{"id":12452,"date":"1998-06-01T09:06:35","date_gmt":"1998-06-01T07:06:35","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=12452"},"modified":"1998-06-01T09:06:35","modified_gmt":"1998-06-01T07:06:35","slug":"algunas-claves-para-un-proyecto-de-pastoral-juvenil","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/algunas-claves-para-un-proyecto-de-pastoral-juvenil\/","title":{"rendered":"Algunas claves para un proyecto de pastoral juvenil"},"content":{"rendered":"
[vc_row][vc_column][vc_column_text]Riccardo Tonelli<\/strong>\u00a0es profesor de \u00abPastoral Juvenil\u00bb en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma y director de la revista \u00abNote di Pastorale Giovanile\u00bb. [vc_row][vc_column][vc_column_text]Riccardo Tonelli\u00a0es profesor de \u00abPastoral Juvenil\u00bb en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma y director de la revista \u00abNote di Pastorale Giovanile\u00bb. S\u00edntesis del art\u00edculo: Partiendo del significado actual de la pastoral juvenil -concretado a trav\u00e9s del proceso de maduraci\u00f3n en curso que incluye la \u00abconciencia hermen\u00e9utica\u00bb, misionera y educativa-, el art\u00edculo concreta algunas […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[126,276,94,277],"tags":[],"class_list":["post-12452","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-1998-mision-joven-2","category-estudios-257","category-mision-joven-2","category-riccardo-tonelli"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12452","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=12452"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12452\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=12452"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=12452"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=12452"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\n
\nS\u00edntesis del art\u00edculo:
\nPartiendo del significado actual de la pastoral juvenil -concretado a trav\u00e9s del proceso de maduraci\u00f3n en curso que incluye la \u00abconciencia hermen\u00e9utica\u00bb, misionera y educativa-, el art\u00edculo concreta algunas claves para los proyectos de pastoral con j\u00f3venes en tornos a estos aspectos: \u201cconfrontarse con el acontecimiento de Jes\u00fas, el Cristo\u201d, encarar el problema del lenguaje, apostar l\u00edneas de soluci\u00f3n en los \u00bbproblemas abiertos\u00bb y tomar en serio la \u00abcalidad\u00bb de la vida cristiana que se propone.
\n
\n
\n
\n
\nMi intenci\u00f3n es proponer algunas orientaciones para un proyecto de pastoral juvenil, seg\u00fan la sensibilidad actual de la comunidad eclesial. Soy consciente que mi pretensi\u00f3n no es ni simple ni f\u00e1cil, por mil motivos evidentes. Por esto, se\u00f1alo desde el principio el l\u00edmite y el significado de mi propuesta, recordando dos opciones.
\nLa\u00a0primera<\/em>\u00a0se refiere a la actitud con la que me pongo a reflexionar. Desde hace muchos a\u00f1os me intereso por los problemas relacionados con la pastoral juvenil. En el estudio y en la\u00a0confrontaci\u00f3n<\/em>\u00a0he descubierto que el pluralismo es una exigencia que nace de la misma estructura de la verdad. Estamos obligados a ser pluralistas a causa de la limitaci\u00f3n de nuestras palabras, siempre pobres, parciales, incapaces de expresar toda la verdad de la cual deber\u00edan ser soporte. Por tanto, hacen falta muchas y diferentes palabras para aproximarse a la verdad. Y son indispensables muchos y diferentes acercamientos para realizar una praxis pastoral al servicio del misterio del amor de Dios. La conciencia del pluralismo no puede, con todo, llegar a ser una coartada para no tomar postura: la pastoral pone en el centro de su reflexi\u00f3n problemas concretos y urgentes; y los problemas se resuelven poniendo en juego todos los recursos posibles.
\nDe esa constataci\u00f3n nace la\u00a0segunda opci\u00f3n.<\/em>\u00a0No puedo decir a los dem\u00e1s lo que ellos deber\u00edan hacer, con la pretensi\u00f3n de resolver yo sus problemas. Pero tampoco puedo permanecer neutral, como hace quien detecta solamente las l\u00edneas de tendencia sin tomar nunca posici\u00f3n. Para tomar posici\u00f3n, sin caer en la pretensi\u00f3n de cerrar la b\u00fasqueda, necesito un instrumento comunicativo adecuado. Este art\u00edculo m\u00edo selecciona uno, en el que tengo suma confianza: narro las perspectivas y los proyectos que he intentado realizar en compa\u00f1\u00eda de tantos amigos con los que comparto la pasi\u00f3n y el entusiasmo por la educaci\u00f3n de los j\u00f3venes en la fe.
\n <\/p>\n\n
\nLa historia que deseo contar comienza con la propuesta de una especie de definici\u00f3n de pastoral juvenil, fruto del proceso de maduraci\u00f3n, que se ha ido consolidando progresivamente en el \u00e1mbito de los que est\u00e1n dedicados a este trabajo.
\n
\n
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a01.1. Los signos de una \u00abmaduraci\u00f3n en camino\u00bb<\/em><\/strong>
\n
\nPor mucho tiempo, los que se interesaban por los j\u00f3venes y por su educaci\u00f3n han sido un grupo especializado, aislado del resto de la comunidad eclesial, a quien se hab\u00eda delegado una funci\u00f3n apreciada, pero poco envidiada por los dem\u00e1s. Los \u00fanicos contactos con las instituciones del mundo de los adultos eran las eventuales y peri\u00f3dicas evaluaciones y, de cuando en cuando, alg\u00fan reproche porque estos encargados se sent\u00edan m\u00e1s cerca de los j\u00f3venes que de los que\u00a0gobernantes.<\/em>\u00a0Adem\u00e1s, la atenci\u00f3n hacia los j\u00f3venes coincid\u00eda, casi siempre, con la vida de las asociaciones y de los movimientos. Las iniciativas se orientaban, generalmente, a ampliar su radio de acci\u00f3n.
