{"id":12147,"date":"1999-07-01T11:33:22","date_gmt":"1999-07-01T09:33:22","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=12147"},"modified":"1999-07-01T11:33:22","modified_gmt":"1999-07-01T09:33:22","slug":"fe-y-experiencia-religiosa-a-lo-largo-del-siglo-xx","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/fe-y-experiencia-religiosa-a-lo-largo-del-siglo-xx\/","title":{"rendered":"Fe y experiencia religiosa a lo largo del siglo XX"},"content":{"rendered":"
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\nJuan Mart\u00edn Velasco<\/strong>\u00a0es profesor y director del Instituto Superior de Pastoral (Madrid) de la Universidad Pontificia de Salamanca.<\/em>
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\nS\u00edntesis del art\u00edculo:
\nTras pasar revista a algunas de las previsiones y profec\u00edas que los hombres del siglo XIX hab\u00edan previsto para el XX, el autor se detiene a considerar la proclamaci\u00f3n de la muerte de Dios y el anuncio del advenimiento del nihilismo. Nietzsche ten\u00eda raz\u00f3n cuando al considerar que se trataba de un anuncio prematuro: \u201cEs nuestro siglo el que lo ha hecho presente…\u201d Por eso, \u201cla experiencia de Dios en el siglo XX ha sido, est\u00e1 siendo, en gran medida la experiencia de su ocultamiento\u201d. A pesar o, mejor, gracias a ese oscurecimiento hemos podido hacer una experiencia muy particular y rica de la fe. Para la que hemos contado con tres ayudas inestimables: lectura renovada de la Escritura, di\u00e1logo con la sociedad y el testimonio de los grandes creyentes. Las perspectivas de futuro est\u00e1n ah\u00ed: creer en solidaridad con los no creyentes y \u201crenovar las formas de encarnaci\u00f3n de la eclesialidad\u201d coloc\u00e1ndolas m\u00e1s en sinton\u00eda con el evangelio.
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\nEl t\u00edtulo que me propone\u00a0Misi\u00f3n Joven<\/em><\/strong>\u00a0<\/em>abre un panorama inabarcable. Renunciar\u00e9, pues a una visi\u00f3n sin\u00f3ptica y me limitar\u00e9 a algunos aspectos caracter\u00edsticos de la evoluci\u00f3n de la conciencia y la realizaci\u00f3n de la experiencia cristiana a lo largo del siglo que termina.
\nPara evaluar lo que ha sucedido y para relativizar nuestros propios afanes prospectivos, comenzar\u00e9 recordando las previsiones de finales del siglo XIX sobre el siglo XX, cuando \u00e9ste se anunciaba o comenzaba su curso.
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\n <\/p>\n\n
\nLos hombres del siglo XIX hab\u00edan previsto, con buenas dosis de envidia, un siglo XX en el que el progreso cient\u00edfico y t\u00e9cnico y el desarrollo econ\u00f3mico y social habr\u00edan de procurar a la humanidad la soluci\u00f3n de todos sus problemas y una era de felicidad. Pensemos en los ingenuos prop\u00f3sitos del cientismo, en las propuestas de la raz\u00f3n ilustrada y en las previsiones marxistas de una sociedad sin clases que eliminar\u00eda todas las razones de alienaci\u00f3n para el hombre.
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\nEs verdad que el desarrollo de la ciencia y la t\u00e9cnica han dejado cortos los pron\u00f3sticos m\u00e1s atrevidos y han hecho realidad lo que por aquellas fechas parec\u00edan sue\u00f1os de escritores como Julio Verne y relatos de ciencia ficci\u00f3n. Pero tambi\u00e9n lo es que el siglo XX ha puesto de manifiesto la \u00abdial\u00e9ctica de la Ilustraci\u00f3n\u00bb, ha cavado un foso entre el desarrollo cient\u00edfico y el progreso t\u00e9cnico, por una parte, y la pobreza y la lentitud del progreso \u00e9tico, por otra; y que hoy somos conscientes de que la ciencia y la t\u00e9cnica han resuelto muchos problemas, pero no han respondido al enigma de la condici\u00f3n humana y que los anhelos m\u00e1s profundos siguen intactos, desplazados a nuevas metas no menos lejanas que las que la humanidad se propon\u00eda a comienzos de siglo.
