{"id":445,"date":"1997-01-01T18:30:31","date_gmt":"1997-01-01T18:30:31","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=445"},"modified":"1997-01-01T18:30:31","modified_gmt":"1997-01-01T18:30:31","slug":"redes-de-solidaridad-frente-a-una-cultura-de-las-ceguera-y-del-olvido","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/redes-de-solidaridad-frente-a-una-cultura-de-las-ceguera-y-del-olvido\/","title":{"rendered":"Redes de solidaridad frente a una cultura de las ceguera y del olvido"},"content":{"rendered":"

Rafael D\u00edaz-Salazar<\/h1>\n

Rafael D\u00edaz-Salazar <\/strong>es profesor titular de Sociolog\u00eda en la Facultad de Ciencias pol\u00edticas y sociolog\u00eda de la Universidad Complutense (Madrid).<\/p>\n

\u00a0S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/h2>\n

La ceguera y el olvido de las injusticias que rodean a muchos seres humanos hacen que, por ejemplo, hoy persista una gran desproporci\u00f3n entre los an\u00e1lisis acerca de la po\u00adbreza y la formulaci\u00f3n de propuestas para erradicarla. La \u00abatm\u00f3sfera cultural\u00bb que respi\u00adramos sofoca los ideales altruistas. Hace falta un muevo aire para que la \u00absensibilidad so\u00adlidaria te\u00f3rica\u00bb que manifiestan muchas personas en Espa\u00f1a se concrete en actitudes y comportamientos solidarios, es decir, hay que transformar nuestros modos de pensar, sentir y actuar para construir la \u00abcontracultura de la solidaridad\u00bb. En este marco coloca el autor las \u00abredes de solidaridad internacional\u00bb y las propuestas especificas para la acci\u00f3n solidaria con las que se cierra el art\u00edculo.<\/p>\n

\u00bfQu\u00e9 podemos hacer? Esta pregunta y el intento de respuesta marcan las reflexiones del estudio. Es la pregunta que se formulan muchas personas cuando contemplan im\u00e1genes \u2013como las de Zaire y Ruanda durante estos \u00faltimos meses- o escuchan noticias sobre la pobreza extrema en que se encuentran miles de millones de personas en el planeta Tierra a finales del siglo XX.<\/p>\n

El art\u00edculo, por otra parte, tiene una determinada perspectiva y se inscribe dentro de un \u00e1mbito de estudio m\u00e1s amplio<\/a>: el an\u00e1lisis de las igualdades internacionales Norte-Sur y la formulaci\u00f3n de pol\u00edticas de solidaridad internacional<\/em>. <\/em>Aqu\u00ed nos limitaremos, tras referirnos brevemente a la \u201cCultura de la ceguera y del olvido\u201d, a dos cuestiones espec\u00edficas: a\/ La relaci\u00f3n entre cultura y solidaridad; b\/ La necesidad de promover \u201credes de solidaridad internacional\u201d pera recuperar la vista y la memoria que identifican a los seres humanos.\u00a0<\/strong><\/p>\n

\u00a01. Cultura de la ceguera y del olvido<\/h3>\n

Estas reflexiones dan por supuesto un co\u00adnocimiento m\u00ednimo de los niveles de pobreza y desigualdad existentes entre los pa\u00edses del Norte y del Sur. Conviene, no obstante, tener presente que cada a\u00f1o mueren de hambre en el mundo 40 millones de personas (toda la poblaci\u00f3n de Espa\u00f1a en un a\u00f1o) y cada d\u00eda mue\u00adren de hambre 100.000 personas, de las cuales 35.000 son menores de 5 a\u00f1os. En la actualidad, existen en el mundo m\u00e1s de 1.300 millo\u00adnes de pobres, 1.200 millones de personas sin acceso a ning\u00fan servicio de salud (es decir, el equivalente a 30 pa\u00edses con el mismo volumen de poblaci\u00f3n que Espa\u00f1a), 1.300 millones de seres humanos sin acceso a agua potable, 860 millones de analfabetos. Los 3.000 millones de personas que pueblan los pa\u00edses m\u00e1s pobres s\u00f3lo disponen del 5.4% del ingreso mundial total, lo que representa unos recursos inferiores al PNB de Francia (57 millones de habitantes). Todo el \u00c1frica subsahariana (unos 585 millones de personas) dispone de algo menos del 1% del ingreso mundial, lo cual es igual a tener menos de la mitad de los ingre\u00adsos del Estado norteamericano de Texas. Los pa\u00edses ricos del Norte, que no llegan a repre\u00adsentar ni siquiera una cuarta parte de la po\u00adblaci\u00f3n mundial, consumen el 70% de la energ\u00eda mundial, el 75% de los metales, el 85% de la madera y el 60% de los alimentos. El consumo energ\u00e9tico que representa la circulaci\u00f3n de turismos en la parte occidental de Alemania, equivalente a unos 40 millones de toneladas de carb\u00f3n al a\u00f1o, es igual al consumo to\u00adtal de energ\u00eda de los habitantes de \u00c1frica ne\u00adgra. Es necesario recordar que todos los habi\u00adtantes de la Uni\u00f3n Europea, EE.UU., Canad\u00e1, Jap\u00f3n, Australia y Nueva Zelanda s\u00f3lo consti\u00adtuyen el 14% de la poblaci\u00f3n mundial, esto es, algo menos que toda la poblaci\u00f3n de la India, que representa el 16% de la poblaci\u00f3n mun\u00addial. Las personas que habitamos en los pa\u00ed\u00adses de la Uni\u00f3n Europea s\u00f3lo somos el 6,5% de la poblaci\u00f3n mundial.\u00a0<\/strong><\/p>\n

