{"id":12145,"date":"1999-07-01T11:30:41","date_gmt":"1999-07-01T09:30:41","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=12145"},"modified":"1999-07-01T11:30:41","modified_gmt":"1999-07-01T09:30:41","slug":"claves-culturales-para-el-siglo-xxi","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/claves-culturales-para-el-siglo-xxi\/","title":{"rendered":"Claves culturales para el siglo XXI"},"content":{"rendered":"
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\nAndr\u00e9s Tornos<\/strong>\u00a0es profesor de Teolog\u00eda en la Universidad Pontificia \u00abComillas\u00bb (Madrid).<\/em>
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\nS\u00edntesis del art\u00edculo:
\nEl art\u00edculo \u2014texto o \u00abrollo\u00bb, que dice su autor\u2014 propone seis claves culturales para el siglo XXI, formuladas a trav\u00e9s de otras tantas \u00abdobles v\u00edas\u00bb: universalidad y diferencia, saber de expertos y \u00absaber vivir\u00bb, placer y trabajo, esperanza y calidad de vida, poder e impotencia, opciones y fatalidades. Todas esas dobles perspectivas est\u00e1n en la conciencia profunda de la mayor\u00eda de las personas.
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\nAl comenzar los 90 se volvi\u00f3 inevitable hablar de\u00a0Nueva Evangelizaci\u00f3n.<\/em>\u00a0La historia agitada del siglo XX hab\u00eda transformado a los oyentes potenciales del Evangelio y la fe se hab\u00eda abierto a nuevas experiencias que tambi\u00e9n hab\u00edan transformado a los evangelizadores.
\nDos principios b\u00e1sicos se impon\u00edan para orientar la nueva evangelizaci\u00f3n: actualizar los lenguajes y recuperar la potencia prof\u00e9tica.\u00a0Actualizar los lenguajes<\/em>, para poder conectar con las nuevas formas de entender el mundo vital y cotidiano. Pero no actualizarlos por mero oportunismo y simplemente para quedar bien, sino precisamente para lo contrario. Para\u00a0devolver al anuncio del Evangelio su fuerza transformadora de los tiempos y de la historia del mundo,<\/em>\u00a0o sea, su fuerza cr\u00edtica y prof\u00e9tica.
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\nLa\u00a0Evangelii Nuntiandi\u00a0<\/em>de Pablo VI hab\u00eda visto con claridad que esa actualizaci\u00f3n de los lenguajes evangelizadores, si quer\u00eda mantener la fuerza transformadora propia del Evangelio, ten\u00eda que hacerse en profundidad (cf. n\u00ba 63). No podr\u00eda quedarse en una transformaci\u00f3n externa del vocabulario. Habr\u00eda de llegar al trasfondo de las experiencias que hacen romper con las palabras de siempre y con los que se empe\u00f1an en seguir habl\u00e1ndolas. Tendr\u00eda que saber ir, por instinto y por reflexi\u00f3n, a las inquietudes y a los temas inspiradores de los nuevos lenguajes. A explorar esas inquietudes y temas inspiradores de los nuevos lenguajes quiere aportar algo este \u00abtexto\u00bb\u00a0<\/em>o este \u00abrollo\u00bb.
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\n <\/p>\n\n
\nHe escrito las palabras\u00a0texto\u00a0<\/em>o\u00a0rollo.\u00a0<\/em>Unas palabras distintas de las que se usaban antes (que hubieran sido \u00abart\u00edculo\u00bb, \u00abreflexiones\u00bb, \u00abexposici\u00f3n\u00bb…). Desentra\u00f1ar algunas inquietudes que pueden inspirar este cambio de palabras nos sirve como ejemplo de los cambios culturales profundos que constantemente hacen nacer nuevos modos de hablar.
\n
\nEn el mundo acad\u00e9mico, \u00bfpor qu\u00e9 se dir\u00eda \u00abeste texto\u00bb\u00a0<\/em>en vez de \u00abeste art\u00edculo\u00bb? Sin duda para indicar que las mismas cuestiones podr\u00edan tratarse por otros de modo distinto, orient\u00e1ndose y poni\u00e9ndose por escrito de muchas otras maneras y d\u00e1ndose lugar a otros infinitos\u00a0textos\u00a0<\/em>sobre el mismo tema.
