{"id":12229,"date":"1999-03-01T08:19:30","date_gmt":"1999-03-01T06:19:30","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=12229"},"modified":"1999-03-01T08:19:30","modified_gmt":"1999-03-01T06:19:30","slug":"como-celebrar-hoy-el-sacramento-de-la-reconciliacion","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/como-celebrar-hoy-el-sacramento-de-la-reconciliacion\/","title":{"rendered":"C\u00f3mo celebrar hoy el \u00abSacramento de la Reconciliaci\u00f3n\u00bb"},"content":{"rendered":"
[vc_row][vc_column][vc_column_text]Pie de autor: Las celebraciones comunitarias del sacramento de la penitencia con confesi\u00f3n y absoluci\u00f3n general surgieron principalmente despu\u00e9s del concilio Vaticano II en diversos pa\u00edses de Europa, porque la renovaci\u00f3n del rito antiguo se retardaba. Se ten\u00edan funciones solemnes una vez al mes en las que se recib\u00eda el perd\u00f3n sacramental sin recurrir a la confesi\u00f3n privada y a la absoluci\u00f3n individual. <\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[1]\u00a0Cf.\u00a0D. FERN\u00c1NDEZ,\u00a0El Sacramento de la Reconciliaci\u00f3n seg\u00fan el nuevo Ritual de la penitencia<\/em>, Valencia 1977,\u00a0\u00a0pp. 47-68. [vc_row][vc_column][vc_column_text]Pie de autor: Domiciano Fern\u00e1ndez\u00a0ha sido profesor de Teolog\u00eda Dogm\u00e1tica y Fundamental en el \u00abClaretianum\u00bb de Roma, en el Instituto Superior de Teolog\u00eda \u00abSan Buenaventura\u00bb de Madrid (hoy facultad) y en el Instituto Superior de Vida Religiosa tambi\u00e9n de Madrid. Dirigi\u00f3 durante 15 a\u00f1os la revista \u00abEfemerides Mariologicae\u00bb. S\u00edntesis del art\u00edculo: La realidad y […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[124,358,359,94],"tags":[],"class_list":["post-12229","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-1999-mision-joven-2","category-domiciano-fernandez","category-estudios-266","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12229"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=12229"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12229\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=12229"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=12229"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=12229"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nDomiciano Fern\u00e1ndez<\/strong>\u00a0ha sido profesor de Teolog\u00eda Dogm\u00e1tica y Fundamental en el \u00abClaretianum\u00bb de Roma, en el Instituto Superior de Teolog\u00eda \u00abSan Buenaventura\u00bb de Madrid (hoy facultad) y en el Instituto Superior de Vida Religiosa tambi\u00e9n de Madrid. Dirigi\u00f3 durante 15 a\u00f1os la revista \u00abEfemerides Mariologicae\u00bb.<\/em>
\n
\nS\u00edntesis del art\u00edculo:
\nLa realidad y las perspectivas del \u00abSacramento de la Reconciliaci\u00f3n\u00bb\u00a0\u00a0no son halag\u00fce\u00f1as. Analizando la historia y la renovaci\u00f3n suscitada por el concilio Vaticano II, el autor sugiere reconsiderar la praxis actual, contemplando la \u00abf\u00f3rmula tercera\u00bb (reconciliaci\u00f3n de muchos penitentes con confesi\u00f3n y absoluci\u00f3n general) como una posible alternativa v\u00e1lida para revitalizar el sacramento, hacer m\u00e1s significativo el perd\u00f3n y el car\u00e1cter festivo de la reconciliaci\u00f3n, a la par que vincularla al conjunto de la vida espiritual.
\n
\n
\nLa actual praxis pastoral del sacramento de la reconciliaci\u00f3n\u00a0\u00a0no es satisfactoria. Es una queja muy com\u00fan. Debe cambiar de signo. No debe considerarse como una carga, como una pesadilla, como una losa que oprime, sino como una liberaci\u00f3n, como una buena noticia que trae gozo, paz y alegr\u00eda.
