{"id":12765,"date":"1997-03-01T07:21:59","date_gmt":"1997-03-01T05:21:59","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=12765"},"modified":"1997-03-01T07:21:59","modified_gmt":"1997-03-01T05:21:59","slug":"experiencia-de-pascua-para-restituir-vida-y-esperanza-a-los-jovenes","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/experiencia-de-pascua-para-restituir-vida-y-esperanza-a-los-jovenes\/","title":{"rendered":"\u00abExperiencia de pascua\u00bb para restituir vida y esperanza a los j\u00f3venes"},"content":{"rendered":"

[vc_row][vc_column][vc_column_text]o comenz\u00f3 con un encuentro\u00bb, as\u00ed ini\u00adcia Schillebeeckx su Cristo y los cristianos. Y prosigue: \u00abAquel encuentro sorprendente e im previsto con el hombre Jes\u00fas se convirti\u00f3 en el punto de partida de la concepci\u00f3n neotesta\u00admentaria de la salvaci\u00f3n. Esto quiere decir que la \u00abgracia\u00bb debe expresarse en t\u00e9rminos de en\u00adcuentro y experiencia…\u00bb‘
\nRaz\u00f3n ten\u00edan -y sigue estando de su parte\u00adRoger Schultz\u00a0<\/em>y el grupo que inici\u00f3 con \u00e9l la ex\u00adperiencia de Taiz\u00e9. La misma raz\u00f3n que asist\u00eda a cuantos realizaron la bella traducci\u00f3n de los
\nJos\u00e9 Luis Moral es director de \u00abMisi\u00f3n Joven\u00bb y
\nprofesor del Instituto Superior de Teolog\u00eda \u00abDon\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0‘\u00a0E. SCHILLEBEECKX,\u00a0Cristo y los cristianos. Gracia y li\u00ad
\nBosco\u00bb.\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0beraci\u00f3n, Cristiandad, Madrid 1982, 13.
\npastoral con\u00a0j\u00f3venes no puede\u00a0entenderse\u00a0sin\u00a0procesos educativos\u00a0experienciales.\u00a0Las \u00abPascuas\u00a0con\u00a0j\u00f3venes\u00bb, que tienen\u00a0a\u00a0la utop\u00eda\u00a0por\u00a0horizonte y al profetismo como m\u00e9\u00adtodo, permiten\u00a0articular\u00a0<\/em>itinerarios en torno a una experiencia b\u00e1sica para, superando las
\ntrampas del\u00a0dualismo\u00a0religioso,\u00a0reconocer el genuino rostro de Dios y restituir vida y es\u00adperanza a\u00a0los\u00a0j\u00f3venes. –
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\nMisi\u00f3n J<\/u><\/strong>oven 242 (1997), 16-24.<\/strong>
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\nJOS\u00c9 LUIS MORAL\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a017
\nencuentros de Taiz\u00e9 en las \u00abPascuas con j\u00f3ve\u00adnes\u00bb. Unos y otros eran conscientes de que la \u00abmemoria del cristianismo\u00bb ten\u00eda que hacerse experiencia concreta de encuentro entre los j\u00f3\u00advenes y Jes\u00fas. No se trataba, por entonces, de una experiencia m\u00e1s. Aquellos\u00a0encuentros si\u00ad<\/em>tuaban la vida de los j\u00f3venes en el\u00a0horizonte\u00a0<\/em>de la utop\u00eda y desarrollaban la profec\u00eda como m\u00e9todo para ir construyendo \u00ablos cielos y la tierra nuevos\u00bb.
\nLas l\u00edneas que siguen, a la par que recogen los grandes rasgos de esa \u00abexperiencia de pas\u00adcua\u00bb, tratan de mostrar su importancia de cara a los procesos educativos en la praxis cristia\u00adna con j\u00f3venes.