\n\u00bfCu\u00e1l ha sido la causa que ha desencadenado el cambio? Tres son los procesos que me parecen especialmente interesantes, como raz\u00f3n y justificaci\u00f3n de la profunda renovaci\u00f3n que se est\u00e1 produciendo. Los recuerdo con trazos r\u00e1pidos.
\n
\n
\no\u00a0La \u00abconciencia hermen\u00e9utica\u00bb<\/strong>
\n
\nAct\u00faa con una\u00a0conciencia\u00a0<\/em>\u2013y consciencia-\u00a0hermen\u00e9utica<\/em>\u00a0quien trata de actualizar lo que ha sido propuesto, y hace un discernimiento entre lo que es permanente (una especie de\u00a0n\u00facleo duro<\/em>\u00a0que comporta exigencias perennes) y lo que est\u00e1 ligado a situaciones culturales concretas. El admitir esta exigencia, introducida en el \u00e1mbito de la reflexi\u00f3n pastoral, ha producido la primera gran novedad.
\nCada proyecto de pastoral se ha de hace a la medida de los destinatarios concretos a los que se dirige. Ellos representan, de alg\u00fan modo, la\u00a0situaci\u00f3n<\/em>\u00a0hacia la cual est\u00e1 orientado. Sin embargo se trata de decidir qu\u00e9 funci\u00f3n queremos reservarles a ellos.
\nLos modelos tradicionales, de car\u00e1cter\u00a0deductivo,<\/em>\u00a0hacen de la situaci\u00f3n el punto de llegada y de realizaci\u00f3n del proceso. Los\u00a0inductivos,<\/em>\u00a0propios de la \u00faltima hornada cultural, conf\u00edan a la situaci\u00f3n el encargo de decidir el mismo proceso.
\n
\nEn ambos casos, la pastoral juvenil pierde toda su especificidad: el servicio de la comunidad adulta hacia los j\u00f3venes resulta s\u00f3lo instrumental, destinado a hacer pasar contenidos elaborados en otro lugar, y orientado s\u00f3lo a potenciar la espontaneidad y la creatividad juvenil.
\nEn la perspectiva de una mayor\u00a0conciencia hermen\u00e9utica<\/em>, situaciones y destinatarios han asumido una importancia in\u00e9dita. En efecto, lo que est\u00e1 pasando en el mundo juvenil puede servir de est\u00edmulo especial a la comunidad eclesial de hoy para captar, en la inmensa riqueza del acontecimiento de la salvaci\u00f3n, aquellas dimensiones que lo hacen salv\u00edfico para estos j\u00f3venes. Los j\u00f3venes, por tanto, no son s\u00f3lo destinatarios del acontecimiento, sino que lo hacen existir, le confieren carne humana para que la salvaci\u00f3n se\u00a0realice<\/em>\u00a0aqu\u00ed y ahora. De este modo, podemos acoger, en ese mismo gesto, la novedad emergente de\u00a0\u00a0la condici\u00f3n juvenil y cuanto es normativo en la praxis tradicional de la comunidad eclesial.
\n
\no\u00a0La conciencia misionera<\/strong>
\n
\nEl segundo elemento de novedad se refiere a los mismos sujetos de la acci\u00f3n pastoral. \u00bfEn qu\u00e9 j\u00f3venes pensamos y a qui\u00e9nes nos dirigimos para analizar la responsabilidad de la comunidad eclesial?
\nNo hace falta gastar muchas palabras para recordar que los j\u00f3venes son un universo muy fragmentado, que dif\u00edcilmente se puede plasmar en una sola imagen. Para simplificar la diversidad, pensando sobre todo en el contexto en que estamos reflexionando, es f\u00e1cil constatar que hay j\u00f3venes cercanos, sensibles a las propuestas eclesiales, dispuestos a altos niveles de participaci\u00f3n y de responsabilidad evang\u00e9lica; y hay j\u00f3venes menos cercanos, indiferentes, ajenos a los compromisos m\u00e1s serios de la vida.
\n\u00bfA qu\u00e9 categor\u00eda de j\u00f3venes ha de dirigirse la mirada de la comunidad cristiana para cumplir su misi\u00f3n? La conciencia misionera que progresivamente se ha ido consolidando en la comunidad eclesial, mueve a pensar, en primer lugar, en\u00a0todos los j\u00f3venes<\/em>, y no s\u00f3lo en aqu\u00e9llos que responden a cualquier propuesta y viven con intensidad su experiencia cristiana. No es correcto, ciertamente, cerrar los ojos a estos j\u00f3venes\u00a0comprometidos<\/em>, que han entrelazado una relaci\u00f3n satisfactoria con la comunidad eclesial. Pero tampoco podemos limitar nuestra mirada a estas situaciones felices. Las consideramos como una propuesta concreta de\u00a0posibilidades<\/em>\u00a0y de intervenciones: muestran con los hechos que algo puede cambiar e indican las condiciones que hay que recorrer para alcanzar resultados satisfactorios.
\n
\no\u00a0La conciencia educativa<\/strong>
\n
\nTambi\u00e9n la tercera cuesti\u00f3n afronta un problema de gran alcance te\u00f3rico y pr\u00e1ctico. La comunidad eclesial siempre se ha interesado por la educaci\u00f3n. Si los t\u00e9rminos no son s\u00f3lo un vac\u00edo juego de palabras, definir la pastoral juvenil como\u00a0educaci\u00f3n en la fe<\/em>\u00a0(o\u00a0de la fe<\/em>, como alguno prefiere decir) no es ciertamente una opci\u00f3n indiferente. A pesar de reconocer la autonom\u00eda de las ciencias y el significado de los procesos educativos…, se ha tratado m\u00e1s de palabras que hechos en la vida eclesial concreta.
