{"id":12172,"date":"1999-06-01T04:51:21","date_gmt":"1999-06-01T02:51:21","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=12172"},"modified":"1999-06-01T04:51:21","modified_gmt":"1999-06-01T02:51:21","slug":"familia-religion-sociedad-hacia-una-sociedad-de-eternos-adolescentes","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/familia-religion-sociedad-hacia-una-sociedad-de-eternos-adolescentes\/","title":{"rendered":"Familia, religi\u00f3n, sociedad: \u00bfhacia una sociedad de \u00abeternos adolescentes\u00bb?"},"content":{"rendered":"
[vc_row][vc_column][vc_column_text]Pie Autor:
\nJavier Mart\u00ednez Cort\u00e9s<\/strong>\u00a0es profesor en la Universidad \u00abCEU-San Pablo\u00bb y en el Instituto Superior de Pastoral (Madrid).<\/em>
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\nS\u00edntesis del Art\u00edculo:
\nTodos, pero particularmente los j\u00f3venes, estamos expuestos al \u00abs\u00edndrome de Peter Pan\u00bb en una sociedad \u00absin padre\u00bb, con familias donde los genitores no siempre se atreven a ser padres y con una Iglesia en la que el esfuerzo por acercarse a los hombres y mujeres de nuestro tiempo no parece haber rendido sus frutos. Tras analizar todos estos aspectos, el autor concluye con la propuesta de diversos pautas concretas para recuperar las funciones educativas de la sociedad, la familia y la religi\u00f3n.
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\n <\/p>\nIntroducci\u00f3n: En el pa\u00eds de Nunca Jam\u00e1s<\/h1>\n
\nEste era el t\u00edtulo del peque\u00f1o art\u00edculo que di a leer a mis alumnos. La autora se refer\u00eda a la f\u00e1bula de Peter Pan. La Isla de Nunca Jam\u00e1s era el \u00abhogar\u00bb de Peter Pan. Un lugar \u00abacogedor\u00bb donde nadie crece y todos permanecen ni\u00f1os para siempre. \u00abNo quiero ser mayor jam\u00e1s; quiero ser siempre ni\u00f1o y divertirme\u00bb afirma Peter. Bas\u00e1ndose en este relato, el doctor Dan Kiley acu\u00f1\u00f3 el t\u00e9rmino de \u00abs\u00edndrome de Peter Pan\u00bb para definir un tipo psicol\u00f3gico humano, que tiene miedo a crecer y se instala en la inmadurez.
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\nLa alusi\u00f3n a la sociedad actual la desarrollaba la autora cargando ligeramente el acento sobre la generalidad de los j\u00f3venes de hoy. Apoyaba su argumento en datos significativos. Un porcentaje elevad\u00edsimo de j\u00f3venes, entre los 18 y los 29 a\u00f1os, conviv\u00eda con sus padres. La edad de contraer matrimonio se desplazaba progresivamente hacia el polo de los 30 a\u00f1os. Consecuentemente la edad de la responsabilidad paterna tambi\u00e9n se retrasaba. Y la natalidad descend\u00eda hacia tasas in\u00e9ditas en la demograf\u00eda espa\u00f1ola e incluso europea.
\nLa autora no dirig\u00eda su argumento expresamente contra las generaciones j\u00f3venes. Inculpaba m\u00e1s bien a la sociedad que dificultaba la asunci\u00f3n juvenil de responsabilidades. Pero los\u00a0\u00a0j\u00f3venes aceptaban con gusto una situaci\u00f3n que les instalaba en la inmadurez.
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\nLa reacci\u00f3n de mis alumnos (final de carrera) fue de indignaci\u00f3n colectiva. Seg\u00fan ellos, la autora era una \u00abfr\u00edvola\u00bb, desconocedora de la realidad. Ninguno, aseguraron, sent\u00eda proximidad al s\u00edndrome de Peter Pan. La b\u00fasqueda de un trabajo, con un t\u00edtulo acad\u00e9mico en la mano, y sin la seguridad de encontrarlo, no produc\u00eda placer. Lo que ellos deseaban era poder asumir responsabilidades.