\nHay mucho camino que andar hasta llegar a esta meta, pero es necesario recorrer este camino. Para conseguirlo se precisa una buena catequesis, estudiar m\u00e1s a fondo en los Evangelios la conducta de Jes\u00fas con los pecadores y evitar lo que crea dificultades o problemas a los fieles en la celebraci\u00f3n de este sacramento.
\nLa pregunta que salta a la vista es: \u00bfqu\u00e9 puede hacerse para celebrarlo dignamente sin salirse del marco eclesial? \u00bfNo ser\u00e1 tambi\u00e9n necesario que la iglesia jer\u00e1rquica recapacite su posici\u00f3n y cambie algunas normas que no se pueden justificar en nombre del Evangelio?
\n
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\n\u00a0<\/strong><\/p>\n\n
\nEl sacramento de la penitencia \u2014as\u00ed se llamaba en un principio, porque lo que m\u00e1s resaltaba era la dura penitencia que hab\u00eda que hacer para conseguir la reconciliaci\u00f3n\u2014 cuenta en su historia cambios incre\u00edbles. Tuvieron que pasar seis siglos para que se permitiera que los fieles pudieran recibir la penitencia sacramental m\u00e1s de una vez en la vida, porque se supon\u00eda que este sacramento era irrepetible como el bautismo.
\n
\nSuperada esta dificultad a principios del siglo VII, se mantuvieron para los penitentes las penas rigurosas, severas e imposibles de cumplir porque las sanciones se multiplicaban seg\u00fan el n\u00famero de los pecados y las tarifas eran muy elevadas. Fue el per\u00edodo triste de la penitencia tarifada desde principios del siglo VII hasta el siglo XII aproximadamente.
\nUna de las consecuencias lamentables de la penitencia tarifada, prescindiendo de las compensaciones y redenciones, fue la importancia excesiva que se concedi\u00f3 a la acusaci\u00f3n \u00edntegra de todos los pecados, tanto que todo el proceso del sacramento comenz\u00f3 a llamarse\u00a0confesi\u00f3n,\u00a0<\/em>uso que ha durado hasta nuestros d\u00edas.
\n
\nA partir del siglo XII se fueron suprimiendo las diversas formas que a\u00fan exist\u00edan en la Edad Media \u2014la penitencia p\u00fablica solemne y la peregrinaci\u00f3n penitencial\u2014 para quedar reducidas a la penitencia privada, que consist\u00eda principalmente en la confesi\u00f3n individual al confesor y en la absoluci\u00f3n del sacerdote. Este modelo fue favorecido por la teolog\u00eda y por el concilio de Trento y no se ha podido superar hasta el Vaticano II. En la actualidad han vuelto a resurgir conatos de privilegiar esta forma de reconciliaci\u00f3n en perjuicio de las otras dos que son tan leg\u00edtimas y eclesiales como la primera.
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\n <\/p>\n\n
\nMirando al porvenir, las perspectivas no son muy halag\u00fce\u00f1as respecto a cambios de celebraci\u00f3n por parte de la jerarqu\u00eda, pero siempre queda el camino abierto para mejorar y corregir los defectos de la pr\u00e1ctica actual. Esto es posible tanto en la reconciliaci\u00f3n de un solo penitente como en la de varios o muchos. Es un dato que juzgo muy positivo.
\nNo se han aprovechado todas las ventajas y posibilidades que ofrecen estas dos formas ordinarias de recibir el perd\u00f3n y celebrar la reconciliaci\u00f3n. Pero pienso que no es esta mejora, posible y necesaria, el remedio que desean y esperan los cristianos de hoy, especialmente los j\u00f3venes.
\n
\nExisten modos diversos de recibir y celebrar la reconciliaci\u00f3n con Dios y la Iglesia, tanto de car\u00e1cter sacramental como no sacramental. Aqu\u00ed nos vamos a referir solamente a las formas sacramentales que son tres:
\n
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/em>\u00a1\u00a0Reconciliaci\u00f3n de un solo penitente con confesi\u00f3n y absoluci\u00f3n individual.<\/em>
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/em>\u00a1\u00a0Reconciliaci\u00f3n de varios penitentes con confesi\u00f3n y absoluci\u00f3n individual.<\/em>
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/em>\u00a1\u00a0Reconciliaci\u00f3n de muchos penitentes con confesi\u00f3n y absoluci\u00f3n general.<\/em>
\n
\nLas tres formas tienen su raz\u00f3n de ser y sus valores propios, aunque las normas actuales del nuevo Ritual y del nuevo Derecho can\u00f3nico tienden a limitar lo m\u00e1s posible la tercera forma. Conviene decir algo de cada una.
