{"id":4346,"date":"2005-10-01T13:25:08","date_gmt":"2005-10-01T11:25:08","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=4346"},"modified":"2005-10-01T13:25:08","modified_gmt":"2005-10-01T11:25:08","slug":"seducido-por-la-belleza","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/seducido-por-la-belleza\/","title":{"rendered":"Seducido por la Belleza"},"content":{"rendered":"

Durante a\u00f1os, en la biblioteca donde estudiaba, sentado frente al estante de las biograf\u00edas, llamaba mi atenci\u00f3n un libro, cuyo t\u00edtulo, sugerente y misterioso, era como una invitaci\u00f3n a traspasar un umbral fascinante: Paul Claudel, poeta del simbolismo cat\u00f3lico<\/em>, de Louis Chaigne. Tard\u00e9 mucho tiempo en aceptar esa invitaci\u00f3n y conocer finalmente a uno de los grandes escritores cat\u00f3licos del siglo XX. Lo que me impresion\u00f3 de Claudel fue su conversi\u00f3n, descrita por \u00e9l con la fuerza arrebatadora del convertido y con apabullante sinceridad. Claudel se\u00f1ala como d\u00eda de su conversi\u00f3n la noche de Navidad de 1886, el mismo d\u00eda en que santa Teresa deLisieux recibi\u00f3 la gracia de Navidad<\/em>, que le permiti\u00f3 avanzar con pasos de gigante en el camino de la santidad.
\nA\u00f1os despu\u00e9s, Claudel escribi\u00f3 el relato de su conversi\u00f3n en p\u00e1ginas que rezuman profunda emoci\u00f3n ante lo acontecido. Un Claudel joven, ateo, se hallaba en la catedral de Notre-Dame, de Par\u00eds, asistiendo a las V\u00edsperas de Navidad, atra\u00eddo por la belleza est\u00e9tica de la liturgia.
\n\u00abFue entonces \u2013escribe\u2013 cuando se produjo el acontecimiento que domina toda mi vida. De repente, mi coraz\u00f3n se sinti\u00f3 tocado y cre\u00ed. Cre\u00ed con tal fuerza de adhesi\u00f3n, con tal arrebatamiento de todo mi ser, con una convicci\u00f3n tan poderosa, con tal certeza, que no me quedaba la menor duda, y que, despu\u00e9s todos los libros, todos los razonamientos, todos los azares de una vida agitada no podr\u00edan quebrantar mi fe, ni, a decir verdad, tocarla siquiera. Hab\u00eda sentido de golpe el sentimiento desgarrador de la inocencia, de la eterna infancia de Dios, una revelaci\u00f3n inefable. Tratando, como lo he hecho a menudo, de reconstruir los minutos que siguieron a este instante extraordinario, me encuentro con los siguientes elementos, que, sin embargo, no forman m\u00e1s que un solo destello, una sola arma de la que la Providencia divina se serv\u00eda para hacerse accesible y abrirse al fin a un pobre muchacho desesperado. \u00a1Las gentes que creen son felices! Sin embargo, \u00bfes eso cierto? \u00a1Es cierto! Dios existe, est\u00e1 all\u00ed. Es Alguien, es un ser tan personal como yo mismo. \u00c9l me ama, \u00c9l me llama. Me vi embargado de l\u00e1grimas y sollozos, y el c\u00e1ntico del Adeste<\/em> se a\u00f1ad\u00eda a mi emoci\u00f3n\u00bb.
\nLa gracia de la noche de Navidad, sin embargo, no fue a\u00fan una conversi\u00f3n plena. Toda conversi\u00f3n \u2013escribe C. S. Lewis, otro convertido\u2013 es, en el fondo, una rendici\u00f3n a Dios. A este primer momento habr\u00edan de seguirle todav\u00eda cuatro a\u00f1os de luchas. Sin embargo, durante este tiempo, su mayor tentaci\u00f3n, el mayor obst\u00e1culo para entregarse a Dios, era el pensamiento de que la verdad que hab\u00eda descubierto acaso fuese triste o fea, y eso le paralizaba. En ese per\u00edodo, su gran educadora fue la Iglesia, la catedral. Fueron el arte, la liturgia, el canto, quienes le convencieron de que el Dios personal que le hab\u00eda salido al encuentro en 1886 era, adem\u00e1s de Verdad suprema, suma Belleza. En 1889 se decidi\u00f3 a confesarse, pero cuando el sacerdote le impuso declarar p\u00fablicamente su conversi\u00f3n como condici\u00f3n previa para recibir la absoluci\u00f3n, se neg\u00f3. No volvi\u00f3 hasta despu\u00e9s de un a\u00f1o, cuando rendido, finalmente, al amor, hizo su segunda comuni\u00f3n, la noche de Navidad 1890.
\nEn la conversi\u00f3n de Claudel, tanto o m\u00e1s que la fuerza con que la gracia de Dios irrumpi\u00f3 en su vida, me ha sorprendido siempre la respuesta: un sentimiento indubitable de la existencia de Dios, acompa\u00f1ado de la resistencia a cambiar de vida, como una demostraci\u00f3n pr\u00e1ctica de la exquisita libertad con que Dios trata a los hombres, sin violentar su conciencia. Claudel \u2013al igual que Andr\u00e9 Frossard, o Garc\u00eda Morente\u2013 se\u00f1ala un momento muy preciso, en el que se encuentran lo eterno y lo temporal. La gracia de Dios tiene una hora de entrada en su vida, y un lugar preciso, una baldosa concreta, precisamente all\u00ed, y no m\u00e1s a la izquierda o a la derecha. Para Claudel, como para Frossard, esta gracia no vino precedida ni de un esfuerzo de b\u00fasqueda, ni de una lucha; fue una consolaci\u00f3n sin causa precedente, un regalo del cielo, concreto y puntual, una irrupci\u00f3n. El encuentro de 1886 fue el de un Dios personal e \u00edntimo, algo que hasta entonces no hab\u00eda conocido. Gracia y libertad se hallan en su vida unidas inextricablemente.
\nPara hacer
\nEste a\u00f1o se cumple el 50 aniversario de la muerte de Paul Claudel. La belleza como camino de acceso a Dios y como lenguaje para comunicar a los hombres el misterio de Cristo, encuentran en el acontecimiento de su conversi\u00f3n una confirmaci\u00f3n inesperada y una propuesta para los hombres de hoy. \u00bfQu\u00e9 nos dice a nosotros esta experiencia?
\n <\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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