\nLos caminos de la experiencia y la encrucijada de la experiencia religiosa<\/strong>
\nMemos usar este\u00a0dichoso\u00a0<\/em>t\u00e9rmino de la \u00abexperiencia\u00bb con toda clase de significaciones. As\u00ed que, para evitar confusiones in\u00fatiles, en pri\u00admer lugar, hemos de tener presente que la de\u00adfinici\u00f3n b\u00e1sica de experiencia remite a una for\u00adma de\u00a0conocimiento\u00a0<\/em>surgida del contacto di\u00adrecto entre las personas con la\u00a0realidad.\u00a0<\/strong>Esta es la noci\u00f3n que podemos encontrar en cualquier diccionario de filosof\u00eda. Sirva el ejemplo de Fe\u00adrrater Mora, quien identifica lo com\u00fan de los va\u00adrios sentidos del t\u00e9rmino en el \u00abhecho de que se trata de una aprehensi\u00f3n inmediata por un sujeto de algo que se supone dado’2<\/sup>.
\nEn segundo lugar, adem\u00e1s de ser un conoci\u00admiento por contacto directo, tambi\u00e9n la expe\u00adriencia es siempre una interpretaci\u00f3n. Conocer es interpretar: no existe\u00a0la\u00a0\u00abexperiencia virgen\u00bb o la \u00abinducci\u00f3n pura\u00bb; desde la misma percep\u00adci\u00f3n m\u00e1s directamente vinculada a las sensa\u00adciones, todo conocimiento supone una organi\u00adzaci\u00f3n interpretativa.
\nTenemos delante, en fin, un t\u00e9rmino com\u00adplejo y sometido a permanentes discusiones. No pod\u00eda ser menos, pues los mecanismos de
\nla experiencia atraviesan toda la existencia hu\u00admana y a trav\u00e9s de ellos cada persona hace suya o interioriza la realidad, es decir, toma posici\u00f3n ante el mundo y los otros. Insepara\u00adblemente se ven implicados dinamismos cog\u00adnoscitivos y emotivos, personales y sociales, reflexivos y operativos, etc.
\nSi los senderos de la experiencia en general no son f\u00e1ciles de descifrar, la experiencia reli\u00adgiosa representa un cruce de caminos todav\u00eda m\u00e1s complejo. No en vano son los psic\u00f3logos quienes m\u00e1s se han ocupado de las \u00abteor\u00edas de la experiencia religiosa\u00bb, y no la antropolo\u00adg\u00eda o la fenomenolog\u00eda de la religi\u00f3n. De ah\u00ed tambien que se la ubicara unilateralmente en el mundo de los sentimientos y de lo afectivo en general, por lo que no pocos terminaron con\u00addenando la experiencia religiosa a las cavernas de lo irracional. Se trata, por tanto, de una ex\u00adperiencia compleja, como la de cualquier otra encrucijada, que designa la apropiaci\u00f3n de un\u00a0conocimiento\u00a0<\/em>referido, en cuanto que religio\u00adsa, a algo\/alguien trascendente.
\nEn ese cruce de conocimiento y trascenden\u00adcia, hay quienes tienden a acentuar desmesura\u00addamente la experiencia bruta frente a la inter\u00adpretaci\u00f3n, relegando esta \u00faltima a la penumbra y provocando el deslumbre emotivo-afectivo de la primera. Tampoco faltan aqu\u00e9llos que, por su\u00adbrayar el aspecto interpretativo, reducen la ex\u00adperiencia religiosa a puro reflejo de una situa\u00adci\u00f3n hist\u00f3rico-cultural o a simples esquemas ideol\u00f3gico-interpretativos. S\u00f3lo una correlaci\u00f3n circular hace justicia a ambos polos: \u00abdescubri\u00admiento-contacto\u00bb o\u00a0encuentro\u00a0<\/em>con el misterio (en el sentido que Marcel lo utiliza, contrapues\u00adto a problema) de la trascendencia e \u00abinterpre\u00adtaci\u00f3n-formulaci\u00f3n\u00bb del mismo para reconocer el verdadero\u00a0objeto\u00a0<\/em>de la relaci\u00f3n experiencia\u00a1.
