{"id":12199,"date":"1999-05-01T06:11:37","date_gmt":"1999-05-01T04:11:37","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=12199"},"modified":"1999-05-01T06:11:37","modified_gmt":"1999-05-01T04:11:37","slug":"retrato-de-un-joven-cristiano","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/retrato-de-un-joven-cristiano\/","title":{"rendered":"Retrato de un joven cristiano"},"content":{"rendered":"
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\nRiccardo Tonelli<\/strong>\u00a0es profesor en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma y Director de la revista \u00abNote di Pastorale Giovanile\u00bb.<\/em>
\n
\nS\u00edntesis del art\u00edculo:<\/strong>
\nLa Encarnaci\u00f3n de Jes\u00fas nos impulsa y permite recrear la fe seg\u00fan las diferentes culturas y \u00e9pocas. A la hora de realizar un retrato del joven cristiano, sin embargo, comprobamos que en muchas ocasiones hemos querido afirmar con igual firmeza tanto el \u00abacontecimiento\u00bb como sus \u00abexpresiones hist\u00f3ricas\u00bb. La fidelidad al acontecimiento supone la libertad y creatividad de sus realizaciones a lo largo de la historia. En el caso de los j\u00f3venes cristianos, el autor sit\u00faa su retrato en el marco de la identidad y con el horizonte de la vida cual don de Dios. De ah\u00ed los rasgos m\u00e1s se\u00f1alados de dicho retrato: aceptaci\u00f3n del regalo y compromiso a favor de la vida, identidad sostenida por la confianza y vocaci\u00f3n de servidores.
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\n
\n
\nPensar o imaginar un \u00abretrato del joven cristiano\u00bb significa verificar si podemos edificar \u2013y hasta qu\u00e9 punto\u2013 sobre Jes\u00fas de Nazaret nuestra existencia y nuestros deseos de felicidad. Sin embargo, para hacer esto no podemos proceder s\u00f3lo con bonitas palabras o con depuradas teor\u00edas. Para dar razones de vida y consolidar la esperanza, el \u00fanico camino practicable es el que nos lleva a entrelazar lo que \u00abnuestras manos han tocado y nuestros ojos han contemplado\u00bb con los fragmentos de nuestra historia y la de nuestros interlocutores.
\nCon muchos j\u00f3venes y educadores, he vivido en estos a\u00f1os la fascinante aventura de encontrar un modelo de vida cristiana que sea verdaderamente una buena noticia. Narro unas p\u00e1ginas de esta historia con la esperanza de que tambi\u00e9n pueda continuarse, feliz y contagiosa, en otros amigos.
\n
\n <\/p>\n\n
\nComo t\u00edtulo de este apartado he formulado una pregunta. En nuestra historia la hemos transformado enseguida en una afirmaci\u00f3n: no podemos imaginar una vida cristiana, llena del Esp\u00edritu de Jes\u00fas, que pueda servir para todas las \u00e9pocas y estaciones.
\nLa raz\u00f3n es clara. En el centro de la experiencia creyente est\u00e1 el acontecimiento de la Encarnaci\u00f3n. Dios, misterio santo e inaccesible, se ha hecho rostro y ha llegado a ser palabra en la\u00a0gracia<\/em>\u00a0de la humanidad de Jes\u00fas. Por esto, para hablarnos de s\u00ed mismo y de nuestra esperanza, ha hablado con lenguaje humano. Se ha hecho cercano, acogedor, en la aventura terrena de Jes\u00fas de Nazaret (cf. DV 13). La historia de Jes\u00fas es precisa y concreta, situada en un tiempo y dentro de una cultura. Esta \u00abforma\u00bb, pobre y limitada, es el lugar de la cercan\u00eda de Dios en nuestra vida.
\n
\nCon frecuencia, no tenemos el coraje de tomar esta realidad de una manera seria y consciente. Quiz\u00e1s nos parece demasiado exigente y comprometida. Hemos sostenido con la misma fuerza decisiva el\u00a0acontecimiento<\/em>\u00a0y las\u00a0expresiones<\/em>\u00a0con las que se hace presente. De ese modo, hemos desencadenado una doble y peligrosa tentaci\u00f3n: la de sacralizar todo, como si todo, en la aventura hist\u00f3rica de Dios, fuera acontecimiento; o por el contrario, nos hemos dejado aprisionar en la perspectiva opuesta, que nos lleva a rechazar todo, en nombre de los tiempos nuevos y del torbellino de la historia.