\nLa consecuencia ha sido la elaboraci\u00f3n de un modelo de acci\u00f3n pastoral en que los problemas de la evangelizaci\u00f3n eran afrontados a partir de reflexiones de tipo prevalentemente teol\u00f3gico y las perspectivas de acci\u00f3n arrancaban de las exigencias del \u00abdeber ser\u00bb. Con esta l\u00f3gica, en la definici\u00f3n de los procedimientos que se refieren a la evangelizaci\u00f3n, por ejemplo, se insist\u00eda mucho sobre la dimensi\u00f3n objetiva y \u00abde verdad\u00bb de la experiencia cristiana. A las ciencias de la educaci\u00f3n se les ped\u00eda una aportaci\u00f3n prevalentemente funcional. En la realizaci\u00f3n de los proyectos pastorales, aun cuando se hablaba de\u00a0educaci\u00f3n<\/em>, la referencia a las ciencias de la educaci\u00f3n era s\u00f3lo de tipo anal\u00f3gico.
\n
\nEl cambio de mentalidad ha abierto de par en par el campo de la pastoral juvenil hacia un modo de actuar, cuyo preciosos reflejos est\u00e1n a la vista de todos.
\nLa educaci\u00f3n es el gran desaf\u00edo que la cultura actual lanza a quien cree en el hombre y en su dignidad. Por tanto, tambi\u00e9n quien est\u00e1 comprometido expl\u00edcitamente en el \u00e1mbito de la evangelizaci\u00f3n reconoce que est\u00e1 cumpliendo su funci\u00f3n, activando todos los resortes en el \u00e1mbito de la educaci\u00f3n. En el servicio educativo expresa su fe y su esperanza. En torno a\u00a0\u00a0las exigencias de la educaci\u00f3n pide la colaboraci\u00f3n de todas las personas que aman al hombre y buscan su promoci\u00f3n, m\u00e1s all\u00e1 de las diferencias culturales y religiosas. La comunidad eclesial reconoce el alcance salv\u00edfico de la educaci\u00f3n tambi\u00e9n como acontecimiento ya cumplido y preciso (aunque sea parcialmente) en el orden de la salvaci\u00f3n, de la cual es sacramento.
\n
\n
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a01.2. Qu\u00e9 pastoral juvenil<\/em><\/strong>
\n
\nLos tres procesos ya enumerados son preciosos para comprender el sentido y la funci\u00f3n de la pastoral juvenil. Ella es el conjunto de acciones que la comunidad eclesial, animada por el Esp\u00edritu Santo, realiza para actuar en cada momento el proyecto de salvaci\u00f3n de Dios sobre el hombre y su historia, con referencia a sus concretas situaciones de vida. La \u00fanica pastoral de la Iglesia se especifica en los j\u00f3venes\u00a0\u00a0y las situaciones concretas de su vida.
\nSon notables, aun en el aspecto pr\u00e1ctico, las consecuencias de este modo de comprender qu\u00e9 cosa es la pastoral juvenil respecto a la pastoral eclesial. Recuerdo dos \u00e1mbitos en los que le reflexi\u00f3n podr\u00eda ampliarse.
\nAnte todo, ha quedado superado aquel modelo de pastoral que tend\u00eda a cualificarse sobre el\u00a0genitivo<\/em>. Era la pastoral\u00a0de<\/em>\u00a0los enfermos,\u00a0de<\/em>\u00a0los obreros,\u00a0de<\/em>\u00a0los novios y\u00a0de<\/em>\u00a0los ni\u00f1os. La comunidad eclesial se divid\u00eda en muchos modos de actuar, muy diversos, confiados a los especialistas de cada sector, con la preocupaci\u00f3n de respetar los respectivos \u00e1mbitos de competencia, sin invadir el terreno de otros. La riqueza de experiencias y de reflexi\u00f3n madurada en un \u00e1mbito no influ\u00eda casi nunca sobre el proyecto pastoral de la comunidad eclesial.
\n
\nPensar en la pastoral juvenil como la \u00fanica pastoral de la misma comunidad eclesial, realizada concretamente en\u00a0situaci\u00f3n juvenil<\/em>, significa reconocer en los j\u00f3venes la referencia que interpela y provoca la reflexi\u00f3n pastoral de todos. Existe, por tanto, un continuo e intenso intercambio entre la pastoral juvenil y la pastoral general. En muchos casos, la comunidad eclesial, confrontada por los desaf\u00edos que vienen del mundo de los j\u00f3venes, es capaz de proyectar modelos de acci\u00f3n pastoral que sirven para provecho de todos. La Iglesia es, en relaci\u00f3n con los j\u00f3venes, una madre que se reconoce a s\u00ed misma en los hijos que ha engendrado, y que no puede quedarse tranquila hasta que no los lleve a la plenitud de vida.
\n
\n <\/p>\n\n
\nHe descrito hasta ahora, en grandes l\u00edneas, las transformaciones que han influido en la comprensi\u00f3n del nuevo significado de la pastoral juvenil. Los cambios han sido tan notables que viene espont\u00e1neo el preguntarse cu\u00e1l ha sido su origen. Para responder, recuerdo otro retazo de la historia que estoy contando.
\nLa Iglesia italiana vivi\u00f3 en el inicio de los a\u00f1os 80 una experiencia realmente feliz. Despu\u00e9s de largos y dolorosos enfrentamientos entre los defensores del \u00abgiro antropol\u00f3gico\u00bb en pastoral y los que propugnaban modelos m\u00e1s teoc\u00e9ntricos, la Iglesia italiana confes\u00f3 su fe en el acontecimiento de Jesucristo, proclamando: \u201cDios mismo, cuando se revela personalmente, lo hace sirvi\u00e9ndose de las categor\u00edas humanas. As\u00ed se revela como Padre, Hijo, Esp\u00edritu de amor; y se revela del modo preeminentemente en la humanidad de Jesucristo. Por esto, no es arriesgado afirmar que hace falta conocer al hombre para conocer a Dios; es necesario amar al hombre para amar a Dios\u201d (Il rinnovamento della catechesi,<\/em>\u00a0122).