\n2\u00a0<\/sup>J. FERRATER MORA,\u00a0Experiencia,\u00a0<\/em>en:\u00a0Diccionario\u00a0<\/em>de\u00a0Filosof\u00eda (4\u00a0<\/em>vol.), Alianza Editorial, Madrid 1979, Vol. II,\u00a0p. 1.095.<\/em>
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\nmvu.mv<\/a>.ioVm vivr~ o LVWWVL!\\f~LVJJVVLIVLJ
\nA partir de aqu\u00ed, y sin entrar en otros por\u00admenores que har\u00edan interminable el an\u00e1lisis, alcanzamos a describir que el n\u00facleo central para caracterizar a una experiencia como reli\u00adgiosa -ahora ya refiri\u00e9ndonos espec\u00edficamente a la cristiana- se encuentra en \u00abla percepci\u00f3n, refleja e interiorizada, de estar sostenidos por un fundamento que da sentido y orientaci\u00f3n a la propia existencia, por una \u00abraz\u00f3n\u00bb (con fre\u00adcuencia misteriosa e indecible) que nos cons\u00adtituye como seres vivientes, precisamente cuando descubrimos la limitaci\u00f3n de nuestra vida \u00ab3. Hablamos de un fundamento, pues, que da sentido a la vida y consistencia a la es\u00adperanza, pero que, estando \u00abm\u00e1s all\u00e1\u00bb de la existencia, ha de expresarse dentro del con\u00adtexto cultural en donde ella se desarrolla: nun\u00adca puede reducirse a una de las tantas expe\u00adriencias que llenan la vida de la persona y, sin embargo, est\u00e1 obligada a proyectar sentido so\u00adbre todas.
\nLa experiencia religiosa, en la direcci\u00f3n apun\u00adtada, est\u00e1 lejos de ser una vivencia exclusiva\u00admente intimista o sentimental. Ha de afirmarse, a este respecto, que no existe una \u00abnecesidad religiosa\u00bb paragonable a lo que psicol\u00f3gica\u00admente llamamos \u00abnecesidad de afecto\u00bb o \u00abde\u00adseo sexual\u00bb, por citar dos ejemplos. Bien es verdad que las motivaciones por las que se\u00a0ri\u00adge el comportamiento religioso no dejan nunca de ser ambiguas y problem\u00e1ticas, cuando no infundadas o pervertidas, y de ah\u00ed la importan\u00adcia de contar con an\u00e1lisis de todo tipo que per\u00admitan su purificaci\u00f3n, particularmente aquellos que la psicolog\u00eda nos aporta cuando descubre dichas motivaciones unidas a otros deseos, mie\u00addos o frustraciones. Adem\u00e1s, vivimos tiempos de incertidumbre, dif\u00edciles para distinguir si la proliferaci\u00f3n de experiencias, que se autocalifi\u00adcan como religiosas, son algo m\u00e1s que una sim\u00adple reacci\u00f3n al estado de crisis difusa que acom\u00adpa\u00f1a a nuestra civilizaci\u00f3n.
\nS\u00f3lo algunas experiencias pueden ser con\u00adsideradas como religiosas y, en t\u00e9rminos gene\u00adrales, el punto de demarcaci\u00f3n viene indicado
\nen su relaci\u00f3n con la\u00a0trascendencia.\u00a0<\/em>La feno\u00admenolog\u00eda concreta de la experiencia religiosa est\u00e1 ligada a ese reflexionar del hombre sobre la propia existencia, hasta toparse con la pre\u00adcariedad y contingencia de la misma, en don\u00adde surge el grito susceptible de transformarse en palabra que descubre y nombra el \u00abmisterio del m\u00e1s all\u00e1\u00bb de la naturaleza humana.