\n
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\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a02.1. Reconciliaci\u00f3n de un solo penitente<\/strong>
\n
\nLa primera forma se refiere a la confesi\u00f3n y absoluci\u00f3n individual de un solo penitente. Desde la Edad Media ha sido casi la \u00fanica forma de recibir este sacramento en la Iglesia cat\u00f3lica. En el nuevo Ritual se han introducido\u00a0\u00a0notables modificaciones que tienden a enriquecer este rito y hacerlo m\u00e1s humano y amable: se habla de un rito de acogida, de la proclamaci\u00f3n de la Palabra de Dios, del di\u00e1logo con el penitente sobre la satisfacci\u00f3n o \u00abpenitencia\u00bb que conviene imponer, de la invitaci\u00f3n a orar para mostrar su arrepentimiento, de la absoluci\u00f3n con imposici\u00f3n de manos, de la acci\u00f3n de gracias y despedida.
\nTodo esto requiere tiempo, dedicaci\u00f3n y un lugar adecuado, pues el confesionario no es el m\u00e1s indicado para este ceremonial. Rara vez se cumplen en la pr\u00e1ctica cotidiana todas estas orientaciones.
\n
\nPero no se puede ignorar que esta forma tradicional de recibir el sacramento tiene valores muy positivos. Hay muchos que desean ser escuchados sobre sus problemas morales o espirituales, que buscan un consejo y una orientaci\u00f3n personal para su vida, o bien desean desahogarse con una persona de confianza y bien preparada. El Papa Juan Pablo II en su Exhortaci\u00f3n Apost\u00f3lica\u00a0Reconciliaci\u00f3n y Penitencia\u00a0<\/em>\u2014n\u00ba 32\u2014 no duda en afirmar que \u00abla primera forma constituye el \u00fanico modo normal y ordinario de la celebraci\u00f3n sacramental, y no puede ni debe dejar de ser usada o descuidada\u00bb.
\n
\nCiertamente es necesario que permanezca esta forma de reconciliaci\u00f3n y los p\u00e1rrocos y agentes de pastoral debieran ofrecer m\u00e1s facilidades y oportunidades para practicarla. Lo que no se puede hacer es considerarla casi como la \u00fanica o la mejor e ignorar o silenciar los graves problemas que ha creado y sigue creando, si se impone como obligatoria. Debe estar abierta a todo el que desee la confesi\u00f3n privada, pero no imponerla como obligaci\u00f3n, porque en vez de llevar paz, sosiego y alegr\u00eda a los fieles, para muchos se convierte en una preocupaci\u00f3n, en un tormento del que desear\u00edan verse libres.
\n
\n
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a02.2. Reconciliaci\u00f3n de varios penitentes<\/strong>
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0con confesi\u00f3n y absoluci\u00f3n individual<\/strong>
\n
\nSe trata de una celebraci\u00f3n comunitaria, pero con algunas restricciones: la manifestaci\u00f3n de los pecados y la absoluci\u00f3n deben ser privadas e individuales. El Papa admite que \u00abse puede equiparar a la primera en cuanto a la normalidad del rito\u00bb (Ib\u00edd., n\u00ba 32). Es la forma de celebraci\u00f3n comunitaria hoy m\u00e1s frecuente, porque es la \u00fanica permitida seg\u00fan las normas actuales como forma ordinaria.