\nLo mismo ha sucedido en muchos otras casos felices de la historia de la pastoral: la novedad de perspectivas y el encuentro en la diversidad han florecido sobre la decisi\u00f3n de hacer de la Encarnaci\u00f3n el criterio normativo de todo proyecto pastoral. La renovada comprensi\u00f3n de la\u00a0Encarnaci\u00f3n<\/em>como\u00a0acontecimiento<\/em>\u00a0del que brota un m\u00e9todo est\u00e1 realmente en el inicio de la gran renovaci\u00f3n que ha marcado la reflexi\u00f3n y la praxis pastoral. Esta referencia teol\u00f3gica ha permitido expresar, en t\u00e9rminos verdaderamente originales, el objetivo y el modelo de actuaci\u00f3n de la\u00a0nueva<\/em>\u00a0pastoral juvenil.
\n
\n
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a02.1. El desaf\u00edo: la vida en situaci\u00f3n de emergencia<\/em><\/strong>
\n
\nEstimulados por el acontecimiento de la Encarnaci\u00f3n, no pensamos ya en el objetivo, acogiendo s\u00f3lo cuanto nos llega de la vida de la comunidad eclesial. Sentimos, por el contrario, la necesidad de sumergirnos en la vida de los j\u00f3venes para expresar, en esa carne concreta, la irrenunciable fidelidad al acontecimiento que la fe eclesial nos conf\u00eda. En el \u00faltimo trecho del camino de la pastoral juvenil, la b\u00fasqueda del objetivo ha sido realizada, por tanto, a partir de una cuesti\u00f3n o exigencia ins\u00f3lita en la tradici\u00f3n pastoral: \u00bfqu\u00e9 desaf\u00edo nos lanzan los j\u00f3venes, y, de modo especial, los j\u00f3venes m\u00e1s pobres?
\nLa respuesta ha sido f\u00e1cil: el actual momento cultural est\u00e1 marcado por una situaci\u00f3n de emergencia en la que se desenvuelve la vida. Para muchos resulta una empresa imposible vivir una vida tal como el Dios de la historia la ha proyectado para los hombres y mujeres a los que llama hijos suyos.
\n
\nMuchos han superado esta emergencia que rodea la vida. Pero viven buscando, desesperada o resignadamente, una calidad de vida con la que merezca la pena vivir. A todos alcanza la sombra de la muerte: la cotidiana, que nos acompa\u00f1a como un enemigo invisible e insinuante, o la violenta y final, que parece quemar todo proyecto. No sabemos ya d\u00f3nde apoyar nuestra esperanza.
\nCon el problema de la vida, de su sentido y de esa insuperable amenaza de la vida que es la muerte, est\u00e1 llamada a confrontarse la fe cristiana. Continuar la experiencia de Jes\u00fas y de sus disc\u00edpulos significa, en concreto, anunciar el Evangelio dentro de esos problemas, con la preocupaci\u00f3n de que este anuncio resuene verdaderamente como\u00a0buena noticia<\/em>.
\n
\n
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a02.2. Dos \u00e1mbitos de responsabilidad<\/em><\/strong>
\n
\nDos son, por consiguiente, los \u00e1mbitos en los que la comunidad eclesial puede prestar concretamente su servicio a los j\u00f3venes. Por una parte, ella se preocupa de que crezca en cada joven la b\u00fasqueda de razones para vivir y para esperar. Todos debemos aprender a vivir con los brazos alzados, en la ansiosa b\u00fasqueda de otros brazos robustos capaces de agarrarnos y sostener nuestro hambre de vida y de felicidad. La comunidad eclesial anima y estimula a esta actitud existencial: sosteni\u00e9ndola en los j\u00f3venes que la est\u00e1n experimentado espont\u00e1neamente; provoc\u00e1ndola en aqu\u00e9llos que han descartado toda confrontaci\u00f3n con la muerte, como buenos hijos de nuestra cultura, y no se plantean ning\u00fan problema de sentido en su vida. \u00c9sta es un t\u00edpica tarea educativa que, en el \u00e1mbito de la pastoral juvenil, se vive con profunda disponibilidad para colaborar con todos los que creen en la vida y la quieren\u00a0plena y abundante<\/em>\u00a0para todos.
\n
\nPor otra parte, la comunidad eclesial reflexiona sobre el Evangelio para restituir a los j\u00f3venes su fuerza de salvaci\u00f3n\u00a0dentro de<\/em>\u00a0y\u00a0para<\/em>\u00a0la vida cotidiana. La comunidad eclesial est\u00e1 empe\u00f1ada en sugerir y sostener un modelo de vida cristiana donde sea posible experimentar concretamente la esperanza como culminaci\u00f3n de un ejercicio de libertad con el que se aprende a leer el presente (personas y acontecimientos) desde la orilla del futuro de Dios y como anticipaci\u00f3n en la vida cotidiana de aquel futuro que con ansia esperamos. Esta segunda funci\u00f3n se refiere al servicio espec\u00edfico de la comunidad eclesial: realizar el anuncio expl\u00edcito y valiente del Evangelio, precisamente para servir hasta el fondo a la vida y la esperanza de todos.
\nLa primera tarea es bastante f\u00e1cil de cumplir. Esta segunda es mucho m\u00e1s comprometida, porque la larga tradici\u00f3n teol\u00f3gica y pastoral parece que impulsa extra\u00f1amente en otras direcciones. Aqu\u00ed se concentra hoy d\u00eda el esfuerzo de la pastoral juvenil.
\n
\n <\/p>\n\n
\nQuien, en el centro de su\u00a0pasi\u00f3n,<\/em>\u00a0pone la vida y la esperanza de los j\u00f3venes, sabe que ha de anunciar a Jes\u00fas, el \u00fanico nombre en el que se puede encontrar la plenitud de vida; sin embargo, tambi\u00e9n es consciente de que ha de hacerlo de tal modo que ese anuncio resuene de veras como una buena noticia.
\nEn este sentido, se ha ido progresivamente consolidando otra convicci\u00f3n, que representa un tema sobre el que estamos pensando, proyectando y experimentando: el problema del lenguaje.
