{"id":12590,"date":"1997-11-01T08:34:49","date_gmt":"1997-11-01T06:34:49","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=12590"},"modified":"1997-11-01T08:34:49","modified_gmt":"1997-11-01T06:34:49","slug":"una-iglesia-de-laicos-2","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/una-iglesia-de-laicos-2\/","title":{"rendered":"Una Iglesia de laicos"},"content":{"rendered":"
[vc_row][vc_column][vc_column_text]Juan Antonio Estrada<\/strong>\u00a0es profesor en la Universidad\u00ad de Granada.<\/em> El autor propone un nuevo modelo de eclesiolog\u00eda, el del \u00abpueblo de Dios\u00bb y el de \u00abIglesia\u00a0como\u00a0comuni\u00f3n de comunidades\u00bb, en el que es posible replantear el papel activo de los\u00a0laicos, su\u00a0cogesti\u00f3n en la vida interna de la Iglesia y su aportaci\u00f3n misional. A par\u00adtir\u00a0de aqu\u00ed, se define en qu\u00e9 consiste la identidad del laico, su espiritualidad y sus contribuciones\u00a0al\u00a0cristianismo. En el viejo c\u00f3digo de Derecho can\u00f3nico se defin\u00eda a los laicos como los no-sacerdotes y no religiosos, es decir, se les describ\u00eda por lo que no eran. Dado que el sacerdote y el reli\u00adgioso eran los representantes por antonomasia de la instituci\u00f3n eclesial, se ve\u00eda a los laicos co\u00admo objeto de la misi\u00f3n pastoral de la Iglesia, identificada con el clero y la vida religiosa. [vc_row][vc_column][vc_column_text]Juan Antonio Estrada\u00a0es profesor en la Universidad\u00ad de Granada. S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO El autor propone un nuevo modelo de eclesiolog\u00eda, el del \u00abpueblo de Dios\u00bb y el de \u00abIglesia\u00a0como\u00a0comuni\u00f3n de comunidades\u00bb, en el que es posible replantear el papel activo de los\u00a0laicos, su\u00a0cogesti\u00f3n en la vida interna de la Iglesia y su aportaci\u00f3n misional. […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[128,224,75,94],"tags":[],"class_list":["post-12590","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-1997-mision-joven-2","category-estudios-250","category-juan-a-estrada","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12590","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=12590"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12590\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=12590"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=12590"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=12590"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\n <\/p>\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/h3>\n
\n
\n
\nLa iglesia son los curas, es decir el papa, los obispos y religiosos (as)
\nEsta ha sido la mentalidad dominante durante siglos y la que todav\u00eda hoy se expresa en el lenguaje eclesi\u00e1stico y en la conciencia popular. El sacerdote es el que representa a la Iglesia, es decir,\u00a0toma las decisiones en nombre de todos y, a lo m\u00e1s, se puede asesorar por algunos segla\u00adres que colaboran en las parroquias y en los movimientos apost\u00f3licos. Esta mentalidad ha sido oficial hasta el concilio Vaticano II. Desde entonces, se encuentra constantemente ero\u00adsianada e impugnada, tanto por la teolog\u00eda co\u00admo por la vida de la Iglesia, aunque mucha gente no se ha enterado todav\u00eda, o no quiere enterarse, del profundo cambio eclesiol\u00f3gico que se ha producido.
\n\u00a0<\/em><\/strong><\/p>\n\n
\nPor una parte, la\u00a0Iglesia ha redescubierto\u00a0<\/em>la misi\u00f3n.<\/em>\u00a0Hoy las misiones no son ya los pa\u00ed\u00adses del tercer mundo, sino las calles de nuestras ciudades, los centros educativos y las familias. Vivimos en una sociedad secularizada y crecientemente emancipada del influjo de la Iglesia y del mismo evangelio. Abundan los pa\u00adganos bautizados, es decir, aquellos que en la pr\u00e1ctica han prescindido de los valores del evangelio en su vida y que reducen su contac\u00adto con la Iglesia a algunos momentos puntua\u00adles (bautismo, primera comuni\u00f3n, matrimonio y funerales) o a algunos actos religiosos espec\u00ed\u00adficos (procesiones, romer\u00edas, peregrinaciones, fiestas, etc). Las viejas cristiandades son hoy tierra de misi\u00f3n y la reevangelizaci\u00f3n de Euro\u00adpa es el reto para las Iglesias.
\n
\nEl seglar, es decir, el cristiano que vive en el mundo, es hoy el agente primero y preferente de esta evangelizaci\u00f3n con los no cristianos, los bautizados no creyentes y los mismos cris\u00adtianos\u00a0(Redemptoris missio\u00a0<\/em>33).\u00a0<\/em>Hay que crear un renovado tejido social del cristianismo que favorezca la identidad eclesial y evang\u00e9lica de los cristianos. Hoy no se es cristiano por incul\u00adturaci\u00f3n en Occidente, ni por presi\u00f3n social, ni siquiera por el influjo de la educaci\u00f3n (en la que o no hay formaci\u00f3n religiosa o \u00e9sta no respon\u00adde a las necesidades catequ\u00e9ticas y formati\u00advas de la fe cristiana).
