{"id":12256,"date":"1999-01-01T09:18:54","date_gmt":"1999-01-01T07:18:54","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=12256"},"modified":"1999-01-01T09:18:54","modified_gmt":"1999-01-01T07:18:54","slug":"recuperar-los-caminos-de-dios-con-los-jovenes","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/recuperar-los-caminos-de-dios-con-los-jovenes\/","title":{"rendered":"RECUPERAR LOS CAMINOS DE DIOS (CON LOS J\u00d3VENES)"},"content":{"rendered":"

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Pie Autor:
\nAndr\u00e9s Torres Queiruga<\/strong>\u00a0es profesor de Filosof\u00eda de la Religi\u00f3n en la Universidad de Santiago de Compostela.<\/em>
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\nS\u00edntesis del Art\u00edculo:
\n\u201cTodo cuanto toca a Dios, en momentos de crisis y cambio epocal como el nuestro, se halla especialmente sometido al revuelo provocado por las profundas transformaciones culturales en curso\u201d. De ah\u00ed la necesidad de \u00abrecuperar\u00bb los caminos de Dios en la actual encrucijada de \u00abrecorridos religiosos\u00bb: los caminos de quien, por amor, \u00abcrea creadores\u00bb aut\u00f3nomos y libres.
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\nEl camino constituye un s\u00edmbolo primordial, nace con la vida misma y su presencia es constante en todas las culturas. El camino est\u00e1 siempre delante. Por eso el camino\u00a0desinstala<\/em>\u00a0y coloca en actitud de\u00a0b\u00fasqueda:\u00a0<\/em>por un lado, marca la insuficiencia de lo que ya se tiene, rompe la inercia de lo pasivo y obsoleto, llama a la vida a vivir; por otro, es tambi\u00e9n b\u00fasqueda porque desinstala para crecer hacia un nuevo espacio, para acceder a un nuevo modo de vivir, para conseguir un nuevo sentido m\u00e1s adaptado y m\u00e1s pleno.
\nNo es raro, entonces, que el camino evoque espont\u00e1neamente la juventud. Ella representa la vida en su dinamismo m\u00e1s inquieto, es el gran \u00abrito de paso\u00bb en la vida del hombre y de la mujer. La humanidad lo ha sabido siempre y lo ha expresado en los ritos de iniciaci\u00f3n. Hoy no nos resulta tan claro el tema; esa iniciaci\u00f3n se extiende cada vez m\u00e1s en un largo aprendizaje. Con todo, en ella se hace denso y decisivo el dramatismo del camino.
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\nPero queremos centrarnos en los \u00abcaminos de Dios\u00bb. En el doble sentido de genitivo objetivo y subjetivo. Porque, por un lado, cabe ver toda la historia humana como una b\u00fasqueda del rostro aut\u00e9ntico de Dios, como una dif\u00edcil marcha de purificaci\u00f3n, reforma y profundizaci\u00f3n de las ideas e im\u00e1genes que de \u00c9l nos hemos ido haciendo (genitivo objetivo). Pero, por otro y con m\u00e1s profunda raz\u00f3n, cabe verla como la lucha amorosa de Dios por abrirse paso hasta el coraz\u00f3n humano a trav\u00e9s de nuestra limitaci\u00f3n, de nuestra oscuridad y aun de nuestra tozudez y de nuestro ego\u00edsmo (genitivo subjetivo).
\nHablamos, en fin, de\u00a0recuperar.<\/em>\u00a0Todo cuanto toca a Dios, en momentos de crisis y cambio epocal como el nuestro, se halla especialmente sometido al revuelo provocado por las profundas transformaciones culturales en curso. La experiencia cristiana de fondo\u00a0-los caminos del amor y la salvaci\u00f3n trazados por Dios-\u00a0sigue siendo la misma; pero ha cambiado radicalmente el panorama en que se expresaba. De ah\u00ed que debamos retraducir o reinterpretar el cristianismo para recuperar el sentido originario, el punto de partida y la meta de los caminos de Dios[1]<\/b><\/a>.
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  1. De camino<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nLa humanidad camina hacia nuevas configuraciones culturales, sociales, econ\u00f3micas, pol\u00edticas y religiosas de una\u00a0novedad<\/em>\u00a0tan radical que rompe todos los esquemas de los que hasta ahora nos serv\u00edamos para entender la vida.
    \nEn este sentido, ser creyente y serlo hoy supone, como muy pocas veces en la historia, realizar una \u00abnueva creaci\u00f3n\u00bb, en un ambiente hostil y con medios muy precarios. Sobre todo para los j\u00f3venes. Son precisamente ellos quienes anticipan el \u00abnuevo ser humano\u00bb que se est\u00e1 gestando y, por eso mismo, quienes mejor sienten \u00ablo viejo\u00bb que no les sirve y mejor intuyen por d\u00f3nde ha de ir \u00ablo nuevo\u00bb que necesitan.
    \nPor lo que hace al tema de la religi\u00f3n, invitar hoy a la fe supone invitar a un gran desaf\u00edo. Desaf\u00edo que, sobre todo para los j\u00f3venes, implica en realidad no un simple acceder a un \u00abpunto de vista\u00bb sobre la vida. Eso tambi\u00e9n; pero, m\u00e1s que nada, exige\u00a0recrear<\/em>\u00a0toda una forma de vida, con un lenguaje, una sensibilidad y una actitud nuevos, originalmente reinterpretados en el contexto actual desde una experiencia muy antigua.
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    \nAlgo tan radicalmente novedoso que, bien pensado, parece imposible. No es que carezcamos de la figura; es que ni siquiera tenemos el boceto. He ah\u00ed la principal repercusi\u00f3n de la crisis epocal peculiar de nuestra situaci\u00f3n. Posiblemente, hoy por hoy no se pueda pedir m\u00e1s que trabajar, o continuar trabajando, en el esquema de una figura sin m\u00e1s contorno que el de una dif\u00edcil promesa.
    \nPor eso tiene hondo sentido vital e hist\u00f3rico afirmar que acaso s\u00f3lo los j\u00f3venes est\u00e1n capacitados para afrontar la tarea. No, desde luego, sin lo que reciben creadoramente de las actuales o recientes generaciones adultas, que es mucho y fruto de una dur\u00edsima conquista.