\nY en situaciones de m\u00e1s familiaridad, \u00bfpor qu\u00e9 se dir\u00eda \u00abeste rollo\u00bb en vez de decir \u00abestas reflexiones\u00bb? Pues por algo parecido: por quitar importancia a la cosa y reconocer que puede ser pesado o poco pertinente lo que se propondr\u00e1, pudiendo en todo caso hacerse de otra manera.
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\nEn ambos casos se hace presente la atenci\u00f3n a una misma sensibilidad de fondo: que hay mucha gente que habla y que el escuchar puede hacerse pesado; que el que habla no puede monopolizar las ideas sobre las que trata; que el mundo de la comunicaci\u00f3n es inmenso y variado.
\n
\nPor eso es imprescindible en el mundo de hoy, para conectar con el nivel de conciencia a que ha llevado el siglo XX, hablar lenguajes que tengan en cuenta esa especial sensibilidad. Esto exige que quienes hablamos nos dirijamos a nuestros oyentes o lectores como a quienes viven en un mundo mucho mayor que el definido por la relaci\u00f3n entre nosotros mismos y ellos. Que les hablemos como a personas que tienen muchos otros interlocutores y unas aficiones o gustos personales tal vez distintos de los nuestros.
\n
\nEse mundo en que viven nuestros interlocutores podr\u00edamos caracterizarlo, por tanto, con dos rasgos: el de\u00a0la universalidad<\/em>\u00a0y el de\u00a0la diferencia<\/em>. El de\u00a0la universalidad<\/em>, porque abarca a toda la tierra. El de\u00a0la diferencia<\/em>, porque siempre quien escucha es superconsciente de que en la anchura del mundo hay diferentes maneras de ver las cosas.
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\nNo es como antes, cuando la intercomunicaci\u00f3n entre aquellos que\u00a0\u201cllevaban la palabra\u201d\u00a0<\/em>(= los encargados de hablar)\u00a0<\/em>y los que les atend\u00edan se estructuraba como si no hubiera muchos m\u00e1s pareceres dignos de considerarse, adem\u00e1s de los que iban a proponerse. O como a\u00fan sucede a veces con personas de cierta autosuficiencia, que no sienten la necesidad de tener en cuenta la existencia de mundos de ideas diferentes del propio. Pero estas personas resultan hoy un tanto inadaptadas a la realidad, porque ahora el nivel de conciencia le est\u00e1 siempre diciendo a uno:\u00a0hay m\u00e1s mundos y, de un modo u otro, se nos impone el tener en cuenta que hay m\u00e1s mundos.<\/em>
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\n <\/p>\n\n
\nOtro rasgo que caracteriza a la conciencia profunda que heredamos de este siglo XX, siguiendo con lo que aparece en la manera de vivirse la relaci\u00f3n de la gente con \u00ablos que llevan la palabra\u00bb, es el siguiente: hoy sentimos en carne viva la diferencia que hay entre\u00a0\u00ablos saberes de expertos\u00bb<\/em>\u00a0y el\u00a0\u00absaber vivir\u00bb.\u00a0<\/em>La conciencia profunda de los destinatarios de nuestra palabra estar\u00e1 clasificando lo que decimos con arreglo al criterio de distinguir si es\u00a0palabra de experto\u00a0<\/em>o\u00a0saber vital.<\/em>\u00a0Y a nosotros nos interesa mucho el tenerlo en cuenta.
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\nNo hace falta mucho an\u00e1lisis para subrayar que nuestra sociedad de fin del siglo XX es, seg\u00fan parecer general de los soci\u00f3logos, una sociedad\u00a0de expertos.\u00a0<\/em>O sea, una sociedad en que constantemente les necesitamos y estamos en contacto con ellos. Por ejemplo: antes uno sab\u00eda solucionar casi todas las cosas de su casa; ahora constantemente hay que contactar con expertos para ello (vg. si se estropea la nevera o el calentador de gas, la lavadora, el ascensor…). Y en pol\u00edtica se necesitan t\u00e9cnicos para asesorar: programas econ\u00f3micos, estudios de opini\u00f3n, efectos del d\u00e9ficit. Ni qu\u00e9 decir tiene mantenimiento de autom\u00f3viles, mejunjes de higiene y cosm\u00e9tica, planes de vacaciones…
\nAbsolutamente nadie sabe de todo y los saberes est\u00e1n muy divididos. As\u00ed son los saberes de los expertos y nos son imprescindibles a cada paso, fall\u00e1ndonos tambi\u00e9n muchas veces.