\nLa familia sigue siendo el primer lugar del crecimiento de la fe, desde una educaci\u00f3n ba\u00adsada en el testimonio y en la interpelaci\u00f3n, m\u00e1s que en la informaci\u00f3n religiosa y en la imposi\u00adci\u00f3n doctrinal o moral. Necesitamos testigos de Dios que hablen de \u00e9l en funci\u00f3n de su pro\u00adpia experiencia y vivencias, en lugar de basar\u00adse en lo que han le\u00eddo, escuchado o aprendi\u00addo. M\u00e1s que recitar doctrinas sobre Dios hay que comunicar itinerarios biogr\u00e1ficos, b\u00fasque\u00addas personales, dudas e interrogantes desde las que Dios se ha convertido en el referente fundamental de la propia vida.
\n
\nEl laico es el testigo de Dios en la sociedad, el misionero, que no puede confundirse con el proselitista. No se trata tanto de incrementar el n\u00famero de los miembros de la Iglesia, cuanto de vivir, de tal manera que se testimonie una identidad cristiana. Ser cristiano no es ser al\u00adguien sin pecados (esa es la mentalidad farisai\u00adca que critica el evangelio), sino esforzarse por vivir en sinton\u00eda con Jes\u00fas. Hay que \u00abrecrear\u00bb y \u00abreinventar\u00bb el evangelio en cada \u00e9poca hist\u00f3ri\u00adca, de acuerdo con cada personalidad y cir\u00adcunstancia. Desde ah\u00ed surge \u00abel testigo\u00bb, que in\u00adtenta vivir el seguimiento de Jes\u00fas desde la cre\u00adatividad del Esp\u00edritu, que habita en cada perso\u00adna. No se transmiten tanto credos y doctrinas cuanto convicciones y experiencias, actitudes y valores que forman parte de la propia identidad.
\n
\nSurge as\u00ed el testimonio ante los propios hijos, familiares y amigos, a los que se manifiestan las convicciones que dan sentido a la propia vida. No s\u00f3lo hay que dejar a los otros una herencia material, sino tambi\u00e9n los valores y las orienta\u00adciones que han dado sentido a la propia vida. Esto forma parte de la misi\u00f3n laical de los pa\u00addres, los educadores y otros agentes eclesiales.
\nAparece as\u00ed la testificaci\u00f3n p\u00fablica de la fe, perdiendo el miedo y la verg\u00fcenza a presentarse ante los dem\u00e1s como cristianos. Un gran pro\u00adblema para la misi\u00f3n de la iglesia son los cristia\u00adnos vergonzantes, que pretenden reducir la fe a su vida privada, a costa de su actuaci\u00f3n p\u00fablica. Esto no es simplemente lo que se espera del cle\u00adro, sino que hay que demandarlo a cada cristia\u00adno, siendo los seglares los testigos privilegiados en las realidades mundanas y temporales.
\n1.1. La misi\u00f3n determina a la Iglesia<\/strong>
\n
\nSe ha\u00a0dado tambi\u00e9n un\u00a0descentramiento\u00a0<\/em>de la misma Iglesia. Lo importante es anunciar
\ny construir el reinado de Dios en el mundo, es decir, que los pobres, los enfermos y los peca\u00addores reciban la buena noticia del evangelio. Jes\u00fas vino a devolvernos la esperanza, a forta\u00adlecernos ante la experiencia del mal y del sufri\u00admiento, y a ense\u00f1arnos que el amor a Dios y a los dem\u00e1s son las dos caras de una misma re\u00adalidad. Para Jes\u00fas no hay separaci\u00f3n entre lo natural y lo sobrenatural. Hay que ayudar a los dem\u00e1s corporal y espiritualmente, combatir el pecado que genera miseria humana y empo\u00adbrecimiento espiritual, y denunciar las estruc\u00adturas injustas de la sociedad y de la religi\u00f3n.
\nJes\u00fas viene a ofrecernos una manera nueva de vivir, a construir una fraternidad en la que el hombre deje de ser lobo del hombre y a mos\u00adtrarnos a un Dios paterno y materno, compa\u00ad\u00f1ero y amigo, que nos llama a asumir nuestra libertad y a seguir un camino en el que nos ha precedido Jes\u00fas. A partir de ah\u00ed, no es posible separar ya lo humano y lo divino, lo natural y lo espiritual.
\nHay que humanizar a Dios, vi\u00e9ndolo en el rostro del pr\u00f3jimo, y divinizar lo humano, eva\u00adluando y discerniendo los signos de los tiem\u00adpos a la luz del mensaje del Reino de Dios. No hay que poner la identidad cristiana tanto en las pr\u00e1cticas sacramentales y la frecuencia en las devociones, que son necesarias como fuentes de la identidad y creatividad espiritual, cuanto en la forma de vivir y de relacionarse con uno mismo, con los dem\u00e1s y con Dios. Ser bueno y misericordioso ante la miseria propia y ajena es m\u00e1s importante que ser piadoso y religio\u00adso, aunque la piedad y la religi\u00f3n deben ser la plataforma que potencia la capacidad de dar\u00adse a los dem\u00e1s.
