{"id":12586,"date":"1997-11-01T08:17:46","date_gmt":"1997-11-01T06:17:46","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=12586"},"modified":"1997-11-01T08:17:46","modified_gmt":"1997-11-01T06:17:46","slug":"laicado-y-vida-religiosa-un-ejemplo-de-mision-compartida-2","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/laicado-y-vida-religiosa-un-ejemplo-de-mision-compartida-2\/","title":{"rendered":"Laicado y vida religiosa: Un ejemplo de misi\u00f3n compartida"},"content":{"rendered":"
[vc_row][vc_column][vc_column_text]Antonio M.\u00aa Calero<\/strong>\u00a0es profesor en el Centro de Estudios Teol\u00f3gicos de Sevilla<\/em> Tras considerar algunos factores esenciales\u00a0que\u00a0han contribuido a\u00a0la\u00a0nueva situaci\u00f3n y relaci\u00f3n entre laicos y religiosos, el art\u00edculo se centra en\u00a0la\u00a0consideraci\u00f3n de\u00a0un\u00a0ejemplo concreto para ilustrar \u00abla profunda transformaci\u00f3n operada\u00a0en la\u00a0Vida Religiosa en rela\u00adci\u00f3n con los Laicos\u00bb. Al hilo de los documentos que recogen las reflexiones y\u00a0determina\u00adciones de los \u00faltimos \u00abCap\u00edtulos Generales\u00bb de los Salesianos, se hace patente dicha\u00a0trans\u00adformaci\u00f3n como \u00abpaso -al menos a nivel documental- de la desconfianza mal disimulada, a la colaboraci\u00f3n m\u00e1s estrecha y en trato de verdadera igualdad\u00bb. <\/p>\n <\/p>\n Para que esta \u00abcomuni\u00f3n org\u00e1nica\u00bb\u00a0lle\u00adgue a ser una realidad vivida, es preciso partir de una serie de profundas convicciones sobre puntos realmente neur\u00e1lgicos. Esto supone un proceso de aut\u00e9ntica\u00a0conversi\u00f3n.<\/em>\u00a0Exponemos a continuaci\u00f3n algunos de los elementos de dicho proceso de conversi\u00f3n. \u00a0<\/u><\/strong> [vc_row][vc_column][vc_column_text]Antonio M.\u00aa Calero\u00a0es profesor en el Centro de Estudios Teol\u00f3gicos de Sevilla \u00a0 S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO Tras considerar algunos factores esenciales\u00a0que\u00a0han contribuido a\u00a0la\u00a0nueva situaci\u00f3n y relaci\u00f3n entre laicos y religiosos, el art\u00edculo se centra en\u00a0la\u00a0consideraci\u00f3n de\u00a0un\u00a0ejemplo concreto para ilustrar \u00abla profunda transformaci\u00f3n operada\u00a0en la\u00a0Vida Religiosa en rela\u00adci\u00f3n con los Laicos\u00bb. Al hilo de los documentos […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[128,73,224,94],"tags":[],"class_list":["post-12586","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-1997-mision-joven-2","category-antonio-ma-calero","category-estudios-250","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12586","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=12586"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12586\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=12586"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=12586"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=12586"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\n\u00a0<\/strong><\/p>\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/h2>\n
\n\u00a0<\/strong><\/p>\n\n
\nOcurre con frecuencia en la historia,\u00a0tam\u00adbi\u00e9n en la historia de la Iglesia,\u00a0<\/em>que personas, re\u00adalizaciones, comportamientos, formas de actua\u00adci\u00f3n, que estuvieron severamente prohibidas y condenadas, pasando el tiempo, comienza a dudarse de su\u00a0maldad,\u00a0<\/em>se pasa m\u00e1s tarde a un t\u00edmido aprecio, para llegar finalmente a descu\u00adbrir lo excelente de esas personas, de esas ac\u00adtuaciones y comportamientos. En consecuen\u00adcia, las personas son exaltadas como pione\u00adros, y las actuaciones son\u00a0mandadas\u00a0<\/em>y hasta\u00a0obligadas a\u00a0<\/em>causa precisamente de la bondad y eficacia de las mismas… \u00bfEstamos, tambi\u00e9n aqu\u00ed, ante la famosa\u00a0ley del p\u00e9ndulo?<\/em>
\n
\nAplicando esta consideraci\u00f3n al argumento objeto de este art\u00edculo, hay que confesar con toda sencillez y objetividad, que, en el arco de cincuenta a\u00f1os, se ha pasado en la Iglesia, y en particular, en el \u00e1mbito de la Vida Religiosa, del desconocimiento pr\u00e1ctico m\u00e1s total de los seglares y hasta de la prohibici\u00f3n estricta de contar con su integraci\u00f3n en obras propias de la Congregaci\u00f3n, a la declaraci\u00f3n m\u00e1s entu\u00adsiasta y fervorosa de su presencia que se juz\u00adga imprescindible,\u00a0<\/em>a contar con su colabora\u00adci\u00f3n, que resulta absolutamente\u00a0indispensa\u00ad<\/em>ble; a apreciar el enriquecimiento\u00a0singular e\u00a0in\u00adsustituible\u00a0<\/em>que ellos pueden aportar no s\u00f3lo a la acci\u00f3n pastoral, sino incluso a la vida mis\u00adma de los religiosos.
