{"id":12355,"date":"1998-10-01T08:04:35","date_gmt":"1998-10-01T06:04:35","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=12355"},"modified":"1998-10-01T08:04:35","modified_gmt":"1998-10-01T06:04:35","slug":"reconfiguracion-de-la-religiosidad-juvenil","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/reconfiguracion-de-la-religiosidad-juvenil\/","title":{"rendered":"Reconfiguraci\u00f3n de la religiosidad juvenil"},"content":{"rendered":"
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\n[\/vc_column_text][\/vc_column][\/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Juan Gonz\u00e1lez-Anleo<\/strong>\u00a0es Catedr\u00e1tico de Sociolog\u00eda de la Universidad Pontificia de Salamanca.
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\nS\u00edntesis del art\u00edculo:
\nLa desestructuraci\u00f3n de la religiosidad juvenil est\u00e1 ah\u00ed. Adem\u00e1s del brusco descenso del \u00absentido de pertenencia\u00bb de los j\u00f3venes al catolicismo o la imagen que tienen de la Iglesia cual \u00abciudadela de prohibiciones\u00bb, las heridas m\u00e1s hondas est\u00e1n en el terreno de la identidad, vocaci\u00f3n y proyecto cristianos. El autor, frente a todo ello, propone tres caminos concretos para la reconfiguraci\u00f3n de la religiosidad juvenil: \u00abEl mensaje del sentido\u00bb, \u00abEl mensaje de salvaci\u00f3n\u00bb y \u00abEl mensaje de una comunidad moral\u00bb.
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\nEn 1996 se rompe por primera vez una tendencia secular en la juventud espa\u00f1ola, la de la superioridad de los j\u00f3venes cat\u00f3licos practicantes sobre los indiferentes y ateos. En 1987 esta superioridad era de 15 puntos, en 1992 de 12 puntos, y en 1996 se invert\u00eda el signo, y los indiferentes y no creyentes, con un porcentaje de 23%, superaban por primera vez a los cat\u00f3licos practicantes, que hab\u00edan descendido a un 19%.\u00a0(Informe de la juventud en Espa\u00f1a,\u00a0<\/em>Instituto de la Juventud, 1996).
\nEste dato de encuesta es s\u00f3lo una prueba, expresiva aunque no concluyente, de lo que ha sucedido con la religiosidad de los j\u00f3venes espa\u00f1oles, en cuanto medida por este \u00fanico indicador sociol\u00f3gico. Pero conviene no olvidar que las creencias religiosas y la religiosidad interior, no institucional, sugieren una cierta\u00a0recuperaci\u00f3n<\/em>\u00a0de la religiosidad juvenil. Como ha documentado Francisco Orizo en su estudio del sistema de valores de la Espa\u00f1a actual, de 1996.
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\n\u00bfQu\u00e9 ha sucedido con la religiosidad juvenil\u00a0en sus niveles m\u00e1s profundos, donde las encuestas al uso llegan con dificultad? Una ojeada a la evoluci\u00f3n de esta religiosidad en su momento m\u00e1s dram\u00e1tico puede ofrecer alguna pista.
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\n <\/p>\n1\u00a0\u00a0\u00bfQu\u00e9 ha sucedido con la religiosidad juvenil?<\/h3>\n
\nEl descenso m\u00e1s brusco del sentido de pertenencia al catolicismo se produce aproximadamente entre 1965 y 1975, seg\u00fan las series cronol\u00f3gicas del Instituto de la Juventud. Los sism\u00f3grafos sociol\u00f3gicos registraron as\u00ed esta ca\u00edda:
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\n\u00be\u00a0En 1967 se declaraban cat\u00f3licos practicantes el 77% de los j\u00f3venes espa\u00f1oles.
\n\u00be\u00a0En 1975 lo hac\u00edan el 32%, menos de la mitad.