\nNo hay que confundir el fin con los medios, como ocurre a los padres que se lamentan del distanciamiento religioso de sus hijos, que tie\u00adnen pocas pr\u00e1cticas sacramentales y devo\u00adciones, y, en cambio, no valoran adecuada\u00admente la capacidad de bondad, de entrega y de servicio a los dem\u00e1s que, a veces, mues\u00adtran. La piedad est\u00e1 al servicio de la vida cris\u00adtiana, basada en el amor a Dios que pasa por la entrega a los otros, por eso debe fomentar\u00adse y ayudarla a madurar. Pero piedad y vida cristiana no son lo mismo, como tampoco la religiosidad suple la entrega a los dem\u00e1s.
\n
\nEl seglar ha sido siempre receptivo a la di\u00admensi\u00f3n humana del evangelio.\u00a0\u00abTodo lo hu<\/em>mano es nuestro\u00bb\u00a0<\/em>proclamaban los cristianos en los siglos II y III. All\u00ed donde hay valores ge\u00adnuinamente humanos, ah\u00ed est\u00e1 Dios. Por eso, el criterio fundamental del reinado de Dios son las relaciones personales (Mt 25, 31-46) y no el cumplimiento de alg\u00fan precepto religioso. En \u00faltima instancia, la forma de reaccionar ante las situaciones humanas (tuve hambre, sed, estuve enfermo, me encontr\u00e9 s\u00f3lo y abandonado, etc.) es lo que decide la pertenencia al Reino, y no simplemente la incorporaci\u00f3n a la Iglesia.
\nEn la Iglesia, ni est\u00e1n todos los que son ni son todos los que est\u00e1n. De ah\u00ed la mezcla de signo y contrasigno que constituye la historia de la comunidad eclesial. Una teolog\u00eda del lai\u00adcado no puede construirse en base a un con\u00adjunto de devociones y pr\u00e1cticas religiosas, si\u00adno desde la forma de relacionarse con las co\u00adsas y las personas. Cuando m\u00e1s se muestra la identidad cristiana no es precisamente cuan\u00addo nos relacionamos con Dios, sino en nues\u00adtra forma de percibir y valorar las realidades de la creaci\u00f3n.
\nHay que completar por ello el eslogan del hu\u00admanismo cristiano \u00abtodo lo humano es nuestro, pero nada inhumano nos es indiferente\u00bb. De ah\u00ed surge el compromiso de fe que lleva a la lucha por la justicia y a la defensa de los derechos hu\u00admanos. El Reino de Dios no es algo espiritual que pasa por encima de las realidades hist\u00f3ri\u00adcas. La santidad se traduce en un crecimiento humano, porque Jes\u00fas viene a ense\u00f1arnos a ser personas. No todo lo humano es cristiano, porque hay formas de vivir incompatibles con el evangelio, pero todo lo cristiano es humano,\u00a0porque Jes\u00fas nos muestra un camino en las encrucijadas de la vida, una forma de reaccio\u00adnar ante los acontecimientos, que es la que lleva a que el reinado de Dios se haga presen\u00adte en la sociedad humana. Primero a partir de Jes\u00fas, luego desde los suyos, cuando se es\u00adfuerzan por vivir y establecer relaciones que testimonien la fraternidad humana y la filiaci\u00f3n de todos respecto del Dios universal, el Padre de Jes\u00fas.
\n\u00a0<\/strong>
\n1.2. Humanizar el esp\u00edritu, esp\u00ed\u00edritualizar lo humano<\/strong>
\nJunto a esto surge una\u00a0nueva espirituali\u00addad.<\/em>\u00a0Durante mucho tiempo, la espiritualidad, es decir, los distintos modelos de vida cristia\u00adna inspirados por el Esp\u00edritu, segu\u00edan las pau\u00adtas de la vida religiosa. Las distintas \u00f3rdenes y congregaciones religiosas han seguido la l\u00ednea de que hay que renunciar al mundo (y a las re\u00adalidades temporales como el dinero, la profe\u00adsi\u00f3n o la pol\u00edtica), dar prioridad a la oraci\u00f3n y a la contemplaci\u00f3n, y dedicarse al apostolado desde la movilidad que ofrece el celibato y el voto de castidad.
\nLa doble imagen de Marta y Mar\u00eda, es decir, de la actividad y la contemplaci\u00f3n, se resolv\u00eda en favor de la segunda, a la que se subordina\u00adba la primera. De ah\u00ed, que los modelos de san\u00adtidad de la Iglesia cat\u00f3lica han sido abruma\u00addoramente clericales y religiosos.\u00a0Los\u00a0<\/em>votos de pobreza, de castidad y de obediencia han servido de fundamento para las distintas es\u00adcuelas de espiritualidad, que luego se aplica\u00adron a los laicos[1]<\/a>.
\nEn la segunda mitad del siglo XX, sobre to\u00addo a partir del concilio Vaticano Ii, ha surgido Un nuevo modelo de espiritualidad. Hay que buscar a Dios en el mundo y en la historia. Lo sobrenatural se da en lo natural, lo divino en lo humano y lo espiritual en lo mundano. El cris\u00adtiano del futuro ser\u00e1 alguien que ha experi\u00admentado a Dios y que se ha comprometido con los dem\u00e1s (K.\u00a0Rahner).<\/em>
\nNo hay que renunciar al mundo, sino orde\u00adnarlo seg\u00fan el plan de Dios. Por eso, el matri\u00admonio es un camino tan v\u00e1lido para la santi\u00addad cristiana como el celibato, y la renuncia no es el centro de la espiritualidad, sino la ac\u00adci\u00f3n de gracias y la transformaci\u00f3n de las rea\u00adlidades terrenas.