    \nS\u00f3lo ellos pueden intentarlo, porque es\u00a0su<\/em>\u00a0tiempo: tan s\u00f3lo una sensibilidad crecida en el nuevo ambiente, trabajada por las nuevas tecnolog\u00edas y educada en las nuevas filosof\u00edas est\u00e1 en condiciones de asimilar todo el material de datos sin que se agote ni la capacidad para el juicio ni la fuerza para la creaci\u00f3n. A lo mejor dramatizamos un poco; tal vez estemos enunciando una obviedad, agudizada simplemente por la aceleraci\u00f3n y complejidad de nuestro momento: siempre, cada generaci\u00f3n ha sido encargada\u00a0-y, en definitiva, s\u00f3lo ella-\u00a0de llevar adelante su propio tiempo en la historia.
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    \nNo caben recetas ni dictar desde fuera la soluci\u00f3n. Ser joven y creyente y cristiano hoy no es algo obvio, ni existe la figura ya hecha que una en s\u00edntesis real esos vectores. No la tiene nadie: ni los te\u00f3logos ni los movimientos ni el papa. S\u00f3lo puede aspirar a ella una juventud que\u00a0viva<\/em>\u00a0en su carne los problemas del mundo actual\u00a0-en el arte, en la filosof\u00eda, en la pol\u00edtica, en la ciencia, en el hambre, en la ecolog\u00eda, en la superpoblaci\u00f3n, en la confusi\u00f3n postmoderna, en el encuentro de las religiones\u2026-\u00a0y que\u00a0desde dentro,<\/em>\u00a0buscando, gozando y sufriendo con todos, logre encontrar una configuraci\u00f3n de la fe que sea hoy significativa, orientadora y animadora. Tarea hermosa, pero enorme y, en rigor, inacabable.
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      \n
    1. La encrucijada de la religi\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

       
      \nLos caminos de la religi\u00f3n siguen hoy bajo sospecha. Y no se trata de una sospecha venida de fuera; los mismos cristianos no terminamos de creernos muchas de las \u00abverdades\u00bb sobre las que pretendemos sostener la religi\u00f3n.
      \nSon demasiadas las palabras que pronunciamos con la sospecha de que la\u00a0cosa<\/em>\u00a0no puede ser as\u00ed. \u00bfQu\u00e9 madre puede creer de verdad que su peque\u00f1a criatura reci\u00e9n nacida, ante la que su coraz\u00f3n se deshace de ternura, \u00abest\u00e1 en pecado\u00bb mientras no sea bautizada? \u00bfEn qu\u00e9 cabeza cabe que Dios pudiera\u00a0exigir<\/em>\u00a0la muerte violenta de su Hijo para perdonar los pecados de la humanidad? \u00bfResulta concebible que un Dios que \u00abes amor\u00bb se dedique a\u00a0castigar,<\/em>\u00a0con tormentos infinitos y por toda la eternidad, faltas cometidas en el tiempo por hombres o mujeres, en definitiva siempre bien peque\u00f1os?
      \nEl imaginario colectivo de los cristianos est\u00e1 repleto de frases, im\u00e1genes y conceptos que, si no se reinterpretan debidamente, a ellos mismos les resultan literalmente incre\u00edbles.
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      \n 
      \n2.1. Recuperar la humanidad de la religi\u00f3n<\/strong>
      \n 
      \nSint\u00e9ticamente enunciado, en el imaginario com\u00fan, la\u00a0religi\u00f3n\u00a0<\/em>aparece, casi de manera inevitable, como algo literalmente\u00a0celestial,\u00a0<\/em>es decir, ca\u00eddo del cielo: superpuesto a la raz\u00f3n en cuanto\u00a0revelado,\u00a0<\/em>y a\u00f1adido a la vida en cuanto\u00a0sagrado.<\/em>
      \nHay que deshacer este grave equ\u00edvoco, puesto que\u00a0la religi\u00f3n, antes de nada, es una respuesta humana a un problema humano:<\/em>\u00a0una cosa bien terrena, pues nace jus\u00adtamente de las necesidades, de las b\u00fasquedas, de las esperanzas, de las angustias y las ilusiones m\u00e1s profundas del ser humano. Una religi\u00f3n, por elevada que se presen\u00adte, consiste siempre en una elaboraci\u00f3n humana: es la visi\u00f3n que un determinado grupo de hombres y mujeres tienen acerca de los problemas fundamentales que les presenta la existencia, con las correspondientes pautas de conducta que de esa visi\u00f3n se derivan.
      \nTanto los que creen, como los que se confiesan agn\u00f3sticos o, incluso, ateos tienen su visi\u00f3n del mundo, su \u00abfe\u00bb. Y esa fe no es nunca un punto de partida, sino una conclusi\u00f3n… Todos la alcanzan a partir de un examen de la misma e id\u00e9ntica realidad: la \u00fanica que tenemos y en la que todos vivimos.
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      \nEste paralelismo puede pasar inadvertido, porque, cuando el creyente descu\u00adbre la\u00a0Presencia fundante<\/em>\u00a0en la que apoya su fe, se da cuenta de que la descubre porque Ella estaba tratan\u00addo de d\u00e1rsele a conocer. Pero n\u00f3tese bien: Dios s\u00f3lo puede revel\u00e1rsela\u00a0en la medida en que \u00e9l la descubre, la acepta y la comprende.<\/em>\u00a0De ah\u00ed que, por un lado, puede decir que es Dios quien le revela su respuesta; y, por otro, que ella es\u00a0la interpretaci\u00f3n que \u00e9l da de la realidad.<\/em>\u00a0Ade\u00adm\u00e1s, es consciente de que no descubre algo que se dirija \u00fanicamente a \u00e9l. Al contra\u00adrio, en el mismo hecho del descubrimiento va sobreentendido que\u00a0Dios est\u00e1 tratando de revelarse a todos.<\/em>
      \nLa religi\u00f3n es, pues, una respuesta espec\u00edfica, pero no porque descubre algo destinado s\u00f3lo al creyente o porque est\u00e9 interpretando una realidad particular que le afectar\u00eda s\u00f3lo a \u00e9l; no, la especificidad radica tan s\u00f3lo en que el creyente\u00a0interpreta de una manera determinada la realidad com\u00fan a todos.<\/em>\u00a0Por eso su respuesta,\u00a0de ser v\u00e1lida<\/em>, lo es tanto para todos, creyentes y no creyentes. Exactamente igual que pasa con la respuesta contraria: tambi\u00e9n el no cre\u00adyente interpreta la realidad com\u00fan y piensa que su respuesta tiene validez para todos o para ninguno.