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\nEstos ocho a\u00f1os, brev\u00edsimos pero de gran intensidad social y cultural, fueron a\u00f1os de\u00a0deconstrucci\u00f3n<\/em>\u00a0o desestructuraci\u00f3n de la religiosidad juvenil, aunque no de liquidaci\u00f3n y cierre. Es cierto que el porcentaje de j\u00f3venes que se declaraban no religiosos creci\u00f3 espectacularmente, del 3 al 20%. Pero a\u00fan as\u00ed, la gran mayor\u00eda de los j\u00f3venes de 1975 se confesaban cat\u00f3licos, practicantes o no, y esa mayor\u00eda se ha mantenido hasta nuestros d\u00edas, adelgaz\u00e1ndose la proporci\u00f3n de\u00a0practicantes<\/em>\u00a0y engrosando el de\u00a0no practicantes.<\/em>
\nEsos a\u00f1os cruciales coincidieron con tres fen\u00f3menos culturales y religiosos escasamente analizados por la sociolog\u00eda espa\u00f1ola, al menos en relaci\u00f3n con el descenso de religiosidad de nuestra sociedad con los avances de la secularizaci\u00f3n. Estos tres fen\u00f3menos son:
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\no\u00a0El agotamiento del modelo del nacionalcatolicismo,<\/em>\u00a0lo que tuvo posiblemente, entre otros efectos, el de estimular la mala conciencia y un cierto complejo de culpabilidad entre los cat\u00f3licos, y el de deteriorar la imagen de la Iglesia, todo ello a cuenta de la estrecha alianza entre la Iglesia y el R\u00e9gimen de Franco. Los j\u00f3venes van a recoger esta herencia sesgada, que ignora maliciosamente la decisiva contribuci\u00f3n de los cat\u00f3licos a una pac\u00edfica y r\u00e1pida transici\u00f3n democr\u00e1tica.
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\no\u00a0El triunfo de las contraculturas, protestas y reivindicaciones juveniles de los 60,<\/em>\u00a0<\/strong>muy en especial la reivindicaci\u00f3n de autonom\u00eda respecto a toda autoridad, la familiar y la religiosa incluida. Y con esta gozosa reivindicaci\u00f3n, el alumbramiento de una nuevo sentido\u00a0trascendente<\/em>\u00a0de la vida colectiva: la utop\u00eda de la paz mundial, de la reconciliaci\u00f3n de las grandes potencias, de la humanizaci\u00f3n del capitalismo y del comunismo. En una palabra: una nueva salvaci\u00f3n para el hombre, que, junto a la salvaci\u00f3n del cuerpo ofrecida por la liberaci\u00f3n sexual de los 70, competir\u00e1 con el mensaje cristiano de salvaci\u00f3n.
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\no\u00a0El postconcilio,<\/em>\u00a0debido a un desarrollo superficial y desigual de algunas doctrinas y conclusiones del Vaticano II, provoc\u00f3 lo que la Sociolog\u00eda llama \u201cconsecuencias no previstas de la acci\u00f3n social\u201d, en nuestro caso, de la acci\u00f3n social eclesial:
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\n\u00be\u00a0La p\u00e9rdida de algunas se\u00f1as insustituibles de identidad del hombre ca\u00adt\u00f3lico: ayuno, confesi\u00f3n, determinadas devociones como el Rosario\u2026
\n\u00be\u00a0Menosprecio teol\u00f3gico-clerical del catolicismo popular y de sus manifestaciones y simbolismos.
\n\u00be\u00a0Arrinconamiento de la Doctrina Social de la Iglesia, que con sus presuntas ambig\u00fcedades y deficiencias, ofrec\u00eda a los cat\u00f3licos m\u00e1s comprometidos proyectos y l\u00edneas de acci\u00f3n en las tareas de sanaci\u00f3n y enriquecimiento de la sociedad.
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\nLa \u201cconsecuencia no prevista de la acci\u00f3n eclesial\u201d que tuvo quiz\u00e1s mayor trascendencia fue la frustraci\u00f3n de expectativas populares, del Pueblo de Dios: el Concilio\u00a0prometi\u00f3<\/em>\u00a0una reforma\u00a0de<\/em>\u00a0la Iglesia, el Pueblo tuvo que contentarse con reformas\u00a0en<\/em>\u00a0la Iglesia.
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\n <\/p>\n2 Desestructuraci\u00f3n de la religiosidad juvenil<\/h3>\n
\nEl impacto de estos tres fen\u00f3menos, potenci\u00e1ndose entre s\u00ed, se hizo notar con una especial virulencia en la religiosidad juvenil. El derrumbe de lealtades y pertenencias religiosas acaecido en aquellos ocho entre a\u00f1os entre la poblaci\u00f3n juvenil y adulta joven no ha sido objeto de ninguna reconstrucci\u00f3n.