\n
\nUna reinterpretaci\u00f3n y comprensi\u00f3n m\u00e1s profunda de la Encarnaci\u00f3n nos lleva hacia lo concreto: existimos y vivimos en el Esp\u00edritu, afirmamos para nosotros mismos y para los dem\u00e1s la fidelidad a este regalo que nos hace existir, cuando conseguimos expresar el acontecimiento que permanece y que nos constituye, con las palabras fr\u00e1giles y siempre\u00a0\u00a0nuevas de la cultura o culturas.
\nDe este modo, la fidelidad es, al mismo tiempo, algo que echa ra\u00edces y algo nuevo que se proyecta hacia el futuro. Por el contrario, la simple repetici\u00f3n es siempre una infidelidad.
\n
\nHe recordado todo esto con r\u00e1pidos trazos, porque estoy convencido de que imaginar un \u00abretrato de joven cristiano\u00bb exige, por una parte, el coraje de confrontarse con la experiencia de quienes han vivido antes que nosotros, en fidelidad al Esp\u00edritu de Jes\u00fas, y, por otra, la atenci\u00f3n al hoy para inventar el camino hacia el futuro.
\nDe este modo conseguimos dar cabida a la diversidad y a la concreci\u00f3n, a esa fantas\u00eda del Esp\u00edritu que sopla donde quiere y no puede ser atrapado en ninguna direcci\u00f3n.
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\n <\/p>\n\n
\nLa historia que voy a contar comenz\u00f3 con una de esas preguntas que permanecen, abrasadoras e inquietantes, aunque consideremos haber encontrado finalmente la respuesta justa: \u00abDios, \u00bfqui\u00e9n eres t\u00fa? \u00bfY qui\u00e9n soy yo?\u00bb. Son quiz\u00e1s preguntas comprometedoras porque hay siempre debajo una f\u00f3rmula que sirve casi de firma en blanco: \u00abDios, \u00bfqui\u00e9n eres t\u00fa\u00a0para m\u00ed?<\/em>\u00a0Y yo, \u00bfqui\u00e9n soy\u00a0para ti?\u00bb.<\/em>
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\n
\n2.1\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/em><\/strong>Las respuestas tradicionales<\/em><\/strong>
\n
\nLos modelos tradicionales de espiritualidad han sugerido una serie de indicaciones, seguras y precisas, para definir la elecci\u00f3n de fondo de la vida cristiana.
\nLos santos, en su vida esforzada, han propuesto respuestas firmes y concretas; lo que nos ha dejado perplejos y nos ha hecho a\u00fan m\u00e1s conscientes. Si los tom\u00e1bamos en serio, ten\u00edamos la impresi\u00f3n de encontrarnos con que nuestra existencia aparec\u00eda rota por dentro, marcada por una divisi\u00f3n feroz, precisamente en aquel espacio donde sent\u00edamos m\u00e1s necesaria la exigencia de reconciliaci\u00f3n.
\n
\nEn el modelo de espiritualidad de los santos, de hecho, la historia, la vida, el mundo, quedan colocados en un espacio que, dicho con una expresi\u00f3n que es ya un juicio de valor, es llamado \u00ablo profano\u00bb. Se considera profano todo lo que es \u201cextra\u00f1o o contrario a cuanto se relaciona\u00a0\u00a0con el \u00e1mbito de la religi\u00f3n\u201d, seg\u00fan cierta definici\u00f3n del diccionario. Lo profano se refiere, seg\u00fan un modo de hablar, a algo lejano de la salvaci\u00f3n de Dios.
\nLas cosas no eran precisamente as\u00ed en el proyecto original de Dios. Pero el orgullo presuntuoso del hombre lo estrope\u00f3 todo.