\n
\nHay que notar de paso (observaci\u00f3n de no poca importancia), que esta situaci\u00f3n -la pre\u00adsencia y la colaboraci\u00f3n de los seglares, codo con codo con los religiosos-, ha creado y sigue creando hoy, en no pocos religiosos (y no sola\u00admente de la tercera edad…), hondo desconcier\u00adto, resistencia e incluso rechazo. Efectivamen\u00adte, estamos fuertemente condicionados por una inercia de siglos. Por eso, o no est\u00e1n con\u00advencidos en absoluto de la necesidad de la nueva situaci\u00f3n, o est\u00e1n convencidos s\u00f3lo a medias, o el convencimiento se queda simple\u00admente en el plano intelectual m\u00e1s que en el operativo. Porque, en todo caso, se sabe y has\u00adta se admite el qu\u00e9, pero no se sabe el c\u00f3mo; se conoce la meta, pero no el camino: un ca\u00admino que hay que ir descubriendo, construyen\u00addo y realizando d\u00eda a d\u00eda, con aciertos y errores.
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\nUna pregunta surge casi de forma espon\u00adt\u00e1nea en religiosos que tengan una cierta edad: \u00bfhabr\u00eda sido posible la nueva situaci\u00f3n creada, hace solamente 40 a\u00f1os? Evidentemente, no. Y sin embargo, la situaci\u00f3n ha cambiado tan ra\u00addicalmente en pocos arios, que tenemos el derecho y hasta el deber de preguntarnos qu\u00e9 ha pasado, d\u00f3nde se encuentra la ra\u00edz de ese cam\u00adbio tan profundo y radical. Hay que preguntar\u00adse si es leg\u00edtimo ese cambio o si es un gesto a la desesperada, que, a la larga, puede resultar suicida para la misma Vida Religiosa.
\nTres factores convergentes, aunque de di\u00adverso signo, han contribuido seriamente a con\u00adformar la nueva situaci\u00f3n, tanto en su dimen\u00adsi\u00f3n sociol\u00f3gica, como en su vertiente eclesial y carism\u00e1tica:
\n– Por una parte (y desde la simple pers\u00adpectiva sociol\u00f3gica) hay un hecho innegable que por m\u00e1s doloroso y complejo que resulte, ha sido determinante como punto de partida de la nueva situaci\u00f3n: la recia\u00a0crisis vocacio\u00adnal<\/em>\u00a0<\/strong>coincidente con el momento del poscon\u00adcilio, que llev\u00f3 a una creciente escasez de miembros del Instituto, al progresivo envejeci\u00admientos de sus miembros, e incluso al creci\u00admiento cero de no pocas Provincias Religio\u00adsas. Hasta los a\u00f1os del concilio Vaticano II (1962_-1965), las obras apost\u00f3licas de los reli\u00adgiosos eran obras gestionadas y dirigidas en su integridad m\u00e1s absoluta por los propios re\u00adligiosos: desde el Hermano portero hasta el P Superior, pasando por el despensero, cocine\u00adro, sacrist\u00e1n, jefe de estudios, enfermero, tuto\u00adres, etc. Todos, absolutamente todos, eran re\u00adligiosos. A consecuencia de la crisis, los cua\u00addros apost\u00f3licos de los religiosos quedaron seriamente resentidos y hasta da\u00f1ados con la retirada de centenares de miembros de las \u00f3r\u00addenes y Congregaciones Religiosas. Si se que\u00adr\u00eda que las obras apost\u00f3licas muchas veces mastod\u00f3nticas (colegios, hospitales, residen\u00adcias, parroquias, etc.) siguieran funcionando con un aceptable grado de eficacia, no hab\u00eda\u00a0<\/strong>m\u00e1s remedio que dar cabida a colaboradores laicos que tomaran el relevo, al menos en el simple nivel profesional. En el arco de cincuen\u00adta a\u00f1os, se ha pasado del aislamiento m\u00e1s ab\u00adsoluto, a lo que podr\u00eda calificarse (con un t\u00e9r\u00admino que hay que aceptar amablemente), la\u00a0invasi\u00f3n<\/em>\u00a0del laicado en las estructuras pastora\u00adles, particularmente educativo-docentes de los religiosos. Esta integraci\u00f3n, al\u00a0menos hasta el\u00a0<\/strong>d\u00eda de hoy, ha sido m\u00e1s,\u00a0material\u00a0<\/em>que psicol\u00f3\u00adgica, y\u00a0fruto m\u00e1s de la necesidad\u00a0que del\u00a0<\/strong>con\u00advencimiento.