1.1. Olvido e impotencia<\/strong><\/p>\n

El desconocimiento y, sobre todo, el olvido de esta realidad\u00a0 -que por otro lado se im\u00adpone con manifestaciones constantes y dra\u00adm\u00e1ticas- es el que acompa\u00f1a la baja intensi\u00addad de las pol\u00edticas y acciones de solidaridad internacional. Especialmente cuando se regre\u00adsa de alg\u00fan pa\u00eds empobrecido, se tiene la sensaci\u00f3n de que el Norte est\u00e1 ciego y dormido, reposando en un \u00absue\u00f1o de cruel inhumani\u00addad\u00bb(J. Sobrino)<\/em>. Y contra ese sue\u00f1o del Nor\u00adte hay que levantar un movimiento de insumisi\u00f3n en favor del Sur. No podemos consentir que una minor\u00eda del 14% de la humanidad -con islotes ciertamente de pobreza- est\u00e9 instalada en la cultura de la satisfacci\u00f3n<\/em> producida por la sociedad de consumo, mientras que la gran mayor\u00eda de los habitantes del planeta est\u00e1n sometidos a la dictadura <\/em>de la pobreza.<\/em><\/p>\n

En la actualidad existe una gran despropor\u00adci\u00f3n entre los an\u00e1lisis existentes sobre la po\u00adbreza y la desigualdad en el mundo y la formu\u00adlaci\u00f3n de propuestas de acci\u00f3n. Esa es una de las causas esenciales que sirven de apoyo a la cultura de la impotencia,<\/em> esgrimida por ciuda\u00addanos y organizaciones cuando afirman que desgraciadamente no se puede hacer nada para combatir la pobreza extrema y el aumen\u00adto de las desigualdades internacionales.<\/p>\n

Frente al mapa de la injusticia, hay que de\u00adrribar los muros del olvido y de la (falsa) im\u00adpotencia. Y derribarlos tejiendo redes de soli\u00addaridad internacional <\/em>entre personas, organi\u00adzaciones y gobiernos para vincular con nue\u00advos lazos el Norte y el Sur. Las sociedades del Norte, por su parte, s\u00f3lo podr\u00e1n curarse de su \u00abalienaci\u00f3n con riqueza\u00bb y abrirse a hori\u00adzontes de nueva humanidad, si rompen la perspectiva propia de una minor\u00eda encerrada y envilecida en un confort que da la espalda a las mayor\u00edas empobrecidas del Sur.<\/p>\n

1.2. \u00bfQu\u00e9 podemos hacer?<\/strong><\/p>\n

Muchas son las cosas que podemos ha\u00adcer. En el oto\u00f1o de 1994 numerosas personas comenzaron a configurar un movimiento de solidaridad internacional, sin precedentes en nuestro pa\u00eds e incluso en el mundo desarro\u00adllado, a trav\u00e9s de las acampadas y moviliza\u00adciones de la Plataforma 0’7%. Era una forma colectiva, un buen ejemplo de respuesta con\u00adcreta a esa pregunta-obsesi\u00f3n acerca del \u201cqu\u00e9 podemos hacer\u201d. La parte final de estas p\u00e1ginas se ocupa de otras diversas propues\u00adtas para tejer redes<\/em> de<\/em>solidaridad internacional <\/em>con los empobrecidos del Sur y luchar conjun\u00adtamente contra la pobreza y las desigualdades. Antes, vamos a detenernos a desenmascarar una de las claves fundamentales que mejor explican la inhibici\u00f3n y hasta la insolidaridad con las que vamos por la vida.\u00a0<\/strong><\/p>\n

    \n
  1. Cultura y solidaridad<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