\nDios no se resign\u00f3 a constatar la destrucci\u00f3n de su obra de arte. Decidi\u00f3 darnos un extraordinario remedio. El hombre es llamado a la salvaci\u00f3n: Jesucristo es el signo concreto de la renovaci\u00f3n radical que Dios quiere llevar a cabo.
\n
\nDesgraciadamente, la historia, personal y colectiva, se halla todav\u00eda lejana de esta renovaci\u00f3n radical. Existen dos realidades que se limitan y se excluyen mutuamente. Por una parte, est\u00e1 el mundo de la salvaci\u00f3n; y por otra, el del pecado. El mundo del pecado es nuestro mundo cotidiano. El mundo de la salvaci\u00f3n es el que Dios realiza a trav\u00e9s de intervenciones progresivas.
\nEl hombre debe escoger, decidiendo claramente de qu\u00e9 parte quiere estar. El \u00abbuen\u00bb cristiano hace una elecci\u00f3n valiente. Abandona el mundo profano, que lo distrae en su vida espiritual y lo mantiene alejado de la salvaci\u00f3n, y se introduce decididamente en el espacio de lo sagrado.
\n
\nLos mejores cristianos son los que tienen el coraje de dar resueltamente este salto. Los verdaderos cristianos son, por tanto, los monjes, que hacen ese paso en forma institucional y p\u00fablica: viven en un lugar diverso al de los dem\u00e1s hombres; tienen ritmo de vida y ocupaciones originales.
\nMuchos cristianos, sin embargo, no pueden permitirse una decisi\u00f3n tan radical. Su casa est\u00e1 junto a la de los dem\u00e1s hombres. Tienen compromisos y responsabilidades comunes; de ning\u00fan modo, les es posible huir del mundo profano.
\nSi no lo pueden hacer f\u00edsicamente, deben, al menos, conseguir afectivamente esa separaci\u00f3n. Por eso, escapan y vencen la influencia de lo profano en algunos momentos fuertes y a trav\u00e9s de gestos especiales. Oraci\u00f3n, pr\u00e1cticas religiosas, tiempos de recogimiento, celebraciones lit\u00fargicas, funcionan como momentos de recuperaci\u00f3n, frente al resto de los perdidos por profanos.
\nLos \u00abintervalos\u00bb felices se alargan, hasta buscar que progresivamente se reproduzcan el mayor tiempo posible en el ritmo de la existencia cotidiana.
\n
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\n2.2\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/em><\/strong>Alguna cosa que no podemos perder de ning\u00fan modo<\/em><\/strong>
\n
\nPodemos no compartir el tipo de respuesta ofrecido por estos grandes cristianos. Sin embargo, no podemos dejar de admirar la pasi\u00f3n con la que la han expresado y el esfuerzo valiente con que la han transformado en vida cotidiana.
\nNo han huido de lo cotidiano por un gusto s\u00e1dico y triste. Tampoco lo han hecho por miedo a mancharse las manos. Su misma vida manifiesta lo contrario.
\n
\nHan reaccionado as\u00ed para gritar con fuerza que s\u00f3lo Dios es el Se\u00f1or, y que no podemos permitirnos el lujo de doblar nuestras rodillas ante los \u00eddolos.
\nPara ellos, afirmar el se\u00f1or\u00edo absoluto de Dios supon\u00eda inmediatamente un gran respeto por el hombre. Sab\u00edan \u2013y lo manifestaban con fuerza\u2013 que nuestro Dios no es el\u00a0se\u00f1or\u00f3n<\/em>\u00a0presuntuoso, que quiere que todos est\u00e9n tendidos a sus pies y atentos a cualquier gesto suyo. Al contrario, quien lo adora es elevado o se le restituye la plenitud de vida, de libertad, de felicidad.
\n
\nEn la existencia de estos grandes cristianos vibraba la misma pasi\u00f3n que inquieta nuestra vida: poseer la vida en plenitud. Se tomaban tan en serio el testimonio inquietante de Jes\u00fas, como para mostrar que s\u00f3lo perdiendo la propia vida, renunciando f\u00edsicamente a ella, la podemos poseer totalmente.
\nHoy es demasiado f\u00e1cil volver r\u00e1pidamente al rev\u00e9s esa l\u00f3gica. Queremos hacer del hombre el \u00fanico se\u00f1or, plegando hasta el misterio de Dios a su voluntad.