\nBien preparada resulta un modo digno y eficaz de celebrar el sacramento. Ofrece las ventajas de la preparaci\u00f3n en com\u00fan: la escucha de la Palabra de Dios, oraciones y c\u00e1nticos, exhortaci\u00f3n, examen y signos externos de arrepentimiento tambi\u00e9n en com\u00fan. Presenta, no obstante, algunos inconvenientes:
\n
\n\u00a1\u00a0Se interrumpe la celebraci\u00f3n comunitaria para pasar a la acci\u00f3n individual en dos momentos importantes: confesi\u00f3n de los pecados, indicaci\u00f3n de la satisfacci\u00f3n y absoluci\u00f3n. Esto da la impresi\u00f3n de que se concede una importancia excesiva a la manifestaci\u00f3n de los pecados y a la absoluci\u00f3n individual.
\n\u00a1\u00a0La brevedad que se impone en la acusaci\u00f3n de los pecados y exhortaci\u00f3n del confesor, si son muchos los penitentes.
\n\u00a1\u00a0La dificultad de encontrar suficientes confesores para los grupos numerosos hace que no siempre este modo de celebraci\u00f3n sea satisfactorio.
\n
\nLa \u00faltima fase de esta forma de celebraci\u00f3n: oraciones de acci\u00f3n de gracias, signo externo de reconciliaci\u00f3n, como darse mutuamente la paz, bendici\u00f3n y despedida vuelven a celebrarse en com\u00fan.
\nPara grupos reducidos bien preparados ofrece las ventajas de toda celebraci\u00f3n comunitaria y las de un contacto personal con el confesor sin premura de tiempo. Pudiera considerarse como un forma provisional, de tr\u00e1nsito hasta que se acepte como medio ordinario la forma tercera, que incluye confesi\u00f3n y absoluci\u00f3n general.
\n
\nDe hecho, el esquema o proyecto que elabor\u00f3 la primera Comisi\u00f3n para la renovaci\u00f3n del sacramento de la penitencia s\u00f3lo comprend\u00eda dos ritos:\u00a01\/<\/em>\u00a0Rito para la celebraci\u00f3n de la penitencia con confesi\u00f3n individual; 2\/ Rito para las celebraciones comunitarias con confesi\u00f3n gen\u00e9rica solamente.<\/em>
\nLos redactores de este proyecto expresan su deseo de que este rito pueda permitirse siempre que la confesi\u00f3n individual de los penitentes no pueda hacerse con la tranquilidad y dignidad que exige el sacramento. Desean que las normas que regulen este rito no sean demasiado estrechas para que no quede reducido a casos excepcionales, como en los primeros siglos.
\nEste proyecto qued\u00f3 paralizado en 1968, cuando ya estaba maduro para su promulgaci\u00f3n, hasta 1972 en el que se nombr\u00f3 una nueva Comisi\u00f3n, la cual pudo llevar a t\u00e9rmino el texto oficial del \u00abOrdo paenitentiae\u00bb actual en 1973[1]<\/a>.
\n
\n
\n2.3. Reconciliaci\u00f3n de muchos penitentes<\/strong>
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0con confesi\u00f3n y absoluci\u00f3n general<\/strong>
\n
\nLa tercera forma contempla la posibilidad de una celebraci\u00f3n para muchos penitentes con confesi\u00f3n y absoluci\u00f3n general. Podr\u00eda ser una alternativa v\u00e1lida para muchos que encuentran graves dificultades en la confesi\u00f3n privada de los pecados al sacerdote.
\nEn realidad no lo es, porque encuentra muchas limitaciones por parte la competente autoridad. Juan Pablo II en el documento citado es tajante: \u00abLa tercera forma reviste un car\u00e1cter de excepci\u00f3n, y por tanto no queda a la libre elecci\u00f3n, sino que est\u00e1 regulada por la disciplina fijada para el caso\u00bb\u00a0(Reconciliaci\u00f3n y Penitencia,<\/em>\u00a0n\u00ba 32). S\u00f3lo se admite para casos extraordinarios y de grave necesidad.
\n
\n
\n <\/p>\n\n
\nLos buenos resultados y los frutos de conversi\u00f3n y de vida cristiana que reportaban tales celebraciones hicieron que pronto se extendieran a diversos pa\u00edses.