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\nEn todo caso y conforme al nivel de conciencia de hoy, no se espera todo de los expertos. Ni siquiera demasiado. Sabemos que su saber es impersonal y que con ellos y sin ellos hemos de saber elegir, entre la infinitud de posibilidades que sus conocimientos nos ofrecen, lo que nos conviene seg\u00fan nuestra propia personalidad y posibilidades. A esto \u00faltimo se refiere\u00a0otro saber<\/em>, no especializado y no impersonal,\u00a0el saber vivir.<\/em>
\nPues bien: \u00bfd\u00f3nde se sit\u00faa lo que sabe y dice el agente de pastoral? \u00bfen el saber de expertos o en lo que pertenece al saber vivir?
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\nCreo que antes el sacerdote era \u00abun\u00a0experto\u00a0<\/em>en cosas del alma\u00bb.\u00a0<\/em>Hoy, si quiere hablar como ese experto, lo tendr\u00e1 seguramente muy dif\u00edcil. Lo primero, porque a ese experto no se le concede sino autoridad\u00a0t\u00e9cnica\u00a0<\/em>y de ninguna manera la que penetra hasta el interior de la personalidad… Por eso no se acepta que el experto le interpele a uno sobre su proyecto de vida. Ni siquiera al psic\u00f3logo. Y un agente de pastoral \u00bfno tendr\u00e1 que interpelar a otros sobre su proyecto de vida? Pero adem\u00e1s uno, si necesita de un\u00a0experto en cosas del alma,\u00a0<\/em>lo m\u00e1s probable es que busque a un psic\u00f3logo (y en el agente pastoral, s\u00f3lo al psic\u00f3logo, no al evangelizador).
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\nAhora pues el agente de pastoral tendr\u00eda que saber ayudar a\u00a0\u00absaber vivir\u00bb<\/em>\u00a0Pero la clase de autoridad que uno concede a quien pretende ayudar a\u00a0\u00absaber vivir\u00bb\u00a0<\/em>es distinta de la de los expertos. M\u00e1s bien que conseguirse con t\u00edtulos acad\u00e9micos o profesionales se consigue por el boca a boca de las personas o grupos que han encontrado en alguien apoyo para\u00a0\u00absaber vivir\u00bb,\u00a0<\/em>o tambi\u00e9n gracias a encuentros casuales bien aprovechados.
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\nResumiendo:<\/em>\u00a0un agente de pastoral, en el nivel de conciencia de este fin de siglo, tiene que conseguir reconocimiento como sabio de\u00a0\u00absaber vivir\u00bb\u00a0<\/em>y no basta con que aparezca como \u00abexperto en cosas\u00bb. Esto tiene efectos muy importantes sobre el trabajo pastoral. Porque hay muchos ambientes en el mundo de los j\u00f3venes (y en el de los adultos), en que el\u00a0\u00absaber vivir\u00bb\u00a0<\/em>se considera poco compatible con las figuras de los agentes pastorales.
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\n <\/p>\n\n
\nLos an\u00e1lisis culturales dicen que este siglo ha sido el final del\u00a0homo faber<\/em>, del hombre que se defin\u00eda por su trabajo. No es que el goce fuera antes indiferente; nunca lo ha sido. Lo que ocurr\u00eda era que el trabajo se ve\u00eda como lo que ennoblec\u00eda y dignificaba, lo que expresaba el poder de la raz\u00f3n humana en el mundo. El gozar en cambio no se consideraba dignificante. Se ve\u00eda m\u00e1s bien como una especie de a\u00f1adido a la dignidad. Un reflejo de esa manera de ver el trabajo es la obra \u00abTeolog\u00eda del Trabajo\u00bb, del P. Chenu, uno de los grandes te\u00f3logos del Concilio. Hoy nos resulta un libro anticuad\u00edsimo.
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\nPor eso la humanidad se defin\u00eda frente a la animalidad por su aptitud para el trabajo planificado y creador. Y efectivamente era el trabajo lo que se planificaba en la vida, mientras que la diversi\u00f3n no se planificaba creativamente. Se tomaba lo que hab\u00eda. Lo t\u00edpico de una buena persona era\u00a0ser un honrado trabajador\u00a0<\/em>y en cambio decir de uno que se dedicaba sobre todo a divertirse era como llamarle par\u00e1sito, no se consideraba signo t\u00edpico de una vida valiosa.