\n
\n–\u00a0El segundo\u00a0factor fue la\u00a0celebraci\u00f3n del concilio Vaticano II\u00a0<\/em><\/strong>(19,<\/sup>62-1965):\u00a0<\/em><\/strong>un\u00a0<\/em>Concilio profundamente renovador, sobre todo y parti\u00adcularmente, en el campo de la eclesiolog\u00eda. El Vaticano 11 al plantear y asumir una Eclesiolo\u00adg\u00eda de\u00a0\u00abcomuni\u00f3n misionera\u00bb (cf. ChL 32), su\u00adperaba de golpe la Eclesiolog\u00eda piramidal y je\u00adrarcol\u00f3gica que hab\u00eda estado vigente durante m\u00e1s de 16 siglos. Al menos a nivel te\u00f3rico, la discriminaci\u00f3n existente entre los miembros de la Iglesia, fruto de la concepci\u00f3n\u00a0eclesiol\u00f3\u00adgica anterior, hab\u00eda terminado para dar paso a\u00a0una concepci\u00f3n\u00a0de Iglesia\u00a0en la que no\u00a0hay\u00a0unosmiembros m\u00e1s dignos\u00a0que\u00a0otros,\u00a0en\u00a0la\u00a0que no\u00a0hay\u00a0unos\u00a0miembros que\u00a0s\u00f3lo\u00a0ense\u00f1an\u00a0<\/strong>y otros que s\u00f3lo aprenden; unos\u00a0que\u00a0s\u00f3lo dis\u00adponen y mandan y otros\u00a0que\u00a0s\u00f3lo obedecen y ejecutan; unos que lo piensan todo y lo deci\u00adden todo, mientras que otros se limitan a ir re\u00adalizando literalmente lo que se les indica; unos que son los depositarios \u00fanicos y exclusivos de todos los carismas, y otros que no tienen nada que decir ni que aportar para el creci\u00admiento del Cuerpo de Cristo; unos, que son los\u00a0espirituales<\/em>\u00a0mientras que otros son \u00ablos que es\u00adt\u00e1n en el mundo\u00bb, y por consiguiente bajo constante\u00a0sospecha.<\/em>
\n
\n– El Vaticano II dio un verdadero giro co\u00adpernicano a toda esta concepci\u00f3n, llegando a afirmaciones como \u00e9sta, que no dejan lugar a dudas: \u00abSaben muy bien los sagrados Pasto\u00adres cu\u00e1nto contribuyen los laicos al bien de to\u00adda la Iglesia. Saben que\u00a0no han\u00a0<\/em>sido\u00a0<\/em>constitui\u00addos<\/em>\u00a0por Cristo para asumir ellos solos toda la\u00a0<\/em>misi\u00f3n de salvaci\u00f3n\u00a0<\/strong><\/em>que\u00a0la Iglesia ha recibido con respecto al mundo\u00bb (LG 30). 0 la que, a\u00f1os m\u00e1s tarde, ha hecho Juan Pablo II: \u00abEn el contexto\u00a0de\u00a0la misi\u00f3n\u00a0de\u00a0la Iglesia,\u00a0el Se\u00f1or conf\u00eda a los fieles laicos,<\/em>\u00a0en comuni\u00f3n con to\u00ad<\/em>dos los dem\u00e1s miembros\u00a0<\/em><\/strong>del Pueblo de Dios, una gran parte de responsabilidad\u00bb<\/em>\u00a0(ChL 32).
\nPor lo dem\u00e1s,\u00a0es preciso dejar constancia, no sin honda preocupaci\u00f3n, de que la doctri\u00adna del Vaticano II, particularmente su Eclesio\u00adlog\u00eda, no ha sido asimilada (y en no pocos ca\u00adsos ni siquiera \u00abcordialmente aceptada\u00bb) en la hondura que cabr\u00eda esperar despu\u00e9s de m\u00e1s de 30 a\u00f1os. Esa asimilaci\u00f3n camina con lenti\u00adtud (\u00bfdemasiada?), pero ese es el camino[1]<\/a>.
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\n– Un tercer factor igualmente decisivo de renovaci\u00f3n en la relaci\u00f3n \u00abreligiosos-laicos\u00bb, ha sido la\u00a0\u00abvuelta a las fuentes\u00bb<\/em>\u00a0<\/strong>que impuls\u00f3 el mismo concilio Vaticano II y que se materia\u00adliz\u00f3 en las disposiciones de la Carta apost\u00f3li\u00adca\u00a0Ecclesiae Sanctae<\/em>\u00a0de Pablo VI. En ella se urg\u00eda a los religiosos a volver con decisi\u00f3n a su origen carism\u00e1tico, desprendi\u00e9ndose del las\u00adtre del tiempo, para llegar a descubrir, no s\u00f3lo las actuaciones del propio Fundador (someti\u00addas siempre a unas coordenadas de tiempo y espacio), sino, lo que es m\u00e1s importante, la concepci\u00f3n carism\u00e1tica\u00a0que\u00a0tuvo el Fundador de su obra y que no pudo llevar a cabo mu\u00adchas veces a causa de la eclesiolog\u00eda y de la normativa jur\u00eddica vigente en\u00a0aquel\u00a0<\/strong>momento de la Iglesia. Sus palabras son bien significati\u00advas: \u00abProcuren los Institutos religiosos\u00a0un conocimiento genuino\u00a0<\/em>de su\u00a0<\/em>esp\u00edritu originario,<\/em>\u00a0de suerte que, conserv\u00e1ndolo fielmente al de\u00adcidir las adaptaciones, la vida religiosa se vea\u00a0purificada de elementos extra\u00f1os y libre de lo anticuado.\u00a0<\/em>[…] Deben considerarse anticua\u00addas aquellas cosas que no constituyen la na\u00adturaleza ni los fines del Instituto\u00bb[2]<\/a>.
\nEn una palabra, existe, de forma irreversible, un\u00a0antes<\/em>\u00a0y un\u00a0despu\u00e9s\u00a0<\/strong><\/em>del concilio Vaticano II, gracias al cual es absolutamente necesario pasar del pragmatismo utilitarista, al descubri\u00admiento gozoso (no sufrido y resignado) de una Iglesia que es\u00a0toda ella,<\/em>\u00a0\u00abcomuni\u00f3n para la mi\u00adsi\u00f3n\u00bb.
\n\u00a0<\/em><\/strong><\/p>\n\n
\nPara ilustrar con un\u00a0ejemplo<\/em>\u00a0concreto la profunda transformaci\u00f3n operada en la Vida Religiosa en relaci\u00f3n con los Laicos, vamos a presentar el caso de la Sociedad de san Fran\u00adcisco de Sales (Salesianos\u00a0<\/em>de Don Bosco,\u00a0SDB),\u00a0que, como todos los religiosos en general, he\u00admos pasado,\u00a0al\u00a0<\/em>menos\u00a0<\/em>a nivel\u00a0<\/em>documental,\u00a0<\/strong><\/em>de la desconfianza mal disimulada frente a los se\u00adglares, a la colaboraci\u00f3n m\u00e1s estrecha en trato de verdadera igualdad.