\nLa acentuada pluralidad del mundo juvenil prohibe elevar esta an\u00e9cdota al nivel de categor\u00eda: no se puede negar que hay j\u00f3venes tocados por el s\u00edndrome de Peter Pan.
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\nPero de la an\u00e9cdota si se puede extraer al menos una duda: \u00bfes cierto que la mayor\u00eda de los j\u00f3venes acepta alegremente este\u00a0rol<\/em>\u00a0de Peter Pan, al que la sociedad -en ocasiones ayudada con la mejor intenci\u00f3n por la familia- parece destinarles?
\nY desde luego, puede servir para que los adultos nos cuestionemos. \u00bfQu\u00e9 hacemos para combatir este posible s\u00edndrome de Peter Pan? \u00bfC\u00f3mo abrimos puertas a las responsabilidades de los j\u00f3venes?
\nNo se trata de \u00abbuscar culpables\u00bb. Se tratar\u00eda m\u00e1s bien de intentar comprender algo de lo que est\u00e1 ocurriendo, para poder ejercer nuestra responsabilidad adulta de educadores.
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\n <\/p>\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a01 La sociedad \u00absin padre\u00bb<\/h3>\n
\nEl s\u00edndrome de Peter Pan corresponder\u00eda a una situaci\u00f3n sociocultural diferente de las que hasta ahora los adultos hemos vivido. Y las mutaciones socioculturales son siempre fen\u00f3menos sumamente complejos. Ser\u00eda ingenuo tratar de esclarecerlas con explicaciones lineales, apelando a una u otra causa singular. Las posibles\u00a0concausas,<\/em>\u00a0adem\u00e1s, interaccionan entre s\u00ed para provocar, por acumulaci\u00f3n, situaciones sociales cualitativamente diferentes.
\nAlgo de esto parece haber ocurrido en la sociedad espa\u00f1ola a lo largo de las tres \u00faltimas d\u00e9cadas. Nuestro pa\u00eds (en un per\u00edodo de tiempo hist\u00f3ricamente muy corto) ha realizado una triple transici\u00f3n: pol\u00edtica, econ\u00f3mica y cultural -que a\u00fan parece no haber terminado-.
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\nEspa\u00f1a se convierte en una sociedad industrial a partir de la d\u00e9cada 1950-60. Disminuyen los sectores de poblaci\u00f3n vinculados a una cultura rural, crecen los sectores urbanos. El obrero especializado aspira a un nuevo nivel econ\u00f3mico, similar al de las clases medias. Se difunde la educaci\u00f3n universitaria, se diversifica el sector \u00abservicios\u00bb (profesionales, y sectores vinculados a la funci\u00f3n p\u00fablica).
\nTodo ello altera las mentalidades y las formas tradicionales de comportamiento. A\u00f1\u00e1dase el impacto del turismo, con la aparici\u00f3n de \u00abestilos de vida\u00bb diferentes, que ofrecen la fascinaci\u00f3n de \u00ablo extranjero\u00bb, para una sociedad ansiosa de apertura. Con la transici\u00f3n pol\u00edtica, a mediados de los 70, se inaugura una nueva etapa que promulga abiertamente valores diferentes.
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\nLa sociedad espa\u00f1ola que surge de esta compleja trama de transiciones se puede definir como una sociedad de \u00abnuevas clases medias\u00bb, a la b\u00fasqueda de otros marcos de referencia.
\nEs decir, que los cimientos de lo que era la anterior sociedad espa\u00f1ola se vieron profundamente sacudidos. Aunque vivido con una sensaci\u00f3n colectiva de euforia por la\u00a0nueva<\/em>\u00a0sociedad, ello no suprimi\u00f3 la necesidad de orientaci\u00f3n dentro de un marco cultural en muchos aspectos cualitativamente diferente.