\nEl genuino \u00abrostro de\u00a0<\/strong>Dios\u00bb y\u00a0<\/strong>las trampas del dualismo religioso<\/strong>
\nJr<\/sup>oda experiencia humana presupone aquello que se experimenta y un cuadro inter\u00adpretativo, que condiciona y a la vez es condi\u00adcionado por lo que se experimenta. Cuando nos referimos al \u00abaprendizaje por experiencia\u00bb cual proceso b\u00e1sico de todo aprender, supo\u00adnemos que una nueva y concreta experiencia se une a otras anteriores ya realizadas y al sa\u00adber que comportaron. A este hecho fundamen\u00adtal hay que a\u00f1adir otro dato: siempre experi\u00admentamos dentro de un determinado cuadro de interpretaciones, que termina configurando una \u00abtradici\u00f3n de experiencias\u00bb a cuya sombra se construye el \u00abimaginario social\u00bb o el conjun\u00adto de representaciones e interpretaciones co\u00adlectivas dependientes de la religi\u00f3n’.
\n3\u00a0<\/sup>R. TONELLI,\u00a0Quale esperienza religiosa?, en:\u00a0ISTITUTO DI TEOLOGIA PASTORALE-UNIVERSIT\u00c1 PONTIFICIA SALESIANA,\u00a0L’Esperienza religiosa dei giovani (l. L’ipotesi), LDC, Leumann (Torino) 1995, 184.
\n4\u00a0<\/sup>Cf.\u00a0J.L. PINTOS,\u00a0Los Imaginarios Sociales. La nueva construcci\u00f3n\u00a0de\u00a0<\/em>la realidad social, Cuadernos \u00abFyS\u00bb (30), Ed. Fe y Secularidad\/Sal Terrae, Madrid 1995. El autor define los imaginarios sociales como \u00abrepresentaciones colectivas que rigen los sistemas de identificaci\u00f3n y de integraci\u00f3n social y que hacen visible la invisibilidad so\u00adcial\u00bb (p. 8). Puesto que ocupan el espacio donde se cre\u00adan im\u00e1genes con sentido o lugares de lectura y codifica\u00adci\u00f3n\/decodificaci\u00f3n de los mensajes sociales, m\u00e1s que representaciones son esquemas\u00a0de\u00a0<\/em>representaci\u00f3n: \u00abes\u00adtructuran en cada instante la experiencia social y engen\u00addran tanto comportamientos como im\u00e1genes \u00abreales\u00bb […], y act\u00faan m\u00e1s bien en el campo de la plausibilidad o comprensi\u00f3n de la fuerza de esas legitimaciones\u00bb (p. 20).
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\nJOS\u00c9\u00a0LUIS MORAL\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a019
\nPor otro lado, las experiencias de car\u00e1cter espec\u00edficamente religioso son primaria y b\u00e1si\u00adcamente experiencias antropol\u00f3gicas y tienen una estructura semejante al resto de las expe\u00adriencias humanas. Y m\u00e1s, si consideramos el \u00abprincipio encarnaci\u00f3n}}: las experiencias cris\u00adtianas se hacen en y con las experiencias hu\u00admanas que realizamos con nuestros semejan\u00adtes en la historia y dentro del ambiente natural que nos rodea, pero siempre a la luz del con\u00adtenido de la fe propuesto por la tradici\u00f3n ex\u00adperiencial cristianas.
\nAhora bien, realidad y experiencia son siempre \u00abconstrucciones sociales\u00bb\u00a0(Berger-Luckmann).\u00a0<\/em>Una vez que el paradigma explicativo de la rea\u00adlidad -esto es, la manera de sentir y ver el mun\u00addo- cambia profundamente, es muy dif\u00edcil reali\u00adzar una experiencia religiosa si el Imaginario de la religi\u00f3n\u00bb persiste en mantener im\u00e1genes y conceptos que resultan\u00a0incre\u00edbles\u00a0<\/em>e, incluso, inadmisibles para el hombre moderno.
\nEl imaginario com\u00fan cristiano, en concreto, sigue presentando la\u00a0religi\u00f3n\u00a0<\/em>como \u00abalgo lle\u00adgado de afuera\u00bb, algo celestial o ca\u00eddo del cie\u00adlo que se superpone a la raz\u00f3n en cuanto rea\u00adlidad\u00a0revelada y\u00a0<\/em>a la vida en cuanto realidad\u00a0sa\u00adgrada. Y,\u00a0<\/em>\u00a1claro!, a estas alturas no estamos ya para meternos a experimentar dentro de tales tingladoss.