\nVivimos en un mundo imperfecto, bueno pe\u00adro inmaduro y afectado por el pecado. El s\u00e9p\u00adtimo d\u00eda, Dios descans\u00f3 y comienza la histo\u00adria. Cada ser humano est\u00e1 llamado a ser cocreador con Dios, colaborando en la creaci\u00f3n y aportando su propia contribuci\u00f3n a un mun\u00addo m\u00e1s humano, m\u00e1s acorde con el plan de salvaci\u00f3n y m\u00e1s perfecto.
\n
\nDe ah\u00ed, la valoraci\u00f3n cristiana del trabajo, de la econom\u00eda, del arte y de la pol\u00edtica, es decir, de los \u00e1mbitos profanos en los que tiene que vivir y realizarse el hombre. El laico est\u00e1 llama\u00addo a ser instrumento de salvaci\u00f3n, ya que Dios no desplaza al ser humano, sino que lo llama a asumir su papel hist\u00f3rico en la transforma\u00adci\u00f3n del orden de la creaci\u00f3n.
\n\u00c9ste es el fundamento mismo de la espiri\u00adtualidad laical y de las vocaciones laicas. No es verdad que haya crisis de vocaciones en la Iglesia.\u00a0Lo\u00a0<\/em>que ha entrado en crisis es una ma\u00adnera de entender la vocaci\u00f3n a la vida religio\u00adsa y al sacerdocio ministerial que se ha que\u00addado obsoleta. Mientras florecen y se multipli\u00adcan las vocaciones laicales cristianas. Esto es tambi\u00e9n un signo de los tiempos que exige discernimiento e interpela a la Iglesia.
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\nSurge as\u00ed un modelo de santidad en el mun\u00addo de la econom\u00eda y de la pol\u00edtica. No se pue\u00adde evangelizar la sociedad sin trabajadores, economistas y empresarios cristianos, ni es po\u00adsible luchar por una construcci\u00f3n evang\u00e9lica de la sociedad humana si no hay pol\u00edticos que luchen contra la corrupci\u00f3n y que busquen proteger a los m\u00e1s d\u00e9biles de la sociedad. La espiritualidad pasa por los \u00e1mbitos munda\u00adnos, en los que tiene que hacerse presente la fuerza del evangelio. Dios llama a ser cocrea\u00addores y corredentores, es decir, a luchar con\u00adtra el mal y el pecado que cristaliza en estruc\u00adturas sociales injustas que condenan al ser humano a la marginaci\u00f3n, el subdesarrollo y condiciones de vida infrahumanas.
\nPodemos hablar de una ecolog\u00eda del peca\u00addo, seg\u00fan la cual, el pecado del mundo nos afecta y nos condiciona, y nuestros pecados personales contribuyen al mal social y a las es\u00adtructuras que oprimen a la persona humana. Somos v\u00edctimas y culpables al mismo tiempo, de ah\u00ed nuestra responsabilidad privada y p\u00fabli\u00adca. A partir de aqu\u00ed, hay que desarrollar apor\u00adtaciones propias en el orden de la creaci\u00f3n y de la redenci\u00f3n, La vocaci\u00f3n de cada cristiano es irreemplazable e insustituible en el pian de Dios. Nadie puede ocupar el lugar y las cir\u00adcunstancias del otro., que descubre a su pr\u00f3ji\u00admo y que se siente concernido por cuanto oprime al hombre.
\n
\n\u00abNada inhumano nos es indiferente\u00bb, por\u00adque es Dios mismo quien nos llama a recono\u00adcerlo en el rostro del otro y quien interpela nuestra inteligencia y libertad para ponerla al servicio de su plan de salvaci\u00f3n. Si el mundo est\u00e1 mal y hay mucho sufrimiento evitable, no es Dios el culpable. sino la humanidad, y, en\u00adtre ella, los cristianos y la misma Iglesia. Es el valor divino de lo humano, responder a Dios sirviendo a los dem\u00e1s.
\nAs\u00ed se resume el nucleo mismo de lo que significa la identidad cristiana en un mundo secularizado pero capaz de captar la salva\u00adci\u00f3n. Los no cristianos la ven s\u00f3lo como eman\u00adcipaci\u00f3n y liberaci\u00f3n humana, porque no son capaces de descubrir al Dios que act\u00faa con y desde el hombre en favor de los dem\u00e1s. Para el cristiano, es Dios mismo quien act\u00faa por me\u00addio de sus profetas y testigos.
\nPor eso, Teresa de Calcuta no fue s\u00f3lo una mujer buena y entregada a los dem\u00e1s, sino un testigo de Dios en el mundo de hoy, a pesar de\u00a0<\/strong>sus limitaciones humanas, de su falta de cultura pol\u00edtica y econ\u00f3mica, e incluso de sus posibles contradicciones como figura p\u00fablica. Fue testi\u00adgo de Dios, porque \u00e9l fue la fuente y el origen de su misericordia para con los m\u00e1s pobres.