\n
\nHemos aprendido a jugar con la naturaleza, como si fuera s\u00f3lo un juguete en nuestras manos. La hemos desmontado y reconstruido como el ni\u00f1o curioso hace con sus juguetes, para divertirse m\u00e1s; y de cuando en cuando nos explota en las manos. No conseguimos controlar la potencia energ\u00e9tica producida. No sabemos ni siquiera ad\u00f3nde echar las basuras que nos quedan despu\u00e9s de nuestros experimentos. Hacemos c\u00e1lculos de lo que podemos todav\u00eda consumir y nos consolamos si podemos afirmar que nuestra generaci\u00f3n est\u00e1 segura de tener energ\u00eda suficiente. Hemos dividido violentamente a los hombres en ricos y pobres, abriendo un foso que se ahonda cada vez m\u00e1s; y nosotros, los ricos, tranquilizamos nuestra conciencia, entregando algunas veces las migajas de lo que nos sobra.
\n
\nEl hombre sabiondo y presuntuoso se ha colocado en el centro del universo. Cuando busca a Dios, lo hace con la cabeza levantada, alz\u00e1ndose sobre el trono de su arrogancia.
\nLos cristianos no tenemos ciertamente las manos limpias en este asunto. No podemos gritar molestos contra este modo de actuar, como si nosotros no tuvi\u00e9ramos nada que ver con ello.
\nDemasiadas veces hemos reducido a Dios al rango de un rival celoso de las ganas de vivir del hombre. Hasta lo hemos invocado alguna vez para justificar violencias e injusticias. Hemos hablado del misterio de Dios y del hombre, como quien lo sabe todo y es capaz de explicarlo todo. Hemos levantado la sospecha de tener la llave de los secretos: bastaba escuchar lo que nosotros dec\u00edamos para poseer toda la verdad.
\n
\nCon esa actitud, hemos empujado a hombres sabios y reflexivos a combatir con este nuestro Dios, injusto y vengativo, que est\u00e1 siempre de parte de los poderosos y que revela sus secretos s\u00f3lo a alg\u00fan privilegiado. Con su grito de rebeli\u00f3n, han intentado librar al hombre de Dios para que volviera a ser due\u00f1o de s\u00ed mismo y de sus responsabilidades.
\n
\n
\n2.3 Un camino alternativo<\/em><\/strong>
\n
\nFrente a estas constataciones, nos hemos sentido inquietados. Hemos advertido la urgencia dram\u00e1tica de imaginar y pensar otros modelos de vida cristiana.
\nS\u00e9 muy bien que semejante pretensi\u00f3n supone no poca presunci\u00f3n. Sin embargo, nos ha parecido que dicha afirmaci\u00f3n se refiere al mundo de los prejuicios. Un buen proyecto de pastoral juvenil necesita claridad tambi\u00e9n acerca del horizonte y resultados \u00faltimos, para no actuar a la sombra de las improvisaciones. A quien nos preguntaba: \u00ab\u00bfQu\u00e9 va a pasar en mi vida si me comprometo a vivir en el Esp\u00edritu de Jes\u00fas?\u00bb, no pod\u00edamos, de ning\u00fan modo, responderle: \u00ab\u00a1Bah!, ap\u00e1\u00f1ate como puedas y compru\u00e9balo por ti mismo\u00bb. No pod\u00edamos relanzar los modelos tradicionales, pero nos qued\u00e1bamos sin saber qu\u00e9 decir cuando trat\u00e1bamos de presentar alguna propuesta diversa.
\nAs\u00ed que nos pusimos a estudiar, a pensar y a rezar. Poco a poco, fragmentos de experiencias y\u00a0sue\u00f1os<\/em>\u00a0valientes nos han ayudado a trazar un retrato ideal de joven cristiano para el momento cultural actual.
\n
\n <\/p>\n\n
\nEn el coraz\u00f3n de la existencia cristiana hay que colocar precisamente el proceso que la cultura actual parece amenazar m\u00e1s violentamente: la reinterpretaci\u00f3n o nueva comprensi\u00f3n y la construcci\u00f3n de la identidad personal.