\nTarea que nunca es f\u00e1cil. Ya uno de los \u00abpadres fundadores\u00bb de la Sociolog\u00eda cl\u00e1sica -Durkheim- observ\u00f3 que los cambios demasiado bruscos (tanto sociales como personales) conduc\u00edan a situaciones de anom\u00eda: es decir a una ausencia de normas que orientasen la conducta. Las antiguas normas ya no son (o no se juzgan) adecuadas; y las nuevas, todav\u00eda no han sido establecidas.
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\nLa sociedad -colectivamente- o el individuo, tantean en la incertidumbre, llevados por la fascinaci\u00f3n de lo nuevo. (Y l\u00f3gicamente se equivocan. Lo importante ser\u00eda que la equivocaci\u00f3n no alcance los l\u00edmites de lo irreversible).
\nAlgo de esta situaci\u00f3n de anom\u00eda es posible rastrear en los comportamientos (p\u00fablicos y privados) de los espa\u00f1oles. La rapidez del cambio, el pluralismo, la incertidumbre, convirtieron al conjunto de la sociedad espa\u00f1ola, en cierto sentido, en una \u00absociedad sin padre\u00bb.
\n(Es sabido que la familia patriarcal romana distingu\u00eda entre los oficios de\u00a0genitor<\/em>\u00a0y de\u00a0pater.<\/em>\u00a0\u00abGenitor\u00bb era quien engendraba biol\u00f3gicamente. El \u00abpater\u00bb ejerc\u00eda un rol mucho m\u00e1s amplio: representaba a la Ley, establec\u00eda el orden de la casa, pose\u00eda la autoridad de la que emanaba la orientaci\u00f3n de las conductas).
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\nLas nuevas clases medias espa\u00f1olas, en un r\u00e9gimen pol\u00edtico tambi\u00e9n\u00a0nuevo,<\/em>\u00a0a la b\u00fasqueda de formas de vida diferente, ven oscilar sus referentes tradicionales.
\nLa convivencia en la sociedad espa\u00f1ola se establece sobre un nuevo \u00abpacto social\u00bb, bajo la hegemon\u00eda del liberalismo pol\u00edtico y econ\u00f3mico. La sociedad garantiza las libertades del individuo, pero ha de amoldarse a las leyes del mercado.
\nLo que ocurre es que el mercado que proclama la abundancia e incita al consumo, en un punto neur\u00e1lgico proclama la ley de la escasez. El trabajo se convierte en un bien escaso y el paro adquiere la connotaci\u00f3n de estructural. El mercado, gestor del nuevo pacto social, no podr\u00e1 ofrecer trabajo para todos sus miembros.
\nMenos a\u00fan para todos los miembros de las nuevas generaciones. (La principal bolsa de paro en Espa\u00f1a est\u00e1 constituida por j\u00f3venes menores de 25 a\u00f1os, que buscan su primer empleo). El mercado laboral pone la primera piedra en este constructo social de la adolescencia prolongada.
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\nComo compensaci\u00f3n, la sociedad contempor\u00e1nea ofrecer\u00e1 un modelo eficaz de \u00abcultura de la satisfacci\u00f3n\u00bb: una incitaci\u00f3n permanente al consumo y una sobreabundancia de im\u00e1genes sugestivas (tambi\u00e9n para el consumo): la vida como espect\u00e1culo.
\nEl mercado marca as\u00ed las orientaciones y las decisiones en muchos aspectos de la vida. Pero hay otros aspectos, los m\u00e1s \u00edntimos de la personalidad, sobre los que el mercado nada dice -o lo que dice es falso-. El mercado es un mal\u00a0padre.<\/em>
\nEn el seno familiar, muchos miembros de las nuevas clases medias experimentan una desorientaci\u00f3n sobre lo que deben -o lo que pueden- transmitir. Las anteriores normas -las que ellas vivieron en su juventud- parecen desfasados; las nuevas a\u00fan no est\u00e1n establecidas.
\nM\u00e1s a\u00fan, la propia instituci\u00f3n familiar, en su punto de apoyo inicial -la pareja- se halla tambi\u00e9n sometida a la vor\u00e1gine del cambio.