\n
\nEl pecado no es tanto una acci\u00f3n puntual e individual -en la mayor\u00eda de los casos fruto de la debilidad y fragilidad humana, m\u00e1s que una decisi\u00f3n deliberada de rompimiento con Dios-, cuanto una acci\u00f3n relacional que repercute en los otros. \u00abLa gloria de Dios es que el hombre viva y crezca\u00bb (S.\u00a0Ireneo de Lyon).\u00a0<\/em>El pecado es lo que impide crecer y vivir a uno mismo y a los dem\u00e1s, todo aquello que se convierte en un obst\u00e1culo para el plan de Dios que siempre es la vida humana.
\nCada cual tiene que interrogarse por lo que impide el crecimiento y la vida propia y ajena. Dios no quiere sacrificios humanos a mayor gloria de Dios, sino que el Dios cristiano viene a darse a los hombres, para que \u00e9stos tengan vi\u00adda. Por eso es la misericordia y no el sacrificio el nucleo de la identidad cristiana. El sacerdo\u00adcio de Jes\u00fas es el de una vida toda ella consa\u00adgrada al amor y la misericordia. Supo generar vida a mayor gloria de Dios y encontrar a Dios en medio de las acciones humanas. En esto consiste la gloria humana, en encontrar a Dios en la historia y en la vida\u00a0(S.\u00a0<\/em>Ireneo\u00a0<\/em>de\u00a0<\/em>Lyon).<\/em>
\nEste es el centro mismo de la existencia sa\u00adcerdotal cristiana, que es la laical, y a la que tiene que servir el ministerio sacerdotal. Hay que encontrar a Dios en la vida, percibir la trascendencia en la propia historia, asumir los conflictos y los avatares relacion\u00e1ndolos con Dios. As\u00ed surge un Dios trascendente y encar\u00adnado, tan humano en Jes\u00fas como s\u00f3lo pod\u00eda ser Dios, tan divino c\u00f3mo para generar espe\u00adranza y ganas de vivir.
\n
\nPara ello no hay que apartarse del mundo, al contrario, hay que volver siempre a \u00e9l y con\u00advertirse en representante de Dios ante los hombres (desde la oraci\u00f3n, la experiencia de fe, la participaci\u00f3n en los sacramentos y la con\u00adfirmaci\u00f3n de la comunidad). Tambi\u00e9n, en inter\u00adpelante ante Dios, en nombre de la humani\u00addad, presentando a Dios las angustias, temo\u00adres y expectativas de todos los hombres.
\nAs\u00ed surge una oraci\u00f3n que brota de la vida y que lleva a ella, una experiencia de fe que se expresa en los sacramentos y que sacramen\u00adtaliza toda la vida, y una forma de ser personas desde la hondura de lo humano que es lo que nos muestra la identidad cristiana[2]<\/a>. Esta es la vocaci\u00f3n laical por excelencia. Permite ser con\u00adtemplativo en la acci\u00f3n y comprometido en la oraci\u00f3n, sacralizar todo lo profano, relacion\u00e1n\u00addolo con Dios (al que incluso se encuentra en\u00adtre los pucheros, como afirmaba Teresa de Je\u00ads\u00fas), y mundanizar el Esp\u00edritu (haci\u00e9ndolo pre\u00adsente en las realidades de la vida). Dios nos llama a vivir con hondura las realidades huma\u00adnas y a encontrarle en el centro mismo de la existencia de cada persona (S.\u00a0Agust\u00edn).<\/em>
\n
\nEstos tres cambios fundamentales: una nue\u00adva idea de la misi\u00f3n de la Iglesia, una vuelta a la proclamaci\u00f3n y construcci\u00f3n del reinado de Dios en la sociedad humana, y una manera distinta de concebir la espiritualidad han con\u00advergido en la teolog\u00eda del laicado. La teolog\u00eda de los laicos irrumpe hoy en la eclesiolog\u00eda e impregna todos los \u00e1mbitos de la misi\u00f3n de la iglesia. El paso a los laicos no obedece a una moda coyuntural, sino a un replanteamiento teol\u00f3gico, eclesiol\u00f3gico y misional.
\n\u00a0<\/strong><\/p>\n\n
\n
\nA partir del concilio Vaticano II ha cambiado radicalmente esta teolog\u00eda. El sacramento de consagraci\u00f3n a Dios no es el del Orden, sino el Bautismo y la Confirmaci\u00f3n (que inicialmente eran un \u00fanico sacramento que generalmente se administraba a los adultos). Los consagrados en la Iglesia de Jes\u00fas son los bautizados \u00ab<cris\u00adtianos\u00bb, es decir, otros Cristos, otros ungidos por el Esp\u00edritu), mientras que los no consagra\u00addos son los que todav\u00eda no han recibido el men\u00adsaje cristiano. La Iglesia antes que una institu\u00adci\u00f3n es una comunidad de disc\u00edpulos y el bau\u00adtizado es el vicario de Cristo (el representante de Cristo en el mundo), enviado por \u00e9l y fortale\u00adcido con la fuerza de su Esp\u00edritu (confirmado).