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\nHoy lo que ha venido a llamarse\u00a0calidad de vida\u00a0<\/em>es lo que se exige para juzgar que una vida es una vida digna. Y se considera que una cierta proporci\u00f3n de confort y de tiempo libre, un espacio de libertad para desarrollar o expresar las propias aficiones y gustos, pertenecen necesariamente a la calidad de vida. Las vacaciones se planifican tanto como el trabajo y muchas personas se identifican a s\u00ed mismas por sus aficiones y estilos de libertad m\u00e1s que por su trabajo profesional.
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\nLa fe antes, en l\u00ednea con ello, se viv\u00eda sobre todo como una ayuda\u00a0para el trabajo de vivir.\u00a0<\/em>Como compromiso y tarea en orden a la construcci\u00f3n del futuro del mundo. Y al pensar esa inmensa dignidad se dejaban sin pensar los otros aspectos que hoy entran en la\u00a0calidad de vida:<\/em>\u00a0el goce, la expansi\u00f3n de una libertad que puede liberarse de lo utilitario y necesario.
\nHoy no pueden dejarse de lado esos aspectos de la calidad de vida cuando se trata de comunicar la fe. Porque en nuestra situaci\u00f3n cultural la conciencia relaciona tales aspectos con exigencias irrenunciables de una vida digna.
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\nEn esa l\u00ednea est\u00e1n los que se han llamado\u00a0\u00abvalores post-materialistas\u00bb.\u00a0<\/em>Estos tienen que ver con el ocio, la est\u00e9tica, la amistad, la ruptura de la monoton\u00eda, la libre configuraci\u00f3n de la personalidad. Estos se reivindican frente a la sola preocupaci\u00f3n por trabajo, el orden social, el poder econ\u00f3mico, la eficacia organizativa.
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\nEn cuanto al reconocimiento de la importancia actual de estos valores postmaterialistas ha de irse a fondo. No se trata simplemente de crear situaciones agradables para la comunicaci\u00f3n de los contenidos de la fe, como sol\u00eda procurarse por ejemplo en los grupos juveniles. O de asociar a estos contenidos con vivencias est\u00e9ticamente bellas (y hasta sublimes), como las que generaba la gran m\u00fasica religiosa, o la arquitectura o la escultura.
\nAhora se trata de que los contenidos mismos de la fe, no s\u00f3lo su contexto, expresen\u00a0calidad de vida,<\/em>\u00a0apertura a horizontes de libre expansi\u00f3n de la personalidad, de satisfacciones no limitadas a la practicidad de lo \u00fatil. En el Evangelio necesitamos reencontrar y transmitir aquella alegr\u00eda y creatividad que comunic\u00f3 en sus principios, cuando significaba mucho m\u00e1s que mera ayuda para afrontar los cansados problemas del d\u00eda a d\u00eda.
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\n <\/p>\n\n
\nSi el mensaje del Evangelio es mensaje de esperanza, las representaciones dominantes de lo que en una \u00e9poca se espera son cuesti\u00f3n clave para anunciarlo. Y corremos el peligro de no atender a tres disonancias que resonar\u00edan en los o\u00eddos de los oyentes de hoy ante una proclamaci\u00f3n del Evangelio que se hiciera con arreglo a los antiguos moldes de comprensi\u00f3n de la esperanza: disonancia en cuanto a las inquietudes por el futuro, disonancia en cuanto a los caminos del buen esperar, disonancia en cuanto a la valoraci\u00f3n misma de la esperanza.
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\nY es que los moldes de comprensi\u00f3n de la esperanza han cambiado profundamente en los dos siglos largos transcurridos desde que, por influjo de las ideas de la Ilustraci\u00f3n, empez\u00f3 a imponerse la confianza en el progreso imparable de la humanidad.