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\nTodo eso, sin contar los progresos cient\u00edficos y t\u00e9cnicos logrados a costa de quien los ha desarrollado, que se vuelven contra su autor, y amenazan el cosmos en el que vive, su calidad de vida y hasta su supervivencia. Recordemos tan s\u00f3lo el desarrollo de la energ\u00eda nuclear, el problema ecol\u00f3gico y algunas cuestiones de bio\u00e9tica.
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\nPor otra parte, ha habido unos a\u00f1os en los que el marxismo, implantado por la fuerza en medio mundo, ha dominado la vida de los miles de millones de personas que viv\u00edan en el mundo comunista y ha seducido a otros muchos \u2014sobre todo, intelectuales y pol\u00edticos\u2014 habitantes del mundo occidental. Pero su fracaso, perceptible ya en la vida de las sociedades a las que dominaba, se ha sellado con la disoluci\u00f3n del imperio que hab\u00eda forjado, simb\u00f3licamente manifestada en la ca\u00edda del muro de Berl\u00edn.
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\nTras la superaci\u00f3n de la divisi\u00f3n del mundo en bloques y de la guerra fr\u00eda que esa divisi\u00f3n generaba, no han faltado quienes hayan proclamado el final de la historia, no se sabe si como \u00abparte\u00bb de victoria de unos, o como confesi\u00f3n del fracaso de todos.
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\nEn todo caso, despu\u00e9s de tantas promesas y tantos logros y \u00e9xitos parciales, la humanidad, al final del siglo XX, sigue enfrentada con un destino que no es capaz de explicar ni de dominar, envuelta en cuestiones radicales que es incapaz de responder, anhelando un ideal de felicidad que, cuando cree poder tocar con las manos, se le aleja o se le evapora sin remedio. Es la se\u00f1al de que el hombre es incapaz de coincidir consigo mismo, porque est\u00e1 abierto a una trascendencia que le habita y le supera. Es la se\u00f1al de que \u00abel hombre supera infinitamente al hombre\u00bb.
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\nPor eso, tal vez, a pesar de todas las promesas de que la humanidad llegar\u00eda a salvarse por s\u00ed misma y abandonar\u00eda las ineficaces promesas de salvaci\u00f3n de las religiones, \u00e9stas, despu\u00e9s de incontables crisis, ocultamientos, transformaciones y camuflajes, siguen presentes en las sociedades secularizadas bajo la forma ambigua de los incontables nuevos y no tan nuevos movimientos religiosos.
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\nAs\u00ed, al final de un siglo que se anunciaba como el que iba a asistir al final de la religi\u00f3n, hoy proliferan las nuevas y no tan nuevas formas m\u00e1s o menos ambiguas de experiencia religiosa, suscitadas por los m\u00e1s variados medios e interpretadas por quienes pasan por ellas como experiencias cumbre, sentimientos oce\u00e1nicos, experiencias trascendentales, tomas de contacto con el m\u00e1s all\u00e1, inmersi\u00f3n en el absoluto, m\u00edsticas salvajes, m\u00edsticas ateas o, muy gen\u00e9ricamente, experiencias de lo sagrado.
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\n <\/p>\n\n
\nEl siglo XIX se cerr\u00f3 con la proclamaci\u00f3n por Nietzsche de la muerte de Dios y el anuncio del advenimiento del nihilismo. Todos recordamos el texto que no es necesario repetir:\u00a0\u00ab\u00bfD\u00f3nde est\u00e1 Dios?<\/em>\u00a0\u00a1Dios ha muerto! \u00a1Lo hemos matado nosotros!… \u00bfNo es verdad que vamos vagando por una nada inmensa?\u00bb Los que mejor conocen la obra llena de paradojas, extra\u00f1a y profunda de este autor tienen buen cuidado de advertirnos que el sentido de su proclamaci\u00f3n no era augurar la simple y superficial victoria de las teor\u00edas que niegan la existencia de Dios sobre las que la afirman.
\n
\nLa \u00abmuerte de Dios\u00bb, ligada a las terribles conmociones que expresan las preguntas que siguen a su anuncio, parece evocar una trasvaloraci\u00f3n radical del edificio entero de los valores y las verdades edificadas sobre su afirmaci\u00f3n, con el consiguiente paso por el nihilismo, y el enfrentamiento del hombre con una realidad nueva que requiere de \u00e9l la voluntad de poder, la afirmaci\u00f3n gozosa de lo que es y el advenimiento del superhombre.