\nSi nos centrarnos en el caso de los Salesia\u00adnos no es porque sean un caso \u00fanico, sino por\u00adque estando m\u00e1s cerca de nuestro conocimien\u00adto y de nuestra propia experiencia personal, es\u00adtamos en mejores condiciones de presentarlo, y porque puede ser referente para otras muchas Congregaciones. Entendemos que estas refle\u00adxiones, dentro de la peculiaridad de cada Insti\u00adtuto, son perfectamente v\u00e1lidas m\u00e1s all\u00e1 del horizonte y de la experiencia de la congrega\u00adci\u00f3n concreta a que nos referimos.
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\n3.1. \u00abCompartir el esp\u00edritu y la misi\u00f3n\u00bb<\/strong>
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\nLos Salesianos de Don Bosco celebraron en el a\u00f1o 1996 su \u00abXXIV Cap\u00edtulo General\u00bb (CG24), bajo el lema\u00a0\u00abSalesianos\u00a0<\/em>y seglares: compartir el esp\u00edritu y\u00a0<\/em>la misi\u00f3n de San Juan\u00a0<\/em>Bosco\u00bb.<\/em>\u00a0Fruto del cap\u00edtulo fue un extenso y bien elaborado documento, que lleva por t\u00edtu\u00ad
\nlo el mismo Tema que sirvi\u00f3 para la convoca\u00adtoria y los trabajos previos.
\nHay que decir de entrada, que el CG24 fue el t\u00e9rmino de un largo camino congregacional, al tiempo que el inicio de un futuro bien distin\u00adto de lo vivido hasta hace no muchos a\u00f1os. En efecto, la Congregaci\u00f3n Salesiana, a lo largo de sus \u00faltimos cinco Cap\u00edtulos Generales (1971\u00ad1996), ha venido haciendo una seria y com\u00adprometida reflexi\u00f3n sobre la forma de articular la presencia (masiva) de laicos en las propias obras apost\u00f3licas, pasando de una presencia que podr\u00eda llamarse de \u00abemergencia pastoral\u00bb a una presencia de condivisi\u00f3n y correspon\u00adsabilidad verdadera del esp\u00edritu y misi\u00f3n del Fundador.
\n
\nEl CG24, en efecto, es el final de un camino que comenz\u00f3 en los a\u00f1os \u00b470, con la prepara\u00adci\u00f3n y celebraci\u00f3n de un largo y atormentado Cap\u00edtulo General Especial (CGE), y fue segui\u00addo por los Cap\u00edtulos XXI (1978), XXII (1984) y XXIII (1990). En todos ellos, los capitulares fueron cayendo en la cuenta, progresiva y do\u00adlorosamente, de que \u00ablo viejo hab\u00eda pasado\u00bb; de que \u00ablo nuevo\u00bb hab\u00eda nacido y se impon\u00eda de forma inexorable (cf. Is 43,18-19).
\nJugaron, en este largo y con frecuencia do\u00adloroso proceso, los tres elementos a que nos hemos referido anteriormente:<\/p>\n\n
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\n3.2. El camino hacia la condivisi\u00f3n y la corresponsabilidad<\/strong>
\n\u00a0<\/strong>
\nCada uno de los Cap\u00edtulos Generales an\u00adteriores, hab\u00eda Ido aportando alg\u00fan aspecto interesante y peculiar en el largo proceso que culmin\u00f3 en el reciente CG24.
\n\u00a0<\/strong>
\n– Cap\u00edtulo General Especial (CGE)<\/strong>
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\nRompi\u00f3 lo que podr\u00edamos llamar el mono\u00adpolio de la\u00a0salesianidad\u00a0<\/em>por parte de los reli\u00adgiosos, urgiendo a la congregaci\u00f3n a entrar por caminos de colaboraci\u00f3n sincera, leal y adulta con los laicos, corresponsabiliz\u00e1ndolos en ta\u00adreas administrativas, en la promoci\u00f3n de los medios de comunicaci\u00f3n social, en la acci\u00f3n misionera, etc.[3]<\/a>\u00a0Dos documentos de particular importancia en esta misma l\u00ednea, fueron las dos\u00a0Declaraciones<\/em>\u00a0del CGE a los Cooperado\u00adres Salesianos y a los Antiguos Alumnos[4]<\/a>.