\nCristianos que no frecuentaban los sacramentos y que rara vez participaban en la eucarist\u00eda, comenzaron a cambiar de vida, sintieron el gozo de la reconciliaci\u00f3n y la alegr\u00eda de la fraternidad.
\n
\nEn general estas celebraciones fueron muy bien recibidas por los sacerdotes dedicados a la pastoral y por los fieles. Pero, como ya he indicado, este movimiento sufri\u00f3 un duro golpe en 1972 con la publicaci\u00f3n del documento \u00abSacramentum paenitentiae\u00bb de la Congregaci\u00f3n para la Doctrina de la Fe que limitaba estas celebraciones a casos excepcionales[2]<\/a>.
\n
\n
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a03.1. \u00bfPor qu\u00e9 tales restricciones?<\/strong>
\n
\nTodo parte de una interpretaci\u00f3n r\u00edgida de algunos textos del concilio de Trento, sobre todo del canon 7 de la sesi\u00f3n XIV[3]<\/a>. La versi\u00f3n que hace de esta doctrina la Congregaci\u00f3n para la Doctrina de la fe (CDF) dice: \u00abLa confesi\u00f3n individual e \u00edntegra y la absoluci\u00f3n permanecen el \u00fanico modo ordinario por el que los fieles se reconcilian con Dios y la Iglesia, a no ser que una imposibilidad f\u00edsica o moral excuse de este modo de confesi\u00f3n\u00bb[4]<\/a>.
\nEsta formulaci\u00f3n de las ense\u00f1anzas del concilio de Trento no es exacta. Endurece la doctrina del concilio, que no habla \u00abdel \u00fanico modo ordinario\u00bb de obtener el perd\u00f3n. No obstante, este texto del documento de la CDF se repite literalmente en numerosos documentos pontificios d\u00e1ndolo por v\u00e1lido sin nueva confrontaci\u00f3n con las ense\u00f1anzas y ejemplo de Jes\u00fas, con los datos de la historia y con los principios de una sana teolog\u00eda. As\u00ed el nuevo Ritual de la Penitencia, n\u00ba 31, el nuevo C\u00f3digo de Derecho Can\u00f3nico, canon 960, el Catecismo de la Iglesia Cat\u00f3lica, n\u00ba 1497; Juan Pablo II en\u00a0Reconciliaci\u00f3n y Penitencia,<\/em>\u00a0n\u00ba 33.
\n
\nEste principio se puede interpretar como una norma disciplinar de la Iglesia, pero no como una ley divina.\u00a0\u00a0Dios no est\u00e1 sometido a nuestras leyes. A un pecador que se arrepiente sinceramente y pide perd\u00f3n, Dios lo perdona siempre.
\nTenemos numerosos ejemplos en los Evangelios: la mujer pecadora (Lc 7, 36-50), el publicano que oraba en el templo: \u00abTen compasi\u00f3n de m\u00ed, que soy pecador\u00bb (Lc 18, 9-14), el buen ladr\u00f3n que desde la cruz pide a Jes\u00fas: \u00abAcu\u00e9rdate de m\u00ed cuando llegues a tu reino\u00bb, que mereci\u00f3 la absoluci\u00f3n m\u00e1s completa que se puede pronunciar: \u00abEn verdad te digo, hoy estar\u00e1s conmigo en el para\u00edso\u00bb (Lc 23, 42-43) y la par\u00e1bola del hijo pr\u00f3digo (Lc 15, 11-32). Para m\u00ed las ense\u00f1anzas y los ejemplos de Cristo son m\u00e1s importantes que los decretos de los concilios o los c\u00e1nones del derecho can\u00f3nico.
\n
\nEl dolor sincero incluye el prop\u00f3sito de la enmienda y la voluntad de reparar el mal hecho. La mejor penitencia es siempre el cambio de vida, la nueva vida de la gracia:\u00a0Optima poenitentia nova vita.<\/em>\u00a0Los Evangelios hablan sencillamente de fe o de amor, que lo comprende todo.