\n
\nPero ten\u00eda Nietzsche raz\u00f3n para afirmar que su anuncio del nihilismo y de la muerte de Dios ven\u00eda demasiado pronto. Es nuestro siglo el que lo ha hecho presente con los cataclismos humanos que han constituido dos guerras mundiales, el holocausto del pueblo jud\u00edo, los gulags sovi\u00e9ticos y las sucesivas cat\u00e1strofes humanitarias. Finalmente, la exclusi\u00f3n de poblaciones, tal vez de continentes enteros, que comporta la divisi\u00f3n norte\u2011sur presta proporciones gigantescas a ese eclipse total, a ese ocultamiento de Dios que se produce cada vez que asistimos a la vejaci\u00f3n, la humillaci\u00f3n y la eliminaci\u00f3n de las personas, que son su reflejo y su imagen.
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\nPorque la pregunta que se hicieron las v\u00edctimas en Auschwitz: \u00abAqu\u00ed \u00bfd\u00f3nde est\u00e1 Dios?\u00bb; la que se hicieron quienes con un m\u00ednimo de sentido moral conocieron despu\u00e9s sus horrores: \u00ab\u00bfSe puede hablar de Dios despu\u00e9s de Auschwitz?\u00bb, nos la hemos hecho posteriormente, una y otra vez, ante todos esos hecho atroces que vienen sucedi\u00e9ndose durante la segunda mitad de nuestro siglo.
\n
\nAs\u00ed, la experiencia de Dios en el siglo XX ha sido, est\u00e1 siendo, en gran medida la experiencia de su ocultamiento, de la noche m\u00e1s oscura para los que, tal vez ajenos a la hondura, la oscuridad y el riesgo que comporta creer, antes de pasar por esa noche cre\u00edamos creer porque asent\u00edamos a determinados asertos y razones en relaci\u00f3n con la existencia de Dios y pens\u00e1bamos disponer de razones que lo justificaban de que exista un mal al que no hablamos tomado suficientemente en serio.
\n
\nAs\u00ed, tal vez a los creyentes del siglo XX nos estaba reservada la suerte de Job. Como \u00e9l hemos tenido que pasar por la prueba de la desaparici\u00f3n de todas las se\u00f1ales de la presencia de Dios, de todos los indicios que una mala teolog\u00eda de la retribuci\u00f3n nos ven\u00eda ofreciendo de su providencia sobre nosotros; y s\u00f3lo cuando hemos aceptado el derrumbamiento de esas teolog\u00edas enga\u00f1osas como las de los amigos de Job y la del enigm\u00e1tico Elih\u00fa, y cuando hemos perseverado sin razones claras para perseverar fundados en una confianza anclada m\u00e1s all\u00e1 de nosotros mismos \u2014\u00abaunque me mate, confiar\u00e9 en \u00e9l\u00bb\u2014; s\u00f3lo entonces hemos confiado enteramente en \u00e9l; s\u00f3lo entonces le hemos amado por \u00e9l mismo, con todo el coraz\u00f3n; s\u00f3lo entonces hemos esperado contra toda esperanza.
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\nAs\u00ed, a pesar del oscurecimiento de Dios, mejor, gracias a \u00e9l, los creyentes en este atormentado siglo XX del que Dios parec\u00eda ocultarse sin remedio, hemos podido hacer la experiencia de la fe, y, en ella, la experiencia de Dios.
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\n
\n3. Modelos, recursos
\ny maestros de la experiencia de Dios en el siglo XX
\n\u00a0<\/em>
\n\u00bfDe d\u00f3nde hemos sacado recursos para ello? \u00bfQui\u00e9nes han sido nuestros maestros? Es un hecho que en una \u00e9poca en que se han oscurecido muchas cosas aparentemente claras, los cristianos hemos recibido, entre otras, tres ayudas inestimables.
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\n
\n3.1. Ayudas recibidas por los cristianos<\/strong>
\n
\nLa primera nos ha llegado de una lectura renovada, creyente y cr\u00edtica a la vez, de la Escritura. Una lectura iluminada por la luz \u2014a voces cegadora\u2014 de los acontecimientos hist\u00f3ricos y que, a su vez, los iluminaba, permitiendo descubrir un sentido donde s\u00f3lo parec\u00eda reinar el caos y el absurdo.
\n
\nLa segunda ayuda nos ha llegado de la teolog\u00eda que se ha atrevido a entrar en di\u00e1logo con la sociedad, con el pensamiento contempor\u00e1neo, que se ha dejado instruir por sus cr\u00edticas y ha buscado respuesta a sus preguntas, que en definitiva eran las nuestras.
