{"id":12127,"date":"1999-09-01T10:52:30","date_gmt":"1999-09-01T08:52:30","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=12127"},"modified":"1999-09-01T10:52:30","modified_gmt":"1999-09-01T08:52:30","slug":"juventud-violenta-o-violentada-valores-y-violencia-juvenil","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/juventud-violenta-o-violentada-valores-y-violencia-juvenil\/","title":{"rendered":"\u00bfJuventud violenta o violentada?: valores y violencia juvenil"},"content":{"rendered":"
[vc_row][vc_column][vc_column_text]Pie Autor: La violencia de car\u00e1cter xen\u00f3fobo que sin ser puramente racista lo aparenta, si no en la ideolog\u00eda s\u00ed en la pr\u00e1ctica. Es la que ve al extranjero como un peligro para su propia comodidad, su nivel de vida. Es una modalidad de violencia que est\u00e1 desgraciadamente m\u00e1s extendida de lo que parece. Las causas pueden ser muchas: el miedo y la inseguridad ante una sociedad d\u00eda a d\u00eda m\u00e1s abierta, m\u00e1s competitiva; la percepci\u00f3n de fracaso vital, ya desde la escuela, cuando no se es capaz de seguir el ritmo impuesto; la b\u00fasqueda de la identidad por diferenciaci\u00f3n sea \u00e9tnica, sea nacional (o nacionalista), sea meramente grupal; el retorno de los clanes, sea de los m\u00e1s d\u00e9biles (en lo f\u00edsico, en lo psicol\u00f3gico…) sea de los m\u00e1s radicales, defensores de la verdad \u00fanica, del proyecto \u00fanico; el aumento de las diferencias en los niveles de vida entre los pa\u00edses, con la consecuencia de fuertes corrientes migratorias… (de hecho, mucha gente de los pa\u00edses del primer mundo acaba temiendo al de fuera, al \u00abotro\u00bb. De ah\u00ed a aborrecerlo, hay un paso ya franqueado por muchos. Consecuencia: las expresiones como\u00a0\u00ablos franceses primero\u00bb<\/em>\u00a0de Le Pen reciben excelente acogida, con todo lo que ello conlleva). Fuentes:<\/em>\u00a0Para los datos vascos,\u00a0ELZO (DIR),\u00a0Drogas y Escuela V,<\/em>\u00a0Edit. Gobierno Vasco, Vitoria 1997; para los franceses,\u00a0CHOQUET-LEDOUX,\u00a0Adolescents: enqu\u00eate nationale,<\/em>\u00a0Edit. Inserm, Par\u00eds 1994. Fuente:<\/em>\u00a0ELZO (DIR),\u00a0Drogas y Escuela V,<\/em>\u00a0Edit. Gobierno Vasco, Vitoria 1997. Fuente:\u00a0J\u00f3venes Espa\u00f1oles 99,\u00a0<\/em>Fundaci\u00f3n \u00abSanta Mar\u00eda\u00bb
\nJavier Elzo<\/strong>\u00a0es Catedr\u00e1tico de Sociolog\u00eda en la Universidad de Deusto (Bilbao).<\/em>
\n
\nS\u00edntesis del Art\u00edculo:
\nEl art\u00edculo aborda tres aspectos fundamentales en la \u00abviolencia juvenil\u00bb: 1\/ Panorama general del estado de la cuesti\u00f3n (modalidades de violencia juvenil, violencia en el \u00e1mbito escolar y violencia sobre los adolescentes y j\u00f3venes); 2\/ Valores de los adolescentes y j\u00f3venes; 3\/ Algunas notas para abordar la prevenci\u00f3n de la violencia. En esta \u00faltima parte, adem\u00e1s de considerar las ra\u00edces y l\u00edneas generales de la prevenci\u00f3n, el autor sugiere diversas pautas educativas concretas para prevenir la violencia.
\n
\n
\n
\nEstas reflexiones no pretenden abordar de forma sistem\u00e1tica el fen\u00f3meno de la violencia juvenil en Espa\u00f1a. Tan s\u00f3lo ofrecer unos apuntes para impulsar el an\u00e1lisis a trav\u00e9s de tres aspectos: una visi\u00f3n de conjunto de la violencia juvenil, la s\u00edntesis de algunos valores centrales de los adolescentes y j\u00f3venes espa\u00f1oles y diversas notas para encarar la prevenci\u00f3n de la violencia.