\n
\n
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a03.1. La urgencia de hacer propuestas<\/em><\/strong>
\n
\nEl educar en la fe, en una situaci\u00f3n de complejidad y de pluralismo, tiene la responsabilidad de hacer\u00a0propuestas<\/em>. En nuestro mundo actual, todos\u00a0gritan<\/em>\u00a0y con mayor vehemencia quienes ser\u00eda mejor que estuvieran callados. Adem\u00e1s, parece que el derecho a hablar se concede s\u00f3lo a quienes aceptar decir\u00a0cosas sin importancia.<\/em>\u00a0Apenas la palabra toca las cuerdas del sentido de la vida, se cancela el derecho a hablar, recuper\u00e1ndose exclusivamente con el tintineo de dinero contante y sonante.
\nNo nos ha puesto en crisis la reducci\u00f3n al silencio o a la ineficacia. Nos inquieta y provoca la constataci\u00f3n de que en esta l\u00f3gica, se nos escapa la vida, la de los j\u00f3venes -que son los m\u00e1s fr\u00e1giles y expuestos- y la de los m\u00e1s pobres, privados violentamente de todo derecho a la palabra.
\n
\nUna vez m\u00e1s, una raz\u00f3n cultural nos hace descubrir lo que est\u00e1 a la ra\u00edz de nuestra existencia creyente: \u201c\u00a1Ay de m\u00ed si no predico el Evangelio!\u201d (1Cor\u00a0\u00a09,17). Jes\u00fas no puede ser proclamado como la raz\u00f3n fundamental de la vida y de la esperanza, si alguno no lo anuncia con la pasi\u00f3n contagiosa de sus primeros disc\u00edpulos. Por esto, el educador de la fe est\u00e1 llamado a presentar con intensidad sus propuestas y a volver a encontrar la \u00abautoridad moral\u00bb necesaria para penetrar con sus propuestas en lo \u00edntimo de la existencia de cada persona.
\nLo que hace\u00a0nueva<\/em>\u00a0la alegr\u00eda y la responsabilidad de evangelizar es la constataci\u00f3n de esta exigencia, que reacciona frente a los modelos resignados y permisivos de un pasado apenas concluido. Una exigencia que, al mismo tiempo y con la misma intensidad, consiste en la b\u00fasqueda de un estilo renovado para realizar esta funci\u00f3n.
\n
\n
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a03.2. El estilo<\/em><\/strong>
\n
\nUna de las experiencias m\u00e1s fascinantes vividas en estos a\u00f1os se refiere precisamente a la progresiva elaboraci\u00f3n y experimentaci\u00f3n de un modelo comunicativo original:\u00a0hacer propuestas<\/em>, contando historias que ayudan a vivir.
\nLa hip\u00f3tesis vuelve a retomar, en la praxis cotidiana de testigos de las exigencias m\u00e1s radicales de la vida, el estilo con el que est\u00e1n construidos los Evangelios de la fe de la comunidad apost\u00f3lica, bajo la inspiraci\u00f3n del Esp\u00edritu de Jes\u00fas.
\nLa palabra del evangelizador es siempre una narraci\u00f3n: una historia de vida, contada para ayudar a otros a vivir, en la alegr\u00eda, en la esperanza, en la libertad de sentirse protagonistas. En esa narraci\u00f3n se entrecruzan tres historias: la narrada, la del narrador y la de los oyentes.
\nNarra los textos de su fe eclesial: las p\u00e1ginas de la Biblia, las historias de los grandes creyentes, los documentos de la vida de la Iglesia, la conciencia actual de la comunidad eclesial en torno a los problemas fundamentales de la existencia cotidiana. En este primer elemento, el evangelizador propone, con valent\u00eda y firmeza, las exigencias objetivas de la vida, reinterpretada desde esa verdad donada, regalada. Creer en la vida, servirla para que nazca, a pesar de cualquier situaci\u00f3n de muerte, no puede ciertamente rebajar las exigencias m\u00e1s radicales y tampoco dejar campo libre a una b\u00fasqueda sin horizontes o a la pura subjetividad.
\n
\nRepetir esta narraci\u00f3n no significa, sin embargo, reproducir un acontecimiento siempre con las mismas palabras. Comporta, por el contrario, la capacidad de expresar la historia contada dentro de la propia experiencia y la propia fe.
\nPor eso mismo el evangelizador encuentra en su experiencia y en su pasi\u00f3n las palabras y los contenidos para dar una nueva vitalidad y actualidad a su narraci\u00f3n. Su experiencia es parte integrante de la historia que narra: no puede hablar correctamente de la vida y de su Se\u00f1or, sin decir todo esto con las palabras, pobres y concretas, de su vida.
\nTambi\u00e9n esta exigencia reconstruye un fragmento de la verdad de la historia narrada. La libera del fr\u00edo silencio de los principios y la sumerge en la pasi\u00f3n ardiente de la salvaci\u00f3n.
\nTambi\u00e9n en la parte de la salvaci\u00f3n los destinatarios resultan protagonistas de la misma narraci\u00f3n. Su existencia da palabra a la narraci\u00f3n: proporciona la \u00faltima de las tres historias sobre las cuales se entreteje la \u00fanica historia.
\nPor fuerza de la implicaci\u00f3n personal, el evangelizador no hace propuestas resignadas. Quien narra para ayudar a vivir invita a hacer una opci\u00f3n de vida. Por ese motivo la indiferencia amenaza siempre al educador religioso. \u00c9l anticipa en lo peque\u00f1o las cosas maravillosas que narra, para interpelar m\u00e1s radicalmente y para implicar m\u00e1s intensamente.
\n
\n <\/p>\n\n
\nLas cuestiones abiertas son todav\u00eda muchas. Y no basta ciertamente la claridad conceptual para imaginar que las soluciones est\u00e9n al alcance de la mano de nuestra pasi\u00f3n educativa y evangelizadora. Con todo, hay tres cuestiones que me parecen especialmente comprometedoras hoy. Las destaco para impulsar a todos a buscar l\u00edneas de soluci\u00f3n.
