hist\u00f3rica donde convergen disposiciones iniciales diversas, unas m\u00e1s expl\u00edcitamente comprometidas que otras, pero que desde la acci\u00f3n significativa y el acompa\u00f1amiento personal buscan la justicia y la defensa de las v\u00edctimas de nuestro mundo.
\nLos j\u00f3venes integrados y los j\u00f3venes excluidos o pr\u00f3ximos a la exclusi\u00f3n est\u00e1n llamados a encontrarse en el \u00e1mbito de la acci\u00f3n voluntaria, donde unos y otros tienen la oportunidad de crecer y de experimentar el apoyo mutuo.\u00a0n
\n <\/p>\nLuis A. Aranguren Gonzalo<\/h5>\n
\n[1]<\/a>\u00a0J.\u00a0GARC\u00cdA ROCA,\u00a0Contra la exclusi\u00f3n,\u00a0<\/em>\u00a0Sal Terrae, Santander 1995, 10.
\n[2]<\/a>\u00a0Buena parte de las ideas expuestas a continuaci\u00f3n las recojo de mi trabajo\u00a0Reinventar la solidariad. Voluntariado y educaci\u00f3n,\u00a0<\/em>PPC, Madrid 1998.
\n[3]<\/a>\u00a0J.\u00a0ALONSO,\u00a0Infancia y juventud empobrecida en Espa\u00f1a<\/em>, en: Suplemento \u00abC\u00e1ritas\u00bb 393(1999).
\n[4]<\/a>\u00a0F.\u00a0SAVATER,\u00a0El valor de educar,<\/em>\u00a0Ariel, Barcelona 1997, 59.
\n[5]<\/a>\u00a0\u00a0Sobre el itinerario educativo del Voluntariado, hemos realizado una propuesta concreta en:\u00a0C\u00c1RITAS ESPA\u00d1OLA,\u00a0Somos andando. Itinerario educativo y animaci\u00f3n del voluntariado,<\/em>Madrid 1999 (2 vol.).[\/vc_column_text][\/vc_column][\/vc_row]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"