\nUna teolog\u00eda \u2014que en sus mejores representantes\u2014 se ha hecho modesta en sus aserciones, ha pensado desde el respeto del Misterio, y se ha interesado por el hombre. Una teolog\u00eda que, tras haber descubierto la humanidad de Dios, se ha humanizado ella misma y se ha puesto tambi\u00e9n al servicio del hombre, cuya vida es la gloria de Dios.
\n
\nLa tercera ayuda nos ha venido de los grandes creyentes de la historia y, m\u00e1s precisamente, de los m\u00edsticos. Puede parecer extra\u00f1o, pero es as\u00ed. El siglo XX, el siglo en Europa del silencio de Dios, ha sido el siglo del redescubrimiento, o del descubrimiento a secas, de los m\u00edsticos. Nunca se ha le\u00eddo con tanto inter\u00e9s, con tanta atenci\u00f3n, con tantos recursos como los que este siglo nos ha proporcionado: el estudio literario de sus obras, la observaci\u00f3n de su psicolog\u00eda, su inserci\u00f3n en la vida religiosa y en el contexto hist\u00f3rico en que vivieron, la interpretaci\u00f3n filos\u00f3fica y teol\u00f3gica de las experiencias con que fueron agraciados.
\n
\nAl final, los m\u00edsticos han dejado de constituir excepciones milagrosas, h\u00e9roes a lo divino, sujetos de otra especie, y han aparecido como creyentes cristianos trabajados por la gracia, aquejados de la misma debilidad, que han respondido con fidelidad a una vocaci\u00f3n com\u00fan a todas las personas, han pasado por las mismas oscuridades propias de la fe por las que pasamos nosotros, y al final dan testimonio de una luz que ilumina a todo hombre que vive en este mundo.
\n
\nSon muchos los m\u00edsticos de otros tiempos actualizados o reactualizados en nuestro siglo. Pero hay que referirse especialmente a una mujer m\u00edstica, especialmente pr\u00f3xima a los creyentes del siglo XX, y no s\u00f3lo por haber muerto a las puertas de su comienzo, sino porque parece haber vivido anticipadamente, en los \u00faltimos meses de su vida, prematuramente acabada, las circunstancias por las que a lo largo de este siglo hablamos de pasar nosotros.
\n
\n
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a03.2. Modelos de experiencia cristiana<\/strong>
\n
\nMe refiero, naturalmente, a\u00a0santa Teresa del Ni\u00f1o Jes\u00fas.<\/em>\u00a0No es necesario repetir la historia de su vida de todos conocida. Baste recordar que, despu\u00e9s de haber vivido con una precocidad asombrosa una experiencia extraordinariamente luminosa de la fe, basada en la m\u00e1s completa confianza, y formulada en t\u00e9rminos evang\u00e9licos como el camino de la infancia espiritual, en los d\u00edas de la Pascua de 1896 sufre las primeras manifestaciones de una tuberculosis galopante y, de repente, se ve sumida en la m\u00e1s atroz de las oscuridades en relaci\u00f3n con lo que le era m\u00e1s querido: su fe en Dios y la esperanza en el cielo.
\n
\nA partir de ese momento, la que poco antes habla escrito: \u00ab\u00a1Oh, qu\u00e9 dulc\u00edsimo es el camino del amor!\u00bb \u00ab\u00a1Qu\u00e9 transparente y ligero era el velo que escond\u00eda a Jes\u00fas de nuestras miradas!\u00bb, \u00abentra en la noche m\u00e1s absoluta\u00bb y deja en sus escritos autobiogr\u00e1ficos testimonios como \u00e9stos:
\n
\n\u00ab…Esto no es ya un velo para m\u00ed, es un muro que se alza hasta los cielos y cubre el firmamento estrellado… cuando canto la felicidad del cielo, la eterna posesi\u00f3n de Dios, no experimento alegr\u00eda alguna, porque canto simplemente lo que quiero creer\u00bb. El Se\u00f1or, a\u00f1ade, \u00abpermiti\u00f3 que mi alma se viese invadida por las m\u00e1s densas tinieblas y que el pensamiento del cielo, tan dulce para m\u00ed, no fuese ya m\u00e1s que un motivo de combate, de tormento\u00bb.