\n
\n
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a04.1. \u00bfUna nueva pregunta o rebrote religioso?<\/em><\/strong>
\n
\nA algunos j\u00f3venes la vida de la Iglesia y lo que ella significa no les dice realmente nada serio ni interesante. En estos casos estamos pasando de los tiempos de la pol\u00e9mica y de la contestaci\u00f3n a los de la insignificancia: los caminos se han separado y se va a la b\u00fasqueda de otras preocupaciones. Con todo, esta situaci\u00f3n no me parece que sea la dominante; sobre todo no representa la salida de los procesos en marcha.
\nMuchos j\u00f3venes, en efecto, advierten, en t\u00e9rminos m\u00e1s o menos conscientes, un malestar general y una insatisfacci\u00f3n acerca de la vida y su significado. Se dan cuenta de que no pueden seguir fundamentando el sentido y la esperanza sobre lo que hasta ahora se les ha ofrecido y buscan algo nuevo, otra cosa. Nos encontramos de frente a esa difuso y repetido\u00a0despertar de lo religioso,<\/em>\u00a0del que se habla con frecuencia.
\n
\nLas dos situaciones (la indiferencia y el retorno de lo religioso) exigen una interpretaci\u00f3n, seria y profunda. La indiferencia no s\u00f3lo representa una componente, casi cong\u00e9nita, de la cultura dominante, sino, de modo reflejo, denuncia la actitud de algunas instituciones eclesiales en relaci\u00f3n con los mismos j\u00f3venes, m\u00e1s all\u00e1 de las palabras solemnes que se pronuncian, a veces, aunque los hechos digan lo contrario.
\nTambi\u00e9n el \u00abdespertar religioso\u00bb exige una interpretaci\u00f3n correcta. Algunas se\u00f1ales me parecen predominantes:
\n
\n– Existe demanda religiosa, porque existe demanda de significado para la vida y la esperanza, enraizada en la desilusi\u00f3n de muchas de las actuales propuestas de sentido; tambi\u00e9n la eventual exigencia de\u00a0cosas<\/em>\u00a0religiosas apunta, sobre todo, a la b\u00fasqueda de algo que d\u00e9 sentido y esperanza.
\n– No se dirige directamente a la Iglesia, sino que es lanzada, a veces de modo confuso, hacia todo aqu\u00e9l que tenga algo que ofrecer en las fronteras de la vida y la esperanza.
\n– Est\u00e1 fuertemente marcada por algunos rasgos culturales dominantes (subjetivismo, ansia de nuevas experiencias, b\u00fasqueda de una verificaci\u00f3n inmediata); por tanto, est\u00e1 muy lejos de los modelos culturales en los que se encarna la propuesta eclesial.
\n
\nTodo esto supone un gran desaf\u00edo educativo. Hay comunidades eclesiales que no se sienten preparadas…, y contin\u00faan en la incertidumbre y en el temor t\u00edpico de los primeros momentos de impacto con la secularizaci\u00f3n. En otros casos, por el contrario, se relanzan modelos de \u00e9pocas anteriores, modelos de \u00abpropuestas fuertes\u00bb y objetivas que no s\u00f3lo no impulsan la responsabilidad, sino que interpretan el despertar religioso como una invitaci\u00f3n (m\u00e1s o menos expl\u00edcita) a volver a los sistemas del pasado.
\nAlgunas propuestas hacen del respeto al interlocutor un postulado irrenunciable, sin considerar si el respeto a esa demanda no supone tambi\u00e9n su educaci\u00f3n o la acogida de sus datos escondidos e impl\u00edcitos. De este modo, se claudica y se incapacita el evangelizador para ofrecer propuestas, al perder el mordiente necesario para estimular y provocar.
\nLamentablemente no faltan los casos en los que la disponibilidad de muchos j\u00f3venes funciona como justificaci\u00f3n de una especie de consumismo religioso (pr\u00e1cticas, expectativas, manifestaciones, etc.). Se olvida, tambi\u00e9n en estas situaciones, una responsabilidad educativa, que hace de la respuesta una llamada a la libertad y a la responsabilidad, no un nuevo modo y raz\u00f3n para la manipulaci\u00f3n.
\nLa comunidad eclesial puede llegar a ser el lugar en el que los j\u00f3venes tienen ocasi\u00f3n de vivir la experiencia religiosa, que colma su demanda en una bella aventura de libertad y responsabilidad. La condici\u00f3n es irrenunciable: no podemos apuntarnos a una nueva expresi\u00f3n de consumismo (como, por desgracia, est\u00e1 sucediendo\u2026), precisamente en el momento en que confiamos las razones fundamentales de nuestra existencia al misterio que nos envuelve.
\n
\n
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a04.2. Los \u00ablugares\u00bb de la pastoral juvenil<\/em><\/strong>
\n
\nLa acci\u00f3n pastoral de la comunidad eclesial hacia los j\u00f3venes se ha desarrollado, durante mucho tiempo, en un territorio preciso, cuyos confines estaban perfectamente delimitados. Todos sab\u00edan bien a qu\u00e9 estructura hacer referencia: la Iglesia era una de las presencias seguras y visibles. Hasta el modo de hablar reflejaba esa situaci\u00f3n estructural. \u00abVoy a la Iglesia\u00bb, dec\u00eda quien se mostraba disponible a frecuentar actividades y celebraciones eclesiales. \u00ab\u00bfPor qu\u00e9 no vienes a la Iglesia? Se te ve poco por la Iglesia\u00bb, dec\u00eda el p\u00e1rroco con un tono de reproche a quien frecuentaba poco ese ambiente. No era dif\u00edcil verificar las diversas situaciones, porque los responsables conoc\u00edan bien a todos y consegu\u00edan, sin esfuerzo, construir un gr\u00e1fica ideal de frecuencias.