\nComo sabemos, la estructuraci\u00f3n de la identidad representa un punto central en la maduraci\u00f3n de una persona. Caracteriza su futuro como hombre libre y responsable, dentro de los procesos de socializaci\u00f3n y de educaci\u00f3n. A trav\u00e9s de la propia identidad, la persona se \u00abdistingue\u00bb de lo que es diverso de ella, y \u00abse considera\u00bb un ser irrepetible en las relaciones que establece.
\n
\nEl eje de la identidad son los valores que la persona hace propios. Organizados en un sistema coherente de significado, determinan el sentido de su vida y la referencia a trav\u00e9s de la cual los est\u00edmulos que empujan a la acci\u00f3n, internos y externos, son tomados, seleccionados y elaborados.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/em>Es dif\u00edcil y poco practicable imaginar un control selectivo sobre los valores alrededor de los cuales construir y dar estabilidad a la propia identidad. El contexto de complejidad obstaculiza precisamente esta posibilidad.
\nLa intervenci\u00f3n formativa posible es otra. Hay que colocarla no sobre el plano \u00abexterno\u00bb, el que lanza las propuestas, sino sobre el de su adquisici\u00f3n.
\nLa persona est\u00e1 formada cuando ha llegado a construir un \u00abfiltro\u00bb a trav\u00e9s del cual verificar y valorar lo que acoge y lo que rechaza. De ese modo, no busca mundos protegidos y ni siquiera \u00abteme\u00bb el pluralismo de las propuestas. Antes bien, las sabe acoger o rechazar a partir de algo que reconoce como determinante en la propia estructura de su personalidad.
\n
\nDe esa manera, la identidad misma crece y se consolida, como fruto del intercambio entre la historia personal y las aportaciones recibidas del exterior, que escriben esa misma historia.
\nLos valores en torno a los cuales se unifica y estabiliza la personalidad \u00abformada\u00bb no son elementos que se yuxtaponen unos a otros, provocando esa peligrosa desintegraci\u00f3n de la personalidad que descubre claramente la ausencia de formaci\u00f3n o la fragilidad de su realizaci\u00f3n. Al contrario, todo esto representa el punto de referencia normativo de las valoraciones y de las actuaciones cotidianas. Ese filtro unificador crece y se estabiliza con el ritmo y el estilo de la vida: se consolida entre incertidumbres y nuevos comienzos, orient\u00e1ndose hacia una meta que est\u00e1 m\u00e1s all\u00e1 de los mismos pasos m\u00e1s adelantados.
\n
\n <\/p>\n\n
\nQuiz\u00e1s, alg\u00fan lector comienza ya a sentir cierta dificultad con lo dicho hasta ahora. Es f\u00e1cil imaginarlo, porque tambi\u00e9n nosotros hemos sentido dificultades semejantes en la historia que estoy contando.
\nHe comenzado buscando una figura de joven cristiano, comprometido en vivir hoy las dimensiones de la existencia que han construido los grandes creyentes en el camino de la historia…, y he terminado hablando de una cuesti\u00f3n tan normal y corriente como parece ser la identidad personal.
\nPero tengo una respuesta en la que creo profundamente. Vivir hoy la experiencia del Esp\u00edritu significa vivir la vida de todos, compartiendo verdaderamente angustias y esperanzas con todos, con un estilo y un radicalismo que llegue a mostrar con hechos la novedad de vida en la que, por puro don, hemos sido constituidos.
\n
\nEste desaf\u00edo no se refiere s\u00f3lo a los momentos formales de la vida cristiana. Puede tambi\u00e9n ser vivido de igual modo, aunque los fundamentos de la esperanza y las razones de la propia existencia caminen en direcciones que tengan verdaderamente poco sabor evang\u00e9lico. La provocaci\u00f3n est\u00e1 en la vida, en su ritmo ordinario y en la trama de experiencias en las que viene escrita concretamente: all\u00ed se mide y se verifica la disponibilidad al Esp\u00edritu y la capacidad de vivir en la confesi\u00f3n gozosa de que s\u00f3lo Jes\u00fas es el Se\u00f1or.