    La pr\u00e1ctica de la solidaridad con los pa\u00ed\u00adses empobrecidos exige analizar cu\u00e1l es la cultura de fondo de los ciudadanos del Esta\u00addo en el que desarrollan su acci\u00f3n las perso\u00adnas preocupadas por los problemas de la po\u00adbreza y la desigualdad internacional. Ser\u00e1 di\u00adf\u00edcil impulsar la acci\u00f3n solidaria en un \u00e1mbito cultural profundamente insolidario o, vicever\u00adsa, la existencia de un sustrato cultural soli\u00addario facilitar\u00e1 la difusi\u00f3n de las pr\u00e1cticas de lucha contra la pobreza en el Sur.<\/p>\n

    Desde la perspectiva de las ciencias socia\u00adles, entiendo por cultura una determinada for\u00adma de pensarsentir y actuar<\/em>. El an\u00e1lisis que voy a realizar se centra en la cultura socio-vi\u00adtal<\/em> de los espa\u00f1oles con la finalidad de deste\u00adrrar expresamente el car\u00e1cter exclusivamente mental que se suele atribuir a la cultura. Si los problemas de los pa\u00edses empobrecidos no penetran<\/em> en las formas dominantes de pen\u00adsar, sentir y actuar, es muy dif\u00edcil que el inter\u00adnacionalismo solidario pueda expandirse.<\/p>\n

    La atm\u00f3sfera vital, el aire <\/em>dominante <\/em>que respira nuestra sociedad sofoca el imaginario de ideales altruistas existente. Al final, la sen\u00ad<\/em>sibilidad te\u00f3rica<\/em> o \u00absolidaridad de demanda\u00bb, aunque fuerte y viva, no se plasma en actitu\u00addes y comportamientos concretos o \u00absolida\u00adridad de oferta\u00bb: el materialismo vital y la cultura del individualismo terminan por configu\u00adrar las aspiraciones y objetivos de la mayor\u00eda.\u00a0<\/strong><\/p>\n

    2.1. \u201cSolidaridad de demanda\u201d<\/strong><\/p>\n

    Existe un fuerte imaginario de ideales so\u00adciales altruistas. Por ejemplo, llama poderosa\u00admente la atenci\u00f3n que en el \u00faltimo lustro haya crecido el porcentaje de la opini\u00f3n p\u00fablica que apoya un modelo de sociedad igualitaria, en el que prime lo p\u00fablico y el Estado se preocupe por el desarrollo de los derechos sociales. En\u00adtre un 20 y 25% de los j\u00f3venes espa\u00f1oles afir\u00adma que \u00abvaldr\u00eda la pena sacrificarlo todo por defender a los pobres y a los marginados, par\u00adticipar en una misi\u00f3n humanitaria en un pa\u00eds extranjero y ayudar al Tercer Mundo\u00bb. Los es\u00adpa\u00f1oles, en general, muestran una buena vo\u00adluntad y predisposici\u00f3n de ayuda a los pa\u00edses empobrecidos. En este sentido, considero que podemos hablar de la existencia en Espa\u00f1a de una fuerte solidaridad de <\/em>demanda. <\/em>Ahora bien, si relacionamos los datos que avalan el apoyo a este tipo de solidaridad con los refe\u00adridos a los objetivos, intereses y aspiraciones vitales de la mayor\u00eda de los espa\u00f1oles, se vis\u00adlumbra que la solidaridad de <\/em>demanda <\/em>no con\u00adlleva un modelo de sociedad participativa con personas muy preocupadas por los problemas de los otros; m\u00e1s bien, lo que se desea, a mi parecer, es que exista mucho Estado<\/em> para mu\u00adcho individuo, <\/em>es decir, que los intereses vita\u00adles familiares e individuales est\u00e9n protegidos por una fuerte instituci\u00f3n.<\/p>\n

    Los sentimientos vitales y estados de \u00e1nimo de los espa\u00f1oles est\u00e1n colocados dentro de la llamadacultura de la satisfacci\u00f3n<\/em>, agudamen\u00adte analizada por Galbraith<\/em>. Sus aspiraciones y objetivos vitales mayoritarios son claramente los siguientes: disfrutar de la familia y los ami\u00adgos, poseer un trabajo que otorgue seguridad econ\u00f3mica y posibilidades de consumo (para lo cual se requiere una mayor formaci\u00f3n), y dis\u00adponer de tiempo libre para actividades de ocio. Nos encontramos, en fin, con una sociedad espa\u00f1ola instalada en la cultura de la satisfac\u00adci\u00f3n<\/em>. Espa\u00f1a, como la mayor\u00eda de las socieda\u00addes occidentales, est\u00e1 impregnada por la cul\u00adtura de la peque\u00f1a burgues\u00eda2<\/a>. Considero que \u00e9sta es la que articula la hegemon\u00eda cultural en nuestro pa\u00eds. M\u00e1s en concreto y por lo que res\u00adpecta a los j\u00f3venes, <\/em>sus intereses dominantes son claramente dos: \u00abpas\u00e1rselo bien\u00bb (72%) y \u00abtener trabajo o buenos estudios para el futuro laboral\u00bb (22%); s\u00f3lo un 4% de los j\u00f3venes afir\u00adman tener como inter\u00e9s principal la participa\u00adci\u00f3n en actividades de transformaci\u00f3n social y servicio a la vida colectiva. Las aspiraciones vi\u00adtales fundamentales y mayoritarias consisten en tener \u00e9xito profesional (50%), formar un ho\u00adgar (46%) y ganar dinero (33%); s\u00f3lo un 17% manifiesta que ayudar a los dem\u00e1s es su prin\u00adcipal aspiraci\u00f3n existencial. El perfil del ejecu\u00adtivo o profesional liberal con \u00e9xito parece ser el prototipo humano o modelo social de referen\u00adcia. El tiempo de la vida es construido dentro de redes afectivas primarias (familia\/amigos), est\u00e1 configurado b\u00e1sicamente por los mensa\u00adjes televisivos y pende de la integraci\u00f3n en el mercado de trabajo como medio de asegurar y reforzar los afectos y los consumos. Inevitable\u00admente este horizonte vital y socio-cultural inci\u00adde poderosamente a la hora de situarse ante la solidaridad intemacional3<\/a>.<\/p>\n