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\n <\/p>\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a02 La \u00abnueva\u00bb familia<\/h3>\n
\nEn esta situaci\u00f3n, el modelo de la familia patriarcal se percibe como inadecuado. Impulsada por una nueva conciencia femenina, la familia busca su camino hacia un modelo m\u00e1s igualitario. El universo familiar se halla en movimiento.
\nSinti\u00e9ndose incapaces de ofrecer a los hijos marcos estables de referencia (\u00bfd\u00f3nde apoyarse, si la sociedad gira como un remolino?), los\u00a0genitores<\/em>\u00a0ya no se atreven, en muchos casos, a ser tambi\u00e9n\u00a0padres<\/em>\u00a0(es decir, a ofrecer con firmeza y confianza propia un orden de valores). En compensaci\u00f3n se esforzar\u00e1n por ofrecer a sus hijos la posibilidad de un cierto ascenso social y un mayor nivel de consumo.
\nLa crisis ha sido interpretada por algunos como el final de la familia. Las encuestas hechas a los j\u00f3venes muestran un grado notable de satisfacci\u00f3n con la instituci\u00f3n familiar. Los hijos la aprecian sobre todo como un refugio c\u00e1lido en una sociedad competitiva y poco acogedora.
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\nLas crisis econ\u00f3micas posteriores -y ante todo la crisis laboral- no har\u00e1n sino realzar el papel solidario de la familia con las nuevas generaciones. (La familia como\u00a0colch\u00f3n<\/em>\u00a0que aten\u00faa el\u00a0shock<\/em>\u00a0social. Colch\u00f3n sobre el que, evidentemente, hay casos en los que se tiende Peter Pan).
\nLa convivencia intergeneracional es buena, por razones simult\u00e1neamente afectivas y pragm\u00e1ticas. No habr\u00e1 un \u00abcampo de lucha\u00bb acotado para la confrontaci\u00f3n ideol\u00f3gica entre las generaciones. Las viejas se han hecho m\u00e1s tolerantes. Las nuevas, esc\u00e9pticas ante las ideolog\u00edas, contemplar\u00e1n a las anteriores con benevolencia. Y -tal vez- con una secreta conmiseraci\u00f3n (\u00a1en qu\u00e9 cosas perd\u00edan el tiempo sus padres!).
\nPero esa misma serie de circunstancias les convierte a su vez en generaciones \u00absin padre\u00bb (con escasos marcos estables de referencia). El resultado de la desorientaci\u00f3n familiar es la p\u00e9rdida de autoridad de las figuras parentales.
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\nLos \u00abgenitores\u00bb parecen dimitir de su \u00abfunci\u00f3n paterna\u00bb, y abandonarla a agentes situados en el exterior. La ejercer\u00e1 la propia sociedad en la que sus hijos han de vivir (el grupo de amigos, los medios de comunicaci\u00f3n, la publicidad…).
\n\u00bfY qu\u00e9 es lo que se encuentra en las afueras de la familia?. El consumo, que ofrece una mejor calidad de vida material, bajo formas m\u00faltiples y sugerentes. Y, especialmente, el consumo de im\u00e1genes que muestran el \u00abnuevo estilo\u00bb de vivir.
\nEl consumo se convierte as\u00ed en marco de referencia\u00a0(en padre).<\/em>\u00a0En \u00e9l confluyen\u00a0elementos sociol\u00f3gicos,<\/em>\u00a0de mimetismo hacia clases sociales m\u00e1s altas, yelementos simb\u00f3licos,<\/em>\u00a0de pertenencia y adhesi\u00f3n a un grupo, subcultura, etc.
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\nLo cual pertenece a la l\u00f3gica social del cambio r\u00e1pido. Cuando todo vacila, la identidad (sin la que no podemos vivir) tiende a definirse por objetos exteriores, m\u00e1s que por tomas de posici\u00f3n internas y juicios de valor.