\nA partir de ah\u00ed, el laico es el cristiano sin m\u00e1s, el que no necesita m\u00e1s descripciones, predi\u00adcados ni especificidades. Hay que definir lo que es un presb\u00edtero, di\u00e1cono u obispo (es de\u00adcir, c\u00f3mo impregna el sacramento del Orden a la vida bautismal y qu\u00e9 exigencias le plantea), y hay que fundamentar la vida religiosa como otra forma de seguimiento de Jes\u00fas (y no co\u00admo el \u00fanico camino a la santidad y la perfec\u00adci\u00f3n), pero el laico es el bautizado, el otro Cris\u00adto que no necesita ulteriores definiciones[3]<\/a>.
\n2.1. Consagrados a Dios por el bautismo<\/strong>
\nA partir de aqu\u00ed, el laico se convierte en el\u00a0prototipo del\u00a0<\/em>cristiano (cap\u00edtulo II de la\u00a0Lumen Getium) y\u00a0<\/em>la mundanidad o secularidad es su rasgo m\u00e1s espec\u00edfico (cap\u00edtulo IV), aunque no sea su dimensi\u00f3n exclusiva. En cuanto exper\u00adto en mundanidad y en cuanto miembro activo de la Iglesia, tiene el derecho y el deber de ma\u00adnifestar su opini\u00f3n sobre todos los asuntos de la Iglesia (LG 37), incluido el derecho a la opi\u00adni\u00f3n p\u00fablica, de participar en su vida interna (LG 33) y de constituirse en la vanguardia de su acci\u00f3n misionera (LG 36), alcanzando as\u00ed su mayor\u00eda de edad en la Iglesia (LG 37).
\nEsto implica un cambio en profundidad de toda la Iglesia, otra manera de plantear las pa\u00adrroquias, los movimientos ap\u00f3stolicos y las co\u00admunidades, y una nueva forma de entender la relaci\u00f3n entre el clero y los seglares.
\nEs toda la iglesia la que es ap\u00f3stolica, no s\u00f3lo los cl\u00e9rigos. Por eso, la iglesia en cuanto comunidad universal y local tiene una plurali\u00addad de ministerios (clericales y laicales) y de carismas, sin que haya oficios que sean mo\u00adnopolio del cl\u00e9rigo.
\nEl laico puede ser el ministro del bautismo (canon 230 &3; 861 &2), el testigo oficial que presida el sacramento del matrimonio (canon 1112), cuyos ministros son los laicos contra\u00adyentes, y el que asuma funciones pastorales, incluido, en caso necesario, la direcci\u00f3n y ani\u00admaci\u00f3n de las parroquias y comunidades (ca\u00adnon 517 &2). El cura ya no es el ministro que tiene todas las funciones, ni tampoco una fi\u00adgura aislada al margen de la comunidad.
\nPasamos de una teolog\u00eda individualista y centrada en las potestades y autoridad del ministro, a otra comunitaria, participativa y mi\u00adsional. El ministro que preside una comuni\u00addad, generalmente tras recibir el sacramento del Orden, debe valorarse desde su funci\u00f3n de animador de \u00e9sta, desde su capacidad de revitalizarla y orientarla, y desde su capacidad misional que es constitutiva de su ministerio.
\nEn la iglesia antigua hab\u00eda una gran cantidad de ministerios, suscitados por el Esp\u00edritu, sin que se diera una concentraci\u00f3n en el clero y mucho menos un monopolio. Desde el Vatica\u00adno II, la \u00abMinisteria quaedam\u00bb (1972) de Pablo VI interpela a la creatividad eclesial en favor de una desclericalizaci\u00f3n de los ministerios, de una cogesti\u00f3n y participaci\u00f3n laical, incluida la formaci\u00f3n de un consejo de pastoral (canon 536) y un consejo econ\u00f3mico en las parroquias (canon 537), que descargue al clero de funcio\u00adnes que pueden ser asumidas por los laicos.
\nEl presupuesto de una Iglesia m\u00e1s laical y participativa depende de los mismos laicos, de su formaci\u00f3n y preparaci\u00f3n teol\u00f3gica, que es el requisito indispensable para una coges\u00adti\u00f3n en las parroquias y en los movimientos apost\u00f3licos, y de su disponibilidad y creativi\u00addad para asumir responsabilidades en lugar de delegarlas en el clero.
\n
\nEl problema de una iglesia laical es similar al de una Iglesia con participaci\u00f3n creciente de las mujeres. Hay que superar el clericalismo y el machismo reinante, tanto entre el clero como entre los mismos laicos. Se trata de un cambio de mentalidad, de un nuevo paradigma teol\u00f3gi\u00adco, que exige tiempo, renovaci\u00f3n generacional y, sobre todo, un cambio de actitudes y de mentalidades. De ah\u00ed, las inevitables resisten\u00adcias al cambio, el peso de la inercia y la deses\u00adperanza de los que captan la lentitud de los cambios y la resistencia de la misma Iglesia en su conjunto, especialmente en los \u00e1mbitos de mayor edad y responsabilidad jer\u00e1rquica, para esta transformaci\u00f3n del marco eclesiol\u00f3gico.