\nHoy todo eso ha cambiado casi radicalmente. La vida concreta de muchos j\u00f3venes se desenvuelve, de hecho, en espacios que no corresponden ya a los que son habitualmente utilizados para delimitar los confines de pertenencia. Gran parte de la jornada y la mayor\u00eda de los d\u00edas del a\u00f1o transcurren\u00a0fuera<\/em>\u00a0de las tradicionales referencias institucionales. El asunto no es s\u00f3lo f\u00edsico…, ni ocasiona aquella\u00a0nostalgia de casa<\/em>, t\u00edpica de un mundo ya pasado, al menos en el caso de los j\u00f3venes. Los intereses, los proyectos, las experiencias m\u00e1s relevantes de su existencia son vividos en lugares muy diversos de los tradicionales. Hasta las experiencias religiosas fuertes se producen, a veces, lejos de los ambientes tradicionales.
\n
\nSi la constataci\u00f3n es correcta, es urgente pensar en el encuentro como una especie de\u00a0\u00e9xodo<\/em>: se trata de abandonar espacios consolidados y confortantes, para salir hacia los lugares donde viven los j\u00f3venes. El desplazamiento hacia los lugares de la vida real de los j\u00f3venes no es solamente una cuesti\u00f3n\u00a0f\u00edsica<\/em>, o sea, de los espacios en los que ellos est\u00e1n, viven y se encuentran; es, ante todo, una cuesti\u00f3n afectiva, porque implica compartir plenamente su mundo y sus expectativas.
\nEl desplazamiento hacia la vida no anula el significado de los lugares tradicionales de la comunidad eclesial, Al contrario, los relanza con una figura nueva y profundamente urgente: deben llegar a ser lugares donde los j\u00f3venes puedan experimentar una relaci\u00f3n de amor, capaz de devolverles sentido y esperanza.
\nEl camino a seguir, en buena parte, est\u00e1 todav\u00eda por inventar con decisi\u00f3n y fantas\u00eda. Con todo, es triste constatar c\u00f3mo se siguen dedicando todav\u00eda muchos recursos a reafirmar los modelos tradicionales.
\n
\n
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a04.3. Volver a definir la pertenencia<\/em><\/strong>
\n
\nEl di\u00e1logo entre los j\u00f3venes y la Iglesia resulta dif\u00edcil por dos motivos, que perturban la comunicaci\u00f3n entre ambos interlocutores.
\nPor un lado, existen demasiadas afirmaciones que presentan una imagen\u00a0limitada,<\/em>\u00a0parcial e inadecuada de Iglesia. La imagen dominante de Iglesia acent\u00faa, en efecto, la dimensi\u00f3n jer\u00e1rquica e institucional, como si toda la Iglesia se redujera a esa realidad. Desde este punto de vista, es f\u00e1cil gritar la propia desilusi\u00f3n y buscar soluciones en el rechazo o en modelos alternativos.
\nPor otro, las preocupaciones de los responsables eclesiales en relaci\u00f3n con los j\u00f3venes se reducen, muchas veces, a la exigencia de algunas pr\u00e1cticas exteriores, medidas predominantemente a trav\u00e9s del conocimiento de una serie de informaciones y a trav\u00e9s de la observancia de las normas propuestas. Tambi\u00e9n en este caso amenaza la desilusi\u00f3n, m\u00e1xime cuando vivimos una \u00e9poca de fuerte subjetivismo.
\n
\nConsiguientemente, la recuperaci\u00f3n y la consolidaci\u00f3n de la relaci\u00f3n entre j\u00f3venes e Iglesia pasa por la responsabilidad de reconstruir una imagen m\u00e1s aut\u00e9ntica de Iglesia y de encontrar nuevos modelos de pertenencia.
\nLa cuesti\u00f3n del sentido de pertenencia a la Iglesia est\u00e1 muy ligada, de hecho, a la figura de Iglesia en la que uno se reconoce. A la imagen de una comunidad eclesial que tiende a coincidir casi \u00fanicamente con su dimensi\u00f3n institucional, corresponde un modo coherente de pensar y de educar para la pertenencia. En esta l\u00f3gica, por fortuna ya casi superada, la pertenencia estaba ligada a una figura de comunidad depositaria de servicios. Una serie de normas regulaban el proceso. A fin de cuentas, las cosas marchaban con tranquilidad, porque se contaba con la ayuda del contexto cultural y social circundante.
\nLa b\u00fasqueda de una figura nueva de pertenencia eclesial ha de estar en relaci\u00f3n con los modelos culturales dominantes. Vivimos en una \u00e9poca de \u00abpertenencias d\u00e9biles\u00bb: la pertenencia no llega a ser una raz\u00f3n para hacer opciones comprometidas, no es la referencia ante la cual se confrontan las dem\u00e1s decisiones que tejen la existencia; hasta se asumen actitudes diversas respecto a las diferentes instituciones a las que se pertenece de vez en vez. Se trata de un problema no insignificante: amenaza en su misma ra\u00edz la relaci\u00f3n de los j\u00f3venes con la comunidad eclesial o la reduce a una de tantas referencias que se tienen a lo largo del d\u00eda. Por otra parte, la pretensi\u00f3n de asegurar \u00abpertenencias fuertes\u00bb, totalizadoras, que funcionan excluyendo a las otras…, no resulta f\u00e1cil de llevarla a la pr\u00e1ctica en nuestro tiempo o exige costes educativos demasiado altos (e injustificados).