\n\u00a0<\/strong>
\n– XXI Cap\u00edtulo General (CG21)<\/strong>
\n
\nEn su Documento central.\u00a0Los Salesianos evangelizadores de los j\u00f3venes,\u00a0<\/em>insisti\u00f3 en la l\u00ednea de la colaboraci\u00f3n con los Laicos, po\u00adniendo de relieve la importancia de los mis\u00admos en las obras apost\u00f3licas de la congrega\u00adci\u00f3n, tanto\u00a0para los j\u00f3venes, como para noso\u00adtros<\/em>[5]<\/a>. Decisi\u00f3n realmente importante de este CG21 fue la modificaci\u00f3n del art\u00edculo 39 de las Constituciones que qued\u00f3 redactado de esta forma:
\n
\n\u00abCon frecuencia los seglares est\u00e1n direc\u00adtamente asociados a nuestro trabajo edu\u00adcativo y pastoral. Prestan una colaboraci\u00f3n original en la formaci\u00f3n de los j\u00f3venes, en la preparaci\u00f3n de cristianos comprometi\u00addos, en el servicio de las parroquias y de las misiones. La lealtad y la confianza son b\u00e1\u00adsicas en nuestras mutuas relaciones: com\u00adparten con nosotros el trabajo apost\u00f3lico, aportando su experiencia, y nosotros les ofrecemos la posibilidad de conocer y es\u00adtudiar a fondo el esp\u00edritu salesiano en la pr\u00e1ctica del sistema preventivo, el testi\u00admonio de una vida evang\u00e9lica y la ayuda espiritual que esperan. Tendemos, ade\u00adm\u00e1s, a realizar en nuestras obras juveniles la \u00abComunidad educativa\u00bb que implica la presencia activa de los padres, primeros y principales educadores, y la de los mis\u00admos j\u00f3venes, invitados al di\u00e1logo y a la co\u00adrresponsabilidad. En nuestro clima de fa\u00admilia, la vida de esta Comunidad se con\u00advierte en una experiencia de Iglesia, reve\u00adladora del plan de Dios\u00bb.
\n\u00a0<\/strong>
\n– XXII Cap\u00edtulo General (CG22)<\/strong>
\n
\nDirigi\u00f3 su atenci\u00f3n a la elaboraci\u00f3n conclusi\u00adva de las Constituciones y Reglamentos de la congregaci\u00f3n, despu\u00e9s de 12 a\u00f1os de experi\u00admentaci\u00f3n. Los verdaderos documentos del\u00a0cap\u00edtulo<\/em>\u00a0fueron por tanto dichas Constituciones y Reglamentos. En la \u00f3ptica que ahora nos inte\u00adresa hay que decir que fueron confirmadas y plenamente aceptadas, a nivel de documentos m\u00e1ximos de la congregaci\u00f3n, las l\u00edneas que acentuaban la presencia y cooperaci\u00f3n de los laicos en la vida religiosa salesiana.
\n\u00a0<\/strong>
\n– XXIII Capitulo General (CG23)<\/strong>
\n
\nCentrado en el compromiso de\u00a0Educar a los\u00a0<\/em>j\u00f3venes\u00a0<\/em>en la fe,<\/em>\u00a0adem\u00e1s de valorar la presencia de los laicos en las obras apost\u00f3licas, y confir\u00admar la l\u00ednea de plena corresponsabilidad con ellos, insiste particularmente en la necesidad de preparar religiosos que sean verdaderos exper\u00adtos en la formaci\u00f3n de los laicos[6]<\/a>. Particular in\u00adter\u00e9s tiene a este prop\u00f3sito una de las\u00a0Orienta\u00adciones operativas<\/em>\u00a0que establece: \u00abEl Rector ma\u00adyor, por medio de los dicasterios competentes, ofrezca elementos y l\u00edneas para un\u00a0proyecto de seglares<\/em>\u00a0en nuestra Congregaci\u00f3n\u00bb (CG23, 238).
\n\u00a0<\/strong>
\n\u00a0<\/strong>
\n– J XXIV Cap\u00edtulo General (CG24)<\/strong>
\n
\nEstuvo dedicado \u00edntegramente, como se\u00f1a\u00adlamos m\u00e1s arriba, al tema del \u00abcompartir el es\u00adp\u00edritu y la misi\u00f3n de Don Bosco\u00bb por parte, tanto de los salesianos religiosos, como de los seglares que participan en la acci\u00f3n pastoral de la congregaci\u00f3n.
\nEste CG24 ha captado exactamente el pre\u00adsente momento eclesial en el que los laicos est\u00e1n llamados a tener un indudable protago\u00adnismo:
\n\u00abEn este contexto mundial y a las puer\u00adtas del tercer milenio, la Iglesia vive, de for\u00adma cada vez m\u00e1s consciente, el nuevo cli\u00adma eclesiol\u00f3gico creado por el Vaticano II, y lanza su presencia en el mundo contem\u00adpor\u00e1neo con un intenso esfuerzo de inculturaci\u00f3n y de implicaci\u00f3n activa de todas sus fuerzas. El punto de partida es su autocomprensi\u00f3n como pueblo de Dios, lla\u00admado a ser levadura en la historia. En este pueblo resulta cada vez m\u00e1s evidente, co\u00adrno signo de los tiempos, el protagonismo de los seglares\u00bb (CG24, 15).
\n
\nA partir de esta persuasi\u00f3n, se estructura el\u00a0documento\u00a0<\/em>capitular:<\/em>
\n
\n–\u00a0\u00a0\u00a0En la\u00a0Primera Parte,<\/em>\u00a0se pasa revista a los elementos que sirven para comprender la situaci\u00f3n (cap. 1). Se estudia a continuaci\u00f3n la situaci\u00f3n de las relaciones entre salesia\u00adnos y seglares (cap. 2), para culminar en al\u00adgunas perspectivas importantes (cap. 3), como son: la\u00a0implicaci\u00f3n<\/em>\u00a0entre esp\u00edritu y mi\u00adsi\u00f3n, la necesidad de\u00a0fomentar un nuevo es\u00adtilo<\/em>\u00a0de comuni\u00f3n y corresponsabilidad, y -algo, no solamente importante, sino verda\u00adderamente novedoso- el compromiso de promover un\u00a0camino de formaci\u00f3n en co\u00adm\u00fan\u00a0<\/em>entre religiosos y seglares.