\nEl mapa de la religiosidad juvenil de los a\u00f1os 90<\/em>\u00a0as\u00ed lo certifica. Algo menos de la quinta parte de los j\u00f3venes espa\u00f1oles se confiesan cat\u00f3licos practicantes regulares, una cuarta parte declara una pr\u00e1ctica religiosa irregular y ocasional, una tercera parte se manifiestan cat\u00f3licos no practicantes, y un 22% indiferentes o no creyentes. Las diferencias entre las Comunidades Aut\u00f3nomas son notables, desde el 28% de practicantes de Misa dominical entre los j\u00f3venes de Castilla y Le\u00f3n, al 7% de Catalu\u00f1a.
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\nLa deconstrucci\u00f3n ha sido bastante menor en el terreno de las creencias religiosas. Siete de cada diez j\u00f3venes entrevistados en la investigaci\u00f3n de la \u00abFundaci\u00f3n Santa Mar\u00eda\u00bb de 1994, afirman con mayor o menor rotundidad que creen en el Dios que se ha manifestado en Jesucristo. Aunque no pocos de estos mismos j\u00f3venes aceptan tambi\u00e9n, a continuaci\u00f3n, que Dios no es sino \u201clo que hay de positivo en hombres y mujeres\u201d o \u201cuna fuerza o energ\u00eda superior que influye en la vida\u201d. Esta aparente incoherencia apunta a dos caracter\u00edsticas del proceso de deconstrucci\u00f3n de la religiosidad juvenil (y no s\u00f3lo juvenil).
\nEn primer lugar,<\/em>\u00a0el car\u00e1cter de bricolaje religioso, de c\u00f3ctel espiritual, de mezcla\u00a0<\/u>personal de ideas, im\u00e1genes, creencias, pr\u00e1cticas y ritos que el \u00abconsumidor religioso\u00bb se confecciona a su gusto, siguiendo sus experiencias y preferencias, y eligiendo los ingredientes en el amplio supermercado del esp\u00edritu.
\nEn segundo lugar,<\/em>\u00a0la fuerte individualizaci\u00f3n o personalizaci\u00f3n de la religiosidad personal, y, dicho sea de paso, de todos los sistemas de valores. Como dice Lipovetsky: con un m\u00ednimo de coacciones y un m\u00e1ximo de elecciones privadas posibles, un m\u00ednimo de austeridad y un m\u00e1ximo de deseo, con la menor represi\u00f3n y la mayor comprensi\u00f3n posible. (LIPOVETSKY,\u00a0La era del vac\u00edo,<\/em>\u00a01986).
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\nLa deconstrucci\u00f3n de la religiosidad juvenil parece haber respetado algo m\u00e1s los \u00e1mbitos no institucionales de la misma. La oraci\u00f3n ha sobrevivido en muchos j\u00f3venes a la devastaci\u00f3n de las pr\u00e1cticas religiosas oficiales, Misa y sacramentos, en especial. A ese Dios en el que creen el 70% de los j\u00f3venes espa\u00f1oles, se eleva en oraci\u00f3n el coraz\u00f3n de 6 de cada diez chicos y chicas, \u00e9stas algo m\u00e1s que aquellos. Y al \u00abDios desconocido\u00bb de los no creyentes acuden ocasionalmente uno de cada cinco indiferentes y no religiosos, en demanda de ayuda y de sentido. Pero rezan, sobre todo, los cat\u00f3licos practicantes. La correlaci\u00f3n entre oraci\u00f3n personal y catolicismo practicante es tan fuerte que uno no puede dejar de pensar que la pr\u00e1ctica religiosa institucional, Misa y sacramentos, promueve o favorece muy positivamente la religiosidad no institucional o experiencia, y que \u00e9sta no florece tan espont\u00e1neamente como algunos quisieran creer fuera de aquel \u00e1mbito.
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\nDicho de otra manera: el retorno de la religi\u00f3n o el renacimiento de lo religioso o cualquier otro tipo de\u00a0revival<\/em>\u00a0o de renacer de la religiosidad har\u00e1n bien en contar con el elemento religioso institucional, por antip\u00e1tico que a algunos se les antoje. La esperanza de la reconstrucci\u00f3n de la religiosidad reside, a mi juicio, en la Iglesia, una Iglesia que sepa responder a las\u00a0aut\u00e9nticas<\/em>\u00a0<\/strong>demandas juveniles y tenga el coraje necesario para acometer reformas que se detengan en la superficie, en aspectos puramente cosm\u00e9ticos y accesorios.
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\n <\/p>\n3 La Iglesia y los j\u00f3venes<\/h3>\n