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      \nLas consecuencias de lo anterior, en su aparente sencillez, conducen a revisar muy a fondo el estilo de concebir y vivir la religi\u00f3n. Muy en concreto, pone al descubierto la terrible\u00a0tram\u00adpa del dualismo religioso.<\/em>\u00a0Porque ahora se comprende que no puede tratarse ya de que la vida religiosa signifique una especie de des\u00addoblamiento, como si el creyente fuese dos personas: por un lado, tendr\u00eda una vida profana, com\u00fan con la de los dem\u00e1s y con id\u00e9ntico estilo; y, por otro, le a\u00f1adir\u00eda una segunda vida, la propiamente religiosa, que se superpondr\u00eda a la otra, con un mayor o menor influjo sobre ella. De hecho, por no advertirlo, se ha tendido a crear dos mundos, el\u00a0sagrado<\/em>\u00a0y el\u00a0profano<\/em>, a los que corresponder\u00edan dos esferas de intereses: la de Dios y la del hombre. Y entonces Dios aparece como el Se\u00f1or, que impone\u00a0mandamientos<\/em>\u00a0e imparte prohibiciones, que premia y castiga…
      \nTodo esto est\u00e1 suponiendo\u00a0-por la fuerza de la misma objetividad de lo dicho y pensado, aun pres\u00adcindiendo de la intenci\u00f3n de los sujetos-\u00a0que Dios es un ser interesado y dominador, con una esfera de intereses propios y exclusivos, que no son precisamente los nuestros. Por eso, para lo que nos interesa a nosotros, tenemos que pedirle ayuda y protecci\u00f3n o agradec\u00e9rselos y aun \u00abpag\u00e1rselos\u00bb cuando se consiguen. Adem\u00e1s, como\u00a0nuestros\u00a0<\/em>intereses no siempre coinciden con los de \u00c9l, hay que saber\u00a0renunciar\u00a0<\/em>a muchas cosas\u00a0por\u00a0<\/em>o incluso\u00a0en favor<\/em>\u00a0de Dios (hasta la \u00abrenuncia total a uno mismo\u00bb, sentido en el que se interpretan las frases evang\u00e9licas de \u00abcargar con la cruz\u00bb, \u00abnegarse a s\u00ed mismo\u00bb o \u00abperder la propia vida\u00bb).
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      \nAl final, no puede extra\u00f1ar que, cuando el cambio de paradigma cultural llega a la clara conciencia de s\u00ed mismo, Dios aparezca para muchos como enemigo de la vida humana, como amenaza para su autonom\u00eda e impedimento para su realizaci\u00f3n. Feuerbach lo expres\u00f3 cuando dijo aquello tan terrible, que siendo tan falso puede parecer tan evidente: \u00abPara enriquecer a Dios debe empobrecerse el hombre; para que Dios sea todo, debe el hombre ser nada\u00bb.<\/em>
      \nPor fortuna, frente a todo ello, podemos afirmar claramente que:\u00a0Dios es amor:<\/em>\u00a0un Dios entre\u00adgado por amor, que no tiene otros intereses que los nuestros; que no sabe comerciar con noso\u00adtros, porque ya nos lo ha dado todo; que no niega nuestro ser, porque su presencia consiste justamente en afirmarlo, fundando su fuerza y promoviendo su libertad. Que no pide, sino que da. San Pablo, como previendo la objeci\u00f3n de Feuerbach, lo hab\u00eda expresado magn\u00edficamente, hablando de su manifestaci\u00f3n en Jes\u00fas de Nazaret, \u00absiendo rico, se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros con su pobreza\u201d (2Cor 8,9).
      \n 
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      \n2.2. El paradigma explicativo moderno<\/strong>
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      \nDime c\u00f3mo es tu Dios, y te dir\u00e9 c\u00f3mo es tu visi\u00f3n del mundo; dime c\u00f3mo es tu visi\u00f3n del mundo, y te dir\u00e9 c\u00f3mo es tu Dios. Dos proposiciones estrictamente correlativas. Nuestra visi\u00f3n actual de Dios est\u00e1 marcada desde su ra\u00edz por las experiencias y conceptos de un mundo que ha dejado de ser el nuestro, puesto que nos separa de \u00e9l uno de los cortes m\u00e1s profundos en la historia de la humanidad: la emergencia del\u00a0paradigma moderno.<\/em>
      \nEsa distancia entre nuestra actualidad y nuestro pasado es el precio que debemos pagar por algo que constituye una de las mayores riquezas del cristianismo: su antig\u00fcedad. \u00c9sta supone un enorme tesoro de experiencias y de saberes. Pero significa tambi\u00e9n que nuestra comprensi\u00f3n de la fe nos llega en un molde cultural que pertenece a un pasado que en gran parte se ha hecho caduco.
      \nPara darse cuenta de la magnitud del problema, basta con pensar que la inmensa mayor\u00eda de los conceptos intelectuales, representaciones imaginativas, directrices morales y pr\u00e1cticas rituales del cristianismo se forjaron en los primeros siglos de nuestra era, y que a lo sumo fueron parcialmente refundidos en la Edad Media.
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      \nNuestro tiempo, en realidad, est\u00e1 exigiendo nada menos que una remodelaci\u00f3n total de los medios culturales en los que comprendemos, traducimos, encarnamos y tratamos de realizar la experiencia cristiana. El concilio Vaticano II ha abierto la puerta para este proceso. Pero el camino est\u00e1 en gran parte por hacer, y los \u00faltimos a\u00f1os no se han distinguido precisamente por el avance. Un punto resulta decisivo en la transformaci\u00f3n a que aludimos, por condicionar toda la reflexi\u00f3n: el cambio radical que el paradigma moderno impone en la manera de comprender las relaciones de Dios con el mundo.
      \nEl advenimiento de la ciencia y emancipaci\u00f3n de la raz\u00f3n filos\u00f3fica han hecho patente para la conciencia, y consolidado de manera ya irreversible para la vida, el hecho de la\u00a0autonom\u00eda de las realidades creadas.<\/em>\u00a0En este horizonte interpretativo se ha de buscar la explicaci\u00f3n de cualquier fen\u00f3meno que se produzca, y no cabe esperar\u00a0en ese nivel<\/em>\u00a0ninguna aclaraci\u00f3n por influjo de fuerzas extramundanas o sobre-naturales. Tampoco el influjo de Dios.
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      \nLos salmos todav\u00eda pod\u00edan afirmar que Yahv\u00e9 \u00abllov\u00eda\u00bb o \u00abtronaba\u00bb, que era \u00c9l quien causaba la guerra o mandaba la peste. Y todav\u00eda el Nuevo Testamento\u00a0-y, dentro de \u00e9l, el mismo Jes\u00fas-\u00a0pod\u00eda suponer que determinada enfermedad era producida por el demonio.