\nNo escapa al hombre de hoy que la religi\u00f3n es una cosa bien terrena: nace de las necesida\u00addes y angustias, de las b\u00fasquedas y esperan\u00adzas, de las ilusiones m\u00e1s profundas del ser hu\u00admano. La religi\u00f3n siempre es una elaboraci\u00f3n humana; por lo que, para proponer o analizar las experiencias religiosas, hay que revisar pri\u00admero el \u00abestilo de concebir y vivir la religi\u00f3n\u00bb.
\nEl hombre y, sobre todo, los j\u00f3venes de nues\u00adtros d\u00edas no pueden entender que los\u00a0pincha\u00ad<\/em>zos del sentido sean profanos y requieran par\u00adches sagrados. La religi\u00f3n resulta sospechosa si se estructura en torno a dos esferas de inte\u00adreses: la sagrada de Dios y la profana del hom\u00adbre. Una vez que la autonom\u00eda y la libertad
\nconstituyen elementos esenciales de la defini\u00adci\u00f3n del ser humano, aparece una disyuntiva espont\u00e1nea: o los intereses de Dios confluyen con los del hombre o, de lo contrario, ese Dios aparecer\u00e1 como una amenaza o un enemigo de la vida humana. Al igual que ocurri\u00f3 con Galileo -quien,\u00a0aunque hubiera querido, no ha\u00adbr\u00eda podido pensar\u00a0<\/em>en un sol girando en torno a la tierra-, hoy no podemos entender, sin m\u00e1s, que Dios castigue, pida negarnos a nosotros mismos o renunciar a muchas cosas en su fa\u00advor, se \u00abhaga de rogar\u00bb para enviarnos la lluvia o nos pruebe con sufrimientos hasta conside\u00adrarnos dignos de su salvaci\u00f3n.
\nCreer hoy o realizar experiencias cristianas de fe y no s\u00f3lo experiencias religiosas en ge\u00adneral, comporta el esfuerzo por hacer que la tradici\u00f3n cristiana est\u00e9 vital y comprensible\u00admente presente en la situaci\u00f3n cultural actual, situaci\u00f3n que determina el uso de categor\u00edas experienciales y conceptuales propias; puesto que asimilamos el mensaje liberador del evan\u00adgelio en el contexto espec\u00edfico de una cultura.
\nMuchos conceptos teol\u00f3gicos crist\u00a1anos, aun\u00adque en el fondo se correspondan con lo que\u00a0quieren\u00a0<\/em>decir, no pocas veces el modo de decir\u00adlo resulta peligroso, cuando no falso.
\nEst\u00e1 m\u00e1s all\u00e1 del objetivo del art\u00edculo desa\u00adrrollar pormenorizadamente esta tem\u00e1tica. La cerramos apuntado el rasgo fundamental y m\u00e1s genuino del Dios de Jes\u00fas de Nazaret, que nos permite a un tiempo superar la trampa del dualismo sagrado-profano y la socorrida defi\u00adnici\u00f3n fenomenol\u00f3gica que mezcla, sin\u00a0jerar\u00adquizar, tremendum y fascinans\u00a0<\/em>en la relaci\u00f3n del hombre con la divinidad.
\n5\u00a0<\/sup>Cf. E.\u00a0SCHILLEBEECKK,\u00a0Umanit\u00e1, la storia di Dio, Que\u00ad<\/em>riniana, Brescia 1992, pp. 15-69.
\ns Cf. A.\u00a0TORRES QUEIRUGA,\u00a0Recuperar la creaci\u00f3n. Por una religi\u00f3n humanizadora,\u00a0<\/em>Sal Terrae, Santander 1997, 33ss. Debemos destacar el logrado esfuerzo del autor por mostrar c\u00f3mo \u00abtodo en la vida es divino cuando es verdaderamente humano\u00bb (p. 76).
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