\nA semejanza del \u00abpacto\u00bb entre sociedad y adultos, los padres ensayan en el seno familiar otra especie de \u00abpacto social\u00bb con los hijos. Seg\u00fan el contenido de este pacto impl\u00edcito, la familia se considera responsable de proveer de afecto, de objetos de consumo, de acceso a un nivel superior de educaci\u00f3n, en la medida de sus posibilidades. Pero se desentiende (sumergida tal vez en su propia confusi\u00f3n) de la batalla cotidiana por transmitir valores traducidos en normas. estableciendo as\u00ed l\u00edmites razonables a la subjetividad del adolescente.
\n
\nNo es raro que en tales casos, la televisi\u00f3n, reverentemente instalada en el centro del hogar, llegue a constituirse, o bien en \u00abni\u00f1era electr\u00f3nica\u00bb, o bien en el libro de estilo de la familia, en el consultorio sentimental, en el catecismo dom\u00e9stico, relativizador de todos los principios morales…
\nEsta dimisi\u00f3n de la funci\u00f3n paterna deja a los adolescentes abandonados a s\u00ed mismos, pero rodeados de un ambiente confortable, ajeno al esfuerzo personal. No es extra\u00f1o que surja la tentaci\u00f3n de convertirse en Peter Pan.
\nSin embargo, incluso en tales casos, los padres no son conscientes de la fuerza socializadora que sus palabras (si se\u00a0\u00a0apoyan en la propia conducta) pueden tener.
\n
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\n <\/p>\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a03 La religi\u00f3n<\/h3>\n
\n\u00bfPodr\u00eda la religi\u00f3n -aqu\u00ed, en concreto, la Iglesia Cat\u00f3lica-, uno de los agentes socializadores m\u00e1s eficaces a lo largo de la historia espa\u00f1ola, suplir esta ausencia social de\u00a0padres?<\/em>
\nParece que la situaci\u00f3n actual de la Iglesia en la sociedad espa\u00f1ola es relativamente in\u00e9dita. No provoca grandes pasiones, ni de amor, ni de odio (lo que apuntar\u00eda hacia una m\u00e1s escasa relevancia social).
\nEspecialmente la relaci\u00f3n que hoy se da entre la Iglesia y los j\u00f3venes es la de una notable a-simetr\u00eda. Es decir, que la Iglesia muestra gran inter\u00e9s por acercarse a los j\u00f3venes (otra cuesti\u00f3n diferente es la de si en muchos de los casos consigue acercarse). Mientras que los j\u00f3venes, en un buen n\u00famero, no muestran inter\u00e9s por la Iglesia.
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\nLas cifras son aburridas porque cubren la realidad con el polvillo gris de los porcentajes. Pero algo dicen. Por ejemplo, los estudios que la fundaci\u00f3n Santa Mar\u00eda publica peri\u00f3dicamente respecto a los j\u00f3venes. \u00bfQu\u00e9 es lo que dice el \u00faltimo: \u00abJ\u00f3venes espa\u00f1oles 99\u00bb?
\nVeamos. Preguntados sobre c\u00f3mo valoran las experiencias que hayan podido tener con las dimensiones de la Iglesia m\u00e1s cercanas a su vida, un 21,4 % responde que apenas ha tenido relaci\u00f3n con la Iglesia. Y un 31,3 declaran que les ha dejado indiferente. (Los que la valoran negativa, o muy negativamente, se quedan en el 7 %. Los que la valoran positiva y muy positivamente son al 40 %).
\nComo se ve, predomina con mucho la imagen positiva de la Iglesia sobre la negativa. Pero entre los indiferentes y los que apenas han tenido contacto\u00a0\u00a0con ella, suman casi el 53 %.
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\nLo cual disminuye de un modo dr\u00e1stico el potencial socializador de la Iglesia. Para no dejar lugar a dudas, la encuesta pregunta a los j\u00f3venes acerca del lugar donde se dicen para ellos las cosas m\u00e1s importantes, en cuanto a ideas e interpretaciones del mundo. Un incre\u00edblemente bajo 2,7 % responden que en la Iglesia (sacerdotes, parroquias, obispos).
\nEn contraste, el primer lugar lo ocupa, con un 53 %, la respuesta \u00aben casa, con la familia\u00bb. (Fuente: \u00abLos j\u00f3venes espa\u00f1oles 99\u00bb, Fundaci\u00f3n Santa Mar\u00eda).