    Los datos sociol\u00f3gicos muestran una per\u00adcepci\u00f3n muy generalizada de la existencia de un tipo de sociedad muy regida por el indivi\u00addualismo, el af\u00e1n de ganar dinero y la meritocracia. Y, aunque la mayor\u00eda rechaza este modelo de sociedad y de valores, se recono\u00adce que son pocos los espa\u00f1oles que se subs\u00adtraen a este tipo de aspiraciones. El tipo de ciudadano que se desea es\u00a0 bastante af\u00edn a ese modelo de sociedad y a su modo de re\u00adproducci\u00f3n socio-cultural. Esto parece dedu\u00adcirse de las respuestas a la pregunta sobre las principales cualidades a desarrollar en los ni\u00f1os, Entre ellas no aparecen virtudes p\u00fablicas como la solidaridad, la entrega a los dem\u00e1s, el compromiso por la justicia y la paz, la com-pa-si\u00f3n c\u00adon con el sufrimiento ajeno, la participaci\u00f3n en la\u00a0 construcci\u00f3n de la sociedad, el aprecio y respeto al medio ambiente, etc. Por otra parte, quiz\u00e1 sea este modelo de socializaci\u00f3n el que provoque que solo el 6% de los j\u00f3venes espa\u00f1oles vean a sus compa\u00f1eros de genera\u00adci\u00f3n como generosos y exclusivamente el 10% los perciba como solidarios. De hecho, estos mismos j\u00f3venes no consideran la generosidad y la bondad con los otros como uno de los valores m\u00e1s importantes. A la pregunta sobre qu\u00e9 le dir\u00eda un joven a su futuro hijo respecto a lo que es m\u00e1s importante en la vida, las res\u00adpuestas principales que se ofrecen son: \u201cel tener cultura y saber\u201d‘<\/sub>el \u201cser trabajador\u201d y el \u201cser querido\u201d; s\u00f3lo el 7% considera el \u201cser bondadoso\u201d como lo m\u00e1s importante. Es significativo que el 72% de los j\u00f3venes afirme que no han visto que sus padres tengan pr\u00e1c\u00adticas de asociacionismo c\u00edvico y que el 56% declare que en los centros escolares no se educa para la solidaridad4<\/a>.\u00a0<\/strong><\/p>\n

    2.2. \u201cSolidaridad de oferta\u201d<\/strong><\/p>\n

    Frente a la fuerte solidaridad de deman\u00ad<\/em>da existe una d\u00e9bil solidaridad de oferta:<\/em> el medio ambiente o el clima socio-cultural seca los ideales solidarios. Por eso se constata que s\u00f3lo e!22% de los ciudadanos espa\u00f1oles manifiesta pertenecer a alg\u00fan tipo de asociaci\u00f3n y exclusivamente un 12% declara que presta un trabajo voluntario y activo en la asociaci\u00f3n de pertenencia. Los j\u00f3venes presentan un ni\u00advel de asociacionismo menor que los datos globales; siendo llamativa la exigua participaci\u00f3n, en los nuevos movimientos sociales (pacifismo, ecolog\u00eda, etc.), aunque expresan gran aceptaci\u00f3n y apoyo externo hacia ellos.<\/p>\n