\nLa \u00fanica condici\u00f3n en la que insiste tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento para obtener el perd\u00f3n de Dios es que tambi\u00e9n nosotros debemos perdonar a los hermanos. De esto se habla en varias par\u00e1bolas, se incluye en la oraci\u00f3n del Padre nuestro y se le a\u00f1ade un comentario para resaltar su importancia (Mt 6, 12-15). Se nos invita adem\u00e1s a imitar a Dios en su misericordia: \u00abSed misericordiosos como vuestro Padre celestial es misericordioso\u00bb (Lc 6, 36).
\n
\nEstos principios no se pueden poner en duda y pienso que debieran tener un reconocimiento m\u00e1s efectivo en la praxis penitencial de la Iglesia. Para el perd\u00f3n de los pecados, m\u00e1s importante que un sacerdote que absuelva es un pecador que se arrepienta.
\n
\n
\n3.2.<\/strong>\u00a0De cara al futuro<\/strong>
\n
\n\u00bfQu\u00e9 se puede hacer para revitalizar y mejorar la celebraci\u00f3n de este sacramento? En la actualidad no se puede esperar un cambio significativo por parte de la jerarqu\u00eda. En Roma consideran cerrada la cuesti\u00f3n. Pero queda un campo importante por explotar en la mejora y renovaci\u00f3n que permiten las formas actuales.
\nDespu\u00e9s del Vaticano II se han hecho algunas propuestas alternativas para renovar y favorecer la celebraci\u00f3n digna y m\u00e1s frecuente de este sacramento:
\n
\n\u00c4\u00a0Convertir la forma tercera (reconciliaci\u00f3n de muchos penitentes con confesi\u00f3n y absoluci\u00f3n general) en modo ordinario y normal de celebrar el sacramento sin la obligaci\u00f3n de tener que recurrir luego a la confesi\u00f3n individual de los pecados graves no confesados.
\n
\n\u00c4\u00a0En diversas ocasiones se ha propuesto convertir el acto penitencial del principio de la misa, un poco ampliado, en una verdadera celebraci\u00f3n penitencial sacramental. Esto podr\u00eda hacerse alguna vez en los tiempos lit\u00fargicos fuertes, en las grandes fiestas, en reuniones importantes y cuando parezca conveniente para atender a las necesidades pastorales de los fieles.
\n
\n\u00c4\u00a0Separaci\u00f3n cronol\u00f3gica de los diversos actos del proceso penitencial: 1\/ Dedicar un d\u00eda a la preparaci\u00f3n, lecturas b\u00edblicas con comentarios y examen de conciencia; 2\/ Otro d\u00eda se centra el tema en la conversi\u00f3n, contrici\u00f3n y prop\u00f3sito; se hace la confesi\u00f3n individual o general y se indica la satisfacci\u00f3n adecuada; 3\/ Suponiendo que se ha cumplido la satisfacci\u00f3n, otro d\u00eda se consagra a la reconciliaci\u00f3n solemne. Es un plan ut\u00f3pico que s\u00f3lo podr\u00eda realizarse en comunidades o grupos estables[5]<\/a>.
\n
\n\u00c4\u00a0El Viernes Santo es el gran d\u00eda de la reconciliaci\u00f3n universal. \u00abLa sangre de Cristo lava nuestros pecados\u00bb. Los oficios de este d\u00eda podr\u00edan transformarse en una gran celebraci\u00f3n p\u00fablica, comunitaria y sacramental de reconciliaci\u00f3n. Parece que tal celebraci\u00f3n exist\u00eda en la liturgia hisp\u00e1nica.
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\nEn la historia del sacramento de la penitencia los cambios m\u00e1s importantes siempre han surgido de las bases a pesar de la oposici\u00f3n dura de las autoridades eclesi\u00e1sticas. Desgraciadamente las reformas han llegado con frecuencia demasiado tarde. Pero la vida se impone, y el paso de la penitencia p\u00fablica a la privada y la repetici\u00f3n del sacramento, cuando fuera necesario, se impuso incluso contra las decisiones de los s\u00ednodos.
\nLa evoluci\u00f3n no ha terminado y tendr\u00e1 que seguir adapt\u00e1ndose a las necesidades pastorales de los fieles y a los progresos de la ex\u00e9gesis, de la teolog\u00eda y de las ciencias humanas.