\nPor eso, en nuestra historia hemos elegido el n\u00facleo de la identidad para elaborar un retrato de joven cristiano. Las notas que siguen sugieren algunas orientaciones existenciales sobre las que nos hemos sentido movidos a construirla: o sea, aquellos valores unificadores que se\u00f1alan qui\u00e9nes somos, c\u00f3mo nos situamos en la historia de todos y, en \u00faltimo t\u00e9rmino, qui\u00e9n es para nosotros el Dios de Jes\u00fas.
\n
\n
\n4.1. Al servicio de la vida de todos<\/em><\/strong>
\n
\nLa definici\u00f3n de la identidad funciona como indicativo, para m\u00ed y para los dem\u00e1s, de qui\u00e9n soy yo, sobre qu\u00e9 valores apoyo mi existencia, c\u00f3mo me distingo y diferencio de los dem\u00e1s.
\nLa cultura en la que vivimos lo hace en la dimensi\u00f3n m\u00e1s externa y formal posible: las cosas que poseo, los t\u00edtulos de los que puedo estar satisfecho, las cualidades m\u00e1s llamativas que dicen qui\u00e9n soy. Los disc\u00edpulos del que se ha autodefinido como comprometido para que todos tengan vida en abundancia, no comparten de ninguna manera ese modo de actuar. Lo rechazan y lo contestan con la fuerza de su fe.
\nNos identificamos a trav\u00e9s de la pasi\u00f3n con la que hacemos nuestra la causa que ha llenado toda la existencia de Jes\u00fas y que lo ha arrastrado hasta la cruz.
\n
\nSomos \u2013esto es, existimos y podemos ser reconocidos\u2013 en la medida en que, en el nombre y con la fuerza del Dios de Jes\u00fas, sabemos acoger el grito que el otro nos lanza y ponemos toda nuestra existencia al servicio de la vida de quien sufre alguna necesidad.
\nConstruimos nuestra existencia s\u00f3lo cuando aceptamos \u00absalir\u00bb de nosotros mismos, descentr\u00e1ndonos hacia el otro. La existencia, seg\u00fan la concepci\u00f3n evang\u00e9lica, es un \u00e9xodo hacia la alteridad, reconocida como normativa para la propia vida. Una vida descentrada en el compromiso no es, por consiguiente, el banco de prueba donde \u00abaplicamos\u00bb lo que hemos aprendido, mereciendo as\u00ed el regalo de la vida nueva. \u00c9sta, por el contrario, es la explosi\u00f3n de toda nuestra vida cotidiana, porque existimos gracias al amor y estamos comprometidos a construir vida a trav\u00e9s de gestos de amor.
\n
\n
\n4.2 Un modo original para servir la vida de todos<\/em><\/strong>
\n
\nEl servicio a la vida es duro y exigente: porque es grande la causa que hay que servir. A Jes\u00fas, el servicio a la vida lo llev\u00f3 hasta la cruz.
\nEs importante no olvidarlo. No hay proporci\u00f3n entre muerte y vida. La muerte \u2013aun la aceptada por amor al otro\u2013 queda siempre derrotada. Quien asesin\u00f3 a Jes\u00fas, el amigo de la vida, lo hizo porque prefer\u00eda su propia l\u00f3gica e ideas \u2013pol\u00edticas o religiosas\u2013. Por esto, festej\u00f3 el triunfo de la muerte sobre la vida, convencido de haber derrotado definitivamente a un interlocutor demasiado inc\u00f3modo.
\nAparentemente todo parec\u00eda dar raz\u00f3n a esa visi\u00f3n\u00a0realista.<\/em>\u00a0Jes\u00fas hab\u00eda sido alejado de su causa, eliminado. Los disc\u00edpulos, temerosos y desilusionados, hab\u00edan vuelto a sus antiguas costumbres. La muchedumbre, que antes lo hab\u00eda seguido entusiasmada, buscaba ahora un nuevo \u00eddolo en torno al cual agruparse.
\n
\nEl proyecto de Dios era muy diverso: el Crucificado es el Resucitado, el Se\u00f1or de la vida y de la historia. Todas las vicisitudes revelan el estilo de Dios para promover la vida. La vida es un don tan suyo, que explota con toda la fuerza cuando, precisamente, parece que todo se ha acabado.