\n
\n–\u00a0\u00a0\u00a0En la\u00a0Segunda\u00a0<\/em>Parte<\/em>\u00a0del documento, que tiene como t\u00edtulo\u00a0\u00abSalesianos y seglares: memoria y profec\u00eda\u00bb, se analiza -ante todo- la dimensi\u00f3n vocacional, de signo y de unidad de misi\u00f3n dentro de la diversidad vocacional (cap. 1); se profundiza en la irradiaci\u00f3n del carisma salesiano (cap. 2), analiz\u00e1ndose a continuaci\u00f3n el esp\u00edritu y la misi\u00f3n que se comparten (cap. 3). En este cap\u00edtulo 3 resul\u00adta particularmente apreciable el esfuerzo que se realiza de presentar los elementos que conforman la espiritualidad salesiana.
\n
\n–\u00a0\u00a0\u00a0En la\u00a0Tercera Parte,\u00a0<\/em>el documento encara el futuro, se\u00f1alando, ante todo, algunas \u00e1reas de compromiso com\u00fan para religiosos y se\u00adglares (cap. 1), presentando despu\u00e9s la Co\u00admunidad educativo-pastoral (cap. 2) en la que, por una parte, la comunidad de consa\u00adgrados tiene un rol espec\u00edfico de animaci\u00f3n, y, por otra, se se\u00f1ala la peculiaridad de la\u00a0aportaci\u00f3n de los seglares, con una alusi\u00f3n espec\u00edfica a la presencia femenina, para concluir presentando algunas situaciones nuevas (cap. 3).
\n
\nPor lo dem\u00e1s, el documento no se queda en reflexiones profundas o en grandes\u00a0declara\u00ad<\/em>ciones, sino que establece para toda la con\u00adgregaci\u00f3n algunos importantes\u00a0objetivos a\u00a0<\/em>re\u00adalizar en las distintas \u00e1reas geogr\u00e1ficas:
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00abPasar de la simple aceptaci\u00f3n de los se\u00adglares\u00a0a\u00a0<\/em>una valoraci\u00f3n efectiva de su pecu\u00adliar aportaci\u00f3n a la educaci\u00f3n y a la pasto\u00adral\u00bb (CG24, 108).
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00abPromover experiencias, actitudes, proce\u00adsos operativos y estructuras de corresponsabilidad que faciliten la comuni\u00f3n y el com\u00adpartir en el esp\u00edritu y la misi\u00f3n de San Juan Bosco\u00bb (CG24, 118).
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00abValorar la comunicaci\u00f3n en todas sus for\u00admas y expresiones: comunicaci\u00f3n interper\u00adsonal y de grupo, producci\u00f3n de mensajes, usa cr\u00edtico y educativo de los medios de co\u00admunicaci\u00f3n social\u00bb (CG24, 129).
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00abTrazar itinerarios de una formaci\u00f3n de cali\u00addad para realizar la misi\u00f3n educativo-pasto\u00adral que se comparte\u00bb (CG24, 139).
\nComo se ve, es un documento en el que re\u00adligiosos y seglares vienen tratados en plano de verdadera igualdad carism\u00e1tica y misionera, desde !a desigualdad y especificidad que los diferencia bajo el punto de vista vocacional dentro de la Iglesia.
\n\u00a0<\/strong><\/p>\n\n
\n\u00a0<\/strong>
\n4.1. Una fe, un bautismo<\/strong>
\n
\nAnte\u00a0<\/strong>todo, es preciso estar convencidos de que\u00a0la vocaci\u00f3n a la fe\u00a0<\/em>es una y la misma para todos !os bautizados sin distinci\u00f3n. Pero, esta \u00fanica vocaci\u00f3n, puede ser y de hecho es vivida de tres formas distintas, complementa\u00adrias entre s\u00ed pero iguales en dignidad: con la \u00fanica dignidad proveniente del Bautismo (cf. LG 32). El papa Juan Pablo II en su Exhorta\u00adci\u00f3n postsinodal\u00a0Vita Consecrata<\/em>\u00a0se ha referi\u00addo reiteradamente a la necesidad de vivir la propia vocaci\u00f3n religiosa en una comuni\u00f3n or\u00adg\u00e1nica viva y enriquecedora con las otras for\u00admas de vocaci\u00f3n en el seno de la Iglesia, in\u00adsistiendo, una y otra vez, sobre la naturaleza complementaria de las vocaciones peculiares dentro de la Iglesia[7]<\/a>. Valga este texto como muestra de la ense\u00f1anza papal:
\n
\n\u00abUno de los frutos de la doctrina de la Iglesia como comuni\u00f3n en estos \u00faltimos a\u00f1os ha sido la toma de conciencia de que sus diversos miembros pueden y deben aunar esfuerzos, en actitud de colabora\u00adci\u00f3n e intercambio de dones, con el fin de participar m\u00e1s eficazmente en la misi\u00f3n eclesial. De este modo se contribuye a pre\u00adsentar una imagen m\u00e1s articulada y com\u00adpleta de la Iglesia, a la vez que resulta m\u00e1s f\u00e1cil dar respuestas a los grandes retos de nuestro tiempo con la aportaci\u00f3n coral de los diferentes dones\u00bb (VC 54).