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\nq\u00a0Lenguajes expresivos<\/strong>
\nHay que insistir en que la historia, la Biblia y la teolog\u00eda demuestran que la confesi\u00f3n detallada de todos los pecados graves no es indispensable para recibir fructuosamente el sacramento y el perd\u00f3n de todos los pecados.
\nHay otro lenguaje m\u00e1s expresivo y otros gestos para reconocerse ante Dios y ante la Iglesia como pecador que busca la reconciliaci\u00f3n y la paz.
\nLos textos de los primeros siglos hablan menos de la confesi\u00f3n de los pecados que de las l\u00e1grimas, de los ayunos, de las postraciones, del cilicio y de la ceniza. Es otro modo de confesar los pecados[6]<\/a>. As\u00ed caer\u00eda uno de los obst\u00e1culos que ha impedido una reforma m\u00e1s profunda de la celebraci\u00f3n sacramental de la reconciliaci\u00f3n.
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\nq\u00a0Perd\u00f3n e instituci\u00f3n eclesial<\/strong>
\nUna cosa es el perd\u00f3n de los pecados y otra la instituci\u00f3n eclesial para el perd\u00f3n de los pecados. No se pueden identificar ambas cosas, aunque est\u00e9n \u00edntimamente relacionadas. \u00abS\u00f3lo Dios puede perdonar los pecados\u00bb (Mc 2,7).
\nEl perd\u00f3n, la gracia, la verdad, la salvaci\u00f3n son un don gratuito de Dios que se nos comunica por medio de Jesucristo. Dios siempre acoge al pecador arrepentido y le perdona aun antes de que se dirija al sacerdote para confesar su pecado y recibir la absoluci\u00f3n.
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\nq\u00a0Ante Dios y ante el sacerdote<\/strong>
\nConviene distinguir entre el reconocimiento de los pecados ante Dios o ante el sacerdote. Una confesi\u00f3n de los pecados al comienzo de la celebraci\u00f3n eucar\u00edstica se puede documentar desde el siglo II (Didach\u00e9 IV, 14 y XIV, 1) y se ha conservado en la Iglesia hasta nuestros d\u00edas. Pero esta confesi\u00f3n se hace ante Dios, ante la asamblea, no ante el sacerdote.
\nCuando en la Edad media surgieron las discusiones sobre a qui\u00e9n se deb\u00edan confesar los pecados, el concilio de Chalon sur Sa\u00f4ne del a\u00f1o 813 precisa: \u00abAlgunos afirman que s\u00f3lo a Dios se deben confesar los pecados, mientras que otros juzgan que se deben confesar tambi\u00e9n a los sacerdotes. Ambas cosas se hacen con gran provecho en la santa Iglesia\u00bb, Can. 33 (Mansi<\/em>\u00a0XIV, 10).
\nNo siempre coinciden la paz con Dios y la paz con la Iglesia. Dios es m\u00e1s grande que nuestro coraz\u00f3n (1 Jn 3,20). El perd\u00f3n de Dios se puede obtener aun antes de recibir el sacramento, lo cual no impide la necesidad o la conveniencia de la mediaci\u00f3n eclesial.
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\nq\u00a0\u00abFacilitar\u00bb el perd\u00f3n<\/strong>
\nSi Jes\u00fas encomend\u00f3 a los ap\u00f3stoles y sus sucesores la misi\u00f3n de perdonar los pecados, no fue para hacer m\u00e1s dif\u00edcil, sino para hacer m\u00e1s f\u00e1cil a todos los hombres la reconciliaci\u00f3n. \u00bfPor qu\u00e9 los hombres nos empe\u00f1amos en hacerlo tan dif\u00edcil?\u00a0\u00a0\u00bfNo va esto contra el esp\u00edritu del Evangelio, que es la buena noticia, y contra el fin propio del sacramento? Estas verdades debieran tener mayor resonancia y encontrar una expresi\u00f3n adecuada en la praxis penitencial.
\nDios es un \u00abDios de los perdones\u00bb (Neh 9,17) y \u00abde las misericordias\u00bb (Dan 9,9). Dios muestra su poder y su gloria especialmente perdonando y compadeci\u00e9ndose de los hombres.