\nHoy vivimos una \u00e9poca de transici\u00f3n entre un modelo en declive de la Iglesia, el que se construy\u00f3 a partir de Trento y que culmin\u00f3 en el Vaticano I, y otro todav\u00eda balbuceante e in\u00admaduro que se inspira en la \u00e9poca neotesta\u00admentaria y patr\u00edstica, es decir, en los or\u00edgenes del cristianismo.
\n2.2. Un nuevo marco eclesial<\/strong>
\nPasamos as\u00ed\u00a0de una eclesiologi\u00e1\u00a0<\/em>basada\u00a0<\/em>en la\u00a0<\/em>desigualdad\u00a0<\/em>(la Iglesia como una sociedad
\nperfecta y desigual, en la que unos mandan y otros obedecen, unos ense\u00f1an y otros apren\u00adden) a\u00a0otra basada\u00a0<\/em>en\u00a0la fraternidad y la igual\u00addad,\u00a0<\/em>que permite la estructuraci\u00f3n de una mul\u00adtiplicidad de carismas y ministerios. Cada uno sirve a la iglesia en cuanto miembro de ella.
\nTodos somos iguales desde el carisma y el ministerio recibido (que es un don y un impe\u00adrativo, una gracia y una tarea), siempre en un contexto comunitario. La Iglesia es la \u00abfamilia de Dios\u00bb, y, en ella, el lugar del padre queda vac\u00edo para Dios y su Cristo.
\nToda paternidad y maternidad en la iglesia se realiza desde la com\u00fan dignidad cristiana, en la que todos somos iguales y el papa no es m\u00e1s cristiano que el \u00faltimo de los laicos. Esa pater\u00adnidad y maternidad espiritual implica, sin em\u00adbargo, la diversidad de tareas y ministerios, siempre en funci\u00f3n del don recibido, de la elec\u00adci\u00f3n comunitaria y de la consagraci\u00f3n o institu\u00adci\u00f3n en el correspondiente ministerio. Todo don de Dios es tambi\u00e9n una responsabilidad y una tarea que hay que asumir en la comunidad.
\nEs toda la comunidad la que discierne y eval\u00faa (1 Tes 5,19-22) y no s\u00f3lo una parte de ella (la jerarqu\u00eda). La Iglesia se constituye as\u00ed en sacramento del Reino de Dios, es decir, \u00aben germen y principio de este Reino\u00bb (LG 5). Pa\u00adra ello, la Iglesia tiene que ser un lugar de encuentro entre Dios y el hombre, que es lo que constituye a los sacramentos, desde una fra\u00adternidad en la que el ministerio es servicio y no dominio, los destinatarios preferentes los miem\u00adbros m\u00e1s d\u00e9biles, y los consagrados el con\u00adjunto de los cristianos.
\nLa ausencia de dominio es la otra cara de la fraternidad eclesial, en la que cada carisma es un servicio y no simplemente una potestad, una tarea y no s\u00f3lo una dignidad. As\u00ed la Iglesia\u00a0<\/strong>se constituye en signo de comuni\u00f3n para una humanidad plural, conflictiva y frecuentemen\u00adte enfrentada. La unidad no equivale a la ho\u00admogeneidad ni a la uniformidad, sino a la co\u00admuni\u00f3n desde el respeto a la diferencia, la plu\u00adralidad de identidades cristianas inculturadas y la com\u00fan pertenencia a la Iglesia universal, que es una comunidad de comunidades.
\n
\nSi la\u00a0obediencia\u00a0<\/em>era la virtud cardinal de la vieja eclesiolog\u00eda, el\u00a0discernimiento\u00a0<\/em>(individual y comunitario) es la base de la nueva eclesio\u00adlog\u00eda. De ah\u00ed, el respeto a la propia conciencia, la necesaria cooperaci\u00f3n con la jerarqu\u00eda (LG 33), que pasa tambi\u00e9n por la interpelaci\u00f3n, la representaci\u00f3n y en caso dado la cr\u00edtica res\u00adpetuosa y bien fundada, y la aceptaci\u00f3n de que son los laicos los que mejor pueden juzgar los asuntos temporales (LG 37), precisamente por\u00adque viven inmersos en el mundo y no aparta\u00addos de \u00e9l.
\nLa contradicci\u00f3n surge cuando se quiere in\u00adtegrar esta orientaci\u00f3n en la vieja eclesiolog\u00eda, en la que el clero se convert\u00eda en la instancia definitoria de lo que hab\u00eda que hacer en el mundo, a pesar de vivir segregado de los \u00e1m\u00adbitos seculares, relegando a los laicos a apli\u00adcar sus principios y orientaciones[4]<\/a>.
\nEl precio de este dualismo era el irrealismo y la falta de operatividad de muchas orienta\u00adciones eclesi\u00e1sticas (en el \u00e1mbito de la familia, de la sexualidad, de la pol\u00edtica, del dinero); el de la culpabilizaci\u00f3n de los laicos (incapaces de llevar a cabo estas orientaciones desen\u00adcarnadas y poco atentas a los contextos y si\u00adtuaciones hist\u00f3ricas); y el de la permanente minor\u00eda de edad del laicado. Esta postura tra\u00addicional es la que hace comprensible el \u00abcreo en Dios, pero no en la Iglesia\u00bb, identificando a \u00e9sta misma con el clero, que es una parte de ella pero nunca puede identificarse ni sustituir a la comunidad de los creyentes.