\nNo busco establecer juicios ni conclusiones definitivas, sino animar la observaci\u00f3n del panorama concreto que rodea a los educadores, proporcionando algunos datos e interpretaciones que permitan la relaci\u00f3n entre valores y violencia o considerar si estamos ante una juventud violenta o, m\u00e1s bien, ante una adolescencia y juventud violentadas.
\n
\n <\/p>\n\n
\nAntes de considerar el fen\u00f3meno de la violencia juvenil en Espa\u00f1a, enuncio una sencilla observaci\u00f3n sin la que resultar\u00eda dif\u00edcil valorar los an\u00e1lisis posteriores.\u00a0Hemos de hacer notar\u00a0que son escas\u00edsimos los estudios emp\u00edricos existentes en el \u00e1mbito espa\u00f1ol que aborden como objetivo prioritario el fen\u00f3meno de la violencia juvenil. Ciertamente hay mucha literatura sobre el tema, donde se alude al papel de la familia, de la escuela, del grupo de pares o de los medios de comunicaci\u00f3n social; tambi\u00e9n\u00a0es posible encontrar monta\u00f1as de definiciones de lo que se entiende por agresi\u00f3n, violencia, maltrato juvenil, sin olvidar el t\u00e9rmino\u00a0bullyng<\/em>\u00a0aplicado al maltrato escolar; igualmente existen estudios sobre el tratamiento penal de las manifestaciones de la violencia juvenil o descripciones de las actitudes de los j\u00f3venes y adolescentes acerca de la violencia y niveles de permisividad. Pero, con todo, podr\u00eda afirmarse que estamos construyendo un discurso sobre la violencia juvenil en Espa\u00f1a con ausencia de base emp\u00edrica suficiente y, lo que puede ser peor, pretendemos trabajar sobre un fen\u00f3meno del que sabemos muy poco de forma cient\u00edfica.
\nEn las presentes reflexiones[1]<\/a>, me limitar\u00e9 a presentar algunos presupuestos que considero b\u00e1sicos para estudiar la violencia juvenil a partir de dos hip\u00f3tesis centrales: la imposibilidad de entender a los adolescentes y a los j\u00f3venes como si se tratara de una realidad uniforme, as\u00ed como la necesidad de abordar las diferentes manifestaciones de violencia juvenil antes de emitir propuestas de prevenci\u00f3n.
\n\u00a0<\/strong>
\n\u00a0<\/strong>
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a01.1. Algunas modalidades de la violencia juvenil<\/strong>
\n
\nLa violencia juvenil no es de hoy, no hay que olvidarlo. Ahora bien, bajo la perspectiva actual se incluyen diversas modalidades de violencia que exigen una clarificaci\u00f3n conceptual, pues responden a realidades muy diversas. Sin pretensi\u00f3n de exhaustividad y atendiendo a las circunstancias que pueden ser m\u00e1s cercanas en la sociedad occidental, se\u00f1alar\u00eda las siguientes:
\n <\/p>\nn\u00a0Violencia racista y xen\u00f3foba<\/h2>\n
La violencia de signo claramente racista en la que cabe incluir los movimientos neonazis y skinheads, muchas veces cercanos a la derecha extrema que los justifica, ampara y encubre, cuando no a\u00fapa.<\/h2>\n
\n
\nn\u00a0Violencia nacionalista<\/strong>
\nLa violencia nacionalista con carga fundamentalmente \u00e9tnica en la que cabe incluir los casos irland\u00e9s y toda la problem\u00e1tica de la ex-Yugoslavia.
\nLa violencia de signo revolucionario-nacionalista que padecemos en el Pa\u00eds Vasco con el autodenominado Movimiento de Liberaci\u00f3n Nacional Vasco que comprende, entre otros, a ETA, Jarrai, y los diversos comandos que protagonizan desde el a\u00f1o 1994 la llamada \u201cKale Borroka\u201d (violencia callejera).