\n
\n4.2. Una vocaci\u00f3n cristiana<\/strong>
\n
\nComo consecuencia del punto anterior, otra persuasi\u00f3n fundamental es la que provie\u00adne de la renovada visi\u00f3n eclesial emanada del concilio Vaticano II; a saber, que la Vida Reli\u00adgiosa no es ni una realidad\u00a0aparte\u00a0<\/em>de la vida\u00a0cristiana en general (la que viven los laicos), ni, por consiguiente, una realidad\u00a0superior<\/em>\u00a0a la re\u00adalidad bautismal que viven los laicos. Tiene, eso s\u00ed, su naturaleza\u00a0peculiar,<\/em>\u00a0pero siempre\u00a0dentro de la vocaci\u00f3n cristiana;<\/em>\u00a0y, por consi\u00adguiente, no puede aislarse: tiene que vivirse necesariamente en el contexto eclesial de una comuni\u00f3n org\u00e1nica, en la que, por otra parte, tiene tambi\u00e9n su propia y peculiar funci\u00f3n.
\nEl concilio Vaticano li al hablar de la funci\u00f3n de la Vida Religiosa en el \u00e1mbito de la vida eclesial, afirma que:
\n
\n\u00abLa profesi\u00f3n de los consejos evang\u00e9li\u00adcos aparece como un s\u00edmbolo que puede y debe atraer eficazmente a todos los miembros de la Iglesia a cumplir sin desfa\u00adllecimiento los deberes de la vida cristia\u00adna\u00bb (LG 44).
\nYa antes, precisamente en el cap\u00edtulo IV de la Constituci\u00f3n\u00a0Lumen Gentium,<\/em>\u00a0dedicado \u00ednte\u00adgramente a tratar de la vocaci\u00f3n laical, hab\u00eda di\u00adcho el Concilio -contraponiendo la especificidad de cada una de las vocaciones- que as\u00ed como \u00aba los laicos corresponde\u00a0por propia vocaci\u00f3n\u00a0<\/em>el buscar el Reina de Dios ocup\u00e1ndose de las re\u00adalidades temporales y orden\u00e1ndolas seg\u00fan Dios\u00bb (LG 31), de forma an\u00e1loga \u00ablos religiosos, en virtud de su estado, proporcionan un precla\u00adro e inestimable testimonio de que el mundo no puede ser transformado ni ofrecido a Dios sin el esp\u00edritu de las Bienaventuranzas\u00bb (LG 31). E in\u00adsistiendo en la naturaleza escatol\u00f3gica de la vi\u00adda cristiana, el concilio puso de relieve la pecu\u00adliaridad de la Vida Religiosa en su funci\u00f3n cata\u00adlizadora dentro del Pueblo de Dios (cf. LG 44).
\n
\n4.3. Diversidad e identidad<\/strong>
\n
\nPor\u00a0<\/strong>otra parte, es necesario de forma\u00a0ab\u00adsoluta y urgente,<\/em>\u00a0reafirmar y cultivar la propia identidad vocacional, dentro de la gran y \u00fanica vocaci\u00f3n a la fe a la que est\u00e1n llamados todos los bautizados por igual, convencidos de que la\u00a0\u00abindiferenciaci\u00f3n vocacional\u00bb\u00a0no es ning\u00fan logro ni lleva consigo ventaja alguna. Es, por el con\u00adtrario, no s\u00f3lo un serio empobrecimiento, sino, lo que es m\u00e1s importante, una aut\u00e9ntica infide\u00adlidad al Esp\u00edritu, fuente, en la Iglesia de la unidad en la diversidad (cf. 1 Cor 12,4-14). En este sen\u00adtido, debe aparecer claro que\u00a0clericalizar<\/em>\u00a0al laico es tan err\u00f3neo y nefasto como\u00a0laicizar<\/em>\u00a0(se me dispense este\u00a0barbarismo)\u00a0<\/em>al religioso. En la iglesia cada vocaci\u00f3n tiene su peculiaridad \u00abpa\u00adra el provecho com\u00fan\u00bb (1 Cor 12,7), \u00abpara la edi\u00adficaci\u00f3n del cuerpo de Cristo\u00bb (Ef 4,12).
\n\u00a0<\/strong>
\n4.4. Iglesia y misi\u00f3n<\/strong>
\n
\nEs igualmente indispensable que se tenga claridad acerca de la unidad de\u00a0misi\u00f3n<\/em>\u00a0en la Iglesia. Cristo no ha confiado la misi\u00f3n que \u00e9l mismo recibi\u00f3 del Padre, a una o a otra parte o grupo de la Iglesia: la ha confiado a la\u00a0co\u00admunidad eclesial<\/em>\u00a0como tal: \u00abComo el Padre\u00a0me<\/em>\u00a0envi\u00f3, as\u00ed os env\u00edo Yo\u00bb (Jn 20,21). Por consi\u00adguiente, nadie puede arrogarse como propia y exclusiva esa\u00a0misi\u00f3n<\/em>\u00a0ni hurt\u00e1rsela a nadie den\u00adtro de la Iglesia ya que, por definici\u00f3n, la mi\u00adsi\u00f3n pertenece a todo bautizado, sea cual fue\u00adre la vocaci\u00f3n peculiar que viva cada uno en la Iglesia. De ah\u00ed, que la implicaci\u00f3n de los laicos en la misi\u00f3n, percibida y vivida desde la sensi\u00adbilidad juvenil, no es propia y exclusiva de unos miembros determinados (los religiosos), sino tambi\u00e9n de todos aquellos bautizados que se sientan particularmente identificados con la percepci\u00f3n que un Fundador concreto tuvo de esa\u00a0misi\u00f3n.<\/em>\u00a0El Vaticano II afirma que:
\n
\n\u00abLos seglares que, siguiendo su voca\u00adci\u00f3n, se han inscrito en alguna de las aso\u00adciaciones o institutos aprobados por la Iglesia, esfu\u00e9rcense igualmente por asimi\u00adlar con fidelidad las caracter\u00edsticas pecu\u00adliares de la espiritualidad propia de tales asociaciones o institutos\u00bb (AA 4).