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\nHasta esa \u00e9poca el tiempo se viv\u00eda como un retornar casi constante, a\u00f1o tras a\u00f1o, de las mismas situaciones de trabajo, de felicidad o de riesgo. Desde entonces el tiempo es un espacio irrenunciable de cambio y progreso. Las inquietudes y esperanzas anteriores a esa \u00e9poca eran, o bien peque\u00f1as inquietudes y esperanzas para lo terreno, o bien grandes esperanzas para lo transtemporal. Pero desde esa \u00e9poca las grandes esperanzas empiezan a inscribirse en el horizonte del tiempo terreno y se vuelve borroso lo transtemporal.
\nEl tiempo presente ya no se abre tan inmediatamente a lo eterno, sino que se abre a nuevos y mejores tiempos terrenos.
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\nE incluso en cuanto a \u00e9stos ha habido \u00faltimamente cambios. Porque si hacia la mitad de este siglo XX cre\u00eda sintetizarse lo esperado del progreso con la f\u00f3rmula \u00abavance de la raz\u00f3n y la libertad\u00bb, hoy ya no es del todo as\u00ed. No porque se haya renunciado a tal avance, sino porque la f\u00f3rmula, en el sentir com\u00fan, resulta demasiado abstracta e incompleta.
\nPor eso lo que hoy quiere esperarse del futuro es, antes que lo eterno y el solo avance de la raz\u00f3n y de la libertad, la calidad de vida a que nos estamos refiriendo. Esto es lo que hoy pedir\u00edan en concreto la raz\u00f3n y la libertad.
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\nPor eso el riesgo de las tres disonancias a que arriba me refer\u00ed. Primero, disonancia en cuanto a las inquietudes por el futuro. Porque hasta la Ilustraci\u00f3n se trataba de inquietudes ultraterrenas. Hasta mediados de este siglo se trataba de grandes futuros ut\u00f3picos, los correspondientes a los\u00a0grandes relatos\u00a0<\/em>sobre emancipaci\u00f3n y justicia. Pero ahora se trata de una calidad de vida pensada a corto plazo.
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\nSegundo, disonancia en cuanto a la comprensi\u00f3n de los caminos de la esperanza. Hasta la Ilustraci\u00f3n era necesario atenerse a leyes y doctrinas sobre la conducta cotidiana, para poder confiar en que las esperanzas se le har\u00edan realidad al\u00a0esperador<\/em>. Despu\u00e9s, hasta mediados de este siglo, hab\u00eda que transformar el mundo; el proceder de los hombres y mujeres esperanzados tendr\u00eda que ser l\u00f3gicamente militante.
\nPoco a poco se ha ido formando una nueva mentalidad: se supone que uno es l\u00f3gico cuando espera calidad de vida si vive con calidad, es decir, libre y relajadamente. De lo contrario sus esperanzas ser\u00e1n casi siempre proyecciones patol\u00f3gicas.
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\nTercero, disonancia en cuanto a la valoraci\u00f3n de la esperanza. La valoraci\u00f3n de la esperanza supon\u00eda antes valorar el futuro m\u00e1s que el presente: bien un futuro eterno y transmundano (cristianismo m\u00e1s tradicional), bien un futuro intramundano (cristianismo m\u00e1s modernizado). Hoy tiene que hablarse de la esperanza a sabiendas de que el presente se vive como mucho m\u00e1s irrenunciable que el futuro. Se encuentra disparatada la antigua idea revolucionaria de que vale la pena sacrificar a la generaci\u00f3n presente por el bien de las futuras generaciones.
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\n <\/p>\n\n
\nLos dos siglos transcurridos desde la revoluci\u00f3n industrial han sido dos siglos de incesantes avances en el domino de la naturaleza, lo cual ha dado lugar a un desarrollo vertiginoso. La disponibilidad de recursos materiales se ha multiplicado, casi todas las enfermedades pueden vencerse, en los pa\u00edses desarrollados la vida se ha hecho m\u00e1s c\u00f3moda y se ha alargado como 30 a\u00f1os. Por eso la conciencia de los hombres y mujeres de hoy, sobre todo la de los j\u00f3venes, est\u00e1 impregnada de la idea de que la humanidad tiene un inmenso poder.
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\nDesde ese sentimiento del poder\u00edo de la humanidad las limitaciones y problemas del d\u00eda a d\u00eda no se viven exactamente como limitaciones y desgracias, sino como un atraso, como algo indebido e injusto, como algo que ocurre por culpa de alguien. Se encuentra absurdo que la humanidad busque salvadores o crea en salvadores, m\u00e1s bien ella misma ser\u00eda responsable de solucionar sus problemas. Y si no los soluciona es por culpa de alguien o de algunos que, disponiendo del poder, no act\u00faan como deber\u00edan y podr\u00edan actuar.