\n
\nn\u00a0Violencia antisocial y vandalismo<\/strong>
\nLa violencia antisocial puede aparentar una violencia de revuelta social protagonizada por j\u00f3venes desarraigados que, frustrados ante la imposibilidad o gran dificultad de adquirir los bienes que les ofrece la sociedad del bienestar (sociedad de la opulencia, dir\u00e1n otros), sencillamente \u00abse revuelven\u00bb a las primeras de cambio. Es en este tipo de violencia en el que se piensa cuando se habla de \u00abpotencial de violencia\u00bb en ciertas capas de juventud, o de factores sociales que pueden engendrar situaciones \u00abexplosivas\u00bb por la marginaci\u00f3n de un n\u00famero importante de j\u00f3venes.
\nHay que hacer una menci\u00f3n especial al vandalismo en el f\u00fatbol, a los\u00a0hooligans,<\/em>\u00a0como forma de identificaci\u00f3n de j\u00f3venes en b\u00fasqueda de alg\u00fan asidero en sus vidas, sin olvidar la utilizaci\u00f3n pol\u00edtico-partidista de determinadas manifestaciones de las pe\u00f1as futbolistas.
\n
\nn\u00a0Violencia \u00abgratuita\u00bb<\/strong>
\nLa violencia gratuita configura un t\u00e9rmino-comod\u00edn que estamos utilizando quiz\u00e1s sin demasiada precisi\u00f3n. Decimos gratuita pues no parece responder ni a objetivos estrat\u00e9gicos (como las violencias racistas, revolucionarias o nacionalistas), ni corresponderse con situaciones de marginalidad o desarraigo social. Es la violencia que se manifiesta, a veces, en la rotura de los faros de un coche, en quemar una bolsa de basura, pero que tambi\u00e9n puede tener una mayor gravedad como la quema de un anciano desvalido, sin que, aparentemente, seamos capaces de encontrar una motivaci\u00f3n a esos actos. Pero no hay violencia que no responda a una insatisfacci\u00f3n, necesidad o\u00a0falta.<\/em>\u00a0Distinguir\u00eda, sucintamente, varias causalidades o motivaciones en esta modalidad de violencia.
\n
\nEn unos casos se puede tratar de un mero juego (tr\u00e1gico juego ciertamente, pero juego al fin). De ah\u00ed que se hable tambi\u00e9n de violencia l\u00fadica. Muchas veces esta manifestaci\u00f3n de violencia no es sino la consecuencia del aburrimiento, hast\u00edo y falta de alicientes en la vida cotidiana de no pocos adolescentes y j\u00f3venes. Puede ser indicador de la necesidad de llenar un vac\u00edo vital, m\u00e1s profundo de lo que pensamos los adultos.
\nPero, en otros casos, se puede tratar de una violencia \u00abidentitaria\u00bb, es decir, una violencia que no es sino la manifestaci\u00f3n de una b\u00fasqueda de identidad. As\u00ed la violencia adquiere carta de naturaleza como modelo de identificaci\u00f3n. M\u00e1s a\u00fan, la repetici\u00f3n de actos violentos se corresponde con una forma (\u00abla\u00bb forma en no pocos casos) de identidad en determinados adolescentes y j\u00f3venes.
\n
\nUn ejemplo de lo anterior lo tenemos en ciertas manifestaciones de la violencia en los chicos que se sienten relegados, en la escuela por ejemplo, por el empuje y protagonismo de las chicas. Es una especie de\u00a0revival<\/em>\u00a0del machismo, pero con otras connotaciones distintas de las tradicionales. De hecho, la violencia de car\u00e1cter sexual exigir\u00eda un tratamiento propio.
\nPor \u00faltimo, la violencia como consecuencia de la dificultad de asumir cualquier frustraci\u00f3n y diferir en el tiempo lo deseado en el presente, la no aceptaci\u00f3n del l\u00edmite, sea el que sea; as\u00ed como todo lo que connote autoridad exterior a la del grupo de pares. Esta modalidad de violencia que tiene su origen, en \u00faltima instancia, en los sistemas de valores dominantes \u00faltimamente en la educaci\u00f3n (familiar, escolar, social, etc.), explica no pocas de las espec\u00edficas manifestaciones de violencia imputadas hoy a los adolescentes y j\u00f3venes del mundo llamado desarrollado.