    Son todos datos de esa llamada d\u00e9bil solidaria de oferta. Para conocer con la mayor precisi\u00f3n posible el nivel de oferta o pr\u00e1ctica soli\u00addaria en Espa\u00f1a podemos elaborar un sistema de indicadores en una escala que vaya de la pr\u00e1ctica m\u00e1xima a la pr\u00e1ctica m\u00ednima. En la en\u00adcuesta Sociodemograf\u00eda<\/em> (1991)5<\/a> se pregunt\u00f3 sobre la realizaci\u00f3n de actividades voluntarias<\/em> de cooperaci\u00f3n social realizadas sin<\/em>retribuci\u00f3n\u00a0 <\/em>econ\u00f3mica durante la semana de referencia.<\/em> 237.556 personas mayores de 16 a\u00f1os declararon ejercer este tipo de pr\u00e1ctica solidaria. Esta cantidad constituye el 0’8% de los espa\u00f1oles de este grupo de edad. 88.220 j\u00f3venes entre 16 y 19 a\u00f1os desarrollaban esta pr\u00e1ctica (0’9% del total de j\u00f3venes). Del conjunto de personas comprometidas en esta actividad social, el 58% ten\u00edan empleo, el 16% estaban sin empleo y el 15% cursaban estudios. Arag\u00f3n, el Pa\u00eds Vasco y Navarra eran las tres Comunidades Aut\u00f3no\u00admas con mayor nivel de cooperaci\u00f3n social.<\/p>\n

    Un segundo nivel de intensidad en la pr\u00e1ctica solidaria podemos conocerlo a trav\u00e9s del por\u00adcentaje de ciudadanos que declara pertenecer a partidos pol\u00edticos, sindicatos, movimientos sociales y organizaciones de voluntariado social. En 1994 un 14% de espa\u00f1oles mayores de 15 a\u00f1os -4.700.000 personas- estaban integrados en este tipo de asociaciones. No sabemos con exactitud cu\u00e1ntos de ellos, adem\u00e1s de estar afi\u00adliados, trabajaban en estas asociaciones.<\/p>\n

    Existe otro indicador para conocer la pr\u00e1cti\u00adca solidaria de tipo intermedio: en la encuesta de EDISsobre la solidaridad de la juventud <\/em>se pregunta por el empleo de horas de tiempo li\u00adbre dedicadas a alguna actividad de ayuda a los dem\u00e1s a lo largo de un a\u00f1o<\/em>. El 9’6% de los j\u00f3\u00advenes entre 16 y 19 a\u00f1os -unas 863.550 perso\u00adnas- declaran que esta pr\u00e1ctica la realizan con frecuencia, el 22% alguna vez y el 68% nunca. En esta misma encuesta un 12% de los j\u00f3ve\u00adnes confiesa colaborar con instituciones p\u00fabli\u00adcas uONGs de ayuda a los dem\u00e1s (algo m\u00e1s de un mill\u00f3n de personas). Un 62% de los j\u00f3venes se muestra predispuesto a realizar actividades hu\u00admanitarias y sociales, especialmente en el campo de la ecolog\u00eda, la cooperaci\u00f3n con el Tercer Mun\u00addo, la infancia y la juventud.<\/p>\n

    Las actitudes pol\u00edticas de las personas, en general y en cuanto estamos apuntando con\u00adcretamente, tienen mucho que ver con la soli\u00addaridad. A pesar de la gran degradaci\u00f3n que sufre la pol\u00edtica, la construcci\u00f3n de un mundo m\u00e1s solidario pasa inevitable y necesariamente por el compromiso pol\u00edtico. Considero que hay una correspondencia entre el apoliticismo y la insolidaridad. Y en Espa\u00f1a el desinter\u00e9s por la pol\u00edtica es sumamente grande, especialmente entre los j\u00f3venes. No existe una ideolog\u00eda pol\u00ed\u00adtica que aglutine significativamente a grandes porcentajes de poblaci\u00f3n. En los j\u00f3venes hay que hablar m\u00e1s bien de vac\u00edo ideol\u00f3gjco, ya que nada menos que el 44% de estos afirma no te\u00adner ninguna <\/em>ideolog\u00eda pol\u00edtica. En porcentajes de adhesi\u00f3n, las ideolog\u00edas calificadas com\u00fan\u00admente como de derecha superan ligeramente a las consideradas como de izquierdas6<\/a>.<\/p>\n

    En Espa\u00f1a, con todo, en el \u00e1mbito de la par\u00adticipaci\u00f3n y acci\u00f3n social, hay un n\u00famero signi\u00adficativo de ciudadanos entregados a la cons\u00adtrucci\u00f3n de la solidaridad a trav\u00e9s de partidos, sindicatos, movimientos sociales, ONGS, etc.<\/p>\n

    Especialmente el sector del voluntariado social<\/em> est\u00e1 creciendo. El 16% de los espa\u00f1oles mayo\u00adres de 25 a\u00f1os y el 9% de los j\u00f3venes entre 15 y 24 a\u00f1os declaran pertenecer a organizaciones de solidaridad. Es m\u00e1s dif\u00edcil saber cu\u00e1ntos de ellos prestan hoy un trabajo voluntario activo. La Plataforma del Voluntariado<\/em> calcula que unas 350.000 personas dedican una media de 12 horas semanales a acciones de solidaridad. Posteriormente un estudio del INE ha cifrado en 237.556 (0’8%) el n\u00famero de espa\u00f1oles mayo\u00adres de 16 a\u00f1os que realizan labores de volunta\u00adriado social o de tipo ben\u00e9fico.<\/p>\n