      \nHoy ya no es posible: aunque lo quisi\u00e9ramos, no podemos ignorar que la lluvia y el trueno tienen causas atmosf\u00e9ricas bien definidas; que la enfermedad obedece a virus, bacterias o disfunciones org\u00e1nicas; y que las guerras nacen del ego\u00edsmo de los humanos. Mientras hablemos de fen\u00f3menos acaecidos en el mundo, se ha impuesto la evidencia de que la \u00abhip\u00f3tesis Dios\u00bb (Laplace) es superflua como explicaci\u00f3n; m\u00e1s a\u00fan, que es ileg\u00edtima y que obstinarse en ella acaba fatalmente da\u00f1ando a la credibilidad de la fe.
      \nPorque es preciso tener en cuenta que esto ya no sucede hoy \u00fanicamente en los libros de texto, sino que, desde los medios de comunicaci\u00f3n y desde la escuela, ha impregnado de manera irreversible la cultura general. Una an\u00e9cdota que una maestra me ha contado en una clase de teolog\u00eda lo aclara muy bien. Hablando del diluvio y del salvamento de los animales, se anunci\u00f3 el t\u00edpico chaval listo y espabilado: \u00abProfesora, eso es imposible, porque si No\u00e9 metiese tambi\u00e9n a las termitas, le com\u00edan el arca\u00bb.
      \nLa conclusi\u00f3n es clara: s\u00f3lo tomando en serio la legitimidad indiscutible de este paradigma explicativo moderno, teni\u00e9ndolo en cuenta y repensando desde \u00e9l nuestra concepci\u00f3n de Dios y de sus relaciones con el mundo, cabe hoy una fe coherente y responsable.
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      \n2.3. Dios consiste en amar<\/strong>
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      \nSi de alg\u00fan modo se presenta Dios al cristiano, es como amor sin medida; si algo busca el cristianismo, es, por un lado, hacerle m\u00e1s ligero a la humanidad el peso de la existencia y, por otro, enriquecer \u2014hasta el infinito\u2014 la riqueza y densidad de su vida. No en vano, la definici\u00f3n m\u00e1s honda y espec\u00edfica que el cristianismo ha logrado de lo divino est\u00e1 representada por la frase jo\u00e1nica: \u201cDios es amor\u201d (1Jn 4,8.16), es decir,\u00a0Dios consiste en amar.<\/em>\u00a0Un amar activo, que todo lo inunda y desea transformarlo para el bien.
      \n\u00abDios es amor\u00bb, en efecto. Esta frase, que nunca meditaremos lo suficiente, perfora, cargada de misterio y de promesa, toda nuestra historia. A poca sensibilidad que se tenga, se comprende que en ella se est\u00e1 tocando el coraz\u00f3n mismo del cristianismo. Es una frase nuclear, irradiante. Ella sola ser\u00e1 capaz de mantener la esperanza del mundo. Si Dios es amor y si Dios es el origen, intuimos que el amor es, entonces, la esencia de la realidad, la \u00faltima palabra de la comprensi\u00f3n, el criterio definitivo del juicio. Comprenderla ser\u00eda justamente alcanzar el misterio del universo, encontrar la llave del sentido, llegar a la fuente de la vida.
      \nAunque comprenderla del todo sea imposible, puesto que atisbar su hondura significa, autom\u00e1ticamente, palpar su misterio, s\u00ed que podemos desentra\u00f1arla para entender un poco mejor los caminos de Dios y los del hombre: Dios es amor, la realidad es amor; ser hombre es tratar de vivir en el amor.
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      \nLa verdad \u2014tantas veces, la triste verdad\u2014 es que el cristianismo se presenta de modo muy diferente del que consideraciones y \u00abrecuerdos\u00bb de este tipo pudieran hacer esperar. La denuncia de Nietzsche\u00a0(los cristianos tienen muy poca cara de redimidos)<\/em>\u00a0no ha desaparecido. Parece existir, en efecto, un sutil velo de tristeza que se extiende desde el interior de nuestras iglesias hasta el estilo normal de los cristianos. La mayor\u00eda de los \u00abde fuera\u00bb parecen de acuerdo en considerar al cristianismo como una \u00abcarga\u00bb bastante pesada, y la mayor\u00eda de los cristianos parecen consentir t\u00e1citamente con el diagn\u00f3stico.
      \nSin embargo, Dios, el Dios vivo y verdadero, est\u00e1 intentando darse a conocer, solicitando amorosamente nuestra atenci\u00f3n, llam\u00e1ndonos de mil maneras a una concepci\u00f3n justa de su presencia salvadora. Todas las religiones lo han entrevisto de alguna manera. La religi\u00f3n b\u00edblica ha logrado llevarlo a una culminaci\u00f3n insuperable. Visto con ojos de historiador o de fenomen\u00f3logo de las religiones, su\u00a0suerte<\/em>\u00a0estuvo en que se orient\u00f3, no hacia los rasgos naturalistas, m\u00e1gicos o ani\u00admistas de lo Sagrado, sino hacia su\u00a0car\u00e1cter \u00e9tico y personal.<\/em>
      \nLa experiencia del \u00c9xodo parte ya de un Dios que salva y libera, estableciendo una \u00abalianza\u00bb; es decir, de un Dios que se preocupa por el bien de los hombres y mujeres, los cuales, a su vez, se ven solicitados a observar una conducta recta y ho\u00adnesta. Las reca\u00eddas\u00a0m\u00e1gicas,<\/em>\u00a0que intentan manipular el favor divino, o las im\u00e1genes de un \u00abDios arbitrario\u00bb, terrible e imprevisible, son continuamente corregidas por la conciencia de ese Dios \u00e9tico y salvador de la Alianza.