\n\u00abMe parece \u2014anota en el momento m\u00e1s oscuro de la noche espiritual\u2014 que las tinieblas, apropi\u00e1ndose la voz de los pecadores, me dicen, burl\u00e1ndose de mi: sue\u00f1as con la luz, con una patria aromada de los m\u00e1s suaves perfumes; sue\u00f1as con la posesi\u00f3n eterna del creador de todas esas maravillas; crees poder salir un d\u00eda de las brumas que te rodean. \u00a1Adelante! G\u00f3zate de la muerte que te dar\u00e1 no lo que t\u00fa esperas, sino una noche m\u00e1s profunda todav\u00eda, la noche de la nada\u00bb.
\n
\nHac\u00eda poco m\u00e1s de diez a\u00f1os que Nietzsche habla proclamado el advenimiento del nihilismo: \u00ab\u00bfno vagamos a trav\u00e9s de una nada inmensa?\u00bb y Teresa de Lisieux, en una situaci\u00f3n enteramente diferente y por razones incomparables con las previstas por el fil\u00f3sofo, da muestras de pasar por su experiencia de la forma m\u00e1s oscura.
\n
\nSu testimonio, conocido por el gran p\u00fablico s\u00f3lo en los a\u00f1os cincuenta de nuestro siglo, y que es un eco del testimonio de otros muchos m\u00edsticos, un eco sobre todo del grito de Jes\u00fas en la cruz: \u00abDios m\u00edo, \u00bfpor qu\u00e9 me has abandonado?\u00bb, va a dar una respuesta a las preguntas que tantos europeos ven\u00edan haci\u00e9ndose despu\u00e9s del holocausto: \u00ab\u00bfEs posible creer en Dios despu\u00e9s de Auschwitz?\u00bb Lo es, diremos muchos, porque hubo creyentes jud\u00edos que fueron a los hornos de gas cantando salmos; porque ha habido quien, como Teresa, ha seguido creyendo en medio de la m\u00e1s densa oscuridad y desde la experiencia de la nada.
\n
\nAs\u00ed, Teresa de Lisieux, como otros muchos m\u00edsticos redescubiertos en nuestro siglo, nos ha ense\u00f1ado que la experiencia de Dios no consiste en visiones luminosas y en grandes consolaciones. Que hay momentos en los que creer significa s\u00f3lo seguir queriendo creer, \u00absin otra luz y gu\u00eda, sino la que en el coraz\u00f3n ard\u00eda\u00bb, con el padecimiento por la ausencia de Dios como \u00fanica se\u00f1al de su presencia.
\n
\nGracias a estos testimonios nos ha sido posible a no pocos cristianos de nuestro siglo perseverar en la fe, mantener la esperanza, en medio del oscurecimiento de Dios que producen las cat\u00e1strofes del sentido, el derrumbamiento de los valores y la desolaci\u00f3n cultural que impone a la fe la \u00abcultura de la ausencia de Dios\u00bb que impera en las llamadas sociedades avanzadas.
\n
\n
\n <\/p>\n\n
\nEl paso de Teresa por la noche de la fe ha supuesto una segunda lecci\u00f3n para los cristianos del siglo XX. Sin probablemente caer en la cuenta del car\u00e1cter prof\u00e9tico de su experiencia, escribe en sus anotaciones de la misma \u00e9poca c\u00f3mo su conciencia del oscurecimiento de Dios le ha hecho sondear la situaci\u00f3n de los no creyentes, compartir su alejamiento de Dios, descubrirlos como hermanos y encontrar en la solidaridad con ellos un sentido al ocultamiento de Dios que padec\u00eda.