    Igualmente se puede constatar una emer\u00adgencia de valores postmateralistas y un de\u00adseo soterrado de participaci\u00f3n social. Esta emergencia de lo que podr\u00edamos llamar una ciudadan\u00eda social sumergida tiene todav\u00eda poca expansi\u00f3n, debido -entre otras cosas- al desco\u00adnocimiento y al desencuentro entre las asocia\u00adciones, organizaciones y movimientos sociales – existentes en nuestro pa\u00eds (con pocos miem\u00adbros) y este nuevo sector ciudadano emergen\u00adte. Urge una pedagog\u00eda colectiva de iniciaci\u00f3n a un compromiso ciudadano solidario a nivel nacional y, sobre todo, internacional.<\/p>\n

    2.2. Redes de solidaridad<\/strong><\/p>\n

    Si estarnos instalados en la cultura de la insolidaridad (salvo relevantes y significativas excepciones), el gran reto que se impone es construir una nueva contracultura, la contra-cultura de la solidaridad, <\/em>que deber\u00eda tener un gran objetivo: transformar los modos dominantes de pensar, sentir y actuar. Para ello, lo primero que tenemos que indagar son las si\u00adguientes cuestiones: \u00bfd\u00f3nde se crean los modos de pensar, sentir y actuar?, \u00bfqu\u00e9 o qui\u00e9\u00adnes forman y configuran las actitudes de com\u00adportamientos b\u00e1sicos de las gentes?,\u00bfcu\u00e1les son las principales v\u00edas de transmisi\u00f3n de va\u00adlores y de propuestas de estilos de vida? Y, consecuentemente, \u00bfc\u00f3mo podernos intervenir en esos \u00e1mbitos para difundir la contracultura de la solidaridad y socializar en ella?\u00ad<\/p>\n

    Para afrontar esas cuestiones creo que seria bueno ver cu\u00e1les fueron las instancias de for\u00admaci\u00f3n de los modos de pensar, sentir y actuar de aquellos espa\u00f1oles comprometidos social y pol\u00edticamente en los tiempos de la dictadura franquista y compararlas con los actuales cauces de formaci\u00f3n de dichos modos. Creo que los principales cauces de formaci\u00f3n de esos modos espec\u00edficos de pensar, sentir y actuar fueron los siguientes: a\/ La propia realidad, con su faz de injusticia y represi\u00f3n; b\/ Las ideolog\u00edas socio-pol\u00edticas, que eran muy poderosas y ten\u00edan entonces un gran poder de seducci\u00f3n y de difusi\u00f3n clandestina o semiclandestina a tra\u00adv\u00e9s de libros y revistas que marcaron a muchas personas; c\/ Los grupos de acci\u00f3n (partidos, sindicatos, movimientos apost\u00f3licos obreros y juveniles), ya que \u00e9stos ten\u00edan muy presente las tareas de formaci\u00f3n; d\/ La propia acci\u00f3n y las luchas sociales y pol\u00edticas que iban creando mentalidades, sentimientos y voluntades.<\/p>\n

    Hoy las principales instancias de formaci\u00f3n de los modos de pensar, sentir y actuar son la familia, el grupo de amigos y los medios de comunicaci\u00f3n social. La realidad est\u00e1 m\u00e1s marcada por la aspiraci\u00f3n al \u00e9xito y a las ganancias \u00admonetarias que por la percepci\u00f3n de la insolidaridad; los libros y las ideolog\u00edas han per\u00addido influencia ante los medios de comunica\u00adci\u00f3n social de corte audiovisual; partidos e iglesias parecen despose\u00eddos de su capacidad formativa; y la acci\u00f3n social y pol\u00edtica -salvo excepciones significativas- brilla m\u00e1s bien por su ausencia. Resalta, particularmente, la d\u00e9bil influencia de los centros de ense\u00f1anza en la formaci\u00f3n de mentalidades e interpretaciones del mundo7<\/a>.<\/p>\n

    Junto a las instancias citadas, habr\u00eda que colocar el \u00abaire dominante\u00bb, no por invisible me\u00adnos real, que se respira en la sociedad, a los cli\u00admas culturales (ofertas de sentido, propuestas de estilos de vida, juicios y opiniones dominan\u00adtes, modas, mensajes publicitarios), al ambien\u00adte socio-cultural que terminan impregnando la atm\u00f3sfera vital de una sociedad.<\/p>\n

    3.1. Contracultura de la solidaridad: Transformar los modos de <\/strong>pensar, <\/strong>sentir y actuar<\/strong><\/p>\n