      \n 
      \nLo\u00a0tremendum<\/em>\u00a0no desaparece del todo en el Antiguo Testamento (todav\u00eda quedan restos en el Nuevo), pero cede continuamente lugar a lo\u00a0fasci\u00adnans:<\/em>\u00a0al car\u00e1cter protector, agraciante y salvador de Dios. Oseas logr\u00f3 expresarlo un amor tan tierno que no sabe castigar: \u00ab\u00bfC\u00f3mo te voy a entregar, Efra\u00edm?\u00a0<\/b>\/\u00a0\u00bfC\u00f3mo te voy a dejar, Israel? […].<\/b>\u00a0\/\u00a0Mi coraz\u00f3n se revuelve\u00a0<\/b>dentro de\u00a0m<\/b>\u00ed,\u00a0<\/b>\/\u00a0me\u00a0<\/b>estremece\u00a0mi compasi\u00f3n<\/b>\u00ab.\u00a0<\/b>Y lo grande no est\u00e1 s\u00f3lo en esa proclamaci\u00f3n, sino en su fundamentaci\u00f3n: \u00abpues\u00a0<\/b>yo\u00a0soy Dios, y no un hombre,\u00a0<\/b>\/\u00a0el Santo en medio de ti<\/b>\u00bb\u00a0(Os 11,8-9).<\/b>\u00a0He aqu\u00ed la aut\u00e9ntica direcci\u00f3n de la\u00a0diferencia\u00a0<\/em>divina: justo porque es \u00abDios y no un hombre\u00bb, porque es \u00abel Santo\u00bb, no aplasta y condena, sino que se compadece y perdona.
      \nDe ah\u00ed que debiera tenerse gran cuidado con la socorrida\u00a0definici\u00f3n<\/em>\u00a0fenomenol\u00f3gica de Dios como\u00a0fascinans et tre\u00admendum<\/em>, por mucho que venga de san Agust\u00edn y haya sido popularizada por Rudolf Otto. Recoge\u00a0datos<\/em>\u00a0que fueron \u2014y desgraciadamente son\u2014 reales en la historia, porque as\u00ed tendemos a pensar nosotros. Pero, en el fondo, es ahist\u00f3rica: no jerarquiza las manifestaciones, descubriendo el avance y, de ese modo, pierde la\u00a0esencia\u00a0<\/em>aut\u00e9ntica.
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      \nTodo esto resulta muy dif\u00edcil de comprender para nuestra psicolog\u00eda, siempre herida de mezquindad, resentimiento y rencor. Porque nosotros \u00absomos hombres y no Dios\u00bb, no comprendemos ni acabamos de creer en ese amor sobre toda medida, en ese\u00a0amour fou,<\/em>\u00a0en ese\u00a0Dios chiflado por el hombre<\/em>\u00a0(Schelling). Pero contra eso\u00a0-acaso ahora estemos en condiciones de comprenderlo mejor-\u00a0el\u00a0movimiento vivo de la revela\u00adci\u00f3n<\/em>\u00a0resulta bien claro; basta echar una simple ojeada a Jes\u00fas de Nazaret.
      \nCon Jes\u00fas culmina dentro de nuestra tradici\u00f3n b\u00edblica la captaci\u00f3n humana de lo que Dios,\u00a0desde siempre,<\/em>\u00a0quiere ser para nosotros:\u00a0Abb\u00e1\u00a0<\/em>o Padre entregado en un amor tan infinito como su mismo ser y que \u00fanicamente espera de nosotros que, com\u00adprendi\u00e9ndolo, nos atrevamos a responderle con la m\u00e1xima confianza de que sea capaz nuestro coraz\u00f3n. \u00abD\u00e9ixate querer, d\u00e9ixate querer por El\u00bb, dice una reciente canci\u00f3n religiosa en gallego: d\u00e9jate querer y salvar por ese Dios que no desea otra cosa…
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      1. Los caminos de Dios<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

         
        \nLa idea de creaci\u00f3n quiz\u00e1 sea la que mejor nos permita reconocer los aut\u00e9nticos \u00abcaminos de Dios\u00bb. En cualquier caso, remite a esa relaci\u00f3n \u00fanica por la que Dios est\u00e1 haciendo ser a la criatura. Responde a la iniciativa absoluta de un amor sin l\u00edmites que crea a \u00abimagen y semejanza\u00bb del propio creador.
        \nComo queda dicho, la visi\u00f3n tradicional en las religiones tiende a ver a Dios como el \u00abSe\u00f1or\u00bb que nos crea para que le sirvamos, dando as\u00ed origen a una relaci\u00f3n dualista, interesada y\u00a0comercial.<\/em>\u00a0Por fortuna, la teolog\u00eda ha iniciado la superaci\u00f3n, sobre todo cuando habla de la continuidad entre creaci\u00f3n y alianza o entre creaci\u00f3n y salvaci\u00f3n. Sin embargo, no cabe ignorar la existencia de un vac\u00edo entre la afirmaci\u00f3n te\u00f3rica y la realizaci\u00f3n pr\u00e1ctica y vivencial. Urge, pues, llenar ese vac\u00edo buscando una coherencia m\u00e1s plena. Algo que la situaci\u00f3n actual pide y propicia a un tiempo, al no admitir una religi\u00f3n que, mirando al cielo, se hiciera \u00abinfiel a la tierra\u00bb.
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        \n3.1. Dios crea por amor<\/strong>
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        \n\u00abLa gloria de Dios es el hombre vivo\u00bb, dijo san Ireneo casi en el mismo comienzo del cristianismo. La presencia de Dios en la vida humana s\u00f3lo puede tener como sentido y finalidad afirmarla y confirmarla de cara a su plenitud. En este sentido, Dios no ha creado hombres y mujeres\u00a0religiosos,<\/em>\u00a0sino, simple y llanamente, hombres y mujeres\u00a0humanos.<\/em>\u00a0El criterio definitivo es la realizaci\u00f3n humana. Por eso,\u00a0todo\u00a0<\/em>lo que contribuye a una mejora de la vida\u00a0humana\u00a0<\/em>entra en consideraci\u00f3n directa. Desde la fe en este Dios, resulta absurda una postura negativa ante el mundo o la m\u00ednima reticencia ante cualquier progreso humano.
        \nTodo en la vida es divino cuando es verdaderamente humano. \u00c9ste podr\u00eda ser el enunciado sint\u00e9tico de la lecci\u00f3n del sentido integral y realista que aparece en la\u00a0literatura sapiencial b\u00edblica.<\/em>\u00a0Gracias a la culminaci\u00f3n de Jes\u00fas, hoy podemos, seguramente, ver m\u00e1s y mejor que aquellos autores. Pero no para rebajar el realismo, sino para radicalizarlo desde la idea de la\u00a0encarnaci\u00f3n.<\/em>
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        \nJes\u00fas de Nazaret es un modelo insuperable a la hora de configurar la experiencia cristiana. Una figura que con su libertad a toda prueba, por apoyarse en el amor; con su entrega sin l\u00edmites, por estar\u00a0-desde los m\u00e1s pobres; sin trampa, por tanto-\u00a0al servicio de los dem\u00e1s; con su acogida de la vida hasta el extremo, por fundarse en la confianza filial en Dios…, aparece como una llamada c\u00e1lida y viva, resistente a todos los \u00e1cidos ideol\u00f3gicos y\u00a0-a pesar de los inacabables inventos-\u00a0a todas las manipulaciones interesadas.