\nDe esta forma el laico dejaba de ser el con\u00adcepto matriz de la eclesiolog\u00eda, consagrado y miembro del pueblo de Dios, para adquirir una connotaci\u00f3n sociol\u00f3gica, la de inculto, falto de formaci\u00f3n teol\u00f3gica y miembro de la plebe que necesita ser orientado por la c\u00faspide je\u00adr\u00e1rquica. Es lo contrario a la eclesiolog\u00eda de comuni\u00f3n de los primeros siglos, establecida de forma ejemplar por San Cipriano de Carta\u00adgo, que defend\u00eda que hab\u00eda que consultar a toda la comunidad en los asuntos que concer\u00adnieran a los laicos y al conjunto de la Iglesia.
\nY es que el mismo concepto de\u00a0Iglesia<\/em>\u00a0sig\u00adnifica pueblo en asamblea, congregaci\u00f3n, reu\u00adni\u00f3n de los creyentes convocados por Dios y enviados al mundo. S\u00f3lo desde ah\u00ed, es posible un laicado mayor de edad y una jerarqu\u00eda en\u00adraizada y apoyada por la comunidad a la que representa y sirve desde el ministerio de di\u00adrecci\u00f3n pastoral.
\nPor eso, la Iglesia es cat\u00f3lica, es decir plena y universal, cuando es capaz de asumir las di\u00adferencias y canalizar los inevitables conflictos que genera una sociedad pluralista desde el discernimiento y la comuni\u00f3n. Ya no es sim\u00adpierriente la obediencia y la sumisi\u00f3n a la je\u00adrarqu\u00eda lo que caracteriza a los laicos, sino la capacidad de discernimiento personal y de evaluaci\u00f3n comunitaria, desde los criterios del amor y de la atenci\u00f3n a los miembros m\u00e1s d\u00e9\u00adbiles de la comunidad.
\nUn laicado creativo, mayor de edad y cons\u00adciente de su responsabilidad eclesial es la al\u00adternativa eclesiol\u00f3gica para el siglo XXI. Los mismos ministros, clericales o laicos, deben ser elegidos teniendo en cuenta esa capacidad para el di\u00e1logo, su atenci\u00f3n preferente por los miembros m\u00e1s d\u00e9biles y su testimonio ante el mundo de la increencia y de la indiferencia re\u00adligiosa. Dif\u00edcilmente puede ser la Iglesia signo del reinado de Dios en el mundo si no puede mostrar que hay formas de vivir la pluralidad que no son incompatibles con la unidad en\u00adtendida como comuni\u00f3n.
\n
\nLa\u00a0eclesiolog\u00eda de\u00a0comuni\u00f3n\u00a0<\/em>es por ello el marco de una renovada teolog\u00eda del laicado, ambas se relacionan y dependen la una de la otra. Al cambiar al laicado transformamos a la misma Iglesia y al modificar el modelo ecle\u00adsiol\u00f3gico replanteamos la teolog\u00eda del laicado. En buena parte aqu\u00ed se juega el futuro del cristianismo en el siglo XXI.
\nEl laicado es el gigante dormido de la Igle\u00adsia cat\u00f3lica, su mayor esperanza evangeliza\u00addora y renovadora, la vanguardia del cristia\u00adnismo en el tercer milenio. Esta renovaci\u00f3n de los laicos es tambi\u00e9n la que permitir\u00eda replan\u00adtear el ministerio sacerdotal y los diversos gra\u00addos del sacramento del orden.
\nNo se trata de proponer una iglesia laical a la meramente clerical, sino de recuperar la co\u00adrresponsabilidad de laicos y cl\u00e9rigos en el con\u00adtexto del pueblo de Dios, reequilibrando la ecle\u00adsiolog\u00eda que se ha desarrollado en el segundo milenio. Por eso, el futuro pasa por los laicos, que constituyen el gran reto y la gran esperan\u00adza cristiana del futuro para el tercer milenio.<\/p>\nJuan A. Estrada<\/h4>\n
\n[1]<\/a>\u00a0Cf.\u00a0J.A. ESTRADA,\u00a0La espiritualidad de los laicos,\u00a0<\/em>Ed. San Pablo, Madrid 1992, 75-151.
\n
\n[2]<\/a>\u00a0He intentado desarrollar este modelo de oraci\u00f3n en\u00a0J.A. ESTRADA,\u00a0Oraci\u00f3n: liberaci\u00f3n y compromiso de fe,\u00a0<\/em>Ed. Sal Terrae, Santander 1986, 253-299.
\n
\n[3]<\/a>\u00a0Cf.\u00a0J.A. ESTRADA,\u00a0La identidad de los laicos,\u00a0<\/em>Ed. San Pablo, Madrid 1990, 153-166.
\n[4]<\/a>\u00a0Cf.\u00a0R. PARENT,\u00a0Una Iglesia de bautizados,\u00a0<\/em>Ed. Sal Te\u00adrrae, Santander 1987, 43-68.[\/vc_column_text][\/vc_column][\/vc_row]<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"