\nLo que viene a confirmar lo dicho m\u00e1s arriba sobre el potencial socializador que conserva la familia -pese al des\u00e1nimo de muchos padres-. Se podr\u00eda formular la sospecha fundada de que el problema reside, no tanto en los j\u00f3venes y en los adolescentes, cuanto en la dimisi\u00f3n de la funci\u00f3n paterna que no se sabe ejercer, frente a otros competidores en la socializaci\u00f3n de los hijos (por ejemplo, el grupo de amigos, o los medios de comunicaci\u00f3n).
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\nEstos n\u00fameros elementales[1]<\/a>\u00a0pero significativos merecer\u00edan una reflexi\u00f3n. Los j\u00f3venes de hoy muestran, generacionalmente, una cierta alergia institucional. (Creemos que en las sociedades marcadamente individualistas del Occidente moderno\/posmoderno se est\u00e1 alterando la relaci\u00f3n tradicional del individuo con las instituciones, por obra del mercado). Pero la desconfianza de extensos sectores juveniles hacia la Iglesia desborda la que sienten frente a otras instituciones.
\nM\u00e1s que desconfianza (que tambi\u00e9n la hay) los indicadores sociol\u00f3gicos se\u00f1alan hacia la indiferencia.
\nEllo no significa que los j\u00f3venes se declaren irreligiosos globalmente, aunque un buen 37 % declaren que \u00abla dimensi\u00f3n religiosa no va con mi forma de ser\u00bb. Con todo es muy superior el porcentaje de los que afirman: \u00abno tengo necesidad de la Iglesia para creer en Dios\u00bb (un 71 %). (Hay que notar que las preguntas se planteaban en cuestionarios diferentes: por ello los porcentajes sobrepasan el 100 %). El afecto anti-institucional dobla a la indiferencia religiosa.
\n
\nLo que induce la inevitable impresi\u00f3n de que el esfuerzo catequ\u00e9tico de la Iglesia en los \u00faltimos a\u00f1os no ha rendido sus frutos. De creer a la experiencia directa de los p\u00e1rrocos, sus esfuerzos no han logrado hacer madurar a la mayor\u00eda de los adolescentes con los que entra en contacto. Con excepciones minoritarias, se constata la resistencia al compromiso que podr\u00eda madurar al adolescente. El \u00abPeter Pan religioso\u00bb es una figura nada extra\u00f1a en c\u00edrculos parroquiales.
\nLa Iglesia est\u00e1 lejos de poder suplir la funci\u00f3n paterna que no ejercieron los padres.
\n\u00bfPor qu\u00e9? \u00bfY c\u00f3mo afrontar la situaci\u00f3n?
\n
\n
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a04 \u00bfQu\u00e9 hacer?<\/strong>
\n
\nComo todos los fen\u00f3menos sociales, la lejan\u00eda y la indiferencia juvenil respecto a la Iglesia no admite una explicaci\u00f3n lineal. M\u00faltiples causas se pueden aducir, que a su vez interact\u00faan entre s\u00ed, creando una malla compleja en la que se enreda la comunicaci\u00f3n entre j\u00f3venes e Iglesia.
\nEl soci\u00f3logo Javier Elzo menciona algunas de tales concausas: la disociaci\u00f3n entre la religi\u00f3n del libro y la sociedad del espect\u00e1culo; el foso entre la concepci\u00f3n eclesial del sexo y la pr\u00e1ctica juvenil; la casi total ausencia de informaci\u00f3n religiosa en los medios donde los j\u00f3venes se mueven; la lejan\u00eda de la parroquia como espacio vital para la juventud…
\nSin embargo querr\u00edamos a\u00f1adir una, por la relaci\u00f3n que tiene con el tema de la familia: la Iglesia entra en contacto con el ni\u00f1o y con el adolescente, al parecer, demasiado tarde.