        \nLa nueva Cristolog\u00eda, superando los viejos espiritualismos, afirma cada vez con m\u00e1s vigor que \u00c9l es \u00abhijo de Dios\u00bb no\u00a0a pesar de<\/em>, sino\u00a0en su humanidad<\/em>: tanto m\u00e1s divino cuanto m\u00e1s humano. Por \u00e9l hemos ido aprendiendo que la presencia de Dios, su gloria y su gozo se realizan con m\u00e1s plenitud all\u00ed donde de modo m\u00e1s verdadero y aut\u00e9ntico se realiza nuestra humanidad. Por eso, visto desde el otro lado, su presencia no nos aplasta o deshumaniza, sino todo lo contrario: nos permite llegan a lo m\u00e1s alto y mejor de nosotros mismos. Este contexto permite comprender en su hondo significado la continuaci\u00f3n de la frase de san Ireneo: \u201cLa gloria de Dios es el hombre vivo,\u00a0pero la vida del hombre es la contemplaci\u00f3n de Dios\u201d.<\/em>
        \n 
        \nM\u00e1s all\u00e1 de toda imagen providencialista, Dios nos crea por amor y se nos hace presente como salvaci\u00f3n. No lo vemos con demasiada claridad, porque sigue muy vivo el fantasma de una omnipotencia\u00a0abstracta,\u00a0<\/em>seg\u00fan la cual Dios podr\u00eda hacer lo que quisiera, sin resistencias de ning\u00fan tipo. No nos damos cuenta de que, ciertamente, por su parte no hay l\u00edmites, porque, en s\u00ed misma y en abstracto, su omnipotencia lo puede todo; pero que, en su funcionamiento concreto, la omnipotencia dice\u00a0relaci\u00f3n\u00a0<\/em>al otro, y el otro s\u00ed los tiene necesariamente: el c\u00edrculo no puede hacerse cuadrado sin desaparecer, y la libertad finita no puede, sin quedar anulada, ser forzada a obrar siempre el bien. Dios fundamenta, apoya y promueve con todo su amor nuestra vida y nuestra libertad; pero no quiere ni puede sustituirlas, viviendo y decidiendo por nosotros. Como en el caso de los padres superprotectores, eso\u00a0podr\u00eda<\/em>\u00a0parecer amor, pero\u00a0en realidad<\/em>\u00a0llevar\u00eda a la anulaci\u00f3n y a la muerte del hijo o la hija.
        \nPor fortuna, acaso estemos ya empezando, por fin, a comprender\u00a0-como de manera simb\u00f3lica pero un\u00edvoca nos lo muestra la vida de Jes\u00fas-\u00a0que, m\u00e1s que\u00a0se\u00f1or,\u00a0<\/em>Dios es\u00a0servidor\u00a0<\/em>de sus criaturas; que jam\u00e1s es el\u00a0verdugo\u00a0<\/em>de su sufrimiento, sino siempre\u00a0-con ellas y a favor de ellas-\u00a0la\u00a0v\u00edctima.<\/em>\u00a0Con la fuerza, el calor y la agudeza de su experiencia san Juan de la Cruz se atrev\u00eda a hablar de que la ternura de Dios es tan grande que se entrega al alma \u00abcomo si \u00c9l fuese su siervo y ella fuese su se\u00f1or\u00bb. Y es que supo verlo como \u00aboc\u00e9ano de amor\u00bb que trata de inundarlo todo con su gracia, siempre preocupado por ayudar y salvar.
        \n 
        \nDe ah\u00ed el sentido profundamente falso de la expresi\u00f3n \u00abestaba de Dios…\u00bb, ante una desgracia o contrariedad. En cambio, no hay artificio ni met\u00e1fora alguna cuando, al salirnos algo bien, decimos: \u00abgracias a Dios\u00bb. Porque en verdad no miente quien ante un suceso feliz exclama:\u00a0\u00a1Gracias a Dios!<\/em>\u00a0Siempre, claro est\u00e1, que mantenga el sentido aut\u00e9ntico: \u00ab…porque esta vez lo ha logrado\u00bb, \u00ab…porque ha conseguido mostrar y realizar su amor\u00bb, \u00ab…porque esta vez, al menos para algunos, la realidad no ha frustrado su designio, sino que se ha plegado a \u00e9l\u00bb. En definitiva, porque su amor \u00abha tenido suerte\u00bb y ha logrado ayudarnos.
        \nAl contrario, se equivocan profundamente quienes, ante determinadas derrotas o fracaso, achacan que Dios est\u00e9 \u00abcon los malos cuando son m\u00e1s que los buenos\u00bb. Dios sale tambi\u00e9n derrotado en las derrotas del bien, porque, en su respeto por el mundo y por la libertad, tiene que tolerar y sufrir que la maldad se rebele contra \u00c9l, haciendo da\u00f1o a sus creaturas, desobedeciendo la llamada de su gracia. Pero, en ese sentido, \u00c9l\u00a0est\u00e1\u00a0<\/em>con los buenos. Digo \u00aben ese sentido\u00bb, porque \u00c9l est\u00e1 con todos, amando a todos, aunque, por eso mismo, tratando de apartar del mal: llamando a todos, buenos y malos, al amor y a la concordia.
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        \n 
        \n3.2. Dios crea creadores<\/strong>
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        \nRespondiendo no tanto a la pregunta de c\u00f3mo act\u00faa y se sit\u00faa Dios respecto de su creaci\u00f3n, cuanto al c\u00f3mo act\u00faa y se sit\u00faa el hombre, ahora nos detenemos a pensar finalmenteen qu\u00e9 consiste la respuesta de la criatura.<\/em>\u00a0Aunque,\u00a0de suyo,<\/em>\u00a0no deber\u00eda ser as\u00ed, nos encontramos aqu\u00ed,\u00a0de hecho,<\/em>\u00a0el cruce de paradigmas, los h\u00e1bitos mentales y, sobre todo, la naturaleza misma del lenguaje\u00a0-nacido directamente para expresar relaciones intramundanas-\u00a0complican la intelecci\u00f3n y tienden a multiplicar equ\u00edvocos.
        \nEstamos ante el\u00a0eterno problema de la inmanencia y trascendencia.<\/em>\u00a0La acci\u00f3n de Dios es trascendente, y eso significa que s\u00f3lo se hace visible y efectiva a trav\u00e9s de la acci\u00f3n creada, la cual es inmanente y mundana y, como tal, inmediatamente accesible, pero s\u00f3lo resulta posible apoyada en aqu\u00e9lla.
