{"id":3520,"date":"2008-07-01T20:32:58","date_gmt":"2008-07-01T18:32:58","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=3520"},"modified":"2008-07-01T20:32:58","modified_gmt":"2008-07-01T18:32:58","slug":"resonancia-schumann","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/resonancia-schumann\/","title":{"rendered":"Resonancia Schumann"},"content":{"rendered":"
No s\u00f3lo las personas mayores, tambi\u00e9n j\u00f3venes hacen la experiencia de que todo se est\u00e1 acelerando excesivamente. Ayer fue carnaval, dentro de poco ser\u00e1 Pascua, un poco m\u00e1s y Navidad. \u00bfEste sentimiento es ilusorio o tiene una base real? La \u201cresonancia Schumann\u00bb trata de explicarlo.<\/p>\n<\/div>\n
El f\u00edsico alem\u00e1n W. O. Schumann constat\u00f3 en 1952 que la Tierra esta rodeada de un campo electromagn\u00e9tico poderoso que se forma entre el suelo y la parte inferior de la ionosfera situada a unos 100 km por encima de nosotros. Ese campo posee una resonancia (de ah\u00ed el nombre de resonancia Schumann) m\u00e1s o menos constante del orden de 7,83 pulsaciones por segundo. Funciona como si fuera un marcapasos, responsable del equilibrio de la biosfera, condici\u00f3n com\u00fan de todas las formas de vida. Tambi\u00e9n se ha comprobado que todos los vertebrados y nuestro cerebro est\u00e1n dotados de esa misma frecuencia de 7,83 hercios. Emp\u00edricamente se ha constatado que no podemos ser saludables fuera de esta frecuencia biol\u00f3gica natural. Siempre que los astronautas, en raz\u00f3n de los viajes espaciales, quedaban fuera de la resonancia Schumann, se enfermaban. Pero sometidos a la acci\u00f3n de un \u00absimulador Schumann\u00bb recuperaban el equilibrio y la salud.<\/span>
\nPor miles de a\u00f1os el palpitar del coraz\u00f3n de la Tierra ha tenido esta frecuencia de pulsaciones y la vida se ha desarrollado en un relativo equilibrio ecol\u00f3gico. Sucede, sin embargo, que a partir de los a\u00f1os 80, y de forma m\u00e1s acentuada a partir de los a\u00f1os 90, la frecuencia se elev\u00f3 de 7,83 a 11 y a 13 herzios. El coraz\u00f3n de la Tierra se dispar\u00f3 y de manera coincidente se hicieron sentir desequilibrios ecol\u00f3gicos: perturbaciones clim\u00e1ticas, mayor actividad de los volcanes, crecimiento de tensiones y conflictos en el mundo y aumento general de comportamientos desviantes en las personas, entre otros. Debido a la aceleraci\u00f3n general, la jornada de 24 horas es, en realidad, solamente de 16 horas. Por lo tanto, la percepci\u00f3n de que todo est\u00e1 pasando demasiado r\u00e1pido no es ilusoria, tendr\u00eda una base real en este trastorno de la resonancia Schumann.<\/span>
\nGaia, ese superorganismo vivo que es nuestra Madre Tierra, debe de estar buscando formas de recuperar su equilibrio natural. Y lo conseguir\u00e1, pero no sabemos a qu\u00e9 precio, precio que ser\u00e1 pagado por la biosfera y por los seres humanos. Aqu\u00ed se abre un espacio para que grupos esot\u00e9ricos y otros futuristas proyecten escenarios, ya dram\u00e1ticos, con cat\u00e1strofes terribles, ya esperanzadores, como la irrupci\u00f3n de la cuarta dimensi\u00f3n mediante la cual todos seremos m\u00e1s intuitivos, m\u00e1s espirituales y m\u00e1s sintonizados con el biorritmo de la Tierra…<\/span>
\nNo pretendo reforzar este tipo de interpretaci\u00f3n. Solamente enfatizo la tesis -recurrente entre grandes cosm\u00f3logos y bi\u00f3logos- de que la Tierra es, efectivamente, un superorganismo vivo, de que Tierra y Humanidad formamos una \u00fanica entidad, como los astronautas declaran desde sus naves espaciales. Nosotros, los seres humanos, somos Tierra que siente, piensa, ama y venera. Y por serlo, poseemos la misma naturaleza bioel\u00e9ctrica y estamos envueltos por las mismas ondas resonantes Schumann. Si queremos que la Tierra reencuentre su equilibrio debemos comenzar por nosotros mismos: hacer todo sin estr\u00e9s, con m\u00e1s serenidad, con m\u00e1s amor -que es una energ\u00eda esencialmente armonizadora-. Para eso hemos de tener el valor de enfrentarnos a la cultura dominante, que nos obliga a ser cada vez m\u00e1s competitivos y eficientes. Necesitamos respirar juntos con la Tierra para conspirar con ella para la Paz.<\/span><\/p>\n