    La mayor\u00eda de los espa\u00f1oles afirma que re\u00adcibe informaci\u00f3n sobre la situaci\u00f3n de los pa\u00ed\u00adses empobrecidos. Nada menos que el 82% de nuestros ciudadanos estima que est\u00e1 informa\u00addo de los problemas de estas zonas del plane\u00adta; si bien se considera que las informaciones sobre esta tem\u00e1tica son escasas. Los medios m\u00e1s utilizados pana conocer esta problem\u00e1tica son la televisi\u00f3n (81%) y la prensa (45%)8<\/a>.<\/p>\n

    La percepci\u00f3n que los espa\u00f1oles tienen de las causas por las que existen pa\u00edses ricos y pa\u00edses empobrecidos nos indica que para la gran mayor\u00eda de nuestros ciudadanos hay un conflicto estructural entre el Norte y el Sur ba\u00adsado en la opresi\u00f3n y en las relaciones de do\u00adminaci\u00f3n. El 70% piensa que los pa\u00edses capi\u00adtalistas explotan a los pa\u00edses del Sur y bloque\u00adan sus posibilidades de desarrollo. Algo m\u00e1s de la mitad de los espa\u00f1oles (57%) afirma que no se ayuda a esos pa\u00edses a ser independien\u00adtes econ\u00f3micamente, a integrarse en la econo\u00adm\u00eda mundial y a disminuir su pobreza. Son muy pocos los espa\u00f1oles que expresan indiferencia o escasa preocupaci\u00f3n por los problemas de los pa\u00edses empobrecidos (s\u00f3lo un 9%). La situa\u00adci\u00f3n en que se encuentran \u00e9stos preocupa mu\u00adcho a un 64% de los espa\u00f1oles mayores de 18 a\u00f1os. Sin embargo, es mayor la intensidad de preocupaci\u00f3n por los problemas sociales inter\u00adnos (paro, droga, terrorismo, medio ambiente y pobreza nacional). Con todo, Espa\u00f1a aparece por encima de la media europea en el porcen\u00adtaje de quienes est\u00e1n muy a favor de este tipo de ayudas (en nuestro pa\u00eds el 67%, en la Uni\u00addad Europea el 37%)9<\/a>.<\/p>\n

    Resulta significativo que aunque la situaci\u00f3n en que se encuentran los pa\u00edses empobreci\u00addos preocupa mucho a la mayor\u00eda de los es\u00adpa\u00f1oles (y no apoyan la tesis de que primero hay que resolver la pobreza nacional y en se\u00adgundo lugar la internacional y, adem\u00e1s, un 66% est\u00e1 a favor de que se destine el 0’7% de nuestro PIB a la Ayuda Oficial al Desarrollo), la identificaci\u00f3n supranacional (\u00abciudadanos del mundo\u00bb) es reducid\u00edsima (2%) e igualmente hay un alto desinter\u00e9s por \u00c1frica, Asia y Am\u00e9\u00adrica Latina. Del mismo modo, aunque el 70% de los espa\u00f1oles muestra buena disposici\u00f3n a cooperar y ayudar a pa\u00edses empobrecidos, se\u00adguimos en la cola de Europa en cuanto a la participaci\u00f3n en los voluntariados sociales10<\/a>.<\/p>\n

    Los rasgos generales de la solidaridad in\u00adternacional de los espa\u00f1oles, con los datos y reflexiones que venimos ofreciendo, mues\u00adtran claramente una buena voluntad y una predisposici\u00f3n de ayuda a los pa\u00edses empo\u00adbrecidos. Sin embargo, existe poca concien\u00adcia de la insuficiencia de la ayuda que nues\u00adtro pa\u00eds presta a los pa\u00edses empobrecidos; aunque desde el oto\u00f1o de 1994 (fecha de las acampadas de la Plataforma 0’7%) ha au\u00admentado significativamente el nivel de con\u00adciencia sobre esta cuesti\u00f3n. Las prioridades de los espa\u00f1oles se centran en problemas so\u00adciales nacionales. Existe poca identificaci\u00f3n supranacional y un escaso inter\u00e9s por la vida pol\u00edtica internacional: nos sentimos poco afec\u00adtados<\/em> por \u00ablo de fuera\u00bb.<\/p>\n

    No obstante, contamos con una base so\u00adcial importante para impulsar acciones y pol\u00ed\u00adticas de solidaridad internacional: cerca del 40% de los espa\u00f1oles afirman que se sienten implicados en el drama de los pa\u00edses empo\u00adbrecidos y un 42% se muestran dispuestos a pagar un impuesto especial destinado a la ayuda a los pa\u00edses del Sur. El paso de la co\u00adlaboraci\u00f3n econ\u00f3mica a un compromiso m\u00e1s estable y diversificado es el desaf\u00edo pendien\u00adte para un crecimiento cualitativo de la soli\u00addaridad internacional en Espa\u00f1a.<\/p>\n