        \n 
        \nSe trata de una estructura \u00fanica. Toda otra relaci\u00f3n, en efecto, se da siempre, necesariamente, entre realidades del mundo; por tanto, entre realidades\u00a0paralelas\u00a0<\/em>entre s\u00ed, por as\u00ed decirlo. En cambio, la relaci\u00f3n Dios-criatura es\u00a0perpendicular,\u00a0<\/em>en cuanto que desde su radical alteridad creadora Dios la hace ser y la sustenta. La tentaci\u00f3n consiste justamente en reducir esa \u00fanica e irreductible relaci\u00f3n a una cualquiera de las conocidas.
        \nTal es lo que sucede en las\u00a0representaciones tradicionales:<\/em>\u00a0Dios cre\u00f3 el mundo en el principio; ahora existen Dios y el mundo; de vez en cuando, Dios lleva a cabo actuaciones concretas: revelando, concediendo una gracia, haciendo un milagro…; la historia de la salvaci\u00f3n consiste precisamente en la serie de esas acciones especiales de Dios; nosotros, record\u00e1ndolas, podemos pedirle a Dios que intervenga tambi\u00e9n ahora en determinadas ocasiones o necesidades. Cierto que, adem\u00e1s, se dice tambi\u00e9n que Dios interviene mediante las \u00abcausas segundas\u00bb; pero \u00e9sa es la \u00abacci\u00f3n ordinaria\u00bb, que, en el fondo, ya no cuenta mucho: por eso, cuando se trata de cosas concretas,\u00a0pedimos\u00a0<\/em>continuamente que Dios intervenga.
        \n 
        \nEn el fondo, nuestro imaginario sigue estando dominado por la idea de que Dios puede actuar sobre la naturaleza para cambiar su curso, del mismo modo que puede actuar sobre la humanidad para hacer la paz, acabar con el hambre o unirnos como hermanos.
        \nLa nueva visi\u00f3n y paradigma explicativo del mundo moderno est\u00e1 pasando a ser vivida y sentida por una gran mayor\u00eda, particularmente por los j\u00f3venes. La extensi\u00f3n de la cultura y, sobre todo, de los medios audiovisuales la han inculcado de manera irreversible en la gente com\u00fan (basta una \u00ablocutora del tiempo\u00bb hablando de isobaras despu\u00e9s de la noticia de una rogativas por la lluvia, para crear en el ambiente la impresi\u00f3n de que la religi\u00f3n y sus usos pertenecen irremisiblemente a un pasado muerto o, en el mejor de los casos, meramente folkl\u00f3rico).
        \n 
        \nDe ah\u00ed la necesidad de preservar con cuidado la\u00a0diferencia irreductible de la relaci\u00f3n Dios-criatura.<\/em>\u00a0Respecto de las criaturas, Dios no hace algo\u00a0al lado<\/em>\u00a0de ellas, para completarlas, ni\u00a0en lugar<\/em>\u00a0de ellas, para suplirlas. De otro modo, hablar, por ejemplo, de la acci\u00f3n de Dios en nosotros podr\u00eda percibirse como un robo de nuestra propia acci\u00f3n o como una anulaci\u00f3n de nuestra autonom\u00eda. Y, por el contrario, hablar de nuestra acci\u00f3n dar\u00eda la impresi\u00f3n de que Dios no hace nada. Justamente, porque es creador,\u00a0la acci\u00f3n de Dios en las criaturas es hacer que ellas hagan.<\/em>\u00a0Dios \u00abhace\u00bb de verdad, pero en un sentido \u00fanico y singular\u00edsimo, en cuanto que de \u00e9l se est\u00e1n recibiendo a s\u00ed mismas las criaturas en su ser y en su capacidad de obrar. Pero, por lo mismo, nada se resta a su obrar de criaturas: este ser y esta capacidad les son entregadas realmente, de modo que son ellas las que \u00abhacen\u00bb sus acciones, las cuales son verdaderamente\u00a0suyas.<\/em>
        \nAl mismo tiempo, cabe invertir la consideraci\u00f3n: la acci\u00f3n es de la criatura porque Dios la est\u00e1 haciendo ser y obrar. De modo que cabe afirmar que esa acci\u00f3n es \u00abde Dios\u00bb. Pero esto sucede en su \u00e1mbito propio: en el\u00a0plano trascendental,<\/em>\u00a0en cuanto que Dios \u00abhace hacer\u00bb. Con todo, la misma expresi\u00f3n\u00a0-\u00abhace hacer\u00bb-\u00a0implica que en el plano emp\u00edrico el actuar de la criatura es lo que hace real aquella acci\u00f3n de Dios: el \u00abhacer\u00bb de Dios s\u00f3lo se manifiesta y resulta real en el \u00abhacer\u00bb de la criatura. As\u00ed se comprende que cuanto m\u00e1s \u00abhace\u00bb Dios, tanto m\u00e1s \u00abhacen\u00bb las criaturas, y viceversa: cuanto m\u00e1s \u00abhacen\u00bb las criaturas, tanto m\u00e1s \u00abhace\u00bb Dios.
        \n 
        \nNo es f\u00e1cil de entender, pero cabe intuir de alg\u00fan modo por d\u00f3nde va esta relaci\u00f3n \u00fanica y maravillosa. La\u00a0acci\u00f3n\u00a0<\/em>de Dios y la de las criaturas se refuerzan mutuamente, no est\u00e1n en concurrencia o competici\u00f3n. O, para ser m\u00e1s exactos, ni siquiera son propiamente\u00a0dos<\/em>\u00a0acciones. La criatura es ella misma\u00a0acci\u00f3n de Dios,<\/em>\u00a0que la est\u00e1 \u00abhaciendo ser\u00bb; es acci\u00f3n concreta, densificada, no mera apariencia evanescente; y por eso es\u00a0ella misma:<\/em>\u00a0por as\u00ed decirlo, \u00absi\u00e9ndose\u00bb y \u00abactu\u00e1ndose\u00bb a s\u00ed misma es como la criatura constituye una acci\u00f3n de Dios (en la vivencia espont\u00e1nea decimos: \u201ca Dios rogando y con el mazo dando\u00bb, \u00abay\u00fadate, que Dios te ayudar\u00e1\u00bb; esa es la raz\u00f3n tambi\u00e9n por la que los salmos dicen \u00abDios llueve\u00bb, \u00abDios truena\u00bb).