\n
\nUna nueva figura de pertenencia se construye sobre algunas exigencias que se refieren a los dos\u00a0partner<\/em>\u00a0de la relaci\u00f3n: los j\u00f3venes y la instituci\u00f3n eclesial. Hay que ayudar a los j\u00f3venes a descubrir el verdadero rostro de la Iglesia, las exigencias y las cualidades normativas que lo atraviesan: la referencia no puede dirigirse\u00a0\u00abla<\/em>\u00a0Iglesia que me gusta\u00bb<\/em>, olvidando o\u00a0contestando<\/em>\u00a0el rostro real de la Iglesia que Jes\u00fas nos ha entregado. Las diversas experiencias realizadas en la praxis pastoral actual (pienso, por ejemplo, en la vinculaci\u00f3n con movimientos y con la vida de grupo\u2026) son valiosas en esta direcci\u00f3n, siempre que permitan el encuentro con la Iglesia en su autenticidad y conduzcan progresivamente hacia ella, superando toda tentaci\u00f3n de cerraz\u00f3n o de autosuficiencia. Por esto, hace falta el conocimiento y aceptaci\u00f3n del sistema de valores, creencias y modelos que determinan la propuesta objetiva de la instituci\u00f3n en cuesti\u00f3n, hasta definir progresivamente en ella el propio proyecto personal de vida. En el caso de la comunidad eclesial, este proceso comporta la adquisici\u00f3n y la consolidaci\u00f3n de los contenidos de la experiencia cristiana, la participaci\u00f3n afectiva en sus gestos y ritos, la aceptaci\u00f3n de una funci\u00f3n magisterial, la adopci\u00f3n de los modelos propuestos para la soluci\u00f3n de los problemas personales.
\n
\nMuchas funciones corresponden, sin embargo, a la comunidad eclesial. Hace falta, por ejemplo, que el joven tenga la experiencia subjetiva de ser aceptado en la instituci\u00f3n. Y esto supone la inserci\u00f3n en un trama de relaciones que no sean burocr\u00e1ticos y formalistas, una amplia distribuci\u00f3n de informaciones y de funciones, un conjunto de personas no demasiado numeroso. La creaci\u00f3n de una espacio donde los j\u00f3venes se sientan realmente acogidos, la confianza y la responsabilidad de quien se siente implicado, el\u00a0puesto<\/em>\u00a0que tienen reservado en la estructura institucional\u2026, son, por ejemplo, condiciones irrenunciables para consolidar la pertenencia. No bastan, por tanto, las palabras bonitas ni son suficientes los trabajos concretos: todo debe pasar por la subjetividad de cada persona, porque s\u00f3lo de ese modo se puede concluir: \u201cMe tienen en cuanta, se han dado cuenta de m\u00ed, por tanto me aprecian,\u00a0me quieren\u201d.<\/em>
\nEn un tiempo de pluralismo, se exige, en fin, la capacidad de armonizar a nivel personal las diversas pertenencias, para hacer frente a los conflictos que surgen, integrando y controlando las diferentes propuestas en torno a una pertenencia que funcione como referencia totalizadora.
\n
\n <\/p>\n\n
\nAl t\u00e9rmino de este largo camino, quiero destacar con fuerza una preocupaci\u00f3n que espero se haya captado como constantemente presente entre l\u00edneas.
\nCon frecuencia, en estos a\u00f1os hemos estudiado la cuesti\u00f3n de la pastoral juvenil como si fuese exclusivamente una cuesti\u00f3n de m\u00e9todo. En el fondo, sab\u00edamos bien qu\u00e9 hab\u00eda que decir; las incertidumbres se refer\u00edan, a lo m\u00e1s, al modo y tiempo en los que realizar nuestro anuncio. Nos sent\u00edamos amenazados por la indiferencia y por la escasa relevancia con que era acogida nuestra propuesta.
\nLos cambios que he recordado al principio han trasladado el campo de atenci\u00f3n sobre el \u00abqu\u00e9<\/em>\u00bb anunciar. No existe s\u00f3lo existe la crisis acerca del modelo comunicativo o sobre el\u00a0\u00abc\u00f3mo\u00bb<\/em>\u00a0anunciar, sino tambi\u00e9n, y sobre todo, acerca del\u00a0objeto<\/em>\u00a0mismo de esta comunicaci\u00f3n. De aqu\u00ed surge la pregunta inquietante: \u00bfc\u00f3mo anunciar a Jes\u00fas a quien ha aprendido a\u00a0amar<\/em>\u00a0su vida -no estando dispuesto a renunciar a ella- y a quien, de modo m\u00e1s o menos reflejo, se inquieta por todo aquello que amenaza su vida?
\nComo respuesta, recuerdo s\u00f3lo una exigencia que podr\u00eda funcionar como filtro de tantas preocupaciones que asaltan hoy a quien est\u00e1 comprometido con la evangelizaci\u00f3n. La comunidad eclesial anuncia a Jes\u00fas de Nazaret con fuerza y valor, haciendo caminar a los cojos y devolviendo la vista a los ciegos. Hace un anuncio que es de sentido y de esperanza frente a la muerte. Las palabras que dice son la vida que vuelve a las piernas lisiadas del pobre paral\u00edtico y a los ojos apagados del ciego de nacimiento. La comunidad eclesial recuerda que Jes\u00fas es el Se\u00f1or, y que no hay otro nombre en el cual se pueda estar llenos de vida, restituyendo la posibilidad de gozar de esa vida a todos los que est\u00e1n privados de ella.
\n
\nLa comunidad restituye vida, con seriedad y competencia, porque se reconoce\u00a0sierva<\/em>\u00a0de exigencias comprometedoras, como son las referidas la vida, sinti\u00e9ndose apremiada a prestar un servicio concreto y diferenciado. Por esto, llama por su nombre a las diversas situaciones de muerte contra las cuales quiere luchar y busca un estilo de presencia, diversificado seg\u00fan esas situaciones concretas.
\nMuchos, en estos a\u00f1os felices y comprometidos, lo han hecho as\u00ed. Las cosas que he escrito narran esas experiencias felices y los\u00a0sue\u00f1os<\/em>\u00a0que las han inspirado. No quiere distinguir d\u00f3nde acaban las primeras y comienzan los segundos. Como sucede en los sue\u00f1os, los elementos se confunden y las perspectivas se superponen. Esto es lo m\u00e1s hermoso de los sue\u00f1os: existe siempre el feliz riesgo de que, pronto o tarde, alguna cosa so\u00f1ada se traduzca en una experiencia cotidiana…, si tenemos el coraje de desearlo intensamente y si nos metemos en la aventura so\u00f1ada con una esperanza activa.\u00a0\u00be
\nRiccardo Tonelli
\n[\/vc_column_text][\/vc_column][\/vc_row]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"