\n
\n
\n1.2. La violencia en el \u00e1mbito escolar<\/strong>
\n
\nLa violencia escolar, a\u00fan cuando quepa colocarla dentro del \u00e1mbito m\u00e1s gen\u00e9rico de la violencia juvenil, presenta una singularidad particular. Sin duda, el espacio escolar es un espacio espec\u00edfico, con consistencia propia, tanto desde el punto de vista espacial como ideol\u00f3gico. Tengamos presente que los alumnos pasan un n\u00famero important\u00edsimo de horas de su infancia, adolescencia y juventud en el centro escolar, \u00absometidos\u00bb a la l\u00f3gica educativo-pedag\u00f3gica del centro. En este punto, cada d\u00eda parece m\u00e1s plausible la consideraci\u00f3n de \u00abcada\u00bb centro escolar como una unidad de an\u00e1lisis, m\u00e1s all\u00e1 de consideraciones generalistas.
\nSe ha de a\u00f1adir, adem\u00e1s, que la escuela de hoy presenta algunos rasgos marcadamente distintos a la de generaciones anteriores, que se deben tener muy presentes a la hora de acercarse a la problem\u00e1tica de la violencia escolar. Simplificando al extremo, se\u00f1alamos dos.
\n
\nEl gran n\u00famero de alumnos que acceden a todos los niveles de ense\u00f1anza, con una notable diversificaci\u00f3n entre ellos, en el interior de cada unidad escolar. Esto supone una dificultad a\u00f1adida en la labor educativa. Por un lado, resulta muy arduo gestionar la diversidad de talantes, motivaciones, expectativas, etc., de los alumnos y de sus padres. Por otro, la experiencia parece decir que un grupo muy minoritario de adolescentes o j\u00f3venes \u00abdesclasados\u00bb \u2014aquellos que han abandonado definitivamente la l\u00f3gica escolar, aunque sigan dentro de la escuela\u2014 puede perturbar toda la marcha normal de un centro. En este orden de cosas no hay que olvidar tampoco que cuanto de elitista tuvo la escuela, est\u00e1 hoy relegado a un n\u00famero muy restringido de centros.
\nLa l\u00f3gica utilitarista de la escuela \u2014\u00abesfu\u00e9rzate hoy para ser alguien el d\u00eda de ma\u00f1ana\u00bb\u2014 est\u00e1 muy cuestionada en la percepci\u00f3n de muchos alumnos que consideran la escuela como un espacio impuesto al que no ven utilidad, dado el alt\u00edsimo porcentaje de parados. Cierta literatura que ha hablado de la \u00abuniversidad como f\u00e1brica de parados\u00bb, adem\u00e1s de ser inexacta no ha hecho sino alimentar esta percepci\u00f3n.
\n
\nPasando al tema concreto de la violencia en la escuela no podemos por menos que comenzar refiri\u00e9ndonos a sus muchas y muy variadas formas y manifestaciones. Adopto y adapto la tipolog\u00eda de F. Dubet[2]<\/a>:
\n
\nn\u00a0Atendiendo al sujeto activo y pasivo de la violencia<\/strong>
\nEl alumno puede ejercer actos violentos pero tambi\u00e9n ser objeto de violencias, y me refiero tanto a las violencias de orden f\u00edsico, como ps\u00edquico. En este orden de cosas, al hablar de violencia en la escuela, no hay que reducirla al alumno como sujeto activo o pasivo de la misma. Los padres, por ejemplo, pueden ser agentes activos de violencia (no pienso aqu\u00ed solamente en la violencia f\u00edsica) y ello por circunstancias tan diversas como las que van desde problemas imputables a diversas modalidades de desestructuraci\u00f3n familiar hasta la demanda desmedida de \u00abbuenas calificaciones\u00bb, a veces inalcanzables para el alumno, su hijo o hija. Adem\u00e1s, quienes somos profesores sabemos que no solamente somos agentes pasivos de la violencia.