\n
\nEs en el proceso de socializaci\u00f3n familiar donde deber\u00eda ser plantada la semilla religiosa. Es decir, la capacitaci\u00f3n para poder m\u00e1s tarde emitir un \u00abjuicio religioso\u00bb sobre la propia vida. De lo contrario, el sujeto moral, en la medida en que se va constituyendo, lo hace sin referencia a Dios.
\nEste juicio religioso implica la idea de Alguien que vela sobre nosotros: por el Cual somos amados, con quien podemos conversar (orar).\u00a0\u00a0El ni\u00f1o debe, seg\u00fan su edad, ser confrontado con las categor\u00edas sagrado\/profano, f\u00edsico\/espiritual, contingencia\/confianza en Dios…De tal manera que, desde la primera edad, la propia vida, con sus peque\u00f1os sucesos, pueda ser experimentada como una vida en la mirada de Dios. La imagen de Dios deber\u00eda formar parte de la \u00aburdimbre afectiva\u00bb (Rof Carballo) del ni\u00f1o.
\n
\nLa ausencia de estas categor\u00edas religiosas conduce m\u00e1s tarde al adolescente y al joven a percepciones de la vida totalmente alejadas de cualquier idea de responsabilidad ante Dios (con la que madurar\u00eda su personalidad). Puede funcionar, evidentemente, la responsabilidad ante los hombres y ante la propia conciencia. Pero la religi\u00f3n, convenientemente interiorizada, es un factor importante en los procesos de maduraci\u00f3n humana. Esta interiorizaci\u00f3n tiene una vinculaci\u00f3n afectiva con la primera edad.
\nLa necesidad -urgente- de reconducci\u00f3n de la afectividad del ni\u00f1o y el adolescente hacia Dios, conducir\u00e1 a una mayor atenci\u00f3n y dedicaci\u00f3n pastoral a la familia. Ella es la que, en las actuales circunstancias, posee mayor fuerza socializadora. Y del ejercicio de su funci\u00f3n paterna -tambi\u00e9n en el plano religioso- depender\u00e1 la salida del joven de su posible \u00abadolescencia permanente\u00bb.
\nEs f\u00e1cil formular, sobre el papel, tareas de dif\u00edcil realizaci\u00f3n. Pero, pese a ello, es preciso tenerlas ante los ojos como meta, y para ello nombrarlas.
\n\u00bfSer\u00eda posible enumerar algunas? (Sin que la enumeraci\u00f3n implique orden de importancia)
\n
\nn\u00a0Ser\u00eda necesario intentar sacar a la familia de su aislamiento: para ello, favorecer la organizaci\u00f3n de estructuras donde las familias puedan encontrarse.
\nn\u00a0Y sugerir, si es posible, la inserci\u00f3n de las familias en los grandes movimientos sociales.
\nn\u00a0Favorecer un incrementen de la relaci\u00f3n familia-escuela, para cooperar en la dif\u00edcil tarea educativa.
\nn\u00a0La Iglesia del s. XXI ser\u00e1 una Iglesia predominantemente laica. Es precisa la formaci\u00f3n permanente de las parejas y el acompa\u00f1amiento, no s\u00f3lo del individuo, sino de la familia como unidad de atenci\u00f3n pastoral.
\nn\u00a0Este acompa\u00f1amiento ha de saber respetar los ritmos evolutivos de la familia. Y, si es que se da, ha de saber tambi\u00e9n acompa\u00f1ar la crisis de la pareja desde una perspectiva de discernimiento positivo (tratando de sacar alg\u00fan provecho de la situaci\u00f3n, valorando el di\u00e1logo, manteniendo la serenidad en medio del conflicto).
\nn\u00a0Por otra parte, no se puede renunciar a la idea de devolver a las familias la responsabilidad en la transmisi\u00f3n de los valores cristianos. M\u00e1s a\u00fan, acompa\u00f1arles en la tarea de posibilitar a sus hijos una genuina experiencia religiosa.