        \nNo debe pensarse, pues, en una\u00a0rivalidad\u00a0<\/em>entre Dios y la criatura, ni siquiera en un\u00a0reparto\u00a0<\/em>de la acci\u00f3n concreta, como si se pudiese decir: esta parte corresponde a Dios, y \u00e9sta otra al hombre (\u00abyo ya hice cuanto estaba de mi parte, ahora le toca a Dios…\u00bb). Lo que existe es, por el contrario, co-realizaci\u00f3n y unidad total: porque\u00a0-y s\u00f3lo porque-\u00a0cada acci\u00f3n se ejerce en un plano distinto,\u00a0todo\u00a0<\/em>lo hace Dios y\u00a0todo\u00a0<\/em>lo hace la criatura. Dif\u00edcil, pero, si uno se deja llevar por su fuerza de fondo, se vislumbra una enorme sugerencia.
        \n 
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        \n3.3. La diferencia est\u00e1 en la libertad<\/strong>
        \n 
        \nFrente a la simple naturaleza, que ya nace \u00abhecha\u00bb y predeterminada, los humanos somos lo que desde la libertad nos hacemos. La libertad nos distingue de todo y de todos. Con la aparici\u00f3n del ser humano en la tierra, entra en escena una novedad absoluta. Ciertamente, una gran parte del hombre est\u00e1 entregada a la necesidad, igual que sucede con los dem\u00e1s seres; pero la \u00abley\u00bb definitiva de su ser es precisamente la ausencia de ley, la capacidad de construirse a s\u00ed mismo\u00a0escogiendo\u00a0<\/em>entre distintas direcciones y posibilidades. Mientras el astro o el animal son, en definitiva, una \u00abecuaci\u00f3n resuelta\u00bb (Ricoeur), el hombre y la mujer consisten \u00faltimamente en resolver la propia ecuaci\u00f3n de una manera \u00fanica, irrepetible, personal\u00edsima. Nadie, ni siquiera su Creador, se puede poner en su lugar: suplantar la libertad ser\u00eda anularla.
        \nMal abordado, el problema de las \u00abconfluencias\u00bb (como en la famosa y por suerte olvidada controversia\u00a0de auxiliis)<\/em>\u00a0nos conduce a dos posibilidades contrapuestas: o bien la acci\u00f3n de Dios, si es real y efectiva, parece sustituir a la libertad humana, alien\u00e1ndola y, en definitiva, anul\u00e1ndola, o bien da la impresi\u00f3n de que, si funciona la libertad, no puede haber influjo de Dios. No acaba as\u00ed de captarse la profunda e indisoluble unidad de ambas, tan bien expresada en el dicho de Bergson: \u00abDios crea creadores\u00bb.
        \n 
        \nTraducido, esto significa que\u00a0el influjo de Dios consiste precisamente en hacer posible y sostener la libertad,<\/em>\u00a0de modo que tal influjo resulta tanto mayor cuanto m\u00e1s libremente act\u00faa el ser humano. Naturalmente, no hay que perder de vista que el influjo de Dios\u00a0-en t\u00e9rminos tradicionales, su\u00a0gracia<\/em>–<\/em>\u00a0<\/em>opera bajo el modo de\u00a0ofrecimiento gratuito.<\/em>\u00a0El influjo es real y constante, mucho m\u00e1s intenso y de mucha mayor densidad ontol\u00f3gica, dig\u00e1moslo as\u00ed, que el ejercido sobre las realidades naturales. Pero siempre, en el modo de la atracci\u00f3n o de la solicitaci\u00f3n, preservando con infinito\u00a0respeto\u00a0<\/em>la diferencia de la libertad, su autonom\u00eda.
        \nDe alguna manera, hablando antropol\u00f3gicamente, ello supone un riesgo para Dios: el riesgo de que la criatura se niegue a aceptar su ofrecimiento y le impida realizar su intenci\u00f3n. Pero supone tambi\u00e9n la oportunidad \u00fanica para la expansi\u00f3n libre de la acci\u00f3n creadora. Por eso el hombre, como por desgracia lo estamos viendo cada d\u00eda, puede interferir negativamente en la creaci\u00f3n, destruyendo la naturaleza y explotando o matando al hermano. Pero tambi\u00e9n puede prolongarla positivamente, colaborando con Dios en su continuo af\u00e1n salvador de fomentar el bien y remediar el mal, amando al pr\u00f3jimo, creando cadenas de solidaridad, trabajando por una humanidad m\u00e1s libre, justa y fraternal, as\u00ed como por una tierra m\u00e1s habitable.
        \nSi bien se piensa, se anuncia aqu\u00ed uno de los misterios m\u00e1s fascinantes:\u00a0la libertad humana es la puerta para la novedad de la intervenci\u00f3n divina en el mundo.\u00a0<\/em>Hablando de \u00abj\u00f3venes\u00bb y de \u00abcaminos de Dios en el mundo\u00bb dif\u00edcilmente cabe enunciar una posibilidad m\u00e1s gloriosa y exaltante, una llamada m\u00e1s fuerte para la generosidad y una ocasi\u00f3n m\u00e1s propicia para una creatividad verdaderamente abierta al futuro.\u00a0\u00be
        \n <\/p>\n

        Andr\u00e9s Torres Queiruga<\/h5>\n

         
        \n
        [1]<\/b><\/a>\u00a0En realidad, este art\u00edculo deber\u00eda ir firmado tambi\u00e9n por Jos\u00e9 Luis Moral: \u00e9l ha sabido buscar y articular \u2013a veces mejor que yo mismo\u2013 textos de mi obra en torno a este tema. Desear\u00eda que su esfuerzo se convierta en luz que de verdad ayude a iluminar estos \u00abcaminos\u00bb.[\/vc_column_text][\/vc_column][\/vc_row]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

        [vc_row][vc_column][vc_column_text]Pie Autor: Andr\u00e9s Torres Queiruga\u00a0es profesor de Filosof\u00eda de la Religi\u00f3n en la Universidad de Santiago de Compostela.   S\u00edntesis del Art\u00edculo: \u201cTodo cuanto toca a Dios, en momentos de crisis y cambio epocal como el nuestro, se halla especialmente sometido al revuelo provocado por las profundas transformaciones culturales en curso\u201d. De ah\u00ed la necesidad […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[124,347,346,94],"tags":[],"class_list":["post-12256","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-1999-mision-joven-2","category-andres-torres-queiruga","category-estudios-264-265","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12256","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=12256"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12256\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=12256"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=12256"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=12256"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}