\n
\nn\u00a0Atendiendo a la gravedad de los actos violentos<\/strong>
\nHay que distinguir diversos niveles en lo que entendemos como violencia en la escuela: desde faltas de cortes\u00eda hacia el personal docente y no docente hasta agresiones f\u00edsicas, incluso asesinatos. Nuestra hip\u00f3tesis en este punto \u2014recu\u00e9rdese que nos situamos en el contexto espa\u00f1ol\u2014, es que la inmensa mayor\u00eda de cuanto gen\u00e9ricamente entendemos como \u00abviolencia\u00bb son acciones \u00abbenignas\u00bb que, sin embargo, en su repetici\u00f3n y su contextualizaci\u00f3n en un clima de permisividad y descr\u00e9dito de la autoridad (me refiero al clima interno y externo al centro docente), provocan incertidumbre y desasosiego en los profesores (cuando no miedo f\u00edsico) e incomprensi\u00f3n en los padres.
\n
\nn\u00a0Atendiendo a las modalidades de esta violencia<\/strong>
\nPodr\u00edamos distinguir tres modalidades de violencia que comportan l\u00f3gicas distintas e igualmente exigen diversos modos de abordaje y resoluci\u00f3n: 1\/ Violencias que, exteriores a la escuela, se manifiestan dentro de la escuela; 2\/ Violencias resultantes de inadecuaciones entre la oferta institucional y la demanda de los alumnos (ofertas y demandas no necesariamente explicitadas, mucho menos tematizadas); 3\/ la violencia \u00abanti-escuela\u00bb por parte de algunos alumnos.
\n
\n
\n
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a01.3. \u00bfViolentos o violentados?<\/strong>
\n
\nNormalmente, cuando hablamos de la violencia escolar pensamos en los alumnos como agentes activos de la violencia, como sujetos violentos. Pero no siempre eso es as\u00ed, pues no faltan, ni mucho menos, los adolescentes y j\u00f3venes que son \u00abobjeto\u00bb de violencia. Los datos que ofrezco en la tabla que sigue responden a una pregunta formulada en una investigaci\u00f3n francesa, realizada en 186 establecimientos de Ense\u00f1anzas Medias de toda Francia, que pretend\u00eda medir los niveles de toxicoman\u00eda de los adolescentes escolarizados franceses y los factores asociados. Yo traslad\u00e9, exactamente la misma pregunta (\u00ab\u00bfHas sido t\u00fa, alguna vez, v\u00edctima de la violencia?\u00bb), a la investigaci\u00f3n que llev\u00e9 a cabo, el a\u00f1o 1.996, en 92 centros escolares de ESO, BUP y FP, entre los adolescentes y j\u00f3venes escolarizados vascos, tambi\u00e9n en el contexto de una investigaci\u00f3n sobre la relaci\u00f3n drogas-escuela.
\n
\nQ\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0PORCENTAJES DE ESCOLARES VASCOS Y FRANCESES<\/strong>
\nQUE AFIRMAN HABER SIDO V\u00cdCTIMAS DE LA VIOLENCIA<\/strong><\/p>\n\n\n
\n <\/td>\n Total<\/strong>
\nVascos<\/strong><\/td>\nTotal<\/strong>
\nFranceses<\/strong><\/td>\nHombres<\/strong>
\nvascos<\/strong><\/td>\nHombres<\/strong>
\nfranceses<\/strong><\/td>\nMujeres<\/strong>
\nVascas<\/strong><\/td>\nMujeres<\/strong>
\nfrancesas<\/strong><\/td>\n<\/tr>\n\n S\u00cd<\/strong><\/td>\n 16,9<\/td>\n 16,9<\/td>\n 21,2<\/td>\n 21,4<\/td>\n 12,6<\/td>\n 12,7<\/td>\n<\/tr>\n \n NO<\/strong><\/td>\n 83,1<\/td>\n 83,1<\/td>\n 78,8<\/td>\n 78,6<\/td>\n 87,4<\/td>\n 87,3<\/td>\n<\/tr>\n \n Total – N<\/em><\/strong><\/td>\n 5.527<\/em><\/strong><\/td>\n 12.391<\/em><\/strong><\/td>\n 2.769<\/em><\/strong><\/td>\n 6.116<\/em><\/strong><\/td>\n 2.758<\/em><\/strong><\/td>\n 6.268<\/em><\/strong><\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\n
\n
\nLos datos se comentan por s\u00ed mismos. Llama poderosamente la atenci\u00f3n la similitud absoluta de resultados entre los adolescentes y j\u00f3venes vascos y los franceses. Retengamos la cifra de 16,9 de adolescentes que afirman haber sido v\u00edctimas de la violencia. Nos parece una cifra nada desde\u00f1able pues estamos hablando de m\u00e1s de un adolescente sobre seis aunque, ciertamente, no sabemos precisar la gravedad de la violencia sufrida. En todos los casos, los chicos han sido objeto de violencia en mayor proporci\u00f3n que las chicas. No es nada aventurado afirmar que los chicos habr\u00e1n sido, tambi\u00e9n en mucha mayor proporci\u00f3n que las chicas, los agentes activos de la violencia, los agresores. Por lo dem\u00e1s, parece haber unanimidad en decir que la violencia juvenil es fundamentalmente de signo masculino, aunque no habr\u00eda que menospreciar el estudio de las manifestaciones femeninas de violencia.