\nn\u00a0Ya directamente respecto a los amenazados por el s\u00edndrome de Peter Pan: tanto la familia cuanto los agentes de pastoral deber\u00edan considerar prioritario, en la educaci\u00f3n de adolescentes y j\u00f3venes, el otorgarles responsabilidades adecuadas a su situaci\u00f3n. Integrarlos en el c\u00edrculo de las preocupaciones familiares y darles participaci\u00f3n en las organizaciones eclesiales supone siempre un paso en el camino de la maduraci\u00f3n.
\nn\u00a0Y siempre, como \u00abconditio sine qua non\u00bb, potenciar el di\u00e1logo serio.
\n
\n <\/p>\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0Conclusi\u00f3n<\/h3>\n
\nLo que hemos denominado s\u00edndrome de Peter Pan es un fen\u00f3meno complejo, propio de las modernas sociedades de consumo, en el que los principales protagonistas no son los adolescentes ni los j\u00f3venes. Es preciso reconducir la responsabilidad \u00faltima:
\n\u2014 Hacia la propia sociedad.
\n\u2014 Hacia ciertas actitudes que se producen en el seno de la familia.
\n\u2014 Y hacia la rigidez de algunas estructuras sociales, que no ofrecen cauce suficiente a la participaci\u00f3n.
\n
\nq\u00a0Sociedad<\/strong>
\nLa sociedad (y bajo este nombre nos referimos aqu\u00ed concretamente a los poderes p\u00fablicos) es responsable en la medida en la que no hace del paro juvenil (ret\u00f3rica del lenguaje pol\u00edtico aparte) una preocupaci\u00f3n prioritaria. La prolongaci\u00f3n de la adolescencia tiene ra\u00edces evidente en la dificultad de los j\u00f3venes para poder garantizar econ\u00f3micamente las responsabilidades que podr\u00edan asumir.
\n
\nq\u00a0Iglesia<\/strong>
\nLas estructuras eclesiales tienen su parte de responsabilidad en la medida en que no est\u00e1n suficientemente abiertas a la participaci\u00f3n juvenil, por un lado. Por otro, hay que llevar a la conciencia de los agentes de pastoral y de las organizaciones eclesiales que s\u00f3lo en colaboraci\u00f3n con las familias, y sobre la base que ellas pongan, es posible hoy la socializaci\u00f3n religiosa.
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\nq\u00a0Familia<\/strong>
\nLa familia es responsable en la medida en que se dimita de ejercer la funci\u00f3n paterna. La manera de ejercerla hoy ha cambiado: se ha de apoyar m\u00e1s en el di\u00e1logo y en la persuasi\u00f3n racional. Pero la funci\u00f3n de establecer desde la infancia un \u00abprincipio de realidad\u00bb que comporta l\u00edmites y esfuerzo, es igualmente imprescindible para madurar humanamente y no permanecer en una \u00abeterna adolescencia\u00bb.
\n
\nUna observaci\u00f3n final: el \u00abs\u00edndrome de Peter Pan\u00bb no es sino la faz m\u00e1s inofensiva -y temporalmente limitada- de una patolog\u00eda social. La prolongaci\u00f3n de una adolescencia en personas biol\u00f3gicamente maduras, forzada por la tard\u00eda asunci\u00f3n de responsabilidades laborales y familiares, conduce a inevitables frustraciones. Frustraciones que tienden a desembocar en la violencia. Y de ella tenemos noticias, sorprendentes en apariencia, en la cr\u00f3nica urbana del d\u00eda a d\u00eda.
\nViolencia \u00abgratuita\u00bb, sin aparente motivaci\u00f3n (o con una motivaci\u00f3n irrelevante); que aparece como un c\u00e1ncer en las sociedades desarrolladas; favorecida est\u00fapidamente, adem\u00e1s, desde una proliferaci\u00f3n de im\u00e1genes que tienden a mitificarla, o rodearla de un halo morboso.
\nLos educadores debemos guardarnos de la tentaci\u00f3n de banalizar el tema o de encogernos de hombros ante \u00e9l. Si queremos vivir en sociedades humanamente viables, tengamos en cuenta que no es viable una sociedad de \u00abeternos adolescentes\u00bb.\u00a0n
\n <\/p>\nJavier Mart\u00ednez Cort\u00e9s<\/h4>\n