\n
\nLa cuesti\u00f3n del poder, de la distribuci\u00f3n y ejercicio del poder, est\u00e1 presente por tanto en todo choque con la realidad dura de la vida. Si hay pobreza, si la asistencia sanitaria fracasa, si falta trabajo, si se multiplican las muertes en la carretera, de todo esto tienen la culpa los que poseen el poder (l\u00e9ase autoridades econ\u00f3micas, seguridad social, Director de Tr\u00e1fico, etc.).
\nY ante ellos y frente a ellos la impotencia del com\u00fan de la gente. Una impotencia que se considera injusta. Con la particularidad de que hoy ya no se cree que un cambio revolucionario podr\u00eda sanar del todo los vicios del poder. Ha crecido el poder de la humanidad, pero igual o m\u00e1s ha crecido la sensaci\u00f3n de impotencia de los individuos frente a los vicios del poder.
\n
\nHay una versi\u00f3n crudamente atea de esta experiencia de fondo, seg\u00fan la cual este poder impotente de la humanidad es incompatible con la idea de un Dios Salvador. Pero la representaci\u00f3n del poder impotente de la humanidad no es necesariamente atea y la comparten impl\u00edcitamente creyentes y no creyentes.
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\nEsto nos pide que repensamos ante nosotros mismos a fondo nuestro modo de anunciar la salvaci\u00f3n que esperamos de Jes\u00fas. Pues por un lado el Evangelio que anunciamos tendr\u00e1 que ser de veras evangelio de salvaci\u00f3n, es decir, crucial para la humanidad. No s\u00f3lo apertura hacia bellos y buenos sentimientos, o hacia militancia humanista, o hacia perspectivas consolatorias o misteriosas y transcendentales, que dejen pensar que lo crucial de la vida se juega en otra parte.
\nY por otro lado deber\u00e1 contar con que el sentir vital de hoy considera como una pura evidencia la idea de que nada puede salvar a la humanidad sino su propio poder y que de los errores de ese poder no hay Dios que salve.
\n
\nPor eso la cuesti\u00f3n del poder \u2014su lugar en la marcha de las cosas\u2014 y el dominio de Dios sobre esa marcha de las cosas tienen que estar en el trasfondo del Evangelio por nosotros anunciado. Con la particularidad, adem\u00e1s, de que para esos problemas de poder se ha perdido el inter\u00e9s por las soluciones definitivas, crey\u00e9ndose s\u00f3lo en lo que permite navegar mal que bien a corto plazo, mirando hacia todo con bastante provisionalidad e inmediatismo.
\n
\n <\/p>\n\n
\nEl existencialismo insisti\u00f3 a la vez en el poder de la fatalidad y en la necesidad de la libertad. El eslogan de Sartre \u2014hacer algo con lo que los dem\u00e1s hacen con nosotros\u2014 resum\u00eda muy bien la actitud de fondo que estaba cuajando en la Europa de su tiempo. En cuanto a ello la filosof\u00eda no inventaba nada, simplemente formulaba lo que estaba apareciendo en los a\u00f1os 40 y terminar\u00eda de cuajar en los 70, cuando sobrevino el desencanto de los empe\u00f1os ut\u00f3picos reinantes en los 60 y el existencialismo ya estaba pr\u00e1cticamente muerto.
\n
\nEso que estaba apareciendo en los a\u00f1os 40 era consecuencia de los horrores de la guerra mundial, que arrasaron como un cicl\u00f3n las expectativas materiales de millones de familias y el optimismo sobre el avance moral de la humanidad de las clases intelectuales. Nadie hab\u00eda querido aquellos horrores y se experimentaron como una tremenda demostraci\u00f3n del poder de la fatalidad.
\n
\nY sin embargo la propaganda b\u00e9lica y la autosatisfacci\u00f3n de los vencedores recubrieron de momento esa revelaci\u00f3n del poder de la fatalidad con la exaltaci\u00f3n de la victoria sobre los fascismos y con el despliegue de nuevas utop\u00edas de desarrollo y bienestar, presididas por la idealizaci\u00f3n de los poderes de la libertad desarrollista. La d\u00e9cada de los 60 y su culminaci\u00f3n en la revoluci\u00f3n parisina de Mayo del 68 expresaban ese estado de \u00e1nimo.