\nM\u00e1s all\u00e1 de la calificaci\u00f3n de la violencia a tenor del g\u00e9nero, vale la pena detenerse en las diferentes formas y tipos de violencia. Es lo que presentamos en la tabla siguiente.
\n
\nQ\u00a0\u00a0\u00a0ADOLESCENTES Y J\u00d3VENES VASCOS QUE HAN SIDO V\u00cdCTIMAS DE LA VIOLENCIA,<\/strong>
\nSEG\u00daN EL TIPO (EN % VERTICALES) Y EN RAZ\u00d3N DE EDAD-G\u00c9NERO<\/strong><\/p>\n\n\n
\n <\/td>\n 12-13<\/strong><\/td>\n 14-15<\/strong><\/td>\n 16-18<\/strong><\/td>\n 19+<\/strong><\/td>\n Hombre<\/strong><\/td>\n Mujer<\/strong><\/td>\n Total<\/strong><\/td>\n<\/tr>\n \n S\u00cd<\/strong><\/td>\n 8,8<\/strong><\/td>\n 13,7<\/strong><\/td>\n 20,4<\/strong><\/td>\n 28,0<\/strong><\/td>\n 21,2<\/strong><\/td>\n 12,6<\/strong><\/td>\n 16,9<\/strong><\/td>\n<\/tr>\n \n F\u00edsica pero no sexual<\/td>\n 6,9<\/td>\n 10,9<\/td>\n 16,9<\/td>\n 22,7<\/td>\n 18,4<\/td>\n 9,0<\/td>\n 13,7<\/td>\n<\/tr>\n \n Sexual pero no f\u00edsica<\/td>\n 0,4<\/td>\n 0,8<\/td>\n 1,4<\/td>\n 2,4<\/td>\n 0,6<\/td>\n 1,7<\/td>\n 1,1<\/td>\n<\/tr>\n \n Sexual y F\u00edsica<\/td>\n 0,8<\/td>\n 0,9<\/td>\n 1,2<\/td>\n 1,7<\/td>\n 1,1<\/td>\n 1,0<\/td>\n 1,1<\/td>\n<\/tr>\n \n NO<\/strong><\/td>\n 91.2<\/strong><\/td>\n 86,3<\/strong><\/td>\n 79,6<\/strong><\/td>\n 72,0<\/strong><\/td>\n 78,8<\/strong><\/td>\n 87,4<\/strong><\/td>\n 83,1<\/strong><\/td>\n<\/tr>\n \n Total \u2013 N<\/em><\/strong><\/td>\n 1.170<\/em><\/strong><\/td>\n 1.590<\/em><\/strong><\/td>\n 2.120<\/em><\/strong><\/td>\n 647<\/em><\/strong><\/td>\n 2.769<\/em><\/strong><\/td>\n 2.758<\/em><\/strong><\/td>\n 5.527<\/em><\/strong><\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\n
\n
\nLa lectura de la tabla nos sugiere algunas reflexiones importantes. Por un lado, es claro que a medida que se avanza en edad hay un mayor n\u00famero de adolescentes que han sido objeto de violencia. Yendo a cifras concretas: ah\u00ed est\u00e1 el aumento de los niveles de violencia conforme crece la edad (28% de los chavales de m\u00e1s de 19 a\u00f1os), o que casi 3 de cada 10 adolescentes afirman haber sido objeto de violencia, etc.