    Existe una positiva sensibilidad te\u00f3rica, pe\u00adro el balance final nos lleva a concluir que en Espa\u00f1a predomina m\u00e1s una cultura de la in\u00ad<\/em>solidaridad <\/em>que una cultura de la solidaridad: una expansi\u00f3n de lacultura de la ceguera y del olvido,<\/em> cuyas repercusiones y costos mo\u00adrales son graves por la profunda alienaci\u00f3n de la persona que comportan. Se impone, pues, el gran reto de construir una nueva cultura: la\u00abcontracultura de la solidaridad\u00bb<\/em> con la que transformar los modos dominantes de pen\u00adsar, sentir y actuar, Para ello, hay que generar una ecolog\u00eda de la solidaridad internacional que introduzca nuevos aires, nuevos climas culturales que cambien la atm\u00f3sfera vial do\u00adminante. Si no se transforma la \u201cinfraestructu\u00adra cultural\u00bb de nuestra sociedad (el conjunto de percepciones, sentimientos y valores b\u00e1si\u00adcos y centrales que configuran las mentalidades, actitudes, voluntades y comportamientos determinantes), dif\u00edcilmente llegaremos tan si\u00adquiera a \u00abver a los pobres\u201d. Inicialmente, la transformaci\u00f3n de esta infraestructura nos remite a acciones dirigidas a conseguir que el mucho dolor, sufrimiento, pobreza e injusticia existente en los pa\u00edses empobrecidos pene\u00adtre<\/em> en el interior de los individuos, grupos, ins\u00adtituciones, sociedades y Estados, hasta lo\u00adgrar configurar de un modo solidario la mentalidad<\/em>, elcoraz\u00f3n<\/em>, las preocupaciones<\/em>, las aspiraciones<\/em>, las expectativas<\/em>, las necesida\u00ad<\/em>des, <\/em>los valores, losobjetivos<\/em>, los deseos<\/em>, y las pr\u00e1cticas econ\u00f3micas<\/em>\u00a0 y sociopol\u00edticas de todos \u00e9stos. Esta contracultura de la solidari\u00addad\u00bb se va haciendo posible con una nueva cul\u00adtura de la acci\u00f3n, de la participaci\u00f3n, de la militancia y compromiso espec\u00edficos, etc. la solidaridad no surge de la nada, si no de un determinado cultivo de mentalidades, sentimientos y voluntades. Creo, por ello, que hay que im\u00adpulsar con fuerza el asociacionismo infantil y juvenil de talante \u00e9tico-solidario, dado que \u201clos valores b\u00e1sicos del individuo cristalizan en el per\u00edodo de formaci\u00f3n propio de la ado\u00adlescencia y primera juventud, antes de entrar en la edad adulta, y (luego) son muy dif\u00edciles de cambiar\u00bb (F.A. Orizo)<\/p>\n

    3.2. Redes de <\/strong>solidaridad y <\/strong>propuestas para la acci\u00f3n solidaria<\/strong><\/p>\n

    La emancipaci\u00f3n de los pa\u00edses empobre\u00adcidos requiere que los gobiernos y las sociedades civiles de los pa\u00edses\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 ricos adopten una m\u00e1s intensa y cualificada pol\u00edtica de cooperaci\u00f3n y Ayuda Oficial al Desarrollo. Este impul\u00adso constituye, hoy en d\u00eda, una forma concreta de construir el internacionalismo solidario11<\/a>.<\/p>\n

    Citamos, a continuaci\u00f3n y casi telegr\u00e1ficamente, algunas propuestas concretas de acci\u00f3n solidaria con los pa\u00edses empobrecidos pa\u00adra intentar hacer efectiva la contracultura de la solidaridad<\/em> al ser llevadas a cabo tanto por las organizaciones, movimientos y asociaciones de la sociedad civil como por los ciudadanos que forman parte de la misma. Las propuestas van dirigidas a toda clase de personas. La solidaridad internacional debe ser ejercida por ma\u00adsas y no s\u00f3lo por minor\u00edas concienciadas. Ade\u00adm\u00e1s la practica de dicha solidaridad ha de llevarse a cabo desde y en la vida cotidiana.<\/p>\n

    Junto a la revisi\u00f3n de las pol\u00edticas de cooperaci\u00f3n y ayuda oficial y otras medidas que debier\u00adan adoptarse en las relaciones internacionales (condonaci\u00f3n y renegociaci\u00f3n de la deuda externa, apertura comercial a los pa\u00edses empobrecidos, desmilitarizaci\u00f3n y reducci\u00f3n de gastos militares, etc.), otras propuestas es\u00adpec\u00edficas para la solidaridad podr\u00edan ser12<\/a>:<\/p>\n