\nLa cruz no es el impuesto que hay que pagar a un patr\u00f3n avaro, para recuperar el derecho a la vida. As\u00ed lo consideraban los buenos hebreos que pagaban el tributo al templo para recobrar a sus hijos varones, que Dios les hab\u00eda dado (cf. Lc 2,24). El gesto estaba cargado de devota religiosidad. Sin embargo, expresaba una imagen falsa de Dios (cf. Mt 21,12).
\nLa cruz es s\u00f3lo locura en relaci\u00f3n con la vida (cf. 1Cor 1). Aqu\u00ed, como signo de la potencia de Dios que sabe hacer que nazcan hijos de Abrah\u00e1n hasta de las piedras, surge la vida. Surge como regalo que viene de lo\u00a0alto,<\/em>\u00a0cuando existe la misma disponibilidad de entrar en esta extra\u00f1a perspectiva. Y surge imprevista e impensable, precisamente porque es un regalo.
\n
\n
\n4.3 \u00abSiervos\u00bb de la fiesta de la vida<\/em><\/strong>
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\nEn las ra\u00edces de toda existencia cristiana, no est\u00e1 el af\u00e1n presuntuoso de quien se siente rodeado por gritos de terror y de muerte y se consume en el intento desesperado de hacer algo para solucionar el problema. Esta actitud conduce al frenes\u00ed de la acci\u00f3n y est\u00e1 siempre amenazada por el riesgo de terminar tristemente en el desaliento. En el fondo, resulta hasta una actitud un poco atea.
\nLa actitud caracter\u00edstica del cristiano es la descrita por Jes\u00fas en la invitaci\u00f3n a reconocerse \u00absolamente siervos\u00bb: \u201cCuando hay\u00e1is hecho todo lo que os han mandado, decid:\u00a0Somos solamente siervos; hemos hecho lo que deb\u00edamos hacer\u201d<\/em>\u00a0(Lc 17,10).
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\nEl siervo mantiene ordenada la casa, prepara la mesa, organiza las fiestas, se preocupa de que todo est\u00e9 a punto para que la vida y la alegr\u00eda puedan explotar con toda su fuerza. Ciertamente, el servir es duro y requiere esfuerzo y disponibilidad. Exige la capacidad de concentrarse en buscar el bien de los dem\u00e1s, estando atentos a sus necesidades y a sus exigencias.
\nEl primer gran servidor es Jes\u00fas de Nazaret. Con el esfuerzo de la cruz ha preparado la fiesta de la vida, para que todos \u2013y especialmente los m\u00e1s pobres\u2013 puedan \u00abvivir en fiesta\u00bb. Su vida estuvo totalmente al servicio de la fiesta de todos.
\nQuien quiere la vida se pone, como \u00e9l, al servicio de la vida, consciente de que la vida es el gran regalo de Dios. En la fiesta de la vida, por consiguiente, todos son \u00ab\u00fanicamente siervos\u00bb.
\nCon Jes\u00fas compartimos el servicio a la vida; por esto somos \u00abamigos\u00bb suyos: amigos de Jes\u00fas y siervos de la vida.
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\nHe propuesto\u00a0repensar<\/em>\u00a0la vida espiritual del joven cristiano a trav\u00e9s del compromiso por reconstruir una identidad orientada sobre la gran experiencia de muerte y vida que ha vivido Jes\u00fas.
\nLa atenci\u00f3n a la identidad me lleva a subrayar otra preocupaci\u00f3n. Est\u00e1 consolid\u00e1ndose en la historia que he comenzado a narrar.
\nEl tema de la identidad nos remite enseguida a la exigencia de estabilidad. De hecho, la maduraci\u00f3n de la persona comporta la urgencia de construir identidades estables, coherentes y seguras.
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\nRecordamos la vida de tantos santos, tal como se narra habitualmente en la hagiograf\u00eda. Ellos fueron personas valerosas, hechas de una sola pieza, dispuestas a todo con tal de no traicionar la orientaci\u00f3n de su vida. De alguna de ellas se narra que, ya desde la infancia, ofrec\u00eda manifestaciones claras de esta orientaci\u00f3n de vida. En ellos realmente la identidad era muy estable.