\nOtro punto importante en esa estad\u00edstica que vale la pena rese\u00f1ar y comentar. Me refiero al alto porcentaje de\u00a0violencia sexual<\/em>. Adicionando los porcentajes de adolescentes y j\u00f3venes que se\u00f1alan haber sido objeto de violencia sexual exclusivamente y los que han sido objeto de violencia f\u00edsica y sexual nos encontramos con un 2,2% en todo el conjunto poblacional, que llega al 4% entre los que tiene m\u00e1s de 19 a\u00f1os; luego estamos hablando de uno de cada 25 adolescentes y j\u00f3venes que dicen haber sido objeto, en alg\u00fan grado imposible de determinar con la informaci\u00f3n que tenemos, de violencia de car\u00e1cter sexual. No disponemos de datos comparativos para decir si este porcentaje es elevado respecto del que ha habido en otras \u00e9pocas. N\u00f3tese tambi\u00e9n que ya desde la temprana edad de los 12 y 13 a\u00f1os encontramos preadolescentes que han sido objeto de ese tipo de violencias.
\n
\nEn la misma encuesta que venimos comentando se reflejaban otros datos fundamentales como la relaci\u00f3n entre \u00abestilos de vida\u00bb y violencia, la correlaci\u00f3n entre la violencia sufrida y el consumo de cannabis o entre violencia y alcohol.
\nUn breve apunte sobre el \u00faltimo aspecto. Los j\u00f3venes beben, sobre todo, los fines de semana y afirman que tal conducta les plantea no pocos problemas con sus amigos a causa del alcohol, en tanta o m\u00e1s proporci\u00f3n que con sus padres. No es dif\u00edcil pensar que esos problemas, de car\u00e1cter relacional, pueden tener en m\u00e1s de un momento su vertiente violenta y, por supuesto, el consumo de alcohol repercute negativamente en el rendimiento escolar.
\nLas cifras hablan de que casi uno de cada dos bebedores de fin de semana afirma haber tenido episodios de ri\u00f1as o discusiones, mientras que uno de cada cinco se\u00f1ala que ha llegado a pegarse. Por otro lado, 1,3 de cada diez de esos \u00abalcoh\u00f3licos de fin de semana\u00bb han sido protagonistas de actos violentos, como da\u00f1ar coches o farolas; uno de cada cuatro manifiesta haber tenido relaciones sexuales no deseadas, etc.
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\nLos datos de la \u00faltima encuesta de la Fundaci\u00f3n \u00abSanta Mar\u00eda\u00bb \u2014en el momento que escribo se encuentra en fase de redacci\u00f3n[3]<\/a>\u2014 apuntan para todo el estado en una direcci\u00f3n semejante a cuanto hemos expuesto hasta aqu\u00ed en el caso vasco. Reproducimos, a continuaci\u00f3n y parcialmente (omitimos las cifras que har\u00edan referencia a \u00abEstudios terminados\u00bb) dos tablas de la misma referidas, respectivamente, a los j\u00f3venes como v\u00edctimas y agentes activos de violencia.