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\nLa Iglesia debiera imitar la generosidad de Dios y no cerrar los caminos que ayudan a la reconciliaci\u00f3n eclesial. Con excesiva frecuencia en la historia de la Iglesia se hizo muy dif\u00edcil a los fieles el perd\u00f3n de los pecados mediante el sacramento de la penitencia. No es Dios, no es Jesucristo quien impone condiciones dif\u00edciles. Somos los hombres quienes hemos puesto obst\u00e1culos y dificultades para recibir el perd\u00f3n y la paz.
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\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a04.1. Car\u00e1cter festivo de la reconciliaci\u00f3n<\/strong>
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\nLa vida del cristiano es un proceso\u00a0\u00a0continuo de conversi\u00f3n. Un proceso inacabado e interminable, porque nunca nos vemos libres de todo pecado\u00a0\u00a0y de todo afecto pecaminoso.
\nEs necesario vivir este esp\u00edritu de conversi\u00f3n y de renovaci\u00f3n espiritual. Pero no basta vivirlo internamente. Es necesario adem\u00e1s celebrarlo, no s\u00f3lo individualmente, sino tambi\u00e9n comunitariamente. Siempre que sea posible, debe preferirse la celebraci\u00f3n comunitaria con la asistencia y participaci\u00f3n de los fieles a una celebraci\u00f3n individual y casi privada (SC 27).
\nLa celebraci\u00f3n comunitaria debe incluir la reconciliaci\u00f3n fraterna, debe organizarse de tal modo que revista cierto car\u00e1cter festivo y se experimente la alegr\u00eda del perd\u00f3n, como la experiment\u00f3 el hijo pr\u00f3digo al retornar a la casa del Padre.
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\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a04.2. Visi\u00f3n de conjunto<\/strong>
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\nEn la vida espiritual todo est\u00e1 conexo. Si se descuida un elemento, sufre todo el conjunto. Si se desarrolla excesivamente un aspecto con detrimento de otros, se quiebra el equilibrio y surgen las deformaciones.
\nHoy se habla de una crisis de fe, de una crisis de la familia, de una p\u00e9rdida del sentido del pecado, de una crisis de los valores espirituales en general. Nada extra\u00f1o que tambi\u00e9n se hable de una crisis de la \u00abconfesi\u00f3n\u00bb. La celebraci\u00f3n del sacramento de reconciliaci\u00f3n no puede desconectarse de la eucarist\u00eda, de la vida de oraci\u00f3n, del amor a Cristo y a los hermanos. Es dif\u00edcil vivir y celebrar bien la penitencia, si se falla en otros puntos vitales. Y a la inversa, la digna celebraci\u00f3n de este sacramento conducir\u00e1 inevitablemente a corregir defectos y acrecentar la vida cristiana.
\nEl orden que hay que seguir es \u00e9ste: primero anunciar y predicar la conversi\u00f3n, luego vivirla y finalmente celebrarla.\u00a0n<\/p>\nDomiciano Fern\u00e1ndez<\/h2>\n
\n<\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[2]\u00a0\u00a0Sacramentum Paenitentiae. Normae pastorales<\/em>, AAS 64 (1972), 510-514.
\n<\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[3]\u00a0\u00a0Canon 7,\u00a0\u00a0en DS 1707. V\u00e9anse adem\u00e1s los can. 4 y 6-9, DS 1704 y 1706-1709.
\n<\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[4]\u00a0Sacramentum paenitentiae<\/em>, norma I; AAS 64 (1972), 511.
\n<\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[5]\u00a0Cf.\u00a0D. FERN\u00c1NDEZ,\u00a0El Sacramento de la Reconciliaci\u00f3n<\/em>, pp. 319-327.
\n<\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0[6]\u00a0V\u00e9anse diversos textos en la obra de\u00a0C. VOGEL,\u00a0El pecador y la penitencia en la Iglesia antigua<\/em>, Barcelona 1968, pp. 89ss.[\/vc_column_text][\/vc_column][\/vc_row]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"