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\nLos existencialistas hab\u00edan sabido ver mejor los poderes de la fatalidad que se escond\u00edan bajo la invitaci\u00f3n a optar por bellos futuros. El fracaso estrepitoso de los revolucionarios del 68 y de la Alianza por el Progreso impulsada por Kennedy inauguraron la d\u00e9cada desencantada de los 70, que tambi\u00e9n vivimos en Espa\u00f1a casi en seguida de consumarse la transici\u00f3n democr\u00e1tica. Y la simb\u00f3lica ca\u00edda del Muro de Berl\u00edn, y de todo\u00a0el socialismo real,\u00a0<\/em>consumaron el ciclo.
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\nHereda pues el siglo XXI un estado de conciencia en que el optar personal y pol\u00edtico no se concibe\u00a0como alternativa<\/em>\u00a0a un vivir fatalista, sino como\u00a0una necesidad interna\u00a0<\/em>de quienes vivimos dominados y limitados por fatalidades. La cosa tiene que ver con lo m\u00e1s arriba indicado a prop\u00f3sito de la simult\u00e1nea conciencia de poder e impotencia desde la que valoramos lo humano.
\nUna gran dosis de realismo se nos impone a la hora de orientar y ayudar a otros, y de proponerles el seguimiento del Evangelio. Sin ese realismo, casi sancho-pancesco, no seremos m\u00ednimamente cre\u00edbles.
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\nCaracterizar el\u00a0estado de conciencia<\/em>\u00a0con que\u00a0\u00abentramos\u00bb\u00a0<\/em>en el siglo XXI es un intento de alcances m\u00e1s bien dudosos. Lo primero por la gran fragmentaci\u00f3n que reina en la cultura de hoy; lo segundo, por la inestabilidad que se registra en el modo de asumirse y rechazarse los criterios culturalmente dominantes.
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\nPrimero la fragmentaci\u00f3n.<\/em>\u00a0Unos sectores sociales ven las cosas de una manera y otros de otra. Y no puede sino ser as\u00ed, porque las experiencias dominantes en unos y otros grupos son diferentes. Los j\u00f3venes no ven las cosas como los adultos o los ya mayores, las mujeres no tienen las mismas perspectivas que los varones, los distintos estratos socio-econ\u00f3micosest\u00e1n influidos por corrientes de memoria hist\u00f3rica cargadas de materiales nada parecidos.
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\nY luego la inestabilidad.<\/em>\u00a0Precisamente se distingue la mentalidad de nuestro tiempo, particularmente la de los j\u00f3venes, por una actitud relativamente distanciada con respecto a los distintos estilos de vida en que participan o saben que pueden participar, adoptando en unos momentos las posiciones propias de unos y en otros momentos las propias de otros. Un grupo de j\u00f3venes lo expresaba muy bien refiri\u00e9ndose a su visi\u00f3n de los j\u00f3venes:\u00a0\u201cVas a Malasa\u00f1a\u00a0<\/em>(barrio de Madrid conocido por su ambiente anarco, pasota y af\u00edn a la cultura de la droga blanda)\u00a0y ves las cosas como se ven en Malasa\u00f1a; haces una marcha a la sierra y est\u00e1s viendo las cosas de otra manera; vas a examinarte y las ves de otra manera; y en los tres sitios est\u00e1s ensayando formas de ser y de comprender las cosas\u201d.<\/em>
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\n\u00bfEst\u00e1n viviendo alg\u00fan ensayo de su forma de estar en el mundo los j\u00f3venes que tratan con nosotros? \u00bfO tal vez est\u00e1n queriendo desplegar en esos contextos uno de los aspectos de su vida, no el total de lo que quieren que sea su vida?
\nDe todas formas los rasgos que anteriormente he descrito estar\u00e1n subterr\u00e1neamente en la conciencia profunda de la mayor\u00eda de las personas con las que tratamos, prontos a hacerse sentir en un momento posterior al de los moment\u00e1neos episodios de ese trato. Esa es la manera como concibo lo que he tratado de expresar.\u00a0n
\n <\/p>\nAndr\u00e9s Tornos<\/h2>\n