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\nQ\u00a0\u00a0\u00a0OCASIONES EN LAS QUE SE HA SIDO\u00a0V\u00cdCTIMA<\/em>\u00a0DE LAS SIGUIENTES MANIFESTACIONES DE VIOLENCIA, SEG\u00daN ESTUDIOS EN CURSO (TOTAL DE LAS RESPUESTAS: \u00abVARIAS VECES\u00bb Y \u00abALGUNA VEZ\u00bb). DATOS DE 1999.<\/strong><\/p>\n\n\n
\n <\/td>\n Total<\/strong><\/td>\n Primaria
\nESO<\/td>\nBachillerato<\/td>\n FP<\/td>\n Universidad
\nCiclo 1\u00ba<\/td>\nUniversidad
\nCiclos 2\u00ba-3\u00ba<\/td>\n<\/tr>\n\n Agresi\u00f3n f\u00edsica por amigos<\/strong><\/td>\n 9.3<\/strong><\/td>\n 10.6<\/td>\n 10.3<\/td>\n 8.8<\/td>\n 6.5<\/td>\n 5.4<\/td>\n<\/tr>\n \n Maltrato en la escuela o trabajo<\/strong><\/td>\n 5.7<\/strong><\/td>\n 3.2<\/td>\n 4.3<\/td>\n 5.9<\/td>\n 5.9<\/td>\n 6.7<\/td>\n<\/tr>\n \n Mis padres me han pegado<\/strong><\/td>\n 15.5<\/strong><\/td>\n 12.8<\/td>\n 16.0<\/td>\n 15.9<\/td>\n 15.4<\/td>\n 16.0<\/td>\n<\/tr>\n \n Mi pareja me ha pegado<\/strong><\/td>\n 2.0<\/strong><\/td>\n 1.0<\/td>\n 1.8<\/td>\n 2.9<\/td>\n 1.4<\/td>\n 0.9<\/td>\n<\/tr>\n \n Alg\u00fan profesor me ha pegado<\/strong><\/td>\n 8.9<\/strong><\/td>\n 6.1<\/td>\n 5.2<\/td>\n 7.3<\/td>\n 9.2<\/td>\n 11.8<\/td>\n<\/tr>\n \n Obligar a pr\u00e1ctica sexual<\/strong><\/td>\n 1.3<\/strong><\/td>\n 1.8<\/td>\n 0.9<\/td>\n 2.3<\/td>\n 1.4<\/td>\n 0<\/td>\n<\/tr>\n \n Agresi\u00f3n f\u00edsica por desconocidos<\/strong><\/td>\n 11.4<\/strong><\/td>\n 7.1<\/td>\n 11.9<\/td>\n 10.3<\/td>\n 11.6<\/td>\n 13.5<\/td>\n<\/tr>\n \n Recibir insultos con amenazas graves<\/strong><\/td>\n 17.3<\/strong><\/td>\n 13.3<\/td>\n 17.0<\/td>\n 16.3<\/td>\n 20.6<\/td>\n 19.6<\/td>\n<\/tr>\n \n Polic\u00eda me ha pegado<\/strong><\/td>\n 2.6<\/strong><\/td>\n 1.5<\/td>\n 1.3<\/td>\n 3.2<\/td>\n 2.4<\/td>\n 4.0<\/td>\n<\/tr>\n \n Agente privado me ha pegado<\/strong><\/td>\n 1.3<\/strong><\/td>\n 0.8<\/td>\n 0.8<\/td>\n 1.4<\/td>\n 1.2<\/td>\n 1.3<\/td>\n<\/tr>\n \n \n Total \u2013 N<\/em><\/strong><\/h1>\n<\/td>\n
3.853<\/em><\/strong><\/td>\n 578<\/em><\/td>\n 693<\/em><\/td>\n 367<\/em><\/td>\n 633<\/em><\/td>\n 249<\/em><\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\n
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\nQ\u00a0\u00a0\u00a0OCASIONES EN LAS QUE SE HA SIDO\u00a0AGENTE<\/em>\u00a0DE LAS SIGUIENTES MANIFESTACIONES DE VIOLENCIA, SEG\u00daN ESTUDIOS EN CURSO (TOTAL DE LAS RESPUESTAS \u00abVARIAS VECES\u00bb Y \u00abALGUNA VEZ\u00bb). DATOS DE 1999.<\/strong><\/p>\n\n\n
\n <\/td>\n Total<\/strong><\/td>\n Primaria
\nESO<\/td>\nBachillerato<\/td>\n FP<\/td>\n Universidad Ciclo 1\u00ba<\/td>\n Universidad
\nCiclos 2\u00ba-3\u00ba<\/td>\n<\/tr>\n\n Causar destrozos (rayar coches, …)<\/strong><\/td>\n 7.7<\/strong><\/td>\n 6.5<\/td>\n 8.0<\/td>\n 8.5<\/td>\n 7.8<\/td>\n 7.0<\/td>\n<\/tr>\n \n