\nHoy todo esto nos plantea problemas no peque\u00f1os en el plano del significado y de la actuaci\u00f3n.
\nLa situaci\u00f3n cultural actual se caracteriza por la complejidad y el pluralismo. Esto influye notablemente en la construcci\u00f3n de la identidad y en su consolidaci\u00f3n. Est\u00e1 surgiendo en la pr\u00e1ctica, y con una insistente justificaci\u00f3n tambi\u00e9n te\u00f3rica, un nuevo modo de comprender y vivir la identidad. Tenemos m\u00e1s dudas que certezas, m\u00e1s signos de interrogaci\u00f3n que de admiraci\u00f3n. En general, no usamos palabras firmes y solemnes; preferimos expresarnos en t\u00e9rminos relativos, inciertos y fr\u00e1giles.
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\nEsta identidad \u00abd\u00e9bil\u00bb parece que es la apropiada para un tiempo de crisis. Alguno dice, jugando con las palabras, que \u00e9sta no es una identidad en crisis, sino la identidad necesaria para sobrevivir en una situaci\u00f3n de crisis.
\nDebemos encontrar cuanto antes una alternativa. Si la construcci\u00f3n de la identidad es el centro de la experiencia cristiana, quien descuida este elemento crucial corre el riesgo de perder lo que quiere consolidar.
\nLa alternativa a los \u00abmodelos fuertes\u00bb o firmes y a los d\u00e9biles la ofrece la capacidad de confianza.
\nNo hay que buscar la identidad ni en la capacidad de reaccionar frente a lo existente ni en la seguridad que proviene de principios firmes y estables sobre los que se quiere construir la propia existencia. Tampoco ha de rechazarse como alienante e imposible en una situaci\u00f3n de complejidad y de exceso incontrolado de propuestas. Por el contrario, se encuentra en el valor de apoyarse en un fundamento, que es sobre todo esperado, que est\u00e1 m\u00e1s all\u00e1 de lo que uno puede construir y experimentar. Quien vive, se comprende y se define cotidianamente en una real experiencia de confianza, acepta la debilidad de la propia existencia como limitaci\u00f3n infranqueable de la propia humanidad.
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\nEl fundamento esperado es la vida, progresivamente comprendida dentro del misterio de Dios: nos entregamos, nos confiamos a la vida y a su Se\u00f1or. El gesto, fr\u00e1gil y arriesgado, de su acogida es una decisi\u00f3n jugada en la aventura personal y totalmente orientada hacia un proyecto ya\u00a0donado,<\/em>\u00a0que supera, juzga y orienta los inciertos pasos de la existencia.
\nReconstruir personas capaces de confianza significa, por consiguiente, reconstruir un tejido de humanidad. Pero significa tambi\u00e9n echar los cimientos de la condici\u00f3n irrenunciable para vivir una madura experiencia cristiana.
\nEn esto consiste realmente la vida cristiana: en un abandono en los brazos de Dios, con la actitud del ni\u00f1o que se f\u00eda del amor de su madre. Parece extra\u00f1o: para llegar a ser adultos, descubrimos la necesidad de llegar a ser \u00abni\u00f1os\u00bb. Lo recomend\u00f3 Jes\u00fas: \u201cYo os aseguro: si no cambi\u00e1is y os hac\u00e9is como los ni\u00f1os, no entrar\u00e9is en el Reino de los Cielos\u201d (Mt 18,3). Del adulto queremos poseer la lucidez, la responsabilidad y la libertad, al mismo tiempo que nos sumergimos en una esperanza que sabe \u00abcreer sin ver\u00bb. Del ni\u00f1o, a su vez, deseamos tener el valor del riesgo, la libertad de mirar hacia delante, la confianza incondicional en quien sabemos que nos ama, la disponibilidad ilimitada a compartir: en el fondo, las ganas de jugar hasta con las cosas m\u00e1s serias.\u00a0n
\n <\/p>\nRiccardo Tonelli<\/h2>\n