\n
\n
\n\u00a0<\/strong>
\n\u00a0<\/strong>
\n\u00a0<\/strong>
\n4.5. Condivisi\u00f3n y corresponsabilidad<\/strong>
\n
\nEn\u00a0<\/strong>este mismo sentido, se impone a los religiosos la necesidad de aprender a trabajar de forma convergente con otros bautizados, desde vocaciones eclesiales diversas. Acostumbrados a trabajar solos, sin tener que dar cuenta de nada a nadie ajeno a la propia Congregaci\u00f3n, como aut\u00e9nticos y exclusivos due\u00ad\u00f1os y protagonistas, no resulta del todo f\u00e1cil a los religiosos el paso a otra forma de trabajo en la que se pierde el protagonismo y se hace indispensable tener en cuenta a otras perso\u00adnas con sensibilidades muy diversas, con pun\u00adtos de vista ajenos a la propia formaci\u00f3n reci\u00adbida, con otros y novedosos caminos posibles, etc.
\n\u00a0<\/strong>
\n4.6. Formaci\u00f3n<\/strong>
\n
\nFinalmente una condici\u00f3n que puede ca\u00adlificarse de fundamental y hasta estrat\u00e9gica en este argumento, es la\u00a0formaci\u00f3n de los segla\u00adres.\u00a0<\/em>El\u00a0<\/em>papa Juan Pablo II se hace eco de una proposici\u00f3n (n. 40) de los Padres sinodales en la que afirman claramente que \u00abla formaci\u00f3n de los fieles laicos se ha de colocar\u00a0entre las prioridades de la di\u00f3cesis<\/em>\u00a0y se ha de incluir\u00a0en los programas de acci\u00f3n pastoral\u00a0<\/em>de modo que todos los esfuerzos de la comunidad (sacerdotes, laicos y religiosos) concurran a este fin\u00bb (ChL 57). Teniendo presente, de todas for\u00admas, que la formaci\u00f3n pedida ni es s\u00f3lo \u00abde li\u00adbros\u00bb, ni es del todo previa: nos formamos no s\u00f3lo\u00a0para la vida,\u00a0<\/em>sino tambi\u00e9n\u00a0en la vida y des\u00adde la vida,<\/em>\u00a0es decir, en\u00a0el\u00a0<\/em>diario rodar de las ac\u00adciones compartidas, de los momentos de re\u00adflexi\u00f3n, planificaci\u00f3n y evaluaci\u00f3n, comparti\u00addos, valorados y decididos de forma conjunta. En este sentido, no hay que esperar a que \u00abest\u00e9n formados\u00bb los laicos. Tambi\u00e9n aqu\u00ed, \u00abse hace camino al andar\u00bb.
\n\u00a0<\/strong><\/p>\n\n
\nSe ha afirmado que ‘la mejor praxis es una buena teor\u00eda’. Aplicando este principio a nuestro caso, es posible decir que, en la me\u00addida en que se reciba, se asuma y asimile la Eclesiolog\u00eda emanada del concilio Vaticano II, eclesiolog\u00eda de \u00abcomuni\u00f3n misionera\u00bb, ser\u00e1 po\u00adsible que, de verdad y no por puro pragmatis\u00admo, no a la fuerza y por la inexorable tozudez de los hechos, sino por un profundo conven\u00adcimiento que va de dentro afuera y, por consi\u00adguiente, con la alegr\u00eda del descubrimiento he\u00adcho, los religiosos y, en nuestro caso los Sale\u00adsianos de Don Bosco, podr\u00e1n asumir y vivir gozosamente la complementariedad vocacio\u00adnal, compartiendo con verdad y con todas sus consecuencias, el esp\u00edritu y la misi\u00f3n del Fun\u00addador.
\n\u00a0<\/strong><\/p>\nAntonio M\u00aa Calero<\/h3>\n
\n[1]<\/a>Cf. G. ALBERIGO \u2013 J.P. JOSSUA\u00a0(EDS.),\u00a0La recepci\u00f3n del Vaticano II,<\/em>\u00a0Madrid 1987. No deja de llamar la atenci\u00f3n que la\u00a0recepci\u00f3n\u00a0<\/em>del Vaticano II, por parte de la comu\u00adnidad eclesial, es un aut\u00e9ntico\u00a0leit-motiv<\/em>\u00a0en el Magiste\u00adrio de Juan Pablo II. Ser\u00edan innumerables los pasos a ci\u00adtar.
\n
\n[2]<\/a>\u00a0\u00a0<\/sup>PABLO VI,\u00a0Ecciesiae Sanctae\u00a0<\/strong><\/em>(Roma, 6.VI11.1966),\u00a0<\/em><\/strong>II-III, 16-17; cf.\u00a0<\/em><\/strong>XXIV Cap\u00edtulo General de la Sociedad de San Francisco de Sales\u00a0<\/em>(CG24), 70-75.
\n[3]<\/a>\u00a0Cf. CGE, nn. 363, 393, 415, 428, 439, 459, 476, 617, 620.
\n[4]<\/a>\u00a0Cf. CGE, nn. 727-745; 746-758.
\n
\n[5]<\/a>\u00a0CG21,\u00a0nn. 72-73.
\n
\n[6]<\/a>\u00a0CG23, nn. 223, 232-233, 237.
\n[7]<\/a>\u00a0Cf. VC, nn. 16, 31, 33, 49, 52, 54, 85.
\n[\/vc_column_text][\/vc_column][\/vc_row]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"