\n
\nSus palabras lo dicen mejor que todos los comentarios: \u00abDurante los d\u00edas gozosos del tiempo pascual, Jes\u00fas me hizo comprender que hay verdaderamente almas sin fe\u00bb. Y este descubrimiento va a llevarla a una nueva forma de vivir su fe y de plantear su relaci\u00f3n con los no creyentes. Lo dice en un texto admirable: \u00ab… Se\u00f1or, vuestra hija ha comprendido vuestra divina luz. Os pide perd\u00f3n para sus hermanos. Se resigna a comer, por el tiempo que vos lo teng\u00e1is a bien, el pan del dolor y no quiere levantarse de esta mesa llena de amarguras, donde comen los pobres pecadores, hasta que llegue el d\u00eda por vos se\u00f1alado…Pero, \u00bfacaso no puede ella tambi\u00e9n decir en su nombre, en nombre de sus hermanos: Tened piedad de nosotros, Se\u00f1or, porque somos unos pobres pecadores?\u00bb
\n
\nYo estoy convencido de que la respuesta de los creyentes al hecho invasivo de la increencia ganar\u00eda en eficacia evang\u00e9lica y evangelizadora si, en lugar de adoptar la forma de la cruzada y la reconquista, aprendi\u00e9semos de la santa de Lisieux la cercan\u00eda, la solidaridad y la conciencia de la fraternidad de condici\u00f3n y de destino con los no creyentes que ella aprendi\u00f3 cuando llev\u00f3 la experiencia de la fe hasta sus \u00faltimas consecuencias, cuando crey\u00f3 y esper\u00f3 contra toda esperanza. Desde esta actitud ya no se ora diciendo: \u00abSe\u00f1or, te doy gracias porque no soy como los dem\u00e1s\u00bb. Se ora, m\u00e1s bien, suplicando: \u00abSe\u00f1or, yo creo, pero aumenta mi fe; ven en ayuda de mi incredulidad\u00bb.
\n
\n
\n <\/p>\n\n
\nEl siglo comenz\u00f3 con los mejores augurios para la dimensi\u00f3n eclesial de la experiencia cristiana. \u00abLa Iglesia, se dijo en los a\u00f1os veinte, est\u00e1 naciendo en el alma de los fieles\u00bb. Y era verdad.
\nEl resultado de esa gestaci\u00f3n fue la transformaci\u00f3n de la conciencia que la Iglesia ten\u00eda de s\u00ed misma operada por el Vaticano II, el acontecimiento m\u00e1s importante de este siglo para el cristianismo cat\u00f3lico.
\n
\nAhora, unas d\u00e9cadas despu\u00e9s, reina entre los cristianos la impresi\u00f3n de que el desarrollo, la recepci\u00f3n del Concilio, no han estado a la altura de lo que supuso y promet\u00eda su celebraci\u00f3n. Sin entrar en las razones de este hecho, todos constatamos que la Iglesia est\u00e1 pasando por una crisis muy grave que conduce al oscurecimiento de su identidad, a su p\u00e9rdida de relevancia y a una peligrosa desimplantaci\u00f3n de la sociedad y la cultura actuales.
\nPero, por otra parte, la desolaci\u00f3n cultural del cristianismo, la extensi\u00f3n de la secularizaci\u00f3n, la implantaci\u00f3n de la \u00abcultura de la ausencia de Dios\u00bb est\u00e1n reclamando de unas redes comunitarias de apoyo y de plausibilizaci\u00f3n sin las que dif\u00edcilmente podr\u00e1 mantenerse la fe personal de los creyentes. Probablemente en esta necesidad tienen una de las razones de su \u00e9xito los nuevos movimientos religiosos y los grupos sectarios.
\n
\nDe la crisis aqu\u00ed aludida caben las m\u00e1s variadas interpretaciones. Personalmente, creo que el desmoronamiento de\u00a0la figura hist\u00f3rica<\/em>\u00a0<\/strong>de la eclesialidad cristiana que representaba la cristiandad, no exento de peligros para la supervivencia del cristianismo en los pa\u00edses occidentales de tradici\u00f3n cristiana, puede favorecer la aparici\u00f3n de otras formas de institucionalizaci\u00f3n cristiana, m\u00e1s acordes con el esp\u00edritu evang\u00e9lico y mejor adaptadas para responder a las necesidades de la humanidad actual.
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\n\u00bfEncontraremos los cristianos del siglo XXI las formas de encarnaci\u00f3n de la eclesialidad que se siguen del Evangelio y que necesita nuestro tiempo? Son muchos los cristianos que suspiramos por una Iglesia comuni\u00f3n de fraternidades encarnadas en las sociedades y las culturas de nuestro tiempo; fermento de los valores del Reino en el mundo; participativa y acogedora de las aportaciones y los carismas de todos sus miembros; servicial para con los excluidos y colaboradora con la sociedad en la mejora de la vida de todos. Tal vez nos falta dar pasos para hacer realidad esos deseos y encontrar as\u00ed la figura hist\u00f3rica de la dimensi\u00f3n eclesial de la experiencia cristiana que reclaman el tiempo y el mundo a los que estamos llamados a servir.\u00a0n
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\nJuan Mart\u00edn Velasco<\/strong>[\/vc_column_text][\/vc_column][\/vc_row]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"